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desmontando

Desmontando mitos

por Gabriela Mejías Gispert 18 octubre 2019
escrito por Gabriela Mejías Gispert

Recientemente me han acusado de promover la ideología de género dentro de mis textos y por ende en la Revolución. Nuestra revista abre una puerta al debate, por tanto, me siento en la obligación de comenzar desmontando ciertos mitos y aclarar ciertos conceptos para que ese debate tenga una base coherente.

La ideología, desde la filosofía, sería el estudio de las ideas. Podemos decir que constituye un sistema de ellas, que crean una visión del mundo y una moral social particular.

Desde las ciencias sociales, se reconoce la ideología como un sistema de ideas y valores de la clase dominante, así como al discurso destinado a legitimar y mantener dicho dominio. En particular imponiéndose a sí mismo como discurso de la verdad.

Por otro lado, género es un término específico de las ciencias sociales: alude al conjunto de características diferentes que cada sociedad asigna a hombres y mujeres.

Entonces; ideología de género más allá de un argumento sexista, constituye una incongruencia.

En la década de los 70, comienzan a instaurarse formalmente dentro de la academia “Los estudios de género”. Se realizan publicaciones desde diversas universidades que abordan el término como una herramienta analítica. En los años ochenta el vocablo se vuelve de uso corriente; al punto de utilizar sexo o género indistintamente, incluso en el lenguaje coloquial.

A este panorama se suma la inclusión de la categoría “género” en las Conferencias Internacionales a favor de los derechos de las mujeres. En la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) conocida como “El Cairo 1994”, se define por primera vez el reconocimiento internacional del derecho a la “planificación familiar”. Su Programa de Acción exhorta a los gobiernos a considerar que los abortos en condiciones de riesgo, son una causa importante de mortalidad materna.

Posteriormente, en la IV Conferencia Internacional de la Mujer de las Naciones Unidas –realizada en Beijing en 1995— se reconocen los derechos reproductivos vinculados con la salud de las mujeres.

Sectores conservadores intentaron modificar la inclusión del término, generando “estudios” sobre cómo estos acercamientos, denominados “feminismos radicales”, rompían con el orden natural de la sociedad.

Esta concepción de “inminente peligro” comienza a ser patente en 2004, cuando el Pontificio Consejo para la Familia escribió una carta a los Obispos de la Iglesia Católica, resaltando el potencial del “género” en la destrucción de los valores femeninos importantes para la iglesia, refutando la distinción natural y jerarquía entre los hombre y las mujeres, en los cuales se basa la familia y la vida social.

Desde entonces ha tomado popularidad entre los defensores del orden “natural y/o “religioso” de la vida. “La ideología de género” se esgrime como una estrategia de comunicación y persuasión. Una amenaza fantasmal donde depositar todos los argumentos conservadores, sin poner al descubierto construcciones patriarcales que ya no son bien vistas.

Estos sectores, generalmente de derecha, han colocado la mal llamada “ideología de género” como caballo de Troya, a punto de romper lo considerado “normal” y aceptable dentro del orden social. La posibilidad de concebir el género como una construcción cultural, la cual puede ser diferente del sexo asignado al nacer, hizo poner los pelos de punta a muchos.

Como afirmara la senadora colombiana Claudia López: “La ideología de género no existe en la ciencia o en la academia; pero si en el lenguaje y en la política”.

Este término ha tomado cierto auge en nuestro país a partir de un creciente pensamiento entorno a la construcción de género. Más notoriamente durante el referéndum constitucional que planteaba la necesidad de otorgar los mismos derechos a todas las personas.

¿Qué abarca entonces este invento llamado “ideología de género”?

  1. Las teorías feministas: cuyo objetivo radica en la comprensión de las desigualdades y la opresión histórica de las mujeres, dentro del orden eminentemente patriarcal.
  2. Los estudios de género; que centran su atención en los procesos de construcción social de la identidades femeninas y masculinas, así como los estudios sobre las personas Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales y Queers (LGTBIQ).
  3. Movimientos feministas; que abogan porque las mujeres posean las mismas oportunidades y derechos que los hombres, en el marco de una sociedad menos sexista y más igualitaria.
  4. Los movimientos por los derechos de las personas LGTBIQ; en busca del reconocimiento pleno de sus derechos humanos y el derecho a la dignidad.

