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Socialista

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Democracia

Burocratismo socialista, corrupción y censura

por Mario Valdés Navia 3 marzo 2021
escrito por Mario Valdés Navia

El concepto burocratismo tiene dos acepciones: 1) hipertrofia de normas y trámites que entorpecen las relaciones del ciudadano con la administración, y 2) excesiva influencia de los órganos administrativos y de los empleados públicos en la gestión del Estado.

Esta última designa toda una corriente de pensamiento con rasgos bien definidos: disciplina, mecanicismo, obediencia, falta de creatividad, rutina, impunidad, inercia, corrupción, clientelismo y secretismo. Cuando no se precisan los términos de partida se confunden los resultados, de lo cual se beneficia el burocratismo, que renace, cual ave Fénix, si los ataques se limitan —como es usual en Cuba— a criticar el papeleo y la morosidad.

La investigación científica acerca del tema se remonta a inicios del siglo XX, cuando Max Weber fundamentó la necesidad de un tipo ideal de burocracia en pos del perfeccionamiento de la administración. La conclusión previsible de ese proceso la condensó en una metáfora terrible: «noche polar de oscuridad helada», al considerar que la racionalización creciente de la vida humana atraparía a los individuos en moldes sociales cada vez más rígidos. Sobre el socialismo recién establecido en Rusia sus críticas fueron certeras, al prever que la abolición del mercado libre y sus mecanismos, sin sustitutos previsibles, no conduciría a una extinción paulatina del Estado sino a la hiperburocratización de la sociedad soviética.

Algunos burócratas llegan a ser distribuidores de bienes públicos, de los que disponen a voluntad a partir de las prerrogativas de sus cargos. (Imagen: La Mañana.uy)

En el orden histórico, la burocracia siempre necesitó del Gran otro (esclavistas, feudales, burgueses) para sustentarse. Como sirvienta de los grandes propietarios, era un sector social dependiente de las migajas que estos dejaban caer. Mas, con la instauración del Estado socialista, vio la senda expedita para su encumbramiento y no dudó en recorrerla.

El modo de vida de los llamados revolucionarios profesionales en el seno del capitalismo constituye el embrión histórico de la burocracia socialista. Aunque el caso es similar para cualquier organización revolucionaria, el de los comunistas es arquetípico. Durante años, estos hombres y mujeres entregados a la causa del proletariado vivieron de los fondos del partido, casi siempre rodeados de penurias, pero liberados ya de una existencia subordinada al poder burgués y a las cadenas del trabajo asalariado. Al triunfar la revolución socialista y quedar a su cargo los recursos nacionales, los tomaron como algo que la Historia —esa deidad de los revolucionarios— había puesto en sus manos a manera de representantes plenipotenciarios del pueblo que los reconocía como líderes.

Al mismo tiempo, la vocación antimercantilista de los Estados en transición socialista propició que la satisfacción de muchas de las necesidades de estos cuadros y sus familias, a expensas del presupuesto público, se percibiera como una manera superior de distribución, más cercana a la comunista y ajena a las tentaciones del dinero; rara interpretación que daría lugar a una gama de privilegios, prebendas y beneficios que los alejaría cada vez más de las condiciones reales de subsistencia del pueblo trabajador. Por ello, la burocracia socialista es representada en el imaginario social de gran parte de la población como una cleptocracia parasitaria, ajena a las vicisitudes de las masas.

El mismo Lenin advirtió que la falta de participación activa del pueblo ruso en los soviets, abriría las puertas a la creación de «órganos de gobierno para los trabajadores», en lugar de ser «de los trabajadores». En sus últimos escritos, mostró una creciente preocupación por la «úlcera burocrática» que empezaba a minar al joven Estado y postulaba que no se podía «renunciar de ningún modo a la lucha huelguística» siempre que estuviera dirigida contra las desviaciones burocráticas que habían penetrado, no solo en los soviets, sino también en «el aparato partidario», ya que «la dirección del partido lo es también del aparato soviético».

Madre e hija del totalitarismo socialista, la burocracia deviene engendro diabólico de la revolución socialista, pero también en su sepulturera. El socialismo soviético procreó así sus propios demonios: los burócratas, prohijados hasta el punto de ser capaces de abandonar al pueblo del que surgieron y aliarse con el capital trasnacional antes de perder sus prebendas sociales y riquezas mal habidas.

La causa esencial del empoderamiento burocrático socialista radica en que, mientras el dominio del capital separa al Estado de la economía, por lo que debilita a la burocracia estatal, el socialismo los une de forma indisoluble, con lo que otorga a los funcionarios estatales un poder nunca antes visto, pues ahora todo pertenece al pueblo, cuyos representantes plenipotenciarios en los diferentes niveles son los burócratas. A tenor con ello, la burocracia se transforma, de sector social en sí, separado de los medios de producción y secundario en la estructura social, en una clase para sí, usufructuaria de las riquezas del pueblo y hegemonizante a escala social.

La película cubana «La muerte de un burócrata», retrata el fenómeno en un momento tan temprano de la Revolución como fue el año 1966.

