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religión

Misoginia, homofobia y otros demonios, ¡anteriores al pecado original!

por Maximiliano Trujillo Lemes 11 enero 2022
escrito por Maximiliano Trujillo Lemes

Carlos Marx aseguraba que toda la vida espiritual de la sociedad estaba determinada por la vida material; y por una y otra concebía lo que definió como conciencia social y ser social respectivamente.

Entre los marxistas dogmáticos, tales consideraciones condujeron a afirmar durante décadas que la espiritualidad social era un puro derivado de las condiciones materiales de vida de una sociedad historiadamente determinada. Procurando contrarrestar esas interpretaciones positivistas y dogmáticas, Federico Engels, colega y amigo de Marx, hizo algunas precisiones al respecto:

«(…) el desarrollo político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico, etc., descansa en el desarrollo económico. Pero todos ellos repercuten también los unos sobre los otros y sobre su base económica. No es que la situación económica sea la causa, lo único activo, y todos lo demás efectos puramente pasivos. Hay un juego de acciones y reacciones, sobre la base de la necesidad económica, que se impone siempre, en última instancia». [1]

No hay contradicción entre ambos pensadores a la hora de entender la compleja relación entre espiritualidad y condiciones materiales de existencia dentro de una sociedad determinada, pero el segundo sí intentó poner coto a interpretaciones agónicas. ¡Penosamente no tuvo éxito!, la dogmatización del marxismo caló mucho más entre no pocos de sus acólitos que las interpretaciones dialécticas y renovadoras. Ello se evidencia en el omnipresente marxismo-leninismo de origen estalinista, que hasta hoy se niega a morir no obstante los daños que ha generado.

Desde estas aseveraciones me empeño en afirmar que todo juicio de valor en torno a una tradición de pensamiento, construcción espiritual o texto «sagrado», a los que procure endilgárseles toda responsabilidad, o incluso parte de ella, referida a determinadas conductas o actitudes humanas, requiere siempre ser ponderado.

Muchos aseguran que el machismo, la misoginia, la homofobia y sus derivados —y otras muchas discriminaciones en torno a lo «humano diferente»—, tienen sus causas dentro de la cultura occidental, en la tradición judeo-cristiana y sus textos de fe. Pero en ese aserto, porque en alguna medida es un aserto, hay no pocos errores.

La tradición judeo cristiana, en muchos de sus creadores e intérpretes, comete el pecado de la discriminación por herencia más que por invención; por la influencia que tuvieron las culturas previas donde nacieron y se formaron, vinculadas a los múltiples influjos que en ellos ejercieron sus predecesores.

Misoginia (3)

(Imagen: Cronica.com.mx )

Según algunos exégetas liberales de la Biblia, en dichos textos las tendencias discriminatorias sobre mujeres, homosexuales, extranjeros u otros grupos, estuvieron relacionadas también a las condiciones epocales en las que vivieron judíos y cristianos durante el largo período en que este libro fue escrito, tendencialmente los siglos IX a.n.e y el II d.n.e.

Afirman varios autores, que cuando hubo mermas en las poblaciones judaicas, las condenas a prácticas sexuales que atentasen contra la procreación se hicieron más evidentes que cuando no. Por tanto, la Biblia no es un libro unívoco a la luz de las interpretaciones que de ella se pueden hacer desde las ciencias modernas. ¡La Biblia contiene muchas Biblias!

Súmese a ello que la cultura patriarcal es hija del fin del matriarcado y aparece en el período en que, sobre la base de la primera gran división social del trabajo —separación de la ganadería y la agricultura—, empezaron a desarrollarse con relativa rapidez las fuerzas productivas de la sociedad, el intercambio regular, la propiedad privada y la esclavitud.

A medida que la ganadería y la agricultura progresaban, se fueron convirtiendo gradualmente en propiedad del hombre el ganado y los esclavos obtenidos a cambio de este, y los hijos empezaron a ser asumidos por vía patrilineal. Esto posibilitó al varón, no solo el control sobre los hijos, sino además sobre la madre.

El patriarcado también se vincula a la época en que el ser humano se hizo sedentario, inició la agricultura y, por tanto, se produjeron los excedentes de producción y acumulación de bienes. Esto condujo inevitablemente a la generación de la propiedad privada y a lo que ella conlleva: necesidad de defender el territorio y de mano de obra para trabajar en los campos.

Al respecto asegura el propio Engels:

 «El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las riendas de la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción. Esta baja condición de la mujer, que se manifiesta sobre todo entre los griegos de los tiempos heroicos, y más aún en los tiempos clásicos, ha sido gradualmente retocada, disimulada, en ciertos sitios, hasta revestida de formas más suaves, pero no, ni mucho menos, abolida». [2]

Descubrimientos recientes en arqueología, o las conjeturas de la etnología o la antropología, no han desmentido en lo fundamental esta aseveración, lo que indica que judíos y cristianos heredaron ese cuadro real y simbólico de dominación o exclusión. Similar ocurre con las llamadas minorías sexuales, y ello revela que la culpa es anterior al mito del «pecado original».

Tal situación vuelve a demostrar que ningún culpable tiene toda la responsabilidad, en tanto la culpa hay que explicarla en sus contextos históricos. Parte significativa de la Ilustración francesa tuvo un agónico sesgo anticlerical. Hay quienes aseguran que entre sus cultores materialistas hubo posturas ateas, es decir, procuraron romper con la indiscutible influencia que la catolicidad tenía en los desatinos del llamado ancien regime. Pero jamás cuestionaron el sesgo ideológico de la subordinación femenina al varón, o la justificación espiritual aristotélica de la legitimidad de la esclavitud. Una esclavitud que en las colonias era extemporánea. Por tanto, la negación siempre fue limitada.

Aclárese que esa actitud marcó el ateísmo que luego caracterizó algunos movimientos revolucionarios de los siglos XIX y XX —y sus respectivas cosmovisiones teóricas—, de las que no escapó cierto marxismo. Ello se reflejó en actitudes y posturas, la mayoría sin ninguna lectura o interpretación bíblica, para justificar credos y discursos: ¡continuaron considerando como subalternas a las mujeres y discriminando a lo que hoy se define como minorías sexuales! A estas últimas las enjuiciaban como desviaciones morales generadas por el capitalismo. ¿Fueron víctimas de la tradición? Es posible, pero entonces no se puede ocultar que, en ese orden, fueron muy poco revolucionarios.

Existe en la narrativa cubana de fin de siglo, la presunta anécdota de que los fundadores de El Caimán Barbudo quisieron abrir su primer número en contraportada con un desnudo de Julio A. Mella fotografiado por su controversial compañera Tina Modotti. Según Jesús Díaz, la UJC no lo permitió, quizás sobre el supuesto moral que los héroes son impolutos. Era la segunda mitad de los sesenta y el país vivía la ebullición de transformaciones, pero el conservadurismo moral parecía infranqueable, actitud también poco revolucionaria. 

Han sido los movimientos cívicos promovidos por esos grupos humanos —mujeres, y colectivos LGBTIQ+— y su presión política, sobre todo dentro del capitalismo central, los que han conseguido mover la balanza en favor de sus derechos, y no exactamente las políticas públicas que se generaron en el entorno de los regímenes de «socialismo real» en el siglo XX, todo lo contrario.

De este juicio de valor pueden excluirse tendencialmente las mujeres, que sí, en muchas de esas sociedades socialistas, y hasta su extinción, lograron conquistas significativas, pero no todas las necesarias. Por ejemplo, la violencia contra las mujeres no era infrecuente en países como Rumanía, Albania o algunas Repúblicas Soviéticas de la periferia, por citar ejemplos. 

En Cuba, donde las féminas conquistaron algunos derechos después de 1959, se discutió durante décadas, y se discute hoy en nuevas circunstancias, el problema de la igualdad de derechos de ellas, agravado en el caso de negras, mestizas u otros grupos pretéritos. Tal asunto tocó la literatura, el cine o el teatro en no pocas ocasiones, y muchas veces el debate social obligó a la reflexión académica a poner el dedo sobre la llaga una y otra vez, recuérdense los casos de Retrato de Teresa o Hasta cierto punto, de Pastor Vega y Tomás Gutiérrez Alea respectivamente, en décadas sucesivas.

Aquí, sin interpretaciones bíblicas o justificaciones desde esos textos sagrados, algunos aún rememoran que en ciertas esferas del Partido, sobre todo en los años setenta, si una esposa era infiel, este órgano político obligaba a elegir al esposo entre su militancia y la esposa; lo que nunca ocurría al revés. ¡No hablemos de las minorías sexuales!, el caso UMAP, que no es el único, habla por sí mismo y está lleno de episodios de dolor, de mucho dolor.  ¡Todo ello justificado en la llamada entonces moral socialista!MisoginiaPor tanto, sí hay que procurar abrir el debate para que la justicia gane en el próximo referéndum sobre el Código de las familias en Cuba, pero en las reflexiones que lo acompañen es prudente mirar la multicausalidad de los prejuicios y no detenerse tendencialmente en una o dos. Las posturas o lecturas sesgadas de cristianos, islámicos y judíos sobre sus libros sagrados, no son las únicas responsables de nuestros atavismos morales. En este camino no muchos pueden mirar al lado, la responsabilidad es históricamente extensísima.   

Soy de los que opina que los derechos no deberían plebiscitarse, con que se legislen bastaría. Las mayorías no siempre tienen de su lado la razón y no siempre se suman a los carros de la justicia, llevan no pocas veces consigo, en sus mentalidades, el lastre de los que las han dominado por siglos.

***

[1]Federico Engels: «Carta a W. Burgius, Breslau, Londres, 25 de enero de 1894» en Marx y Engels, Obras escogidas, T. Único, Editorial Progreso, Moscú, 1975, p.731.

[2][2] Federico Engels: El origen de la familia la propiedad privada y el estado, en Marx y Engels, Obras escogidas, T. Único, Editorial Progreso, Moscú, 1975, pp. 513-514.

11 enero 2022 20 comentarios 1,9K vistas
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Virgen de la Caridad

La Virgen de la Caridad del Cobre y la identidad cubana

por Maximiliano Trujillo Lemes 8 septiembre 2021
escrito por Maximiliano Trujillo Lemes

Dicen no pocos estudiosos de la teoría de la cultura que los pueblos se dividen en dos grandes grupos, histórica y antropológicamente hablando: las agrupaciones humanas con culturas antiguas y los grupos humanos de culturas jóvenes.

Los primeros suelen ser detentadores de múltiples tradiciones, mitos y leyendas, y explican, desde esos relatos cuasi fantásticos, de dónde vienen y quiénes han sido y son; presupuestos que defienden con el orgullo de las corazas. Sin embargo, a los pueblos jóvenes les correspondería mutar, cambiar con más celeridad en hábitos, costumbres e identidades porque carecen de una sólida memoria histórico-cultural, son más dados a la permeabilidad, a la aceptación de lo otro, y muchas veces a su inclusión como síntesis en el cuerpo de lo que van siendo.

Los cubanos somos un pueblo joven, a duras penas tenemos 230 años de historia como nacionalidad en formación o ya formada; y mucho menos, no más de 119, como nación constituida, con no pocas volteretas en su devenir. Aunque existen historiadores que aseguran la existencia de la nación desde que se proclamara la primera constitución de la llamada República en Armas, en abril de 1869; es decir, argumentan que éramos nación antes de tener territorio propio, en tanto el nuestro perteneció formalmente a España hasta el 31 de diciembre de 1898.

Ello no significa que Cuba, como pueblo joven, no tenga en su haber múltiples mitos, leyendas o tradiciones. Estos se han venido formando y han contribuido no solo a la construcción de nuestra identidad, diferente a la de los troncos culturales que nos dieron origen, sino que además tributan a la unidad de valores, presupuestos religiosos, éticos, morales o de otra índole, que tipifican nuestra nacionalidad.

Virgen de la Caridad (1)

Entre esos mitos ocupa un lugar significativo el de la llamada Patrona de Cuba: la Virgen María de la Caridad del Cobre, tradición y símbolo de cohesión para muchos cubanos en cualquier lugar donde vivan o estén. No olvidemos que este país, según la UNESCO, es uno de los que tiene más del 20 % de sus nacionales viviendo en otros territorios.

