La verdad que duele

(Foto: Néster Núñez)

Como consecuencia de la crisis económica, política y social que se vive en Cuba, se evidencia un desarraigo impresionante que compromete no solo el presente, sino  el futuro de la nación. Existen muchos testimonios y reflexiones sobre lo que nos pasa, pero, aun así, «tanto dolor no se puede comentar».

Muertes por la epidemia de dengue, por el pavoroso incendio sucedido en la ciudad de Matanzas, por innumerables accidentes de tráfico, por los enfermos que no reciben tratamientos adecuados debido a la falta de medicamentos. Construcciones de hoteles y, al mismo tiempo, derrumbes que estrujan la vida de mucha gente. Hace unos días, una niña perdió la vida porque la corriente de una inundación la arrastró al interior de un alcantarillado.

En ese sufrimiento infinito, también tenemos en cuenta los que han fallecido en el difícil camino del exilio, y las marcas que dejan en los que logran llegar a sus destinos. Paralelo a esta tragedia nacional se producen sorprendentes celebraciones: el Festival Habana World Music, una Feria Gourmet, la Fiesta Internacional del Vino.

La no-vida cubana está marcada por la desigualdad, el complejo acceso a los alimentos, que incluye demasiado tiempo perdido en filas, y los extensos apagones que azotan con mayor ensañamiento a las regiones del interior del país. Como resultado,  se han producido cacerolazos en disímiles provincias. El derecho a la protesta no está permitido, pero nuestro pueblo reclama al son del palo, del golpe y la blasfemia. Incluso niñas resultaron lesionadas en cuerpo y alma.

De nuevo fueron detenidos jóvenes —como en las manifestaciones del 11 de julio del 2021—, acusados por gente que no quiere saber de libertades, derechos y paz. Presencia notable de agrupaciones policiales para reducir la seguridad de la población e imponer un sacrificio no aceptado. Penosa incoherencia de una todavía denominada Revolución socialista.

Fueron detenidos jóvenes —como en las manifestaciones del 11 de julio del 2021—, acusados por gente que no quiere saber de libertades, derechos y paz. (Foto: ADN Cuba)

Tuve la oportunidad de leer con calma una propuesta de cambio estructural, ponderada y racional, publicada en Cuba Próxima. Hice un prólogo para sus creadores y recuerdo que insistí en que el programa no transpiraba odio implacable. Mi valoración fue objetada por una persona que conocí hace años, quien pidió eliminaran, pues nada aportaba al documento, el siguiente fragmento:

«En este programa encontrarán, además de las ansias de renovación en general, respeto, justicia sin venganza, visión de desarrollo sostenible, invitación a la reconstrucción física y moral de una sociedad devastada, acompañada al mismo tiempo de una feliz ausencia del atavío vulgar del odio».  

La colega, además de explicar la necesidad del odio, hizo una declaración sobre lo conveniente de utilizar malas palabras. Sobre estas dos cuestiones vale la pena meditar.

Diferentes personas sacan palabras diferentes de mí

Comenzaré con el tema de las malas palabras o vulgaridades. Hace unos años, en el barrio donde vivo, una vecina se me acercó y me advirtió: «aquí hay que decir malas palabras». Esa opinión se me quedó grabada como un arma que debería usar contra cualquier agresividad. Cuando comenzó la pandemia se desató mucha tensión ante la tragedia que se nos venía encima.

Se decía que el virus también se adquiría en el piso, en la calle, de ahí que indicaran quitarse los zapatos antes de entrar en los hogares. En mi cuadra algunas personas tiran agua, que llega al frente de mi casa y se estanca convertida en fango. En cierta ocasión le pedí a una vecina no exagerar en esa acción porque afectaba la entrada de mi pequeño portal. Una vez ya no pude más, me acordé del consejo y comencé con malas palabras, coj…., etc.

Los vecinos sonreían con socarronería. «¡Como está la “licenciada”!», dijo una con desprecio. A los dos días todavía continuaban los comentarios por mi manera explosiva de reaccionar. Fue entonces que comprendí que esa alternativa de defensa personal funciona en determinadas personas, no en todas. En mi caso no soy creíble, además de ser ya una anciana. Las máximas responsables del incidente no me saludaron más.

