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Varias noticias esta semana confirman que el gobierno cubano ha buscado en la inversión extranjera una salida a la crisis actual. La más llamativa ha sido la decisión de autorizar a un banco canadiense prestar servicios financieros al sector privado.
El Banco Central de Cuba (BCC), institución rectora de la política bancaria nacional, otorgó una licencia para la constitución y operación en el país de NOVABANK S.A., un banco corporativo de capital totalmente canadiense que, como novedad, prestará servicios al sector privado.
Esto se hizo objetivo mediante la Resolución 28/2025, publicada este jueves en la Gaceta Oficial Extraordinaria No. 18. El documento indica que «mediante el Acuerdo 10094, de 8 de marzo de 2025, del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, se autorizó a las compañías canadiense Groupe Novinvest Inc y Les Fonds Génération Nova Inc, a constituir en el territorio nacional una institución bancaria, en la modalidad de banco corporativo de capital totalmente extranjero, denominada NOVABANK S.A».
NOVABANK S.A por ahora no tiene sitio web, ni ningún otro dato público. Sin embargo, Fonds Génération Nova Inc sí cuenta con registro en el directorio nacional canadiense desde 2022, aunque también hay poca información visible. Según consta en la inscripción, sus dueños legales son los quebequenses Nancy Lussier y Mario Lussier, quienes también poseen inversiones en el renglón del transporte. Los Lussier ya tenían relación con la Isla, un artículo publicado en la plataforma Resumen Latinoamericano afirmaba en 2023 que la empresa familiar estaba coproduciendo bicicletas y motos eléctricas con entidades habaneras.
La autorización por la parte de Cuba abarca servicios a un amplio espectro de clientes, entre los que se encuentran mencionados: otros bancos, empresas mixtas y extranjeras, empresas estatales, empresas del sector no estatal con personalidad jurídica (cooperativas y mipymes), sedes diplomáticas, y organismos internacionales. Sin embargo, personas naturales, como trabajadores por cuenta propia, no podrán acceder a la entidad financiera, porque tiene carácter corporativo y solo tendrá vínculo con organizaciones con personalidad jurídica.
Entre las facultades concedidas están: abrir cuentas y captar depósitos en moneda extranjera; conceder y recibir créditos; efectuar pagos, transferencias y cobranzas nacionales e internacionales; emitir y negociar títulos‑valores; ofrecer financiamiento y gestión de riesgos; procesar cartas de crédito, avales y garantías; custodiar valores; prestar consultoría, ingeniería financiera y educación económica; realizar arrendamiento financiero, fideicomisos y administración de fondos; negociar valores e inversiones; contratar coberturas y derivados; establecer corresponsalías con entidades financieras externas; actuar como agente de seguros y procesador de pagos; habilitar soluciones de comercio electrónico y de tarjetas propias o globales; y, en general, ejecutar cualquier otra operación de banca corporativa que el BCC apruebe.
La entidad dispone de 30 días hábiles para adecuar su documentación y será inscrita de oficio en el Registro de Instituciones Financieras.
La regulación confirma una intención del gobierno cubano de abrirse al capital extranjero, incluso en sectores tan sensibles como el bancario. Además del hándicap de permitir a esta entidad hacer préstamos libremente al sector privado, llama la atención tantas concesiones a una entidad canadiense, país integrante del bloque occidental, y con fuertes lazos económicos con Estados Unidos, aunque estos últimos se han resentido luego de las políticas arancelarias de Trump.
Esta medida se trata de una acción concreta en medio de tantas promesas, planes e intenciones poco materializadas. Sin embargo, la búsqueda de alianzas con el capital internacional no ha quedado ahí. En paralelo, la diplomacia de la Isla se movió esta misma semana en Asia. Durante la IV Reunión Ministerial del Foro China‑CELAC, celebrada el 13 de mayo en Pekín, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla instó a «traducir nuestras palabras en proyectos concretos, financiamiento accesible y mecanismos ágiles de cooperación».
El ministro de exteriores agradeció las iniciativas chinas, como la Franja y la Ruta y el Plan CELAC‑China 2022‑2024, por su impacto «en los legítimos intereses y aspiraciones de las naciones del Sur».
