Esta vida de perros

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En esta gran familia que somos, Papi es el de más malas pulgas. Aclaro que es el más joven, el impulsivo, el que no reflexiona, y por eso no teme al castigo real de que lo amarren. Yo le digo que coja calma, que no va a resolver nada si protesta él solo, pero no hace caso a mi experiencia de perra vieja.

En vez de convencer a los otros de ladrar todos juntos, Papi es el primero que sale disparado cuando estamos durmiendo y tocan a la puerta, o cuando el pollo de la comida está demasiado caliente o cuando hace rato no paseamos en la moto. Después de Papi, ladra Pluto Jr., aunque sin tanta convicción, y a veces Kiara también se embulla.  La verdad, en esta familia no hay razón ninguna para ladrar en plan: «yo me opongo».

Perros
(Foto: Néster Núñez/LJC)

A mí, que soy de origen humilde y estuve años vagando por las calles, sin casa y sin familia que me acogiera, no hay quien me haga un cuento de lo que son el hambre, la sed, el miedo y otras mil necesidades. Y no estoy hablando de nosotros los perros. Estoy hablando de la tremenda cantidad de humanos que viven en condiciones que Papi ni se imagina.

Yo le digo que si esos humanos tienen un cerebro súper desarrollado y manos y un lenguaje avanzado y aun así no protestan, qué vas a estar ladrando tú tanto. Pero Papi no entiende. Además de ser muy joven, es de esta raza… chihuahuas… tal vez los extranjeros no entienden bien cómo funcionan aquí las cosas. (Testimonio de Niña. Perra mestiza. La más anciana)

Perros
(Foto: Néster Núñez/LJC)

Si eso es lo que dijo Niña, pues está muy equivocada y protesto por su comentario superficial y racista. Nosotros venimos de México, pero llevamos generaciones poblando esta tierra. Yo mismo perdí la cuenta de los hijos que tengo por ahí regados. Es verdad que ella tiene otra experiencia de vida, porque viene de la calle. Y porque en las calles sufrió mucho junto a otros como ella: mestizos, o satos, o criollos, como quieran llamarles.

Sin embargo, ¿quién tiene la culpa de que los humanos prefieran a los de raza pura? Yo sé que todos los perros tenemos el mismo amor para dar, como mismo sé que hace mucho tiempo el amor no compra techo y comida. Pero nosotros, los de pura sangre, no tenemos la culpa. Eso es lo que Niña no entiende. La moneda extranjera es la moneda extranjera, y el amor dejó de ser moneda de cambio. (Pluto. Once años. Patriarca de la familia)

Perros
(Foto: Néster Núñez/LJC)

Como beneficiario que es de todo este desorden, mi padre no entiende nada. ¿Te fijaste en su nombre? Pluto. ¿Es un nombre criollo, o al menos mexicano? Nada de eso. Es hollywoodense, extranjerizante. ¿Es que acaso no hubo en este país dos perros héroes llamados Guaso y Carburo? ¡Con cuánto orgullo llevaría yo uno de esos nombres! Pero no, se les ocurrió ponerme Pluto Jr. El hijo, el segundo, como si fuese poco. Por eso a veces no respondo, ni cuando me llaman para que tome leche.

Kiara dice que como tengo todos mis problemas resueltos, me meto en esos conflictos pequeñoburgueses. Y que lo mío es un típico caso de complejo de Edipo. Aunque no sé bien de qué habla, lo dice en ese tono despectivo y a mí me da por responderle que lo peor de todo es ser feminista extrema como ella, y ahí mismo dejamos de hablarnos. (Pluto Jr.)

Perros
(Foto: Néster Núñez/LJC)

Voy a decirlo hasta que lo acepten: Yo, Kiara, chihuahua hembra de dos años de edad, NO VOY A PARIR NUNCA. El cuerpo es mío, y la decisión es mía. Niña dice que parir sería alegrar a la Zuri, que tanto se desvive por la felicidad de nosotros. Pero parir no puede ser en agradecimiento de nada, y mucho menos porque «me toca», como dicen los dos Plutos, machistas que son. ¡Claro, como para ellos reproducirse es como ir a una fiesta y que pongan el baile del perrito!

Pues voy a decirlo otra vez: yo no vine a este mundo a sufrir los dolores del parto. No vine a sufrir el dolor de ver cómo, más temprano que tarde, mis hijos terminan marchándose de mi lado. No quiero de ningún modo contribuir a la sobrepoblación de este planeta, donde cada vez hay más diferencias entre los que tienen y los que no tienen. Y si por mi decisión me botan a la calle, pues que así sea. Prometo que seré consecuente. Todas las perras que piensen igual deberíamos unirnos (Kiara)

Perros
(Foto: Néster Núñez/LJC)