Pasados unos meses, la hija de la mujer con la que discutí me llamó una noche por la ventana, tenía un ataque de asma y necesitaba un spray de salbutamol. Enseguida la auxilié pues sé lo que significa ese padecimiento. Después lo he seguido haciendo. Ese gesto selló el distanciamiento que parecía irrevocable. Hoy me aprecian muchísimo, una vez la madre de la enferma me comentó: «lo que tú haces no lo hace aquí nadie, tenemos que pagar extra por adquirir un aparatico». 

Fila frente a una farmacia en Centro Habana. (Foto: 14ymedio)

Claro que estoy al tanto del uso de las malas palabras en el contexto político, esas expresiones se proyectan también en otros ámbitos de la vida, como el teatro, la música, la televisión. Sin embargo, ¿cuáles son las consecuencias de la vulgaridad instalada en las escuelas, de la naturalización de la charanga bullanguera? Una vez tuve que advertirle a un grupo de estudiantes universitarios: «aquí no quiero malas palabras». 

El hecho de que en lo más recóndito de los barrios humildes y desesperados se haya enarbolado la mala palabra para exigir justicia y proclamar la inconformidad con la vida que tenemos, es legítimo, es extremadamente auténtico; pero actuar con la máscara populista por parte de otro sector de la población, me parece caricaturesco. La parte verdaderamente valiosa de la sabiduría práctica que adquirimos en nuestras vidas no se puede expresar en términos generales, cada ser humano adquiere solo de primera mano, una especie de aprendizaje de la vida.

Si yo odiara a alguien, me odiaría por ello a mí mismo

Salomón Morel fue un judío que vio como los nazis obligaron a su madre a contemplar el asesinato de su esposo y de uno de sus tres hijos, antes de asesinarla a ella. Posteriormente ejecutaron a su hermano, mientras él fue enviado a Auschwitz.

Cuando culminó la guerra, Salomón fue nombrado comandante de la prisión de Katowice en Polonia, donde destinaron a cautivos alemanes. Allí torturó a los prisioneros por inanición, maltrato y ausencia de cuidados médicos elementales, que fueron técnicas aprendidas en el campo de concentración. Ese procedimiento vengativo lo hizo responsable del fallecimiento de más de mil personas. Muchos sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial quedaron aferrados al pasado mediante el rencor y el resentimiento.

Judíos en campo de concentración.

No todos reaccionaron de igual manera. El neurólogo y psiquiatra Viktor E. Frankl relató su experiencia en los campos de concentración en una obra que todo ser humano debiera leer: El hombre en busca de sentido. Él se aferró al recuerdo de su esposa, era lo único que lo mantenía en pie. Finalmente sobrevivió, y optó por aprender del dolor para crecer y poder ayudar.

Otros sobrevivientes al Holocausto, como el filósofo Emmanuel Lévinas y el psicoanalista Erich Fromm, entrevieron que un pasado doloroso no predetermina odio ni resentimiento. Recordemos el caso de la rusa Ana Ajmátova, una víctima del estalinismo. Después de la ejecución de su marido, del encarcelamiento de su hijo y de su propia condena, creó poesía.

Una madre cubana llamada Marta Perdomo tiene dos hijos en prisión por haber participado en las manifestaciones del 11 de julio. Podrán imaginar su agonía, su tristeza infinita. En un encuentro online, ella narró que en un interrogatorio que le hicieron a su hijo Nadir, la oficial que lo atendía le preguntó: «¿Tú no pensaste en tus hijos?». «La verdad es que por pensar en mis hijos estoy aquí, por pensar en Usted también, respondió el joven».

 Me impresionaron sus palabras profundamente, por ello recordé la frase de José Martí: «un perdón puede ser un error, pero una venganza es siempre una infelicidad». Nadir es amor, es luz, es poesía.  