Se han visibilizado en las últimas décadas durante manifestaciones, como argumento en contra de los derechos humanos, la educación sexual y el aborto no punible. En países donde existe un movimiento feminista y LGTBIQ visibles, esta consigna polula entre algunos medios, miembros de la iglesia y sectores conservadores de la política. La ideología de género solo existe en los carteles de los antiderechos.

Si miramos detenidamente, la teoría de género no posee nada diabólico ni adoctrinador. Aboga por una sociedad más equitativa donde sean respetadas las individualidades, los derechos humanos y la dignidad.

Aquellos que temen a una sociedad más igualitaria, se encuentran más cercanos a un derechista y homófobo como Agustín Laje Arrigoni o Jair Bolsonaro, que a Nuestra Revolución. No seamos eco de manuscritos sin fundamentos.

18 octubre 2019 48 comentarios 756 vistas
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osadia

Osadía selectiva

por Alina Bárbara López Hernández 28 mayo 2019
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Nuestra televisión se torna francamente temeraria y muestra osadía. Libertad, dirán unos; libertinaje, será la opinión de otros. Nunca se logra complacer a todos. Lo cierto es que la conocida máxima de que todos los caminos conducen a Roma, en nuestros medios se manifiesta de esta forma: todos los caminos conducen al sexo. Sea abordando el respeto y los derechos asociados a la diversidad sexual, o difundiendo la existencia de tendencias aún menos comunes en las prácticas sexuales, estos asuntos son de los más recurrentes en los últimos tiempos.

Pero que nadie se equivoque, constantemente se aprende algo nuevo acerca del tema. Así me ocurrió al ver el programa Pasaje a lo desconocido del pasado viernes, dedicado al tema: Swingers en Cuba. Lo primero fue descubrir que existe algo denominado movimiento o fenómeno swinger. Según lo escuchado y lo que leí después, lo resumo, un poco en broma, más o menos así: onda retro a los hábitos sexuales de la horda, claro que con mayor refinamiento y sin que sean rechazadas costumbres cronológicamente posteriores, como el matrimonio y el tabú del incesto. Qué alivio esto último.

Los swingers son personas que tienen una postura totalmente libre en relación a las prácticas sexuales. Las parejas no se traicionan pues participan —o permiten—, de común y absoluto acuerdo, en el establecimiento de relaciones sexuales con otras personas, ya sea en grupos, individuales, juntos o separados, conocidos o desconocidos…en fin. Que nadie piense en el casi tradicional intercambio de parejas, esto es más transgresor.

Y tenemos club de swingers en Cuba. Y para mí sorpresa estaba invitado a hablar de él su presidente. Muy correcto y protocolar. No aclaró como fue elegido, si directa o indirectamente, sin embargo, explicó el sentido de la organización, las formas de acceder a ella; el incremento constante de la membresía; el uso de las nuevas tecnologías para concertar citas; la situación en otras provincias… Pronosticó también que seguirán creciendo como parte de una tendencia mundial.

Por supuesto que hubo una valoración desde la ciencia, de ello se ocupó la talentosa, amena y excelente comunicadora Patricia Arés, doctora en ciencias psicológicas. Esto dejó aclarado sobre la materia: que es una práctica contracultural de las relaciones sexuales y que no disuelve el matrimonio pues se basa en el consenso de los cónyuges, lo que mantiene a salvo la fidelidad. A cambiar entonces el anticuado refrán, que entre los swingers seguramente es: “Ojos que sí ven, corazón que no siente”.

De que las opiniones son conflictivas dan certeza las reacciones a un comentario sobre las parejas swingers, colgado por el periodista Fernando Ravsberg en su muro de Facebook. A un lado de la cancha algunos expresan: “lo mío es mío… y de nadie más”; otros lo catalogan de “animalidad primitiva”; “difícil de asimilar para muchos”; “triste canto posmoderno a la ausencia del compromiso”; “vamos en retroceso, la sociedad está podrida”…

Al otro lado, unos pocos acusan a los que así piensan de “gente reprimida y convencional” con “moralina rancia y retrógrada” y fundamentan que “las actividades sexuales de cada quien, siempre que sean consentidas, son tan respetables como inclasificables, ya se realicen en pareja, en solitario o en grupo…”.

En lo personal no comparto ni de lejos la filosofía swinger, aunque creo que en el ámbito de las relaciones sexuales deben respetarse las elecciones privadas. Más me preocupa el hecho de que somos surrealistas.

