Como veterana de la guerra de liberación de Cuba contra la tiranía de Batista, como persona que ha mantenido los principios y valores de la Patria contra el imperialismo yanqui desde que tomamos el poder con un gobierno revolucionario; que ha participado en riesgosas misiones en Angola y en campamentos namibios; así como en diferentes tareas en el país durante estos sesenta años, y apoyando a la nueva generación revolucionaria portadora de dichos principios, me dirijo a usted, Marino Murillo, y los que lo apoyan en la Tarea Ordenamiento, iniciada con el año 2021.
Olvidaron la memoria histórica. Años atrás, antes de lanzar un problema de tanta complejidad, se discutía, se analizaba, se recogían las sugerencias y criticas constructivas en los diferentes niveles de la CTC y las organizaciones políticas y de masas.
Al no haber procedido de esa manera, entre otras equivocaciones, los cálculos económicos a pensionados, jubilados en general, y a los veteranos de la Revolución resultan erróneos. En 2021 reciben un ingreso por debajo del percibido hasta el 2020, lo que los condena a la pobreza.
Se contradicen los funcionarios al afirmar que todos iban a ser protegidos. Al aumentar los ingresos en el 2021, a la vez que aumentaron los precios, han cometido una injusticia con los jubilados en general y con los ingresos de los combatientes veteranos de la Revolución que debe ser solucionada.
Murillo es el mayor responsable de la reacción crítica generalizada —en las redes sociales, en las enormes colas de las tiendas, en el transporte y en todas partes— como resultado de la inflación que ha propiciado la reforma general de precios y salarios.
Se preparó como economista y fue considerado como un elemento supuestamente creíble para viajar a Europa, Latinoamérica y Oceanía, donde debía adquirir las experiencias para diseñar las transformaciones económicas. Pero no tomó conciencia de que el fenómeno en Cuba, semejante al que motivó la caída del campo soviético, provocaría un impacto popular negativo, ya que, entre otras cosas, la burocracia cubana a la que él pertenece, se ha divorciado del pueblo.
El cálculo erróneo del ingreso a los jubilados de la tercera edad, en un pueblo envejecido —por la contracción de la natalidad como consecuencia de nuestras recurrentes crisis y porque numerosos jóvenes, muchos de ellos calificados, emigraron por no tener un futuro económico— ha sido una decisión sin miramiento alguno que irrespeta a estos hombres y mujeres que provienen del Movimiento Revolucionario y el Ejército Rebelde del 26-7; el DR 13 de Marzo y la Triple A.
Se trata de hombres y mujeres, símbolos de la historia de luchas por la libertad, la soberanía económica y la justicia social de Cuba contra el imperialismo norteamericano y el sistema neocolonial, que en el ocaso de sus vidas ven deshonrar la decisión de ayuda económica a los veteranos adoptada por el Gobierno revolucionario presidido por Fidel.
Por otra parte, han disminuido el ingreso de la chequera de jubilación por debajo del salario mínimo de los trabajadores. Igualaron la cuantía de la chequera de los combatientes (335 pesos) con la que recibían los casos considerados como Asistencia Social (170 pesos), equiparando a ambos sectores en la cifra de 1260 pesos.
Conceptualmente, en la elaboración de la Tarea Ordenamiento y sus deficientes cálculos, se condena a los veteranos a ser pobres de solemnidad y esto debe ser reconsiderado. Hablamos de mujeres y hombres que rondan las edades de entre ochenta y más de noventa años —la mayoría ha fallecido— y que merecen ser tratados con dignidad y respeto.
Muchos de ellos sufrieron el acoso, la persecución, la cárcel, la tortura, los juicios en el Tribunal de Urgencia y otros vieron morir a sus compañeros asesinados por los cuerpos represivos de la tiranía o en combate.
Tras el triunfo del 59, continuaron luchando y sacrificándose al realizar tareas que desgastaron su organismo y conllevaron al padecimiento de serias y graves enfermedades —cáncer, diabetes, cardíacas, hipertensión arterial, problemas renales, bronquitis crónica, tiroides, enfermedades óseas, vesícula— que requieren de dietas específicas y medicamentos.
Las compañeras que atendían a los combatientes recibieron la indicación de mantener en secreto esta decisión, que fue recibida en diciembre del 2020 en la Casa del Combatiente.
Por indiscreción de una de ellas conocí que sería eliminada la ayuda de 300 a 400 CUP a los veteranos de la clandestinidad y el Ejército Rebelde que la recibían en la Casa del Combatiente; en tanto, a los que recibían dicho ingreso por igual concepto en las FAR, se les mantuvo la misma cantidad, sin que fuera incrementada la cifra en enero del 2021.
