La Joven Cuba
opinión política cubana
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto

remesas

unificación

La unificación del gato por liebre

por Héctor Núñez Mantilla 26 septiembre 2020
escrito por Héctor Núñez Mantilla

Debido a la repentina aparición en los medios sobre el tema de la unificación monetaria, con explicaciones sobre la razón por la que fue necesario la introducción de una segunda moneda en el país, sus pro y sus contra, y el por qué de la vuelta a una sola moneda, se han producido múltiples comentarios a favor y en contra. Me ha sido económicamente imposible acceder a todos, pero tengo la impresión de que hay una arista que no se ha tenido en cuenta y que el Banco Nacional (BN) no ha aclarado. Me refiero a cuál será la tasa de cambio CUC-PESOS, cuando finalmente decida sacar de circulación al primero.

He conversado con varias personas al respecto y todas me han dado la misma respuesta: 24 Pesos por cada CUC. Debo aclarar que aunque tengo un Diplomado en temas económicos, no es ese mi perfil de trabajo, ruego a los economistas que entiendan mis próximas palabras como las de un aficionado.

La tasa de cambio 24×1 es la que ha regido a manera de transacción económica, entre el BN y los interesados en cambiar monedas. Hasta donde conozco, en todos los lugares del mundo el banco cobra por ofrecer un SERVICIO, y he puesto servicio en mayúsculas, porque considero que ahí es donde está la trampa mental. Si los CUC los tenemos en nuestros bolsillos, y acudimos al banco a cambiarlos, la institución tiene todo el derecho, de cobrar por ofrecernos el servicio, otra cosa es para los CUC que están depositados en cuentas, las que dice el BN respetará.

La decisión de crear y desaparecer la segunda moneda, no fue de la población, fue del BN, por lo tanto no puede aducir que nos estará prestando un SERVICIO cuando decida sacar de circulación al CUC, y tenga que llevar a una cuenta en pesos el equivalente a la existente en CUC, o entregarlos físicamente a los dueños de las cuentas actuales.

Es un hecho, hoy no es posible fijar cuantitativamente, cuál debe ser el valor justo, pero sí podemos fijarlo cualitativamente.

El valor de cualquier moneda, se expresa por la capacidad de compra que posee. Para explicarlo mejor, voy a hacer lo mismo, que ha hecho en otras ocasiones el periódico Granma. Supongamos que hoy es el día que dejará de circular el CUC, y usted tiene una cuenta en el banco por valor de 100 CUC, deberán entregarle entonces, el equivalente al valor de compra según los precios actuales, de esos 100 CUC, (100 x 25) o sea, 2500 pesos, en lugar de los 2400, que muchos piensan al creer, que le estarán vendiendo sus CUC al BN, por lo que éste, tendría el derecho de cobrar una comisión.

Tiendas en USD, medias verdades.

Hace casi un año, el gobierno decidió crear una red de tiendas, para vender directamente en USD, con el objetivo de enfrentar la difícil situación económica del país y traer divisas frescas, para impulsar la producción de la industria nacional. Poco ha sido el apoyo en las redes, pero llama la atención que esas tiendas tampoco escapan de las grandes colas y aglomeraciones.

La cola de mi barrio

A simple vista, podríamos decir que hemos vuelto al inicio, cuando en los años ’90, surgieron las TRD y tiendas similares, en aquella época, pocos eran los que podían acudir a comprar, en relación al total de la población. Aun así, no puede negarse que ayudó a reactivar la economía nacional y por momentos nos ha parecido haber dejado atrás al Período Especial. Cierto que no se aprovechó adecuadamente el beneficio, por lo que hoy se repite la historia.

Como me gusta ser realista, no me opongo per se a la medida, pero si me refiero a ella es porque odio las mentiras. Cuando se refirieron al tema de los precios a los que se venderían los productos, dijeron que se tomaría como referencia los precios en el área, algo que se puede considerar justo. No obstante, ayer pude visitar una de esas tiendas, y vi que los precios de los productos eran los mismos que antes estaban en CUC, sólo cambiaron el nombre de la moneda.

Nunca cuestioné cuando explicaron el motivo, de los altos precios cuando surgieron las TRD, y demás comercios en divisas, pero la situación no es la misma, han quitado muchas de las razones de entonces, y lo peor de todo, mienten cuando intentan negar los irracionales impuestos, que forman parte de los precios actuales. Vuélvase a explicar a la población las razones, pero no mientan, pues entonces hacen pensar que ocultan culpas o razones deshonestas.

El bloqueo se puede burlar.

En este mundo tan globalizado, es irracional no mirar alrededor y aplicar el benchmarking. Está demostrado que si lo sabemos aplicar mejoraremos aquello que decidimos comparar. En nuestra área geográfica, un país está enfrentando un bloqueo y presiones como pocas veces, o posiblemente nunca, hemos tenido que hacer frente nosotros. Recientemente me llamó mucho la atención una noticia: “Empresas Iraníes abrieron mercados en Venezuela”. Esto fue producto de un acuerdo entre los gobiernos de Irán y Venezuela para combatir el desabastecimiento en ese país hermano.