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26 comentarios

Livio Delgado 14 octubre 2022 - 7:19 AM
Pues lamento decirle que hay mucha infelicidad (venganza) sembrada en la sociedad cubana en general como resultado de tantos años de mal vivir por tantísimos años, después de 3 generaciones de exclusión, división y el enfrentamiento que terminó generando eso que como bien usted muy bien señala "todavía llaman revolución cubana", las malas palabras son la forma más común de comunicar los desagravios, la falta de respeto al pensamiento diferente el modo de actuar, y la total incomunicación de los diferentes grupos de pensamientos, inclusive al más alto nivel social, van marcando el rumbo de una sociedad, de un país, que el empobrecimiento generalizado y la falta de esperanza ya está comprometiendo inclusive el hoy, pues el mañana simplemente, para una inmensa mayoría, no existe. En mi opinión personal, el "error" del perdón está completamente cuestionado hacia muchas personalidades que han tomado partido en contra de sus conciudadanos, en esta última etapa de represión e imposición de un fracaso la sociedad cubana, sobrevivir no puede seguir siendo la única opción que se les ofrece a una inmensa mayoría del pueblo cubano. Buen fin de semana para todos.
Frank Montada Rodriguez 14 octubre 2022 - 7:25 AM
Buenos días Doña Teresa, muchas gracias por su artículo, estoy de acuerdo con Ud. Tenga un feliz fin de semana. Frank
Manuel Figueredo 14 octubre 2022 - 9:27 AM
Señora Teresa muy bueno su artículo, el cual comparto en todas sus partes. Un saludo para usted y los suyos.
Alejandro 1 14 octubre 2022 - 8:04 AM
Alto y claro. No hay nada más que decir. Muchas gracias, Doña Teresa. Al margen del tema, alambradas como esas de las fotos pulularon por Camagüey en los campamentos de la UMAP. Las ví, estuve a ambos lados de ellas, en la zona de Flautilla; claro, con la única diferencia de que ya habían abierto las puertas, pero soy testigo presencial de que existieron y de que no fue un "invento" de la "gusanera". Pobre Cuba, pero tenemos que reconocer que nosotros mismos hemos sido los culpables de lo que tenemos. Ya se nos va haciendo muy tarde para recuperar la libertad de la isla, y lo triste es que vamos a un callejón donde la única salida que se ve es un evento violento. Da tristeza ver como destruyeron la Perla del Caribe.
Sanson 14 octubre 2022 - 8:42 AM
Segun el Vice Primer Ministro y Ministro de Economia Alejandro gil……….”Cuba no dolarizara su economia. Las tiendas en MLC son necesarias pero transitorias." Yo no se quien esta mas separado de la realidad, si este gil o La reina Maria Antonieta, se acuerdan?. " y si no tienen pan por que no comen pastel". Cuando se habla de alimentos, transitorio no puede representar mas de, maximo, tres dias que es cuando el cuerpo comienza la autofagia y el cerebro distorsiona su funcionamiento. Esas tiendas a las que ese tipo llama necesarias, llevan decadas hambreando al que no puede acceder a ellas. Un ninno hambriento es un ninno enfermo y por eso las madres flacas, salen desesperadas con los hijos a protestar aun cuando por venganza las golpean y maltratan los esbirros de esos que exiben sus barrigotas. Maria Antonieta murio en la Guillotina. Entonces?.
‘Amén’ para lo que publica hoy jovencuba.com – ALTOLIBRE.COM🧌 14 octubre 2022 - 9:14 AM
Sanson 14 octubre 2022 - 9:15 AM
Se llama Esmeralda Cardenas Hidalgo. Es la mujer a la que un esbirro de las Brigadas de Respuesta Rapida Contra la Poblacion, golpeo cuando pedia todo lo que no tiene y que ahora reclama al regimen por el abuso. La foto iconica fue captada por un fotografo de APF. https://www.youtube.com/watch?v=S19vqlYQgaU&t=127s
Ernesto Daranas 14 octubre 2022 - 9:30 AM
Gracias Teresa. Una vez más.
El inagotable, Orlando J Martinez 14 octubre 2022 - 10:11 AM
Me maravillo de como los expertos comentaristas de Cubadebate culpan a la OTAN y a los Estados Unidos de que Rusia invadio Ucrania A Putin, le hablaron clarito. "Si lanzas bombas atomicas tacticas en Ucrania, no responderemos de la misma manera, pero vamos a destruir tu ejercito"
Observador 2022 14 octubre 2022 - 10:37 AM
Que hermoso y útil artículo. Quizás lo peor del drama de la nación no sea la miseria material sino la miseria espiritual que la acompaña y la agrava. La nobleza del pueblo cubano empujada a un escenario de odio, rencor, venganza, desarrollado por décadas con un discurso oficial incansable que ahora pretenden disimular con un cínico apostolado de amor. Duele que la protesta y el grito estén signados por un lenguaje soez que ya se venía masificando e incluso marcando el léxico cotidiano de mujeres y niños; otra prueba del daño inducido por la pérdida de valores y el deterioro de costumbres y comportamientos. Protesta maldiciente que no le resta autenticidad y contundencia en el mensaje. La sociedad, aunque herida en sus esencias, sabrá regenerarse y reconstruir sus mejores valores, ajenos al odio y rencor inculcados. Como lo supo hacer tras la larga, destructiva y sangrienta guerra con Espana durante el siglo XIX y poder construir una república que respetó y acogió a los nacionales de la antigua colonia. Ahora lo sabrá hacer, tras derrotar a ese régimen y mafia opresiva, odiadora y criminal, levantándose erguido sobre rencores y venganzas que le quieren conducir a una ruina mayor. Gracias a la autora por este artículo, de los que prestigian a este sitio!
Alejandro 1 14 octubre 2022 - 5:39 PM
Observador, sobre esa idea que usted plantea opinamos mucho cuando los bochornosos "actos de repudio" en 1980. Algunos ilusos que conocí no querían entender el rumbo a la debacle que había comenzado desde el 59 y ahora se mostraba con fuerza evidente. Al parecer el Mariel no fué nada comparado con la situación a que se ha llegado ahora. No sé si seré exagerado en mi opinión, pero siento vergüenza agena cada vez que algunos compatriotas (No pocos, por desgracia) abren sus bocas para vomitar, que no "expresar" lo que sienten. Y para peor, se ha convertido en costumbre con mucho arraigo en la juventud. Pobre Cuba.
maría teresa* 14 octubre 2022 - 12:15 PM
Dra, vivo en un barrio semejante al suyo, antaño un barrio pobre de trabajadores y amas de casas, hoy un barrio marginal donde conviven médicos, ingenieros y profesores, estudiantes de la enseñanza media y universitaria, de pocos obreros y muchos marañeros. Yo ingeniera, malas palabras he tenido que decir porque mi barrio al igual que en el suyo hay que decirlas. Con menos escolaridad mis padres y vecinos de mi niñez jamás las decían. Lo que ocurrió del 59 para acá revolucionó al país, desgraciadamente en algún momento se torció el rumbo, lo que fue ya no lo es ni lo será, estamos peor y sin esperanza. ¿Qué nos hizo cambiar para mal? Hoy por afectación del ciclón salí (cosa que nunca hago) al puesto de mando buscando alguna solución de tantas que prometen, viré decepcionada y muy deprimida. Hay tanta pobreza, suciedad, desidia y abandono y tantos cuadros barrigones y desaliñados atendiendo a la población necesitada, algunos con buenas intenciones pero ineptos, convencidos que están ofreciendo limosnas a los que allí acuden; el entorno y la farsa burlesca es caldo de cultivo para la depresión y desconsuelo. No es cuestión de abundancia o escases, es cuestión de insensibilidad, de material humano. Me fui sin resolver y no voy más, a tono con mi barrio, trataré de pagar el servicio sin muchas averiguaciones. Para los que llevan la cuenta de las veces que el presidente ha visitado Pinar les pregunto ¿de qué sirve?
Mila Muro 14 octubre 2022 - 12:35 PM
