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Economía cubana

Economía cubana en tiempos de crisis. Perspectivas económicas para 2023

por Carmelo Mesa Lago 13 enero 2023
escrito por Carmelo Mesa Lago

Para 2023, la CEPAL (2022a) proyecta un crecimiento del PIB cubano de 1,8%, menor al 2% de 2022 e inferior a la tasa de crecimiento proyectada para veintiséis países de América Latina y el Caribe; solo en cinco  de ellos el crecimiento fue menor que el de Cuba. En su informe económico ante la ANPP, el 12  de diciembre de 2022, el ministro Gil (2022c) estimó que el PIB crecerá 3% en 2023; esto es 1,2 puntos porcentuales mayor a la proyección de la CEPAL.

Hasta que no salga el Anuario Estadístico de 2023 (las estadísticas macroeconómicas y del sector externo en el otoño), no es posible evaluar la confiabilidad del pronóstico oficial para 2022 y mucho menos para 2023. En esta sección se identifican factores positivos y adversos para una potencial recuperación económica en 2023.

Factores positivos

Las conversaciones entre los gobiernos de Biden y Maduro, aupadas por el restablecimiento del diálogo de este último con la oposición, han resultado en un relajamiento temporal de las sanciones sobre la exportación de petróleo venezolano a los EE.UU., interrumpidas por Trump desde 2019. Además, el Departamento del Tesoro de los EE.UU.  otorgó una licencia a la compañía Chevron por seis meses para que resuma la producción de petróleo en Venezuela;  sus utilidades  se asignarán l al pago de la deuda venezolana con Chevron, ascendente a US$4.200 millones (no pueden ir a PDVSA).

Se estima que estas medidas podrían incrementar gradualmente la producción del crudo venezolano a 1,5 millones de barriles diarios (Wilner y Delgado, 2022). Ellas facilitarían cierta recuperación económica en ese país,  lo que haría más fácil el suministro de petróleo a Cuba y su potencial incremento,  y contribuiría a aminorar la crisis energética y los apagones en la Isla.

Dos cautelas: primero, si Venezuela reanuda el suministro de petróleo a EE.UU., esto limitaría su capacidad de proveer el crudo a Cuba. Segundo, Maduro ha exigido que se eliminen todas las sanciones impuestas por Trump antes de iniciar las conversaciones, a la par que el gobierno de Biden ha dicho que las sanciones permanecerán.

La licencia a Chevron puede ser suspendida en cualquier momento por la administración estadounidense. Por otra parte, si las actuales conversaciones sobre migración cubana hacia los EE.UU.  resultaran exitosas,  podría abrirse un camino, aunque difícil, para que otras sanciones impuestas por Trump a Cuba fuesen suspendidas por Biden. De manera que estos dos factores positivos dependerán en gran medida de cómo actúen los gobiernos de Venezuela y Cuba.

Las exportaciones de servicios, principalmente médicos (primer ingreso en divisas de Cuba) cayeron 49% en 2018-2021 y esto fue la causa de que, por primera vez en el siglo XXI, el país tuviera un déficit en la balanza comercial de bienes y servicios. Si las conversaciones entre EE.UU. y Venezuela tienen éxito y mejorara la economía venezolana, el gobierno de Maduro probablemente aumentaría la compra de servicios médicos que ha caído por la crisis del país bolivariano, pero con los limitantes antes señalados.

En 2022, México firmó un acuerdo con Cuba para la contratación de 500 médicos; basado en un convenio previo  de 2020, el gobierno mexicano pagaría US$6,2 millones por tales servicios para combatir la epidemia de Covid-19 («Llegan los primeros médicos…», 2022). La elección de Lula en Brasil levantó esperanzas de que restablecería la compra de  servicios médicos cubanos que fueron eliminados bajo Bolsonaro, dicho programa pagaba 85% de los ingresos al gobierno, 10% a  los médicos y 5% a la Organización Panamericana de la Salud (ver factores adversos).

Economía cubana

El presidente López Obrador informó sobre la contratación de 500 médicos provenientes de la isla caribeña bajo el supuesto de que en México hay una carencia en el personal de salud (Foto: Reuters/Daniele Mascolo)

Las remesas externas (segundo ingreso en divisas), que tuvieron su punto más bajo en 2021 con US$1.084 millones, habían crecido y se proyectaba que llegarían a US$2.000 millones en 2022 debido a los envíos por plataformas digitales independientes. Un incremento de viajes a Cuba permitiría un mayor número de mulas que llevan remesas.

Salvo que ocurra un fuerte rebrote de Covid-19 en el mundo, es de esperar que el turismo extranjero (tercer ingreso en divisas) continúe creciendo en Cuba. Es muy probable que a fines de 2022 hayan visitado  la Isla un total de 1,6 millones de turistas, lo  que aumentaría el ingreso bruto de la industria a US$1.800 millones. Si en 2023 el número de turistas crece a 2,7 millones, el ingreso bruto ascendería a unos US$3.000 millones (o US$1.200 millones de ingreso neto).

Una de las medidas propuestas por el gobierno para aumentar el ingreso neto del turismo, es reemplazar parte de las importaciones para dicha industria por un aumento de la producción interna (MEP, 2022). No obstante, lo último requeriría reformas en el sector agropecuario y manufacturero más drásticas que las contempladas por el gobierno, y que son discutidas más adelante.

En anticipación al probable incremento del turismo, se está desarrollando una actividad constructiva en la Habana Vieja encaminada a la reparación de hoteles, restaurantes y otros negocios frecuentados por los visitantes. Si las conversaciones sobre migración fueran exitosas, quizás Biden flexibilice las restricciones impuestas a los viajes a Cuba.

Para  tomar ventaja de los altos precios del azúcar y el níquel en el mercado mundial, el gobierno cubano tendría que invertir más en estos sectores. Respecto al níquel, se firmó en octubre de 2022 un acuerdo con la compañía canadiense Sherritt International (principal extractora) a fin de que en el plazo de cinco años, la empresa mixta de Moa, en Holguín, priorice los pagos de dividendos en forma de cobalto terminado a cada socio y la parte correspondiente a Cuba se asigne a Sherritt para el pago de la deuda pendiente de US$260 millones.

El presidente de la corporación canadiense, Leon Binedell, ha declarado que si se reembolsara totalmente la deuda, expandirá «agresivamente» el negocio, o sea, invertirá para incrementar la producción («El gobierno cubano pacta con Sherritt…», 2022).

A fines de 2021 se eliminó el requisito de  participación cubana mayoritaria en los negocios de turismo, biotecnología y comercio mayorista (Rodríguez, 2022a). Otra medida permite la inversión extranjera en empresas privadas micro, pequeñas y medianas  (MPYMES). Estos son pasos importantes pero es temprano para evaluar sus resultados.1 

En septiembre de 2021, el gobierno autorizó la creación de (MPYMES), una medida reclamada por mucho tiempo. Un año después, solo habían sido aprobadas 5.061 de estas empresas: 20% micro, 56% pequeñas y 24% medianas (Pérez-Villanueva, 2022). Gil (2022c) ha dicho que el sector no estatal, incluidas las MPYMES, es el más perjudicado por la crisis porque no puede beneficiarse de los subsidios fiscales a las empresas estatales. Es esencial facilitar la creación de estas empresas y darles el apoyo necesario en términos de recursos, entrenamiento, etc., a fin de que jueguen un papel importante como ocurre en otras economías socialistas como China y Vietnam.

En 2022 el gobierno aprobó setenta y cinco medidas para avanzar en la recuperación de la economía. Varias de ellas son metas generales que han estado en planes anteriores y carecen de políticas concretas, por ejemplo: incrementar los ingresos en divisas «implementando las acciones que sean necesarias», ejecutar un programa para la disminución gradual del déficit presupuestario y alcanzar el equilibrio financiero interno, incorporar los resultados de la ciencia y promover la innovación.

Otras medidas son importantes y concretas pero no están aún en vigor: establecer un marco regulatorio para la inversión extranjera con el sector privado; avanzar en la constitución de empresas mixtas estatales-privadas; crear mercados mayoristas y minoristas para inversionistas extranjeros (MEP, 2022; Pérez Villanueva, 2022). Entre ellas  está la de «incentivar especialmente el surgimiento de MPYMES estatales orientadas a la exportación», lo cual podría haberse hecho por MPYMES privadas. Algunas medidas se analizarán en el resto de esta sección. Es imposible juzgarlas hasta que se hayan implementado y pueda hacerse una evaluación de su desempeño e impacto en la economía.

Después de varios años en que el gobierno impuso límites estrictos a los viajeros que trajesen alimentos, medicinas y otros bienes de consumo, penalizando el excedente con fuertes impuestos la crisis y fuerte escasez le obligó a levantar parcialmente esas restricciones, de forma que la población puede importar ciertos bienes y no se cobrará arancel a los viajeros por alimentos, medicinas y artículos de aseo personal (también plantas eléctricas por un período).

Sin embargo, esta decisión fue precedida por un debate en el que importantes autoridades, como el ministro de economía y planificación Alejandro Gil, expresaron su oposición a la importación con carácter comercial porque generaría una demanda de divisas que saldría al extranjero sin ningún efecto en la industria nacional (citado por Viera, 2022).

Como compromiso, se acepta la importación por personas naturales siempre que no tenga carácter comercial. Este último se definirá por su valor, peso y diversidad y no por sus cantidades físicas; no obstante, se incrementa el límite de importación por envíos (de 10 a 20 kg.), se reduce el valor del kg. de importación (de US$20 a US$10), y se aumenta la importación exenta de pago (de 1,6 a 3 kg.) para los artículos que se les aplique el valor-peso. El pago del impuesto de aduanas se reduce de 100% a 30%, y se incrementa la importación de determinados artículos, como celulares, computadoras, tablets y neumáticos (MEP, 2022). Estas regulaciones son complejas y crean incertidumbre sobre el carácter de la importación y que el gobierno pueda penalizar la que considere de fin comercial.

Economía cubana

se acepta la importación por personas naturales siempre que no tenga carácter comercial. (Foto: Cubanet)

Factores adversos

Por más de un decenio, incluyendo 2020-2021 (y también en muchos casos  2022 cuando hay cifras), virtualmente todos los indicadores económicos se deterioraron y en la mayoría estaban por debajo de 1989: el crecimiento del PIB promedio anual, la formación de capital bruto, la inflación, la liquidez monetaria, el índice de producción industrial, las tasas promedio anuales de los sectores agropecuario, azucarero y pescado-mariscos; la producción física agropecuaria y manufacturera, la producción de petróleo y gas natural.