El mito de la Virgen de la Caridad es una de las muchas advocaciones de la Virgen María en todas partes donde el catolicismo fue o es religión dominante, aunque de acuerdo al Dr. Enrique Sosa Rodríguez en su estudio comparado entre La Caridad y La Guadalupe, estas son las advocaciones marianas más significativas de la tradición latinoamericana; aserto que resulta paradójico, porque Cuba es quizás el país con catolicidad más extravía de todo el subcontinente.[1]

Por su parte, la acuciosa investigación de la Dra. Olga Portuondo Zúñiga, publicada en 1996 bajo el título: La Virgen de la Caridad del Cobre: símbolo de cubanía, demuestra encomiásticamente que la Patrona de Cuba es la devoción cristiana más extendida en la isla y, al mismo tiempo, el mejor y más evidente emblema de cubanía. Al respecto señala: «Cada vez que se quiere dar la imagen de lo cubano se expresa con la Virgen del Cobre y los tres Juanes. No por casualidad, ese notable ensayista cubano, José Juan Arrom, dejó dicho que los que iban en la barca representaban al pueblo de Cuba».[2] 

Breve historia del mito

«Ocurrió en los albores de siglo XVII […] En una pequeña canoa, tres obreros en busca de sal […] surcaban las aguas de la oriental y norteña Bahía de Nipe […] cuando vieron flotar, entre la espuma de las suaves olas, un pequeño bulto blanquecino que se les antojó ser un ave; el día comenzaba a clarear y remaron a su encuentro. Sus vestiduras estaban secas a pesar de navegar sobre una débil tablilla, en la cual unas grandes letras decían: YO SOY LA VIRGEN DE LA CARIDAD».[3]

Según documento localizado por el eminente intelectual cubano Leví Marrero —preservado en el Archivo de Indias (España) y registrado como de la Audiencia de Sto. Domingo, Legajo 363— este fue el testimonio de Juan Moreno, el niño negro que, junto con Juan y Rodrigo de Hoyos, encontró la imagen de la Virgen de la Caridad en la Bahía de Nipe:

En el lugar de las minas de Santiago del Prado, en primero día del mes de abril de mil seiscientos ochenta y siete años, el Señor Beneficiado Juan Ortiz Montejo de la Cámara, Cura Rector de la Parroquial de este dicho lugar, Juez comisario, por el señor Licenciado Don Roque de Castro Machado, Juez Oficial Provisor, y Vicario general de la Ciudad de Cuba y su Distrito, por su Señoría muy Venerables Señores Deán y Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de dicha Ciudad, a cuyo cargo está el gobierno temporal y espiritual de este Obispado, sede vacante (signo ilegible) para que conste de la aparición y milagros de la Santísima Virgen María Madre de Dios y Señora Nuestra de la Caridad y Remedios, hizo parecer al Capitán Juan Moreno, del cual fue recibido juramento por Dios y una cruz, que hizo según forma de derecho, prometió decir la verdad de lo que supiere y le fuere preguntado.

Se le preguntó lo siguiente: Fuére preguntado cómo se llama, de dónde es natural, qué edad, estado y oficio tiene. Dijo: que se llama Juan Moreno, negro esclavo, natural de este dicho lugar, y que fue capitán de este dicho lugar, y que es de edad de ochenta y cinco años y casado. Y esto responde.

Preguntado declare lo que sabe en razón de la aparición de Nuestra Señora de la Caridad y Remedios. Dijo que sabe este declarante que siendo de diez años de edad fue por ranchero a la Bahía de Nipe, que es en la banda del norte de esta Isla de Cuba, en compañía de Rodrigo de Hoyos y Juan de Hoyos, que los dos eran hermanos y indios naturales, los cuales iban a coger sal y habiendo ranchado en Cayo Francés que está en medio de dicha Bahía de Nipe para con buen tiempo ir a la salina, estando una mañana la mar en calma salieron de dicho Cayo Francés antes de salir el sol los dichos, Juan y Rodrigo de Hoyos, y este declarante.

Embarcados en una canoa para la dicha salina y apartados de dicho Cayo Francés, vieron una cosa blanca sobre la espuma del agua que no distinguieron lo que podía ser, y acercándose más les pareció pájaro y ramos secos. Dijeron dichos indios, parece una Niña, y en estos discursos, llegados, reconocieron y vieron la imagen de Nuestra Señora la Virgen Santísima, con un Niño Jesús en los brazos, sobre una tablilla pequeña, y en dicha tablilla unas letras grandes las cuales leyó dicho Rodrigo de Hoyos y decían: “YO SOY LA VIRGEN DE LA CARIDAD” y siendo sus vestiduras de ropaje se admiraron que no estaban mojadas.

Y en esto llenos de gozo y alegría, cogiendo solo tres tercios de sal, se vinieron para el Hato de Barajagua donde estaba Miguel Galán, Mayoral de dicho Hato y le dijeron lo que pasaba, de haber hallado a Nuestra Señora de la Caridad. Y el dicho Mayoral muy contento y sin dilación envió luego a Antonio Angola con la noticia de dicha Señora al Capitán Don Francisco Sánchez de Moya, que administraba las minas de dicho lugar, para que dispusiese lo que había de hacer, y mientras llegaba la noticia pusieron en la casa de vivienda de dicho Hato un altar de tablas, y en él a la Virgen Santísima, con luz encendida, y con la referida noticia, el dicho Capitán, Don Francisco Sánchez de Moya, envió orden al dicho Mayoral Miguel Galán que viese una casa en dicho Hato, y que allí pusiese la imagen de Nuestra

Señora de la Caridad y que siempre la tuviese con luz.[4]

Virgen de la Caridad (2)

Santuario Nacional de la Virgen de la Caridad del Cobre.

Quizás por el color tendiente a lo mestizo de la imagen, y porque quienes presuntamente la encontraron eran antropológicamente personas con identidades típicas del criollo de la época; la efigie de la Virgen se fue convirtiendo paulatinamente, de un símbolo religioso del Oriente del archipiélago en el símbolo nacional. El mismo fue sustituyendo, desplazando o compartiéndose con las patronas regionales que los criollos habían asumido de España; casi todas advocaciones marianas marineras que eran, por razones obvias, las más populares entre los asentados en la isla.

Lo cierto es que la Caridad terminó por disponer de un Santuario Nacional, posiblemente la construcción religiosa más devocionada de Cuba y con una historia peculiar.    

El Santuario del Cobre

El santuario a la imagen de la Virgen terminó por erigirse en El Cobre, municipio de la oriental provincia actual de Santiago de Cuba, en el promontorio de Santiago del Prado. Su construcción soportó diversas vicisitudes: alrededor de 1637 se erige el primero, que fue destruido en 1776 a consecuencia de un terremoto. Entonces fue construido otro, de tres altares, que en 1906 se desplomó producto a otro terremoto y a explosiones y excavaciones en las minas.

La inauguración del santuario actual tuvo lugar el 8 de septiembre de 1927. El altar es de plata maciza y tiene otros objetos ornamentales de gran valor. Debajo del Camarín de la Virgen se encuentra la denominada Capilla de los Milagros, un pequeño recinto donde los creyentes depositan disímiles ofrendas: joyas de oro y piedras preciosas, muletas, entre otras. Unas quinientas personas acuden al lugar cada día. Los peregrinos se llevan consigo diminutas piedras de la mina, donde brillan las partículas de cobre.

Es importante destacar que en 1915 los veteranos de las Guerras de Independencia escribieron al papa Benedicto XV con la solicitud de que proclamara a la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba, a lo que el Sumo Pontífice accedió el 10 de mayo de 1916. Dos décadas más tarde, el papa Pío XI autorizó la coronación canónica de la imagen, acto consumado el 20 de diciembre de 1936 por Monseñor Valentín Zubizarreta, entonces obispo de Santiago de Cuba.

Virgen de la Caridad (3)

Papa Benedicto XV

El santuario del Cobre se proclamó como basílica el 22 de diciembre de 1977, por mediación del papa Pablo VI.

Por su parte, la tradición religiosa cubana de origen africano sincretizó a la Virgen con Oshún, «(…) porque esta orisha es la dueña del cobre y tiene fama de caritativa y misericordiosa. La Iglesia católica utilizó la imagen en cintas de raso para proteger a las parturientas en los embarazos. Oshún es también protectora de las parturientas».[5]

Desde fines del siglo XIX el símbolo de la Caridad ha acompañado al pueblo de Cuba en epopeyas políticas, militares y culturales; además de ser un ícono de «protección y fe» para no pocas familias. Disímiles historiadores aseguran que fue estandarte de los mambises en las guerras de liberación contra España, tanto en 1868 como en 1895, a pesar de la cruzada de la Iglesia católica que oficiaba en la Isla contra estas contiendas cubanas. Debe recordarse que dicha Iglesia se proclamó aquí, en medio de las disputas bélicas, como iglesia de la hispanidad.

Fue la Caridad a su vez, uno de los íconos que preservó la base católica de la religiosidad popular de los cubanos ante la embestida del protestantismo, que se estimuló tras la intervención y la ocupación estadounidense, entre 1898 y 1902. También estuvo entre los revolucionarios de los años treinta, y bajó de las montañas en el pecho de muchos combatientes de la guerra insurreccional contra la dictadura de Batista en 1959.

La Virgen de la Caridad ha acompañado, silenciosa o visiblemente, a no pocos cubanos en las últimas décadas, para enfrentar vicisitudes y celebrar victorias. No la pudieron derrotar ni el ateísmo oficial que señoreó la vida de la Isla entre los años setenta y los ochenta del siglo pasado, ni otros dogmas que pretendían alumbrar caminos. Ella sigue ahí, impertérrita, incitando a los habitantes del país, cuando incluso pareciera que se cierran todos los caminos, a no perder la fe en el futuro. ¡Quizás por ello cada 8 de septiembre es también una silenciosa fecha patria!

***

[1] Cuba, considerada por su historia espiritual un país católico, no lo es en la dimensión exacta de este concepto; sobre todo si se analiza comparativamente con sus vecinos geográficos y culturales. Es cierto que ha repetido la dialéctica de la confluencia de cada uno de los elementos constitutivos del fenómeno, pero manifestándose en relación con las especificidades de su evolución histórica en la isla.

[2] Olga Portuondo: La Virgen de la Caridad del Cobre: símbolo de cubanía, Prefacio, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2014, p 6.

[3] Historia de la Virgen de la Caridad del Cobre

[4] Ídem.

[5] Ídem.

8 septiembre 2021 6 comentarios 2,5K vistas
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Una Iglesia en aguas turbulentas

por José Manuel González Rubines 20 diciembre 2020
escrito por José Manuel González Rubines

Motivada por la publicación el pasado 12 de diciembre del Mensaje de Navidad de los Obispos Católicos, La Joven Cuba le ofrece a sus lectores algunos fragmentos de esta entrevista, la última que se le realizara a Monseñor Carlos Manuel de Céspedes. Fue publicada de manera parcial en el número de enero de 2014 de la revista Palabra Nueva, dedicado íntegramente a él por haber fallecido el día 3 del mismo mes.

***

La mañana del lunes 2 de diciembre de 2013, la ciudad estaba como deshabitada. El sonambulismo propio del último mes del año daba al ambiente un aburrido tono gris. La iglesia de San Agustín, en el municipio Playa, contenía en su interior esa atmósfera: poco más de una docena de ancianos, dispersos por los bancos del enorme templo, participaban de la misa que oficiaba otro anciano quien, sentado en silla de ruedas, casi se diluía entre los mármoles del altar.

El motivo de mi visita era precisamente ese sacerdote que repetía con la monótona seguridad de quien lo ha hecho incontables veces, las frases rituales de la ceremonia. Enfermo, con la voz como un silbido, anacrónico bajo los arcos inmensos del templo, resultaba difícil definir al que, dentro de poco tiempo, sería mi entrevistado.

De él se sabía casi todo. Que descendía de dos de las familias más encumbradas del país, con patriotas, presidentes, artistas e intelectuales en su nómina. Que fue Vicerrector del desaparecido Seminario El Buen Pastor, Rector del Seminario San Carlos y San Ambrosio, Director del Secretariado General de la Conferencia Episcopal y Canciller del Arzobispado de La Habana. Que fue honrado con la distinción honorífica de Capellán Papal, con el Premio de la Latinidad y con la Real Orden de Isabel, la Católica. Pero, ¿quién era realmente Monseñor Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal?

Es difícil aventurar una respuesta. A mi juicio, la fórmula que lo convirtió en una personalidad tan interesante estaba cimentada en una mezcla proporcional de inteligencia, astucia, y coherencia que lo hizo capaz de moverse en terrenos minados por la intolerancia de las ideologías –tanto a una que veía en la religión al opio de los pueblos; como a otra para quien el comunismo era el verdugo de la fe–.