La Franja y la Ruta hace referencia al megaproyecto lanzado por China en 2013 para «modernizar» sus antiguas rutas de la seda, y facilitar el comercio, inversión y proyección geopolítica del gigante asiático hacia el resto del mundo. Por su parte, el Plan de Cooperación Conjunta CELAC‑China 2022‑2024, adoptado en la III Reunión Ministerial del Foro China‑CELAC (diciembre 2021), fija una hoja de ruta trienal en siete áreas prioritarias —desde concertación política y conectividad digital 5G hasta infraestructura verde, salud, agricultura y cultura—, e incluye compromisos como miles de becas, laboratorios conjuntos, proyectos de energía limpia y acceso a nuevas líneas de crédito y financiamiento para los 33 países latino‑caribeños.
Igualmente, el jefe de la diplomacia cubana subrayó que la región necesita recursos blandos para infraestructura, salud y digitalización, y puso a Cuba como ejemplo de los beneficios de una asociación «basada en el respeto mutuo» frente a la guerra comercial y las sanciones de Estados Unidos.
Según agencias internacionales, el IV Foro Ministerial China-CELAC tiene en su agenda hacer balance del Plan de Cooperación Conjunta 2022-2024 y sentar las bases de una nueva hoja de ruta que guíe las relaciones hasta 2027. Temas como el cambio climático, la salud pública, la educación y la digitalización estarán en el centro del debate.
La cita se desarrolla en un momento en el que China se consolida como el segundo mayor inversor extrarregional en América Latina, por detrás de Estados Unidos, y como el principal socio comercial de varios países de la región, como Brasil, Chile y Perú.
Estas noticias significan que Cuba busca en la inversión extranjera una salida para su fuerte crisis económica en la cual el sistema bancario ha sido uno de los renglones más golpeados.
No debemos olvidar que hace unas semanas fue noticia un corralito financiero que impide a las empresas extranjeras radicadas en el territorio sacar sus divisas de los bancos cubanos. En este sentido, la existencia de sucursales bancarias internacionales en el país pudiera darle más confianza a entidades extranjeras para realizar operaciones sin el riesgo de que sus divisas queden «confiscadas» por los bancos estatales.
Igualmente representa una noticia positiva para el sector privado, el cual también tiene múltiples trabas para operar cuentas bancarias y hacer compras internacionales a través de bancos cubanos.
Un reporte publicado por la consultora privada AUGE afirma que «la medida aborda un punto crítico para los negocios en Cuba: la operatividad con divisas. El banco de capital canadiense podría introducir un nuevo esquema para transacciones en moneda extranjera, esencial para actores económicos privados, tanto dentro como fuera del país. Además, facilitaría el financiamiento de emprendimientos y aportaría mayor seguridad y transparencia en las operaciones».
Auge recuerda que «en un caso similar, en julio de 2023, el BCC autorizó al banco español Alto Cedro S.A. a operar como banco corporativo en Cuba. En aquel momento, la concesión de créditos a mipymes privadas solo se permitía de manera «excepcional». Sin embargo, la licencia de NOVABANK no incluye esta restricción, lo que podría interpretarse como un avance hacia una mayor flexibilización».
«Para evaluar el impacto real, será clave conocer las condiciones específicas que deberán cumplir mipymes, cooperativas y demás entidades autorizadas en aspectos como: Apertura de cuentas, realización de transacciones, solicitud de créditos, entre otros», sentencia.
También quedará por ver qué trabas existirán por parte de los bancos internacionales, muchas veces temerosos de realizar operaciones con entidades que mantengan vínculos con Cuba por la posibilidad de caer en el férreo esquema sancionatorio impuesto por Estados Unidos.
Y estos miedos no son infundados. Por solo poner dos ejemplos, en marzo de 2024 la empresa suiza EFG International AG aceptó pagar 3.74 millones USD tras reconocer 868 operaciones de valores por 30.4 millones vinculadas a clientes cubanos. Un año antes, en marzo de 2023, la plataforma financiera Uphold HQ Inc. fue sancionada con 72 230 USD por procesar 25 transferencias a usuarios que se autodeclararon en Cuba y mantener cuentas para ellos durante cinco años.
