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Empieza el año 2025 y mi hijo está cumpliendo 4 años este enero. En casa nos preocupamos por ser estrictos en la formación de valores, y hemos sido muy cuidadosos en el tema de la honestidad. Nos ha ido bien. Tenemos un niño que confía en sus padres y no duda en confesarse autor de los más horripilantes desmanes. Nuestro método ha consistido en decirle la verdad siempre. ¿Me van a inyectar? Sí, mi niño, hay que inyectarte. ¿Me va a doler? Sí, lo que duelen las inyecciones normales. ¿Papá, te vas y vuelves enseguida? No, mi niño, regreso mañana. Cuesta trabajo mantener este modo de actuar cuando con una mentira sencillita se da esperanza, ¿verdad? Nosotros preferimos tragar en seco, y apostar por una confianza a prueba de balas en el futuro.
Lo tuvimos unos pocos días en una guardería a la cual terminamos por renunciar. El niño llegó varias veces comentando festinadamente que la seño decía que al que no se durmiera lo inyectaban, o que tenían un perro en un pasillo para los niños que no se comían la comida. Estas son mentiras-amenazas y las sentí dañinas, diferentes a cosas del tipo: «cómete todo el tomate para que te crezca el rabo» que tampoco usamos nosotros. Además, se repetían incluso después de conversar con las cuidadoras, lo que me hizo tomar una decisión.
Acudí a la guardería a mediodía y pedí hablar con la seño de marras. En el tono de voz más enternecedor y mostrando la más entrañable de mis sonrisas, le dije: «Si vuelves a amenazar a mi hijo con una jeringuilla para que se duerma, le voy a fracturar las dos piernas a tu esposo con una tubería de acero galvanizado». Los ojos de la seño casi se salieron de las órbitas. Se puso pálida y dio un paso atrás. Ahí continué: «Es mentira, seño, soy enemigo de la violencia. Pero solo quería mostrarle cómo se siente mi niño cuando usted le dice la mentira de la jeringuilla».
La sociedad ha ido normalizando la mentira. Existen infinitas maneras de mentir, pero además hay otras que se han vuelto clásicas por comunes. Seguramente usted se ha topado con tres muy famosas: mañana te pago, la última cerveza y nos vamos, y: solo va ser la puntica, pero hoy no nos vamos a detener en ellas. Hay otras que también se han perpetrado y que se dan en contextos frecuentes. Cuando esperas a alguien, lleva 20 minutos de retraso, lo llamas por teléfono y te dice: «En 10 minutos estoy allí» y tú sabes que viaja en taxi, vive a 15 kilómetros y además, oyes por detrás de su voz el chapoteo del agua de la ducha que todavía se está dando.
Aquella otra que hemos dicho todos, autoengañándonos: «Voy a tirarme 10 minutos y enseguida me levanto». Tu amigo, el de las 11 cadenas y el cuello verde: «A mí me gusta más la plata que el oro». Todos nosotros: «La semana que viene te llamo y nos vemos sin falta». Tus seguidores: «Qué risa me ha dado tu publicación, escupí el café». En el taxi: «Pase usted, que yo me quedo ahí cerquita». Tu pareja: «Se me apagó el celular».
Las hay con un poco más de connotación porque se nos cae un mito cuando nuestros más renombrados profesores dicen: «Vamos a seguir para no cortar la idea y yo les doy los 5 minutos al final». La de las personas mayores en las colas multitudinarias: «Permiso para entrar un momentico, yo no voy a comprar nada, es para hacer una pregunta». La de tu influencer favorito: «A mí porque no me dejan entrar, porque si me dejaran yo me iba con un cartel para la Plaza». La del gobierno que te gobierna: «Con lo recaudado en las tiendas MLC se surtirán las tiendas en dinero cubano» o «El año que viene será mejor que este».
Las del gobierno son especialmente dolorosas. No para los que ya no creemos desde hace décadas, sino para aquellos que todavía fingen que creen y tienen que fabricarse las excusas en la casa porque las que vienen de arriba no llegan, y cuando llegan, siempre incluyen la palabra «bloqueo». Mentir es cómodo cuando no tienes que dar cuentas. Cuando nadie te señala las evidencias de tus falsedades.
«Nos casaron con la mentira y nos han obligado a vivir con ella en vergonzoso contubernio», dijo Fidel el 26 de septiembre de 1959, y me parece a mí que el matrimonio fue por la iglesia y hasta que la muerte nos separe, porque yo me siento flotar en un océano de embustes, desinformaciones, verdades a medias y preguntas que ni siquiera se pueden formular.
Mi más profunda simpatía a los crédulos e ingenuos. Mis mejores deseos, de verdad. Yo trataré de mantenerme honesto a todos los niveles, de seguir educando a mi hijo con la honestidad como bandera y de responderle con verdad aun a quien me miente, salvo excepcionales casos, como aquella señora que me contactó por Messenger para decirme que estaba pensando en dejarme su herencia, y pidió mis datos, a la cual contesté: «Mi nombre es Máximo Décimo Meridio, comandante de los ejércitos del norte, general de las Legiones Fénix, fiel servidor del verdadero emperador Marco Aurelio. Padre de un hijo asesinado, esposo de una esposa asesinada y juro que me vengaré, en esta vida o en la otra».
Ahora podría decirles que tengo más para contar, pero que la mano derecha se me ha entumecido desde por la tarde debido a la picadura de un zunzún, pero la verdad, es que no debería pasarme de 900 palabras.


Toca usted hoy un tema tan actual que me hizo recordar varias frases aprendidas con sangre en esa proceso llamado Revolución Cubana, La honestidad siempre fue, es, y será muy costosa, en donde la doble moral es la media.
“El mentiroso siempre es pródigo en juramentos.” Dijo Pierre Corneille, cuántas promesas y juramento acumulan los mandamases Cubanos, además incumplidos en su inmensa mayoría.
“De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes.” Dijo Jules Renard, por momentos nos creemos que es la verdad y muy rápidamente caemos en que nuevamente nos están mintiendo a la cara.
“Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad.”, dijo Paul Joseph Goebbels”, y es por ello que “En vísperas de otro Nuevo Año desafiante, a entrarle al 2024 con toda la pasión y la alegría que necesita y merece la gran tarea de cambiar todo lo que deba ser cambiado.”
FELIZ AÑO QUE RECIÉN COMIENZA
Excelente! Esas mentiras son productos de la doble moral y el oportunismo que crecen en la sociedad.
Excelente escrito,, cierto, la mentira ha desplazado a la pelota y se ha convertido en el deporte nacional. Ella está íntimamente vinculada a la corrupción que corroe al país. Aquellos que odiamos ambas y amamos la libertad somos excluidos en esta sociedad, pero siempre vale la pena ser libre.
[…] Publicado por blogueame22 el 10 marzo, 202511 marzo, 2025 Cultura de la mentira […]