Un poco en broma, pensé cobrar un par de Petros al presidente Nicolás Maduro por haberme robado la idea, pero recordé que no la había publicado. Porque sí, en el verano del año pasado, a raíz de unas palabras del Presidente Díaz-Canel, reflexioné sobre qué podría hacer Cuba para zafarse de la persecución económica del bloqueo. Tras pocos minutos y recordando haber leído y escuchado varias veces que anualmente al país entran, según medios oficiales, entre mil y tres mil millones de dólares en concepto de remesas, noté que esa es una cantidad apreciable y cercana de lo que los economistas dicen debe invertirse si deseamos emprender la ruta del desarrollo.

Foto: @drummer4uva72894 via Twenty20

También me vino a la mente que China es el país que ofrece mejores precios y créditos. Pues entonces, por qué no negociar con China u otro(s) país(es) una vía para utilizar ese potencial de la mejor manera. Seguro de abrirse en el país mercados abastecidos y administrados por extranjeros, los productos estarían accesibles para más personas. La costumbre en otros países es vender todo lo posible como vía para maximizar ganancias, en lugar de nuestra práctica de maximizar ganancias vendiendo lo menos posible.

Se podría además, negociar que los comerciantes compren a los productores cubanos de primera opción, pagando los productos a precios internacionales según su calidad y en divisas, lo que incentivará a productores nacionales elevar la calidad de sus ofertas. Para los que pregunten cómo se beneficiaría el Estado, la respuesta es simple: como cualquier otro negocio, ofreciendo los servicios básicos incluida la mano de obra, pero además, puede poner como condición que se invierta en el país un porcentaje de las ganancias. Cada vez que escuchemos culpar al bloqueo de nuestros problemas, no nos mienten, pero si hay maneras para romperlo que no se tienen en cuenta.

26 septiembre 2020 21 comentarios 777 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
verguenza

El sentido de la vergüenza

por Ivette García González 3 agosto 2020
escrito por Ivette García González

“El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta”. Federico García Lorca (1898-1936)

Recuerdo con nitidez los debates en familia, sobre todo con mis hermanos, allá por los años 90 cuando inició el llamado “Período especial”, uno de los más novedosos eufemismos del castellano que se habla en la Isla.

Era yo muy joven, aunque la mayor de los chicos en casa. Tenía muy cerquita, como mis contemporáneos, el referente del socialismo soviético que suponíamos perfecto y de repente se derrumbó. Irradiaba ímpetu, muchas ilusiones y una mentalidad de sacrificio lista para ponerse a prueba, junto con mi inclinación por el debate, la polémica y el liderazgo.

La obstinación de mis padres, combatientes de la Sierra, el llano y ni recuerdo cuántas misiones internacionalistas, también era invariable. Militares para quienes la más mínima inquietud nuestra podía verse como hipercriticismo, cuestionamiento, diversionismo ideológico y un largo etcétera, como ocurría en la cuadra, la escuela y el trabajo.

Un día de 1993, el peor de aquellos años, estallé. Casi escandalizando le dije a mi madre que la dignidad no se comía; que me sentía frustrada porque había hecho de todo lo que me enseñaron para ser una mujer exitosa, o por lo menos integrada y con futuro, y sin embargo….. Que, para colmo, ni siquiera me había enseñado a ser creyente y así en ese momento poder encontrar refugio espiritual en la iglesia y que me dieran ayudas (alimentos y aseo) de las que distribuían en diversos lugares. Así, ¡de cuajo!

Había sido un exabrupto, no era mi comportamiento habitual.

Pero solo sirvió para desahogarme. Quedé peor, aplastada, cuando la vi impávida y diciéndome con lágrimas en los ojos: “pero hija ¿y qué diremos nosotros entonces, que tanto sacrificamos, incluyendo, como es mi caso, hasta la crianza de los hijos?…¡Pero hay que ser firmes!, recuerda que los comunistas se mueren con las botas puestas, como dice tu padre.”

Mi actitud era comprensible, ella lo sabía. Unas seis horas antes había salido de mi casa, al otro lado de la bahía, con mi niño de 4 años a cuestas y un bolso con el litro de leche. Iba agotada de cargar agua toda una mañana y con la preocupación de que se echara a perder esa leche, como tantas veces ocurría. Más de 2 horas en una cola para abordar la lancha que cruza la bahía desde Casablanca. Después caminando (no había transporte) desde la Avenida del Puerto hasta el edificio 20 plantas donde vivía mi madre, en Centro Habana llegando a Infanta, para encontrarme al llegar que no había electricidad.

Subir entonces con todo aquello los 16 pisos para entrar corriendo a la casa a hervir la leche, bañar y dar de comer al niño antes de que oscureciera, porque tampoco teníamos con qué alumbrarnos. Y entonces…. ¡sorpresa!, ¡tampoco había gas!. Ahí fue que exploté.

Pero repito, me ocurrió porque somos humanos y llegué al tope. A pesar de todas las dificultades vivía con mucho optimismo debatiendo con mis hermanos, recién graduados de medicina y contabilidad. Eran encuentros tremendos. Me sentía en posibilidad y con la responsabilidad de atender a sus inquietudes e insatisfacciones, especialmente por ser la mayor, del área de ciencias sociales y militante comunista.