Los Veteranos en el Parque de la Libertad, Matanzas. De izquierda a derecha: Pedro Ferreiro; Gladys García, Marel; Ricardo González Tejo (fallecido); Leonor Arestuche, Sobrina; Thalia Lauzurique; Eraclio Lazco (fallecido).
Preocupada no solo por mí, también por mis compañeros que aún quedan vivos, realicé un muestreo con veteranos del Vedado, 10 de Octubre, Nuevo Vedado, Miramar y Matanzas; al tiempo que acudí a la Casa del Combatiente, cuyo director me informó respetuosamente que nuestros casos se iban a considerar como «núcleos vulnerables» y no como «veteranos», que era la reclamación que yo hacía.
El director elevó mi expediente al responsable de Asistencia Social del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social del municipio Plaza, pero como «núcleo vulnerable». Le expuse que había informado de esta injusticia a un miembro de la Dirección Nacional de los Combatientes, que estuvo de acuerdo en que si se analizaba mi caso como veterana, ello serviría para resolver el de los demás.
En esa instancia se mantuvo el concepto de «núcleo vulnerable» y denegaron mi solicitud.
No obstante, al conocer que mi esposo, Fidel Requeijo, no recibía ingresos por Seguridad Social —pues tuvo que dejar de laborar para dedicarse por completo a mi atención después de la operación a corazón abierto y otras enfermedades que padezco—, se presentó un equipo de Asistencia Social que lo entrevistó en detalle y, con intención de ayudar, elevaron el caso a la Fiscalía de la República del municipio Plaza, presentándolo a la fiscal Indira, con la que acordaron fuera recibido.
Otra injusticia cometida fue que cuando se presentó Fidel Requeijo a la hora señalada por la fiscal, esta se negó a recibirlo a pesar de que lo había citado. Fue entrevistado por un equipo de tres jóvenes que interrumpieron constantemente el diálogo para atender el teléfono.
Su planteamiento fue que le reactivaran la pensión de Seguridad Social que recibió al ser dado de baja por el MINFAR, debido a una enfermedad profesional contraída en su trabajo de la que quedó con varias secuelas. A todos los atendidos por estos jóvenes se les dio la misma respuesta: «No se elevarían sus casos a los decisores».
Así está NO-funcionando como debiera esa Fiscalía, una de cuyas ocupaciones es defender los derechos de la ciudadanía.
Las evidencias que validan este análisis sobre los veteranos
He analizado la muestra que tomé con los veteranos entre los meses de diciembre del 2020 y enero del 2021. Tuve en cuenta igualmente el diálogo institucional en el barrio de Puentes Grandes y el municipio Plaza, y con la Dirección Municipal de la Casa de los Combatientes, entre los meses de diciembre del 2020 y enero del 2021. Además, he consultado los artículos que han sido publicados sobre los jubilados y pensionados en general, y los veteranos de la Revolución en particular, así también los comentarios publicados en redes sociales[1].
Como ha criticado una de las jubiladas de la Revolución, se les olvidó que los que aportaron mucho a la sociedad y laboraron por más de treinta años en las décadas fundacionales del proceso, con los salarios de entonces, al jubilarse con la ley de retiro antigua no llegaban a los 500 pesos. Dicha medida tampoco refleja el reconocimiento a los ancianos que, en un número significativo, viven solos.
«Lo más triste es el no haber enfrenado esta situación con honestidad y haberla distorsionado, desfavoreciendo a la mayoría de los Veteranos», es el criterio de Sonnia Moro, historiadora e investigadora titular de la Academia de Ciencias de Cuba, ya jubilada, que luchó muy joven contra la tiranía.
Mientras Tamara Caridad Codorniu, en criterio publicado en las redes sociales y leído por mí el pasado 14 de enero, escribe que su padre, junto con sus siete hermanos, que habían sido combatientes de la clandestinidad y de la Columna de Efigenio Ameijeiras del MR 26 de Julio; había recibido una llamada de la Casa del Combatiente de Guantánamo para informarle que le quitaban la pensión de 300 pesos otorgada por Fidel Castro a los combatientes clandestinos y guerrilleros que enfrentaban serios problemas de salud.
Según cuenta Tamara, su padre y sus tíos entregaron sus propiedades cafetaleras en Bayarte, Guantánamo, al Gobierno Revolucionario, creyendo fervientemente en un hombre nuevo, humanista y revolucionario. Con dolor expresa: «Hoy me dio tristeza por mi papa, él nunca dice nada».
