Fondo de Fomento del Cine Cubano ¿quién le pone el cascabel al gato?

Getting your Trinity Audio player ready...

Los sucesos recientes vinculados al cine cubano, —arte que cada vez aumenta más su internacionalización— convocan nuevamente la atención y solicitan el análisis. Se trata de la polémica a raíz de la actual edición del proceso de otorgamiento de las ayudas financieras que, como conquista de los cineastas en diálogo con su institución, conforman lo que se denomina Fondo de Fomento del Cine Cubano (FFCC).

Las premisas

La Resolución número 22/2019 publicada el 27 de junio del referido año en La Gaceta Oficial de Cuba (GOC-2019-530-O43) da cumplimiento al acuerdo 8613 del Consejo de Ministros del 14 de junio del 2019 y a la política establecida por el Decreto Ley 373/2019 del Creador Audiovisual y Cinematográfico Independiente. Para el Estado y el gobierno cubanos tales pasos son fundamentales, pues además de sus otras justezas y virtudes, entre ellas se encuentra el reconocimiento al creador independiente que ahora alcanza el decisivo tema del apoyo financiero. Estas premisas fortalecen en esencia la relación de las instituciones con los creadores, un asunto medular en el tejido social.

Particularmente la resolución No. 22/2019 resulta un documento capital. En ella se establece, de manera minuciosa, el Reglamento para la asignación de financiamiento a proyectos cinematográficos por el Fondo de Fomento del Cine Cubano el cual —según se especifica— atiende «películas nacionales de ficción, documental y animación, sin distinción de metraje, cuyo destino principal sea la exhibición comercial en salas de cine» y se hallen comprendidas en las modalidades previstas en la normativa que nos ocupa.

El texto identifica como fuentes de financiamientos del Fondo, además de las establecidas en la Resolución 49 de 17 de junio de 2019 del Ministro de Cultura, los recursos provenientes del Presupuesto del Estado; las contribuciones de personas jurídicas y naturales cubanas y extranjeras; las donaciones puntuales nacionales e internacionales y los reembolsos obtenidos por conceptos de ventas y distribución nacional e internacional de la obra audiovisual o cinematográfica a partir de las ayudas ofrecidas a los proyectos.

Su Capítulo III lo dedica a un asunto de alta sensibilidad: los dispositivos previstos para llevar a cabo el proceso de recepción de los proyectos aspirantes y la selección de los beneficiados. A tal efecto allí se precisa que existirá un Grupo Técnico, integrado por los individuos pertinentes, que se encargará de la recepción y tramitación de los proyectos que se presenten a la convocatoria del Fondo, y luego, del seguimiento y la atención de aquellos que resulten seleccionados (Artículo 8).

A continuación, en su articulado noveno, se refiere al Comité de selección de los proyectos que recibirán los financiamientos y define:

  • 9.2 El Comité de Selección está integrado por un representante del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos quien lo preside y hasta seis (6) creadores audiovisuales y cinematográficos con amplia trayectoria.
  • 9.3. El Comité debe incluir al menos un director, un guionista y un productor, para garantizar el equilibrio entre las diferentes especialidades artísticas. Su composición es impar y los acuerdos se aprueban por mayoría simple de votos.
  • 9.4. Para la modalidad de Desarrollo de proyectos, el Comité de Selección se integra por un representante del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos quien lo preside y cuatro (4) creadores audiovisuales y cinematográficos con amplia trayectoria, incluyendo al menos a un (1) guionista.

Cuando aquí se habla de «modalidad» se está haciendo referencia a las sub categorías dentro de las categorías principales que incluye el Fondo. Las modalidades son tres hasta la fecha: Escritura de guion de proyectos de ficción, documental y animación; Desarrollo de proyectos de ficción, documental y animación; y Producción de proyectos de ficción, documental y animación.  Las categorías son: Largometrajes, Cortometrajes, Ópera Prima y Post Producción.

Para el año en curso la convocatoria atendió la categoría de Largometraje con sus tres modalidades. Su texto incluyó un Glosario de términos entre los cuales se encuentra Comité de Selección. Al desarrollar su significado expresa: «estará integrado por especialistas de amplia trayectoria en el sector cinematográfico. Su composición será impar».

Los hechos en su desarrollo

El eje central del proceso de tramitación y asignación del Fondo, la Oficina del Fondo, encargado de recibir los proyectos y tramitarlos hasta su entrega a la instancia del Comité de Selección —que, además, revisaba cada expediente y brindaba las asesorías formales necesarias— no existió para esta Sexta Convocatoria.

Funcionó con éxito en las cinco ocasiones precedentes por la idoneidad de su composición: un equipo altamente capacitado que actuaba en diálogo permanente con los cineastas y con la institución; sin embargo, esta experiencia positiva no tuvo continuidad esta vez. De manera que toda esta actividad concerniente al Fondo pasó a manos del Consejo de Dirección del ICAIC.