Defendía todo apasionadamente y con argumentos: que la pirámide social en Cuba se enderezaría y los profesionales volveríamos a tener el lugar correspondiente; que la situación era coyuntural y tenía por causa factores externos: el derrumbe del socialismo en la URSS y el bloqueo de los EEUU; que todos teníamos un proyecto personal y uno colectivo que era el de la Revolución y que debíamos optar por el segundo; que los problemas –ante la emigración que crecía y ellos valoraban como opción- no se resolverían desde otro lugar sino dentro de Cuba, que había que ser parte de eso, que así se medían los revolucionarios, que era nuestro compromiso, ¡!!en fin!!……

Recuerdo que cuando ya me quedaba sin argumentos frente a tantas críticas por problemas que ciertamente estaban ocurriendo, les decía: “¿saben qué?, no tengo más respuestas, si quieren, es una cuestión de fe, yo sé que saldremos adelante.”

De nada sirvieron mis arengas, ellos optaron por el proyecto personal, yo me quedé sola en Cuba y empezaron a llamarme en broma “la cubanísima”. Me sacrifiqué y salí adelante sin renunciar a mi profesión ni a mis ideas, ¡y sin pedir ni vivir de remesas!. He vivido orgullosa de eso y con la conciencia limpia, aunque ha sido duro. No soy una excepción, es la historia de muchísimos cubanos de mi generación y de otras, aunque cada vez que damos media vuelta notamos con dolor muchísimas ausencias.

Han pasado 30 años.

Y ahora, 30 años después, volvemos a los cambios más radicales, que en sus raíces y manifestaciones se topan con los de aquellos años 90. Reformas profundas en momentos críticos, cuando estamos al borde del colapso. Y entonces, otra vez la memoria….

Recuerdo a Esteban Morales,  quien era mi profesor, diciendo más de una vez: “Es un error que en el discurso político se siga diciendo que son cambios que nos vemos obligados a implementar, que no nos gustarían, etc.. Eso no trasluce convicción, ni permanencia, ni estabilidad y por el contrario, crea incertidumbre, etc…..”

En estos 30 años salimos del “Período Especial”, tal como fue: una situación de extrema carencia de todo, lo básico y lo que no lo era, de máxima austeridad  y sin que se pudiera siquiera seguir un plan; era sobrevivir, dependíamos de la solidaridad y de que llegara el barco con arroz para comer. En 1993 se completó aquella caída cuando el % del PIB fue de -14.9 y al año siguiente empezamos a crecer discretamente con un 0.7%, aunque todavía no se percibía en la microeconomía, pero ya crecíamos, había una luz al final del túnel.

Diez años después, en 2004, el crecimiento fue de 5.8%. Claro, a veces era un dato engañoso porque tenía detrás el no pago de la deuda externa. En definitiva los registros anuales del PIB cubano durante ese lapso evidencian una volatilidad tan alta, que no merece la menor confianza una lectura de tendencias, como  bien ha dicho la Dra. Tania García. Pero algo creció, hasta el 2016 cuando inició la recesión, arrojando cada año un % por debajo de lo planificado, lo cual cuestiona hasta la objetividad de la planificación y los planificadores. Al cierre de 2019 se repitió el resultado del 2016: ¡0.5% de crecimiento!. Y si a eso le sumamos que los desocupados, según Benavides, constituyen el 37.3% de la población en edad laboral, el escenario es de caos y la crisis, estructural y permanente.[1]

En realidad desde que la luz del túnel se acercó y la economía mejoró, se recogió cordel a las reformas de los 90, sobre todo respecto a la iniciativa privada y la descentralización. Aparecieron Venezuela, el CUC y el gravamen, más una política internacional solidaria y extraordinariamente generosa, con servicios y productos de los que muchas veces se carecía en Cuba. Tiempos de aquellas bromas “permuto para Bolivia”, “permuto para Venezuela”…

Lo ocurrido desde el último tercio de los 90 y que nos trajo hasta aquí, fijó en la psicología social las carencias materiales -que para el pueblo nunca desaparecieron- en asociación directa con el Período Especial, aunque en rigor, ya no eran parte de aquella situación extraordinaria. Son consecuencias de las erráticas políticas domésticas y las prácticas sucesivas, de la incapacidad del Estado para gestionar el imperio del que se apropió manteniendo estatalizado lo que realmente debió pasar a ser social hace muchos años, y el predominio de un pensamiento conservador, dogmático y burocratizado en la toma de decisiones y su implementación. Y a todo eso siempre hay que agregar al bloqueo de los EEUU, que junto con la COVID-19, aparecen ahora como las causas (externas siempre) de la actual crisis.

Traigo entonces al 2020 lo que algunos profes y amigos decíamos cuando nos mirábamos todos delgadísimos en aquellos años 90: “estar aquí y haber sobrevivido a esos años, me da un incuestionable derecho a hablar, ¡por lo menos!.” ¡!Porque 30 años es mucho tiempo en el ciclo vital de una persona!!!! ¡Porque a todos los que apostamos con fe y compromiso en los 90, se nos fueron nuestros mejores años!!! Porque ya con fe y compromiso solamente, es imposible.

La fe y el compromiso no bastan.