El 28 de enero en la mañana, Norma Porras —heroína de la batalla que se produjo en noviembre de 1958, contra las fuerzas represivas batistianas del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y el Buró de Investigaciones en la capital— recibió la visita de un anciano de su barrio. No le alcanzó el ingreso que recibió y tenía hambre.
Compartió con él su comida y le dio algo de dinero. El hombre, al verse impotente, enloqueció al llegar a su apartamento, que mantenía en buenas condiciones –con sus equipos electrodomésticos y mobiliario–, y a martillazos destrozó totalmente el TV, el refrigerador y los muebles, pedacito a pedacito. Del terrible hecho existen las fotos tomadas por el Delegado de la Circunscripción, que le fueron mostradas a Norma.
Hasta ese nivel de humillación e impotencia llega el ser humano, al verse acorralado por los errores y los cálculos de los decisores de la TO que no se ajustan a la realidad social.
Por su parte, Gastón Sariol, capitán retirado de aeronáutica, en carta a Marino Murillo cuestiona los salarios de las personas de la tercera edad, que terminaron su vida laboral activa y deben hacer malabares para poder llegar al final del mes y mantener a sus familias. Se refiere en su mensaje a los altos precios de los materiales de construcción y a las interminables colas que muestran que la situación es muy dura y que los gobernantes no están en sintonía con el pueblo.
Exige más respeto para los veteranos de la Revolución y los jubilados que lo han dado todo por el país y merecen una vejez tranquila y relajada.
En su misiva a las personas que dirigen la economía, Sariol expresa que entiende lógico que Murillo, quien vive tan distanciado de la realidad, piense así y aparezca en el programa televisivo Mesa Redonda tan convencido de su verdad y sin ser cuestionado por los periodistas que conducen el espacio. Con una mezcla de tristeza e idealización, reafirma una frase que le decía un colega: «se verán horrores».
La socióloga y escritora Esther Suarez Durán, en un texto publicado en LJC, plantea:
«Las señales han sido claras. La sociedad civil necesita ya mismo su espacio. La gobernanza también necesita —para su bien y eficacia— poder ser emplazada y reemplazada cuando no sea idónea, cuando no dé la talla. El socialismo burocrático ha de dar paso al socialismo participativo. Las ideas han de andar libres en el aire.
Habrá que marchar aprisa porque hemos perdido mucho tiempo, hipotecando vidas enteras que no devolveremos y hecho zarpar a nuestros jóvenes a buscar en tierra ajena lo que, por derecho y lógica, deberían haber hallado en la propia. Esta acaso sea la mayor y real derrota de la cual procuran redimirnos —y cuestiona— ¿no lo vemos?».
V
En el análisis anterior señalé los errores cometidos. Es necesario reconocer que en los diálogos que he sostenido con los grupos de Seguridad Social del Ministerio del Trabajo, el respeto mutuo y el justo trato recibido, desde su limitada posibilidad institucional, al enfocar erróneamente el problema de los veteranos como núcleo vulnerable y no como Veteranos de la Revolución.
Así como también debo reconocer el análisis y las valoraciones con la alta dirección del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, que con mirada amplia, respetuosa, acorde a los principios y valores de la Revolución, mantuvo el diálogo; no solo al escuchar con atención los errores de cálculo de los ingresos de jubilados, pensionados y veteranos, sino también al dar inicio a las gestiones correspondientes, en interés de dar respuesta a los problemas planteados.
De igual manera, la Dirección de las FAR, a nivel superior, ha recibido numerosas quejas de los veteranos y está analizando el cálculo no incrementado.
Concluyo parafraseando al Che: tampoco se puede dar «ni un tantito así» al burocratismo, que también es un enemigo de la Revolución.
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[1]Alina López Hernández: El caballo de Troya de la burocracia II, LJC; Esther Suarez Duran: La envergadura de este otro 27 de noviembre, LJC; Mauricio de Miranda: Los jubilados de la Revolución, LJC; Comentarios y post en: FB Ovidio Martínez Lopez, El reordenamiento ocasiona males mayores, 21 de enero 2021; LJC Carlos Basanta La voz de los jubilados, Pensionados y los Comunales 23 enero 2021; LJC. Eddie Quiñones El proletariado y los trabajadores en Cuba y otro publicado en FB, De buenas intenciones esta preñado el camino del infierno; Revista TopHoy De Editorial, 25 de enero del 2021, Gastón Sariol Piloto, cubano (capitán de la aerolínea Cubana de Aviación) jubilado, dedica carta de denuncia a Marino Murillo: Lo invito a que mande fotos de los tanques de agua de su casa.
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