Asimismo, la generación de electricidad (que provoca apagones), la extracción de níquel, el intercambio comercial de bienes, el balance comercial de bienes y servicios (hasta generar el primer déficit en el siglo XXI), la relación comercial con Venezuela y China (también en algunos aspectos con Rusia), las exportaciones de servicios profesionales, las remesas externas recibidas, el número de turistas y el ingreso bruto por turismo (las remesas y el turismo crecieron en 2022), la IED, y el pago de la deuda externa.

Todo esto demuestra que la magnitud de la crisis en curso es similar o muy próxima a la de los peores años de la severa crisis de los noventa, o sea, que esta es, en el mejor de los casos, la segunda peor crisis  de Cuba desde la Gran Depresión.

El ex ministro de economía y planificación de Cuba, Rodríguez (2022b), predijo en 2022 que hasta 2024-2025 no se recuperaría el nivel del PIB de 2019 (que ya era muy bajo) —o sea, una pérdida de entre seis y siete años de crecimiento—, pero esto fue antes que se informara que el PIB creció 2% en 2022. Asumiendo que se cumple la proyección de un crecimiento de 3% en 2023, según Gil (2022c), la economía en este año estaría ocho puntos porcentuales por debajo del PIB de 2019.

Téngase en cuenta que el PIB en 2019 se encontraba en un nivel muy bajo, pues en 2009-2018 solo creció —según la ONEI— a un promedio anual de 2% frente a una meta de 5% a 6%, o sea, alrededor de un tercio. A continuación se analizan los factores adversos.

El impacto de las sanciones de los EE.UU. sobre la economía de Cuba en 2014-2020 (especialmente en el período de Trump), ha sido evaluado por un reciente estudio econométrico. Este demuestra que, por un lado, el endurecimiento de las sanciones reduce el crecimiento del PIB cubano; pero por el otro,  las remesas y el turismo mejoran significativamente el consumo de las familias, así como el empleo y las ventas del sector privado, «sin que se aprecie un resultado significativo en los indicadores de la economía estatal».

Ocurre un efecto de desplazamiento a favor del sector privado, y las ganancias de las remesas y el turismo no parecen ir a manos del Estado. Dichos resultados no deben tomarse como  justificación para no hacer cambios y seguir culpando al embargo de la mayoría de los problemas económicos (Vidal, 2022).

El aumento de la exportación de servicios médicos confronta el problema de la denuncia en la ONU de la trata de personas en las misiones médicas cubanas. Lula anunció en noviembre que, a partir del 1ro. de enero, restablecería el programa Mais Médicos en Brasil, pero sin contratar nuevos médicos cubanos; dijo que lo hará con aquellos que se quedaron en Brasil después de la suspensión del programa por Bolsonaro, así como con profesionales brasileños cuyo número aumentó en los últimos años («Lula reanudará…», 2022). Además, debe tenerse en cuenta que la economía carioca sufre un deterioro, contrario a la época de bonanza que disfrutó Lula en su período presidencial anterior.

Economía cubana

México podría contratar más galenos, pero enfrenta oposición del gremio médico interno y el valor que paga a Cuba es muy pequeño. Otros países en que la izquierda ha ganado las elecciones: enfrentan una severa crisis económica (Argentina), carecen de una mayoría en el congreso y tienen prioridades mucho mayores (Chile), han perdido el poder (Perú) o confrontan serios problemas políticos (Colombia, los ataques mortíferos de las guerrillas); por lo cual es difícil que puedan comprar de manera substancial tales servicios cubanos. En su visita a Argelia en 2022, Díaz-Canel no consiguió que dicho país contratara más médicos.

Por otra parte, aunque no existen estadísticas, información anecdótica indica un número substancial y creciente de médicos que emigraron en 2022; es probable que continúe dicho éxodo en 2023 (al menos que la situación económica mejore). De comprobarse esto, la disponibilidad de médicos para su exportación mermaría o, si las autoridades deciden aun así exportarlos, se reduciría notablemente el acceso de la población de la isla a los servicios de salud.

La unificación monetaria se hizo en un momento económicamente muy difícil y no se aplicó de  forma adecuada; por ejemplo, la tasa de cambio del CUP, primero se fijó en 24 por un dólar estadounidense a pesar de que los economistas la consideraron muy baja; al dispararse el cambio en el mercado informal se aumentó a 110 CUP por un dólar, pero aun así, el cambio en el mercado informal la supera plenamente. Es aconsejable establecer un cambio flotante o mucho más realista y ajustable periódicamente.

Además, se fijó un período de transición de un año para que las empresas con pérdidas (31% en 2021 y 24% en 2022) continuaran recibiendo subsidios estatales con el fin de que no cerrasen y evitar un aumento del desempleo declarado. Al parecer, los subsidios continuaban en 2022 porque Gil (2023c) admitió que la solución de los problemas no podía ser el cierre de empresas estatales, aun si tenían pérdidas. Deben eliminarse los subsidios y establecerse una asistencia temporal al desempleo, a fin de lograr los resultados beneficiosos de la unificación.

El primer ministro Manuel Marrero ha reconocido que Cuba necesita urgentemente inversión extranjera, pero señaló las barreras que existen contra la misma y declaró: «Tenemos que eliminar toda la burocracia innecesaria y generar nuevas oportunidades que sean atractivas para los negocios extranjeros» (citado por Frank y Acosta, 2022).

Se han  anunciado un par de medidas  para atraer la inversión extranjera, pero son insuficientes vistos los serios obstáculos que Cuba enfrenta: elevado endeudamiento  y  default en el pago de la deuda externa reestructurada, que ha resultado en la calificación de «país de alto riesgo»;  falta de convertibilidad internacional del CUP y  fijación de una tasa de cambio muy baja frente al dólar y otras divisas;  impedimento para que los socios extranjeros puedan regularmente expatriar sus utilidades.

También en restricción de la inversión extranjera a ciertas áreas prioritarias y  mantenimiento del Estado con la mayor cantidad de acciones, salvo en unos pocos sectores; obligación a los negocios extranjeros de contratar, ascender/despedir y pagar el salario del personal mediante una agencia estatal (Pérez-López, 2015; Rodríguez 2022a). Todo ello demanda  urgentemente una nueva ley de inversiones, con un marco regulatorio que no desestimule sino que atraiga el capital foráneo con las debidas garantías.

El hecho de que China otorgara a Cuba en noviembre de 2022 una suma no revelada de donaciones (si hubiesen sido substanciales se habrían publicado), y de una sola vez en lugar de garantizarlas por varios años; unido a la advertencia de Xi  sobre no malgastar los recursos como condición para seguir ampliando la cooperación con Cuba, es una clara indicación de que China quiere comprobar que La Habana haga las reformas necesarias para evitar invertir en un barril sin fondo.

Hubiese sido mucho mejor que China condonara la deuda pendiente, pospuesta a 2027, y/o eliminase los intereses que está cobrando; o que restaurara las exportaciones de insumos para la producción farmacéutica cubana2 en vez de darle medicinas por una vez; o que invirtiese en la agricultura o en la industria manufacturera, incluyendo el azúcar. Téngase en cuenta que China es el principal inversor en muchos países de América Latina, incluso en algunos que tenían o tienen gobiernos conservadores.

El intercambio comercial con Rusia ha mejorado y este país ha subido a quinto socio comercial de Cuba, pero la primera consideración es que ello resulta en un déficit contra Rusia de 99% del intercambio total, y la segunda, que  su salto  entre los socios comerciales es ilusorio, debido a la drástica caída en el intercambio comercial con el resto de los países. Rusia ha pospuesto hasta 2027 el pago de la deuda de US$3.000 millones que Cuba incumplió, pero cargando intereses (podría haber condonado o reducido dicha deuda, lo que hubiera sido más favorable para la Isla).

En su visita a Moscú, Díaz-Canel no consiguió nuevos créditos de Rusia. La guerra con Ucrania ha debilitado fuertemente la economía rusa y reducido del 60% al 3,5% la proporción de rusos en el total de turistas viajando a Cuba. Se pronostica por los organismos financieros y expertos que la economía rusa cayó 4%, tanto en el segundo como en el tercer trimestre de 2022, eso es técnicamente una recesión, que continuará o empeorará en 2023 por lo que es virtualmente imposible que pueda ayudar substancialmente a Cuba  a salir de  su severa crisis económica. Solo podrá  hacer envíos esporádicos de petróleo y  de algunos alimentos.

El intercambio comercial con la Unión Europea, que había mermado en 2020 y 2021 —excepto en España (ONEI, 2022)—, debido a los persistentes déficits, empeoró por la reacción europea a la detención de más de mil manifestantes cubanos en julio de 2021, y se agravó dado el apoyo de Cuba a Rusia en la guerra  con Ucrania. Esto significa que el intercambio comercial probablemente caerá más en 2022 y en 2023; no es factible que ocurran inversiones europeas, salvo quizás de España.

Para que las negociaciones en curso con los EE.UU. den fruto, Cuba tendría que tomar una actitud más flexible y, contrario a lo que hizo bajo la apertura con Obama (Mesa-Lago, 2020), ceder en aspectos que no atenten a la soberanía nacional; de lo contrario podría perderse una segunda oportunidad. Los republicanos controlan la Cámara de Representantes, y en el Senado los demócratas tienen una mayoría de un voto, a más de que influyentes senadores conservadores demócratas se opondrían a una normalización de relaciones entre los dos países.3 

Una actitud intransigente  cubana daría municiones a los partidarios de la línea dura en el congreso y cerraría el camino. Una negociación exitosa demanda que ambas partes cedan un poco, que no tomen la posición de todo o nada o un juego cero-suma.4 Biden acaba de pedir a Cuba que libere a los presos por las protestas, hacer esto sería un gesto de apertura positivo, inteligente y sensible.

¿Qué hacer?