Con tal carácter, al igual que el incienso, Monseñor de Céspedes hizo estornudar a más de un «endemoniado». Pues este hombre –que nunca llegó a ser obispo y cuya muerte fue asumida con ártica frialdad por el gobierno y la prensa oficial– en su caminata por la cuerda floja se ganó la ojeriza de algunos a ambos lados del tablero, porque para quienes se colocan en los extremos, el ángulo dificulta una visión adecuada de los que intentan estar en el centro.

Me recibió al terminar la misa en su despacho. Imágenes de los de Céspedes, de los García-Menocal, de Perucho Figueredo, de Cristo, de los Papas, de José Martí, ocupaban repisas, paredes y mesas en un concierto de Patria, religión e intelectualidad pocas veces ejecutado con semejante armonía en esta isla de ritmos extremos y disonantes.

Desde su acostumbrado sillón rosa pálido, como si de una cátedra universitaria se tratará, recreó algunas de las estaciones del Vía Crucis que ha sido la relación de la Iglesia Católica con el Gobierno Revolucionario.

-Llegaste muy temprano –dijo después de tirarse en su sillón y acomodarse–.

-Sí. Estuve en la misa, sentado al final.

-Ah, por eso no te vi. Después del tercer banco no distingo si lo que hay es una vieja o un muchacho.

Terminados los preámbulos, entramos en la materia que motivó mi visita.

-Monseñor, es sabido que a la Iglesia no le agradan las revoluciones. ¿Con respecto al movimiento que se desarrolló en la Sierra Maestra y en las ciudades de Cuba en los años cincuenta, qué postura adoptó?

No hubo una postura única. Había distintas opiniones. La mayoría de los católicos no simpatizaba con la dictadura, pero, al menos los más conocidos, tanto sacerdotes como laicos, preferían una solución por la vía política.

Cosme de la Torriente, un señor que fue muy conocido porque se vinculó con gente importante desde el principio de la República, creó un grupo al que se le dio el nombre de Comité Cívico conformado por asociaciones civiles, para establecer un diálogo con Batista y pedirle que renunciara, establecer un Gobierno Provisional y convocar a la reorganización de los partidos. Por supuesto, Batista no aceptó. Al fracasar ese Diálogo Cívico –así fue como se le llamó al proceso– muchas personas comenzaron a inclinarse a favor de la guerrilla, pero solo al ver que no quedaba otra opción.

Por otra parte, había algo que también tenía adeptos y detractores. Hoy se llamaría «actos de terrorismo», pero en aquel tiempo se denominó «sabotajes»: poner una bomba en una tienda, un cine, o en cualquier sitio para evitar que la gente fuera a los lugares públicos y crear terror, malestar. Después del fracaso del Diálogo Cívico, dentro de la Iglesia algunos comenzaron a estar de acuerdo con la guerrilla, pero no con los sabotajes, porque ahí podía morir cualquiera.

-En la guerrilla hubo sacerdotes.

Sí, varios sacerdotes. Todo el mundo conoce al Padre Guillermo Sardiñas, que fue Comandante, pero en un momento llegaron a cinco: el padre Jorge Chabebe, quien fue párroco de la Catedral de Santiago; el padre Rivas, un jesuita; el padre Chellada, de Holguín, y otro al que no recuerdo.

Los sacerdotes, por lo que me contó Sardiñas, no combatían. Él fue a la Sierra porque supo que Fidel quería un sacerdote allá, porque había mucha gente católica que lo necesitaba para confesarse, comulgar. Se lo dijeron y él aceptó, pero debía pedirle permiso al Arzobispo de La Habana, el Cardenal Manuel Arteaga. Este se lo dio, como superior suyo, pero la Sierra está en Oriente y el Obispo de esa zona era Monseñor Enrique Pérez Serantes. Por lo tanto, debía pedir permiso a él también para poder ejercer el ministerio en su Diócesis. Igualmente lo obtuvo.

Por lo tanto, Sardiñas estuvo en la Sierra con permiso de los dos obispos. Allí oficiaba misa cuando podía y, sobre todo, bautizaba mucho, porque aquellos campesinos se querían bautizar y que Fidel fuera el padrino y Celia, la madrina. Y así fue, la mayoría están bautizados con esos padrinos. En la guerrilla había de todo.

-¿Y en las ciudades? ¿Aquí, en La Habana?

Aquí se hacían los sabotajes, las manifestaciones contra el gobierno, a cargo del Directorio Estudiantil Universitario, donde también había de todo –gente católica y gente que no lo era–. El Presidente de la FEU en ese momento era el gordo José Antonio Echeverría, Manzanita le decían, que era católico practicante. Un muchacho bueno, muy vinculado a los franciscanos y a los dominicos.

El día del asalto a Radio Reloj, que fue lo que le tocó a él, sabía que podía morir en la corrida y se confesó, comulgó y le dijo al sacerdote, que era un franciscano, si mal no recuerdo el Padre Serafín Ajuria: «Padre, hoy tengo un asunto grave. Si me pasara algo, dígale a mi madre que vine a misa y que comulgué, porque sé que se va a alegrar». O sea, él era un muchacho católico y no lo negó nunca. Inclusive, al principio de la Revolución, Fidel lo dijo más de una vez, que Echeverría era católico, que cómo se iba a negar que los católicos estaban presentes.

Otros no eran tan de la Iglesia. Hay un muchacho, José Garcerán se llamaba, no muy conocido. Era de mi edad, compañero mío de colegio y de Universidad. Murió en un acto de sabotaje de un cañaveral por allá por Ceiba Mocha.

O sea, estamos hablando de gente que murió combatiendo por la Revolución. Hubo un grupo de cinco muchachos de la Agrupación Católica Universitaria que iban a unirse a las tropas que había por Pinar del Rio, en los últimos días de diciembre, y los mataron por la zona de Mariel, Bahía Honda, por ahí.

-¿Pero declaración de la Iglesia no hubo?

No, declaración oficial no hubo. Después de que triunfó la Revolución algunos obispos hicieron declaraciones: que no solo era sacar a Batista, que había muchas cosas que cambiar. Quien más habló fue Monseñor Pérez Serantes, ¡Ese sí habló muy claro! Otros simplemente saludaron.

-En el libro «Fidel y la religión», Fidel afirma que «el Cardenal Manuel Arteaga tenía excelentes relaciones con Batista». ¿Qué tan cierto es esto?

Las relaciones eran normales. El Cardenal era un hombre muy demócrata y no le gustaban las dictaduras.

Manuel Arteaga fue el primer Cardenal cubano. En la foto, al centro con sombrero. (Foto: Ernesto Fernández)

Te cuento una anécdota. Cuando fueron a inaugurar la estatua del Cristo, en diciembre de 1958, el Cardenal no tenía intenciones de ir. Dijo que mandaría a Monseñor Alfredo Llaguno, capellán de Palacio, en su nombre, pero él no iría. Claro que esto disgustó a Batista, quien se encontraba en una situación sumamente compleja, basta mirar la fecha.

Pero resulta que llega un sacerdote a la residencia del Cardenal, en el edificio donde hoy está el Centro Cultural Félix Valera, aterrado porque a su hermano lo habían encarcelado y estaba en la Quinta Estación de Policía, en las manos de Esteban Ventura. Decir eso en aquel tiempo era casi lo mismo que decir muerto. Entonces fue a pedir ayuda al Arzobispo. Delante de él, el Cardenal cogió el teléfono y llamó a Palacio. Consiguió hablar con Martha Fernández, la Primera Dama:

-Necesito hablar con su esposo.

-Espere a ver si puede atenderlo.

Demoró un momento y volvió: -Oiga, él ahora no puede venir al teléfono porque está muy ocupado, pero dice que es una lástima que usted no quiera ir a la inauguración del Cristo, pues allí podrían hablar.

Entonces le respondió –Dígale a su esposo que voy a ir a inaugurar el monumento.

Cuando colgó el teléfono, su secretario, Monseñor Raúl del Valle, le preguntó si realmente pensaba ir y él le contestó que la vida de un hombre vale más que todo, por eso iría. En la ceremonia se acercó a Batista y cuando este lo vio, antes de que empezara a hablar, le dijo: «No se preocupe, Eminencia, yo sé lo que usted quería y el hombre ya está en la calle».

Esa era la relación. Algo muy formal, porque el Cardenal era un hombre educado y caballeroso. Además, como figura pública importante tenía que cumplir ciertos compromisos, pero eso no implicaba una buena relación. Con Martha, la Primera Dama, eran mejores, o regulares, porque ella era una buena mujer.  

***

¿Cuál fue el detonante de los problemas entre la Iglesia y el nuevo gobierno? ¿Quién tiró la primera piedra?

¡Ah, eso yo no lo sé! No lo sé porque empezó a haber católicos a favor y en contra desde el primer día. La Iglesia no manda en eso, la Iglesia no da órdenes en materia política. Había gente que no estuvo de acuerdo con la Revolución desde el día primero de enero. No le tenían simpatía, a lo mejor tampoco la tenían hacia Batista, pero no querían la Revolución, no querían a Fidel Castro.

-¿Cómo fueron esos primeros tiempos?

El año 1960, hasta mediados, no había pasado nada demasiado grave. El 28 de enero de 1960, aniversario del nacimiento de Martí, Fidel organizó un evento, que no se ha hecho después, como una manera de demostrar el carácter martiano de la Revolución. Le llamó Cena Martiana y fue en la Plaza de la Revolución.

Había mucha gente invitada de todos los barrios, en mesitas puestas por toda la Plaza y la comida estaba presidida por Fidel Castro, pero a la derecha quien estaba era el Arzobispo de La Habana, Monseñor Evelio Díaz. Me acuerdo que salió, yo estaba en Roma entonces, una foto en la que se veía a Fidel y a Evelio Díaz, los dos hablando con una cara muy contenta y al pie del retrato decía: «Vale más que una pastoral». Así que imagínate.

Unos días antes de eso hubo un incidente muy desagradable que no comprometió a la Iglesia en Cuba como tal, pero llevó a que decididamente Evelio tuviera que ir, porque a él no le gustaban mucho esas cosas, no porque fuera con la Revolución ni nada sino porque no le gustaba aparecer en ese tipo de actividades.

En un programa de la televisión que se llamaba Ante la Prensa, donde un grupo de periodistas entrevistaban a alguna personalidad, Fidel había hablado muy fuerte en contra de Franco. Entonces Cuba era muy antifranquista y los universitarios sobre todo. En la época mía de Universidad en los aniversarios de la instauración del gobierno de Franco se quemaban muñecos de él en la escalinata y todas esas cosas.

Pero como te decía, mientras estaba hablando se apareció allí el embajador de España, Juan Pablo de Lojendio, Márquez de Vellizca, un español muy recalcitrante, y llegó a parar a Fidel porque había hablado mal del Caudillo. Todo eso salió por radio y por televisión. Fidel lo mandó a salir de allí y le dijo que se fuera de Cuba inmediatamente, lo declaró persona no grata ¡Como iba a insultar al Primer Ministro en público por la televisión!

-¿Qué relación guarda ese hecho con la Iglesia?

Pues que casi todas las congragaciones religiosas tenían superiores provinciales españoles, y casi todos eran franquistas, menos los franciscanos, que eran vascos y republicanos; pero todos los demás eran franquistas: jesuitas, dominicos. Entonces, al día siguiente, antes de que el embajador se fuera para España, le hicieron una reunión de desagravio por el insulto que le había hecho Fidel a él y a Franco.

Esto molestó a Fidel enormemente. «¿Quién ha visto? Los religiosos cuando están en un país no tienen que estar en eso. Están en Cuba, ya no están en España, pueden ser franquistas en España, pero aquí no tienen que hacer eso y el Primer Ministro soy yo y me han faltado al respeto». Se molestó mucho con eso, cosa que se supo porque lo dijo, se publicó y todo.

Como se estaba organizando esa cena y habían invitado a Evelio y él estaba dudando si ir porque no era hombre de gustarle la rumbantela, decidió aceptar la invitación, porque si los españoles le salieron con eso, él tenía que decirle que era cosa de ellos y de su franquismo, no de él ni la Iglesia cubana. Eso fue así. Ese fue el primer roce que hubo, pero no directamente con la Iglesia cubana y enseguida se pasó con la presencia de Evelio en la Plaza.