De manera no menos importante, la burocracia socialista deviene también en usufructuaria de los medios de decisión. Grandes transformaciones, tareas que involucran a todo el pueblo, inversiones del capital público y posiciones en política interna y externa de las que dependen los destinos de la nación, son consensuadas y decididas por la alta dirigencia burocrática, y solo posteriormente aprobadas —nunca desaprobadas— por las masas, en forma más o menos democrática.

La alta burocracia se convierte en los que saben, y pretende pensar por el pueblo, al que consulta en ocasiones, pero del que únicamente espera aclamaciones y alabanzas, no ideas contrarias. A tal punto alcanza el empoderamiento de la burocracia en el socialismo, que su nivel de vida no se puede determinar monetariamente, pues sus miembros se tornan beneficiarios directos de bienes y servicios que el resto de la población rara vez logra adquirir en el mercado. Incluso, algunos burócratas llegan a ser distribuidores de bienes públicos, de los que disponen a voluntad a partir de las prerrogativas de sus cargos, lo que les permite colmar de prebendas a sus acólitos, amigos y amantes e, incluso, presentarse como dispensadores de beneficios y soluciones a problemas materiales, pasando por encima de planes, presupuestos y limitaciones del país, en roles de Papá Noel socialista.

Gen primigenio de la burocracia es el clientelismo, que apareció en la Unión Soviética y luego se extendió a toda la comunidad socialista. Su existencia estuvo condicionada por el establecimiento de relaciones de este corte entre funcionarios de mayor nivel —patrones—, y de menor —clientes—, a partir del intercambio de favores y prebendas que crean nexos de subordinación y fidelidad en los miembros de un campo clientelar. Cuando el clientelismo se asocia, como es frecuente, al nepotismo y al caudillismo militarista, la burocracia se consolida como un estamento social exclusivista.

El intercambio de favores y prebendas crea nexos de subordinación y fidelidad en los miembros de un campo clientelar. (Imagen: GobernArte)

Esta situación auspicia también la corrupción del poder real y las malversaciones; protegidas por el secretismo, la falta de transparencia informativa y del empoderamiento ciudadano. Por ello, el enemigo mortal del dominio burocrático en el socialismo debería ser el control obrero y ciudadano; a los que la burocracia se enfrenta decisivamente con métodos cada vez más sofisticados y falaces.

Para la burocracia, el pueblo existe como mayoría silenciosa/ruidosa, cuyas opiniones pueden ser loables siempre que transmitan agradecimiento y lealtad; de lo contrario son fastidiosas y solo se tolerarán con el fin de ser debidamente canalizadas por las vías establecidas para, a su debido tiempo, ser respondidas de forma tal que si no satisfacen al impertinente al menos le demuestren lo inútil de su queja.

Cuando tal estilo de gobernanza se hace costumbre, las personas son sometidas a un proceso de desideologización destinado a castrar su espíritu de combate, su carácter crítico y el hábito de pensar por sí mismas. De esta forma, se pretende que las clases trabajadoras, que habían llegado a ser —al menos en sus sectores más concientizados— una clase para sí, vuelvan al estadio anterior de clase en sí, e incluso, desciendan todavía más en la escala ideológica hasta transmutarse en una clase para otros: los burócratas hegemonizantes que las entretienen, conduciéndolas de una tarea en otra como las hormigas pastoras a las bibijaguas.

Esta mayoría silenciosa se asocia asimismo a la falta de sentido de propiedad, compromiso político-social, empoderamiento real de los ciudadanos, participación política y motivación ideológica. La burocracia termina entonces por convertir a la sociedad socialista en una inmensa zona de confort que rechaza todo lo que sea crítico, complicado, o subversivo. De ahí el supuesto apoliticismo que se extiende en las nuevas —y no tan nuevas— generaciones como resultado de la carencia de un pensamiento crítico y de la práctica de sólidos valores cívicos.

El reordenamiento necesario

Con sus maquinaciones, la burocracia socialista garantiza lo que constituye su escudo protector por excelencia: la impunidad, a la cual defiende con uñas u dientes. Sin tierras que rentar, capital para invertir, o inteligencia que alquilar, solo puede vivir parasitariamente, de ahí que sus mayores ingresos le lleguen de manera subrepticia, ilegal e inmoral, por lo que su buen vivir es sinónimo de algún tipo de corrupción, más o menos desfachatada. En consecuencia, huye de las leyes y reglamentos como normas de derecho, mientras privilegia los decretos y cartas circulares, de carácter ramal y lenguaje esotérico.

En función de preservar el poder burocrático se emplean todos los mecanismos del poder cultural socialista —enseñanza autoritaria, medios timoratos, partido único centralizado, sindicatos pro administrativos— para convertir la hegemonía burocrática en el modo de vida compartido por todos los sectores sociales. Uno de sus mecanismos más influyentes es la censura, cuyo ejercicio permanente se constituye en respuesta políticamente autorizada a las preguntas cotidianas sobre: qué se puede decir, qué se debe callar, qué (no) se hace público, dónde y cuándo; según el canon burocrático y las retóricas ideológicas que lo justifican.