Oye bro, protesto y bien, porque a mí nadie me preguntó, por ejemplo, si quiero ponerme la camisa azul o la roja. O si quiero comer picadillo o pescado. Que me digan antisocial, delincuente, confundido, nada me importa. Protesto, ladro, maúllo si me da la gana, porque es mi derecho, vaya. (Papi)

Perros
(Foto: Néster Núñez/LJC)

Después que los tengo yo me desvivo por ellos. El otro día gastamos 6 mil pesos en dos paquetes de pollo de diez libras y cuatro picadillos. Y antes compramos un saco de arroz. De aceite también hay una buena cantidad. Y tienen sus medicinas a tiempo, los desparasitamos. Sus champús…

Perros
(Foto: Néster Núñez/LJC)

Cuando hay dinero tienes que emplearlo en las cosas que necesites, en lo básico. Porque la ropa te la pones hoy y otro día no te la pones, pero tienes que comer y asearte todos los días. Entonces tú ves a la gente puesta para la pacotilla. A mí lo que no me puede faltar son las cosas de la casa, y las cosas de ellos.

Yasmani, la amiguita mía, me buscó una ropa de muñecos, pero le quedaba grande a Pluto, el primero que traje. Entonces fui a casa del alemán y le compré una gorra. Y ahí Cachita me dijo: «muchacha, si yo soy las que las hago». Y después de eso me busqué a otra costurera y ya he tenido como cuatro.

Perros
(Foto: Néster Núñez/LJC)

Yo no los veo como perros, los veo como a mis hijos. La gente me dice «No, tienes que pensar…». No, yo no pienso nada. Por eso no me gusta hablar con la gente, porque la gente no me entiende… Ellos son mis hijos y son mis hijos. No hay más nada que decir.

¿Un deseo que tengo sin cumplir? Eso es fácil: que me hablen, tener el mismo idioma, saber siempre lo que están pensando. (Zuri, la humana).

Perros
(Foto: Néster Núñez/LJC)

9 COMENTARIOS

  1. A mi, que no me gustan los perros me fascino Chocolate que parece una rata se lo compre a un artesano a precio de ganga en las escalinatas, se parece al ultimo de la foto, pero es mas lindo y lo rebautice como Picachu.
    Cada vez que lo saco a pasear lo acarician, le tiran fotos, etc. etc.

    Ayer lo bañe, le lave su vestuario y esta aqui en la cama mordiendome. «¡AHHH!» TREMENDA MORDIDA! Pero en un rato se calma. Estara a mi lado hasta que la muerte nos separe. Inteligentisimo y muy cariñoso. Le dije a un amigo. Can, can, cancelo la venta , ja ja ja.

    A un niñito de unos 4 años que lo estaba acariciando en Calle Larga le dije. «Te lo cambio por tu mama. La joven, que estaba como le daba la gana y mostraba el ombligo sonrio, pero no logre completar la transaccion.

    Su veterinario me escribio en su carnet de salud como chiguagua, pero busque razas y definitivamente es un Doberman pischer miniatura. En Quito, los venden igualitos a este a $450.00 mas costo de envio.

    En Cuenca estan pidiendo $300.00 por ellos me dijo otro veterinario.

  2. El mio se parece al perrito de la penultima foto., pero es mas hermoso, ja, ja, ja. Son dobermans miniaturas o pischners, no chiguaguas.

  3. La verdad que debe de ser bien difícil la vida de un perro, sobre todo en un país que no alcanza para satisfacer la vida
    del ser humano. ¡ Dura la vida del perro y de su dueño !

  4. Los comentarios de Cubadebate muy a tono con la politica del gobierno de la isla. ¡Que asco!

    José :

    Hace muy bien Vladimir Putin. Al imperialismo «ni tantico así».
    ¡VIVA RUSIA Y SU HEROICO PUEBLO!

    Tared dijo:

    Con Rusia no se juega.

    • La Jornada. Sociedad. 3 de diciembre. Pucon, Chile. Una seguidilla de sismos y una inusual actividad del volcán Villarrica, considerado el más riesgoso de Chile, puso en alerta a las autoridades nacionales, que ya realizan planes de emergencia ante una posible erupción en una concurrida zona turística del sur del país.

  5. Tenía una perra que se llamaba Rosi, pero le puse chicha, era mitad
    chihuahua y mitad salchicha. Se murió en su plenitud de un cáncer en el estómago. La quise como si fuera una
    hija. Me busqué muchas broncas por ella, pues a pesar de ser tan chiquita era peleonera y le gustaba morder.
    El veterinario que la atendió me sugirió que la pusiera a dormir, eso hicieron en el hospital. No asistí a ese acto. Creo que no lo hubiera resistido ver. Todavía hoy después de 8 años de haber partido, la lloro y la extraño. Mi esposa, mi hija y yo acordamos no tener más
    animales, aunque es natural, no resisto ver partir un ser querido y ella era uno más en la familia. Bonito escrito del
    articulista el cual aplaudo. Gracias.

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Néster Núñez
Néster Núñez
Fotógrafo y escritor matancero

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