Si la Biblia asevera que será más fácil para un camello entrar por el hueco de una aguja que para un rico entrar al reino de los cielos; yo les digo que en Cuba es más fácil que un club de swingers, o no descarto que hasta de adorador@s del dios Príapos —divinidad fálica entre los antiguos griegos—, se presente en la televisión cubana antes que pueda hacerlo un grupo de anarquistas o simpatizantes del trotskismo, o de defensores de un socialismo antiburocrático; y no menciono otras tendencias so riesgo de que me denominen, cuando menos, centrista.

Reinaldo Taladrid, el conductor del programa, valoró con mucha razón que los swingers, a pesar de que muchos no compartan sus puntos de vista, tienen derecho a explicitarlos. Valioso precedente ese; es una lástima que solamente aplique para hablar de costumbres sexuales y no políticas.

Si continuamos por ese camino, pronto habrá que “cambiar todo lo que debe ser cambiado” en los libros de filosofía, y sustituir ciertas frases, que son casi subversivas, por otras más apropiadas a esta época. Por ejemplo, el aristotélico apotegma: “El hombre es un animal político”, podría mutar en: “El hombre es un animal sexual”; en lugar del descartiano: “Pienso, luego existo”, aquí se diría: “Sexo, luego existo”. Y qué decir de la exhortación de Carlos Marx, que pudiera quedar modificada del siguiente modo: “Proletarios de todos los países, uníos… en la cama”.

28 mayo 2019 41 comentarios 915 vistas
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sexualidad

Sexualidad y educación

por Yasvily Méndez Paz 5 octubre 2018
escrito por Yasvily Méndez Paz

Hace tiempo me preguntaba cómo era posible que niños educados en ambientes familiares desprejuiciados, adoptaran posiciones machistas y discriminatorias con respecto a la sexualidad. Días atrás una colega me revelaba los trastornos de una niña de cinco años, resultantes de sucesos traumáticos familiares en el pasado, que con la «inocencia de un querubín» asume el sexo como un tema recurrente en juegos, dibujos y estrategias de comunicación con otros niños, maestros y especialistas.

Ambos casos no obedecen a condicionantes similares, pero nos permiten hacer reflexiones sobre el papel activo que deben asumir otras instituciones, además de la familia, para el logro de una necesaria vinculación entre sexualidad y educación en Cuba.

Existe un Programa Nacional de Educación Sexual para todos los niveles de enseñanza del Sistema Nacional de Educación, pero si analizamos cómo se instrumentan las políticas de educación sexual dirigidas a niños y jóvenes en escuelas y otros espacios de socialización, podremos apreciar debilidades en los «eslabones dentro de las cadenas de transmisión»; ello obstaculiza la obtención de resultados más certeros y concluyentes, ajustados a las condiciones actuales de la isla.

No resulta ocioso recordar que desde mediados de la década de 1970, los ministerios de Educación y Salud Pública, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), entre otras instituciones, precisaron tareas y acciones dirigidas a educar a la sociedad cubana en temas vinculados a la sexualidad; sin embargo, me adscribo a los criterios de Mariela Castro-Espín cuando plantea que en aquel momento predominó un enfoque biologicista en los contenidos de la escuela, que solamente instruía sobre los órganos reproductores en la asignatura de Biología.

En la actualidad, esos enfoques biologicistas persisten a pesar de la labor sostenida por la FMC, el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y otros profesionales e instituciones de reconocido prestigio en el país. La deficiente preparación en estos temas de profesores asociados al proceso de enseñanza-aprendizaje, el déficit de personal en todos los niveles del sistema nacional de educación, las insuficientes condiciones materiales de los maestros, el poco reconocimiento social, así como los rezagos de una cultura machista, influyen negativamente en la prosecución de una labor dirigida al aumento de la educación sexual en la juventud cubana.

Sobre el tema del aborto en las adolescentes cubanas, hay tela por donde cortar. Estoy de acuerdo con la política trazada por la Revolución Cubana de institucionalizar ese procedimiento médico como un servicio del Sistema Nacional de Salud; ello ha permitido contar con las condiciones idóneas para preservar la vida de las mujeres y respetar el derecho que tienen de decidir sobre sus cuerpos. Pero está instituido que el aborto en Cuba no puede ser utilizado como un método anticonceptivo que regule la fecundidad; en cambio, las salas se llenan de adolescentes que piden «el último en la extendida cola», algunas de las cuales han llegado a hacerse más de diez interrupciones en menos de tres años.