La institucionalización de la censura como especie de laberinto de silencios y verdades a medias, revela la inconsistencia del equilibrio social, en especial, en su variante más extendida: la autocensura, que afecta tanto a los ciudadanos simples como a los científicos, comunicadores sociales, profesores, estudiantes y a los propios miembros de la burocracia. Enfrentarla y superarla es una condición sine qua non para desbancar al poder burocrático.

Este texto es parte de mi libro de ensayos El manto del Rey. Aproximaciones culturales a la economía cubana, (Ediciones Matanzas, 2020), cuya versión digital puede ser descargada gratuitamente en el hipervínculo del título por los lectores. 

3 marzo 2021 19 comentarios
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hechos
Ciudadanía

Los conceptos y los hechos

por Consejo Editorial 14 junio 2019
escrito por Consejo Editorial

“Los hechos no pueden ser destruidos por los conceptos”, afirmaba Boileau, poeta y crítico literario francés que vivió entre los siglos XVII y XVIII. Le asistía toda la razón; sin embargo, su comentario puede ser glosado con esta observación: los conceptos sí pueden encubrir, al menos por un tiempo, a los hechos.

El caso del profesor René Fidel González García es una demostración evidente de ocultación, tras el flamante concepto de Estado Socialista de Derecho acabado de aprobar a inicios de año en la nueva Constitución, de una cadena de violaciones conscientes y sistemáticas no solo de la legislación cubana, sino también de convenios sindicales internacionales.

Si se hubiera declarado en huelga de hambre, o se hubiera instalado frente al Consejo de Estado u otra instancia con un cartel que denunciara los atropellos cometidos contra su persona, ya sería tendencia en las redes sociales y quizás se hubieran dignado a atenderlo. Pero este doctor en Ciencias del Derecho, comunista por convicción, ha tenido la paciencia de recurrir a los “canales correspondientes”. Aún espera.

Sus demandas de justicia han llegado al Ministerio de Educación Superior, a la Fiscalía General de la República y a la oficina del Presidente Miguel Díaz- Canel. No obstante, todos los plazos que la Constitución establece para que reciba respuesta se han extinguido.

Quien piense que esto se trata de un asunto relativo al ámbito del derecho laboral es muy ingenuo. La sanción aplicada a René Fidel González García, profesor titular hasta hace tres años de la Universidad de Oriente, le impide trabajar en cualquier otro centro de enseñanza superior de su país, de ese modo lo imposibilitan para ejercer influencia directa sobre la educación de los jóvenes que se forman como futuros juristas en Cuba. ¿Qué delito cometió para recibir tan enorme castigo?

La explicación es sencilla. Decía un profesor latinoamericano de antes de la reforma universitaria: “Nuestra misión no consiste en ayudar a los estudiantes a pensar por sí mismos… Nuestro deber es hacer de modo que piensen como nosotros, o a lo menos como nosotros creemos útil decir que pensamos”. Pues bien, la terrible transgresión cometida por René Fidel González García fue desmarcarse totalmente de una postura como esa e intentar preparar a sus estudiantes con un pensamiento crítico, con un sentido de responsabilidad como ciudadanos y como profesionales del Derecho.

Y lo peor, trató de ser ejemplo de lo que preconizaba. Por ello también publicó artículos en sitios de la blogosfera como este propio blog de La Joven Cuba, sus trabajos defendían una opción marxista de gobierno para Cuba, pero resultaban incómodos para la burocracia política.

La pérdida de prestigio que le atribuyen como pretexto para retirarle su categoría docente y aislarlo de la enseñanza superior es un torpe recurso, negado por las declaraciones de sus antiguos alumnos que han reclamado el regreso del maestro y amigo a la docencia. ¿Ante quién perdió prestigio realmente René Fidel González García? Responder esa pregunta es crucial para entender que aquí de lo que se trata es de un ejemplo clarísimo de discriminación laboral por las ideas políticas del sancionado.

Cuando se debatía el proyecto de constitución publiqué el post Disonancia, en el que manifestaba mi preocupación porque, aun cuando el artículo 1 del proyecto reconocía: “Cuba es un Estado socialista de derecho, democrático, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como república unitaria e indivisible, fundada en el trabajo, la dignidad y la ética de sus ciudadanos, que tiene como objetivos esenciales el disfrute de la libertad política, la equidad, la justicia e igualdad social, la solidaridad, el humanismo, el bienestar y la prosperidad individual y colectiva”; se apreciaba que en el artículo 40, entre los derechos, libertades y oportunidades que recibían la protección de las autoridades y que no podían ser objeto de discriminación se habían omitido las creencias políticas.

Allí advertía: “Esta incongruencia no puede ser justificada por ningún argumento. Todas las ideologías deben tener igual protección ante la ley, más si el propio artículo 1 reconoce su disfrute como uno de los objetivos de la República”. El modo en que nuestra burocracia resolvió la susodicha incoherencia puede pasar al libro de Récords Guinness de la desvergüenza. Simplemente omitieron una palabrita, una simple palabrita del artículo 1. Donde antes se decía libertad política, quedó escrito así en el documento definitivo de la Constitución: “para el disfrute de la libertad, la equidad, la igualdad, la solidaridad, el bienestar y la prosperidad individual y colectiva”.