Las medidas tomadas por el gobierno de Díaz-Canel son en su mayoría positivas pero insuficientes para sacar a Cuba de la severa crisis económica que sufre y promover un desarrollo económico sostenible en el futuro. En su informe al V Pleno del Comité Central, a inicios de diciembre, el ministro Gil (2022a) admitió: «aunque hay una ligera recuperación de la actividad económica… aún las medidas no alcanzan el impacto necesario».

En agosto de 2022, la revista Temas pidió a siete destacados economistas, todos residentes en Cuba, que identificaran los principales desafíos/reformas requeridos para enfrentar la crisis, con la siguiente puntuación: 3 controlar/reducir la hiperinflación actual; 3 aumentar la producción nacional, en particular los alimentos; 3 renegociar la deuda externa; 2 poner fin a la planificación central; y uno cada uno: eliminar el monopolio estatal del comercio exterior, aumentar la inversión extranjera, poner fin a las restricciones al sector privado, abolir los monopolios y oligopolios estatales y aumentar la competencia, recuperar el poder adquisitivo del salario, restaurar la producción eléctrica y reducir la emigración («¿Cuáles son los principales nudos…», 2022).5 

Por su parte, el ex ministro de economía y planificación José Luis Rodríguez (2022a:16) señaló las prioridades siguientes: renegociación flexible de la deuda externa (y de la pública), plan urgente antiinflacionario, cambios en las empresas estatales (especialmente en su rentabilidad), priorización en la inversión extranjera en alimentos y energética, y «mayor discusión de la situación económica del país con los actores económicos y con la población para lograr un consenso de apoyo indispensable a las medidas que permitan rectificar deficiencias y errores…».

Lo anterior es un menú de acciones por tomar en la dirección correcta, pero carentes de coherencia sistemática y que requieren una estrategia concreta. Muchos economistas académicos cubanos consideran que el país debería seguir el modelo Sino-Vietnamita de «socialismo de mercado», adaptándolo a sus peculiaridades, pero  ello ha sido rechazado por las máximas autoridades del país.

En un libro que recién he concluido, basado en un centenar de indicadores estadísticos y más de 300 fuentes bibliográficas, comparo el desempeño económico y social de dicho modelo con el cubano de planificación central con algunas reformas modestas y hasta ahora ineficaces. El resultado de la evaluación es que no solo China y Vietnam han superado ampliamente a Cuba en su desempeño económico, sino que lo han hecho también en la mayoría de los indicadores sociales. Lo último es aún más sorprendente porque al tiempo de la revolución, los dos países asiáticos estaban muy por debajo de la nación caribeña desde el punto de vista social (Mesa-Lago, 2022).

Por muchos años he recomendado que Cuba siguiese dicho modelo —y este nuevo libro ratifica mis recomendaciones —, como una vía adecuada a fin de salir de la crisis actual y colocar al país en el camino del desarrollo económico-social para bien de su pueblo.6 Por ello exhorto a un diálogo nacional abierto, respetuoso y democrático,7 para que la población discuta el cambio al modelo de socialismo de mercado u otro modelo económico mixto pero democrático como el de los estados de bienestar en los países escandinavos.

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1: Se reportan dos compañías, una brasilera y otra mexicana, que están en proceso de invertir en las empresas privadas cubanas.

2: Se estima que Cuba necesita US$500 millones anuales para la compra de materias primas  con el fin de producir medicamentos, y otros US$500 para comprar los que no se producen en el país.

3: Sin embargo, el Estado de Florida se ha vuelto fuertemente republicano (apoya a De Santis o a Trump) y los demócratas saben que está perdido  para las elecciones de 2024, por ello el cabildeo para mantener el status quo se ha debilitado.

4: En la «teoría de juegos», cuando la ganancia de una parte resulta en una pérdida igual de la parte contraria, o sea, no hay ganancia neta, que de hecho es lo que ocurre usualmente.

5: Nova (2022) plantea que la agricultura demanda cambios estructurales urgentes e importantes y ofrece una serie de recomendaciones concretas incluyendo el reconocimiento de la existencia real y objetiva del mercado.

6: Un capítulo del libro analiza las razones de por qué, a pesar del éxito económico-social del socialismo de mercado, Cuba no ha seguido este modelo.

7: Ver las propuestas de Bye (2022).

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Referencias bibliográficas

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Economía cubana en tiempos de crisis. Indicadores de su magnitud (Parte 2)
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13 enero 2023 10 comentarios 1k vistas
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Western Union cuba

Cuba reaparece en el listado de la Western Union

por Redacción 11 enero 2023
escrito por Redacción

El día 5 de enero el Proyecto Inventario apuntó que la aplicación de Western Union reincorporaba la opción de mandar remesas a Cuba, aunque en la página web aún no estaba disponible.

En el sitio web de la agencia ya se encuentra Cuba como posible destino y se explican las condiciones y posibles destinatarios permitidos: familiares, proyectos humanitarios, negocios privados y personas sin vínculo familiar «que no sean miembros prohibidos del gobierno Cubano o del Partido Comunista de Cuba».

En respuesta a un mensaje enviado por un integrante del equipo de La Joven Cuba a Western Union para indagar sobre el servicio a la Isla, la empresa refirió: “Nos complace confirmarle que Western Union ha empezado una prueba inicial del servicio desde los Estados Unidos hacia Cuba. Los clientes que deseen enviar dinero pueden hacerlo a través de agencias seleccionadas en la zona de Miami, Estados Unidos a beneficiarios con cuentas bancarias en el Banco Popular de Ahorro, Banco Metropolitano S.A. y Banco de Credito y Comercio (Bandec) únicamente. En este momento, el servicio digital no está disponible temporalmente”.

Western Union dejó de operar en Cuba el 23 de noviembre de 2020 después de que la Administración Trump sancionara a la corporación Fincimex, contraparte estatal cubana de la firma estadounidense, por sus vínculos con órganos militares. Durante ese tiempo proliferaron maneras informales de enviar dinero hacia el país caribeño ante la imposibilidad de una agencia autorizada en ambos territorios.

En mayo de 2022, el gobierno de los Estados Unidos anunció la flexibilización de varias de las medidas coercitivas unilaterales hacia Cuba, entre ellas, el envío de remesas, aunque mantiene otras que afectan directamente la economía cubana. No obstante, en los últimos meses se han dado leves pasos en la normalización de relaciones entre ambos gobiernos como la reapertura de la embajada, los vuelos a todas las provincias y la restauración del programa de reunificación familiar.

Hasta el momento de redactar esta nota, ni los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, ni Western Union se han pronunciado para explicar cómo y bajo qué acuerdos funcionaría el servicio. De confirmarse esta posibilidad, muchas familias y negocios quedarían beneficiados en la Isla de una vía formal y segura para ser apoyados financieramente por personas en el exterior.

La Joven Cuba insta a los mencionados gobiernos a buscar alternativas, respetando sus diferencias, que se alejen del extremismo político y beneficien al pueblo cubano.

Actualización 12:55 p.m.

En el último contacto con la página de Western Union, la agencia afirmó que los envíos se reciben en USD.

11 enero 2023 21 comentarios 935 vistas
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Modo de producción

El modo de producción remesista/importador

por Mario Valdés Navia 21 septiembre 2022
escrito por Mario Valdés Navia

En el acto de clausura del Primer Congreso de Alfabetización (5/9/1961) Fidel, refiriéndose a los profesionales que abandonaban el país ante el agravamiento del conflicto con EE.UU. y el establecimiento del socialismo, afirmó:

«[…] a esa gente hay que quitarle la ciudadanía porque esa gente algún día va a mendigar aquí, a las puertas de este país que la dejen regresar […]. Cuando esa gente se indigeste de yankismo y cuando esa gente esté cansada de desprecios y de malos tratos, y cuando esa gente esté cansada de la idiosincrasia de los amos imperialistas, llegará el día en que vengan a tocar aquí todos esos técnicos, a las puertas de este país, ingenieros, arquitectos,  médicos, profesores, pidiendo que los dejen entrar, y ese es el momento en que nosotros tenemos que ser duros (APLAUSOS) y yo creo sinceramente, nosotros sugerimos, y somos partidarios, de que seamos duros con esa gente.

Es decir que a esa gente le digamos: “No, ustedes dejaron de ser cubanos hace mucho rato, porque cuando nuestro país estaba luchando contra el extranjero explotador, contra el extranjero agresor, contra el extranjero poderoso, ustedes se fueron a lamerle las botas al amo extranjero poderoso” (APLAUSOS). […] No, cubano no es el que nació aquí, cubano es el que ama este país, cubano es el que lucha por este país, cubano es el que defiende este país».

Mucho ha llovido desde entonces y las filas de los que se fueron siguen engrosando día a día con los que se van. Más aún, el dinero de los emigrados constituye una de las fuentes principales de ingresos —sino la principal— de la economía cubana. ¿Cómo se ha llegado a este retruécano histórico, en que los que supuestamente iban a mendigar su regreso a los que se quedaron, ahora son los que les ponen recargas, compran comida y llevan a veranear a Varadero, o a Punta Cana?

De hecho, se ha creado un modo de producción sui generis, no capitalista ni socialista; no productivo-exportador ni de servicios; sino remesista e importador.

-I-

Las remesas constituyen una expresión de la globalización económica actual  junto al trasiego de capitales, bienes, servicios, trabajadores e insumos semielaborados. Sin incluir a China, ellas constituyen la principal fuente de ingresos externos de los países de niveles de desarrollo medio y bajo. En 2021, los que más recibieron a nivel planetario fueron: India, México, China, Filipinas y Egipto. Hasta junio de 2022, los tres que más lo hacían eran: Nigeria, Alemania y Bangladesh.

Modo de producción

(Tabla: La República)

El panorama es muy distinto en cuanto al papel de las remesas en el PIB. Los países donde tuvieron más participación en 2021 fueron: Líbano (54%), Tayikistán (34%) y Kirguistán (33%). Sin embargo, para los grandes receptores que son a su vez naciones desarrolladas —como China, Alemania y Francia—, representan menos del 1%.

En América Latina y el Caribe (LATAMEC) fue donde más crecieron las remesas en 2021: 25,3% (131 000 millones de USD) y casi todos los países reportaron incrementos de dos dígitos por la recuperación del empleo en USA. Los mayores receptores fueron: México (51 594 millones), Guatemala (15 296 millones) y Dominicana (10 402 millones). Para países de menor desarrollo, como Haití, Honduras y El Salvador, las remesas constituyeron más del 20% del PIB.