Es sabido que la mayoría de las medidas anunciadas el pasado 16 de julio estaban aprobadas y recogidas en los documentos programáticos hace años. No la dolarización claro, no nos confundamos, pero el mercado mayorista, por ejemplo, cumplió 12 desde que se anunció con los lineamientos. Todas fueron reclamadas reiteradamente hace tantísimo por economistas, emprendedores y gente con sentido común. Pero se adoptan ahora cuando el escenario interno, el bloqueo y todo lo demás están en su peor momento; cuando, como en los 90, la olla está al explotar y hay que descompresionar de alguna forma.

No basta con que el paquete haya llegado con sendas declaraciones y que en términos de estrategia sea correcto y audaz. En realidad, lo debían y todavía la mayoría no pasa de ser un titular. Solo tres de ellas están claras y en acción. Con una soñaba por el pueblo: la eliminación del gravamen al dólar. La otra, las tiendas en MLC que incluyen el mercado minorista y el tan reclamado mayorista para los privados –que nunca se pensó de esa manera-, podrá ser “un mal necesario” o “imprescindible” para el Estado y sus instituciones hoy, pero no deja de ser una medida desesperada e impopular, y un insulto a este pueblo sacrificado, cuyos sueños de justicia social nos trajeron hasta aquí.

Entonces, compatriotas del gobierno y el Partido Comunista, al cabo de 30 años la fe y el compromiso no bastan porque: 1) no somos los de abajo los responsables de las erróneas políticas implementadas y de las reformas que no se hicieron desde que correspondían; 2) ya estábamos más que en picada mucho antes de la pandemia y 3) tampoco es culpa del bloqueo todo lo que pasa en Cuba; al contrario, la mayor parte de lo que no se ha hecho o se ha hecho mal, nada tiene que ver con eso sino con la voluntad política del gobierno y el Partido.

Frente a estas nuevas medidas quisiera poder decir lo que hace unos días escribió Félix Sautié en un comentario  que en teoría  comparto: “Es necesario un tiempo de gracia para la efectividad que conduzca al éxito”. Pero necesitaría que estuviéramos hablando de Chipre, que yo tuviera la fe de los 90 ¡y que el ciclo vital de los humanos fuera más largo!!!! ¿Cuánto sería esta vez el tiempo de gracia?

Vamos, que 30 años es mucho. Durante los ocho últimos, práctica y discurso político en el más alto nivel se contradijeron en varios tópicos: 1) el gravamen, que estaría mientras hubiera persecución financiera contra Cuba y hoy, cuando hay más, se elimina; 2) el uso de las tiendas en MLC, que por nada del mundo se pondrían y ahora tenemos en principio 72, ya no solo para productos de alta gama sino para alimentos y artículos de primera necesidad; 3) el incremento de los precios, que no se permitirían a los privados y ahora el Estado campea, como antes, con precios escandalosos; 4) la planificación centralizada, joya de las reformas para la asignación de recursos según los lineamientos y ahora exactamente lo contrario y 5) las pymes, reconocidas teóricamente pero de difícil mención y tolerancia a través de los años, al punto de quedar extraoficialmente dentro de los trabajadores por cuenta propia, fustigadas en el Granma hace muy poco, por cierto, y ahora promovidas incluso para el sector estatal.

Por tanto, aceptando que lo dicho es la estrategia y que lo hecho (la dolarización parcial) es un mal necesario y transitorio, además de que no es lo fundamental en el mediano y largo plazo, convendría clarificar y consensuar con cuidado y transparencia, en un ejercicio más participativo, cuestiones claves sobre las cuales no se ha dicho nada, o no han pasado de formulaciones teóricas:

  • Cómo se implementará cada medida;
  • Cuál es el plazo para la desdolarización;
  • Cuáles son las medidas compensatorias que por vía de la redistribución paliarán los efectos negativos de las acciones aprobadas;
  • Cuál es la política a seguir para los sectores más vulnerables;
  • Cómo y en qué plazo se aplicará la estrategia para que por vía de la imprescindible descentralización se beneficien realmente los municipios del país, en la mayoría de los cuales hoy ni siquiera se conoce o se ha implementado el irrisorio 1% que deben aportarles las empresas que funcionan en sus respectivos territorios.
  • Cuál es el plazo para rendir cuentas de la recaudación de MLC y su redistribución en beneficios socioeconómicos para el resto del pueblo que no tiene acceso a dichas divisas.

Una cuestión de dignidad y vergüenza.

Ya mis padres no están y sigo sola en Cuba, con mis hijos que ¡ni imaginármelo!, tienen las mismas insatisfacciones que hace 30 años tenían mis hermanos. Nuevamente, como decíamos algunos en los 90, los emigrados (hasta entonces traidores), o los cubanos de la isla que tienen familia en el exterior (FE) enviando remesas, se vuelven en la práctica más útiles porque pueden aportar al país, mientras los demás del lado de acá teníamos entonces  y ¿tendremos? hoy la misión de resistir, volvernos parásitos o mantenernos dignos y orgullosos, pero provocando una dolorosa mezcla de admiración y lástima en los otros.

Sin embargo, así como entonces no me hice creyente para que me dieran donaciones de aseo o comida en una iglesia, ni viví de remesas familiares, hoy tampoco lo haré. Por nada del mundo viviré en Cuba con los dólares de mi familia emigrada. Es una cuestión de dignidad y vergüenza.