Saber qué entiende la burocracia por libertad a secas es más de lo que puedo discernir. Lo cierto es que el cambio de redacción parece haberle dado ínfulas para ejercer la discriminación sin ningún tipo de límites. Una de las muchas definiciones de discriminación la considera como: “toda aquella acción u omisión realizada por personas, grupos o instituciones, que produce y reproduce desigualdades en el acceso a recursos y oportunidades —como la salud, la alimentación, la educación o el empleo— en favor o en contra de un grupo social y sus miembros, con base en la pertenencia a una determinada categoría social en lugar de las cualidades o méritos individuales”.

En filosofía moral se define la discriminación como un trato o consideración ”desventajosa”. Una persona no tiene que ser dañada para ser discriminada. Simplemente tiene que ser tratada peor que otros por razones arbitrarias. Y arbitrariedad discriminatoria es algo que abunda en el tratamiento que se le ha dado a René Fidel González García.

Estas arbitrariedades desconocen el Convenio relativo a la discriminación en materia de empleo y ocupación, o convenio n.º 111, uno de los ocho acuerdos fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Los Estados partes del convenio se comprometen a promover una legislación que prohíba todo tipo de discriminación y exclusión en cualquier forma, incluyendo “cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación”.

Cuba es miembro de la Federación Sindical Mundial (FSM), que a su vez es fundadora de la OIT. La oficina regional de la FSM para América Latina se encuentra precisamente en La Habana. Debieran tomar nota los directivos de esa organización acerca del modo en que en este país se discrimina a las personas y se les separa de sus empleos por sus opiniones políticas, incluso cuando estas opiniones sean ideológicamente marxistas y comunistas.

Es posible que muchos de los altos dirigentes que no se han molestado en responder las peticiones de justicia de René Fidel González García piensen que con su actitud están prestando un servicio a la defensa de la Patria. Al parecer siguen a Maquiavelo, que retomaba el concepto planteado por Tito Livio en sus discursos, cuando señalaba: “la patria se debe defender siempre con ignominia o con gloria, y de cualquier manera estará defendida”.

Yo les aseguro que no es así, si la Patria se defiende con ignominia se la ofende. Todos los que no responden a René Fidel González García están ofendiendo a Cuba. Y son muchos los que esperamos respuesta junto a él. Los conceptos ya no pueden encubrir los hechos.

14 junio 2019 39 comentarios
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elecciones
Democracia

Análisis de las elecciones

por Joe Michel López Inguanzo 14 marzo 2018
escrito por Joe Michel López Inguanzo

Antes que todo trasmitir mis felicidades a todos los que
creemos que la única vía hacia el desarrollo sostenible es un sistema
verdaderamente socialista. Dicho lo anterior es importantes no pecar de algún
tipo de fanatismo, ya que con solo fe ciega y voluntarismo nunca llegaran a
vivir, con la calidad de vida que se merecen, todos los cubanos que seguimos
trabajando en centros, escuelas y empresas estatales de vital importancia para
nuestro desarrollo.

Sin más enfoquémonos en los datos que destacan, los cuales aproximé para no perdernos en detalles números y enfocarnos en conclusiones sobre el contexto social en el que vivimos dentro de Cuba:

  1. A) 7.2 millones de cubanos, de manera libre y democrática, siguen llevando las boletas de manera correcta (ya que todos sabemos que nadie te ve si llenas las boletas bien o no).
  2. B) 321 mil cubanos decidieron, de manera libre y democrática, dejar sus boletas en blanco

Les invito a juntos interpretar estos datos, sobre estos mis modestos puntos de vista subjetivos son:

1. Que la mayoría de los cubanos aún confían en la revolución y que creen que juntos podremos construir algún día un sistema económico verdaderamente socialista.

2. Que es altamente preocupante que unos pocos cientos de miles de cubanos (pocos pero que continúan creciendo si comparamos datos arrojados por pasadas elecciones) oponiéndose a la forma en que se están haciendo las cosas y prefieren caer en anarquía antes de seguir así.

14 marzo 2018 77 comentarios
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2018

La economía planificada

por Consejo Editorial 15 enero 2018
escrito por Consejo Editorial

Cuba ha apostado a planificar su economía desde el triunfo de la Revolución. Resulta difícil cuantificar el verdadero impacto del acoso externo en los problemas financieros que ha vivido el país desde entonces, pero sí podemos hacer algunos análisis sobre el modelo.

La economía cubana se construyó combinando estándares occidentales de empresas que ya existían en Cuba y el modelo planificado que tenía la URSS. Desde entonces ha existido un debate sobre la utilidad de planificar las finanzas, agudizado por los avances del Laissez-faire neoliberal que se puso de moda en los años ochenta.

Todavía hoy se trata de construir una percepción de que la planificación y el control estatal llevan automáticamente al fracaso, de que la URSS fracasó como modelo económico y si Cuba persiste en tener un modelo planificado le ocurrirá lo mismo. Nada más lejos de la verdad.

En realidad la planificación fue uno de los factores claves en convertir a la URSS en potencia mundial. Casi desde el inicio de la URSS hace 100 años, su modelo económico creció constantemente pese al acoso internacional, excepto durante la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra Europa occidental necesitó mucha ayuda económica de Estados Unidos para recuperarse, la URSS no.

