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Hace un par de años vi Behind the curve (2018) un documental de Daniel Clark que nos presenta los argumentos de los ideólogos del terraplanismo. Hasta ese momento no tenía idea de que alguien pudiera, a estas alturas, sustentar semejantes disparates seudocientíficos; mucho menos que se los tragara, con entusiasmo, tanta gente. En los meses posteriores me puse a curiosear en los principales sitios que defienden dicha noción, hasta que me aburrí, y mi fe en la indestructible estupidez humana se vio robustecida. Sin embargo, Facebook no me dejaría escapar con tanta facilidad, con el resultado de que todavía hoy seis o siete de cada diez entradas que me aparecen en dicha red corresponden a esa puñetera teoría de la conspiración. Y claro, yo lo empeoro de cuando en cuando con un comentario sarcástico, de manera que ya he ganado la insignia de Fan Destacado en dos de dichas páginas…
Junto a la de que no existieron los dinosaurios o que hubo una civilización tecnológica llamada Tartaria que fue reseteada por la Élite, otra de las fantasías conspiranoicas más recurrentes es la que sostiene que el hombre jamás llegó a la Luna. Desde libros como We never went to the Moon (1976) de Bill Kaysing, pasando por el tema Californication (1999) de Red Hot Chili Peppers hasta las «pruebas» aportadas por personajes de las redes como Iru Landucci, Enrique Pérez (Mr. Empírico), Oliver Ibáñez o Karles Torah, e incluso echando mano al mockumentary Opération Lune (2002) de William Karel, que por lo visto se tomaron en serio, son incontables las horas de metraje y las páginas dedicadas a defender su teoría. Allá ellos. En todo caso, son un reflejo de cuán osada llega a ser la ignorancia, una demostración de que a menudo la incultura es una elección que no depende de la escasez sino de la dieta informativa, y una advertencia (más) de que el mundo se jode.
En fin, entremos en materia. Fly me to the moon (2024) de Greg Berlanti especula con la posibilidad, no ya de que el alunizaje fuera una puesta en escena, sino de que la CIA haya considerado la alternativa de un montaje para no correr riesgos innecesarios y ganarle a esos incómodos rusos. Tomando prestado el título a la canción inmortalizada por Sinatra, el largometraje cuenta con las actuaciones de Scarlett Johansson, Channing Tatum y Woody Harrelson y flirtea con géneros no siempre fácilmente machihembrables, como la comedia romántica, el thriller político y el drama (histórico). No hay que ser muy sagaz para suponer, con estos ingredientes, que el muchacho y la muchacha se enamoran y el calvo con cara de pervertido es el malo de la película.
Lanzado el sarcasmo, urge aclarar que fue mucho más lo que me gustó que lo que no. El running gag del gato me parece brillante, en un guion clásico (tal vez demasiado clásico) de esos en que sabes a grandes rasgos lo que va a suceder, pero quieres disfrutar de cómo sucede. La Kelly de Johansson se siente atraída desde el comienzo por la orografía del Cole de Tatum (le mira el trasero al salir de la cafetería), y es él quien se hace el duro y retrocede dos pasos cada vez que ella avanza uno.
Kelly es una mujer con una idea fija, que aprovecha su oportunidad y su encanto, lo que genera una serie de encontronazos con el rígido Cole, que desaprueba prácticamente todas las iniciativas de la tromba Johansson. En este sentido, Fly me to the moon no se limita a estar ambientada en 1969, sino que reutiliza los códigos de ciertas comedias norteamericanas de aquella década y la precedente, con una chica voluntariosa y fascinante a la que nadie puede resistirse, llámese Audrey, Doris, Marilyn o Katharine.
Los departamentos de ambientación, vestuario y efectos digitales realizan un trabajo básicamente irreprochable, como cabía esperar. En lo tocante a las actuaciones, la Johansson es siempre convincente y cautivadora, el Tatum se pasa de hierático, y Harrelson nos deja en la memoria su cínico Moe, el agente gubernamental que nadie conoce pero a quien todos deben obedecer, y que al final no resulta tan malo nada. Vale, ha lanzado alguna que otra amenaza de muerte, pero solo para no tener que ejecutarla; después de todo, él cumple órdenes y sabe adaptarse a las nuevas circunstancias…
Y hablando de amenazas, una recae sobre Lance, el estupendo personaje de Jim Rash, este director venido a menos y de pronto contratado, gracias a su amiga Kelly, para dirigir la puesta en escena del falso alunizaje, del que no puede hablar, ni incluir en su curriculum, ni alterar el guion. Dicho de otro modo, un artista forzado a anular su ego. Poca cosa, vaya. De la tensión resultante emanan algunos de los momentos más divertidos de la película.