El costo promedio de enviar USD subió un 6% en 2021 a nivel mundial —el doble que el año precedente—, y 5,6 para LATAMEC. No obstante, para Cuba, a partir de las sanciones de Trump a FINCIMEX, el costo para el envío de remesas mediante plataformas digitales y mulas escaló hasta un astronómico 30-40%.

Cuba no es de los países que más remesas recibe, ni en el mundo ni en LATAMEC; pero su monto y papel en la economía son decisivos y, a la vez, difíciles de conocer. Como el Gobierno no emite informaciones oficiales al respecto, es preciso remitirse a cifras de otras fuentes. El Departamento de Estado estimó que, desde 2012 hasta 2016, las provenientes de EE.UU. promediaron entre 1400 y 2000 millones de dólares anuales. Según Havana Consulting Group, en 2019 ascendieron a 3128 millones, para caer en  2021 a solo 1084, a contracorriente de la tendencia alcista predominante en LATAMEC.

La cifra de 2019 aportada por Havana Consulting Group colocaba a las remesas como segunda fuente de ingresos en divisas, solo detrás de los servicios médicos y por delante del turismo y el níquel. Asimismo, superaba el valor total de las importaciones de ese año. Además, a las remesas monetarias habría que sumarle el valor de las llamadas remesas en especie, esas que identifican a los viajeros hacia la Isla en cualquier aeropuerto por la cantidad de bultos que portan.

A ellas se añaden igualmente los envíos postales y los que entran subrepticiamente mediante mulas, equipajes diplomáticos y de funcionarios y tripulaciones en barcos y aviones.  A pesar de la carencia u opacidad informativa, existen disímiles evidencias que permiten abordar el tema y revelar su papel en la crisis actual.

Modo de producción

A las remesas monetarias habría que sumarle el valor de las llamadas remesas en especie, esas que identifican a los viajeros hacia la Isla en cualquier aeropuerto por la cantidad de bultos que portan. (Foto: Yamil Lage/AFP)

-II-

Tras dos décadas de abierta confrontación entre Cuba y EE.UU., que incluyó altas dosis de violencia, física y simbólica; a fines de los años setenta se efectuaron los primeros contactos entre el Gobierno y un grupo de personas representativas de la comunidad cubana en el exterior, bajo el título de Diálogo 1978.

Aquel encuentro formó parte del período de distensión iniciado con la llegada de J. Carter a la presidencia, y con la apertura de las respectivas Secciones de Intereses. Además de la liberación de unos 3600 presos políticos en Cuba, hizo posible que los cubanos residentes en el exterior, no incluidos en la lista de terroristas del Gobierno, pudieran visitar la Isla y reencontrarse con familiares y amigos. El acuerdo trajo consigo el retorno —en modo visitante VIP— de miles de comunitarios. La jerga popular aseguraba que los gusanos se habían convertido en mariposas.

Con la crisis y reestructuración económica del Período Especial, reformas de Raúl, administración Obama y reanudación de las relaciones diplomáticas; el factor emigración, visto en todas sus interacciones, cobró cada vez más importancia para la economía insular… hasta que llegó Trump en 2017.

El argumento que esgrimió para limitar el derecho de los ciudadanos y residentes a enviar remesas a Cuba: «Cada país debe vivir de lo que produce, no de las remesas», es falso. Como se ha explicado antes, estas forman parte de la práctica cotidiana de la economía mundial actual, en particular las remitidas desde los EE.UU. hacia LATAMEC. Pero, cuidado; no es sano para la seguridad nacional de ningún país crearse un modo de producción que dependa en lo fundamental de las remesas y las visitas de su población emigrada. Y eso precisamente es lo que ha ocurrido en Cuba.

El problema principal es que la política del Gobierno/Partido/Estado, en lugar de encaminarse al fortalecimiento de los productores nacionales (estatales, cooperativos y privados), y del peso como moneda propia; ha fortalecido cada vez más la dependencia del país a las remesas, el turismo y las importaciones. Esto ha ocurrido tanto en el sector productivo como en el consumo doméstico.

Un vistazo a las medidas tomadas en los últimos tres decenios da fe de esta predilección. Desde que en agosto de 1993 se decretara la despenalización de las divisas extranjeras y la dualidad monetaria se enseñoreara en el mercado cubano, el Gobierno comenzó a implementar vías ineludibles para recolectar la totalidad de las remesas. Al control de los envíos mediante la Western Union, otorgado a empresas de CIMEX, como FINCIMEX, se añadieron las casas de cambio (CADECA); una extensa red de tiendas revendedoras, en USD, de productos importados; y la apertura de cuentas bancarias en esa misma moneda. La adopción al año siguiente de un avatar nativo del USD: el Cuban Currency (CUC), vino a consolidar tales medidas.

Modo de producción

La creencia en que la obtención de divisas extranjeras mediante remesas y los viajes a Cuba de los emigrados ha de ser el ingreso primordial de la economía insular es un mal muy grave. (Foto: Jorge Rey/Getty Images)

De todos los males que el mantenimiento prolongado de la dualidad monetaria y la pluralidad cambiaria trajeran consigo, uno de los más graves es la creencia en que la obtención de divisas extranjeras mediante remesas y los viajes a Cuba de los emigrados ha de ser el ingreso primordial de la economía insular. Este mito devino objetivo principal de la política económica, al cual debieron supeditarse todas las demás actividades político-económicas, sociales y culturales de la nación.

Con ese fin, se consolidó un encadenamiento productivo infalible: remesas/turismo de emigrados/comercio interno (minorista y mayorista) en MLC, controlado por una superentidad empresarial de origen castrense —GAESA—, cuyos ingresos no son accesibles al público ni auditables por las autoridades estatales al estar protegidos por el secreto militar.

Este nuevo modo de producción, parasitario y dependiente de las importaciones y asociaciones con extranjeros, terminaría por opacar —y/o arruinar— al resto de las actividades económicas, a excepción de los servicios profesionales en el exterior mediante contratos gubernamentales, o producciones únicas como el tabaco.

La concentración de los esfuerzos e inversiones públicas en esta megaempresa ha desmantelado la economía civil, y entre sus víctimas, directas o indirectas, se cuentan: agroindustria azucarera, pilar de la identidad nacional; ganadería y sus derivados; agricultura; minería; industrias básica y ligera —menos la biofarmacéutica que goza de un esquema propio de reproducción—; infraestructura general; fondo de viviendas y edificios públicos; gastos sociales (salud, educación, cultura, deportes, recreación, seguridad y asistencia social) y administración pública.

Entre los daños colaterales de esta política se incluye el incremento de la deuda externa. La prioridad otorgada a los gastos e inversiones en el sector remesista/turístico/comerciante, tornó ineficaces los exitosos procesos de renegociación con importantes acreedores foráneos, condonación de deudas anteriores que varios países hicieron a Cuba a raíz del fracasado deshielo con EE.UU. (2014-2017), y los sacrificios hechos por el pueblo a partir del 2015 para pagar, en tiempo y forma, las nuevas obligaciones.

La más aberrante de las prácticas de GAESA es la de emplear el fondo de acumulación —proveniente de sus ingresos por la vía de las remesas, turismo y comercio cautivo— para la creación de nuevas capacidades hoteleras; en un ciclo cerrado empresarial de producción/ahorro/inversión que no ha tenido en cuenta los intereses nacionales en otros campos. Ni siquiera en medio de la crisis pandémica, con el incremento de la tasa de mortalidad y el creciente despoblamiento del país, se modificó tan funesta tendencia.

El pueblo cubano es muy trabajador, creativo y emprendedor para tener que soportar por secula seculorum ser esquilmado impunemente por un oligopolio ineficaz e incompetente, dueño de un mercado obtenido no por su éxito competitivo, sino por decisión del Poder. Si las instituciones del Gobierno/Partido/Estado —incluyendo al propio MINFAR— no  ponen en su lugar a este holding que desangra las fuentes productivas de la nación —tanto en el archipiélago como en el exterior—, tendrá que hacerlo la sociedad civil, antes de que termine por colapsar el país.

21 septiembre 2022 31 comentarios 2k vistas
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Corto y mediano plazo

A corto y mediano plazo, ¿qué esperar en Cuba?

por Domingo Amuchastegui 15 septiembre 2022
escrito por Domingo Amuchastegui

A corto plazo, ¿qué podemos esperar en Cuba? Examinemos los más importantes factores.

  1. ¿Posible adopción de una remodelación integral del sistema económico imperante, tanto de su sector interno como externo? Muy lejos todavía de ello.
  2. ¿Posible apertura a la Inversión Extranjera (IE) en gran escala? Por cuentagotas y a escala mínima, con la excepción de las promesas pendientes de Sherritt y Pernod Ricard, además de la marcada desconfianza actual hacia el mercado cubano y su situación de crisis. Los niveles de colaboración económica con China, la UE y Rusia están completamente estancados y en retroceso.
  3. Proximidad de los cuantiosos pagos y obligaciones que Cuba tiene comprometidos con el Club de París, que, en caso de ser honrados, verán sus capacidades de importación-exportación sensiblemente reducidas.
  4. Por sectores:
  • ¿Posible recuperación de la industria azucarera? Ninguna. Frase genial de un analista cubano: «Tomó cuatrocientos años para fundar la industria azucarera en Cuba y tomó menos de cuatro años para liquidarla».
  • ¿Posible recuperación de la industria turística? En una sociedad agobiada por carencias extremas e inusuales tensiones sociales, donde los centros turísticos son hoy una suerte de ghettosfuera de contexto, sus potenciales atractivos se tornan en algo muy poco atrayente.
  • Exportaciones de níquel + cobalto y las exportaciones de ron, siguen a la espera de las prometidas inversiones de parte de Sherrit y Pernod Ricard, con su correspondiente estancamiento.
  • ¿Exportaciones pesqueras? Continúan en su nivel más bajo. Paradoja: Una isla en la que nadie come pescado hace décadas.
  • Este cuadro de componentes de signo negativo, se agrava en extremo —más allá de cualquier imaginación— cuando se le contextualiza en el  marco de la situación del sistema electro-energético nacional (SEN), que bordea actualmente un colapso irreversible, a menos que se ejecuten medidas que transformen totalmente, y a corto plazo, la infraestructura y los niveles tecnológicos del SEN.

