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Política

Contenidos de corte político tales como gobierno, socialismo, sistema político, etc.

Primera Dama en Cuba

por Consejo Editorial 24 diciembre 2018
escrito por Consejo Editorial

Por: Delia Echevarría

Su presencia ya no puede ser más obvia. Acompaña a su esposo en cada actividad cultural, recibimiento de jefes de estado y gobierno, así como viajes oficiales al extranjero.

Durante casi seis décadas, la figura de la Primera Dama en Cuba ha sido relegada del panorama político como si se tratase de una mala palabra o un suceso que nos acerca al modo de vida capitalista. Prejuicio que puede resultar innecesario o dañino a la transparencia que se demanda del máximo representante del gobierno nacional.

Desde abril de 2018 Cuba tiene un nuevo presidente que se ha visto junto a una dama en televisión, incluso antes del nuevo mandato. De hecho, recuerdo haberme percatado de su compañía durante las elecciones de los diputados en marzo. Díaz-Canel acudió a su colegio electoral en la provincia de Villa Clara de la mano de su esposa.

Hoy, Liz Cuesta Peraza asume el rol de acompañar al Presidente en cada una de sus visitas oficiales y participaciones en el extranjero. Estuvo a su lado en los días que el mandatario asistió a las Naciones Unidas y en su viaje por Rusia, Corea del Norte y otros países de Asia. Lo acompañó en la ceremonia de toma de posesión del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, donde, a pesar de estar a su lado, no fue nombrada como otras primeras damas.

Sin embargo, aunque su presencia es evidente en las imágenes que se transmiten, la prensa criolla evita mencionarla

No estamos hablando de un simple ornamento y la población se pregunta sobre la mujer que lo acompaña en todos los viajes o recibimientos oficiales, sin recibir una respuesta digna por parte de los medios estatales.

Acostumbrados a que ni Fidel ni Raúl habituaban a salir en público con sus parejas, y porque además Vilma murió muy poco después que su esposo asumiera la presidencia; el hecho es que esta “figura” parece ser cosa del pasado y al parecer la dirigencia del país sigue abogando porque así sea.

Solapadamente el puesto de “Primera Dama” fue ocupado por al menos 2 importantes figuras femeninas. Al comienzo lo ocupó Celia Sánchez y luego de su muerte la esposa de Raúl, Vilma Espín, también luchadora de la clandestinidad y la Sierra.

Fidel fue siempre celoso de su intimidad. Quizás con razón prefirió mantener en el anonimato la identidad de su familia como una forma de proteger sus vidas, pues no pocos intentos de asesinato sufrió durante los años al frente del país.

Escasamente se conoció a Dalia Soto del Valle durante la visita a Cuba del Papa Juan Pablo II en 1998, aunque habían contraído matrimonio 18 años antes. Su imagen y la de los hijos con Fidel, se hicieron más frecuentes en la prensa tras el retiro por enfermedad que lo apartó de la presidencia y los asuntos públicos.

No queda claro cuál es el rol de la primera dama porque la Constitución no lo establece. Renegamos del título creyéndolo propio del modelo capitalista cuando también lo son el de Gobernante y Alcalde; sin embargo estos últimos vienen incluidos en el actual Proyecto de Constitución y es probable que sean aprobados.

Las imágenes de la “pareja presidencial” personalmente me agradan. Entiendo correcto que el mandatario transparente su vida y transmita un mensaje consecuente a la actuación de cualquier hombre, sobre todo teniendo en cuenta que proviene de una vida civil, diferente a la educación militar. Tomar a su esposa de la mano y mostrar orgullo, confianza, amor; más si la mujer es su cónyuge de años, constituye un buen mensaje para el pueblo cubano que mantiene normas tradicionales con respecto a la familia.

Sobrados méritos debe tener esta mujer que se ha mantenido a su lado durante años. Como sobrados méritos tienen otras que en el futuro pueden asumir también el cargo presidencial en Cuba y hoy cuentan con el apoyo de sus cónyugues. No se concibe una revolución de izquierda que sea machista, no si se quiere ser revolución realmente.

Claramente Díaz-Canel está tratando de mostrar un lado más suave y empático del liderazgo; un mensaje más afín con el pueblo cubano.

Quizás todavía esté en proceso la decisión de cómo presentar a Liz Cuesta o cuál sería su papel y función, pero creo que ya es hora de que termine el análisis y llamemos a las cosas por su nombre sin utilizar eufemismos, aunque de estos últimos está repleta Cuba.

Transparentar esta figura y sus funciones es sinónimo del buen camino hacia una nueva forma de hacer política, de manera más transparente. Liz Cuesta es la Primera Dama de Cuba, gústele o no a algunos.

No dudemos nombrar las cosas como son, no necesitamos inventar términos o eufemismos cuando existe uno que se aplica perfectamente, no temamos a los calificativos y sí a los contenidos y sus significados. A mí particularmente, no me molesta una Primera Dama en Cuba. Eso sí, tiene que ser distinta a las que vimos antes de la Revolución, tiene que estar a la altura del pueblo cubano y sus sacrificios. Estaremos al tanto.

24 diciembre 2018 8 comentarios 855 vistas
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Los múltiples rostros del estalinismo

por Alina Bárbara López Hernández 12 diciembre 2018
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Polémica con Carlos Luque Zayas Bazán

Para romper armas en defensa de la verdad, cual caballero andante de los medios digitales, no basta poseer apellidos de ilustre resonancia. Si se procura incursionar con seriedad en los terrenos de la polémica, hay que acompañarse también de miradas certeras y muchas lecturas. Vista así la cuestión, solitario marcha al combate Carlos Luque Zayas Bazán. Al menos es lo que se deduce de un breve artículo que publicó en Rebelión donde me acusa de mentir por dos criterios que esgrimí en el post Los otros.

La primera cuestión de la controversia es su aseveración acerca de que “en La Pupila Insomne no se ha declarado «enemigo de la revolución» a cualquiera que explicite inconformidades con la marcha del proceso, la burocracia dirigente y la dirección y velocidad de las transformaciones en la Isla (…) No creo que los colaboradores de La Pupila Insomne hayan demostrado ser tan obtusos como para pretender como válida semejante gratuita generalización (…)”.

Esclarecer este aspecto es muy sencillo. Al parecer, Luque no ha leído todo lo publicado en LPI, de ser así habría topado con un extenso artículo del doctor en Ciencias Históricas Orlando Cruz Capote, colaborador asiduo del blog. Su título es: “El tránsito socialista: rumbo estratégico al comunismo. Unas primeras notas reflexivas inconclusas. (1ra parte)”.

En la nota 24 de ese escrito, el autor se refiere al modo en que se manifiesta “la lucha de ideas alrededor de la Constitución”, y afirma:

Algunos escriben en distintos espacios de internet —Facebook, blogs, páginas web, etc.,— y han ido derivando en opositores, adversarios y enemigos de la Revolución Cubana, como pueden ser: La Joven Cuba, Espacio Laical, Casa Cuba, Cuba Posible, OnCuba, Bloggers Cuba, El Toque, El Toque Cuba, Voces Cubanas, CiberCuba, Diario de Cuba, BBC Mundo, Havana Times, Voces desde Cuba, 14 y medio, La Chiringa de Cuba, Periodismo de Barrio, Salir a la Manigua, Cuba Decide, El Nuevo Herald, Progreso Semanal, Cubanet, Otro 18, etc. (…)

El subrayado es mío, para que Luque constate que sí se ha hecho esa generalización gratuita, o para ser más exactos, esa aseveración tan desacertada. Sin embargo, prefiero pensar que lo desconocía, pues de lo contrario sería él quien estaría faltando a la verdad que defiende con brioso ímpetu.

El segundo tema en controversia ofrece la oportunidad de esclarecer un error común cuando se trata de juzgar al estalinismo. Es costumbre que se conceptualicen bajo ese término los crímenes ordenados por Stalin, que incluyeron eliminación física, torturas y reclusión de personas en gulags o campos de  trabajo. Ellos fueron denunciados en el Informe Secreto al XX Congreso del PCUS, leído por Nikita Khrushchev el  25 de febrero de 1956.

Los efectos de esa criminal política de Estado no se extrapolaron a Cuba, y en eso coincidimos Luque Zayas Bazán y yo. Aun cuando sostengo la opinión de que debimos desmarcarnos absolutamente de los crímenes de Stalin no recibiendo en nuestro país a un hombre como Ramón Mercader, que asesinó a Trotsky por sus órdenes expresas; y más si tenemos en cuenta la imprudente recurrencia que tal decisión evidenciaba, ya que el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, que estuvo vinculado a un anterior intento de asesinato de Trotsky y era buscado por la policía de su país, también recibió una calurosa acogida en Cuba en 1943, en el período en que el Partido Comunista —para la fecha Unión Revolucionaria Comunista (URC)— formaba parte de la coalición gobernante, con Batista como presidente.[1]

Sin embargo, esa política físicamente represiva, que se exhibe como la cara más terrible y notoria del estalinismo, no fue su única característica y, de hecho, se abandonó como práctica sistemática tras la muerte de Stalin en 1953.

El estalinismo dejó asimismo otras huellas, menos sanguinarias pero más duraderas, que se manifestaron en la desviación teórica e ideológica que significó respecto al marxismo y que sí afectaron a Cuba desde mucho antes de su entrada al sistema socialista mundial.

En el propio Informe Secreto se admitía: “(…) nos veremos obligados a examinar críticamente, desde un punto de vista marxista-leninista, muchos de los errores derivados del culto a la personalidad que se hallan presentes en nuestros estudios históricos y filosóficos, en nuestra posición económica y en otras ciencias como también en la literatura y en las bellas artes”.

La ley del reflejo condicional, fundamentada por el fisiólogo ruso Iván Pavlov a partir de sus experimentos en animales de laboratorio, sostenía que los actos de la vida no son más que reflejos. En principio se creó en el orden orgánico, pero más tarde se aplicó también en el orden psicológico. Esta ley fue extrapolada mecánicamente a la teoría del conocimiento, y, como resultado, se le confirió un rol exclusivo, más que decisivo, a la influencia del medio exterior sobre el aprendizaje y la conducta de los seres humanos. Esto despojaría al individuo de aportes debidos a la subjetividad, como la meditación, la reflexión y la abstracción; limitaría la actitud consciente e individual de las personas a respuestas preconcebidas ante una influencia que, con carácter instrumental, actuaba cual un Dios todopoderoso, y restringiría el papel revolucionario del sujeto a responder ante convocatorias de un liderazgo u organización superior.

Cuando Emma Pérez, crítica literaria del diario Noticias de Hoy, recomendaba  a los lectores cubanos el texto Conferencias y discursos de Stalin sobre Lenin—editado en Moscú en 1939 y a la venta en la editorial Páginas, propiedad de Unión Revolucionaria Comunista—decía que contenía “(…) enseñanzas vivas que le roturan a uno la comprensión como un arado surca la tierra”.[2]Esta manera de concebir las influencias, reforzada por el criterio de Stalin de que los artistas eran “ingenieros de almas”, visibiliza el carácter instrumental que se le otorgó al arte, a la educación e incluso a la política. Por cuestiones de espacio, solo me referiré a la influencia del estalinismo en el campo de la política.

La práctica política socialista fue permeada de esta seudofilosofía. Los mensajes seguirían la siguiente dirección: emisor-receptor-respuesta, generando relaciones verticales, de “ordeno y mando”, propias del sistema estalinista en la URSS y luego asimiladas a la experiencia de los partidos comunistas en esa época. La obediencia y aceptación de decisiones superiores caracterizó las relaciones entre militantes comunistas. Y ello se unió a la idea de que mientras más enérgico fuera el mensaje y más explícita la voluntad de los líderes, mejores serían los resultados. Los efectos fueron lógicos: del lado de los dirigentes voluntarismo y prepotencia; del de los dirigidos obediencia y disciplina.

En el Informe Secreto se reconoce el daño que esa errada perspectiva de dirección les ocasionó: “Esto llegó a tal punto que los trabajadores del Partido, aún en las sesiones de mínima importancia, leían sus discursos. Todo esto facilitaba la burocratización y el aniquilamiento del Partido”. Del mismo modo, fue altamente perjudicial para el país. De eso también se habló en el referido documento:

¿La posición adoptada por Stalin descansaba en datos de alguna clase? Claro que no. En tales casos, los números no le interesaban. Si Stalin decía una cosa, tenía que ser así… Al fin y al cabo era un genio y el genio no necesita contar, le basta con mirar e inmediatamente sabe cómo deben hacerse las cosas. Cuando él expresa su opinión, es un deber repetirla y admirar su sabiduría. ¿Pero, cuánta sabiduría encerraba su proposición de aumentar en 40.000 millones de rublos los impuestos de los agricultores? Ninguna, absolutamente ninguna, porque esa proposición no se basaba en un estudio cuidadoso de la situación, sino en las fantasías de una persona que vivía alejada de toda realidad.

Los comunistas cubanos asumieron tempranamente estos hábitos. Para que no crea infundado mi comentario, recomiendo a Luque la lectura del artículo “Malas costumbres que deben ser desterradas de nuestro Partido”, publicado en Noticias de Hoy en 1941 y del que reproduzco algunos fragmentos:

Durante los últimos tiempos ha surgido la idea (…) de que es mejor dirigente (…) aquel que es más exigente y enérgico.

Pero (…) no la exigencia y energía al modo que la interpretan muchos compañeros que creen que exigir quiere decir “gritar”, ponerse “serios” y ser “duros” y cuando alguien da un puñetazo en la mesa se piensa que es muy enérgico.

Esta opinión (…) procede de que en algunos casos, usando una exigencia extrema, se han conseguido algunos éxitos en la realización de tal o cualquier compañero responsable, sin pararse a analizar sus resultados ulteriores.

Este modo de entender la exigencia ha conducido y conduce a que algunos organismos y compañeros para no buscarse la “bronca” prometen cumplir tareas, que a sabiendas están convencidos que no las van a cumplir (…)

Y esto ha engendrado una mala costumbre. Me estoy refiriendo a la costumbre de prometer para no cumplir (…)

Esta costumbre lleva al compañero que la tiene, a, primero, aplicarla en tal o cual tarea y después a todas las demás, convirtiéndose en un charlatán indisciplinado.

Y ahora no es raro que prometan dos para cumplir uno, y lo más peligroso es que ello se hace consciente, aceptando de antemano que si se cumple la mitad es un triunfo y que hay que exigir dos si se quiere que se cumpla uno. ¿Desde cuándo es esta la norma de conducta del Partido? ¿Desde cuándo nos engañamos a nosotros mismos?

No quiero analizar las consecuencias que esta costumbre pueda traer al Partido, pues pienso que todos los compañeros lo comprenden.[3]

Siete años después de la exhortación del articulista, el poeta y militante comunista Manuel Navarro Luna se quejaba de esta forma a Juan Marinello: “Quizás andando el tiempo, puedan muchos de nuestros dirigentes quitarse de encima el engreimiento y el envalentonamiento que tanto daño le han hecho al Partido y a ellos mismos”.[4]

El tiempo pasó. En 1959 triunfó una revolución que derivó hacia el socialismo. En 1965 se refundó el Partido Comunista, pero las secuelas del estalinismo, vivas en las raíces del viejo Partido, serían incorporadas a las prácticas políticas de la nueva organización.

Mantengo esta opinión aunque contraríe a Luque Zayas Bazán. No soy enemiga de la verdad. Tampoco su dueña. Apenas soy alguien que cada día se informa, lee, indaga y, sobre todo, aprecia la sociedad en que vive, pues la verdad histórica está en permanente construcción pero hay que acercarse a ella sin absolutismos, con honestidad y sentido crítico. A ello lo invito.

[1]Debido al intento de asesinar a Trotsky —en la madrugada del 23 al 24 de mayo de 1940—, que se consumó finalmente tres meses después por mano de Ramón Mercader, Siqueiros tuvo que exiliarse a Chile en 1941. Arribó a Cuba a fines de 1943 de paso para Nueva York, pero quedó estancado en la isla por problemas consulares, ya que la orden de captura que había librado contra él su gobierno motivó que se le negara la visa de entrada a EE.UU. Durante su estancia realizó una significativa labor, apoyado en sus relaciones con los comunistas cubanos, e incluso creó tres pinturas murales. (Para profundizar recomiendo mi artículo “Un muralista mexicano visita La Habana”, en la columna Páginas olvidadas de la historia republicana, que sostengo en el boletín del Centro Cultural Pablo de la Torriente. Todos los datos que manejo ahí fueron tomados del diario Noticias de Hoy, órgano oficial del Partido Comunista donde se le dio gran publicidad a la estancia del artista mexicano).

[2]Emma Pérez: “Un precioso libro valioso. Conferencias y discursos de Stalin”, Noticias de Hoy, 1939.

[3]Resultado de la Segunda Asamblea Nacional de URC y publicado bajo la firma de Rubén Calderío el sábado 23 de agosto de 1941.

[4]Carta a Juan Marinello, 7 de noviembre de 1948. Fondo Manuscrito Juan Marinello, no. 623, Sala Cubana, Biblioteca Nacional José Martí.

12 diciembre 2018 38 comentarios 1k vistas
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América Latina: progreso en retroceso

por Manuel García Verdecia 9 diciembre 2018
escrito por Manuel García Verdecia

Los triunfos electorales de individuos como Donald Trump en Estados Unidos y ahora Jair Bolsonaro en Brasil, por solo mencionar dos casos, no pueden menos que llenarnos de estupefacción. Uno no logra entender cómo es posible que candidatos con un discurso tan contrario a determinados valores que la tradición demócrata ha conquistado y que han signado la tendencia del movimiento progresista en el mundo consigan una votación popular tan favorable.

A veces pienso que reflexiono sobre una realidad tan inconsistente como arena movediza. Tal vez sea así porque la información que poseo, la que poseen la mayoría de las personas comunes, es una mediatizada. Ha pasado por el prisma de distintos medios de difusión los cuales se adhieren a una perspectiva específica. Esto tiñe dicha información de determinados intereses y subjetividades que la convierten en una realidad otra, bastante distorsionada.

No obstante, es sobre esa realidad mediatizada que puedo y debo operar. Aun así, conociendo su mixtificación, la mente que sabe leer entre las líneas de la madeja mediática no deja de hallar sustento para cierto análisis sensato.

¿Cómo es posible que, según se nos dijo, si el Partido de los Trabajadores sacó adelante al Brasil de la extrema pobreza, la extensa miseria y la inseguridad que lo corroían, ahora quede tan detrás por decisión de un notable número de sus beneficiarios? ¿Cómo puede ser que alguien que promueve el blindaje militar de una nación, la más desenfrenada privatización de los medios económicos y esgrime un pensamiento contrario a determinadas minorías, consiga ser elegido por una diferencia considerable sobre su rival de más nobles intenciones en su proyecto según se nos informó?

Los analistas de izquierda hablan de la nociva influencia de operaciones mediáticas bien pensadas y dirigidas a serruchar el piso del Partido de los Trabajadores y sus líderes, así como de planes de la derecha internacional con Estados Unidos a la cabeza para desmontar el sistema progresista conseguido. Sin embargo cuesta creer que quienes votaron por Bolsonaro, unos 80 millones 850 mil brasileños de todas las clases, sean todos unos embaucados sin criterio propio.

Como una práctica sistemática se sigue culpando a agentes externos de las causas que originan nuestros problemas. Por supuesto sabemos que los medios de información tienen su agenda particular y en cada caso su información está sesgada por ella. Igualmente conocemos que los gobiernos de signo contrario también tienen sus planes para sacar del juego a los que no se alinean en sus tendencias. Esto no deja de afectar el desarrollo normal de los procesos políticos en los distintos países y de ser causante de muchos entuertos. Sin embargo ello incide pero no decide.

Recordemos a San Carlos Marx, uno de los apóstoles principales de la izquierda. Él señalaba que, por la ley de la unidad y lucha de contrarios, todo fenómeno estaba condicionado por determinadas contradicciones, unas externas y otras internas. Pero si las externas influyen son las internas las que determinan. La izquierda ha vivido buscando un enemigo externo a sus propias limitaciones y errores. En su absoluta seguridad de tener toda la razón, hacerlo todo bien y por tanto tener el triunfo garantizado, los postulados suplantaron la verdad, el entusiasmo diluyó la crítica y el compromiso atenuó la moralidad. Ello ha dado paso no solo a la falsificación del estado real de los asuntos sino, además y aun peor, a la corrupción (que por supuesto también se da por otras razones en la derecha) que corroe y genera como respuesta desencanto en sus seguidores.

El examen de los factores externos que afectan a un determinado proceso político-social no está mal si viniera acompañado de un análisis minucioso de la propia actuación de los implicados. Esto ha acorralado a la izquierda en asombrosos descalabros. Es indispensable que ella se aparte de los dogmas y eufemismos optimistas y se empeñe en autoanalizarse con estudios más profundos y realistas de sus procesos internos. Solo así estará apta para superarse y conquistar de nuevo un lugar fiable en la sociedad con más amplia base social.

Evidentemente nos falta un conocimiento veraz y exacto sobre el contexto en que se movieron contrincantes como los ya mencionados y otros más. Pienso que las personas de espíritu progresista deben contar con un sentido más crítico y objetivo de la realidad para evitar fiascos teóricos así como estos frustrantes impactos. Bien decía el escritor Álvaro Mutis que optimista es alguien a quien le faltan los datos. Es obvio que nos han faltado datos.

En muchos casos a la izquierda latinoamericana la ha obnubilado ese optimismo panglosiano sin sustento en la verdad verdadera

En un análisis reciente que hacía el expresidente de Ecuador, Rafael Correa, sobre los retrocesos de la izquierda latinoamericana en el momento actual, este llegaba a interesantes conclusiones. Las mismas nos pueden servir de pautas para nuevas aproximaciones mesuradas y verídicas de nuestra realidad. Plantea Correa:

“Tenemos personas que superaron la pobreza y que ahora —por lo que se llama muchas veces prosperidad objetiva y pobreza subjetiva— pese a que han mejorado muchísimo su nivel de ingreso, piden mucho más, y se sienten pobres no en referencia a lo que tienen, peor aun a lo que tenían, sino a lo que aspiran”

Más adelante, en un tono metafísico poco común entre analistas de izquierda aborda un concepto principal en la filosofía tradicional occidental. Se interroga acerca de la izquierda: “La pregunta es, ¿estará luchando contra la naturaleza humana?” (Rafael Correa, “El desafío estratégico de la izquierda latinoamericana”, Granma, lunes 19 de febrero de 2018)

Aquí aparecen dos conceptos clave: las aspiraciones y la naturaleza humanas. Son estos puntos esenciales para una reflexión más concordante con las circunstancias que atravesamos.

Los seres humanos están movidos por sus aspiraciones pues en estas ponen en acción y se demuestran las potencialidades de realización que tienen. La vida humana más que cumplir ciertas funciones biológicas consiste en desempeñar las potencialidades existenciales, físicas y espirituales de cada individuo. Esta es una carrera sin límites, pues el único que se le presenta es el fin de la vida. Todo ser humano desea superarse a sí mismo, ir más allá de lo logrado. De no ser así, todavía estuviéramos en las cavernas, satisfechos y tranquilos. Esto precisamente es lo que conforma la naturaleza humana, su nivel de sueños, de aspiraciones, de vida creativa y espiritual, en fin, de trascendencia. Y tal entramado de deseos y anhelos es sumamente diverso y complejo.