Las irregularidades resultaron visibles cuando, en cumplimiento del cronograma de la presente convocatoria, algunos cineastas participantes comenzaron a recibir respuestas de la tramitación de los expedientes presentados, pero no se trataba de las observaciones legales o técnicas propias de esta fase, sino de evaluaciones artísticas que no se corresponden con las prerrogativas de la Oficina o de quien estuviese en su lugar, ya que este tipo de valoración es tarea de los Comités de Selección de cada modalidad. Es decir, un momento posterior y autónomo del trabajo de la Oficina. Las estimaciones recibidas esta vez eran, por demás, anónimas, lo cual aumentó el grado de entropía y falta de transparencia del proceso.

Las irregularidades resultaron visibles cuando algunos cineastas participantes comenzaron a recibir evaluaciones artísticas que no se corresponden con las prerrogativas de la Oficina.

Sobre el particular caso alertó el Grupo de Representantes de la Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC) junto al Grupo Ampliado de Trabajo de la ACC en su publicación del 26 de agosto en la plataforma de Facebook. El texto instaba al ICAIC a «garantizar el adecuado funcionamiento del FFCC, respetando su razón de ser y su Reglamento, preservándolo como un espacio autónomo de diversidad y confrontación creativa cuyos resultados han marcado un importante punto de inflexión para nuestro cine».

La gema de la Corona emergió al darse a conocer la composición de los Comités de Selección de las tres modalidades de la categoría Largometrajes convocada para esta ocasión, ya que en el particular caso de la modalidad Escritura de Guion se incumplía lo normado por el Reglamento normativo de toda la actividad del Fondo dado que no se trataba de «creadores audiovisuales y cinematográficos con amplia trayectoria».

Por tal motivo, el 10 de septiembre renombrados cineastas expresaron su desacuerdo con tal práctica en sus perfiles de la plataforma de FB, sin incidir en falta alguna; no obstante, y como respuesta, sus posts resultaron vetados por los mecanismos de protección de la propia plataforma, cual si se tratara de comentarios ofensivos o lesivos de la dignidad de alguno, en una obvia maniobra de silenciamiento de la opinión pública sobre determinados temas.

Sin demora, el 11 de septiembre, el Grupo de Representantes de la ACC publicó su denuncia bajo el título «Alerta a nuestro gremio». El documento tiene la virtud de poner al desnudo los resortes de la treta cuando explicita: «desde algún sitio se están enviando quejas falsas a esta plataforma con el objetivo de evitar que nuestros cineastas expresen sus opiniones y argumentos sobre los errores cometidos en la actual convocatoria del fondo».

El texto cierra con esta afirmación rotunda: «El debate de la cultura es público como la cultura misma. Intentar silenciarlo es un acto de censura y abuso de poder».

La Resolución 22/2019 viabiliza el cumplimiento de un acuerdo del Consejo de Ministros de la República de Cuba a la vez que precisa y acota asuntos prácticos indispensables para llevar a vías de hecho lo establecido por la Resolución 49 de 17 de junio de 2019, del Ministro de Cultura, sobre los aspectos generales que rigen la organización y funcionamiento del Fondo de Fomento del Cine Cubano, un viejo anhelo de nuestra gente del cine.  La contrastación de lo que en ella se dispone con el desarrollo de esta sexta edición del Fondo abre interrogantes acerca del adecuado cumplimiento de la ley por una institución gubernamental.

A ello se suman las tácticas de amordazamiento de la opinión ciudadana mediante una lamentable maniobra con los mecanismos de protección de una de las plataformas digitales de comunicación social.

A los largos y sostenidos esfuerzos de nuestros cineastas por contar con mecanismos de apoyo financiero para la creación de los productos cinematográficos que luego disfrutará la población, hay que añadir, en este caso, la relación bien estudiada, de ciclo cerrado, que en términos económicos presenta todo el diseño del proyecto del Fondo de desarrollo del cine cubano, la cual contiene y detalla la Resolución 49 firmada por el Ministro de Cultura que en su acápite Séptimo dispone:

El presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, al cierre de cada ejercicio económico, comunica a la Dirección de Economía y de Programas Culturales de este Ministerio, los resultados obtenidos en los proyectos cinematográficos que recibieron financiamiento del Fondo, tanto desde el punto de vista económico como su incidencia en la vida cultural del país, previo análisis en el Consejo de Dirección del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos. El viceministro que atiende el área económica, remite el análisis realizado y el resultado obtenido con el financiamiento a que se refiere el párrafo anterior a quien suscribe, quien al cierre de cada ejercicio económico lo comunica a la Ministra de Finanzas y Precios en el Informe de Liquidación del Presupuesto del Estado, previo análisis en el Consejo de Dirección del Organismo.