Los defectos soviéticos hacen que la gente olvide cómo la vivienda, la renta o la salud, es decir las necesidades básicas, representaban solo el 30% de los salarios. Pusieron un hombre y una mujer en el espacio antes que nadie, y si bien no era fácil tener un auto, el transporte público era amplio y muchas veces gratuito. Si no podías permitirte un hogar, el Estado la ofertaba a bajo precio o incluso la regalaba. Es fácil olvidar todo eso cuando solo se piensa en los errores.

En el año 1983 el diario El País publicaba: “en diciembre un estudio de la CIA indicó que la URSS experimentó un crecimiento económico continuo y una mejoría en el nivel de vida de su población durante los últimos treinta años…” Ese mismo año Ronald Reagan hacía chistes continuamente sobre el “fracaso” de la economía soviética. La CIA lo desmentía.

La próxima crisis fue la final que dio al traste con el campo socialista. La descentralización económica comenzada en los 70 comenzó a ralentizar el crecimiento en la URSS y luego Gorbachov propuso liberalizar la economía para solucionar el problema, fue peor y condujo a la crisis.

En el fracaso soviético pesan más los errores internos de organización, liderazgo, pérdida de capital simbólico y desmovilización social, que una economía planificada que crecía regularmente. Se habla del fracaso soviético, pero no de la encuesta realizada este año por el PEW Center según la cual el 69% de los rusos lamenta el fin de la URSS. Los jóvenes, menos nostálgicos por un modelo que no conocieron, muestran la influencia de la campaña occidental contra el comunismo.

Nunca sabremos qué habría ocurrido si la URSS hubiera sabido corregir sus propios errores a tiempo, antes que fuera demasiado tarde. Sí sabemos que su economía planificada, con todos sus problemas de voluntarismo y verticalismo, funcionaba bien. Sí sabemos que en Cuba debemos corregir los problemas que llevaron a los soviéticos al fin en lugar de posponerlos o evitarlos por ser riesgosos. Debemos cambiar muchas cosas, pero planificar la economía evidentemente no está en esa lista.

15 enero 2018 49 comentarios
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Cuba

Reestructurar nuestra democracia

por Consejo Editorial 13 febrero 2015
escrito por Consejo Editorial

mesaelectoral

Por: Cubanum

La Constitución de la República de Cuba confiere a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) el papel de órgano supremo del poder del Estado, y que expresa la voluntad soberana de todo el pueblo.

Sobre la Asamblea Nacional recae la legalidad de la Nación, la planificación de sus principales lineamientos económicos, financieros y sociales. A esta instancia tienen que rendir cuenta las instituciones que administran los recursos del país, los dirigentes y todo aquel que incide en los destinos de Cuba.

La República Socialista de Cuba tiene como definición un gobierno unitario donde el poder legislativo y ejecutivo reside en el Parlamento y en una estructura perteneciente a este y elegido por este, el Consejo de Estado. Según los sistemas de gobierno clásicos tenemos aspectos de las repúblicas unipartidistas, donde el Jefe de Estado ha coincidido con el máximo dirigente del partido rector de la estructura política nacional (el PCC), y de repúblicas parlamentarias, donde el Jefe de gobierno es elegido desde el parlamento.

Los miembros de la ANPP (Diputados), en su mayor parte no son políticos profesionales, sino que son miembros de diferentes sectores de la sociedad, por lo que el parlamento en pleno se reúne en dos sesiones anuales. Estas sesiones son dedicadas principalmente al análisis y aprobación de los presupuestos y el seguimiento de la economía. Son pocas las leyes que se aprueban en pleno, la actividad legislativa generalmente está precedida por la discusión de los diputados desde las provincias o de las comisiones populares en dependencia del tipo de ley a aprobar.

La actividad legislativa y ejecutiva entre las dos sesiones anuales es atribución de los Consejos de Estado (CE) y de Ministro (CM). El CE, como se dijo anteriormente, es elegido, por la Asamblea, entre los diputados de la ANPP y el Presidente de este representa al Estado y al Gobierno. Cada Decreto-Ley y decisión que se toma en el CE debería ser luego ratificada o no por las comisiones de la ANPP. Las decisiones en esta estructura estatal son aprobadas por mayoría simple por lo que “por ley” no debe existir preponderancia del voto del Presidente del CE por encima del resto de los miembros.

Una característica legal es que, aunque existe un solo partido, y este es rector de los lineamientos sociales de la Nación, no presenta candidatos partidistas ni elige candidatos de conveniencia. Sin embargo, en la práctica los candidatos siempre pasan por el “filtro” del PCC. Además, también en la práctica, el Presidente del Consejo de Estado ha sido el Primer Secretario del Partido.

En esta época de cambios se requiere avanzar más en el carácter democrático de nuestra sociedad. Los diferentes actores sociales, comenzando por la población en general, buscan involucrarse más profundamente en la conformación de las estructuras dirigentes y en sus decisiones. Involucrarse para asegurar que verdaderamente representen los intereses del proyecto revolucionario nacional. Una de las opiniones que se escuchan seguido en la calle tiene que ver con la elección y conformación de nuestra representación en la ANPP y el Consejo de Estado.

En la práctica, la elección de estos componentes es indirecta, pues los integrantes del Consejo de Estado son elegidos por los asambleístas, al ser una estructura parlamentaria. Sin embargo, teniendo en cuenta que el CE representará a la Nación durante casi todo el período legislativo (debido al carácter temporal de los plenarios de la ANPP), existe la necesidad de llevar a otro nivel el carácter democrático de esta estructura. También se precisa que el parlamento sea más representativo de la voluntad popular dejando un número adecuado para las organizaciones de masa, políticas y personalidades destacadas. Aumentaría con ello la capacidad legislativa, la cual sería la misión primaria de la asamblea.

Por otra parte, debe aumentar los períodos de sesiones ordinarios en las legislaturas aumentando las discusiones en pleno de las leyes fundamentales. Sobre todo, aquellas que complementen los artículos de la Constitución de la República. Es imprescindible la dinamización de la actividad legislativa. Todo el año debe existir una discusión constante, sin estar necesariamente reunidos en plenario, consultando públicamente con el pueblo, con todos los sectores sociales.

La iniciativa de leyes para ser discutidas en la ANPP según la constitución es derecho de múltiples actores, desde las masas populares, las organizaciones de masa, sociales o políticas. Sin embargo, la mayoría de los proyectos de leyes que son promovidos por las organizaciones populares son engavetadas por los diferentes ministerios e instancias por las que tienen que pasar para llegar al parlamento. Han sido muy pocos aquellos que pasan y han sido, principalmente co-promovidos por las instancias políticas. La iniciativa legislativa popular ha sido coartada en la práctica.

Algunas sugerencias para perfeccionar y democratizar el trabajo de las estructuras nacionales legislativas y de gobierno son:

1. La composición de la ANPP y las instancias parlamentarias provinciales y municipales debe ser al menos de un 60% de diputados y delegados elegidos en las bases, preferentemente a partir de los delegados municipales que cuentan con un trabajo reconocido por sus electores. El resto de los componentes deben elegidos por las organizaciones de masa, sociales y políticas en procesos profundamente democráticos desde la base, y no a partir de reuniones a nivel central, donde los directivos deciden quienes serán estos representantes. Ello conllevaría a una verdadera presencia de la “voluntad popular” y su representatividad.

2. En la selección de los candidatos, a partir de su nominación popular, trabajará una Comisión de Candidaturas que no sea interferida por ninguna instancia social o política en sus funciones. Esta solo consultará con los factores necesarios y publicará la selección final priorizando la preferencia del electorado primario. O sea, estarán en la propuesta final aquellos candidatos con mayor posibilidades a ser elegidos sin importar la tendencia ideológica que tuviese este. Serían los propios electores de determinar si es el adecuado para representarlos.

3. Generar las condiciones legales para que los Diputados de la ANPP y Delegados a las instancias territoriales puedan dedicar mayor tiempo a sus funciones de representación popular para los que fueron elegidos. Además, aumentar la autonomía de los delegados de base para actuar, con la autoridad de los representados, en las instituciones de poder. Estos cambios ayudarían a que los ciudadanos perciban que sus representantes son verdaderamente sus ojos, boca y sobre todo sus brazos en (y no ante) las instituciones del municipio, la provincia y el país.

4. Al ser el Consejo de Estado la instancia representativa de la Nación durante la mayor parte del año, y su Presidente el Jefe de Estado y por ende de la República, la elección del Presidente y los Vicepresidentes debe ser por voto popular, a partir de candidatos elegidos entre los diputados. Esa candidatura será también de modo transparente y pública. Al ser elegidos los Diputados, en el transcurso de 15 días estos serán consultados por la Comisión de Candidatura para presentar públicamente candidatos entre los Diputados para estos cargos. La elección será una semana o 15 días después, y los elegidos serían presentados en la constitución de la legislatura de la ANPP. El resto de los integrantes del Consejo de Estado sería elegido por el pleno de la ANPP. El que sean Diputados es necesario por ser una estructura del Parlamento y además da la posibilidad de ser personas con experiencia de trabajo legislativo desde la base. Este proceso aumentaría el carácter democrático de las estructuras de gobierno popular y el ciudadano sentiría que forma parte directa de la elección de sus dirigentes.

5. Es imprescindible la separación práctica del cargo de Presidente del Consejo de Estado y el 1er Secretario del PCC, debido al papel que debe jugar el Partido en la sociedad, en la cual no puede ser juez y parte. A nivel territorial están separados los cargos pues el Partido debe controlar y dirigir los lineamiento sociales pero no puede poseer facultades administrativas dentro del estado. Los cargos de Presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministro deben separarse, sino ahora, en un futuro mediato, siendo asumido el segundo por el Vicepresidente del Consejo de Estado en condiciones normales. Esto daría mayor poder de evaluación al Presidente del CE y al 1er Secretario del PCC sobre el gobierno.