Ya en el año 59, a fines del 59, sucedió el Congreso Mariano en la Plaza, que trajeron a la Virgen del Cobre, a la Caridad del Santuario. Fueron todos los obispos y fue Fidel Castro, la madre, las hermanas y todos ellos a la misa. O sea, que en ese primer año no pasó nada.

Para el verano de 1960, a mucha gente la habían sacado de sus cargos en el Consejo de Ministros, gente católica. El Presidente Manuel Urrutia había renunciado. Su señora, Esperanza, era muy católica. En fin, había dificultades con la gente que estaba rompiendo con el gobierno y dejaban los puestos o se los quitaban.

Por estos motivos, los obispos hicieron una Carta Pastoral en el año 60, que no era una condena así tal cual, pero sí era como una advertencia de que había muchas cosas que no les gustaban. Esto le molestó mucho al gobierno. Desde ahí la palabra «pastoral» se volvió casi una mala palabra en Cuba. Fíjate que cuando los obispos volvieron a sacar otra Carta Pastoral sobre el tema social, en el año 69, le pusieron Comunicado, porque de lo contrario nada más que de leer el título les iba a dar sarampión.

A partir de ahí, fines del 60, había mucho roce. Todavía no se había decidido el estatus de la educación en Cuba. ¿Cómo iba a ser? ¿Se respetarían las escuelas privadas o no? Hasta donde sé, esto no se ha publicado nunca y yo lo conocí por Armando Hart que era Ministro de Educación en aquel momento, el proyecto inicialmente se pensó de manera tal que toda la educación fuera estatal, bajo la subvención del Estado, pero que los religiosos que tuvieran colegios se quedaran con ellos, prácticamente como empleados del Estado. O sea, el Estado asumiría los gastos de esa educación para que todo el mundo pudiera estudiar y entonces ahí podrían enseñar religión.

Eso no lo aceptaron las congregaciones religiosas. No lo aceptaron porque si el Estado asumía la dirección de la educación, los planes, los libros de texto, ellos se iban a ver muy limitados de criticar si había cosas que no les gustaban.

De manera tal que cuando llegó Playa Girón, ¡ahí si las cosas se presentaron! Se presentaron porque Playa Girón no fue un movimiento católico como tal, pero había mucha gente católica que lo dirigía. Lo dirigía los Estados Unidos, eso ya lo sabemos, eso está más que dicho y es verdad; pero quien aparecía como cubano era Manuel Artime, que fue el presidente de la Acción Católica Universitaria hasta el triunfo de la Revolución. Estaba Artime al frente de eso, venían cuatro o cinco capellanes para los brigadistas…

-¿Entonces Playa Girón puede ser el gran detonante?

Sí, creo que el gran detonante fue Playa Girón. Aquello fue realmente un triunfo que le dio la vuelta al mundo. Yo estaba en Roma y me acuerdo de la noticia. Nadie lo podía creer: que un paisito como este hubiera sido capaz de vencer un ataque que todo el mundo sabía de sobra que era Estados Unidos quien estaba detrás. Un compromiso que venía desde Eisenhower, Kennedy se lo encontró hecho.

-Kennedy también era católico, el primer Presidente norteamericano en serlo.

Exacto, también era católico. Pues ya el asunto estaba planificado. El Partido Republicano y el Demócrata –eso lo he sabido después porque he conocido a alguna gente de la familia Kennedy–se comprometieron a que saliera quien saliera de Presidente, debía asumir el compromiso de la invasión.

El que salió fue Kennedy y lo asumió sin gustarle, pero bueno, él era el Presidente y aquello era un compromiso de su Partido. Vino la invasión, fue derrotada, había muchos católicos y se presentaba como una gran cruzada contra el comunismo, como había sido la Guerra Civil española, que tampoco fue tal, pero así la presentaban.

Eso fue el detonante porque terminando todo, inmediatamente Fidel nacionalizó los colegios, en mayo del 61. Nacionalizó toda la enseñanza y los edificios de los colegios empezaron a formar parte del Estado, menos los que tenían capilla. Se suponía que los que tenían capilla o iglesia abierta al público, directamente a la calle sin pasar por el colegio, seguirían siendo capilla. Algunas se respetaron y otras no.

***

-Se habla de los sucesos de la procesión del 8 de septiembre de 1961 y de la salida de los sacerdotes en el Vapor Covadonga, el 17 de ese mismo mes y año. ¿Qué pasó en aquel septiembre «fatal»?

Así mismo, podríamos catalogarlo así. Entonces yo no estaba en Cuba, te hablo por lo que me dijeron cuando llegaron Monseñor Eduardo Boza Masvidal y compañía a Europa.

Monseñor Eduardo Boza Masvidal, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de La Habana, fue expulsado de Cuba en septiembre de 1961 y se convirtió en una figura de la oposición a la Revolución en el exterior.

Todo sucedió en la Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad, que está en la esquina de las calles Salud y Manrique. La procesión no llegó a salir. Se organizó a pesar de que el clima estaba muy malo y de que el gobierno no había dado permiso, porque la cosa estaba tensa por la nacionalización de los colegios, que había sido en mayo. Había un tumulto muy grande y, por supuesto, esas cosas siempre se manipulan por los dos lados, en contra y a favor.

Entonces en medio de aquello se sintió un tiro –que no se supo de dónde salió, pero a Monseñor Boza le parecía por lo que le dijeron algunas de las personas que estaban en la calle, que había salido de un edificio del frente, no del templo–. Acusaron al Padre Agnelio Blanco –quien murió hace muy poquito en Venezuela–, de haber disparado desde la iglesia a un muchacho que era miliciano o soldado y que murió.

Pero resulta que Agnelio no estaba allí, estaba en Isla de Pinos. Después él decía: «Nunca nadie ha tenido tanta puntería en Cuba. Yo estaba en Isla de Pinos y maté a un muchacho en la calle Salud».

-¿Él no estaba allí?

No, no estaba, pero claro, como estaba siempre y era quien tocaba las campanas… Él había ido a su casa a celebrar la Caridad en Isla de Pinos, entonces ahí con la acusación se equivocaron.

-¿Quiénes se equivocaron, Monseñor?

No lo sé (Sonríe). Eso se quedó así, no se habló más de aquello, pero fue un patuleque tremendo. Fue de golpe, una cosa muy mala que determinó la expulsión posterior, la detención de Monseñor Boza, en fin.

Finalmente fue uno de los expulsados, Monseñor Boza, junto con muchos sacerdotes; con un criterio que no está claro. O sea, uno pensaría que eran los sacerdotes más destacados pastoralmente porque pudieran tener más influencia en la gente. Algunos eran sacerdotes jóvenes o medios tiempo pero con una vida muy activa, pero otros no. Recuerdo al Padre Rivas, jesuita, que era un hombre muy mayor y tenía ambas piernas cortadas por problemas de diabetes. Lo bajaron de su cuarto de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, la de Reina, y se lo llevaron en el barco. Ese hombre ni a favor ni en contra de la Revolución, lo único que hacía era decir misa privada en su cuarto y nada más que eso.

-¿No le pareció una situación rara?

Sí. La situación estaba en conflicto y creo que aquello lo impulsaron, lo animaron, lo estimularon, los elementos más antirreligiosos dentro del equipo revolucionario, para dar una especie de golpe de gracia contra la Iglesia y que no levantará más la cabeza. De hecho, sí fue un golpe muy grande. Entre los que se habían ido en junio después del cierre de los colegios, que se fueron casi todas las congregaciones que tenían colegios, y el cierre de los asilos, imagínate. O sea, no cerraban los asilos, los tomaba el Estado y se fueron echando a perder. El único que quedó fue Santovenia en ese momento que no los expulsaron.

De hecho, en honor a la verdad, a las monjas de los asilos no las expulsaron, casi siempre se fueron porque sus superioras de España tenían miedo. Aquí se manejó mucho, desde la Embajada de España, pero me imagino que eso no venía directamente de Madrid sino de Washington, la hipótesis de que esto iba a ser igual que la Guerra Civil y que, en su momento, iba a haber ese desbordamiento de gente sobre los conventos, con matazón de sacerdotes y de monjas, como sucedió en España.

-¿Por eso se fueron?

Por eso. Por lo menos a la gente de los asilos el gobierno le suplicaba que se quedaran. El de Santiago, por ejemplo, estaba frente al Arzobispado, y me contaba Monseñor Pérez Serantes que él se opuso mucho a que se fueran. Él hizo lo imposible. Decían:

-¡Es que nuestra superiora nos manda a irnos!

-¿Y qué van a hacer esos viejitos?

-Nosotros nos vamos a ir. Aquí dejamos todas las llaves y las cosas. Usted se las da al gobierno que nosotras nos vamos.

Las llevaban para La Habana y aquí se montaban en el primer barco que salía. Pero el gobierno no quería que se fueran porque los asilos estaban bien atendidos y, además, que se hace con aquella caterva de viejos que había. En Cuba casi todos los asilos eran religiosos, no civiles.

Santovenia no se cerró y sigue andando porque era el lugar de estancia de las monjas del interior, que venían y se quedaban ahí hasta que conseguían el pasaje en el barco. Cuando ya no quedara ninguna de las que se iban a ir del interior, entonces se iban las de Santovenia también.

La Santa Sede se opuso mucho a que la gente se fuera, los sacerdotes diocesanos o religiosos y las monjas, pero seguían yéndose, y los laicos, por supuesto, a montones. Mandaron a Monseñor Odi, que era Nuncio en Egipto, para evaluar exactamente cuál era la situación, porque Monseñor Cesare Zacchi, el Encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica en Cuba, les dijo que el éxodo de religiosos era un tremendo disparate y pidió la intervención de la Santa Sede con esas superioras españolas.

Entonces mandaron a este hombre y Zacchi lo fue a esperar al aeropuerto y cuando lo montaron en la máquina, le preguntó:

–¿Y usted qué quiere exactamente?

-La primera cosa es impedir que se vayan más monjas de los asilos y después, no sé, reunirme con el gobierno. Es escandaloso que se vayan, esto no puede seguir. El Papa está muy disgustado con eso.

–Pues mire, si quiere impedir que se vayan más monjas, las últimas que quedan están en Santovenia y se van mañana.

Entonces fueron directo para allá, antes de ir a la Nunciatura. Hablaron con la Superiora y ella les dijo:

–Padre, yo no me quiero ir. Si usted se responsabiliza con que va a conseguir que mi Superiora cambie esa decisión, yo no me voy, ni ninguna de mis monjas. Nosotros no nos queremos ir, no queremos dejar a estos viejitos.

Bueno, se quedaron, pero la Superiora no se los perdonó nunca. Mientras esa monja fue Superiora en España, que es de donde eran ellas, las consideró rebeldes y desobedientes; hasta que llegó otra, porque ni les escribía. Ellas les escribían cartas y no les contestaba. ¡Como si fueran cismáticas, las pobres, porque se quedaron contra aquella orden, pero ellas obedecieron a la Santa Sede que está por encima de todo lo demás! Y así fue.

Era un acontecimiento detrás de otro. Yo no estaba aquí. Me enteraba por la gente que me escribía y los de la Embajada en Roma, que eran amigos nuestros y nos mandaban la prensa o nos visitaban. No estuve hasta el 63. Esos golpes tremendos no los viví en Cuba. Después del 63 fue difícil, una etapa muy difícil.

-¿Cómo influyó Monseñor Cesare Zacchi en suavizar la relación de la Iglesia con el gobierno? A veces se habla de una amistad entre él y Fidel.

No, la palabra amistad es muy fuerte. Es decir, normalmente se decía que sí. La palabra que se usaba era esa. Yo no diría que había una amistad. Para mí el concepto de amistad es muy serio. Pero era una relación buena, sin duda. Digamos que tenían química. Se entendían bien.

A él muchas cosas que pasaban en Cuba no le gustaban, por supuesto, pero por otro lado las justificaba. Decía que este era un país que necesitaba la Revolución, que era una lástima que hubiera tomado el camino del marxismo, pero quedándose, dialogando, se podía lograr otra evolución, como se está logrando ahora después de tantos años, pero bueno, él pensaba que esto se podía haber conseguido en los años 60 si se hubiera adoptado otra actitud.

En aquella época el gran problema para la Revolución cubana –¡hay que decir las cosas como son!– era que en definitiva a la Revolución quien la sostenía política y económicamente era la Unión Soviética y la Unión Soviética, no la Rusia de ahora, la Unión Soviética de entonces, la de inmediatamente después de Stalin, con el estalinismo a flor de piel, tenía una manera muy antirreligiosa de entender el marxismo.