El pollo del arroz con pollo es la idea de que, aun si los motivos subyacentes son correctos según la postura política del país —en este caso, adelantar a los soviéticos en la carrera espacial—, engañar al pueblo con dichas razones como escudo es algo éticamente reprobable, algo que no se hace… aunque, como queda dicho, se intentara. Con los sacrosantos intereses nacionales te pueden meter el pie, pero solo hasta cierto punto. En este sentido, la película es otro de esos cantos al patriotismo norteño al estilo de Saving private Ryan (1998) de Spielberg, en una clave más coloquial y menos inflamada, pero reforzando igualmente el mensaje de que la salvaguarda del verdadero espíritu americano descansa no tanto en las autoridades como en el ciudadano común. Demasiado bonito para ser cierto. En fin, si todos los ciudadanos comunes enfrentaran la injusticia como la Kelly de Johansson, la píldora sería más fácil de bajar.
Debimos haber llamado a Kubrick, observa Kelly en un momento crítico. Fly me to the moon juega con la cadena pero no con el mono: si bien al final deja bastante claro que el alunizaje fue real, por otra parte le hace guiños a la teoría conspiranoica; sin ir más lejos, esa mención al gran Stanley, responsable (según el mockumentary de Karel citado más arriba) de las imágenes del alunizaje que todos conocemos. La gente que entiende por investigación husmear un rato en Youtube y que cree que la historia que se enseña en las escuelas es falsa de principio a fin, se tomará literalmente la película y dirá «miren, nos están diciendo a la cara que todo fue un montaje». La misma Scarlett ha expresado su preocupación al conocer que el 60% de los jóvenes norteamericanos estima que el hombre jamás llegó a la luna. Cualquier pequeño paso de esa clase de individuos representará un gran paso atrás para la humanidad.


No he visto L película y por tanto o puedo opinar. Pero lo que es innegable es que esos movimientos terraplanistas se extienden por todo el planeta. Y lo que es más preocupante es que en la medida que crecen, también aumentan las posibilidades de el mundo dejé de ser lo que hasta ahora ha sido. Que Dios nos iba confesados, como diría un creyente.
Sí, los terraplanistas se extienden por todo el globo.
Pero si siguen extendiéndose lo van a a aplastar hasta que lo dejen plano. 🙁
Preocupante es la palabra y aterradora es la certeza de que el imperio de la estupidez está a las puertas e internet el reservorio, lástima cuando puede ser tan útil la red y si se creen estos nuevos «cerebros» todo lo que ven en una película en detrimento de lo que deberían aprender en un aula…»arreglados» estamos.
Igual voy a ver la película pues me gusta como actúa Scarlett y la «orografía» de Tatum.
Estoy convencido de que el hombre nunca estuvo en la Luna, por otro lado el 90% de nuestro conocimiento es basado en la creencia, creemos ciegamente lo que nos enseñan en la escuela y si lees los comentarios de los defensores de la Tierra esfera verán que un alto porcentaje solamente se limita a tildar a los terraplanistas de ignorantes mandándonos de vuelta a la escuela, ósea la mayoría defiende lo que aprendieron en la escuela como la verdad absoluta aunque no puedan comprobar por ellos mismos que esis conocimientos son válidos, es algo en lo que CREEN ciegamente y punto, cualquier otra propuesta es sinónimo de ignorancia y eso igual se refleja en los comentarios anteriores.
En la escuela también te enseñaron que 2+2=4. Para ser coherente, supongo que pensarás que el resultado es 5…
Eso entra dentro del 10% comprobable, ahora ve y cuenta los átomos que se liberan en una reacción química, habla con Martinez Campos a ver exactamente que le dijo Maceo en Baragua, o cuenta los millones de Km que hay de la Tierra al Sol. Una vez mas la respuesta a este tema es tonta. LQQD. Gracias por el articulo.
Gracias a ti por ilustrar mi punto con tu solipsismo trasnochado.
No es solipsismo, hay cosas que podemos comprobar fácilmente y otras no, seguramente un altísimo % de estas ultimas también son ciertas pero hay que admitir que la mayoría de los humanos CREEMOS en ellas. Si googleas por que la Tierra gira sobre su eje encontraras la explicación mas inverosímil desde el punto de vista de la Física o la Mecánica, si alguien cuestiona esa explicación tildarlo de ignorante no debe ser la mejor opción. Gracias por hacerme buscar el significado de solipsismo , siempre se aprende algo nuevo si tienes la mente abierta. Saludos.
…lo dicho, internet es el reservorio.
Antes de descubrir que era redonda los tierra redondistas eran unos idiotas
https://vm.tiktok.com/ZMrnYAcF3/
Este señor Eric Dollard fue un fisico, profesor universitario que estudio el Sol durante años, hay muy poco material sobre él en Internet pero todavía se puede ver este video.