Todo esto se ve agravado luego del desastre que significó la explosión de los supertanqueros en el puerto de Matanzas. Cuba no dispone hoy, ni remotamente, de un proyecto de negociación con algún país o empresas —como sí lo fue en su momento el fracasado acuerdo con Siemens AG algunos años atrás— que supongan una acometida transformadora a corto o mediano plazo.

Corto y mediano plazo

La situación del CEN se ve agravada luego del desastre que significó la explosión de los supertanqueros en el puerto de Matanzas. (Foto: Cubadebate en Facebook)

  • A lo anterior, se suma una notable sangría de capital humano —mayormente compuesto por jóvenes—, que emigra legal e ilegalmente hacia EE.UU y otras naciones., en lo que es ya la mayor oleada migratoria de los últimos sesenta y tres años, estimada hoy en 180 000 personas por causa de las extremas carencias, ausencia de horizontes y alicientes a que viene sometida la sociedad cubana, en particular durante las últimas tres décadas.

Algunos indicadores positivos son:

—Exportaciones de servicios médicos y productos biofarmacéuticos marcan la excepción solitaria de algún ascenso en el campo de las exportaciones, con sus cifras oficialmente ocultas hasta hoy.

—Recuperación paulatina en los niveles de ingresos por concepto de remesas de la emigración en ascenso, pero sus cifras aproximadas se mantienen en idéntico mutismo oficial.

—Ascenso del sector de las MPYMES, seriamente comprometido por las restricciones estatales que todavía pesan sobre el mismo (libre interacción con el sector externo, ausencia de financiamientos efectivos, de exenciones fiscales y perjudicado por sobrecargas fiscales), a pesar de ser hoy la principal fuerza generadora de empleos.

A mediano plazo

  • Lo más relevante e inmediato del panorama político sería el fallecimiento de Raúl Castro y José Ramón Machado Ventura, pilares del empecinamiento en mantener el inoperante sistema; y con ello esperar un abordaje más reformador e integral de la remodelación del sistema por parte de dirigentes que se verán así liberados de semejante freno.
  • Estos dirigentes —liberados así de esos poderes tutelares y frenos— deberán despojarse del legado intimidatorio del argumento paralizante esgrimido por Fidel Castro durante sus últimas dos décadas de existencia: «Si aflojamos, lo perdemos todo». Lo contrario es lo que debe prevalecer, y eso lo saben perfectamente muchos de los dirigentes actuales, desde el propio Díaz-Canel hasta Alejandro Gil, ministro de Economía y Planificación. La noción de que si «aflojamos, ganamos», es la que debe abrirse paso. El ejercicio del poder en términos de «ordeno y mando» debe superarse definitivamente.
  • El ascenso de las tensiones sociales y los esquemas represivos a los que se ha recurrido desde el 11-J, propician una atmósfera de inseguridad e inestabilidad que debe convocar a los altos mandos de las FAR y del MININT —desaparecido Raúl Castro— a presionar en favor de cambios más abarcadores que conduzcan a un alivio de dichas tensiones. No puede pasarse por alto que durante décadas estas instituciones armadas no fueron educadas ni orientadas en reprimir a lo interno.
  • El hipotético contexto post Raúl Castro resultaría muchísimo más complejo debido a la ausencia de sustentos internacionales significativos —como pudieran ser China o Rusia en escalas superiores y pasadas experiencias.

En tanto el conflicto permanente con EE.UU. no debe mejorar o atenuarse, sino por el contrario, entraría en una nueva fase de tensiones y choques con las victorias electorales que, de seguro, llevarán de nuevo al Partido Republicano a ganar el Congreso (noviembre de 2022) y, eventualmente, la presidencia en 2024 (con o sin Trump como candidato, pero continuando este en su papel de hacedor de ganadores o kingmaker al seno de dicho partido).

Corto y mediano plazo

(Foto: CNN)

  • Al mismo tiempo, la coyuntura económica mundial, saturada de inflación y creciente tendencia a la recesión, tampoco favorecerá las operaciones y posibilidades del sector externo cubano, lo que continuará limitando sus capacidades importadoras.
  • Un termómetro importante de la situación a mediano plazo, lo constituirán las elecciones en Cuba, a celebrarse en 2024. No debe olvidarse que en el 2018, si se suman los votos negativos y abstenciones, más del 30% por ciento del electorado mostraba su rechazo a los candidatos oficiales. En las actuales circunstancias, ¿debe esperarse un aumento o disminución del respaldo a los candidatos oficiales únicos?

La respuesta es elemental: los niveles de votos negativos y abstención (¡una forma efectiva de votar en contra!) deberán aumentar considerablemente, con el riesgo de colocar a los candidatos oficiales en una situación de minoría, frente a lo cual habrá que preguntarse cómo reaccionará el gobierno.

¿Echará mano a alguna operación fraudulenta, de «magia» con los números? ¡Recurso riesgoso en extremo en las actuales circunstancias! ¿Reconocerá su derrota y pedirá —tras autocrítica de su gestión— un voto de confianza a la población mediante referéndum? Escenarios probables no muy distantes de la crisis actual. Razón por demás para acelerar la remodelación integral del modelo que aminore el impacto negativo sobre las elecciones del 2024.

Sin dudas, la dirigencia cubana entrará en una fase decisiva para su futuro repleto de interrogantes, desafíos y peligros; sortear un campo minado con los ojos cerrados, a menos que abran los ojos y las entendederas…

15 septiembre 2022 30 comentarios 2k vistas
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Remesas en Cuba: pasado y presente

por Mario Valdés Navia 21 octubre 2021
escrito por Mario Valdés Navia

El angustioso día a día del cubano de a pie no solo está determinado por la crisis pandémica, la inflación galopante y los apagones imprevistos, sino también por las dificultades para la recepción de las generosas remesas enviadas por sus familiares del exterior, una de las fuentes principales de ingresos de los hogares desde hace tres décadas. De ellas depende, en lo fundamental, que exista fondo de consumo para respaldar la realización de mercancías en los mercados en MLC (antes en CUC), y en los predios de la economía informal.

Al unísono, las remesas resultan primordiales para el fondo de acumulación del sector privado-cooperativo, incapaz aún de generar su propio ahorro interno en MLC, y de parte importante del sector estatal. De hecho, el incremento del mercado dolarizado de bienes de producción y consumo intenta forzar a los emisores y receptores de remesas a ingeniárselas para hacerlas llegar al país burlando las restricciones de las administraciones Trump y Biden, que en este campo también han sido continuidad.

En Cuba, las remesas permanecen cubiertas por el secretismo que acompaña los datos económicos cruciales del Gobierno/Partido/Estado, sobre todo si se relacionan con las andanzas de su hijo pródigo: GAESA. No obstante, desde antes de surgir la nación ya las remesas y otros flujos financieros provenientes del exterior eran vitales para la economía y contribuyeron a consolidar una cultura de su explotación y acaparamiento por grupos de poder.

-I-

Aunque actualmente proliferan las críticas —a veces extremistas y arrogantes— en torno al papel de las remesas familiares en la economía, lo cierto es que Cuba tiene una larga tradición en tal sentido, rasgo acompañante de su economía abierta. Según su estatus económico, en diferentes épocas ha sido más o menos exportador (remesante), o importador (remesista), pero siempre el dinero entró y salió profusamente de la Isla para beneficio de familias cubanas o sus parientes allende los mares.

A diferencia de lo que creen muchos, durante los tres primeros siglos coloniales (XVI-XVIII) Cuba no fue capaz de autofinanciarse. Aunque su posición geoestratégica convirtiera a La Habana en la más importante factoría comercial y militar del imperio español, su valor no era tanto por las riquezas producidas acá como por las que pasaban rumbo a la Península a través del Sistema de Flotas.

Remesas (2)

A diferencia de lo que creen muchos, durante los tres primeros siglos coloniales (XVI-XVIII) Cuba no fue capaz de autofinanciarse.

Tan temprano como en 1540, la Corona obligó a la Capitanía General de Nueva España a remitir cuantiosas sumas anuales —los situados de México— a la Isla para financiar la construcción del sistema de fortificaciones y mantener la guarnición de la plaza. En 1584, las autoridades insulares recibieron de la Metrópoli el derecho a repartir tales fondos. La Habana y Santiago de Cuba fueron las ciudades más beneficiadas por los situados, a razón de dos terceras partes para la primera y el resto para la segunda.

Con altibajos, la remisión de los situados de México dotó a la Isla de ingresos adicionales no producidos de forma endógena, lo que se mantuvo por casi tres centurias, hasta 1811, cuando estalló la guerra independentista en el país azteca.

Gran parte de esos fondos para inversión inmobiliaria de carácter militar (fortificaciones, astilleros), fue desviada en la práctica hacia fortunas particulares, lo que dio lugar a un modo de actuación corrupto que llegaría a entronizarse como hábito de las altas autoridades político-militares y otros grupos de poder: lucrar a expensas de financiamientos externos originalmente destinados al desarrollo del país.

No obstante, en lo tocante a remesas familiares Cuba colonial fue un país netamente exportador. La figura del indiano —ricos emigrantes que volvían a España con las bolsas repletas— y sus envíos fueron determinantes en el desarrollo y prosperidad de familias, pueblos y regiones enteras de la Madre Patria. Si bien la mayoría de los inmigrantes españoles eran pobres que ahorraban para remesar contadas pesetas a sus depauperadas familias y ayudarlas a subsistir.

Con el fin de la colonia, la migración española lejos de disminuir se amplificó, al convertirse en ciudadanos cubanos —o residentes extranjeros— la mayor parte de los peninsulares que vivían en la Isla y buena parte de los ex-soldados del ejército colonial.

A ellos se sumó, entre 1901 y 1930, una exorbitante inmigración que trajo a Cuba a uno de cada tres españoles llegados a América, e hizo crecer la población 2,4 veces entre 1899 y 1931. Otra oleada sería la de exiliados izquierdistas del bando perdedor republicano en la Guerra Civil Española (1936-1939). Aquellos inmigrantes fueron padres y abuelos de los actuales ciudadanos cubano-españoles.