“Que sea lo que Dios quiera”, como dicen los religiosos. Y como eso sí se puede elegir en Cuba y el espectro es bastante amplio, tal vez ahora sí me vaya a la religión, al menos para encontrar satisfacción y paz espiritual.

[1] Significa que la persona no trabaja en ninguna de las actividades formales y legalmente reconocidas a pesar de estar en edad laboral. Ver de Joaquín Benavides Rodríguez: “Población, empleo, coleros, especulación y delincuencia”, en Habana Insider, edición 137, julio 28, 2020, La Habana, Cuba, p. 7, en https://www.facebook.com/Habana-Insider-103018817721449/

3 agosto 2020 89 comentarios 1k vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
cambio

Cuando el cambio viene en tren

por Ely Justiniani Pérez 21 julio 2020
escrito por Ely Justiniani Pérez

Antes de aprender que la palabra REVOLUCIÓN significa cambio, pensaba que era un sustantivo para designar exclusivamente al gobierno cubano. Años después, ya no tan niña, no logro decidir si este sistema ha escogido o no el “nombre” correcto, porque mientras algunas transformaciones parecen llegar en nuestro lentísimo tren, en otros puntos somos excesivamente cambiantes, inestables.

Lo que hoy es un delito mañana puede ser aplaudido, lo que un mes es ley en otro mes se deroga. Amigos mayores me cuentan de la gente que fue presa hace años por tener dólares; de cómo cuando alguien se iba recibía en el mejor de los casos el calificativo de gusano, y en el peor de los casos un huevazo en la espalda.

Hoy los billetes verdes resultan ser la solución, y los antiguos apátridas que los envían son los héroes que salvan la fiesta, pues -para quien aún no lo sepa- las remesas representan, junto al turismo y los servicios, una de las tres fuentes principales de la economía cubana. En estos momentos la primera.

Y así vamos viviendo cambios unas veces locos, otros cuerdos, otros inexplicables.
  • Las intenciones de hace unos meses de unificar las monedas han mutado a la tenencia de no una, sino tres monedas diferentes.
  • El gravamen impuesto al depositar el dólar en las tarjetas (que se aplicaba supuestamente a causa del bloqueo y etc.) desaparece (por suerte) sin que desde fuera hayan puesto fin al embargo;
  • Las tiendas que hasta ayer estaban vacías por falta de materias primas, y el cerco impuesto a los barcos, hoy se llenan por arte de magia como pocas veces hemos visto, pero dejando claro que solo los que tengan dólares podrán disfrutarlas.

A mí me duele particularmente ver unas tan vacías y otras tan repletas de alimentos, el cambio es grande. Me duele porque desde niña me enseñaron que “con la comida no se juega” y me repitieron infinitamente que en “este país todos somos iguales”.

Me duele porque un televisor o una lavadora no la compras todos los días, pero el alimento sí, y no puedo concebir que una buena parte de la gente trabajadora de este país tenga que consumir (después de colas y disgustos) solo productos de baja calidad, porque los de alta y media gama están destinados solo a los que tienen dólares. No importa si has trabajado toda tu vida, si eres Máster o Doctor, si eres un cirujano prominente o un anciano retirado; no importa siquiera que tengas dinerito ahorrado en tu propia moneda.

Como dice una amiga, lo que importa es tener FE: Familia en el Exterior.

No puedo evitar desconfiar en mandatarios y medidas tan cambiantes, pero, por otra parte, debo reconocer con recelo que las propuestas actuales, a estas alturas, son la casi única opción que tiene el Estado cubano para sacar adelante una economía que lleva años deformada por la ineficiencia de gestión, la corrupción generalizada, el bloqueo americano que muchas veces es excusa, pero que también existe, el agobio del señor mongólico de al frente y en los últimos meses, para rematar, la Covid-19, que encerró a los turistas en sus casas y avisó que la cosa estaría fea en un buen tiempo. El cambio fue rápido y grande.

Nos podemos sentar a dar palos al burro, a decir que dichas estrategias tenían que haberse tomado antes y que al presidente el limón le hizo efecto tarde, porque todos sabíamos hace tiempo que había que abrir la pequeña y mediana empresa y descentralizar el control del Estado. El burro tendría que aguantar los palos, porque se los dan con razón. Pero un@ también puede elegir si ayuda al burro a levantarse de otra manera, y si usa los palos para hacer leña, repartir golpes o para construir una casa.

Me parece que las nuevas regulaciones responden a las necesidades actuales y complejísimas que vive el país, y que aunque por una parte nos encabronen, son el oxígeno que necesitaba este submarino al borde del naufragio.

Las nuevas regulaciones son el oxígeno que necesitaba la economía en estos momentos, cual submarino al borde del naufragio.

Ahora solo nos queda exigir que los resultados de esas “tiendas maravillosas” sean puestos en función de abastecer las otras, y facilitar un poco la vida de aquellos que no recibimos remesas,… que el sacrificio dure el menor tiempo posible. Esperemos que la apertura de la pequeña y mediana empresa y sus posibilidades de importar y exportar no sean utilizadas por el Estado para ganar más que los propios productores (como suele suceder), sino como un mecanismo de crecimiento económico que ha dado buenos frutos en otros países de corte socialista como China o Vietnam.

