El triple salto cubano, su éxito histórico y el laberinto que le circunda

Ilustración: Frank Sera

«Siempre creí que el éxito sería el mayor desafío de mi Fe»

Jonathan Edwards

 

La historia del campo y pista a nivel mundial tiene sus mejores exponentes en el británico Jonathan Edwards, récord mundial de 18.29 metros en Gotemburgo 1995, y la venezolana Yulimar Rojas, plusmarca de 15.67 en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, extendida hasta los 15.78 en Belgrado 2022.

En el caso cubano, el triple salto es la especialidad del campo y pista que más galardones ha hecho a lo largo de la historia, con un acumulado de 17 preseas en Campeonatos Mundiales.

Si se considera que en Cuba el refugio en la fe se conjuga con la mezcla de fuerza y ritmo heredada de los ancestros africanos, puede pensarse que esa mixtura constituye la clave del éxito que se le ha atribuido, desde Julio Bécquer, considerado el padre de la Escuela Cubana de Saltos, y Sigfredo Banderas hasta Yoelbi Quesada, Ricardo Ponce, Juan Gualberto Nápoles y Jorge Pichardo.

Aunque se habla de las academias estadounidense y exsoviética como referentes  —la primera centrada en la velocidad de la carrera de impulso y la explosividad al atacar la tabla para ganarle la mayor cantidad de metros posibles al brinco; la segunda, más propensa a la fortaleza o potencia de los atletas y su secuencia técnica— , los cubanos han impreso cadencia especial y fluidez para hilvanar la cadena de carrera-despegue-brinco-paso-vuelo, muy peculiar en sus saltos, que evidencia el perfeccionamiento de la técnica.

Pedro Pablo Pichardo (oro en Oregón 2022 con 17.95), junto a Yoelbi Quesada (oro en Atenas 1997, dueño de 17.85) son los únicos triplistas cubanos campeones en Mundiales al aire libre. / Foto: Oncuba.

Para reforzar este postulado, vienen a la memoria de este cronista Pedro Pérez Dueñas, Pedro Pablo Pichardo, Yargeris Savigne, Liadagmis Povea, Niurka Montalvo, Dailenys Alcántara, Osniel Tosca y Michel Calvo, en el primer grupo de triplistas veloces y explosivos.

Mientras, con una mayor conjugación de potencia y fuerza se hallan Yoandri Betanzos, Ernesto Revé, Héctor Dairon Fuentes, Cristian Nápoles, Yoel García, Lázaro Betancourt Jr., Yusmay Bicet y Josleidy Ribalta.

Por último, en el bloque de talento natural o técnica depurada, pondría a Yoelbi Quesada, Jordan Díaz, Alexis Copello, Lázaro Martínez, David Girat, Yamilé Aldama, Leyanis Pérez y Mabel Gay.

Otro elemento se asocia a los periodos de puesta a punto de nuestros triplistas, vinculados a macro-ciclos de preparación para encarar la competencia fundamental del año, generalmente prioritaria en eventos múltiples, incluso sobre campeonatos mundiales.

Las carencias económicas condicionan tanto la posibilidad de afrontar la etapa preparatoria con el rigor requerido, como la ruta crítica competitiva de los cubanos; contrario a lo que dictan los criterios globales de obtención de forma deportiva de un atleta en la actualidad, con epicentro en la alta competición por sobre los largos periodos de entrenamiento.

Recientemente y con toda lógica, la triplista venezolana Yulimar Rojas comunicó que no participaría en los Juegos Panamericanos de Chile (20 de octubre al 5 de noviembre), pues para ella y su entrenador, Iván Pedroso, la temporada culminaba el 17 de septiembre con la final de la Liga del Diamante en Eugene.

Para este cronista, varias de las estrellas del campo y pista desistirán de competir en la justa multideportiva continental por motivos similares.

Jordan Díaz, también alumno de Iván Pedroso, y actual recordista de España (17.87), es considerado uno de los mayores talentos del atletismo a nivel global. / Foto: runnersworld.com.

Pero, para las máximas autoridades deportivas cubanas, y con una crisis de la que no escapa la actividad del músculo, resulta crucial alcanzar un rendimiento en Santiago de Chile que supere el quinto escaño de Lima 2019. Lo anterior, sin sopesar variables de desgaste, molestias o lesiones de sobreuso, derivadas de un periodo de forma deportiva superior a los cuatro meses.

Los triplistas, atletas y deportistas cubanos del primer nivel en el alto rendimiento se preparan y compiten con la presión de velar por sus respectivas familias como garantes, dada la posibilidad de viajar al extranjero. Incluso, en ocasiones han vendido buena parte de sus módulos deportivos para conseguir dinero extra para autofinanciarse y ayudar a los suyos, lo cual se suma a la oleada migratoria creciente en el movimiento deportivo de la Isla.

El ingreso mensual básico de un miembro de una preselección nacional, según recoge la Gaceta Oficial de la República, es de 3 725 pesos cubanos. A los que se añaden, según sus resultados en la arena internacional, los siguientes montos:

Leyanis Pérez y Liadagmis Povea en primera persona

En el recién finalizado Mundial de Budapest, Cuba estuvo aupada, precisamente, por los rendimientos de sus triplistas. Por tercera vez en estos torneos, Lázaro Martínez (17.41metros-plata) y Cristian Nápoles (17.40-bronce) alcanzaron doble presencia en el podio de premiaciones; en tanto, la portentosa Leyanis Pérez (14.96) se agenció bronce, y en dicha prueba, Liadagmis Povea (14.87-sexta) completó el rendimiento loable.

Leyanis y Liadagmis develaron algunas claves de sus respectivos rendimientos y estabilidad a este periodista, antes de continuar con su preparación rumbo a los Panamericanos de Chile.

Leyanis (Pinar del Río, 10 de enero de 2002) y Lidianis (balonmanista), su hermana gemela, son las primeras de su familia en dedicarse al deporte.

Sobre ella, su entrenador Ricardo Ponce develó en nuestra última plática: «Leyanis es muy rápida, con un primer salto muy bueno, —posee 6.64 metros de tope personal en longitud—, y que por su velocidad, es el momento de la secuencia donde mayor provecho le saca.

Ha ganado desplazamiento en el llamado paso, sobre todo en la transición del péndulo; y en el vuelo, todavía tiene algunas cuestiones de errores en la caída y el agrupe final, pero los ha ido puliendo, y considero que a medida que gane en experiencia competitiva aumentará su mejora.

Mide 1.88, y pese a desentonar con las últimas triplistas buenas de Cuba, salvo Mabel Gay y Josleidy Ribalta, es espigada. Esa combinación de estatura y rapidez que posee, es muy poco común en las triplistas de élite».

Leyanis ha evidenciado una progresión de 1.62 metros desde los 13.36 marcados en 2018, y que propiciaron su entrada a la preselección nacional. Foto: xinhuanet.com.

Leyanis, final mundial con seis saltadoras sobre los 14.80 metros, ¿mucha tensión en esta segunda incursión?

Para mí, ha sido la competencia más fuerte que he enfrentado. Había muchas saltadoras de primer nivel, todas con el objetivo de colgarse una medalla. Salí a saltar fuerte desde el primer intento y logré el resultado, justo con esos 14.96 iniciales.

Cerraste 2022 con marca de 14.70, ¿qué elementos incidieron en tu progresión?

Nos centramos en la técnica, en estabilizar la carrera, en lograr que la pierna de ataque llegara con precisión a la tabla y, de ahí, corregir los errores más frecuentes que presenté en mi secuencia y que me habían impedido progresar más.

¿Cuál es el mejor momento de tu secuencia, y qué significa tener rivalidad en Cuba con otras dos triplistas sobre 14.30 metros?

La carrera, mi entrenador y yo, consideramos que es la base principal de cara a un buen resultado y por eso insistimos en perfeccionarla. Esa rivalidad es un reto que me obliga a estar constantemente superándome. Lia y Davisleydis Velazco tienen mucho talento y capacidad de trabajo. Estar juntas en una competencia con ellas es algo lindo, ya que nuestro país cuenta con tres triplistas dentro de la élite, algo que respalda la tradición y que actualmente ningún otro país posee en el femenino.

La barrera de los 15 metros, los Juegos Olímpicos de París y el profesor Ponce, ¿qué representan?

Para superar los 15 metros, está todo el trabajo que hemos venido haciendo en aras de lograr ese equilibrio entre las capacidades físicas, técnicas y psicológicas. Sé que puedo superar esa barrera, tengo mucha confianza en cómo se comportan las cosas y qué mejor dicha que hacer esa marca en los Juegos Olímpicos de París y salir a luchar una medalla.

Con el profesor Ponce mantengo las mejores relaciones, es mi entrenador desde que entré al Equipo Nacional y, desde ese momento, hemos construido una amistad. Él es una de las personas por las que he llegado hasta donde estoy, aunque también le agradezco a los profesores que vinieron conmigo desde abajo, como Ochandorena, quien me captó en tercer grado.