Profesora, yo llamaría a sus palabras: un artículo necesario. Desde que era más joven, ya llegué a los 76, siempre he pensado que los daños a la economía de un país podrán eliminarse en un plazo más corto que los daños morales. Cuántas generaciones deberán pasar para lograr el equilibrio? En nuestro país el daño moral es inmenso, si solo fueran las malas palabras el problema sería de menor cuantía. Hace unos días leí un comentario titulado Odiadores y confundidos. Excelente reflexión, nuestra triste realidad. Hace más de 60 años que el odio es la carta de triunfo en este país, eso es lo que tenemos. Nunca escuché a mis padres decir una mala palabra, mi papá decía: ni las "mujeres de la vida" decían malas palabras. Papá, actualmente te las asignan en la libreta de abastecimientos. Saludos a todos
Manuel Figueredo 14 octubre 2022 - 2:03 PM
Le duele y mucho a la dictadura cuando hay personas morales, decentes que hablan con la franqueza y honestidad como lo han estado haciendo hoy. El daño moral está hecho y llevará muchos, pero muchos años para que nuestra nación pueda volver al camino de la dignidad y la vergüenza. Un abrazo a los foristas de noble corazón.
Esteban 14 octubre 2022 - 3:05 PM
Hay mucho odio acumulado en el pueblo cubano y el grupito de poder lo sabe. Esos señores han estado pisoteando y reprimiendo desde hace mucho tiempo. Si el karma existe, que se preparen.
Tony crespo 14 octubre 2022 - 3:32 PM
LA VERDAD QUE DUELE…,.al desgobierno ……,,En el conflicto existente en la más alta dirigencia del país entre “ideología” y “negocio” prevaleció el pragmatismo económico que la realidad les impone: ETECSA y sus utilidades multimillonarias en moneda dura…..la ideología pasó a segundo plano y con ello el casi libre acceso a las redes sociales con la consecuencia predecible de actualización minuto a minuto de LAVERDAD …,,”rasgado el velo del templo” del monopolio y censura de la verdad( frase de los libros sagrados anunciando la NUEVA ERA con la muerte del Cristo) así se rompió el control absoluto de ese velo” de la censura y la información de la VERDAD negada a todos por casi 63 años…..como alguien dijo “suelto el genio no se puede meter de nuevo en la botella” así estamos hoy y sus consecuencias. Expuesto todo y a todos el CUBA ESTADO FALLIDO merece mencionar otra vez aquello de “ vendió su derecho a la progenitura por un plato de lentejas “
María T Betancourt 14 octubre 2022 - 6:10 PM
Estoy impresionada por el texto, lo confieso. Me emociona lo anecdótico, con sus vecinas. Lo histórico, lo ético, con los que nos cuenta de estas personas en campos de concentración. La justicia existe para que no exista venganza. Todo mezclado en un artículo que además de sus otras virtudes, está lindo, emociona. Pero casi terminando, cuando ya estaba satisfecha, menciona a los hermanos Perdomo, de San José de las Lajas, presos injustamente, condenados por disentir. Entonces le doy mil en lugar de 100. No olvidemos que tenemos cientos de jóvenes detenidos injustamente. Que tenemos madres que lloran todos los días y reclaman sus derechos. Que nuestro pueblo es noble y siempre fuimos justos. Lo cotidiano, la cola, lo vulgar, no puede quitarnos la decencia y los presos políticos son una vergüenza para cada cubano que haga silencio y voltee su cara.
Ramón Izquierdo Delgado 14 octubre 2022 - 11:46 PM
Sra Canals No se a que usted llama exiliados en su escrito. Si pienso que sea todos los cubanos que viajan al exterior buscando un salario mayor únicamente pagado en los escalones más altos de la ÚNICA división internacional del trabajo que existe la capitalista los mexicanos tenemos 36 millones de exiliados en EE UU a donde fueron huyendo del capitalismo corrupto y depredador mexicano que no ha resuelto para sus ciudadanos los mínimos vitales. Me imagino que sean de ese tipo los cubanos exiliados que usted habla porque Cuba también forma parte de la ÚNICA división internacional del trabajo que existe la capitalista
Sanson 16 octubre 2022 - 1:33 PM
Que comico como se balancea en la cuerda floja entre el capitalismo corrupto de mejico, los cubanos que se escapan de lo que fue la perla de las antillas cuando habia capitalismo y que de receptora de emigantes es la emisora de fugas constantes desde que se embarco en esto del comunismo A menos que saque un conejo del sombrero cuando se baje de la cuerda floja en que anda va a seguir haciendo el ridiculo en este espacio donde es el hazme reir