Sería muy bueno también que si la comunidad cubana en el exterior está prácticamente salvando la economía, lo tengamos en cuenta y les extendamos un brazo más flexible: haya un cambio en el exorbitante costo de los pasaportes y sus prórrogas, no condicionemos los tiempos de permanencia en el exterior, respetemos, y reconozcamos, no creemos divisiones.

Eliminemos trabas burócraticas para la realización de negocios, y con la misma fuerza que se persigue al vendedor de cebollas, controlemos a los funcionarios estatales que trafican con nuestros recursos, a los policías y auditores que incumplen con sus funciones y a todos aquellos causantes de que los cubanos no tengan productos y servicios de calidad.

Que Revolución no sea cambio por cambiar, sino cambiar con lógica, cambiar para bien. Que los cambios necesarios no demoren décadas, que vengan en un tren de esos rápidos que existen en otros lugares, y que como tantas otras cosas, aquí no han llegado. Que FE no sea FAMILIA EN EL EXTERIOR, sino confianza o esperanza en que todo saldrá bien, una confianza a depositar en alguien que la merezca. ¡A ganarse esa confianza!

21 julio 2020 23 comentarios 373 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

El retorno del rey

por Mario Valdés Navia 29 julio 2019
escrito por Mario Valdés Navia

Indudablemente el incremento de salarios al sector presupuestado −y de las pensiones− constituye una medida que, unida a los aumentos ocurridos en los últimos años en el sector empresarial, manifiesta una creciente tendencia a restituir al salario su función de reproductor vital de la fuerza de trabajo y vía principal para su estimulación. Pero: ¿será suficiente este proceso para devolverle al rey de los incentivos el trono cedido durante décadas a los poderosos senescales que reinaron por él?

Basta con echar una mirada al Anuario Estadístico para darse cuenta de lo disparatada que ha llegado a ser la situación  de la estimulación en Cuba. Un vistazo al de 2017 muestra claramente la paradoja entre el salario nominal (SN) y los ingresos reales de los trabajadores. El sector de “Restaurantes y hoteles” es el tercero que menos SN devenga entre las 18 categorías, con un promedio mensual de 546 CUP, inferior al nacional que llegó a 767 CUP.

Lo increíble es que ese sector es el que ha estado recibiendo la afluencia constante de trabajadores de todas las demás ramas durante años. En él pueden encontrarse médicos, ingenieros, licenciados, investigadores y ex-funcionarios que realizan trabajos más simples: camareros, porteros, maleteros, taxistas, jardineros, almaceneros, etc. Si el móvil económico que los mueve no es el salario, es porque emigran hacia allí en busca de propinas, pagos en divisas y facilidades para resolver productos que luego se revenden en el mercado negro.

Como en el último cuarto de siglo el SN no se incrementó en la misma proporción que la inflación, la población consumidora ha estado pagando con ese déficit salarial el costo de la crisis que se inició en 1990. En todo este tiempo, la depreciación del salario y la jubilación se agravó al persistir la doble moneda por más de dos decenios (1994-¿2019?), período en que el grueso de ellos han sido en CUP, mientras crecía el volumen de las mercancías de la canasta básica familiar vendidas en CUC. Así las llamadas TRD (Tiendas de Recaudación de Divisas) se convirtieron en TRTTI (Tiendas de Recaudación de todo tipo de Ingresos).

El largo declinar del salario como entrada principal se manifiesta mejor al compararlo con la magnitud alcanzada por otras vías de retribución, tales como: ingresos de los campesinos individuales, cooperativistas y TCP; propinas; subsidios; créditos; y los estímulos en especie, que algunos organismos distribuyeron en forma de las añoradas jabitas de aseo y alimentos. Lo peor es que cuando la parte móvil del salario adopta la forma de estímulos en CUC, la ONEI ni siquiera los reconoce como tales por lo que no aparecen en sus cifras.

A las mencionadas fuentes de ingreso se suman otras dos que considero las más importantes de todas: las remesas del exterior, y los obtenidos en la poco conocida y estudiada economía sumergida, que fácilmente podría equipararse a todo el PIB anual reconocido oficialmente pues abarca a numerosos sectores de la producción, el comercio, los servicios y hasta la variada esfera artística e intelectual.

La disparidad entre el rol del debilitado rey y sus poderosos senescales se revela crudamente cuando lo comparamos con el valor de las remesas. En el año 2017, estas se estimaban en unos 3,000 millones de dólares, equivalentes a 75,000 millones de pesos al cambio oficial de 25×1, cifra que superaba con creces al fondo de salarios con que el Estado pagaba a sus trabajadores en ese año: 41,184 millones CUP.

Ante la imperiosa necesidad de garantizar el sustento familiar diario, muchos trabajadores respondieron de manera desesperada buscando otras vías para  aumentar su salario real (SR). Fue así que aparecieron disímiles actividades –casi siempre sin permiso y, por tanto, ilegales−, que les permitieron completar su producto necesario. Con ello se difuminaron totalmente los vínculos entre el SN, la demanda efectiva y el nivel de vida de los trabajadores.