6. Las sesiones de trabajo ordinarias por comisiones y plenarias de la ANPP deben ser trimestrales en vez de semestrales como hasta ahora. Le daría una mayor capacidad legislativa a esta instancia para aprobar tanto las leyes complementarias a la Constitución, otras leyes necesarias para el desarrollo de la sociedad cubana, así como discutir los principales problemas y lineamientos para el país. Estas sesiones de trabajo deben ser transmitidas mayormente en vivo, aprovechando las posibilidades de la transmisión digital de TV y Radio en Cuba, tanto de canales presentes actualmente, como otros que pueden ser creados temporalmente para la ocasión.

Estas son alguna propuestas que pueden mejorar el trabajo de las instituciones que dirigen el país y tienen que llevar los lineamientos sociales y económicos de la Nación. Estas propuestas, por supuestos que son perfectibles, adaptables a la circunstancias nacionales e internacionales y además reflejan parte del sentir de buena parte del entorno del autor de este trabajo, así como de otros autores en los que se ha apoyado. No son las únicas propuestas, ni por mucho las más profundas, son unas de las tantas que quieren mejorar la sociedad. Solo aspiran a que la población pueda verse reflejada en las estructuras dirigentes y de gobierno y que transiten por el camino elegido para el desarrollo de la Nación.

13 febrero 2015 107 comentarios
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Cuba

Cuba: los peligros de la “nueva clase”

por Consejo Editorial 28 julio 2014
escrito por Consejo Editorial
ricos

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Por: Harold Cárdenas Lema (haroldcardenaslema@gmail.com)
¿Cuán diferente es Cuba de los otros proyectos socialistas nacidos en el siglo XX? ¿Sobrevivirá a los errores de los modelos predecesores? ¿Sus dirigentes mostrarán una entereza superior a la de aquellos que en otras experiencias traicionaron la confianza popular, derivaron en personalismos, abusos de poder y corrupción? Estas son algunas de las preguntas que gravitan sobre el presente y futuro de la isla, en un contexto de cambios en el que un paso en falso puede ser el fin, y este puede venir en la forma de una nueva clase.
Más de medio siglo los cubanos contamos con el liderazgo carismático de Fidel Castro hasta que por razones de enfermedad Raúl asumió la presidencia con un método de dirección distinto, basado en la institucionalización del país y aplicando reformas principalmente económicas. Ambos mantienen una notable influencia en el país, legitimada en los años de lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista y su consagración al proyecto nacional, este fue sin dudas uno de los factores que le permitió a la isla sobrevivir el derrumbe del campo socialista. Pero un país no lo sostienen unos pocos sino una estructura compuesta por eslabones civiles y militares, ahí puede surgir el germen de la nueva clase, ha pasado antes y el peligro persiste.
Queda fresco en nuestra memoria lo ocurrido en Europa del Este, cuando la dirección histórica de la URSS cedió el paso a un Stalin que hizo del culto a la personalidad una política de Estado y sembró las semillas de la destrucción. En ese entonces, los que estaban vinculados al poder político construyeron una élite de burócratas que no eran propietarios de los medios de producción pero se aprovechaban de la administración de estos para proporcionarse privilegios y ventajas que eran imposibles para el ciudadano promedio.
Este fenómeno lo describió con mucho detalle el yugoslavo Milovan Djilas, quien fue vicepresidente en su país hasta que comparó la élite burocrática con la antigua aristocracia y describió cómo estos pasaban la influencia adquirida a sus familias y solo establecían relaciones entre sí para garantizar sus privilegios. Como Djilas seguía siendo marxista, denunció el surgimiento así de una “nueva clase” y la traición al proletariado, argumentando cómo los obreros seguían buscando su verdadera liberación mientras estaban bajo la acción de esta.
Por supuesto que estas declaraciones le costaron todo al otrora Presidente de la Asamblea Nacional y luego vicepresidente de Yugoslavia, el luchador antifascista que se veía como sucesor de Tito terminó en la cárcel por su lucha contra la burocracia y excluido de la vida política de su país. Si bien las críticas de Djilas tenían sentido, él que aseguraba haberse equivocado un millón de veces, terminó sirviendo de arma al anticomunismo internacional y murió proscrito en la Yugoslavia del año 1995. Si alguna enseñanza parece dejarnos, es que la lucha contra la burocracia resulta peligrosa para todos y la crítica al extremo termina haciéndole un favor a tus enemigos políticos.
Solo hay algo más peligroso que la hipercrítica y es la ausencia de ella. A pesar de que estos peligros mencionados sean un tema recurrente en sectores que buscan el cambio de sistema en Cuba, renunciar a discutirlos abiertamente sería el peor de los suicidios. Entre muchos de nuestros comunicadores existe la percepción de que asumir un pensamiento crítico respecto a nuestros dirigentes y el Partido podría perjudicar el proyecto social cubano. En lo personal creo que más perjudicial sería establecer un muro entre el pueblo y sus representantes, marginar la crítica en cualquier aspecto o invisibilizar la gestión de nuestros funcionarios públicos, estos fenómenos son muy peligrosos, más en un país que aspira al socialismo.
La Cuba de los últimos tiempos necesita cambiar para sobrevivir y ser aún mejor, pero el cambio también implica desafíos para los que debemos estar preparados. Cuando el 2 de noviembre de 2011 la Gaceta Oficial de la República hizo oficial la compraventa de casas en el país, muchos respiramos aliviados y lo vimos (con razón) como un paso de avance. Se exacerbó entonces la polarización de algunos barrios, principalmente en la capital del país, donde los ingresos son superiores al resto, donde los hospitales y las escuelas ya empiezan a ser diferentes y los códigos sociales cambian. Debe existir un plan para lidiar con esto y mantener nuestras esencias.
Desde que tengo uso de razón en mi país ha existido la diferencia social, unos chicos en la escuela podían darle a la maestra un mejor regalo que yo el Día del Educador, algunas personas con regalos podían acelerar su visita al médico pero al final todos compartíamos escuela y hospital. Los nuevos tiempos amenazan con llevar estas diferencias aún más lejos.
Quizás deberíamos preocuparnos más por aquellos pequeños empresarios que sueñan en convertirse en grandes empresarios y ahora ven su primavera. Quizás deberíamos hacer un ejercicio de empatía y ver también lo difícil que resulta un cargo de dirección en nuestro país. Quizás Cuba no sea tan diferente del resto de los modelos socialistas del siglo XX, pero de seguro tiene unas esencias que vale la pena conservar y luchar por ellas. Estemos alerta para que no surja una nueva clase bajo nuestras narices, ya sea económica o política, ya sea de derecha o con ropas de izquierda.

