Cuba en los BRICS, ¿oportunidad o más de lo mismo?

La noticia es que Cuba ha solicitado, por segunda vez, la participación en el grupo de los BRICS como socio, de acuerdo a una carta enviada al presidente de Rusia, Vladimir Putin, que ostenta la presidencia protémpore del bloque. La petición se supo a través de una publicación en X del Carlos M. Pereira, director general de Asuntos Bilaterales de la Cancillería Cubana.

Ya en agosto pasado el Estado cubano solicitó integrar este bloque que crece en tamaño económico, poblacional y de influencia, superando ya en producto interno bruto al grupo de economías más adelantadas, el G7, y agrupando al 45% de la población mundial.

Sin embargo, la candidatura fue denegada, en un grupo que se caracteriza por integrar a grandes economías, y que sí creció al integrar a Irán, Egipto, Etiopía, Arabia Saudita, Argentina, aunque el país austral, bajo la dirección de Javier Milei, decidió no integrar la asociación trasnacional por su decisión de alejarse de China.

El grupo, cuyos son fundadores Brasil, Rusia, India, China, y más tarde Sudáfrica, tiene un esquema de consenso para la aceptación de nuevos miembros. Es por invitación, y todos los miembros deben estar de acuerdo. No obstante, Cuba ya ha participado en diferentes capacidades en cumbres y reuniones de alto nivel del creciente bloque.

El presidente cubano asistió a una Cumbre el año pasado, cuando ostentaba la presidencia protémpore del G77+China, y el canciller cubano ya participó también en encuentros de alto nivel.

La noticia también fue difundida por el muy activo Embajador ruso en La Habana, Viktor Koronelli, quien dijo recientemente en entrevista a la agencia rusa TASS que La Habana había solicitado la inclusión.

Cuba ha pedido ser socio, no miembro, y de acuerdo a varias fuentes, los socios no votan, ni tienen plenos derechos, pero sí están presentes en el bloque.

El estatus de socio implica que se está un paso más cerca de ser miembro pleno de derecho, de manera que en momentos en que se concilie la expansión a más miembros, los socios tendrían prioridad.

Asimismo, potencialmente, los socios tendrían prerrogativas como por ejemplo, el uso del Banco de Desarrollo con sede en Shanghai, y que lidera la expresidenta brasileña Dilma Rousseff. En noviembre del año pasado, el primer ministro cubano tuvo un encuentro con Rousseff durante su visita a China, y la exmandataria brasileña agradeció a Marrero la ayuda médica cubana a Brasil.

Sobre la posibilidad de que Cuba, severamente impactada por las medidas unilaterales coercitivas estadounidenses que limitan su acceso a los mercados financieros y a los bancos, participe como cliente de ese banco, Rousseff comentó que «es algo que tenemos que explorar para conocer las diferentes posibilidades».

¿Qué significa ser miembro de los BRICS y por qué Cuba insiste en ser socio?

Los BRICS surgieron por iniciativa de Rusia, y ante una inconformidad con Estados Unidos y sus socios europeos que dominan los grandes organismos financieros como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, cuyo poder reside en que pueden prestar dinero a otros países, y así empujar proyectos de desarrollo.

El grupo ampliado de los BRICS tiene una población de 3,500 millones de personas, y sus economías son productoras de materias primas, y exportadoras de petróleo con grandes potencias petroleras parte como Irán, Rusia o Arabia Saudita. Los integrantes del BRICS producen el 44% del petróleo crudo del mundo, casi la mitad. Para que se tenga idea del poder de estas dos últimas, ambas, en acuerdo, lograron modificar los precios del crudo a nivel internacional, lo cual demuestra que tener como recurso tan preciado el petróleo te da un innegable peso en la geopolítica mundial.

Su fortaleza, no solo radica en su tamaño poblacional o como productor de petróleo, sino por el hecho de que son también importadores, y centros de innovación tecnológica en distintos frentes, tanto en defensa, como en tecnología de las comunicaciones, teniendo como ejemplos a Rusia y a China respectivamente.

En el caso de que la Isla sea aceptada al menos como socio, las potencialidades son significativas. Cuba es un país que exporta muy poco, y necesita inversores y financiamiento de países que tengan menos temor a las represalias que imponen las sanciones estadounidenses para los Estados y compañías que hagan negocios con Cuba. Los BRICS puede ser el espacio para eso.

De encontrar mercados e inversores, potencialmente, Cuba no tendría que depender tanto del dólar, y quizás podría ser parte del Banco de Desarrollo que ha financiado ya al menos una centena de proyectos en energías limpias, infraestructura de transporte, y protección al medio ambiente, entre otros.

Sin embargo, no hay seguridad de que la cercanía política entre Cuba y Rusia implique una aceptación en el bloque. Los países miembros o socios de los BRICS casi siempre se caracterizan por ser economías en expansión. El acceso a los BRICS ofrece una puerta a un grupo de naciones de gran población y con economías en rápido crecimiento, como Etiopía, miembro reciente, que es una de las economías más dinámicas de África. Por el contrario, la economía cubana en los últimos años salta del decrecimiento al estancamiento, sin que haya previsiones de cambio a corto plazo.

Utilizar mecanismos de facilitación del comercio podría reducir barreras comerciales e impulsar el comercio y la inversión en la Isla, mientras, a la vez, se reduce la dependencia a mercados tradicionales. Es además una oportunidad para aumentar la influencia geopolítica; sentarse en la misma mesa de países de gran peso a nivel internacional podría ofrecerle a Cuba la posibilidad de participar activamente, y no ya desde el discurso, en una reconfiguración del orden internacional que ha de ser más justo y eficiente.

Nuestra opinión es que Cuba aprovecha el liderazgo protémpore de Rusia para impulsar la cercanía al bloque, y esa deseada membresía, como socio al menos, podría ser resultado de una relación bilateral que ha tenido altos costos políticos y pocos beneficios palpables.

Si bien el bloque es promisorio, grande y ofrece muchas posibilidades, habría que ver si Cuba, su sistema de comercio exterior, sus operadores del comercio, y sus instituciones, tienen la destreza, capacidad y rapidez necesarias para identificar y ejecutar las posibilidades que ofrece esta oportunidad.

Cuba tiene historia en cuanto a lentitud en los procesos de aprobación de las inversiones extranjeras, así como un largo historial de impago a los proveedores internacionales y a las empresas radicadas en el país. Los BRICS no son un esquema transaccional como el Consejo de Ayuda Mutua Económica de los tiempos de la Unión Soviética. Son una puerta a créditos que deben ejecutarse y retornar valor, y a empresas privadas que esperan beneficios de invertir en Cuba, y no echar sus recursos en saco roto para no ver beneficios en un plazo lógico.

La otra valla a saltar es la distribución de los accesos y los sectores para la inversión extranjera, que si bien la cartera es amplia, se terminan priorizando el turismo, y en alguna medida el sector energético.

De ser aceptada Cuba en los BRICS, los resultados dependerán de cómo el Estado cubano logre asimilar con rapidez y atractivo la inversión extranjera y las opciones financieras no tan dependientes del control norteamericano. Si estas se articularan con políticas internas para destrabar los nudos y dinamizar la economía, sería un gran logro. Por el contrario, si estas oportunidades chocan contra el excesivo control y la ya acostumbrada ineficiencia de muchas empresas y ministerios, pudiera ser más de lo mismo, otra alianza geopolítica más sin ningún impacto en las economías familiares de los cubanos.