Por ahora, solo queda celebrar una noticia que podría traer un poco de oxígeno a la economía cubana, necesitada de una bocanada inversionista que la salve de la asfixia en la cual hoy se encuentra.
Justamente esta semana fue explicado en el programa Desde la Presidencia una breaking news dada por medios cubanos y rusos sobre la iniciativa de Moscú de apoyar a las empresas privadas rusas que deseen invertir en la Isla.
Según las «buenas nuevas» se trata un mecanismo público que subvenciona hasta 16 puntos porcentuales de los intereses bancarios, lo que abarataría los créditos corporativos del 21 % al 5 % y liberaría —de entrada— hasta 1 000 millones USD en inversiones potenciales en sectores como energía, turismo, transporte y agroindustria azucarera.
El ministro cubano de Comercio Exterior, Oscar Pérez‑Oliva, detalló que el Kremlin «asumirá gran parte» del tipo de interés que las empresas rusas paguen al solicitar préstamos para proyectos en la Isla. Según esos cálculos, si se solicitan los 1 000 millones de dólares a crédito y el plazo fuera de un año, el erario ruso desembolsaría unos 160 millones USD para cubrir la diferencia de intereses.
Pérez‑Oliva afirmó que «nosotros no somos una carga para la Federación de Rusia, nosotros vamos a desarrollar acciones conjuntas de beneficio mutuo que sean sostenibles en el tiempo y que no incrementen los niveles de deuda que hoy tenemos con la Federación de Rusia».
Por su parte el presidente cubano Miguel Díaz Canel recalcó la necesidad de «buscar modelos de negocio empresariales de carácter integral, con esquemas revolventes que garanticen el beneficio mutuo y el retorno de la inversión». También agregó que su homólogo ruso afirmó que «lo principal en este momento es el incremento de las relaciones económico‑comerciales para que estén al nivel de las excelentes relaciones políticas que hoy disfrutamos».
Otros puntos abordados en el programa fueron la ampliación de la cooperación biofarmacéutica con las firmas rusas GEROPHARM y BIOCAD, visitadas por la delegación cubana durante su estancia en San Petersburgo; la auditoría que el operador eléctrico ROSSETI realiza al sistema nacional; el proyecto para desplegar en la capital una flota de taxis Moskvich 3 y Moskvich 3e—con puntos de recarga y capacitación técnica incluidos— que aspira a convertirse en el mayor servicio de taxis de Cuba; los nuevos subsidios logísticos anunciados por Moscú para abaratar los fletes de mercancías hacia la Isla; y los convenios con la gobernación de San Petersburgo que prevén becas académicas, así como el impulso del programa «Varadero Digital», destinado a convertir el principal polo turístico cubano en una ciudad inteligente antes de 2025
Nuestra opinión es que estas alianzas con el capital extranjero necesitan ser bien aprovechadas.
La entrada de un banco canadiense con posibilidades de ofrecer servicios a las formas de gestión no estatales, si se tratara de corporación confiable y segura, sería una excelente noticia para un sector que ha demostrado dinamismo y posibilidades de resiliencia, pero que hoy se ve coartado tanto por los pocos incentivos internos como por las restricciones financieras norteamericanas que les impiden operar sus cuentas con normalidad. Si bien la NOVABANK S.A no resolverá todos los problemas puede ser parte de la solución.
Igualmente, los anuncios que vienen desde Moscú esta vez suenan más concretos y palpables, quedará por ver cómo se materializan. Por su parte, los chinos hasta ahora parecen menos «embullados» a invertir, a pesar de que las solicitudes han sido más que reiteradas por parte del gobierno cubano.
Queda claro que un país subdesarrollado tiene muy pocas posibilidades de sobrepasar una crisis económica sino se inserta en cadenas trasnacionales de valor, sin embargo, las ventajas de estas alianzas para fortalecer la industria nacional, así como para mejorar la vida de los ciudadanos, dependerán de cómo se ajusten las políticas internas. Las empresas extranjeras pueden impulsar a las nacionales o asfixiarlas ante una competencia desventajosa. Entramos en «aguas pantanosas», por tanto, en este momento hacer la tan solicitada reforma de la economía, que le permita a los actores económicos nacionales —estatales y privados— ser competitivos, es también una cuestión de soberanía.