Publicado en: http://eltoque.com/content/cuba-los-peligros-de-la-nueva-clase

 

28 julio 2014 62 comentarios
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Cuba

El desmontaje de la historia y cómo enfrentarlo

por Consejo Editorial 19 mayo 2014
escrito por Consejo Editorial

Por: Coronel ® René González Barrios (Presidente del Instituto de Historia de Cuba)

El escenario de la guerra

Para los teóricos del arte militar, el terreno es el gran dictador de la táctica. El espacio físico se convierte, por lo tanto, en el elemento prioritario a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones estratégicas u operativas, para enfrentar al enemigo. El terreno impone la táctica del empleo de las armas y la selección de las fuerzas vivas con que entraremos en acción.

El siglo XXI ha nacido en el esplendor de una vertiginosa y acelerada revolución de la ciencia y la tecnología, en especial en la esfera de las infocomunicaciones. El planeta es el mismo, pero es diferente. La era del Internet, ha cambiado el mundo, al punto, que el gobierno de Estados Unidos, para marcar primero entre las grandes potencias, creó el 23 de junio de 2009, el Comando del Ciber Espacio, institución que según su primer jefe, el general de inteligencia Robert J. Elder, tendría “Alcance mundial, vigilancia mundial, poderío mundial”. [1]

Las nuevas guerras, desde entonces, no se escenifican solo en el aire, el mar y la tierra. El citado Comando, tiene la misión de organizarla y ejecutarla, en los escenarios virtuales. En ese nuevo campo de batalla, las agencias federales de EEUU, con la CIA, la USAID y la NED a la vanguardia, despliegan sus nuevas estrategias para revertir los procesos políticos y sociales que no resulten de su agrado, y subvertir el orden interno de los países objetivos, explosionándolos.

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19 mayo 2014 43 comentarios
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Cuba

Los que saben

por Consejo Editorial 14 mayo 2014
escrito por Consejo Editorial

Por: Harold Cárdenas Lema (harold.cardenas@umcc.cu)funcionarios-cuba

Cuba está pasando por el que quizás sea el momento más crucial de sus últimos 50 años. Los cambios que tienen lugar en la isla están condicionados por una doble amenaza: el bloqueo estadounidense y la existencia de una burocracia terca a perder el control de la nación. En este contexto, resulta de vital importancia preguntarse: ¿quién rige los destinos del país? ¿Quién los ha escogido? ¿Cómo se toman las decisiones que afectan a nuestro pueblo? Hoy abordaremos estos y otros temas.

El 22 de febrero de 2014 el actual presidente Raúl Castro clausuraba el Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) recordando un discurso de Fidel Castro hace más de 40 años en el que afirmaba que “las decisiones fundamentales que afectan a la vida de nuestro pueblo, tienen que ser discutidas con el pueblo y esencialmente con los trabajadores…”. Me alegra que ese espíritu colectivista terminara dicho congreso, que fue calificado de “magnífico” aunque yo tenga mis reservas al respecto.

A pesar de que las palabras de Fidel transmiten un sentimiento de consenso muy necesario en estos momentos, en el contexto actual resultan insuficientes para los retos que tiene el país. Ya no basta con “discutir con el pueblo”, este tiene que participar activamente en las “decisiones fundamentales” porque la mejor apuesta que se puede hacer es a la inteligencia colectiva, no hay nada más democrático que eso.

Si varias décadas atrás apostábamos a un modelo en el que nuestros representantes decidían cuál era el camino a seguir y consultar este camino con el pueblo era suficiente, ya no es así. Ahora el camino debe decidirse en consenso por las masas y toca entonces a los funcionarios aplicar ese rumbo. Los movimientos sociales en América Latina han cambiado, se han vuelto más activos y participativos políticamente, quizás ya es hora de que el movimiento revolucionario cubano cambie con ellos.

Espero que hayamos dejado atrás esa época en que un grupo de 20 personas podía redactar un anteproyecto

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14 mayo 2014 83 comentarios
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