Llegados a este punto, queda clara la trascendencia que alcanza el funcionamiento adecuado del mecanismo del Fondo de Fomento desde el punto de vista de la calidad de los proyectos que resulten seleccionados para ser acompañados financieramente en parte de su ejecución. Cualquier acto que ponga en peligro la calidad legítima de la selección de aquello por lo que nuestro magro presupuesto nacional va a apostar —además de otras consecuencias de orden ético y funcional— es lesivo, desde muchos puntos de vista diversos, al bienestar de la nación.

Queda clara la trascendencia que alcanza el funcionamiento adecuado del mecanismo del Fondo de Fomento desde el punto de vista de la calidad de los proyectos que resulten seleccionados para ser acompañados.

Como bien se conoce, lamentablemente, la ausencia de diálogo entre la ciudadanía y su gobierno halla una clara expresión en el absoluto desconocimiento por parte de las instituciones de gobierno y partido de la Asamblea de Cineastas Cubanos, sin tomar en consideración siquiera la participación en ella de notables figuras de nuestro cine, entre ellos varios Premios Nacionales, así como la rigurosa labor que han hecho sus grupos de trabajo y que se expresa en los valiosos documentos redactados, suficientes para trazar con certeza meridiana la mejor política cultural para el cine cubano en las próximas décadas, lo que equivaldría a hablar de una saludable vida cultural de la nación.

Detrás de todas estas omisiones —no importa incluso si un funcionario llega a infringir la propia ley que debe hacer valer—, detrás de estas suplantaciones en las instancias de evaluación artística —donde en lugar de estar quien más sabe y conoce, aparece alguno considerado «confiable» o «disponible»— está presente el problema de los límites que se quieren imponer a la creación artística, y de quién se erige en juez del arte. La vieja apetencia humana por el control y el poder.

Cada vez que se plantean ante mí ambas cuestiones —dejando de lado todos los complejos axiomas de filosofías, ideologías y estéticas— encuentro un sitio sereno de reflexión en la cultura popular que, como sabemos, es la base, la raíz nutricia de todo arte. La pregunta que me hago allí es simple: ¿tiene límites?

***

No hay que temer a la creación artística, solo saber dialogar con ella. En principio, para comprenderla y disfrutarla, puesto que el arte tiene sus lenguajes y códigos específicos —por eso se estudia y se investiga y se teoriza sobre él—. Pero muchos de nuestros hombres de gobierno distan de ser cultos como distan de ser humildes. Si fueran humildes se harían preguntas, estudiarían, escucharían, serían cultos y porque lo serían, podrían —entonces— pretender revolucionar.

Pienso que, en cuanto al arte, lo temible sería la esterilidad, la rutina, la reiteración de las formas, la impostación y la banalización. Sin embargo, un arte que interroga a la realidad, que profundiza en su tejido, que la discute, incluso la proyecta y se adelanta en el tiempo a ella es un arte sano y vivo. Y un arte para atender y para agradecer.

Por otra parte, nuestra experiencia al respecto como sociedad ya es amplia —si bien tenemos mala memoria— como para saber que no habría mejores instancias de evaluación de la producción artística que nuestros propios dispositivos sociales.

La misión del ejercicio del poder es garantizar el florecimiento del arte, la participación de toda la ciudadanía en él mediante su apreciación y su práctica. ¿Por qué? La respuesta nos la da nuestra propia experiencia: porque el arte, su disfrute, su práctica —de ser posible— es una dimensión fundamental para nuestra vida. Resulta como una dilatación, una expansión de la realidad y de los sentidos. Vuelve humana la vida, así ella se desarrolle en las más precarias condiciones materiales.

Luego queda a la crítica artística, a los estetas, a la opinión pública la valoración de la producción artística, de lo que se exhibe y promociona. Esa es la función social de esas agencias. Deben cumplirla.

Y, por supuesto, el requisito indispensable para cualquier tipo de creación humana —la artística incluida— es la libertad.

1 COMENTARIO

  1. Esta ya hoy típica situación de intromisión del grupo de poder en cualquier ámbito público-privado e institucional es una extrapolación a todo lo concerniente a la sociedad cubana actual del totalitarismo que aplasta hoy la sociedad cubana. Esa Asamblea de Cineastas representa debate y negociación que desde el poder no están de acuerdo en aceptar. Para el totalitarismo solo existe el derecho del «Estado» sobre las personas, grupos o ciudadanos, violando inclusive ese pacto social que dio inicio a lo que se conoce como Revolución Cubana y hasta la propia Constitución Cubana en su artículo 1 que afirma un Estado socialista «con todos y para el bien de todos».

Deja una respuesta

Esther Suárez Durán
Esther Suárez Durán
Socióloga y escritora

Más de este autor

Descubre más desde La Joven Cuba

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo