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Universidad

Represalias (1)

¡No a las represalias laborales por motivos políticos!

por Redacción 25 octubre 2021
escrito por Redacción

A Sr. Miguel Díaz Canel Bermúdez, primer secretario del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República de Cuba;

a Sr. Ramón Saborido Loidi, ministro de Educación Superior;

a Sra. Arelys Falcón Hernández, Rectora de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos;

a la comunidad universitaria cubana:

La vorágine de acontecimientos que a raíz de las manifestaciones del 11 y 12 de julio en Cuba han alcanzado mayor visibilidad, cuenta ahora con un nuevo suceso: la separación de un profesor universitario de su centro de trabajo como represalia por su proximidad al grupo Archipiélago y el apoyo a la Marcha Cívica que se anuncia para el 15 de noviembre.

El pasado 19 de octubre el ingeniero químico David Alejandro Martínez Espinosa, profesor de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos fue convocado por Arelys Falcón Hernández, rectora de dicha institución, para comunicarle la decisión de hacer efectiva su separación del cargo por, según le manifestó, hacerse eco de noticias falsas sobre el acontecer nacional y criticar al sistema político y sus dirigentes, amén del reproche expreso manifestado verbalmente por su pertenencia al precitado grupo nacional y su apoyo al venidero acto cívico previsto para el mes próximo.

Represalias (2)

David Alejandro Martínez Espinosa

Las personas firmantes rechazamos de forma categórica el actuar de la institución docente por considerarla contraria al Derecho, ya sea este el abstractamente existente como el incorporado en el Ordenamiento Jurídico positivo. La Resolución 109 del 2021 de la Rectora de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, que formalizó la separación del cargo, invoca fundamentos de derecho de forma genérica, imprecisa, relativos a «causales de índole moral» o «pérdida de ideología en la revolución cubana».

Igualmente, nos hacemos eco de las diversas críticas que desde diferentes espectros de la intelectualidad cuestionan la pertinencia e interpretación de la Constitución de 2019 esgrimida por el aparato estatal, la cual deviene excluyente y arbitraria, materializándose en actos tan lamentables como el que mediante la presente se condena.

Un documento que se dice abocado a la vertebración de un Estado de Derecho debe ser reinterpretado de forma progresiva y progresista, haciendo hincapié en los justos valores contenidos en los artículos 31, 41, y 54 que definen al trabajo como un derecho; interpretado esto acorde a la doctrina de los derechos humanos y el principio de no discriminación, para hacer efectivo el postulado del último artículo invocado que consagra la libertad de manifestación y conciencia.

Quienes suscribimos esta declaración invitamos al resto de la ciudadanía que se sienta identificada con lo aquí fundamentado a que la firme, y a las autoridades competentes, a que rectifiquen la actitud que vienen sosteniendo y tomen las medidas pertinentes para revertir los perjuicios provocados por las decisiones tomadas contra el profesor David Alejandro Martínez Espinosa y aquellos que guarden similitud en cuanto a causas y efectos.

(Quien desee firmar deberá dejar en los comentarios su nombre y apellidos, profesión y número de documento de identidad)

Suscribimos a los veinticinco días del mes de octubre del 2021:

  1. Adel Iván Machado Hernández – Licenciado en Cultura Física y el Deporte. CI: 89111507867.
  2. Adriana Fonte Preciado – Escritora, columnista, estudiante de ciencias de la religión y médica. CI: 97120302410.
  3. Alejandro Báez García – Licenciado en Pedagogía-Psicología. CI: 98101507084.
  4. Alejandro R. Ramos Ramos – Estudiante de Doctorado en Física. CI: 92022527866
  5. Alexander Hall Lujardo – Estudiante de cuarto año de la carrera de Historia, Universidad de la Habana. CI: 98112708287.
  6. Alexei Padilla Herrera – Comunicador social e investigador. CI: 85090508063.
  7. Alexis S. García Somodevilla – Escritor, editor y traductor. CI: 64102926320.
  8. Alfredo González Crespo – Ingeniero en Telecomunicaciones y electrónica. CI: 81100801028.
  9. Alina B. López Hernández – Historiadora, ensayista y editora. Coordinadora general de La Joven Cuba. CI: 65073002210.
  10. Álvaro García Fojo – Profesor retirado. CI: 46042924822.
  11. Amalia Echemendía Fernández – Estudiante de segundo año de Artes Visuales del ISA. CI: 00100766974.
  12. Amaury E. de la Fuente Luzardo – Estudiante de Ingeniería Nuclear (UH). CI: 01041278166.
  13. Ana Leyva Dehesa – Periodista, Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. CI: 88112736656.
  14. Andrés Dovale Borjas – Profesor Consultante de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, Jubilado. CI: 43102308268.
  15. Armando Pérez – Licenciado en Ciencias Biológicas. CI: 53022400728.
  16. Arquímedes Camejo Almarales – Profesor de Psicología en la Universidad de Holguín. CI: 92110943308.
  17. Arturo Mesa Imberno – Traductor e Intérprete. CI: 68010300761
  18. Aurora Calderón Fumero – Estudiante de tercer año de la carrera de Letras. CI: 96072109931.
  19. Carolina C. Barrero Ferrer – Licenciada en Historia del Arte. CI: 86100704873.
  20. Cesar Álvarez Fraga – Estudiante de cuarto año de la carrera de Educación artística. CI: 99070205704.
  21. Daniel A. Espinosa Prieto – Estudiante de tercer año de la carrera de Medicina, Universidad de Ciencias Médicas de Las Tunas. CI: 94081441821.
  22. David Alejandro Guerra Gómez – Licenciado en Historia, estudiante de Derecho por la Universidad de Holguín y profesor. CI: 93020619721.
  23. Dmitri Prieto Sámsonov – Estudiante de doctorado en Antropología Social. CI: 72121924141.
  24. Eduardo Carmelo Cusidor – Arquitecto y trabajador por su cuenta. CI: 58052817162
  25. Eduardo Muñoz Meireles – Profesor de Lenguas extranjeras. CI: 95090829629.
  26. Elizabeth Blázquez Fernández – Estudiante de la carrera de Economía. CI: 95030328891.
  27. Ernesto Gutiérrez Leyva – CI: 94030544341.
  28. Ernesto R. de Armas Montero – Estudiante de Ingeniería Informática. CI: 95031528923.
  29. Eva Odalys Martínez Serrano – Licenciada en Bioquímica (UH). CI: 62010302816.
  30. Fabio Miguel Quintero Pérez – Estudiante de cuarto año de Periodismo CI: 99100104264.
  31. Frank García Hernández – Sociólogo e historiador. Miembro del Comité Editorial de Comunistas. CI: 82072808688.
  32. Gabriela Amador Fajardo – Estudiante de Ingeniería Industrial (Cujae). CI: 96090609971.
  33. Geysel Bosch Gálvez – Doctora en Medicina, Máster en Urgencias de Pediatría. CI: 77050710557
  34. Hamed Oriol Toledo Torres – Estudiante de quinto de Filosofía. CI: 94031929308.
  35. Héctor L. Calas Roque – Estudiante de cuarto año de Comunicación Social, Universidad de La Habana. CI: 92052931061.
  36. Heriberto P. Verdecia Galan – Ingeniero en Máquinas Computadoras. CI: 62112016242.
  37. Hermes Trujillo González – Ingeniero Eléctrico. CI: 60080600228.
  38. Ianela Rodríguez Quintero. Licenciada en Letras. CI: 90122420478
  39. Ivette García González – Historiadora, profesora e investigadora. CI: 65121412274.
  40. Jairo Arostegui García – Licenciado en Historia y profesor en la Universidad de La Habana. CI: 95101831305.
  41. Joel D. Pérez Medero – Estudiante de cuarto año de la carrera de Bioquímica, Universidad de La Habana. CI: 98062907084.
  42. Joeluis Cerutti Torres – Máster en Física y profesor en la Universidad de La Habana. CI: 92031300108.
  43. Jorge Alfonso Pita – Estudiante de cuarto año de Comunicación Social y fotorreportero
  44. Jorge Enmanuel Pérez de Zayas – Estudiante de Economía (Universidad de Holguín). CI: 01063048822.
  45. José A. Esteve Santos – Estudiante de cuarto año de Medicina, Universidad de Ciencias Médicas de Las Tunas. CI: 98022617209.
  46. José A. Santiesteban Ricardo – Ingeniero en Telecomunicaciones y Electrónica. CI: 95081244406.
  47. José González-Cueto Vila – Ingeniero en Control Automático (UCLV). CI: 68110602986.
  48. José Leandro Garbey Castillo – Estudiante de periodismo. CI: 95091549167.
  49. José Manuel González Rubines – Periodista, profesor y editor de La Joven Cuba. CI: 94030325705.
  50. Juan A. Esperón Díaz – Profesor en el Instituto Superior de Arte. CI: 5510053606.
  51. Juan Escandell Ramírez
  52. Julio Antonio Fernández Estrada – Jurista y profesor. CI: 75091501927.
  53. Katherine Fonte Rivero – Estudiante de la carrera de Veterinaria. CI: 00112066916.
  54. Kianay Anandra Pérez – CI: 97100508614.
  55. Leonardo M. Fernández Otaño – Doctorante en Ciencias Históricas. Universidad de La Habana. CI: 92021337103.
  56. Leonardo Romero Negrín – Estudiante de Licenciatura en Física. CI: 99101408344.
  57. Liliam Ojeda Hernández – Egresada del Instituto Superior de Arte. C.I. 83081027256
  58. Lisbeth Moya González – Escritora y periodista. Miembro del Consejo Editorial de Comunistas Blog CI: 96082212493.
  59. Livio Arturo Delgado Ordoqui – Ingeniero Mecánico (CUJAE). CI: 62120401689
  60. Luis Daniel Fernández Monzón – Psicólogo del GBT#2 Municipio Cruces. CI: 83120911621.
  61. Manuel Figueredo – Ciudadano cubanoamericano
  62. María L. Expósito González – Periodista. CI: 97022602417.
  63. Mario Gines González – Técnico Medio en Informática. CI: 72100312842.
  64. Mario J. Valdés Navia – Historiador, ensayista e investigador. Articulista de La Joven Cuba. CI: 61013002628.
  65. Mauricio De Miranda Parrondo – Economista cubano. Doctor en Economía Internacional y Desarrollo. Profesor Titular e Investigador de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia.
  66. Mauro Díaz Vázquez – Estudiante de cuarto año de Periodismo. CI: 99122206189.
  67. Miguel A. Hayes Martínez – Economista, escritor y editor de La Trinchera. CI: 95112506860.
  68. Miguel Ángel Mesa Andarcio – Ingeniero en Control Automático. CI: 62052700725
  69. Orlando J. Martínez – Economista retirado. Cédula: 0151901113.
  70. Pedro Sosa Tabio – Estudiante de cuarto año de Periodismo – 98072007705.
  71. Raúl A. Leiva González – Estudiante de tercer año de la carrera de Letras. Universidad de La Habana. CI: 99091706901.
  72. Raúl Escalona Gutiérrez – Máster en Matemática Aplicada. CI: 94091928126.
  73. Raúl Prado Rodríguez – Director de Fotografía y Licenciado en Derecho. CI: 86040804824.
  74. Reinier Díaz Vega – Actor. CI: 91041222264.
  75. Roberto Ramos Mori – Diseñador, artista visual y activista LGBTIQ+. CI: 75043001444.
  76. Roger A. Grau Ricardo – Licenciado en Historia e investigador. CI 94101329943.
  77. Rolando Pablo López Reyna – Trabajador contratado. CI: 69030239723.
  78. Rolando Velázquez Fonseca – Médico. CI: 93051919861
  79. Senén Alonso Alum – Investigador literario. CI: 97012302502.
  80. Teresa Díaz Canals – Profesora, ensayista. CI: 57041100773.
  81. Ulises Padrón Suárez – Licenciado en Letras, activista afroLGBTIQ+ y editor. CI: 87112907088.
  82. Yaili Rodríguez Valdés – estudiante de cuarto año de Ciencias de la Información (UH). CI: 99013102814.
  83. Yamil Rodríguez Guzmán – Técnico de Acceso y Posicionamiento mediante cuerdas. CI: 94101234465.
  84. Yasmín S. Portales Machado – Escritora, crítica literaria y activista LGBTIQ+. CI: 80030606995.
  85. Yosvany Quesada García – Licenciado en Economía. CI: 94012337940.
25 octubre 2021 65 comentarios 3.485 vistas
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fraude

Educar no es adoctrinar

por Teresa Díaz Canals 23 enero 2021
escrito por Teresa Díaz Canals

Educar no es adoctrinar

Debe acariciarse la noble vanidad humana: debe educarse el criterio, y dirigir bien el orgullo: dese a cada hombre la estimación de sí mismo, lograble solo con la instrucción, y los crímenes y errores serán menos.

José Martí (La instrucción en Querétaro)

***

No hay pensamientos peligrosos; el pensamiento es peligroso…

Hannah Arendt

***

Estudia, luego cree

Cuando niña, mis padres pensaron en internarme en una escuela para sordomudos pues no hablé hasta los cinco años. Después, estuvo el tema de la timidez. Confieso que no creo haber tenido jamás condiciones para la importante función del magisterio. Sin embargo, mis cuarenta años dedicados a un centro de educación superior conformaron de manera sistemática una especie de destino ineluctable.

Por ello, expondré algunas ideas sobre la base de un saber de experiencia y nada más, pero, sobre todo, pienso —como muchas otras personas— en la necesidad de lograr una formación humanista de hecho y no de adoctrinar o solo palabras.

Hace tiempo me enteré —a través de mis lecturas— del espectacular intercambio acaecido en una librería entre José Lezama Lima y el profesor de filosofía Jorge Mañach. Cuando este último lo vio, le comentó irónicamente: «Me dicen que ahora le llaman Maestro», a lo que el poeta respondió: «es mejor ser Maestro en broma que profesor en serio».

Ser profesor(a) en serio puede interpretarse de múltiples maneras. Una de ellas tal vez sea la misma de Lezama, y ocurre cuando los maestros sustentan una visión maniquea, sin una perspectiva realmente dinámica de la sociedad, y se dedican a adoctrinar. Como afirmara el escritor argentino Julio Cortázar:

«Con la seriedad puesta como una peluca no se va demasiado lejos (…) Una revolución que no salve la alegría por debajo o por encima de todos sus valores esenciales, está destinada al fracaso, a la lenta parodia de lo que no llegó a ser; y que no se confunda la frivolidad, que no va más allá de las superficies, con la alegría, esa conciliación y esa armonía del hombre libre con su ámbito, su sociedad, su mundo».

Existe una diferencia entre adoctrinar y educación. Cuando nos referimos al segundo concepto hablamos de la posibilidad de disentir del estudiante. De manera automática y en la vida cotidiana, al utilizar la frase «dar una lección» pensamos en una especie de castigo para la persona que la recibe, pero lección también es inseparable de la palabra lectura.

Para los profesionales que se dedican al mundo de la enseñanza, «dar una lección» es, esencialmente, «dar a leer», «dar la palabra», «dar testimonio”, «transmitir el relato». Se aspira en este proceso a que los discípulos renueven la lectura, que sean capaces de crear a partir —o en contra—, de la palabra del maestro, que no repitan lo mismo y no se conduzcan con sumisión. Todo pensar, como señaló Hannah Arendt, es un repensar.

El sociólogo Pierre Bourdieu apuntó en su libro La Reproducción. Elementos para una Teoría del Sistema de Enseñanza, que aunque aquel que enseña sea incluso joven, hay una tendencia a tratarlo como un padre. Me sucedió una vez en la escuela de Química, impartía en aquel entonces Teoría Política, que cuando culminé la conferencia se me acercó un estudiante.

«Tengo que hablar con usted». «Sí, dime» –pensé que era algo relacionado con la clase–. «Profesora, ¿Ud. ve aquella rubia que está allí?». «Sí, ¿qué pasó?» –le pregunté–. «Estoy totalmente enamorado de ella y no quiere nada conmigo, me trata con desprecio. ¿Qué hago profe? Estoy desesperado». Fue como una especie de consulta a una madre. Me dio pena aquella angustia de mi alumno y le brindé algunos consejos.

Yo firmo

Cuando comenzaba la década de los noventa y todavía almorzaba en el comedor del que fue mi centro de trabajo, me senté con dos profesoras; el día anterior nos habían convocado para darnos algunas orientaciones y una de las colegas me preguntó qué habían dicho en la reunión.

«Era para formar brigadas de “respuesta rápida”, yo no le voy a dar golpes a nadie». Después de decir eso me retiré.  Mientras lo hacía, una de ellas comentó: «No sé por qué protesta, si es una muerta de hambre y todo se lo debe a la Revolución».

Leí una noticia en Facebook: una muchacha, con mucha razón, protestó con energía ante una expresión similar a la que dijeron sobre mí hace treinta años, esta vez refiriéndose a los negros: «Ellos no deberían protestar, son personas gracias a la Revolución».

En los policlínicos y consultorios del médico de la familia aparecieron carteles —no sé si los habrán retirado— donde nos informaban con detalles y cifras cuánto costaban los servicios médicos, es decir, el mensaje era que debíamos agradecer porque supuestamente no pagamos la medicina. Adoctrinar mediante carteles.

Una ética de la libertad implica que hombres y mujeres decidan en cada instante de su vida lo que quieren y pueden hacer consigo mismos. El miedo que cada uno tiene de los demás incomunica a individuos y grupos. La desesperanza induce a una especie de autismo moral y a la retirada en silencio. Respondo a todo lo anterior con una reflexión martiana:

«(…) no consentiré jamás que en el goce altivo de un derecho venga a turbármelo el recuerdo amargo del excesivo acatamiento, de la fidelidad humillante, de la promesa hipócrita, que me hubiesen costado conseguirlo. […] el hombre que clama vale más que el que suplica: el que insiste hace pensar al que otorga. Y los derechos se toman, no se piden: se arrancan, no se mendigan».

Félix Varela, el sacerdote que pidió que el primer encargo del cubano fuera pensar, destacó en Máscaras políticas: «debe tenerse presente que los pícaros son los que más pretenden pasar por patriotas». Tal parece que esa frase fuera escrita hoy.

Hace muchos años iba a comenzar una clase. Uno de los estudiantes me interrumpió de este modo: «Profesora, antes de comenzar quiero que me conteste esta pregunta, pero, por favor, diga algo que me convenza: ¿Por qué pusieron a fulano de tal en ese cargo?». El aludido había sido designado para ocupar un puesto de elevada responsabilidad en el gobierno.

A veces la vida nos coloca pruebas difíciles. Hubo unos segundos de silencio, todos esperaban que respondiera. El porqué del estudiante supone pensar la posibilidad de que las cosas puedan ser de otra manera, y eso en el feudo del absolutismo no es posible. Por otra parte, el maestro sabe que la palabra no puede ser clausurada, pues la perenne interpretación es la vida. Mi respuesta en aquel entonces: «Pienso lo mismo, no estoy de acuerdo con ese nombramiento impuesto».

Al final del curso, ese mismo estudiante otorgó el gran premio a mi vida de simple profesora. Experimenté la sensación que habría tenido de haber puesto en mi honor, en el Aula Magna, el himno que se acostumbra escuchar allí. Sistemáticamente, al concluir el período de clases, le pedía a cada grupo que hiciera una evaluación anónima de las conferencias. Esto fue lo que escribió:

«Como ve, he escrito mi nombre bien claro, porque no me importa que sepan mi opinión y, si me importara, entonces este curso no hubiera cumplido su objetivo. Le digo con toda sinceridad, profesora, que me he sentido totalmente con total liberación espiritual, un lugar así donde se comenten y escuchen opiniones es lo que necesitamos nosotros, los jóvenes que por desgracia nos han enseñado otras verdades.

En el aula se pierde el miedo y se habla y eso es lo fundamental. Creo que nunca sentí tanto la interlocución como en estas oportunidades que Usted me ha ofrecido. Pero como todas las cosas, esta tampoco es perfecta y lo será cuando Usted logre que sus alumnos y hasta Usted misma sea oída y comprendida fuera del aula.

Cuando esto ocurra me gustaría de todo corazón estar a su lado, porque sé que esto para Usted es solo el comienzo del fin de la “no libertad de expresión” y de todo lo malo y cruel que ocurre en el socialismo. Por lo demás, solo me queda calificarle el curso con un millón de adjetivos y todos favorables.

Solo me queda un favor que pedirle desde lo hondo de mi alma y es que mantenga esa postura porque cuando Usted y gente como Usted existen, existe también la esperanza a la total espiritualidad».

La poesía no debe ser hecha por uno, sino por todos. Alguien llamó ayer a una de mis amistades: «Teresa está loca, cómo va a escribir lo que piensa, se arriesga demasiado». En medio de una compra a domicilio escribo esto. No he logrado dominar el modo de compra mediante eso que se llama Tuenvío, dicen que ya apenas funciona. Prefiero las maniobras de una colera de mi zona. Escuché un «¡Tereeeeeeee!».

Cada vez que viene algo en los alrededores me da un grito terrible, quedo lívida, todo el barrio se entera que estoy haciendo una transacción comercial. La vendedora trajo dos paquetes de servilletas, ambos abiertos, fueron extraídas unas cuantas. Me hago la tonta de la colina. En definitiva, la culpa, en última instancia, la tiene un sistema que obliga a la gente a robar, a ser deshonesto, a pasarse horas y horas en una absurda fila.

De la Universidad me fui con apenas nada, triste, privada, sancionada, decepcionada, impaciente, desesperada. Solo el recuerdo de mis estudiantes me da fuerzas para decir: «Yo firmo».

23 enero 2021 50 comentarios 5.201 vistas
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ataques

Cómo se fabrican los ataques a LJC

por Redacción 7 agosto 2020
escrito por Redacción

El autor de este texto pidió publicar sin su nombre por razones que le serán obvias al lector, a continuación respetamos su voluntad y compartimos esta denuncia con nuestros lectores.

Escribo esto a propósito de la campaña contra La Joven Cuba. Fui profesor universitario de Historia de Cuba en mi querido país, ya hace un año que no vivo allá y trato de mantenerme al tanto de cuanto ocurre. Considero a LJC una publicación seria y democrática. He leído artículos que comparto y otros con los que estoy en desacuerdo. Y quiero decirles que desde hace varios años en las universidades cubanas se orientó a los profesores de los departamentos de Marxismo e Historia leer sus artículos y publicar críticas a ustedes, porque les consideran subversivos.

Quiero decirles que yo no sabía que existía una publicación que se nombrara La Joven Cuba. Fue así que los conocí y comencé a leerlo y no veía nada de subversión político-ideológica como afirmó mi Jefe de Departamento. Él también expresó que la publicación era realizada por jóvenes universitarios de Matanzas, y aún más me picó la curiosidad de ver cuál era el contenido.

Recordé los tiempos de mi juventud cuando se prohibía la música rock, a José Feliciano, Roberto Carlos, Rafael, Julio Iglesias… y todos oíamos lo que se prohibía, muchas veces desde la Glorieta del parque de nuestro pueblo. También hacíamos lecturas de literatura considerada nociva, porque lo prohibido es lo que más nos llama la atención. Resumiendo, la campaña  contra LJC en el momento que le conté no prendió, al menos en la universidad donde trabajaba, incluso algunos profesores comentaban en voz baja a partir de que conocieron su publicación, que mucha verdad era escrita por ustedes.

La campaña contra LJC fue dirigida desde la Dirección Nacional de Marxismo-Leninismo en combinación con el Ministerio del Interior.

Esto ocurre debido a que aparecieron artículos en su web sobre la posibilidad de una Tercera Vía. Pero algunos profesores conocían su publicación y a escondidas se las pasaban. Que yo sepa nadie desde mi departamento dedicó esfuerzos a debatir sobre esto, pero ya se había constituido un grupo de profesores en todos los departamentos de Marxismo en Cuba para rebatir lo que salía en publicaciones como la de ustedes. Y LJC molestaba.

Se nos encargaba discutir con profesores e intelectuales cubanos, pero no se podía decir que quien escribiera lo hacía a título del departamento o de la universidad. Era con una mentalidad de contingente de la construcción, si alguien opinaba algo, ahí mismo se daba una reunión donde se decía qué se debía decir y se enviaba copia al jefe de departamento.

Incluso se hizo críticas a libros que eran publicados en Cuba. Es triste lo que digo. También muchas veces quien hacía estas respuestas no tenía la preparación adecuada. La persecución en aquellos momentos a LJC parece que fue algo pasajero, pues solo se habló en dos ocasiones del tema.

7 agosto 2020 73 comentarios 425 vistas
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academia

Inflando en la academia

por Alejandro Muñoz Mustelier 2 julio 2020
escrito por Alejandro Muñoz Mustelier

 El futuro, compañero

Cuba iría a ser un país industrializado, el primero de sus dimensiones y en su latitud que alcanzaría este sueño. Se necesitaban dos cosas, la industria misma: recursos y tecnología, y los profesionales. Lo primero quedaba justo en nuestro talón de Aquiles, lo segundo caía exactamente donde somos buenos.

Durante la década de los sesenta se comenzó a formar profesionales en todas las áreas posibles. En los setenta y los ochenta, con el sueño de industrialización todavía vigente, la formación de profesionales alcanzó proporciones de países del primer mundo. Luego, talón de Aquiles mediante, todo acabó y el nuevo sueño era la supervivencia nacional, sin embargo, el número de profesionales formados en Cuba lejos de disminuir para adaptarse a la nueva realidad, aumentó de forma tal que para obtener un título universitario sólo había que sentarse en una esquina y aparentar -o ser- un joven sin otra ocupación que estar sentado en una esquina.

Puede parecer hiperbólico pero de hecho era así, los trabajadores sociales recorrían las calles ofreciendo carreras a granel entre las que se encontraban Derecho, Comunicación Social y Contabilidad. Desde el punto de vista social, este fenómeno se puede aplaudir con los ojos cerrados, pero lo social, y cualquier otro aspecto de la superestructura de un país, andan montados en la despistada y poco amable economía. Actualmente en la universidad estudia casi cualquier persona que se proponga hacerlo, no hay selección racial, genérica o clasista; cuentan sólo las capacidades del aspirante. Además, el Estado tiene la obligación de ofrecer puestos laborales a todos los egresados. Inmejorable. Podemos seguir aplaudiendo.

Me gradué

Existen miles de puestos de trabajo que por su naturaleza pertenecen a técnicos, e incluso a obreros, y que paradójicamente están ocupados por egresados universitarios. Es común en estos profesionales el sentimiento de que su formación está siendo subutilizada y la impotencia al entender que más de la mitad de las asignaturas del programa de estudio que tuvieron que vencer son un recuerdo lejano de sus días de estudiantes, porque allí a donde trabajan no tienen ninguna aplicación. Los sueños de investigación, o de usar los más avanzados conocimientos (de eso se trata la academia), van cicatrizándose alrededor de la cotidianeidad.

El valor social que estos profesionales creen que tienen (y que deberían), choca con el valor real que se les da, y con el valor de sus nóminas, exiguas porque es imposible para las arcas nacionales costearse tantos y tantos universitarios. De este choque, entre lo ideal y lo real, surge una contradicción, y luego, por supuesto, una respuesta: la mayor parte de esta fuerza de trabajo termina en el área de los servicios gracias a sus facultades y a su formación, muchas veces en idiomas, protocolo y arte; o bien ejecutando una labor que en primera instancia no necesita la inversión estatal que es graduar a un universitario, y que podía ser desempeñada por un técnico.

Inflando

Podría pensarse que el nivel de desarrollo de una nación se mide según la cantidad de universitarios. En ese caso tendríamos una economía desarrollada. Lo cierto es que la cantidad de universitarios expone el nivel de desarrollo de un país y no a la inversa, desbordar la cifra de egresados tiene las mismas consecuencias que inflar la economía misma. Esta es una de las muchas razones del alto precio de los bienes de consumo, porque o bien hay que importarlos, o bien son hechos por los poquísimos productores nacionales.

El Estado no va ajeno a esta realidad, y ha configurado sus leyes para estimular la migración hacia el sector productivo, al menos de alimentos, pero los resultados son muy discretos. Es necesario formarnos en la idea de que ir a la universidad es una opción más, una opción que puede responder a vocación y capacidades, nunca a metas preconcebidas, y mucho menos a sueños ajenos, al sueño de los padres materializado en frases dichas con orgullo “mi hijo es el primero de la familia en graduarse”, “esta es una familia de universitarios”, “no voy a descansar hasta ver tu título colgado en la pared.”

También es común en los medios exponer cifras realmente impresionantes, como si en ellas le fuera la vida al país, lo cierto es que le va la vida pero no de la forma en que se cree. En la Mesa Redonda del día 7 de marzo, el Ministro de Educación Superior informó que casi el 50% de los trabajadores cubanos son graduados universitarios. Tomando en cuenta que los trabajadores de servicio, los vinculados directamente a la producción de bienes materiales, y pongamos además, misceláneas, deben repartirse el otro 50 y tanto por ciento, podemos imaginar un país muy poco productivo.

No se trata de bloquear el acceso a la Educación Superior, se trata de graduar justo lo que necesita el país. Tampoco se trata de forzar a nadie a ir al campo, es un problema de estímulos y ampliar el tradicionalismo en el ideario de profesores, padres e instituciones educativas.

La Ministra de Educación, en el mismo espacio televisivo, refiriéndose a la continuidad de estudios, dijo que todos los estudiantes tienen garantizado ese derecho, desde mi punto de vista esto es una fortaleza, y agregó que se sigue una estrategia para mejorar la vocación profesional. Ojalá eso signifique que el emprendimiento de negocios y la producción de bienes le roben cifras a las universidades.

Aclarando e intentando quitar interpretaciones peregrinas, el hecho de que la universidad en Cuba sea gratis, y de que cualquier joven pueda acceder a ella desde sus propios esfuerzos es un logro que no puede ser puesto en tela de juicio. Ojalá esta realidad no cambie, el caso está en no confundir el derecho que tiene cada joven a ser un profesional, con desbordar la academia, ya llegaremos a eso, por ahora, lo único que necesitamos se desborde en Cuba son los campos y las fábricas, luego llegaremos a lo otro y así podremos seguir aplaudiendo.

2 julio 2020 6 comentarios 430 vistas
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comunitaria

Una experiencia comunitaria en tiempos de covid-19

por Alina Bárbara López Hernández 10 abril 2020
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Pueblo Nuevo es una enorme barriada de la ciudad de Matanzas que data de inicios del siglo XIX. La zona fundacional se ubicó en la franja intrarríos, donde el Yumurí y el San Juan constituían barreras naturales; pero en la medida en que la plantación azucarera esclavista fue creciendo, también lo hicieron el desarrollo económico y la expansión urbanística.

La margen izquierda del San Juan se llenó entonces de grandes almacenes y allí proliferaron vías y casas. Los residentes fueron trabajadores de los almacenes, pequeños negociantes y esclavos libertos; primaba entre ellos la población negra y mestiza. Hasta hoy, las calles conservan los nombres de santos católicos y en el lugar existen muchísimos practicantes de santería y otras denominaciones religiosas de origen africano.

Yoelkis Torres tiene treintaicuatro años de edad, es matancero de pura cepa y ha vivido buena parte de su vida en Pueblo Nuevo. Es un activista por los derechos de la comunidad LGBTI, que debió vencer grandes retos desde que, a los quince años, asumió una orientación homosexual que rompía con lo hetero-normativo. Rechazo familiar y fuertes discusiones, que aún recuerda con tristeza, marcaron esa parte de su vida; sin embargo, lo enseñaron a ser valiente, proactivo, y a trazarse metas para su crecimiento personal y profesional.

Como parte de su práctica religiosa en la santería recibió la instrucción «de defender causas indefendibles». Fue así que se propuso, desde la comunidad LGBTI, gestar una transformación que beneficiara al barrio en que vivía. Esta comenzó en el 2009, inicialmente con carácter religioso, pero adquirió muy pronto un cariz cultural más abarcador con el nombre de Proyecto Sociocultural Comunitario AfroAtenas.

En una callejuela insalubre, literalmente un basurero, lograron, tras dos años de esfuerzos, que naciera el Callejón de las Tradiciones en el 2013. Al año siguiente levantaron los muros del Ateneo de la rumba, concebido como iniciativa municipal de desarrollo local. También en el 2014 se erigió el Centro de Gestión Cultural para el Desarrollo, la edificación sede del proyecto, resultado de la cooperación de la embajada Suiza en Cuba.

AfroAtenas es actualmente referencia nacional y posee veintisiete proyectos en seis provincias.

Son extensión de la Universidad de Matanzas y del Museo Antropológico Montané. Han obtenido premios Memoria Viva desde 2013 hasta hoy, a lo que se suma que el grupo gestor recibió este año el Premio Nacional de Investigación Cultural. El propio Yoelkis alcanzó el grado científico de Master en Estudios Históricos y Antropológicos por la Universidad de Cienfuegos con una tesis sobre los resultados del Proyecto AfroAtenas.

El trabajo de los miembros de AfroAtenas se apoya desde el inicio en los diagnósticos realizados en la comunidad, que han motivado un gran nivel de incorporación y cambios físicos, mentales, sociales y espirituales. «El cambio, si no es profundo y radical no puede ser duradero», me dice Yoelkis. Una fortaleza, reconocida por todos, es la atención a grupos vulnerables: ancianos, niños y personas con discapacidades físicas o intelectuales y, especialmente, la comunidad trans, muy discriminada.

«En el barrio existen muchas personas en condición de pobreza. Los ancianos de la zona sobreviven con pensiones que no sobrepasan los 240 pesos, menos de diez dólares. Unos dependen de familias mayoritariamente disfuncionales que no los atienden y para las cuales la persona mayor es una molestia. Los ancianos que viven solos son unos cuarenta casos. Algunos están inválidos y subsisten en pésimas condiciones. Su situación es crítica. Es difícil pensar que se viva así aún hoy en día».

Familia matancera en Pueblo Nuevo. Foto: Yoelkis Torres

AfroAtenas tiene programas que incluyen actividades culturales encaminadas a mejorar la salud mental. Sin embargo, la institución que debe apoyarlos desde la esfera de cultura no les ha asignado presupuesto para estas acciones en los tres últimos años. Ellos reciben asimismo ayuda de amigas y amigos del proyecto, lo que les permite un acompañamiento material a las personas y grupos vulnerables.

En medio de la crisis del pasado año, cuando un tornado destruyó miles de viviendas en La Habana, llevaron ayuda a 2 913 personas en un día. En momentos complejísimos, en que la pandemia del covid-19 obliga a preservarse en cuarentena y las personas vulnerables no pueden competir por los escasos alimentos en largas filas, los muchachos y muchachas de AfroAtenas recorren el barrio llevando, junto a su apoyo emocional, bolsas de víveres y artículos de higiene para los ancianitos: arroz, pastas, lentejas, atún, galletas, cloro, jabón, y algo poco común, un libro.

Jabas de ayuda a las familias en Matanzas. Foto: Yoelkis Torres

Interrogado por esta idea singular me cuenta: «Los libros jjjj. Me encantó la reacción de la gente con eso: “desde que no veo un libro”, “qué bien, un policiaco, ahora me entretengo un poquito” o “poesía, ahora en cuarentena yo romántica”, estos fueron algunos comentarios». Los libros en Cuba no son caros por lo general, pero con una pensión que no alcanza a cubrir lo elemental se tornan artículos prohibitivos para un anciano.

Foto: Yoelkis Torres
Foto: Yoelkis Torres
Foto: Yoelkis Torres
Foto: Yoelkis Torres

«Es un pequeño aporte de lo que se puede hacer. Pretendemos continuar ayudando. Desgraciadamente no podemos acceder en estos momentos a otros productos pues debemos hacer largas colas y nos venden dos por persona. En ciertos casos algunos administradores que conocen a los miembros del grupo y saben que la intención no es revender nos apoyan, pero es difícil comprar lo necesario. El cubano por lo general vive el día a día, siempre está a la búsqueda de aprovisionamiento, pero estas personas con tanta vulnerabilidad no pueden aguantar una cuarentena pues carecen de lo elemental. Hay que seguir atendiéndolos».

Yoelkis es un joven entusiasta que logra ser muy convincente y trasmite con claridad todo lo que piensa, lo que siente. Hoy su relación familiar es diferente. Sus sobrinos, su pareja y la gran red de amigos que son familia, no de la sangre sino de la lucha común, de los propósitos e ideales compartidos; lo animan a continuar en esa labor desinteresada y altruista del proyecto AfroAtenas: tender la mano a los más vulnerables.

10 abril 2020 19 comentarios 294 vistas
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manueles

La fábula de los tres Manueles

por Giordan Rodríguez Milanés 13 diciembre 2019
escrito por Giordan Rodríguez Milanés

El canal Cubavisión está transmitiendo la telenovela Entrega. La serie cubana nos enseña a un joven profesor de la asignatura de Historia. Manuel fomenta el debate en el aula, respeta los criterios de sus alumnos, les permite a algunos, incluso, que intenten argumentar la tesis de que hubo, antes de 1959, una Habana mejor que la actual.

Manuel tiene un personaje antagónico en el ámbito escolar: otra profesora que parece encarnar el dogmatismo y la intolerancia pedagógica. También tenemos una especie de árbitro –como en toda estructuración dramática que se respete—; el director de la escuela: un hombre joven, capaz de escuchar a los contendientes, tratar de reconciliar sus posturas y –¡sorpresa!—, asumir riesgos. Si fuera así sería realmente hermoso.

En el contexto de la ficción, contada con habilidad y coherencia según los cánones del género telenovela, Manuel es un personaje simpático para la audiencia. Tan simpático, que nuestros medios le han dedicado titulares como: “Entrega dignifica la enseñanza de la Historia de Cuba” publicado en el Portal de la Televisión Cubana. O loas como las de la reconocida crítica de la televisión Paquita de Armas, quien escribe en Cubadebate: “La telenovela Entrega por su guion creíble y su buena puesta en escena, me gusta”. Es precisamente en lo referido al “guion creíble”, donde tengo ciertas dudas.

Hagamos una digresión necesaria:

El 1ro de Octubre del año en curso, el Consejo de Dirección de la Universidad de Oriente (UO) emite una declaración en la cual, además de aceptar que habían expulsado al Doctor en Ciencias Jurídicas René Fidel González García, y de haberle invalidado la condición de profesor titular, considera como acto impropio del docente cubano sus escritos en sitios de izquierda como Rebelión, La Joven Cuba y otros. Según la declaración, los escritos de René Fidel, cito: “…provocaban que profesores, estudiantes y ciudadanos en general cuestionaran los contenidos o se afiliaran a sus posiciones…”.

O sea, el profesor de la asignatura Historia del Derecho estaría precisamente fomentando el debate democrático entre sus alumnos y colegas y, vuelvo a citar: “sin posteriores explicaciones ni argumentaciones de su parte”, todo lo cual para el Ministerio de Educación Superior sería inaceptable. Que un profesor universitario en Cuba mueva al pensamiento y, de contra, respete las interpretaciones individuales de sus alumnos o colegas, no puede ser tolerado de ningún modo por nuestra burocracia política pedagógica.

Volvamos a la telenovela:

En el inicio, a los alumnos no les interesa la asignatura de Historia.  Gracias a los métodos de Manuel, el profesor que nos muestran como “modelo” –en dramaturgia se le llama “arquetipo”—, los alumnos comienzan a motivarse hasta quién sabe qué final esperanzador nos aguarde. Hay una escena muy interesante en Entrega: los estudiantes, como cumplimiento de una tarea, llevan a la clase fotos de La Habana de antes de 1959 y las comparan con su presente. Ahí hay una representación simbólica del enfrentamiento ideológico entre dos sistemas de valores.

Al televidente, mero espectador, le pasará inadvertida tal representación simbólica y su resolución manipuladora, debido al muy hábil desvío que la puesta y el guion hacen hacia los conflictos interpersonales –el profe y la chica rebelde, la chota del grupo contra los aparentes dislates individuales, etc—, y la determinante  focalización conclusiva en el profesor cuando dice: “Yo no sé ustedes, muchachos, pero yo prefiero quedarme con esta Habana”, y señala las fotos de la actual, y los invita a ¡pensar y reflexionar! Nada más y nada menos que a ¡pensar y reflexionar!

La escena descrita explica por qué la censura, omnipresente en el ICRT, no blandió su cuchilla esta vez, y “deja pasar” a los guionistas un personaje protagónico como Manuel, en oposición a un personaje dogmático como  la profesora de otro grupo, y a  un estudiantado –representado por el grupo de alumnos de Manuel— que se cuestiona su circunstancia de vida.

La censura permite la escena porque les sirve a los ideólogos para dar la impresión de que en nuestras aulas hay democracia. Hay que dar a entender que es una falacia eso de que en el aula cubana hay que pensar como el profesor, de que en las clases de Historia en particular, y en las ciencias sociales, políticas y humanísticas en general, hay que coincidir con el profe y el libro de texto.

“¡Eso no es tan así!”, nos están diciendo los guionistas, el director, los asesores, la jefatura de la redacción de programas dramatizados, la subdirección de programación del canal, el director de la Televisión Cubana, el presidente del ICRT, el funcionario del Departamento Ideológico del CC del PCC que los dirige…

Pero la Declaración del Consejo de Dirección de la UO del 1ro de Octubre de 2019 desmiente la telenovela. Sus antecedentes: la opinión pública de la viceministra del MES, Marta del Carmen Mesa, sobre cómo debe ser un profesor universitario, y aquella intervención del Ministro del MES en la Mesa Redonda sobre el mismo tema, nos están diciendo lo contrario. Que no le permitan impartir las asignaturas de Historia del Derecho y Sociología de la Cultura al doctor Julio Fernández Estrada –además de René Fidel González García— desmiente la telenovela.

De modo que el personaje de Manuel en Entrega, no es más que eso: un personaje de ficción. La recreación imaginada que un escritor concibió y compuso un actor tras observar los jirones de Julio y René en algunas escuelas de La Habana.  Julio y René, en cambio, son reales y han sido excluidos por su diversidad. Son tres los manueles, el Manuel resulta creíble solo en la aspiración de los cubanos que entendemos que un debate democrático y democratizador en nuestras aulas nos hará una nación de mujeres y hombres mejores y, por consiguiente, una mejor nación.

En la vida real –fuera del ámbito dramático—, Manuel estaría también expulsado de la enseñanza universitaria puesto que, como declara el Consejo de Dirección de la UO: “No hemos permitido, ni permitiremos jamás, ningún intento subversivo de socavar nuestra principal misión, que no es otra que formar profesionales competentes con la Cuba que verdaderamente queremos…”

La pregunta es: ¿Qué Dios Omnipotente le ha dado a unos cuantos la potestad de totalizar la Cuba que queremos?

13 diciembre 2019 48 comentarios 509 vistas
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profesor

Esteban Morales sobre el profesor René Fidel

por Esteban Morales Domínguez 24 septiembre 2019
escrito por Esteban Morales Domínguez

El Dr. Esteban Morales Domínguez sumó su apoyo a la carta enviada al Presidente de la República por un grupo de graduados y profesores de la Universidad de Oriente y de la Universidad de Holguín Oscar Lucero.

Yo sufrí algo similar, pero no albergo ningún resquemor ni resentimiento al respecto. Y como sabrán, el Cro. Raúl Castro se encargó de solucionar el asunto, a quien le estoy muy agradecido. Pues hizo justicia, lo que me reafirmó aún más en el convencimiento de que la injusticia no tiene cabida entre nosotros. Como ahora tampoco la tendrá.

Y eso es lo que reclamamos todos. De manera insistente y sin ceder terreno.

Si se ensañaran con los firmantes de la carta, solo habría que arreciar la pelea, pues nunca podremos darnos por vencidos en esta situación, dado que resulta evidente para mí que se trata de una injusticia, lo cual no es permisible.

Mis notas en Facebook han sido muy duras, incluso las dirigidas al Ministro personalmente. Creo que bien pudo haberse quedado callado si no podía hacer otra cosa. No la infamia que cometió.

Si permitimos cosas como estas, habría que cerrar nuestras universidades, como ya lo he expresado también. Así como indicado mi posicion, de que cualquier nivel superior al de la Viceministra que asuma una posicion similar, como ha tenido lugar con el Ministro en la mas reciente Mesa Redonda, debe ser objeto tambien de nuestra crítica intolerante y más aguda.

Lo único en que debemos poner cuidado, es mantener la pureza revolucionaria del grupo que reclama, evitando que ningún oportunista del otro lado del espectro ideológico quiera sacar provecho de estas contradicciones entre revolucionarios.

Por lo demas, cuenten conmigo y mantenganme al tanto de cualquier acción que deseen realizar.

Con esta nota, como ya he expresado, pueden dar por firmada la carta de mi parte.

Saludos revolucionarios.

Un abrazo.

Dr. Esteban Morales Domínguez

24 septiembre 2019 15 comentarios 569 vistas
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ministro

Mensaje al Ministro de Educación Superior

por Harold Cardenas Lema 17 septiembre 2019
escrito por Harold Cardenas Lema

Ayer usted se presentó en la Mesa Redonda en un contexto en el que su ministerio sufre fuertes acusaciones por discriminación a propósito de un texto de su Viceministra. Allí, simplificó las críticas utilizando el ejemplo de una profesora con vínculos en la oposición, mientras guardó silencio sobre profesores de marcada trayectoria revolucionaria que también han sido separados del cargo. Es lamentable que usted intente hacer pasar por opositores a todos los que han sido separados de las aulas, cuando sabe que no es así.

Manipuló la información, escogiendo a dedo los ejemplos que conviene mencionar al pueblo y los capítulos a mencionar en la Constitución, cuando otros fácilmente probarían su violación del Estado de Derecho Socialista. Los casos de abuso de poder como el del profesor René Fidel González en la Universidad de Oriente, militante del partido expulsado por la actual Viceministra, hacen más daño que una campaña externa. ¿Cómo explicar que un defensor del socialismo también sea expulsado? Imposible, mejor concentrarse en el enemigo y silenciar las contradicciones internas.

Sin dudas su presencia en la televisión, es un espaldarazo desde más arriba. Rechazo la postura contraproducente del alto funcionario que insiste en sostener un discurso y prácticas arcaicas en lugar de escuchar las críticas del pueblo, o que las ignora porque la oposición intenta utilizar el tema para avanzar su agenda. En política tal enquistamiento tiene un precio que se paga caro y en silencio.

Que un funcionario público califique a una persona de “mercenaria” sin que exista proceso judicial alguno y se salga con la suya, es ejemplo de la fragilidad de las instituciones y un estado de derecho que se aplica discrecionalmente. Yo no comparto la agenda opositora, nadie en mi familia lo ha hecho y no seré el primero, pero no guardo silencio cuando van por los derechos de otros. Ya sea una profesora opositora en La Habana, un revolucionario en Santiago o un anarquista en la luna. Los derechos no se negocian.

Vaya a explicarle a la hija pequeña de René Fidel por qué su padre no tiene trabajo desde que ella nació. Explique por qué usted firmó esa expulsión apoyando a la actual Viceministra en su rencilla personal contra el profesor. Persiga a los estudiantes que hoy arriesgan perder su carrera o el trabajo al firmar una carta de apoyo enfrentando lo que consideran una injusticia. ¿No fue eso lo que les enseñaron era decente y correcto?

Cuba tiene límites impuestos por condicionamientos externos y otros por dinámicas criollas a las que el Presidente se ha referido en el programa Mesa Redonda como “bloqueo interno”. A menudo cuesta diferenciar uno del otro pero ahora es evidente.

Si se tiene un compromiso real con el estado de derecho y las libertades ciudadanas en un modelo socialista, debería aclararse si el esquema propuesto sobre cómo debe ser un profesor universitario es producto del asedio externo y coyuntural (sí, lo sé) o es el modelo que proponen el gobierno y el Partido en Cuba para el futuro.

Quiero terminar siendo explícito en mi rechazo a cualquier forma de discriminación laboral o educacional sobre la base de preferencias políticas. Si se hizo una revolución en Cuba prometiendo eliminar los privilegios de unos pocos que podían acceder a la universidad, es trágico que 60 años después haya ministros justificando exclusiones con apoyo del gobierno y el Partido.

Una revolución debe ser mejor al sistema que le precede, o no lo es. En ese caso la conversación es otra.

(Puede interesarle: Aquí tampoco se rinde nadie)

17 septiembre 2019 28 comentarios 345 vistas
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