Por su parte, en época de la república la población cubana no tenía tendencia a emigrar, salvo en períodos de crisis y hacia Estados Unidos. Los trámites legales para que un cubano emigrara al vecino país eran tediosos y rigurosos, y mínimas las visas que otorgaba la embajada. Los trabajadores humildes que lo intentaban hallaban pocas posibilidades de establecerse en el Norte. Todo cambió con el triunfo de la Revolución en enero de 1959.

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En época de la república la población cubana no tenía tendencia a emigrar, salvo en períodos de crisis y hacia Estados Unidos.

Desde entonces, EE.UU. se volvió refugio seguro para cualquiera que saliera de Cuba, legal o ilegalmente. La visa dejó de ser un trámite necesario y la categoría de inmigrante desapareció para los cubanos, que pasaron a ser tratados sin excepción como exiliados de un país comunista, según los cánones de la Guerra Fría.

Ni remesante ni remesista durante tres décadas, Cuba no dejó por ello de ser receptora de fondos provenientes del exterior y no vinculados a su actividad económica interna. Entre ellos se contaron los subsidios concedidos mediante la política de precios resbalantes y compensatorios que aplicaron la URSS y el CAME a lo largo de veinte años, y los provenientes de la venta por la URSS a Occidente de los excedentes de petróleo «ahorrados» por Cuba. Ambos se estimaron en 60,000 millones de rublos y 8,000 millones de USD, respectivamente.

Respecto a las remesas familiares, la penalización legal de la circulación del dólar  dentro de Cuba condicionó que por tres décadas los contactos económicos entre los que se fueron y los que se quedaron se limitaran a paquetería, medicinas y alimentos. En consecuencia, el precio del dólar en el perseguido mercado informal cubano de divisas, se mantuvo entre los 4-7 pesos hasta inicios de los noventa, cuando la crisis del Período Especial lo cambiaría todo.

-II-

Como parte de las medidas adoptadas desde 1993 para paliar la profunda crisis y paralización de nuestra economía, se decretó la circulación legal del dólar y la consiguiente recepción de remesas en esa moneda. Desde el inicio, el negocio de las remesas se entregó a la corporación CIMEX SA —creada en 1978 por la inteligencia cubana en Panamá— y sus filiales FINANCIERA CIMEX SA (1984) y American Internacional Services SA (1988).

A su vez, el mercado dolarizado también estaría en manos de CIMEX, que tendría así el control absoluto del negocio remesas/viajes/tiendas MLC. Ese mercado cautivo generaría anualmente una suma que, aunque desconocida e imposible de conocer, asciende con seguridad a varios miles de millones de USD anuales. Ya en 1995, las remesas se estimaron en 537 millones de dólares (MD).

A partir de entonces, las remesas familiares han constituido un factor importante en el enfrentamiento Cuba-EE.UU. y uno de los pocos mecanismos financieros empleados por el gobierno cubano para incidir en la vida económica del país, aunque con decisiones teñidas de un soberbio autoritarismo. Entre ellas, la que se adoptó en 2004 cuando, para desestimular la entrada de remesas ante las sanciones de la administración Bush, se impuso a la moneda del enemigo un gravamen del 10% para su cambio en CUC.

Desde 2011, en que se aprobó la liberalización y ampliación del llamado TCP, comenzó a entrar al país a través de las remesas una cantidad inmedible de fondos de inversión para buena parte de los negocios privados. Ante la falta de estadísticas oficiales, se suele atribuir este destino al 50% de las remesas.

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En 2004 se impuso a la moneda del enemigo un gravamen del 10% para su cambio en CUC. (Foto: Yamil Lage/AFP)

El incremento del papel de las remesas en el siglo XXI, sin embargo, no es exclusivo de Cuba. En la región latinoamericana, México es el mayor receptor: 23,645 MD en 2014, más de la tercera parte del total regional y superior a sus exportaciones de petróleo, pero el impacto en su economía es de solo un 2% del PIB. Por el contrario para Guatemala, segundo país receptor a nivel regional, las remesas representan el 15% de su PIB, la mitad de sus exportaciones y el monto total de sus reservas financieras.

A tenor con la tendencia mundial y regional, en Cuba también ha crecido el rol de las remesas en la economía de los hogares. Solo que el estado crítico de nuestra economía, su falta de fuentes de acumulación internas y la agudización de las sanciones de los EE.UU., provocó que en el último decenio la influencia de las remesas aumentara de manera galopante y desigual.

En 2011 ascendían a 1,500 MD; en 2016, en pleno deshielo de la era Obama, a 2500 MD; en 2019, a pesar de las sanciones de Trump que eliminaron las transferencias por Western Union y el transporte por viajeros (mulas), se estimaron en 2055 MD (1,721 provenientes de EE.UU.), que llegaron a 1, 042,451 hogares, el 26% del total.

Para contrarrestar las sanciones norteamericanas a las empresas militares, en 2019 el Banco Central de Cuba (BCC) dispuso el uso del dólar en operaciones de ventas minoristas en divisas, importación, venta de mercancías en consignación y régimen de depósito de aduana entre entidades importadoras y personas naturales residentes en el país. De este modo, se inició el restablecimiento del reinado del dólar en el mercado cubano, en sustitución del ya inoperante CUC. Nuevamente al peso cubano quedaba en la estacada.

A fines del 2020, el BCC fue más allá y autorizó a Servicios de Pago Red S.A. (REDSA) —institución financiera no bancaria que atiende la red de cajeros automáticos—, para tramitar los envíos de remesas en lugar de a FINCIMEX, de GAESA. No obstante, hasta ahora no se ha informado de contacto alguno de dicha empresa con aquel país para cumplir con el mandato en cuestión.

Actualmente se extiende rápidamente una tercera modalidad de comercio dolarizado en tiendas por toda la Isla, mediante el empleo de tarjetas VISA o Mastercard, al que no tienen acceso los consumidores internos con tarjetas MLC de bancos cubanos. Al comprar alimentos y productos industriales nacionales en los portales de venta Envíos Cuba y Bazar Regalo, las remesas adoptan la forma de compras directas desde el extranjero, y ese dinero fresco se deposita en cuentas foráneas que no se sabe si pertenecen al sistema bancario cubano.

Tras las protestas del 11-J, Biden orientó reanalizar la política de remesas a Cuba a fin de flexibilizarla, pero ningún resultado se ha constatado aún. Aunque la disminución de la pandemia, el fin de la vacunación y la reapertura del turismo en la etapa invernal auguran el inicio de la reanimación económica, la flexibilización de las remesas familiares ayudaría notablemente a paliar los efectos de la pandemia y promover la inversión en el sector privado (mpymes, campesinos, TCP) y cooperativo.

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Tras las protestas del 11-J, Biden orientó reanalizar la política de remesas a Cuba a fin de flexibilizarla, pero ningún resultado se ha constatado aún.

Mayores remesas favorecerían no solo el incremento del consumo familiar, sino la disminución del exorbitante precio del dólar en el mercado informal (75 pesos en tarjeta y 62 en físicos) y beneficiarían, por derrame, a toda la sociedad. Es preciso reducir el protagonismo del gobierno estadounidense en las decisiones sobre las remesas a Cuba.

Con ese fin, las autoridades cubanas han de hacer todo lo posible para quitarle pretextos a los halcones cubano/americanos y lograr la reapertura de los envíos, aunque para ello se tenga que sustraer a las empresas de GAESA y devolver a las instituciones financieras civiles el manejo de este sector tan importante, y cada vez más creciente, de los ingresos nacionales. 

21 octubre 2021 30 comentarios 2k vistas
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MLC

MLC. Ofertas a la desigualdad

por Arturo Mesa 16 agosto 2021
escrito por Arturo Mesa

El siguiente análisis debió comenzar con cifras sobre el porciento de personas que recibe remesas en Cuba desde algún país. Teniendo en cuenta que tales números  no existen —o no resultan publicables por institución alguna— asumiré las cifras que el destacado profesor William LeoGrande, experto en América Latina, plantea en el sitio Responsible StateCraft con fecha 21 de julio del 2021:  «Cincuenta y seis (56) % de las familias cubanas recibían remesas antes de las sanciones de Trump». El autor tampoco especifica su fuente.

Sea o no exacta esa cifra, es claro que actualmente existe un porcentaje alto de la población que, al carecer de remesas, va quedando en total indefensión ante la decisión de empoderar en la economía a una moneda extranjera e, incluso, impalpable.

La intención del presente análisis ni siquiera es advertir la vulnerabilidad en que se encuentra ese porciento elevado de personas, sino mostrar la cadena de reacciones que de ahí surge; es decir, el incremento de los eslabones de indefensión que se manifiestan a partir de la carencia inicial, lo que se traduce en el menoscabo de la justicia social, o pérdida del camino correcto en un sistema que se dice socialista. Para ello dividiré a la población en dos grupos:

Los divisa-carentes

Determinar las consecuencias de tal escenario para ese sector no resulta difícil ni innovador. Mucho se ha hablado sobre el tema, y aunque el Estado acepta que la situación no es justa ni de su agrado, tampoco el discurso se mueve en dirección opuesta.   

Por un lado, estos «desprotegidos» son quienes debieron beneficiarse más con la «Tarea Ordenamiento», ya que la intención declarada era el aumento de su poder adquisitivo con el fin de promover el empleo en la esfera empresarial o estatal, cuestión de vital importancia para sortear la crisis. Sin embargo, ante la inflación creciente, su poder de compra se redujo, una vez más, a un mínimo de prioridades, por lo que para ellos volvió a quedar trunco el sueño de ahorros, esperanzas y proyectos de vida.

MLC (2)

«Este es el grupo que, al no poder costear esos precios, debe hacer largas colas con la consecuente pérdida de tiempo en sus vidas y/o contribuciones laborales». (Foto: AFP)

 Según la hipótesis de partida del Reordenamiento, un salario mínimo de 2500 pesos equivaldría a unos 100 USD, al cambio de uno por veinticinco. En las condiciones actuales —luego de un enorme desembolso en materia salarial— ese mismo monto, lejos de mejorar la salud social, equivale a unos 40 USD. Y todo en un contexto económico que ha visto dispararse los precios al antojo del mercado. 