No se puede ver a toda la sociedad como algo homogéneo que puede adaptarse a un único programa socio-económico. Tratar de homogeneizarla es cortarle sus potencialidades y, por tanto, promover conflictos. Si eso no se entiende no se puede conformar un proyecto humano sensato y enriquecedor. Otro error ha sido el considerar que, por ser portadores de buenos propósitos, los de la izquierda no solo poseen la verdad sino que además todo cuanto hacen es bueno y no es necesario mejorarlo.

Pienso que muchas veces la izquierda ha obviado esto y ha visto su instalación en el poder y la erradicación de ciertos problemas desarrollados históricamente como la meta y no como un punto de ascenso que debe ser elevado cada día. Ha dado por satisfechas las necesidades de sus súbditos como si estas fueran algo finito y definitivo sin posibilidad de renovación. De modo que ha sido poco dialéctica.

Hay que renunciar a la idea de la sociedad como una colectividad de sujetos aunados en torno a un plan social de enfoque único e irrevocablemente categórico. Ninguna dictadura es buena, ni la de las minorías sobre la mayoría, ni las de la mayoría sobre las minorías. Se impone rescatar el sentido prístino de democracia, aquel sistema donde todos contribuyen por diversas vías de acción ciudadana a concertar las opciones más beneficiosas y menos lesivas para todos, con independencia a sus diferencias de toda índole. La democracia no es tal si está dictada por el estado que se asume como intérprete de los intereses de todos. El estado no tiene que interpretar solo hacer cumplir y arbitrar para que se cumpla justamente lo que soberanamente sus individuos conciertan.

Ninguna dictadura es buena, ni la de las minorías sobre la mayoría, ni las de la mayoría sobre las minorías

Lo curioso es que la izquierda siempre ha flameado la bandera de la utopía, sin embargo han pretendido mantener al ser humano en un topos predeterminado desde un núcleo de poder (casi siempre el partido) y único para todos. Si en algo tiene valor el término utopía es como búsqueda de lo ansiado y no como acomodo a lo obtenido.

Personalmente no creo que la humanidad llegue algún día a ese estado idílico donde todos piensan, actúan, sueñan y tienen lo que necesitan puntualmente. Dejaría así de ser humanidad, seres sintientes, sufrientes y anhelantes. Ya el hombre tuvo su etapa de comunismo primitivo y lo abandonó para internarse en la interminable aventura humana de avanzar a aspiraciones mayores.

Es esa la gran tensión que presupone el progreso: cómo ser justos sin dejar de ser y soñar diferentemente. Es algo que todos, la izquierda y la derecha, deben entender de una vez para poder llegar a un estado de bienestar y paz imperfecto pero practicable por y soportable para todos. Tal vez con inteligencia y buena voluntad lo consigamos un día antes que el sol se apague definitivamente.

9 diciembre 2018 6 comentarios 370 vistas
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Resumen de las modificaciones al TCP

por Consejo Editorial 6 diciembre 2018
escrito por Consejo Editorial

Compartimos con nuestros lectores un resumen ejecutivo que ha preparado AUGE sobre las modificaciones de las regulaciones del TCP que fueron anunciadas ayer. Tiene solo 3 páginas y muchas buenas noticias. Auge es una consultoría de negocios en Cuba, al compartir el resumen en redes sociales, uno de sus integrantes se refirió a la medida de la siguiente forma:

“Una rectificación que agradezco y celebro, a pesar de quedan por resolver cuestiones de mayor trascendencia como son complementar el “control” con el “fomento” y crearnos las condiciones para ser actores importantes en la construcción de la prosperidad prometida. Pero hoy no es día para decir lo que falta sino para agradecer y reconocer lo que es justo. Las autoridades escucharon lo que durante 14 meses llenos de discusiones, cartas, opiniones y artículos dijeron colegas, economistas y ciudadanos. Valió la pena y hay que hacer que siga valiendo la pena. La cercana y necesaria creación de las PYMES no debe emprenderse obviando nuestro criterio. Ya estoy listo para esa “pelea”. #graciasmdc 

El resumen sobre los cambios a las medidas anunciadas puede descargarlo AQUÍ

6 diciembre 2018 4 comentarios 472 vistas
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Los otros

por Alina Bárbara López Hernández 28 noviembre 2018
escrito por Alina Bárbara López Hernández

¿Qué diríamos de un artista que no distinguiera más que los dos colores extremos en el espectro? Que es daltónico o medio ciego y que debe renunciar al pincel. ¿Qué decir de un político que no sería capaz de distinguir más que dos estados: «revolucionario» y «no revolucionario»? Que no es marxista, sino estalinista. L Trotsky

Algunos filmes deben ser vistos exclusivamente una vez. Son aquellos que demandan cierta actitud o respuesta del espectador que, una vez lograda, nunca volverá a repetirse. Uno de los más significativos en tal sentido es Los otros, de Alejandro Amenábar, historia de terror ambientada en una enorme mansión donde una madre y sus hijos se sienten obsesionados por presencias espectrales, extraños ruidos, y pesadillas recurrentes.

Sufrimos y tememos todo el tiempo por la amenazada familia, pero… casi en los minutos finales, nos percatamos de la magistral suplantación del director: ellos son en verdad los fantasmas, las almas en pena que aterran a los habitantes de la casa. El realizador transgrede los códigos establecidos por cientos de películas del género y materializa así uno de los engaños más célebres a quienes confiadamente esperábamos que la narración cinematográfica encauzara del modo habitual.

Un escamoteo semejante ocurre actualmente en medios digitales con los temas concernientes al análisis de la realidad cubana. Sitios como La Pupila Insomne y PostCuba, tildan, con simplicidad negligente, como enemigo de la revolución a cualquiera que explicite inconformidades con la marcha del proceso, la burocracia dirigente y la dirección y velocidad de las transformaciones en la Isla.

Como dijera el ex-funcionario del Departamento Ideológico, Jorge Gómez Barata: "Invocar a enemigos del pueblo: la fórmula de los demagogos"

Como dijera a CNN el ex-funcionario del Departamento Ideológico, Jorge Gómez Barata: “invocar a enemigos del pueblo es la fórmula de los demagogos”

Intelectuales comprometidos con el socialismo, prestigiosas figuras reconocidas dentro y fuera de Cuba por su obra y su actuación, son estandarizados con este concepto. No pudiendo demostrar que son amigos del imperio se intenta desacreditarlos presentándolos como enemigos de la revolución.

Una crisis no es tal hasta que los actores sociales toman conciencia de ella, y en esa misión el papel de la intelectualidad es fundamental; por esa razón se teme mucho a su influencia en la creación de estados de opinión, lo que se ha facilitado tras la ampliación del acceso a internet y como resultado de la convocatoria al debate del proyecto de Constitución.

Esta no es una táctica novedosa ni mucho menos. El término enemigo del pueblo se remonta a la época de la Revolución Francesa, pero algunos lo atribuyen erróneamente a Stalin por el abuso que hizo de él desde los años treinta del pasado siglo. Bajo esta acusación, era innecesario que los supuestos errores ideológicos de los implicados en una controversia se comprobasen, y eliminó la posibilidad de que se desarrollaran luchas ideológicas o de que alguien pudiese manifestar su punto de vista respecto a cualquier problema.

Ciertamente existe una gran diferencia entre la URSS del estalinismo y Cuba. Allí los discrepantes eran asesinados; aquí, durante mucho tiempo, fueron segregados de cualquier posibilidad de interacción pública, una especie de ostracismo que es impensable en tiempos de internet.

Parece que el término es muy maleable y puede ser usado por las personas y en los sistemas más diversos. Hace pocos días el presidente norteamericano Donald Trump acusó de “persona horrible” y “enemigo del pueblo” a un periodista de la CNN que insistía, durante una conferencia de prensa, en indagar sobre la incidencia de Rusia en las elecciones que le dieron el triunfo hace dos años.

Donald J. Trump llama “enemigo del pueblo” a las fuerzas que lo obligan a rendir cuentas en su mandato

Descompongamos el concepto. La primera palabra: enemigo, tiene múltiples significados. Algunos son: opositor, adversario, rival, opuesto, antagonista, discrepante, disconforme, contrincante… En buena lid es indudable el hecho de que quienes argumentan sus opiniones en las redes siempre se oponen o discrepan o disienten… de un estado de cosas. Será necesario entonces precisar de quién, o de quiénes, se es enemigo.

En Cuba, el concepto revolución se ha asumido como equivalente al de modelo o gobierno. Grave error de oportunismo. Las revoluciones son procesos coyunturales que se caracterizan por su corta duración, implican la toma del poder y la creación de nuevos mecanismos de gobierno. El breve período de una revolución se identifica por la desarticulación de las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales; muchas decisiones son espontáneas, carecen de tiempo para el análisis antes de la aplicación, y por ello pueden ser desorganizadas y experimentales; no puede haber, por tanto, una revolución que dure sesenta años.

Pero al identificar al gobierno, con sus aciertos y errores, como la revolución, lo que se pretende es evitar la crítica que puedan recibir de la ciudadanía. Lamentablemente, de este modo paralizan la posibilidad de retroalimentación entre el pueblo y una dirigencia cada vez más alejada de las necesidades, deseos y aspiraciones de cubanas y cubanos, sobre los que se erigen como íconos inmutables.

Igualar gobierno con revolución, no solo monopoliza el segundo sino que lo condena al destino del primero.

Acostumbrados a la pugna contra un enemigo histórico, los representantes de la ideología oficial no han sido capaces de reaccionar a la emergencia de un pensamiento crítico que, desde su propio terreno, reclama como propio un marxismo verdaderamente dialéctico, demanda un socialismo efectivamente participativo y percibe a la burocracia como un peligro más terrible que el bloqueo de EE.UU.

Es ostensible el furor que muestran los hasta hace poco únicos dueños del discurso de la nación. Perciben que su propio análisis, el que utilizaran siempre para examinar de manera crítica los problemas de otros países, también es útil para enjuiciar la realidad insular. A veces no distingo si tanta molestia es síntoma de prepotencia o de agotamiento, pues como bien aseveró Sun Tzu en El arte de la guerra, al referirse a los enviados de un jefe militar: “Si sus emisarios muestran irritación, significa que están cansados”.

El general y estratega chino también nos legó este principio: “Cansa a los enemigos manteniéndolos ocupados y no dejándoles respirar. Pero antes de lograrlo, tienes que realizar previamente tu propia labor. Esa labor consiste en desarrollar un ejército fuerte, un pueblo próspero, una sociedad armoniosa y una manera ordenada de vivir”.

Tienen mucho por hacer entonces, calculen bien el costo de la batalla ideológica que libran en dos frentes, pues en poco tiempo pudieran sorprender a los confiados espectadores que verán en ustedes el espectro de una ideología y en los otros a los reales habitantes de la mansión.

28 noviembre 2018 37 comentarios 603 vistas
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Mentalidad de Guerra Fría

por Yassel Padrón Kunakbaeva 27 noviembre 2018
escrito por Yassel Padrón Kunakbaeva

Desde hace ya varios años, el General de Ejército Raúl Castro lanzó una consigna sobre la necesidad de cambiar la mentalidad. El tiempo pasó, y la mentalidad tomó los caminos que ella quiso; la consigna, por otra parte, ya no se oye tanto. Un grupo de expertos en economía, así como personas no tan expertas, llevan tiempo planteando la necesidad urgente de que haya un cambio en la mentalidad económica. Están impacientes con la falta de prisa. Sin embargo, se brinda menos atención a los problemas de la mentalidad política e ideológica en el proceso de actualización del socialismo cubano.

El pensamiento de izquierda en Cuba siempre fue diverso y ahora se está diversificando aún más. En ello ha influido la propia transformación de la sociedad cubana, así como el mayor acceso a la información. Sin embargo, no se puede dejar de reconocer que existe una amplia corriente de personas que entienden los problemas del socialismo y el capitalismo desde una óptica de Guerra Fría. Podría llamárseles, provisionalmente, los viejos comunistas. Muchos de ellos se formaron justamente durante los años de la Guerra Fría, o vivieron en la estela que esta dejó sobre Cuba. La presencia de ese grupo hace complejo el panorama para una renovación del socialismo, porque se trata de cubanos que mantienen la inercia de mecanismos retrógrados, creyendo, al mismo tiempo, que están asumiendo una posición revolucionaria.

Todavía nadie es capaz de calcular cuánto daño le causó al pensamiento revolucionario cubano la incorporación de nuestra isla al bloque liderado por la Unión Soviética. Pero el daño es real, y está ahí. De aquellos tiempos nos ha quedado una concepción del socialismo como estado de emergencia permanente, de preparación para el combate contra un enemigo que está por todas partes. Nos ha quedado un socialismo en el que la virtud más importante es la disciplina incondicional. El antimperialismo, ese principio básico de nuestra nacionalidad, ha sido deformado por algunos hasta entender el progreso revolucionario como una lucha entre bloques de países, en la que es lícito hacer toda clase de sacrificios, con tal de que un bloque venza al otro.

Comunistas de Guerra Fría que mantienen la inercia de mecanismos retrógrados, creyendo que asumen una posición revolucionaria

En la concepción del socialismo de Guerra Fría, todos los esfuerzos deben concentrarse en fortalecer el estado socialista, y la realización de las promesas democráticas y anti-estatistas han de ser postergadas hasta el día en que el imperialismo sea vencido a escala mundial. Los partidarios de esta visión del mundo terminan dándole prioridad a las cuestiones militares, aspirando a la creación de una especie de Nueva Esparta, en la que no habrá mucho tiempo para esa bobería de la libertad. Se trata de una ideología del aislamiento y del atrincheramiento.

Por supuesto, no se puede olvidar cual es una de las causas de esta manera de pensar: los feroces ataques que las fuerzas imperialistas han lanzado siempre contra las experiencias socialistas. Desgraciadamente, cuando una sociedad comienza el camino de la transición socialista, no puede evitar conservar sus garras. El problema está en no dejar que las garras se conviertan en el elemento más importante. En la Unión Soviética, como en otros lugares, los revolucionarios quedaron atrapados en la lógica del enfrentamiento, y por ese camino comenzaron a parecerse a sus enemigos, comenzaron a aplicar la misma racionalidad que ellos, y así se fosilizaron.

Desafortunadamente, los socialistas no siempre han sabido ser espiritualmente superiores a sus enemigos.

Lo peor de todo, es que se sacrifica la realización efectiva de una sociedad superior, no solo en derechos sociales, sino también en libertades y autonomía humana. Siempre se dice que aún no están creadas las condiciones. Resulta admirable la tenacidad con que algunos de estos viejos comunistas se esfuerzan en la defensa del estado socialista, tanto en Cuba como en otros lugares. Pero habría que preguntar: ¿Tanta defensa, de qué? ¿De una promesa cuyo cumplimiento no verá ninguno de los que estamos vivos?

Un grupo de intelectuales de izquierda, en Cuba, hemos comenzado a escribir sobre democracia socialista, autogestión, socialización de la propiedad, descentralización, etc. Pero cuando somos leídos por algunos de estos viejos comunistas se nos tilda de ingenuos, utópicos, o de pecar de intelectualismo. Se trata de una situación paradójica porque: ¿acaso toda esta lucha no se hace para llevar a cabo la realización de un gran sueño?

Cuando uno vive en un mundo ruin, puede llegar a aceptar la naturalidad de la ruindad. Por ese camino, puede llegar a despreciar la utopía. Son muchos de los viejos comunistas, que despachan tan rápido a los utópicos, los que deberían cuestionarse a sí mismos como comunistas. ¿No será que la capacidad de soñar se les ha atrofiado, hasta el punto de que sueñan con cosas mezquinas? ¿Con cosas como la victoria de un presidente de izquierda en la región, o con que Cuba encuentre petróleo en el Golfo? El socialismo es mucho más que regresar a la década del ochenta.

La lucha geopolítica es necesaria, la guerra cultural contrahegemónica también lo es. Pero para que la lucha sea victoriosa puede ayudar mucho el tener por qué luchar. Al mismo tiempo que se lucha en el frente exterior, se debe construir la sociedad socialista en el interior, se deben efectuar reformas audaces. Construir una sociedad superior para los cubanos vivos puede ser efectivo incluso de cara a la lucha internacional, pues no hay nada más poderoso que un ejemplo viviente. En lugar de vivir defendiéndonos del mundo, debemos arrojarnos sobre él, aprendiendo de él lo que podamos aprender, y ofreciéndole nuestro mensaje de solidaridad humana.

Véase que este escrito está hecho refiriéndose a los viejos comunistas, aquellos que no han podido superar la mentalidad de Guerra Fría. No se refiere a los oportunistas de toda laya, que rondan siempre las posiciones de privilegio. Aquellos hombres y mujeres, que muchas veces han sido de los que más se han sacrificado por el pueblo cubano y por la revolución, están equivocados. Pero su error es de la clase que no te hace odiar al errado, sino querer abrazarlo. Decirle fuerte al oído: Camarada, abre esa mente, que el mundo todavía está lleno de colores.

27 noviembre 2018 24 comentarios 470 vistas
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Constituyente vía Internet

por Mario Valdés Navia 26 noviembre 2018
escrito por Mario Valdés Navia

Tal y como anuncié en entrevista con Sputnik cuando apenas se iniciaba el debate del anteproyecto de constitución, este fue amplio y profundo como pocos en la historia del período revolucionario. Donde el ciberespacio devino vehículo esencial para los intercambios.

El nuevo escenario comunicativo vino a ampliar y profundizar lo tratado en las asambleas de los centros de trabajo y los barrios. En ambas esferas de la realidad –física y digital–, las intervenciones de los trabajadores manuales e intelectuales, y del pueblo todo, mostraron cuánta creatividad, ganas de participar y responsabilidad política atesora la ciudadanía. También evidencian lo bien que afloran estas características a la primera oportunidad.

Como el marabú en tierras estatales ociosas, de la noche a la mañana brotaron los espacios digitales dedicados a la cuestión constitucional. Si bien no hubo un gran foro de debate, como soñé alguna vez, los principales representantes de la blogosfera cubana utilizaron sus propios foros y secciones para publicar numerosos posts que analizaron y repensaron el documento desde diferentes puntos de vista.

No menos importante han sido los textos aparecidos en las redes informales de intercambio de emails, donde muchos autores, entre los que se encuentran importantes intelectuales del patio, han vertido sus análisis de la propuesta. Incluso, son muchos los que socializaron digitalmente los escritos que presentaron en sus respectivas asambleas laborales o barriales, con el fin de hacerlos llegar a una audiencia más vasta.

A la versión original del anteproyecto se le han añadido, eliminado y transformado diferentes contenidos. Su estructura y redacción fueron enriquecidas con propuestas interesantes y enjundiosas. Quisiera pensar que, al final del proceso, los analistas de la comisión de los treinta llegarán a sopesar estas ideas aun cuando no subieran por el modelo correspondiente.

Falta por ver si este entusiasmo cívico, tan poco usual en nuestra cotidianidad, servirá de veras para enriquecer el proyecto y llenarlo del contenido democrático popular que el pueblo le ha impreso con fuerza en los debates, presenciales o virtuales. Trascendente será garantizar la transparencia informativa en el período que se avecina, cuando las opiniones del soberano pasen a ser codificadas, tabuladas, resumidas, reinterpretadas, debatidas y aprobadas por las comisiones ad hoc y los diputados/constituyentistas.

Como fruto sabroso de estos días queda la prueba fehaciente de los altos niveles de seriedad, convocatoria y responsabilidad ciudadana que ha alcanzado el ciberespacio cubano a modo de plaza pública donde debatir y analizar los temas más complejos y trascendentes de nuestra realidad nacional con responsabilidad y creatividad.

Lejos de ponernos a llorar sobre la leche derramada por no tener una verdadera asamblea constituyente –vieja demanda insatisfecha de muchos, entre los que me incluyo–, los cubanos y cubanas del 2018 usamos el limitado, lento y caro acceso a la Internet como alternativa viable para montar nuestra propia constituyente digital. Y más aún, hacerla extensiva a la mayor cantidad posible de compatriotas a través de los soportes guerrilleros que empleamos usualmente para conectarnos e interactuar en el contexto cubano: las memorias flash, los emails y los mensajes de texto.

Valga esta experiencia para demostrar lo importante que resulta, en la Cuba de hoy, disponer de una blogosfera rica y diversa, que sirva no solo de complemento a los espacios tradicionales de participación, sino de alternativa a los canales establecidos por la gobernabilidad burocrática para entorpecer, más que facilitar, el libre flujo de opiniones y la participación ciudadana.

26 noviembre 2018 19 comentarios 470 vistas
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Cuba y el Mundo Multipolar

por Consejo Editorial 24 noviembre 2018
escrito por Consejo Editorial

Por: Pedro Armada

Nos encontramos ante un escenario internacional complejo, ante una creciente sensación de que la hegemonía económica y política de EE.UU. va rumbo hacia un inevitable declive. El mundo es cada vez más “multipolar”–en lo que concierne relaciones internacionales–donde el antiguo poderío de EE.UU. se enfrenta con otras potencias, como Rusia y China, con las cuales ahora debe compartir poder e influencia. Basta con leer algo de la prensa de EE.UU. para palpar la preocupación de este país ante, por ejemplo, la creciente influencia de China en América Latina y el Caribe.

Para nosotros los habitantes de lo que José Martí llamaba “Nuestra América”, este escenario internacional ofrece la posibilidad de equilibrar (o contrarrestar un poco) los siglos de hegemonía hemisférica norteamericana. En el caso particular de Cuba, su apertura a relaciones comerciales y estratégicas con socios estratégicos como China y Rusia presentan oportunidades para contrarrestar la agresividad del actual gobierno de Estados Unidos. Los principios que imperan en esta estrategia son los mismos que José Martí percibió con tanta perspicacia para los 1890s. En aquella época, El Apóstol, al mando del Partido Revolucionario Cubano, se esforzaba por asegurar la libertad de Cuba buscando la unidad de las Antillas hispanas al igual que el apoyo de Argentina, Alemania e Inglaterra, precisamente para detener la expansión de Estados Unidos en el Caribe.

Apertura Migratoria

Amén del posicionamiento geoestratégico anterior, las nuevas medidas de apertura migratoria anunciadas por el gobierno cubano el año pasado también presentan oportunidades estratégicas para Cuba. Estas medidas evidencian que Cuba se abre mientras EE.UU., bajo el gobierno de Donald Trump, pareciera ceñirse a una política exterior de aislamiento y hostilidad.

Recordemos que esto sucede ante un escenario global donde el Bloqueo ha sufrido un rechazo rotundo nuevamente en la ONU. Es más, la mayoría de los estadounidenses y losmiembros del partido Republicano, prefieren una apertura de su país hacia Cuba. La postura de los mismos cubano-americanos, sobre todo de las últimas generaciones, también favorece una apertura de las relaciones entre EE.UU. y Cuba.

La apertura migratoria de Cuba posibilita una gran cantidad de ciudadanos cubanos “en potencia”. Ante semejante terreno fecundo, Cuba podría buscar hacer ventaja de sus representaciones diplomáticas, asociaciones de cubanos residentes en el exterior, y otras asociaciones solidarias para fomentar el diálogo y los vínculos con los hijos de cubanos que residen en el exterior así buscando abrir camino en la “batalla de ideas” sobre temas como el Bloqueo.

24 noviembre 2018 10 comentarios 1k vistas
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