El país que merecemos
Nuestros hijos y nietos merecen que les dejemos un país con democracia y justicia social, sin presos políticos ni persecución a los que piensan y opinan diferente.
Nuestros hijos y nietos merecen que les dejemos un país con democracia y justicia social, sin presos políticos ni persecución a los que piensan y opinan diferente.
¿Por qué no probar con la cooperativa obrera y la inversión del capital extranjero de origen cubano antes de seguir privatizando a dedo, como dicta el recetario ruso?
En Moscú, a Lucía le espera la calle Arbat —cuyo nombre proviene de la palabra árabe arbad o suburbio en español— con la promesa de abrirse ante ella y ser una buena pasarela para sus zapatos de tacón. No será lo único que se encuentre.
A pesar de cómo han evolucionado los acontecimientos en torno a la invasión rusa a Ucrania, se siguen repitiendo falacias que desconocen las raíces históricas.
¿Si el socialismo nunca se ha construido, entonces lo que hemos vivido los cubanos por cuatro generaciones es como El cuento de nunca empezar, de Joaquín Sabina?
La situación que atraviesa Cuba es sumamente difícil, y sería atrevido, y hasta imprudente, predecir su futuro.
¿Quiénes van a quedar para trabajarle a la nueva clase capitalista cubana, asesorada para aplicar la solución rusa?
Mientras la gira, negociaciones, acuerdos y memorandos no se traduzcan en mejoras concretas de la calidad de vida de la gente, la sensación generalizada de zozobra y la necesidad de escapar a cualquier precio del barco que se hunde, permanecerán