Por tanto, el incentivo de retornar a la empresa estatal volvió a quedar ensombrecido, pues esos mismos 40 USD eran el valor del salario anterior en medio de una economía más dócil.  El propio jefe de la Comisión de Implementación, Marino Murillo, calculó en unos 1500 pesos la canasta de productos básicos y pagos, y estimó por tanto que el salario disponible para acceder a los mercados oscilaría entre 1000 y 3000 pesos. En estos momentos la libra de carne de cerdo se encuentra a ciento quince pesos, una botella de aceite a doscientos y a doscientos cincuenta un cartón de huevos en el mercado informal.   

Este es el grupo que, al no poder costear esos precios, debe hacer largas colas con la consecuente pérdida de tiempo en sus vidas y/o contribuciones laborales. Además, son personas estresadas, desencantadas, que sufren a diario fuertes experiencias de violencia física o verbal y dificultades, lo cual va acumulando tensiones. Con solo visitar los alrededores de la reducida cadena de tiendas en moneda nacional, podemos comprobar esta situación.

Los proyectos de este grupo pasan por mantener un empleo mínimo, mayoritariamente estatal, que les garantice un nivel fijo de entradas y tiempo para gestionar su subsistencia. O sencillamente viven de la reventa de lo que puedan agenciarse. Imagínese lo que significa tener un trabajo de ocho horas y a su vez hacer colas en horario laboral para comprar víveres. Entre sus aspiraciones también podemos señalar la emigración de alguno de sus miembros (en edad laboral o intelectual) de forma que puedan garantizar futuras remesas al resto.  

Los divisa-tenientes

Es en este grupo en el que quiero enfatizar. Sus integrantes viven hoy con un menor nivel de estrés —aunque lo siguen teniendo— pues cuentan con ciertas garantías que no tiene el grupo anterior.  

En primer lugar, pueden decidir no trabajar para el estado, o no contribuir con el desarrollo social en las áreas de mayor urgencia hoy. Cuentan con ciertos fondos para montar un negocio particular o familiar que los involucre y salve a todos. Tener tal negocio hoy en Cuba con fondos estables, especialmente en esferas de la gastronomía, crea un alto nivel de ganancias debido a lo precario del mercado de alimentos. Cuando el país retorne a la normalidad social (con turismo incluido), se incrementará mucho más ese horizonte de ganancias tras la llegada de visitantes de alto nivel adquisitivo. Entonces aumentará la diferencia entre un grupo y otro.   

Lejos estoy de enjuiciar críticamente a este segmento de la población. El emprendimiento es de los cambios más positivos y esperados que hemos tenido en los últimos años. Ser capaces de generar ganancias propias ha sido un fuerte reclamo de la sociedad y un alivio para muchas familias. Esto tiene, entre otras ventajas, la creación de empleos, la diversidad de la oferta, la descentralización de las opciones, etc. Pero cuando ese nivel de ganancias se dispara y se distancia  de la media nacional, el poder de compra de los divisa-carentes disminuye aceleradamente, como en una reacción en cadena.

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«(…) como dueño de un restaurante o cafetería, puedo comprar cualquier cantidad de carne de cerdo a ciento quince pesos la libra, ya que mis productos y platos serán adquiridos. En consecuencia, el precio no va a bajar» (Foto: demosnoticia)

Veamos un ejemplo sencillo. Yo, como dueño de un restaurante o cafetería, puedo comprar cualquier cantidad de carne de cerdo a ciento quince pesos la libra, ya que mis productos y platos serán adquiridos. En consecuencia, el precio no va a bajar; y lo que es peor, usted, como divisa-carente, no va a encontrar carne de cerdo fresca porque los divisa-tenientes la obtienen al por mayor en las condiciones actuales. 

Por otro lado, el productor no tiene preocupaciones pues siempre tendrá asegurado a ese comprador. Como resultado los precios no bajan, situación que presenciamos a diario en nuestras placitas y mercados. Además, al ser los productos adquiridos directamente por los grandes consumidores, ni siquiera llegan a los lugares de venta por la sencilla razón de que los divisa-tenientes cuentan con fondos «externos» para comprarlos de primera mano.

¿Crítica al cuentapropismo? No. La objeción es a la imposibilidad de que quienes no tienen esa moneda logren competir, «con la moneda propia», con los que poseen la ventaja de un motor impulsor «no hecho en Cuba», prerrogativa creada tras la apertura de cadenas de tiendas en MLC y el cierre —o desabastecimiento— de la inmensa mayoría de tiendas en moneda nacional.  

La triste realidad es que no estamos hablando de una competencia para adquirir ropa o efectos electrodomésticos, sino del camino a productos alimenticios vitales a los que no pueden acceder los divisa-carentes que no cuentan con MLC, cuyas opciones se reducen a las colas o al excedente de mercancías. Ergo: tensión, agresividad, pérdida de tiempo, desespero, pésimas dietas, etc.   

En otras épocas en que igualmente existían remesas, este grupo tenía la posibilidad de acudir al banco y comprar las divisas necesarias, opción que no tienen hoy. De ese modo continúa extendiéndose la cadena de insatisfacciones y con ella la aparición de una gran injusticia social que ha sido tildada, paradójicamente, como necesaria.

Siguiendo el razonamiento anterior, los divisa-tenientes pueden igualmente adquirir boletos hacia destinos de compras y revender luego sus lotes a los precios que dicte un mercado en total desplome ante la ausencia generalizada de ofertas estatales, o ante las ventas de estos artículos en moneda libremente convertible.

De esta forma, la grieta social ya vigente puede tornarse insondable ante la aparición de una clase de divisa-tenientes en una realidad económica donde muchos no cuentan con esa moneda, y en la que se posterga indefinidamente la promesa de justicia colectiva.

Llegados acá, sería pertinente recordar la intervención del anterior Primer Secretario del Comité Central y general de Ejército Raúl Castro, cuando en el Informe Central al 8vo Congreso afirmara: «No resulta ocioso reiterar que las decisiones en la economía en ningún caso pueden generar una ruptura con los ideales de justicia e igualdad de la Revolución».

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«No resulta ocioso reiterar que las decisiones en la economía en ningún caso pueden generar una ruptura con los ideales de justicia e igualdad de la Revolución». (Foto: Juvenal Balán/ Granma)

La solución a estos problemas se extiende en el tiempo y no se vislumbra una salida en el país, ni en la contribución, ni en el sacrificio, ni en el ingenio domésticos; la solución aflora en la emigración —para quienes puedan—, ante la falta de indicios en el discurso oficial que apunten al fin de los mencionados establecimientos. Los que sí proliferan son testimonios de empresas estatales que están apostando a la divisa con sus producciones nacionales, porque también necesitan adquirir materias primas e insumos de importación.

Si a esto le sumamos que los productores nacionales de alimentos igualmente requieren de divisas, resulta comprensible que comiencen a ubicar parte de sus producciones allende a los mares, tras lo cual la posible recuperación del sector se tornará más lenta. De nuevo viene a la mente otra frase de Raúl cuando en esa misma alocución dijera: «Es necesario lograr que las demandas insatisfechas de nuestra población constituyan un incentivo para los productores nacionales (…)».

Si la demora del cierre de estos establecimientos preocupa, es porque de continuar su implementación se solidificará una sociedad tan impalpable e injusta como la misma MLC. ¿Y quién querría transitar por una nueva comisión que, tras otros diez años, presente un nuevo plan? Mientras tanto, el reloj sigue contando y la historia demuestra con creces que la desesperanza no es la mejor de las consejeras.

16 agosto 2021 25 comentarios 4k vistas
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USD

USD: moneda non grata para los bancos cubanos

por Redacción 11 junio 2021
escrito por Redacción

Después de uno de los ya acostumbrados ejercicios de suspense comunicacional –que mantuvo a buena parte del pueblo de Cuba en vilo durante todo el día–, en el programa Mesa Redonda de ayer se informó que a partir del 21 de junio de 2021, las instituciones bancarias y financieras cubanas detendrán temporalmente la aceptación de depósitos en dólares estadounidenses (USD) en efectivo.

Según un comunicado del Banco Central de Cuba, esto se hace «ante los obstáculos que impone el bloqueo económico de Estados Unidos para que el sistema bancario nacional pueda depositar en el exterior el efectivo en dólares estadounidenses que se recauda en el país».

No obstante, las tiendas en MLC comenzaron a funcionar en septiembre de 2019 y desde ese entonces era posible realizar depósitos en USD usados después por el Estado cubano en sus intercambios. ¿Por qué ahora, veintiún meses después, los problemas para realizar operaciones en el extranjero hacen que las instituciones bancarias y financieras de la Isla dejen de recibir esa moneda si la Administración Biden no ha decretado nuevas medidas contra Cuba?

Durante su intervención en el programa, Carlos Fernández de Cossío, director general de Estados Unidos del Minrex, señaló que «debido a la combinación de una cantidad desproporcionada de efectivo con la imposibilidad de darle uso en el exterior porque no hay instituciones que reciban, procesen, cambien este efectivo, queda Cuba con una cantidad que pierde su valor de uso dentro de la economía cubana».

Sin embargo, el 19 de mayo pasado Cubadebate publicó una nota de CADECA en la que anunciaba que, «teniendo en cuenta la poca disponibilidad de divisas extranjeras en las Casas de Cambio nos vemos obligados a adoptar la decisión, a partir del 20 de mayo de 2021, de suspender el servicio de recanje de moneda libremente convertible (MLC), en las oficinas ubicadas en los aeropuertos internacionales».

Es obvia la incoherencia entre ambos anuncios.

Esta normativa pone los productos que ofertan las tiendas en MLC aún más lejos de los cubanos, dado que la inmensa mayoría de las ayudas que reciben las familias son en USD, puesto que es en Estados Unidos donde está la mayor parte de nuestra diáspora. Asimismo, acentúa el proceso de devaluación del CUP y aumenta exponencialmente el valor de otras divisas internacionales, como el euro y la libra esterlina, en el mercado informal, lo que reduce aún más la capacidad de adquisición de los salarios.

El comunicado del Banco Central de Cuba concluye diciendo que «la duración de esta medida dependerá de la eliminación de las restricciones que impiden el normal funcionamiento de los procedimientos de exportación de la moneda estadounidense». Tal afirmación hace pensar que detrás de su adopción existe el deseo de presionar al gobierno de los Estados Unidos para que levante las sanciones contra la Isla. Esas sanciones son tan inmorales como lo es usar las remesas de las familias cubanas para ejercer cualquier tipo de presión.