narciso 15 octubre 2022 - 5:19 AM
La verdad que no entiendo si un barrio hay medicos ingeniero maestros y trabajadores en general no es un barrio marginal ya que la edificación no da directamente marginalidad al menos así no es mundialmente a no que teresa quiera hacer un aporte teorico al concepto de marginalidad
Sanson 15 octubre 2022 - 8:04 AM
Los barrios de cuba son como charcas de aguas podridas donde nadan todo tipo de peces. La necesidad ha podrido las charcas y los peces.
maría teresa* 15 octubre 2022 - 8:18 AM
Narciso (5:19 am) Para mi es barrio marginal donde vivo, calles rotas donde las aguas albañales corren libremente y no hay alumbrado público, donde no entra la policía, sus casas en mal estado, animales callejeros, juegos prohibidos, casas malamente enrejadas hasta el techo donde viven personas con salarios insuficientes que no le permiten mejorar su entorno porque malamente les da para comer y según el delegado para mejorar la urbanización TU GOBIERNO no asigna recursos, los vecinos por muchos títulos universitarios que tengan son de segunda y tercera importancia para el gobierno, sus niños y ancianos también lo son. Narciso, no estoy muy errada en mi concepto de marginalidad y le doy la razón cuando dice “La verdad que no entiendo …” , usted nunca entiende nada, lo suyo es molestar. Yo escribo sobre mis experiencias, de lo que vivo y de los abandonamos que nos sentimos como comunidad. Usted ni vida propia tiene, está a la caza de foristas para molestarlos. Triste papel el suyo.
Ramón Izquierdo Delgado 16 octubre 2022 - 5:25 AM
Sr Esteban Tiene usted toda la razón, y yo lo llevo diciendo hace mucho, hay mucho odio en ustedes, la mayoría viviendo en el exterior y sin arraigo en Cuba. De los que no envían remesas. Ustedes son una cara siniestra salida de Cuba, ustedes no representan al pueblo cubano, son su antítesis.
Sanson 16 octubre 2022 - 7:33 AM
“El amor, madre, a la patria no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba que pisan nuestras plantas; Es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca” Jose Marti
Mario Gines Gonzalez 17 octubre 2022 - 8:44 PM
Muy buen artículo señora Teresa, mis respetos a todos los que aquí en nuestra JC escriben con tanta sapiencia y de la que usted es ejemplo. Refiriéndome a sus muy buenos razonamientos sobre la venganza, pienso que si realmente deseamos un país mejor con democracia, libertad política y económica, es decir, un país próspero, el tema de la venganza debe ser muy bien manejado como usted lo ha tratado, e insistir sobre el, de manera que llegue el mensaje con la mayor claridad al pueblo y a otros que desde el exterior hacen llamados a esa supuesta venganza después del cambio. Para poder transitar hacia ese nuevo estado de bienestar, los que poseen el poder y las armas y no hayan cometido ni formado parte de actos de represión y abusos contra sus ciudadanos deben tener la seguridad que no serán objeto de actos violentos de venganza por el solo hecho de haber utilizado o encontrarse utilizando un uniforme de algunas de las instituciones armadas, de otra manera quienes los dirigen utilizarán ese temor para que sigan protegiendo este estado fallido, con la consiguiente generación de violencia y sangre que se derramará por parte del pueblo indefenso. Les puedo asegurar que la mayoría de los miembros de esas instituciones armadas no han cometido hechos de represión, tengo la total seguridad de ello.
Mario Gines Gonzalez 17 octubre 2022 - 8:58 PM
Algo muy importante y que olvide expresar en mi anterior comentario, que a los que si han cometido represión se les debe juzgar de acuerdo a las leyes y no mediante actos de furia popular que crearan más heridas a esta sociedad, que tendrá que sanarlas con el tiempo.

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