Para los estudiosos de los asuntos cubanos esta situación distorsiona completamente los hechos económicos y sociales. A ello se suman la carencia de datos confiables por el secretismo estatal y la persistencia de la multiplicidad monetaria y cambiaria. De ahí que el análisis científico se torne bien complicado y los investigadores se vean obligados a apelar constantemente a informaciones dudosas, sesgadas y especulativas para completar sus hipótesis y llegar a conclusiones y recomendaciones.

Aunque parezca una paradoja no soy un defensor del trabajo asalariado per se. La existencia de un Estado-patrón, aunque sea uno de vocación socialista, reproduce la esclavitud asalariada. Creo en el socialismo autogestionario, donde los ingresos de los trabajadores se formen por vías cada vez más directas de distribución del producto necesario y no excluyo ni las modalidades en especie. Mas, en las circunstancias actuales, el papel del salario como vía principal de distribución hay que impulsarlo y desterrar a los extravagantes senescales.

Ojalá la anunciada reforma integral del sistema salarial fortalezca la tendencia a su perfeccionamiento como vía de estimulación, al tiempo que se vayan disminuyendo y debilitando las otras, sobre todo las relacionadas con la economía sumergida. Es hora de que el estandarte del rey vuelva a convocar a los trabajadores honestos y sacrificados a dar lo mejor de sí por el bien individual y colectivo.

29 julio 2019 10 comentarios 399 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Las remesas desde EEUU ¿sostienen la economía de Cuba?

por Eduardo Torres Alpízar 5 julio 2011
escrito por Eduardo Torres Alpízar

Este artículo reúne ciertas ideas que ya he manejado en algunas intervenciones mías en la blogosfera. Me las motivó un artículo de mi amigo Tatu en La Joven Cuba, el cual abordaba una solicitud al Congreso de los EEUU de uno de los más connotados especímenes de la Mafiade Miami; el Congresista Mario Díaz Balart. Esta medida infame está destinada a retrotraer al estado en que se encontraban durante la fatídica “Era Bush”, la posibilidad de viajar a Cuba, y de enviar remesas a familiares en la isla.

Los alabarderos de la contrarrevolución cubana y la prensa reaccionaria, sobrevaloran tanto el envío de las remesas familiares a Cuba, que cualquiera pensaría que este país sobrevive gracias a ellas, y que el cubano que no tenga familiares en los Estados Unidos, vive una vida plagada de miserias y calamidades. No se puede desconocer que muchas familias cubanas se benefician de ellas, pero en cierta medida las llevadas y traídas remesas, que no son un componente esencial en nuestra economía, desestimulan nuestra productividad del trabajo.

Un artículo de Fernando Ravsberg en su blog “Cartas desde Cuba” de la BBC, indica varias ideas básicas: (http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2010/11/con_veintiocho_centavos.html)

  1. De acuerdo a Manuel Orozco, especialista en remesas de Diálogo Interamericano (DI), un tanque pensante con sede en Washington, el valor de las remesas hacia Cuba oscila entre los US$ 830 y US$ 985 millones al año.
  2. Coincide en tal sentido con el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola dela Organizaciónde Naciones Unidas y con el Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo. Ambos sitúan las remesas en los US$ 983 millones.
  3. Es difícil encontrar cubanos, de acuerdo al periodista, a los que les envíen más de US$100 al mes.
  4. Si así fuera el caso, y Cuba recibiera anualmente 1000 millones en remesas anualmente, suponiendo que el 80% de los cubanos reciba remesas, resulta que a cada uno le tocarían alrededor de US $0,28 diarios.
  5. Se puede asegurar que la vida en Cuba no es tan barata como para poder comer, vestirse y pagar la electricidad con la cuarta parte de un dólar al día. ¡Y hay optimistas que suponen que les sobra dinero para vacacionar en hoteles de 5 estrellas!
  6. Se compara con los envíos de remesas desde la comunidad cubana en el exterior, con los envíos de los emigrados de El Salvador, un país con la mitad de los habitantes de Cuba, solo en enero del 2010 se recibieron US$236 millones en el país centroamericano, lo que significa que esa comunidad envía anualmente a sus familias casi 3 veces más que los cubanos.
  7. El millón de emigrados, apenas envía la cuarta parte de lo que se obtiene por el trabajo en el extranjero de los 50.000 cooperantes cubanos empleados del Estado Cubano.

Si usted recibe en Cuba una remesa de 100 dólares todos los meses, vive como un ciudadano de clase media en los EEUU. Si algo beneficioso para nuestra economía se les puede señalar, es que constituyen entradas de divisas en el erario de la nación, que no están afectadas por las restricciones cambiarias que incluye el bloqueo a nuestro país.

En conclusión, el cuento de que la comunidad cubana, principalmente en los EEUU está manteniendo este país es pura falacia, aunque no deje de ser cierto que las familias de los emigrados se beneficien. Mi experiencia me dice, que algunas de las personas que viven sin trabajar en Cuba, lo hacen porque son mantenidos por algún pariente desde el exterior.

En mi barrio algunos jóvenes en edad laboral, viven sin trabajar gracias al dinero que les envían sus parientes del norte. No es la misma situación que presentan esos humildes mexicanos y centroamericanos que son masacrados en la frontera norte de México, que en sus patrias no tienen fuentes de empleo, cosa que no ocurre en nuestro país a pesar de sus carencias, porque uno de los grandes problemas de la sociedad cubana es que se puede vivir sin trabajar. Esta situación debe ser revertida, como lo ha indicado en sus últimos discursos el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el compañero Raúl.