 

La también pinareña Liadagmis Povea (6 de febrero de 1996), quien no cometió fouls e hilvanó una secuencia mundialista de 14.23- 14.52- 14.55- 14.87- 14.71 y 14.86, a solo seis centímetros de su registro cúspide, no dudó en certificar que es complicado mantenerse en la élite del triple salto bajo las condiciones de entrenamiento existentes en Cuba.

Los 14.87 de Liadagmis Povea en Budapest quedaron a seis centímetros de su marca personal y le merecen el sexto escaño, entre los mejores registros de 2023. Foto: Cubasí.

«La verdad es que la alimentación no está muy buena. No es la que necesitamos, como tampoco los reconstituyentes. A esta realidad se enfrentan buena parte de los preseleccionados en el alto rendimiento. A lo que sumaría la adecuada relación trabajo-descanso que exigen mis entrenamientos porque, eso sí, entreno lo que planificamos mi entrenador y yo, pero durísimo. Yo entreno a morirme».

¿Qué has modificado en tu técnica de salto para estabilizar secuencias estables sobre 14.50?

Lo principal ha sido estar mucho más centrada en mi trabajo, tener claro lo que quiero y la evolución en las cuestiones que definen a una triplista y a cualquier atleta: físico, técnica y mentalidad. A eso le sumo la confianza de mi entrenador, Yoelbi Quesada, que se ha traducido en precisión en el ataque a la tabla, el elemento que más me golpeaba; un aumento en los parámetros de fuerza y rapidez, así como también el énfasis en pulir detalles, pues no soy una triplista alta y debo compensar eso con técnica, coordinación y otras virtudes.

¿La final de Budapest y la mano de Yoelbi en esa estabilidad de rendimientos?

Budapest súper duro. Era de esperarse, por el comportamiento de las triplistas a lo largo de la temporada. Salí, como siempre, a dar lo mejor, pero siempre me exijo demasiado.

Yoelbi ha incidido en un 100% en esa estabilidad. Aun cuando estoy con los ánimos bajos, su actitud, conocimientos y fortaleza psicológica sacan mi versión más completa y me hacen evolucionar.

Este año, además, he transitado sin interrupciones por una buena etapa tanto preparatoria como competitiva.

¿Cómo es posible mantener un pico elevado de rendimiento durante más de cuatro meses?

Requiere de mucho esfuerzo y sacrificio, empezando por meses sin ver a mi familia, pero con la certeza de que cada resultado será para beneficio de todos. No suelo lesionarme, me cuido demasiado, tanto mis piernas como mi alimentación, en la medida de lo posible.

Trato de estar en un peso estándar, amén de que ya se me hace un poco trabajoso, debido a mis 27 años y a que el metabolismo no es el mismo, pero hago todo lo posible por estar bien. De cara a los Panamericanos de Chile, confieso que estoy exhausta, pero iré con la misma filosofía: dar el máximo en cada ejecución. Eso sí, la proyección y prioridad están en el horizonte de la olimpiada en París.

¿Ídolos dentro del triple?

Mabel Gay y Yoelbi Quesada. Tengo una forma muy similar de saltar a la de él. Suele decirme que me ha convertido en su versión femenina.

 

Proyecciones y triplistas en activo, con la huella de la escuela cubana

Justo hacia la conocida como Ciudad Luz se enrumbarán los cuatro principales exponentes del triple salto cubano actual, toda vez que con sus rendimientos en la capital húngara certificaron su clasificación olímpica, como también lo harán otros exponentes de dicha modalidad esculpidos en la escuela cubana y que vestirán los galones de otras naciones. En este acápite de seguro devendrán los más connotados el as olímpico regente Pedro Pablo Pichardo (Portugal), el portento Jordan Díaz (España) y Andy Díaz (Italia).

Los 14.87 de Liadagmis Povea en Budapest quedaron a seis centímetros de su marca personal y le merecen el sexto escaño, entre los mejores registros de 2023. / Foto: Cubasí.

Si transitan por cauces preparatorios estables, instituyen una ruta crítica certera, y no sufren lesiones preocupantes, Lázaro Martínez y Cristian Nápoles tienen recursos para pujar por una presea bajo los cinco aros, al igual que Leyanis y Liadagmis.

Habrá escollos de mucho mayor calibre en uno y otro sexo, pero pudiera ocurrir, incluso, que tres exponentes masculinos de la escuela cubana coparan el podio bajo tres banderas diferentes.

Para patentar el poderío de la escuela cubana de triple a lo largo de la historia, basta destacar que un total de 22 triplistas varones han superado los 17.22 exigidos por la World Athletics para inscribirse en las olimpiadas de París el próximo año. Mientras, nueve mujeres han rebasado los rigurosos 14.55 requeridos para pugnar en el mítico Saint Dennis parisino.


Para culminar este recorrido por el triple de la mayor de las Antillas, a continuación se ofrece una radiografía de los principales triplistas fraguados en la escuela cubana, que actualmente se encuentran en activo.

MASCULINO:

Pedro Pablo Pichardo: Santiago de Cuba, 30/06/1993. Único triplista cubano que ha superado los 18 metros con 18.08 logrados el 28 de mayo de 2015 en La Habana. Posee 17.60 sobre pista cubierta y 7.81 de tope personal en longitud. Actual campeón olímpico en representación de Portugal y depende de su carrera de impulso hilvanada con el brinco.

Jordan Alejandro Díaz Fortún: La Habana, 23/02/2001. Pese a su juventud, es considerado un triplista muy técnico, a lo que añade su estatura de 1.90 metros. Sus respectivos 17.87 y 17.59 constituyen récords nacionales de España al aire libre y sobre pista cubierta, en ese orden. Posee una estructura de salto bastante pareja y debe seguir mejorando, bajo la tutela de Iván Pedroso. Es el recordista mundial sub-18 años con 17.41 metros.

Andy Díaz: La Habana, 25 /12/1995. Ganador de la final de la Liga del Diamante en Zúrich en 2022 con 17.70, en representación de Italia. Tiene fijado su tope personal a 17.75 y el brinco constituye el principal recurso de su estructura de salto, la cual técnicamente ha mejorado de forma considerable. Fe de ello lo constituyen los 7.40 metros que posee en Longitud.

Lázaro Martínez: Guantánamo, 3/11/1997. Es una mezcla de talento natural y técnica ascendente, luego de desterrar las huellas de indisciplina que atentaron contra una progresión más acelerada. As universal sobre pista cubierta (17.68) en Belgrado 2022. Ostenta 17.51 al aire libre. Su brinco en la secuencia constituye su mayor virtud, llegando a superar los 6.80 metros.

Cristian Nápoles: La Habana, 27/11/1998. Entrenado por su padre Juan Gualberto Nápoles, consiguió en Budapest estirarse hasta 17.40 metros, tope personal y acreedor de bronce. Descuella por su potencia y fuerza al saltar. A su condición de campeón mundial cadete y subcampeón mundial juvenil, añade su competitividad extrema. Posee 7.51 en longitud.

FEMENINO:

LEYANIS PÉREZ: Pinar del Río, 10/01/2002. Es considerada una gema del campo y pista. Deslumbran sus 14.98 y 14.65 al aire libre y bajo techo, respectivamente, además de considerables 6.64 en longitud. Bendecida con 1.88 metros de estatura que conjuga con rapidez y explosividad en su carrera de impulso y ataque a la tabla. Campeona Iberoamericana con 21 años, sabe lo que es ser medallista absoluta del orbe.

Liadagmis Povea: Pinar del Río, 06/06/1996. Es una triplista que sorprende. Sin ese físico envidiable tiene topes de 14.93 y 14.81 a cielo abierto y sobre pista cubierta. Discípula del otrora estelar Yoelbi Quesada, le confiere suma importancia a su psiquis y la conjuga con los parámetros de velocidad y fuerza, mejorados al saltar. Carrera de impulso y brinco devienen sus principales argumentos.

Davisleydi Velazco: La Habana, 04/09/1999. TAmbién tutelada por Yoelbi Quesada, tiene fijados en 14.34 su registro cimero. Si fortalece su componente psicológico a la par del perfeccionamiento técnico, de seguro ganará en estabilidad y mejora de marcas sobre 14.40, barrera de respeto en la élite.

También en activo se encuentran el novel Andy Echevarría (22 años y 16.77 en la actual temporada), Alexis Copello a sus 38 abriles en representación de Azerbaiyán y Liuba María Zaldívar (13.57 en 2023, puesto 89 del top list y mejor marca personal 14.51). Nacida el 5 de abril de 1993, Zaldívar compite por Ecuador, pero para ser objetivos, sus opciones de inscribirse en París son sumamente remotas.

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