Cualquiera se equivoca

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Me encantan las competencias de cultural general. En mi época de universitario, allá por la primera década de este siglo, participé muchas veces representando a la Facultad de Matemática y Computación, y atesoro momentos vividos en aquellos encuentros que son verdaderas joyas.

Se competía dura y apasionadamente: la gente se cogía en serio aquello. En una ocasión, se apareció un equipo de Artes y Letras que se había preparado expresamente durante varios días para llevarse la victoria. Llegaron escoltados por un nutrido séquito de seguidores, una comisión de embullo en toda regla, que vitoreaba a su favor con cada respuesta correcta. En un reñido final, estaban algunos puntos por detrás, y apelando a su experiencia escogieron una pregunta de las más valiosas y difíciles del acápite Lenguaje. Se la jugaban a todo o nada.

La pregunta trataba sobre el sonido particular que emiten algunos animales. El gato maúlla y la oveja bala, por ejemplo. Hay otros más complicados, como el barrito del elefante, el crotoreo de la cigüeña o el gañido de la zorra, que era precisamente lo que se preguntaba. La pregunta exacta era así: «Complete la siguiente frase: el perro ladra, y la zorra______». Se hizo un silencio del grupo de apoyo ante las miradas desesperadas de los integrantes del equipo de Artes y Letras.

—Calma, caballero. Tenemos dos minutos —dijo e hicieron un círculo de brazos y cabezas para conferenciar. Ya está, la tenemos. El perro ladra, y la zorra…(suspenso) se esconde para que el perro no la vea.

Después de unos 10 segundos de desconcierto, las carcajadas resonaron en el Patio de Los Laureles. El ruidito que hace papi, el ruidito, le decía un jodedor al que contestó. Aquello fue apoteósico.

Al siguiente encuentro, Geografía no mandó equipo.

—¿Hay alguien de Geografía aquí? —preguntaba el moderador, listo para empezar. Se levantó un satélite del público y dijo: —Yo soy de Geografía, pero estoy solo aquí, y no vine a competir, estoy de espectador.

—Compite, compadre, para que tu equipo no pierda por no presentación.

—Pero estoy solo, y además, esto de la cultura no es mi fuerte

El público, intransigente, comenzó a corear: Que compita, que compita…y se pactó que ante la desventaja de la soledad, en cada pregunta podía pedir una ayuda a alguien del público, que ayudaría con mímica. Y echó a andar aquello. El hombre no había mentido con respecto a sus habilidades: no daba pie con bola. La cuarta o quinta pregunta que le tocó, de tema Música, consistía en identificar una canción a partir de escuchar un fragmento que se reprodujo para que lo oyeran todos. Resultó ser Unbreak my heart, de Toni Braxton, y ante el ojiplático competidor se paró un amigo, a ayudarlo con mímica, pasando su mano sobre el corazón simulando un instrumento cortante. Ya sé, dijo confiado el geógrafo. De Alejandro Sanz, El Corazón Partido. Sin palabras.

Tengo un socio cercano que estudió en un pre de San Andrés, y vivió la experiencia de que un amigo, totalmente confiado de que la prueba de historia sería valorar a Martí, se aprendió de memoria una breve biografía del Apóstol. Cuál no sería su sorpresa al recibir la orden de valorar a Mella. Respiró y utilizó un arriesgado recurso, por si colaba. Puso: «Vamos a suponer que Martí y Mella fueran buenos amigos. Entonces, Martí fundó el periódico Patria, recogió fondos de los tabaqueros para la lucha armada, fundó el Partido Revolucionario Cubano y escribió el Ensayo Nuestra América. Dicho esto, valoremos a Mella. Dime con quien andas y te diré quién eres».

A la primera reunión para el tema del servicio militar asistí con un vecino de mi misma edad. Entramos separados a la cita, en donde se llenaba una planilla con datos personales. Al vernos en la salida, me dijo: ¿A quién tu pusiste? Yo te puse a ti. ¿Cómo que a quién puse? No había que poner a nadie, eran datos personales. Sí, sí, pero yo te digo en la parte que había que llenar y decía: Vecino de_____. Ahí te puse a ti, que eres mi vecino.

Ese mismo compañero, muchos años antes, había contestado a la maestra Sofía, de 5to grado, que el río más largo de Cuba era El Malecón. Y yo, que me desoriento poco, a cada rato cuando voy a teclear el tiempo de descongelación en el microondas, me sorprendo poniendo el pin de desbloquear el celular. Una vez, haciendo una temporada en el Karl Marx, se me olvidó que se había suspendido una función un viernes y entré hasta el mismísimo camerino notando cosas raras, y allí saludé a Cándido Fabré, que era parte del elenco de ese día. También puse una vez en una prueba de Química, en lugar de óxido de hierro III, trióxido de dihierro.

Tuve una profesora de Geografía en La Lenin que preguntó cómo se empleaba la energía eólica, y al recibir la respuesta de: en los molinos de viento, la calificó de incompleta y dijo que iba a ampliarla. Buscó durante un rato en sus apuntes, y con toda la seriedad del mundo dijo: «Como bien dije, no es solo en los molinos de viento. Se usa en los molinos de viento y etcétera». También tuve un profe de PMI que repetía a cada rato que la disciplina tenía que brillar por su ausencia, y toda recopilación estaría incompleta sin aquel famoso: «Ese dúo de a tres que va para el comedor, ¿hacia dónde se dirige?».

A una amiga, un alumno le dijo que le ayudara a buscar jocico en el diccionario, que no le aparecía en la G ni en la J, y a mí, un socio me preguntó que cómo era el animal Kabú plateado que mencionaba Ricardo Arjona. La frase era: «lánzame un sí, camuflajeado», no Kabú plateado.

Sé que todos tenemos nuestro librito lleno de estas dulcísimas equivocaciones. Si me lee, lo invito a compartir aquí alguna de las suyas, que este tipo de cosas sacan buenas sonrisas, tan útiles siempre. Arriba, no se corte, comparta.  

3 COMENTARIOS

  1. En una clase de quimica me envian a la pizarra para que escribiera un no metal. Yo que nunca fui bueno en quimica, pense que era facil, y era solo cuestion de agragar un subindice a un elemento quimico…me dicidi por el potacio (K) y escribi el elemento K2 y le puse»dipotacio». El aula se callo abajo…

  2. Muy bueno tu artículo Bacallao.
    Está claro que todos tenemos alguna que otra equivocación propia o de algún conocido.
    Este que transcribo lo escuché de una vecina que estudió en un pre de Güira de Melena:
    El llamado Subdirector de Producción amonestaba en un matutino a los alumnos de ambos sexos que, sin permiso, se escabullían hacia una plantación cercana al edificio de la escuela diciendo ‘ esos varones que van al platanal y viceversa’.
    Otro profesor, también de un preuniversitario instó a sus alumnos a prepararse con mayor ahínco y denuedo para los exámenes. Según él, no podía perderse un minuto y había que ‘ prepararse las 24 horas del día y parte de la noche’.

  3. En un examen de inglés, un alumno no muy aventajado en la materia me pregunta la respuesta a la pregunta 1, allí aparecía un soldado con un fusil y le digo, he is a…y le hago la seña como si fuera un disparo con una pistola y me dijo, ok.
    Cuando dieron los resultados había puesto…he is a «pistoler».

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Jorge Bacallao Guerra
Jorge Bacallao Guerra
Comediante, escritor y guionista

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