En medio de una situación tan precaria como la que vive hoy el pueblo de Cuba, el acceso a toda la información que permita una toma adecuada de decisiones en la planificación de la economía familiar y personal no es solo un deber de los funcionarios públicos, sino un acto de decencia y coherencia política.

11 junio 2021 42 comentarios 3k vistas
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unificación

¿Es este el mejor momento para la unificación?

por Carmelo Mesa Lago 22 diciembre 2020
escrito por Carmelo Mesa Lago

Por una década, las autoridades y académicos economistas cubanos han estado debatiendo sobre la unificación monetaria y cambiaria. Incluso hace varios años se publicó en la Gaceta Oficial, las reglas generales para el llamado «Día Cero» en que comenzaría ese proceso, y el expresidente Raúl Castro prometió que acaecería en 2018.

El pasado septiembre, un artículo de la Agencia de Noticias Reuters anunció que el fin de la doble moneda ocurriría antes de terminar el año 2020, probablemente el 1ro de octubre, lo cual provocó una avalancha de cubanos que trataron de cambiar sus CUC por CUP, lo que creó una seria escasez de CUP en las casas de cambio oficiales, llamadas CADECA.

El anuncio fue desmentido por el Banco Central de Cuba como «no verídico» y la ministra-presidente de esa institución declaró que cuando se tomara la decisión, se anunciaría al pueblo. El medio oficial con más alcance de la Isla hizo un recorrido por los bancos de La Habana y reportó que había largas colas de cambistas, un colapso de los servicios, cajeros vacíos y falta de personal.

Una Mesa Redonda transmitida por la TV, con la participación de Marino Murillo, jefe de la Comisión de Implementación de los Lineamientos, y Alejandro Gil, ministro de Economía y Planificación, dieron información detallada sobre la unificación, llamada «Ordenamiento Monetario». Según Murillo, la unificación monetaria y la modificación de la tasa de cambio ocurrirían simultáneamente antes de que terminara 2020 y sería un primero de mes porque las empresas estatales deben cerrar sus estados financieros.

Aunque esto no ocurrió, el 10 de diciembre se decretó la unificación. Estos antecedentes plantean interrogantes: ¿por qué después de diez años se hace ahora la unificación en medio de la crisis económica más grave desde el decenio de los 90?, ¿por qué no se hizo antes cuando Cuba gozaba una situación mejor?, ¿cuáles han sido las causas de la postergación de esta medida?

El momento ideal para hacer la unificación y reducir, o al menos controlar mejor sus efectos adversos, hubiese sido entre los años 2012 y 2016, cuando la situación económica de la Isla era mucho más boyante (Mesa-Lago y Svejnar, 2020):

  • La relación económica con Venezuela estaba en su cima, equivalente al 22% del PIB cubano.
  • La venta de servicios profesionales sobrepasó los 8 mil millones de dólares –el primer ingreso en divisas–.
  • Las remesas externas fueron de 3 mil 445 millones –el segundo ingreso en divisas–.
  • El proceso de normalización con los EE.UU bajo la presidencia de Barack Obama resultó en un aumento considerable del turismo estadounidense y el ingreso bruto de turismo fue de 3 mil 185 millones de dólares –el tercer ingreso en divisas–.
  • En 2015, el PIB creció 4.4%, su mejor desempeño desde 2007.
  • Hubo una deflación de -2.9% y Cuba estaba conduciendo de manera exitosa sus negociaciones con el Club de París, que eventualmente le condonó 42 mil 000 millones en deuda y extendió el pago de la deuda restante hasta 2033.

Por lo contrario, el fin del año 2020 demostró que Cuba estaba sufriendo su peor crisis desde el decenio de los noventa.

  • El PIB que había disminuido 0.2% en 2019 –en vez del estimado de la CEPAL de 0.5% positivo–, cayó 11% en 2020, más que los pronósticos de entre -8% y -10% que habían hecho la CEPAL, The Economist Research Unit y otros expertos. El promedio anual del PIB en el período 2016-2020 fue de -1.3% y tomará dos años —asumiendo un crecimiento adecuado— para recuperar el quinquenio perdido.
  • El déficit fiscal en 2021 aumentará a 23.3%, el mayor desde el decenio de los 90, debido al incremento de salarios, pensiones y prestaciones de asistencia social, así como de los subsidios de precios y a las empresas estatales con pérdidas.
  • La liquidez monetaria en manos de la población (M-2) superaba al valor del PIB en 2019 y la cima alcanzada en 1993, el peor año de la crisis de los 90, y será mayor en 2021.
  • El índice de producción industrial que se había recuperado parcialmente desde 2013, descendió en 2019 y estaba 39 puntos porcentuales por debajo del nivel de 1989.
  • De entre 22 productos claves en la agricultura, la ganadería, la pesca/mariscos, la minería y la manufactura en 2019, 19 de ellos descendieron en su producción respecto a 2018, diez estaban bajo el nivel de 1989 y once eran inferiores a cimas de producción previas.
  • El valor de las exportaciones en 2019 era 62% menor que en 1989, mientras que el valor de las importaciones era 22% mayor y el déficit en la balanza comercial de bienes creció 187%. En 2020 hubo una caída de 30% en las exportaciones y 40% en las importaciones, con lo cual disminuyó el déficit en la balanza de bienes.
  • El excedente en la balanza global disminuyó de 3 mil 719 millones en 2014 a solo 994 millones en 2019 –73% menos– debido a que el valor de los servicios profesionales –primer ingreso en divisas– mermó de 13.8% al 7.2% del PIB entre 2012 y 2019 –mayormente por la crisis en Venezuela y el recorte de sus compras de servicios a Cuba, así como la salida de médicos de Brasil, Bolivia, Ecuador y El Salvador–.
  • Las remesas del exterior (segundo ingreso en divisas) en 2020 estaban 35% por debajo de 2019.
  • El ingreso bruto por turismo (tercero en divisas) en 2020 cayó 80% respecto a 2017 (la proyección oficial en 2021 es una merma de 68% respecto a 2017) y la ocupación de camas hoteleras era sólo 48% en 2019 (debido a la pandemia y las sanciones trumpistas).
  • Cuba no pagó su deuda renegociada con el Club de París en octubre de 2019 y este le ha impuesto una sanción de 9% sobre el saldo de dicha deuda.
  • La inversión extranjera directa virtualmente se paralizó debido al recrudecimiento del embargo de EEUU y la implementación por Trump del Título III de la ley Helms Burton, que autoriza reclamaciones judiciales contra compañías extranjeras que han «traficado» con propiedades confiscadas por el gobierno cubano.
  • La tasa de participación laboral mermó de 76.1% a 65.2% entre 2011 y 2019, una indicación de un desempleo oculto del 11%.
  • El salario real –ajustado a la inflación oficial– era el 53% del valor de 1989, mientras que la pensión real era el 38%, y la asistencia social disminuyó entre 2005 y 2019 de 5.3 a 1.5 beneficiarios por mil habitantes y de 2.3% a 0.4% del PIB (Gil, 2020; ONEI, 2020; Mesa-Lago y Svejnar, 2020; Mesa-Lago, 2021).

Es probable que la falta de unidad en la dirigencia contribuyera a posponer la decisión. Además, el gobierno cubano —como el resto del mundo— esperaba que Hillary Clinton ganase la presidencia en 2016, garantizando la continuidad de las políticas de apertura de Obama y la bonanza económica en Cuba, lo que podría evitar el shock derivado de la unificación. Pero esa oportunidad dorada se desaprovechó.

Murillo explicó por qué se inició el proceso el pasado diciembre: «La unificación no va a resolver todos los problemas de la economía que tiene problemas estructurales en los que habrá que continuar trabajando. Tenemos un entorno en el que es muy difícil que la economía funcione de manera natural, tanto por dicho entorno como por las deformaciones estructurales. No es posible avanzar en temas más profundos en el modelo económico si no se ordena monetariamente el país. Creemos que no podemos seguir esperando».

Sin embargo, salvo algunas medidas positivas pero insuficientes, Cuba todavía no ha llevado a cabo las reformas profundas necesarias para eliminar las «deformaciones estructurales», algo que hay que hacer paralelo a la unificación.

Los dirigentes cubanos ahora están apostando que, con la elección de Joseph Biden como presidente de EEUU, este regrese a las políticas de Obama. De hecho, Biden dijo que lo haría en un discurso que pronunció en Florida y que probablemente le costó perder la elección en ese estado, por el voto contrario de los exiliados cubanos y venezolanos seducidos por las acciones y promesas de Trump. El nuevo presidente podría, por resolución presidencial, restaurar varias de las medidas de Obama que fueron revertidas por Trump, pero necesita una mayoría en el Senado para avanzar más y eso no se sabrá hasta el 5 de enero cuando se haga la elección de dos senadores clave en el estado de Georgia.

Además, el tema cubano tiene muy baja prioridad en la agenda del nuevo presidente que confronta problemas severos y urgentes como la pandemia, la recesión, el cambio climático y la reversión de las políticas derechistas de Trump. Biden también enfrentará la férrea oposición de los Trumpistas-Republicanos, así como del senador demócrata cubano-americano Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Por último, el gobierno cubano tendría que hacer algunas concesiones a las que se negó bajo Obama, para que las potenciales medidas de Biden sean aceptables políticamente en el Congreso.

Referencias

Gil, Alejandro (2020b), “Economía cubana cae 11% este año, Informe al Sexto Período Ordinario de la Sesiones de la ANPP”, Cubadebate, La Habana, 17 diciembre.

Mesa-Lago, Carmelo (2021), La Unificación Monetaria y Cambiaria en Cuba: Normas, Efectos, Obstáculos y Perspectivas, Madrid, Documento de Trabajo, Instituto Elcano de Estudios Internacionales, enero.

Mesa-Lago, Carmelo y Jan Svejnar, The Cuban Economic Crisis: Its Causes and Possible Policies for a Transition, Miami, Vaclav Havel Program for Human Rights and Diplomacy, Florida International University, octubre.

Oficina Nacional de Estadísticas e Información—ONEI (2020), Anuario Estadístico de 2019, Edición de 2020, La Habana, consultado el 20 de diciembre.

22 diciembre 2020 36 comentarios 2k vistas
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