El canal Cubavisión está transmitiendo la telenovela Entrega. La serie cubana nos enseña a un joven profesor de la asignatura de Historia. Manuel fomenta el debate en el aula, respeta los criterios de sus alumnos, les permite a algunos, incluso, que intenten argumentar la tesis de que hubo, antes de 1959, una Habana mejor que la actual.
Manuel tiene un personaje antagónico en el ámbito escolar: otra profesora que parece encarnar el dogmatismo y la intolerancia pedagógica. También tenemos una especie de árbitro –como en toda estructuración dramática que se respete—; el director de la escuela: un hombre joven, capaz de escuchar a los contendientes, tratar de reconciliar sus posturas y –¡sorpresa!—, asumir riesgos. Si fuera así sería realmente hermoso.
En el contexto de la ficción, contada con habilidad y coherencia según los cánones del género telenovela, Manuel es un personaje simpático para la audiencia. Tan simpático, que nuestros medios le han dedicado titulares como: “Entrega dignifica la enseñanza de la Historia de Cuba” publicado en el Portal de la Televisión Cubana. O loas como las de la reconocida crítica de la televisión Paquita de Armas, quien escribe en Cubadebate: “La telenovela Entrega por su guion creíble y su buena puesta en escena, me gusta”. Es precisamente en lo referido al “guion creíble”, donde tengo ciertas dudas.
Hagamos una digresión necesaria:
El 1ro de Octubre del año en curso, el Consejo de Dirección de la Universidad de Oriente (UO) emite una declaración en la cual, además de aceptar que habían expulsado al Doctor en Ciencias Jurídicas René Fidel González García, y de haberle invalidado la condición de profesor titular, considera como acto impropio del docente cubano sus escritos en sitios de izquierda como Rebelión, La Joven Cuba y otros. Según la declaración, los escritos de René Fidel, cito: “…provocaban que profesores, estudiantes y ciudadanos en general cuestionaran los contenidos o se afiliaran a sus posiciones…”.
O sea, el profesor de la asignatura Historia del Derecho estaría precisamente fomentando el debate democrático entre sus alumnos y colegas y, vuelvo a citar: “sin posteriores explicaciones ni argumentaciones de su parte”, todo lo cual para el Ministerio de Educación Superior sería inaceptable. Que un profesor universitario en Cuba mueva al pensamiento y, de contra, respete las interpretaciones individuales de sus alumnos o colegas, no puede ser tolerado de ningún modo por nuestra burocracia política pedagógica.
Volvamos a la telenovela:
En el inicio, a los alumnos no les interesa la asignatura de Historia. Gracias a los métodos de Manuel, el profesor que nos muestran como “modelo” –en dramaturgia se le llama “arquetipo”—, los alumnos comienzan a motivarse hasta quién sabe qué final esperanzador nos aguarde. Hay una escena muy interesante en Entrega: los estudiantes, como cumplimiento de una tarea, llevan a la clase fotos de La Habana de antes de 1959 y las comparan con su presente. Ahí hay una representación simbólica del enfrentamiento ideológico entre dos sistemas de valores.
Al televidente, mero espectador, le pasará inadvertida tal representación simbólica y su resolución manipuladora, debido al muy hábil desvío que la puesta y el guion hacen hacia los conflictos interpersonales –el profe y la chica rebelde, la chota del grupo contra los aparentes dislates individuales, etc—, y la determinante focalización conclusiva en el profesor cuando dice: “Yo no sé ustedes, muchachos, pero yo prefiero quedarme con esta Habana”, y señala las fotos de la actual, y los invita a ¡pensar y reflexionar! Nada más y nada menos que a ¡pensar y reflexionar!
La escena descrita explica por qué la censura, omnipresente en el ICRT, no blandió su cuchilla esta vez, y “deja pasar” a los guionistas un personaje protagónico como Manuel, en oposición a un personaje dogmático como la profesora de otro grupo, y a un estudiantado –representado por el grupo de alumnos de Manuel— que se cuestiona su circunstancia de vida.
La censura permite la escena porque les sirve a los ideólogos para dar la impresión de que en nuestras aulas hay democracia. Hay que dar a entender que es una falacia eso de que en el aula cubana hay que pensar como el profesor, de que en las clases de Historia en particular, y en las ciencias sociales, políticas y humanísticas en general, hay que coincidir con el profe y el libro de texto.
“¡Eso no es tan así!”, nos están diciendo los guionistas, el director, los asesores, la jefatura de la redacción de programas dramatizados, la subdirección de programación del canal, el director de la Televisión Cubana, el presidente del ICRT, el funcionario del Departamento Ideológico del CC del PCC que los dirige…
Pero la Declaración del Consejo de Dirección de la UO del 1ro de Octubre de 2019 desmiente la telenovela. Sus antecedentes: la opinión pública de la viceministra del MES, Marta del Carmen Mesa, sobre cómo debe ser un profesor universitario, y aquella intervención del Ministro del MES en la Mesa Redonda sobre el mismo tema, nos están diciendo lo contrario. Que no le permitan impartir las asignaturas de Historia del Derecho y Sociología de la Cultura al doctor Julio Fernández Estrada –además de René Fidel González García— desmiente la telenovela.
De modo que el personaje de Manuel en Entrega, no es más que eso: un personaje de ficción. La recreación imaginada que un escritor concibió y compuso un actor tras observar los jirones de Julio y René en algunas escuelas de La Habana. Julio y René, en cambio, son reales y han sido excluidos por su diversidad. Son tres los manueles, el Manuel resulta creíble solo en la aspiración de los cubanos que entendemos que un debate democrático y democratizador en nuestras aulas nos hará una nación de mujeres y hombres mejores y, por consiguiente, una mejor nación.
En la vida real –fuera del ámbito dramático—, Manuel estaría también expulsado de la enseñanza universitaria puesto que, como declara el Consejo de Dirección de la UO: “No hemos permitido, ni permitiremos jamás, ningún intento subversivo de socavar nuestra principal misión, que no es otra que formar profesionales competentes con la Cuba que verdaderamente queremos…”
La pregunta es: ¿Qué Dios Omnipotente le ha dado a unos cuantos la potestad de totalizar la Cuba que queremos?
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