Por otra parte, los Estados Unidos eran enemigos y hubieran dado cualquier cosa por haber tumbado el gobierno de Fidel Castro. El único país poderoso que apoyaba era la URSS. Cuba en ese sentido, toda la situación de la Revolución, inclusive el problema de la Iglesia con la Revolución, fue una víctima de las malas relaciones entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Cuba fue el campo de batalla.

-Estábamos en el medio y no se podía andar con medias tintas.

No, no, porque los Estados Unidos no hubieran transado con Cuba nunca, había que quitar a Fidel y punto, y poner un régimen capitalista como antes del 59; y la Unión Soviética tenía que obligar a vivir un marxismo, no un marxismo distinto como lo hubieran vivido Fidel, Raúl y el Che y todos los demás…

-Adaptado más a las condiciones de aquí.

Claro. Digamos que un marxismo menos antirreligioso, porque no tenía por qué serlo. Me acuerdo, hablando después, por los años 70 y pico, con un ruso de la embajada que llegó a ser amigo mío. Un muchacho joven muy simpático, muy buena gente. Él me preguntaba cosas de esa época, como había sido, y yo le decía esto mismo, con todas sus letras, hablando de la influencia política tan negativa. Ayudaron mucho económicamente, es verdad; apoyaron políticamente, es verdad también. La Revolución sobrevivió gracias al apoyo dentro de Cuba, pero también gracias a ese apoyo internacional de la Unión Soviética, eso es cierto.

Pero impusieron unas líneas ideologías tremendas, una burocracia tremenda. Y él me decía: «Carlos Manuel, tú eres aficionado a la historia. Toda la vida, en la historia, el que paga pone la música. Y aquí los que pagamos somos nosotros. La música de esta Revolución, el ritmo con el que hay que bailar, lo ponemos nosotros. Sé que es muy descarnado decirte eso a ti, pero es así». Y ha sido así siempre.

Los países que están con Estados Unidos, este es el que pone la música y aquí nos tocó la Unión Soviética. No es la que nosotros queríamos oír, pero fue la que nos pusieron. Después eso se desmoronó y en el hecho de que las cosas empezaran a cambiar en Cuba con respecto a la Iglesia, por supuesto, entró el factor de que la Iglesia en Cuba cambió, la personalidad del Cardenal Jaime Ortega y todas esas cosas que ya sabemos, de Raúl y todo eso que sabemos; pero también que no existía la Unión Soviética. Rusia se convirtió en un país laico en el año 1991, con una excelente relación con el Patriarcado Ortodoxo de Moscú.

-Posiblemente después de 1991 fue cuando empezamos a poner la música nosotros mismos.

Exacto, la poníamos nosotros. Como tú dices, por primera vez en la historia de Cuba, en toda la historia de Cuba desde que llegaron los españoles y se fueron los indios, o se murieron o lo que fuera. Porque en tiempos de la colonia éramos colonia española, la música venia de Madrid. Después, en la República, la intervención americana, que más que intervención fue ocupación realmente, y la Enmienda Platt y todo, la música en Cuba la pusieron siempre los Estados Unidos, eso es verdadero.

La Revolución rompió con aquello, pero entonces la música la ponía la Unión Soviética y ahí sí que la Iglesia estaba, dicho muy groseramente, muy «fastidiá», por no decir muy jodía, porque la Unión Soviética tenía una actitud muy fuerte contra los religiosos. Desapareció el sovietismo, no solo en Rusia sino en Polonia, Checoslovaquia, Alemania, como ya sabemos, pues entonces aquí ya mantienen el Socialismo.

Nosotros no teníamos nada contra el Socialismo. Si tú me preguntas a mí, prefiero el Socialismo como sistema de gobierno. Un Socialismo democrático es un sistema muy aceptable. Dile a un sueco o un noruego que ellos no son socialistas. Es un Socialismo de otro tipo, pero es un Socialismo, con propiedad privada, con democracia en las elecciones, todo con una gran preocupación social. Eso es una cosa y aquel marxismo estalinista era otra.

Esa es la causa de todo, lo demás son anécdotas, pasó esto, pasó aquello, pasó lo otro, pasó lo demás. En el fondo lo que había era la presión soviética que quería, por supuesto, que la Revolución saliera adelante y le parecía, dentro de sus esquemas, que no podía hacerlo si la Iglesia era más o menos fuerte, presente.

Al mismo tiempo, la Iglesia se dejaba manejar, sin darse cuenta quizá, por el criterio de Estados Unidos, porque en definitiva hubo mucha gente que apoyó Girón, católicos que se ponían endiablados si tú les decías que era cosa de la CIA y de Estados Unidos. Si es evidente y después lo han dicho y además, ahora se han publicado los archivos y todo. ¡Qué cosa de los cubanos exiliados! ¿Cómo los cubanos exiliados van a tener los barcos, los aviones, van a entrenarse en Centroamérica y todo? Es Estados Unidos y punto. Había mucha ingenuidad con esas cosas.

En cuanto a tu pregunta sobre la influencia de Zacchi. Tuvo esa buena relación con Fidel y por eso quizás pudo parar algunos golpes. Pero influencia sobre Fidel creo que nadie ha tenido mucha.

-Es muy autónomo.

Sí, muy autónomo. Me parece que la persona, esto si es una opinión particular nada más, la persona humana, individual, que haya tenido en su momento una influencia, capaz de discutir con Fidel puntos de vista muy clarito, me parece que la única ha sido Celia Sánchez. Ella podía fajarse con Fidel, de palabras, por supuesto, y decirle las cosas con muchísima claridad y él no ponerse bravo con ella. Confiaba en su lealtad enormemente.

La muerte de ella la lamentamos todos. Yo la quería mucho porque era amiga de mi familia. Su padre era amigo de mi abuelo allá en esa zona de Manzanillo, Niquero. Era muy atenta, atentísima; más que atenta, cariñosa, como lo fue Vilma también.

-¿Era católica?

Fue católica de jovencita, muy católica. Era una de las manos derecha del sacerdote que estaba en El Cobre. Lo llevaba a distintos lugares de la Sierra. Más tarde, se apartó de la práctica, era muy curioso porque no iba a la Iglesia, quizás por todos esos conflictos o lo que fuera, pero en cuanto un pariente se ponía grave, unas tías que tenía que vivían aquí a la entrada de Miramar, las Manduley, en cuanto alguien se ponía grave mandaba a buscar al cura para que no se muriera sin sacramento ningún pariente suyo.

-¿Y ella, falleció sin sacramento?

Ella falleció sin sacramento, por lo menos que se sepa, a mí no me llamaron. Una de las hermanas de ella sí, me llamó y yo le di los sacramentos. Esa también murió de cáncer, los otros hermanos murieron de cáncer, parece que es una cosa genética supongo.

Celia fue extraordinaria. Para contarte una anécdota, cuando empezó la Libreta de Abastecimiento y todas estas cosas, Fidel iba a almorzar a su casa, en la calle 11, entre 10 y 12, en el Vedado, en un apartamento grande. Entonces llega un día y se encuentra con que, en su puesto, hay como seis o siete cartuchitos cerraditos por todas partes. Le pregunta:

-¿Qué es eso?

-En uno hay arroz, en otro hay frijoles, y así. Esos cartuchitos son lo que tú pretendes que se coman cada uno de los cubanos durante un mes. Mira a ver si tú puedes vivir un mes con eso que hay ahí, que es menos de lo que tú comes en un día aquí. Esa era Celia.

***

¿Cómo influyó en la vida de la Iglesia la visita del Papa Juan Pablo II en 1998?

¡Ah, mucho! Si el ENEC sacó a la Iglesia de la actitud defensiva a la actitud evangelizadora, simplificando mucho las cosas, la visita de Juan Pablo II, con esos actos públicos en plazas y en todas partes, porque fue una visita larga, muy preparada, con actos de mucha gente, en La Habana sobre todo, sacó la Iglesia a la calle por primera vez desde el año 59. El último acto masivo, católico, en las calles de La Habana fue el Congreso Católico del año 59 y desde entonces no había habido otra cosa así. Tanto tiempo y con el Papa, por primera vez en Cuba un Papa, con ese carisma de comunicación que tenía Juan Pablo II, impresionante.

La visita del Papa Juan Pablo II en 1998 fue la primera de un Sumo Pontífice a la Isla.

Uno puede discrepar de algunas cosas, pero tenía una capacidad de comunicación, una simpatía desbordante y fue una visita muy bien preparada, con mucha resonancia mundial y nacional, con mucho efecto en el público católico y en el no católico en cuanto a que vieron a la Iglesia en la calle, una Iglesia que a pesar de todos los pesares estaba viva y sabía organizar esas cosas.

***

-El nuevo milenio que se ha mostrado más calmo en las relaciones. A su juicio, cuáles son los cinco acontecimientos más importantes en la vida de la Iglesia cubana en estos años.

El recorrido de la Virgen de la Caridad cae ahí y la visita de Benedicto XVI también. La beatificación de Olallo, el primer cubano que beatifican en Cuba, porque está también el muchacho de Jatibonico, que probablemente tú no lo conozcas, José López Piteira, beato igual que Olallo.

(…)

La mediación del Cardenal Jaime Ortega para la liberación de los presos políticos, algo totalmente nuevo y con muy buenos resultados. Y el quinto puede ser, no es un hecho en sí, la situación de mejor comunicación entre la Iglesia y el Gobierno que se ha dado en los últimos años de manera sostenida, en la que se destacan de manera especial el Cardenal Ortega y Raúl Castro, pero que no son solo ellos dos evidentemente. Jaime cuando habla lo hace en nombre de los obispos y Raúl en nombre del gobierno.

***

-Hay algo en el horizonte de la Iglesia Cubana que motiva no solo a los católicos sino también a quienes no lo son, y es la posibilidad de que el Padre Félix Varela llegue a los altares. ¿Qué cree usted que significaría para la Iglesia cubana? ¿Hay alguna posibilidad de que ocurra en un tiempo cercano?

Sin duda sería muy importante no solo para la Iglesia cubana, sino también para Cuba en general. Cuando Juan Pablo II vino, quería canonizarlo aquí, aunque no hubiera milagro todavía.

-¿Eso se puede hacer?

El Papa está por encima de esas leyes. Pero se le recomendó que no lo hiciera porque entonces le iban a empezar a llover peticiones de todas las órdenes religiosas para que canonizara a su fundador que nadie conoce y al final se decidió no hacerlo. Para que el proceso se dé hace falta demostrar la santidad de la vida, que ya está demostrada; la de la obra, que también está demostrada y, finalmente, un milagro.

(…)

Para mí en lo personal significaría mucho que el Padre Varela llegara a los altares porque él fue quien me inspiró a convertirme en sacerdote. Cuando joven me pregunté: «¿Cuál es la mejor forma de servir a Cuba?». Varela me dio la respuesta. Y aquí estoy.

20 diciembre 2020 18 comentarios 2,7K vistas
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Represión, repudio y 526 cuentas falsas

por Consejo Editorial 11 octubre 2020
escrito por Consejo Editorial

¡Muy buenas! Hoy dedicaremos nuestro resumen a hablar sobre detenciones en las últimas horas a varios activistas opositores del Movimiento San Isidro. También nos referiremos a la suspensión permanente que hizo Twitter a más de 500 cuentas presuntamente falsas localizadas en Cuba y que estarían vinculadas a diversas organizaciones juveniles y gubernamentales. Somos La Joven Cuba y este es nuestro resumen semanal de la agenda pública nacional.

***

El Movimiento San Isidro vuelve a estar en el centro de la opinión pública. Varios de sus activistas denunciaron en redes sociales el acoso al que supuestamente han sido sometidos desde hace algunas jornadas, llegando a ser detenidos Luis Manuel Otero Alcántara y Anamely Ramos, dos de sus miembros más conocidos.

La escalada de represión contra el movimiento habría comenzado el jueves 8 de octubre, cuando la Policía Nacional Revolucionaria habría reprimido una acción pacífica organizada por el grupo opositor.

 

En los siguientes dos días, sus integrantes han denunciado supuestas detenciones arbitrarias, acoso y “visitas” frecuentes a su sede en La Habana Vieja. Especial repercusión ha tenido el viral video donde aparentemente se llevan detenida forzosamente a la curadora Anamely Ramos, cuando intentaba llegar a la casa del artista Luis Manuel Otero. El twittero cubano Magdiel Jorge Castro compartió el impactante video de la detención.