En las comunidades se dificulta el diagnóstico de situaciones familiares que perjudican a niños y niñas, entre otras actividades asociadas a la prostitución y el proxenetismo, pues las estructuras existentes no ejercen las funciones para las que fueron creadas. Tampoco se desarrollan actividades educativas para aumentar el conocimiento en la familia y la comunidad sobre la sexualidad, y que aprendan a tolerar comportamientos fuera de los cánones impuestos por la heteronormatividad.

Todo parece indicar, que la dirección del país trata de establecer un consenso en este sentido, a través de un diálogo abierto, basado en una cultura de paz y respeto. El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez se ha referido a que la necesidad de reconocer el matrimonio entre personas, sin limitaciones, responde a un problema de eliminar cualquier tipo de discriminación en la sociedad. Ello es un paso de avance si lo comparamos con los silencios en las posiciones asumidas públicamente por los máximos mandatarios de nuestro país, durante los últimos tiempos.

Mucho camino queda aún por recorrer en Cuba en materia de educación y sexualidad; los últimos debates suscitados y las actitudes de nuestros jóvenes en su comportamiento diario en la comunidad, la escuela y dentro de su familia, así lo demuestran. Hagamos nuestras las palabras de Mahatma Gandhi cuando presagiaba que “la verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo”. La educación por sí sola no puede allanar todas las dificultades, pero sí constituye la vía más certera para sensibilizar, instruir y prepararnos, en función de los cambios que se avecinan en la sociedad cubana y que involucran a todos los que la integran.

5 octubre 2018 6 comentarios 1k vistas
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La tal Alicia

por Consejo Editorial 6 septiembre 2013
escrito por Consejo Editorial

balsero-crisis-cubaPor: Yasel Toledo Garnache

La ficción como tal no existe, incluso los hechos

más fantasiosos tienen mucho de realidad

Lo haces bien, dice con un tono que revela la rara mezcla de satisfacción y tristeza. Pone la colilla del cigarro en el cenicero, y expulsa el humo agazapado en sus entrañas de forma lenta, como si lo saboreara o quisiera que no acabara nunca, como si fuera la frontera entre el placer del sexo y los problemas.

Sentado sobre la cama, se pregunta por qué está allí. Mira al mar a través de la ventana, parece tan cerca que cree sentir el olor a salitre. Piensa que después del sexo esa es la mejor sensación del mundo.

-¡Coño! Maiquel, ¿te vas a poner sentimental otra vez?, le pregunta Claudia todavía desnuda y sudada.

-No me jodas.

-Yo esperaba más de ti.

-No me gusta que me prueben. ¿Qué carajo querías, que no me viniera nunca o que te apuñaleara y me llevara todo lo que tienes en este cuarto de mierda?

-Que no fueras tan flojo y te dejaras de lloriqueos.

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6 septiembre 2013 66 comentarios 440 vistas
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Hablemos de sexo

por Consejo Editorial 20 diciembre 2011
escrito por Consejo Editorial

Obviamente...esta no es una beca universitaria

Por: Harold Cárdenas Lema

El amor es la respuesta, pero mientras usted la espera,
el sexo le plantea unas cuantas preguntas.

Woody Allen

Escribo brevemente porque me sorprende que en más de año y medio en un blog de jóvenes universitarios nunca se haya hablado de sexo, siempre tan deseosos de opinar sobre política y nuestras visiones ideológicas hemos descuidado imperdonablemente las cosas que nos hacen definen al respecto: la juventud y la universidad.

Inevitablemente hay que hablar de sexo porque es una realidad en nuestro medio, la mayoría llegamos provenientes de escuelas internas y vemos en la educación superior un grado de libertad inédito en nuestras vidas. Habría muchas historias graciosas que contar de la vida universitaria, pero francamente son tan buenas como impublicables, así que me las reservo para no arriesgarme a que me censuren en LJC.

Las universidades cubanas tienen estudiantes internos y externos, estos últimos son los que viven a largas distancias y no pueden viajar a diario, se alojan en becas que a menudo están muy cerca o dentro del campus universitario. Yo vivía relativamente cerca de la universidad pero gustaba de quedarme por la noche en la beca y participar en una vida nocturna que ahora recuerdo con nostalgia, cuando tenía novia prácticamente vivía allí.

Recuerdo que por las mañanas esperábamos a ver qué muchacha

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20 diciembre 2011 163 comentarios 677 vistas
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