Mi esposa y yo tenemos un ingreso de 1857.00 pesos cubanos en salario, sumados ambos cobros. A veces gano un poco más por servicios técnicos (cobramos el 2% de lo que cobra la universidad), o actividades metodológicas en los municipios (pagan 100 pesos adicionales), pero básicamente vivo de mis ingresos legales. Es verdad que nuestro salario está por encima del salario del cubano promedio, pero no percibo otros ingresos que no sean esos. Además, nuestro salario está en correspondencia con la labor que realizamos, y con los largos años de servicio ala Educación Cubana.

Sin embargo, no tengo el don, común en muchos cubanos, de poseer habilidades adicionales de supervivencia, como un amigo que además de ser un profesor muy calificado, es uno de los mejores artesanos artistas de Matanzas. En mi casa nos vestimos con modestia, y nos alimentamos bien, sobre todo en los últimos tiempos, en que saltan a la vista los incrementos de las producciones agrícolas de nuestra provincia.

Mi vida tiene otros paradigmas que no son los de muchas personas signadas por la banalidad y los patrones de consumo. Yo soy seguidor de la música clásica, el ballet, el teatro y el cine. En mi ciudad, una función de primer nivel, en el Sauto, uno de los mejores teatros de Cuba, cuesta 5 pesos en platea por persona, 10 en palco y 3 pesos la tertulia, o como le decimos en Cuba, la guanajera. Si voy a ver una película al cine Velazco, como cuando Matanzas es Subsede del Festival de Nuevo Cine Latinoamericano, la entrada cuesta 5 pesos cubanos. Si voy con el niño al estadio Victoria de Girón a ver un juego dela Serie Nacionalde béisbol, pago un peso por ver deporte de primera calidad. Para el lector no cubano, les aclaro que 25 pesos cubanos equivalen a un Dólar Estadounidense. Por tanto si usted paga un peso cubano por ver un juego entre los Cocodrilos de Matanzas, y los Leones de Industriales (este último equipo es el equivalente en Cuba a los Yankees de Nueva York) estará pagando solo 4 centavos de dólar.

Practico el excursionismo y el deporte al aire libre con mis amigos. Voy todos los años a Varadero, en el Plan Vacacional dela Universidad, que consiste en dos días en que la guagua del campus nos lleva a la playa, con un aseguramiento de almuerzo y merienda. Esos dos días cuestan 36 pesos cubanos, y voy casi siempre por mi hijo, porque siempre he preferido bañarme en la bahía de la ciudad. Yo no necesito viajar ala Riviera Francesapara nadar en el mar, solo debo caminar 10 minutos desde mi casa, y me sumerjo en cualquiera de las Playas de mi barrio, que son como siete, todas con arena fina. No son como Varadero, pero para mí están bien; y como no tienen turistas, me gustan mucho más. En esas playas de Versalles, los que nos encontramos frecuentemente, somos los vecinos que nos vemos todos los días en el barrio.

Enla UMCC, pagado con el dinero que el Ministerio de Educación Superior asigna a nuestro presupuesto para pagar talento artístico, he visto en vivo, sin pagar un centavo a Buena Fe, Arnaldo y su Talismán (dos veces), Gardy y su orquesta, Pupy y los que Son Son, Héctor Daniel yla Constelación, X Alfonso, David Blanco, y hasta a Carlos Manuel y su Clan, antes de que este último abandonara Cuba. Para los no cubanos, les aclaro que los nombres antes mencionados son figuras de la cultura cubana, de primer nivel.

Eso sin contar, que ver un Festival de Artistas aficionados dela FEUenla UMCC, es un espectáculo de calidad superior. Enla Universidadhay trovadores con su peña establecida, grupos de teatro, músicos, pintores, escritores y poetas, uno de los cuales recientemente ganó el Premio Nacional dela Asociación HermanosSaíz.

Yo disfruto mucho leyendo, y nunca prescindo de este placer, porque cuando no tengo dinero para comprar un libro, saco uno en préstamo de la biblioteca de la universidad. En fin que como dije anteriormente, defiendo el concepto de la  “vida buena”, que difiere un poco de la opinión de muchos humanos en este planeta consideran acerca de lo que se ha dado en llamar la “buena vida”. La segunda tiene mucho que ver con el despilfarro y el consumismo y la primera, en disfrutar las cosas buenas que te rodean  diariamente, y que te permiten vivir en primer lugar con dignidad, y con el suficiente bienestar material, como para sentirte realizado como persona, y útil a la sociedad.

A pesar de que no recibo remesa, vivo feliz en mi tierra.

5 julio 2011 673 comentarios 906 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
  • 1
  • 2

Ayúdanos a ser sostenibles

Somos una organización sin fines de lucro que se sostiene con donaciones de entidades e individuos, no gobiernos. Apoya nuestra independencia editorial.

11 años en línea

11 años en línea

¿Quiénes Somos?

La Joven Cuba es un equipo de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, aspiramos a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento sobre la aplicación de políticas públicas.

@2021 - Todos los derechos reservados. Contenido exclusivo de La Joven Cuba


Regreso al inicio
La Joven Cuba
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto
 

Cargando comentarios...