Para los incrédulos que todavía no comprenden que el estado de derecho en Cuba es inexistente y la Seguridad del Estado actúa totalmente al margen de la ley, hace pocos minutos acaban de llevarse detenida a Anamelys Ramos sin orden judicial ni identificación previa👇🏻#denuncia pic.twitter.com/vxhoAU8dT5

— Mag Jorge Castro🇨🇺 (@mjorgec1994) October 9, 2020

 

El Movimiento San Isidro ha denunciado que cerca de una veintena de miembros están -o han estado- detenidos en las últimas 72 horas.

El hecho más reciente de esta historia habría ocurrido ayer sábado cerca del mediodía, cuando un grupo de “espontáneos” se personaron en casa de la antes mencionada Anamely Ramos, y haciendo uso de prácticas más propias de otras épocas, tuvo lugar una suerte de mitin de repudio contra la activista.

También ayer en horas de la tarde, el perfil Guerrero Cubano – presuntamente asociado a las autoridades cubanas- denunció en Facebook a los miembros del Movimiento San Isidro calificándolos de “delincuentes”y “mercenarios”. En su acusación menciona que el movimiento es financiado desde Estados Unidos con fondos federales para cambio de régimen en Cuba, a través de una red que incluye a medios opositores y organizaciones fachadas de la CIA. Hasta ahora no tenemos constancia si desde el movimiento opositor han emitido alguna repuesta frente a dichas afirmaciones.

***

Como adelantábamos anteriormente, Twitter anunció el cierre de 526 cuentas falsas administradas por organizaciones juveniles vinculadas al gobierno cubano, entre ellas la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).

La compañía se justifica en un comunicado, donde expresa que el único objetivo de esa acción es continuar construyendo el entendimiento público sobre las formas en que los actores estatales intentan abusar y socavar una conversación democrática abierta.

Aunque perseguir cuentas falsas enfocadas en la propaganda política es una práctica habitual en Twitter desde su fundación, es importante señalar el doble rasero de estas medidas. La Oficina de Difusión para Cuba de los Estados Unidos, encargada de administrar Radio y TV Martí, en 2019 admitió ante el Congreso de E.E.U.U. que está “estableciendo en la isla equipos digitales para crear cuentas en Facebook sin  identificar, para difundir información” y que “la misma estrategia se replicará en otras redes sociales” en un elaborado aparato de propaganda política contra el gobierno cubano. Hasta el momento, Twitter no ha cerrado ninguna de estas cuentas.

US Government Admits It’s Making Fake Social Media Accounts to Spread Propaganda in Cuba

***

Para cerrar, en otro orden de noticias:

* Dos semanas después, aun tiene repercusión la ofensiva de grupos fundamentalistas religiosos cubanos contra Elaine Saralegui, después de la entrevista que le concedió al periodista Oliver Zamora para la cadena Russia Today en su versión en español. Seis denominaciones cristianas lanzaron fuertes comunicados oficiales desde sus redes sociales. El pasado martes 6 de octubre, LJC publicó en su sitio web un artículo sobre el tema.

* Descemer Bueno, músico -y activista político desde hace algunas semanas, según sus propias palabras- se ha sumado a las voces que piden la liberación del preso político Silverio Portal. El cantante subió un post en su cuenta de Facebook donde pide al gobierno que “detenga su acción represiva y racista, y libere al activista y prisionero de conciencia”. Las palabras actuales del músico contrastan con su posición en años anteriores, cuando reivindicaba una postura balanceada ante la presión de grupos en la Florida respaldados por la administración Trump. Hoy Descemer es amplificado por los mismos medios y grupos que antes le reclamaban no alinearse a su agenda.

* También esta semana ha sido noticia que el gobierno cubano desmientió las informaciones que habían surgido en varios medios de comunicación no oficiales sobre la supuesta liberación de los médicos cubanos secuestrados en abril de 2019 en Kenia por un grupo terrorista. “Desmiento las informaciones circuladas sobre la  presunta liberación de los dos médicos cubanos secuestrados, Assel Herrera Correa y Landy Rodríguez Hernández”, escribió en Twitter Juan Antonio Fernández Palacios, director general de Comunicación del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Desmiento las informaciones circuladas en madrugada de hoy sobre la presunta liberación de los dos médicos cubanos secuestrados, Assel Herrera Correa y Landy Rodríguez Hernández.

Se continúan realizando ingentes esfuerzos para asegurar la liberación y regreso seguro a la Patria.

— Juan Antonio Fernández Palacios (@JuantonioFdez) October 7, 2020

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11 octubre 2020 13 comentarios 1,K vistas
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11m

II Declaración de la Plataforma 11M

por Consejo Editorial 5 octubre 2020
escrito por Consejo Editorial

En días recientes, seis denominaciones cristianas (Convención Bautista de Cuba Occidental, Convención Bautista de Cuba Oriental, Iglesia de la Biblia Abierta en Cuba, Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba Asambleas de Dios, Iglesia Metodista en Cuba y Liga Evangélica de Cuba), la mayoría de ellas pertenecientes a la Alianza de Iglesias Evangélicas Cubanas (AIEC), han publicado en sus perfiles de redes sociales declaraciones oficiales.

Estos documentos han tenido cuatro objetivos fundamentales:

  • Reaccionar contra la pastora Elaine Saralegui luego de la entrevista ofrecida al medio Russia Today.
  • Reclamar acceso a los medios estatales de comunicación (apelando a los artículos 15 y 42 de la Constitución).
  • Definir los principios fundamentalistas que rigen sus comunidades.
  • Oponerse a los derechos de la comunidad LGBTIQ+ cubana.

Las expresiones de odio manifestadas en diversas plataformas sociales por miembros de grupos cristianos fundamentalistas, contra la pastora de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM) Elaine Saralegui y el activista Adiel González, evidencian la urgencia de una ley de culto que regule estas manifestaciones de violencia en el espacio público; en concordancia, además, con las garantías que la Constitución promete a toda la ciudadanía, incluyendo a las personas LGBTIQ+.

No es la primera vez que estos grupos cristianos arremeten contra las luchas de activistas por los derechos sexuales; del mismo modo en que disienten de la voluntad política del Estado por la ampliación y reconocimiento de los derechos de las personas LGBTIQ+, mientras descartan los principios de igualdad y no discriminación de la Constitución cubana.

Es preocupante el auge del fundamentalismo religioso que intenta imponer su agenda conservadora con financiamientos de organizaciones estadounidenses, relacionadas a la actual administración del presidente Donald Trump. La NED y la USAID han donado miles de dólares para subvencionar las actividades de estos grupos en los últimos años, lo que consta en sus declaraciones contables públicas.

 El Estado cubano no se ha pronunciado al respecto con la misma energía con que lo ha hecho frente a otras organizaciones de la sociedad civil. El Estado cubano no ha respondido a los ataques y desacreditaciones de estas denominaciones cristianas contra quienes impulsan políticas públicas a favor de las personas LGBTIQ+ desde puestos gubernamentales. Sin embargo, ha respondido cuando los cuestionamientos a personas en cargos públicos e instituciones estatales provienen de activistas o personas no religiosas, acusándoles de mercenarismo, de ser personas manipuladas y confundidas al servicio de una potencia extranjera.

La Constitución, recién aprobada en el 2019, en su artículo 15, reconoce que la República de Cuba es un Estado laico. Las instituciones religiosas quedan separadas del aparato estatal y, por consiguiente, la carta magna no otorga privilegios que favorezcan a alguna creencia religiosa sobre otras. Además, garantiza el ejercicio de la libertad religiosa, al igual que protege el disfrute de este derecho.

Es pertinente aclarar que no se ha privilegiado a una institución religiosa específica por encima de otra con la entrevista en cuestión, ya que la entrevista la realizó una cadena extranjera acreditada en Cuba, la cual se reserva el derecho de entrevistar a quien desee.

Es necesaria una ley de culto que regule y penalice los intentos de invisibilizar, interferir, obstaculizar o negar  los derechos de las personas, y que constituya un marco jurídico e institucional para el ejercicio de la libertad religiosa en la sociedad. El derecho a la libertad de religión no debe contradecir el reconocimiento de los derechos humanos de las personas con identidades y sexualidades no cisheteronormativas.

Plataforma 11M denuncia cualquier acto de violencia e insta a las instituciones pertinentes a tomar parte en la protección de los derechos de todas las personas. A su vez, insta al gobierno a la discusión de las agendas políticas antiderechos promovidas por parte de comunidades religiosas cubanas que se sustentan en dogmas y fundamentalismos.

El cumplimiento del principio de laicidad reconocido en la Constitución debe brindar protección a creyentes, no creyentes y al propio Estado. Su garantía radica en que las políticas que el Estado implemente, o diseñe, no se vean influenciadas u obstaculizadas por la fe religiosa de ningún grupo, y debe garantizar a las iglesias que el Estado no interfiera en sus creencias, siempre que sus creencias no amenacen los derechos del resto de la ciudadanía.

Por todas estas razones, Plataforma 11M insiste en la inclusión, dentro del cronograma legislativo, de una ley de culto que regule las crecientes manifestaciones públicas de conservadurismo político que se gestan dentro de estos grupos religiosos, sin que se coarte el derecho de cada persona a profesar su fe y creencias religiosas.

5 de Octubre de 2020.

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5 octubre 2020 14 comentarios 830 vistas
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El Dios fundamentalista no habla queer

por Consejo Editorial 26 septiembre 2020
escrito por Consejo Editorial

¿Lo viste? Russia Today nos ha recordado que en Cuba todavía habemus fundamentalismo religioso.

 ¿Lo leíste? Si quieres ser pastora y lesbiana mejor abstente de opinar, de irle en contra a los “textos garrotes” y a quienes en nuestro país pretenden impedir que se apruebe el matrimonio igualitario y después irle en contra al aborto y al “Estado neo-marxista”.

 ¿Te enteraste? Mejor que te calles, maricón/tortillera/trans o cualquiera de la comunidad LGTBIQ, que acá está EchoCuba financiando iglesias evangelicas con dinero yanqui. Y si hablas muy alto desde el Cenesex se te puede acusar de “garrapatilla” o de ser parte de la “mafia matancera”.

¡Muy buenas! Somos La Joven Cuba y este es nuestro resumen semanal de la agenda pública nacional. Hoy dedicaremos nuestro resumen a hablar sobre una entrevista a Elaine Saralegui que irritó a la comunidad fundamentalista cubana, a las iglesias de la Alianza Evangelica que campan rampantes y a lo delicado que resulta, en medio de una nueva ola del neo-integrismo cristiano en Latinoamérica, el creer en un Dios rosado.

***

Oliver Zamora Oria de seguro no se esperaba, cuando empezó su entrevista de 25 minutosa con la activista social y pastora de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM) Elaine Saralegui, pregúntadole sobre el concepto errado de “ideología de género”, que Russia Today tuviera tanta audiencia en la comunidad religiosa fundamentalista cubana.

 

Saralegui, que en la entrevista habló de como en Cuba dicha comunidad- basada en preceptos políticos de la derecha conservadora- empleaba una interpretación de los textos bíblicos como “textos garrotes” empleados no solo para condenar a la comunidad LGTBIQ sino también para atentar contra conceptos ancilares de la soberanía nacional, provocó la ira de iglesias integrantes de la Alianza de Iglesias Evangélicas Cubanas, cuya respuesta no se ha hecho esperar- si bien, curiosamente, no en conjunto, al menos por ahora.

La Liga Evangélica Cubana abrió fuego con un comunicado público, señalando que no se consideraba “de izquierda ni derecha”, sino “Cristocéntrica”, reafirmando creer, eso sí, “en la interpretación literal de la Biblia, su carácter infalible e inerrante”. Además, rechazó cualquier alegación de que estuviesen dividiendo a la sociedad cubana -a pesar de defender concepciones, como veremos más adelante, que atentan no solo contra la hegemonía política imperante en el país (que siempre será discutible), sino contra los cimientos del pacto social que nos fundamenta como nación- y se arropó en el papel de víctima, apuntando su carencia de un espacio mediático permanente en los medios de difusión masiva del establishment cubano -del cual también carecen los medios periodísticos independientes, los activistas no institucionales y, sí, la comunidad LGTBIQ cubane.

Este comunicado dio pie a disimiles reacciones fundamentalistas, como parte de la ya en curso campaña en contra del referendo al Código de la Familia, donde se incluirá el derecho al matrimonio igualitario.

La Iglesia Metodista en Cuba, la Convención Bautista Occidental, la Convención Bautista Oriental , la Iglesia Buenas Nuevas, la Iglesia Evangélica Betel, la Liga Evangélica y las Asambleas de Dios, parte del entramado pilar de la comunidad religiosa fundamentalista cubana, son las que actualmente lideran en nuestro país la ofensiva anti-LGBTIQ, dado que son las que crearon y pusieron el recurso para la campaña del “Diseño Original”, originada como respuesta a la inclusión, en el Proyecto de Constitución, de un artículo 68 respaldando el matrimonio igualitario.

Estas iglesias, que conforman la Alianza de Iglesias Evangélicas Cubanas -creada el 11 de junio de 2019 y “enfocadas en la unidad y la defensa de la doctrina y los principios bíblicos comunes”- reclaman la concentración de propiedades, el acceso a los medios de comunicación y la posibilidad de utilizar los principios religiosos para impulsar políticas públicas. Usando a la “ideología de género” como defensa, también contemplan entre sus intenciones impedir la educación “por parte del Estado” a los menores de edad.

Además, le reclaman al Consejo de Iglesias Cubano emplear lenguaje inclusivo y su “alto nivel de compromiso” con la gubernatura nacional y sus estamentos políticos/partidistas, “aún por encima de los intereses de la iglesia y su rol como voz profética, lo cuál les hace obedecer a los hombres antes que a Dios”.

En sus perfiles en redes sociales, estas iglesias y sus líderes simpatizan públicamente con el “sionismo cristiano”, constatan su admiración por figuras de extrema derecha como Jair Bolsonaro y Donald Trump y difunden contenido mediático sobre lugares del planeta donde se ha “derrotado a la ideología de género”. Pero ya han recibido respuestas.

No creamos que toda la comunidad religiosa cubana comparte al mismo grado o en lo absoluto preceptos fundamentalistas. La “Iglesia Verdad y Refugio Inclusivo de Cuba”, aun teniendo un corte teológico distinto a la ICM, emitió un comunicado público donde remarcaba lo triste de “encontrar como personas, incluso cristianos, usan el nombre de Dios para rechazar, segmentar e incluso dañar física y emocionalmente a diferentes comunidades, entre ellas resaltamos (sic) la LGBT+”.

“Quizá, no nos toque en esta generación ver la aceptación de las iglesias más conservadoras, pero por eso, si debemos ser, un parteaguas de lo que es ser un verdadero cristiano LGBT…”, dijeron.

Elaine Saralegui es una pastora y activista social perteneciente a la ICM. Dicha iglesia, que considera a todas las personas iguales a los ojos de Dios sin importar su orientación sexual, es vanguardia dentro de Cuba en tanto el papel progresista posible de su comunidad religiosa. Surgió en 2012, cuando un grupo escindido de la Primera Iglesia Bautista de Matanzas comenzó “Somos”, parte de un proyecto mayor llamado “Abriendo Brechas de Colores”, para apoyar a las personas con orientaciones sexuales no heterosexuales. Dicho proyecto llevaría a cabo un fuerte trabajo de activismo social y teológico que lo llevó a recibir, en 2015, al obispo fundador de la Iglesia Metropolitana de la Comunidad Troy Perry, quien expresó que el grupo seguía los mismos principios que su denominación y sugirió que Cuba tuviera su propia ICM. Elaine Saralegui, mujer lesbiana, se convirtió así en su primera pastora.

***

Para cerrar, en otro orden de noticias:

  • Guillermo Carmona, director del equipo Industriales, demandó respeto para sus jugadores durante una conferencia de prensa en Santiago de Cuba, en la cual destacó que están siendo tratados como “culpables de la pandemia por venir de La Habana”. El mánager garantizó el cumplimiento por parte de los miembros de su equipo de los protocolos establecidos por los responsables del campeonato nacional de pelota y señaló que han pasado todos los test rápidos y pruebas PCR sin haber dado un solo caso de positivo al coronavirus. “Nos miran como si fuéramos otra cosa, como si fuéramos culpables de la pandemia, porque por supuesto venimos de La Habana. No piensan que estos muchachos llevan más de un mes fuera de su casa y alejados de sus familias. Exijo respeto para mis peloteros”, dijo Carmona en la conferencia de prensa.

“Hasta ahora nos ha tocado jugar lejos de casa y   tenemos que decir que la acogida no ha sido la esperada. Dondequiera que llegamos nos tratan como si fuéramos bichos raros, solo porque venimos de La Habana”, añadió el director de Industriales y resaltó que todos los miembros del equipo han cumplido estrictamente con las medidas sanitarias.

  • Varios músicos cubanos mostraron el viernes su respaldo a Alexander Abreu, director de la agrupación Havana D’Primera, luego de que este denunciara haber recibido mensajes de agravio e incluso amenazas de muerte en su teléfono móvil y redes sociales.

Durante una conferencia de prensa a medios extranjeros, organizada por el Ministerio de Cultura de Cuba (MINCULT), César Pupy Pedroso (Pupy) expresó: “En 1999 a Los Van Van les pasó algo parecido o peor, Los Van Van están ahí y no les ha pasado nada, lo que hay es que seguir haciendo música de la buena, seguir complaciendo al pueblo, eso es lo que le preocupa a ese tipo de gente”.

Elito Revé comentó que “Para todos los artistas que representamos a Cuba esas ofensas a Alexander es feo, mucho más en medio de la pandemia cuando tenemos que reflexionar cómo vamos todos a salir de esta situación cada uno desde su labor, los médicos, los artistas, todos”.

El Ministro de Cultura, Alpidio Alonso, se refirió en Twitter a la rueda de prensa, diciendo que “Dignidad frente a ignominia. Vergüenza contra dinero: Artistas cubanos rechazan campaña de odio lanzada desde Miami”.

Dignidad frente a ignominia. Vergüenza contra dinero: Artistas cubanos rechazan campaña de odio lanzada desde Miami. https://t.co/wCkOlAp9D7 pic.twitter.com/pGrIB9dKuM

— Alpidio Alonso Grau (@AlpidioAlonsoG) September 19, 2020

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26 septiembre 2020 19 comentarios 2,3K vistas
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La guerrita de los girasoles

por Consejo Editorial 13 septiembre 2020
escrito por Consejo Editorial

¿Lo viste? Mariela Castro reveló que Fidel tenía a Oshún de santa tutelar y que el amarillo no es ya el color de los traidores.

¿Lo leíste? La oposición ha querido reclamar para sí a la santa mambisa.

¿Te enteraste? Ahora lanzar un hashtag puede resultar de-li-ca-do. Se ha desatado una ligera tormenta de fuego digital por parte de los extremos habituales de la discusión política nacional.

¡Muy buenas! Somos La Joven Cuba y este es nuestro resumen semanal de la agenda pública nacional. Por lo totalizador que ha resultado el debate, hoy dedicaremos nuestro resumen a hablar sobre la #RevoluciónDeLosGirasoles y las diversas reacciones que ha provocado en el espacio público digital de Cuba, así como al “asunto de las gallinas decrépitas” y la discusión que ha provocado cierto comunicado del Banco Metropolitano.

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 En el principio fueron los caracteres de Mariela Castro Espín. “Gracias Cachita por protegerlo, por amparar a Fidel y a la Revolución Cubana. Oshún no aceptará ofrendas de mercenarios y traidores a Cuba”, escribió en su cuenta de Twitter.

Gracias Cachita por protegerlo, por amparar a #Fidel y a la #RevoluciónCubana#oshún no aceptará ofrendas de mercenarios y traidores #Cuba

— Mariela Castro Espin (@CastroEspinM) September 7, 2020

Se refería, claro está, a la convocatoria a una #RevoluciónDeLosGirasoles, lanzada por la plataforma opositora Cubadecide y la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), que tanta polémica ha desatado en la última semana.

 El Presidente de la República de Cuba, Miguel Mario Díaz Canel Bermúdez, retweeteó un artículo de Ricardo Ronquillo para Cubadebate, donde apuntara que a la convocatoria a la #RevoluciónDeLosGirasoles le faltó originalidad y base social, fracasando en su búsqueda de “crear paralelismos entre las condiciones que desembocaron en otras «floridas revoluciones» o intempestivas primaveras, árabes o de otras regiones”.

Mientras tanto, medios de comunicación opositores ratificaron la convocatoria y la valoraron de positiva, pues habría resultado en una demostración de musculatura exitosa.

“Revolución de los Girasoles”: una prueba de vida de la oposición cubana

Activistas de derecha radicados sobre todo en Miami manifestaron su satisfacción por el resultado de la convocatoria, mientras denunciaban los arrestos arbitrarios, sobre todo a militantes de la UNPACU, así como a otras personas, dígase Berta Soler- lideresa de las Damas de Blanco- o Luis Manuel Otero Alcántara.

En las últimas 72 horas de #RevolucionDeLosGirasoles se reportan mas de 21detenciones arbitrarias.
19 activistas de #UNPACU y al menos 2 activistas del Mov Opositores por una Nueva República. Todos #CubaDecide https://t.co/rs8YNYLldd

— Rosa María Payá A. (@RosaMariaPaya) September 8, 2020

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 Una típica lucha por la hegemonía simbólica: por un lado se intenta re-semantizar a la Virgen de la Caridad del Cobre a un signo político (“la libertad de Cuba”) e inyectarla de activismo entrecomillado (“la libertad de Cuba solo podrá ser mediante una oposición de derechas”) y por el otro se destapa una vertiente religiosa insospechada, con vistas a trazar una línea virtual: para creer en Cachita, o incluso en Oshún, hay que auto nominarse revolucionario, según una definición bastante estrecha del término.

 El hecho de que el gobierno se escandalice por convocatorias tan simples como portar un girasol, colocarlo en una ventana y otras de carácter pacífico, puede revelar un deje autoritario. ¿La Revolución es tan frágil como para peligrar porque José Daniel Ferrer se prenda un girasol en la solapa? Como señalara nuesto amigo meteorólogo y colega en LJC Yassel Padrón Kunabvaeva: “el gobierno no es de porcelana. No se rompe porque lo critiques”.

Más allá de un bufar y marcar territorio necesarios, la estrategia comunicativa de las autoridades gubernamentales -digamos, de sus voceros- ha resultado torpe. Si aceptamos que la #RevoluciónDeLos Girasoles no era más que una provocación, ¿hacía falta legitimarla? ¿No resulta esto el equivalente en comunicación política a dispararse en el pie por matar a una mosca amarilla?

¿Se acuerdan del treinta de junio? Entonces todos hablaron: El Estornudo, Mauro Torres, El Guerrero Cubano, Mónica Baró, Nuestra América, Pedro Jorge Velázquez et al. La crítica arreció. Los “sucesos del treinta de junio”, dígase la persecución a periodistas, las detenciones arbitrarias, la convocatoria muerta en su parto, su cooptación por parte de la derecha trumpista y la reacción mediática de voceros y partidarios de la gubernatura configuraron una matriz de opinión de la cual resultaba imposible eludirse.

En cambio, ahora la matriz de opinión partió de extremos. De los antes mencionados, solo hablaron Mauro Torres y El Guerrero Cubano- dos cuentas al parecer falsas, a todas luces manejadas no precisamente por ciudadanos individuales y voluntarios- mientras que voces representativas de espacios menos polarizados prefirieron abstenerse. Resulta interesante. Pareciera que a muchos todo el asunto les resultó francamente ridículo.

Encima, el equipo de campaña de Donald Trump felicitó por Twitter a los cubanos con un fervoroso “¡Que Dios los bendiga!”.

Hoy nos unimos al pueblo cubano y a nuestros amigos cubanoamericanos para honrar a la Virgen de la Caridad. El Papa Juan Pablo II describió a Cachita como la "madre amorosa" de todos los cubanos, y hoy nos unimos a ellos para celebrarla. ¡Que Dios los bendiga! pic.twitter.com/RJpEd6VckP

— Equipo Trump – Text VAMOS to 88022 (@EquipoTrump) September 8, 2020

También lo hizo Joe Biden desde su cuenta personal, apuntando que tanto él como su esposa Jill rezaban porque el amor y la compasión que la Virgen inspira llenen nuestros corazones.

On this feast day of Cuba’s patron saint la Virgen de la Caridad del Cobre, Jill and I pray that the love and compassion “Cachita” inspires will fill the hearts of Cubans and believers around the world. https://t.co/Vn1FoFV4Uo

— Joe Biden (@JoeBiden) September 8, 2020

Además, ambos se refirieron a ella como “Cachita”. ¿Mera curiosidad, o tienen muy claro las vibraciones en el suelo? Ciertamente resulta una lección discreta de comunicación política, aunque cuesta imaginarse a Trump diciendo “Cachita” en un discurso. ¿Ca-chee-ta? ¿Nuestro presidente devolverá el gesto felicitando al Partido Republicano el día en que se celebre la creación del alambre de púas?

Solo resta lamentar, por motivos ideológicos, que el camarada Kim Jong Un no nos haya felicitado.

***

Para cerrar, en otro orden de noticias:

  • El Banco Metropolitano intentó despejar las brumas provocadas por un audio que ha alcanzado ya difusión nacional donde se enunciara como fecha para la reunificación monetaria el próximo 1ro de octubre. Además, el comunicado señaló que serían eliminados los mensajes que circulan extraoficialmente y que “crean incertidumbres entre nuestros clientes”. La entidad bancaria no señaló como se haría esto, ni en qué disposición legal se ampararían, ni quienes serían los encargados de llevar a cabo esta tarea. Cabe la hipótesis de si sería bajo la sombrilla del tan socorrido Decreto 370, o involucraría autoridades del Ministerio de Comunicaciones.

El Banco Metropolitano concluyó su comunicado solicitando disciplina y apelando a sus clientes a consultarles respetuosamente todas sus opiniones.

  • Continúan las reacciones digitales “decrépitamente gallináceas”. Bajo el título “UNA GALLINA DECRÉPITA TAMBIÉN MERECE UN TRATO DIGNO EN LAS REDES”, una página en Facebook defendió el derecho de las aves a ser respetadas, repudiando “los chistes circulantes acerca de la edad venerable de estos animalitos y la explicación mal comprendida de un ministro”. Según dicha publicación, es meritorio aprovechar el exceso de tripas de una gallina senecta para alimentar a la población. Vendría a ser una solución que alivia un problema tanto a nuestro pueblo, víctima de un férreo e inhumano bloqueo, como a las propias gallinas, quienes merecen una vejez digna y saludable. Mientras tanto, internautas han recordado con cierta felicidad los tiempos en que a los contingentes obreros se les alimentaba con semejante manjar. Como bien señalara José Raúl Gallego, suena a estribillo de una canción de Chocolate MC: “Tú eres una chancleta sin suela y tú una gallina decrépita”.

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13 septiembre 2020 7 comentarios 671 vistas
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casa

A 25 años del histórico concepto “Casa Cuba”

por Consejo Editorial 12 mayo 2019
escrito por Consejo Editorial

Dedicado a Monseñor Carlos Manuel de Céspedes y García-Menocal

En medio de una tangible revolución digital, salió una película española donde uno de sus personajes le decía burlándose a su novia: “mira, mi amor, si no apareces en la Wikipedia, es un signo fehaciente de tu bajo aporte cultural a este planeta.” Antes de disponerme a realizar este artículo, me tomé la tarea de indagar sobre Monseñor Carlos Manuel de Céspedes en la enciclopedia antes mencionada, constatando que sobre él hay sólo un párrafo y nada sobre la metáfora “Casa Cuba”, quizás, su mayor aporte intelectual al imaginario subjetivo de la cultura cubana.

Entonces, me sumerjo en estas líneas, con la esperanza de ser parte de un esfuerzo mayor de nuestra Iglesia católica, por homenajear a ese sacerdote ejemplar que soñó una Cuba diferente. Y me permitiré intentar conjugar sus ideas con algunos procesos culturales que se dan en la actualidad, porque la historia es una linterna imprescindible, cuando intentamos desde el pasado, alumbrar el presente y futuro de los nuevos complexus nacionales.

Corría el año 1994, con una realidad desafiante, todo el pueblo cubano inmerso en una lucha por su supervivencia, en medio de la peor crisis económica de nuestra historia contemporánea; es en ese contexto, cuando el entonces vicario de la Habana, pronuncia una conferencia magistral durante la Segunda Semana Social Católica y allí esbozó un discurso bien interesante para explicar su concepto de “Casa Cuba”.

En una ocasión, le escuché decir al escritor Eduardo del Llano que dentro del ecosistema  cultural cubano existe una especie de tres listas imaginarias, pero con consecuencias reales; esta realidad, narrada por el autor de los cortos de Nicanor, en ocasiones no difiere del todo de la que percibimos dentro de nuestro ambiente eclesial o al menos así lo enfatiza el propio tataranieto del padre de la Patria durante su conferencia Promoción Humana, Realidad Cubana  y Perspectivas, presentada del 17 al 20 de noviembre de 1994 en La Habana.

La lista blanca está integrada por aquellos artistas que son reconocidos por su compromiso patriótico y su incondicional apoyo en cualquier tarea que se le oriente; la lista negra es habitada por esos personajes de la cultura que han sido catalogados como desafectos y acusados de irreconciliables con el proceso, y por supuesto, también existe una lista gris, donde son ubicados algunos artistas e intelectuales que no saben muchas veces cómo han llegado allí sus nombres y si podrán alguna vez salir, en ocasiones sus vidas tienden a ser sumergidas para siempre en un mar profundo de incomprensión, con la única esperanza de ser rescatadas por el paso insoslayable del tiempo.

Luego de conversar y leer los criterios de varios de los amigos y seguidores del padre Céspedes, me atrevo a decir que el pensamiento cespediano navega con bastante regularidad entre la lista blanca y gris, sólo espero que como me dijo un profesor universitario, su legado sea de alguna forma rescatado y transmitido a las nuevas generaciones que no pudieron conocerlo.

Para comprender mejor la integralidad de la metáfora “Casa Cuba”, se hace necesario explorar las raíces de su creador. Monseñor Carlos Manuel de Céspedes era descendiente directo de Carlos Manuel de Céspedes del Castillo, el Padre de la Patria. En su currículo vitae destacan tres doctorados: Filosofía y Derecho por la Universidad de La Habana y Teología en Roma, los estudios de este último coincidieron con la realización del Concilio Vaticano II (1962-1965). Esto le permitió ser partícipe de aquel magno evento que puso a la Iglesia en consonancia con los signos de los tiempos; las enseñanzas del Vaticano II, sin dudas, marcarán su vida.

No podemos pasar por alto su labor en pos de la realización del Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC -1986), en esa ocasión fungió como responsable de atención a los medios de comunicación y sus conferencias de prensa son recordadas con gran entusiasmo por varios de los periodistas que asistieron al evento.

Muestra de lo antes expresado es que mientras investigaba para mi tesis de maestría, sobre el proceso reflexivo de mayor trascendencia para la Iglesia cubana, Rosa Notario, una de sus protagonistas me dijo: “en ocasiones, tratábamos de salir un poco más temprano los participantes del ENEC para poder asistir a las conferencias de prensa de Mons. Carlos Manuel de Céspedes, en ellas se daban unos debates interesantísimos y él las conducías con una sapiencia inigualable.”[1]

Su labor intelectual lo imbuye en la realización de textos con un gran valor cultural, sobre todo: “Pasión por Cuba y por la Iglesia. Aproximación biográfica al P. Félix Varela”; para muchos académicos su obra es una referencia obligatoria para comprender la vida del “que nos enseñó primero en pensar como cubanos.” Como reconocimiento a su acervo cultural se le concedió un puesto en la Real Academia de la Lengua Española en la silla correspondiente a la letra U. Un dato curioso, luego de su muerte, su asiento ha sido ocupado por el escritor Leonardo Padura, quizás otro de nuestros grandes personajes culturales que navegan por esos mares blancos y grises, desde hace años.

Los contextos para los científicos sociales son trascendentales, la Segunda Semana Social Católica efectuada en la Habana de 1994, mapeaba un país con una desaceleración de un 35% en su Producto Interno Bruto nacional. La Isla se resistía con uñas y dientes a ser protagonista del conocido Fin de la Historia de Francis Fukuyama, pero a cambio se generaba una situación especial que de sólo imaginarla le mete miedo al susto, diría un amigo.

Hablamos de un país, sin muchas opciones comestibles, con “alumbrones”, en el período donde se materializa la crisis de los balseros y una serie de protestas sociales cuya mayor expresión es el episodio conocido como el maleconazo. Pocos estadistas mundiales se arriesgaban a decir que el sistema socialista cubano resistiría años más, máxime cuando el liberalismo pululaba por todo el continente latinoamericano a sus anchas, resistir, a todas luces parecía una utopía.

Sin embargo, cuando uno indaga entre varios textos de amigos del intelectual sacerdote capitalino, se puede dar cuenta de que siempre creyó en la supervivencia del proceso revolucionario. Sobre todo, y esto puede ser una provocación a releer sus textos, porque veía los valores positivos del socialismo en medio de la compleja realidad cubana; sería interesante contrastar esto con la valoración que se hace en el documento final del ENEC, de los aportes del socialismo a la Iglesia en Cuba[2].

Esto no quiere decir que no ejerciera una crítica ferviente sobre puntos a mejorar, pero al parecer, y la vida le otorgó la razón, para él, era un error histórico, incluso en medio de aquellos famélicos años, imaginar nuestra Isla dirigida por el concierto neoliberal que imperaba en el mundo y sobre todo en nuestra región.

La construcción de una “Casa Cuba”

Para varios de los estudiosos del pensamiento cespediano, durante los últimos años de su vida, el ilustre sacerdote habanero, dedicó mucho de su tiempo, a dar una finalidad a esta idea que tanto le apasionó. Desde mi punto de vista, la metáfora “Casa Cuba”, todavía no ha sido comprendida en toda sus dimensiones, por demás, su imbricación social es cuando menos, poco visible por diversos motivos, entre los que destaca su ideologización, incluso dentro del ambiente eclesial, donde pocos jóvenes católicos la han estudiado.

Creo que su comprensión, tiene que ir un poco más allá del diálogo social, Iglesia – Revolución, quizás uno de los grandes sueños del tataranieto del Padre de la Patria; en ocasiones, los minimalismos cotidianos nos proponen dar por sentado un hecho sin casi conocerlo y siendo francos para poder esgrimir un criterio sólido sobre la obra social de Céspedes, debemos imbuirnos con fuerza dentro de la comprensión de la Historia con mayúscula, sino estaremos como una garrapata en un perro plástico.

No soy de los que piensa que “Casa Cuba” es una especie de construcción simbólica para legitimar todo un proceso político, creo y sobre esto hay tela por donde cortar, que estamos ante un retrato de un proyecto país; de ahí que no pueden ser soslayadas de los materiales de esta arquitectura simbólica las propuestas de “libertad personal”, desde una antropología cristiana, acendrada en medio de nuestro contexto social y la “igualdad social”, donde podamos participar todos juntos del sueño martiano de una Cuba con todos y para el bien de todos.

Una imagen rescatada por el discurso del Papa Francisco a los jóvenes cubanos cuando los invitó a construir la Amistad Social.

A Mons. Carlos Manuel de Céspedes le sobraban amigos y conocidos para dialogar sus propuestas, por lo que el diseño de una verdadera “Casa Cuba” desde nuestro entorno laical, no debe pasar por alto, el prestar oído al diálogo con el mundo intelectual,  sobre todo y esto debe ser resaltado, con aquellos que no piensan similar a nosotros. Hablo de intentar comprender esa pluralidad nacional, como diría Francisco, abandonar la autorreferencialidad y promover la cultura del encuentro.

Yo creo que sería oportuno que pudiéramos ver esta idea como un acto de Fe, porque uno al leer los comentarios sobre la misma, solo intuye ilustraciones de un mapa que describe una macro-política nacional, pero, pocas veces nos damos cuenta de que detrás hay todo un proceso bien profundo de discernimiento, que intenta evangelizar la cultura y sabemos que desde allí, se puede llevar a Dios a toda una Nación.

[1]Santiago Pernús N. Julio; El Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC) como hecho histórico. Y su rol en la reconfiguración del papel de la Iglesia Católica en la sociedad cubana después del triunfo de la Revolución. Tesis de Maestría en Historia Contemporánea de la Universidad de la Habana, discutida por el autor el 2 de julio de 2018. 

[2] Documento Final e instrucción Pastoral de los Obispos; Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC). Ed. Amigo del Hogar; Santo Domingo, 1988, p.39.

12 mayo 2019 6 comentarios 951 vistas
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