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proteccion animal

huellas

Huellas de amor

por Alina Bárbara López Hernández 12 marzo 2020
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Cuando escribí sobre el movimiento de protección animal en Cuba, conocía poco sobre la situación de esos grupos en Matanzas. Gracias a aquel artículo empecé a estar al tanto de que también acá existían personas sensibilizadas y tenaces que se empeñaban en esa obra de amor. Es justo que se sepa de ellos. En La Joven Cuba iremos saldando esa deuda. Este es apenas el primer paso.

A través de Manuel Torres, que fue mi alumno de la universidad, supe de Huellitas de mi ciudad Matanzas, un grupo de protectores que luchaban por la creación de un refugio y por mejorar las condiciones de existencia de tantos perros abandonados y enfermos. A fines de enero los visité y pude apreciar sus esfuerzos.

Por razones de trabajo y tensiones profesionales he demorado en publicar el artículo; sin embargo, el tiempo no se detuvo para ellos, las redes sociales me han permitido constatar que el impulso inicial se ha convertido en un movimiento sostenido e indetenible. Esta es la historia.

I

Vagabundo o los inicios

Llegué una tarde al sitio, cercano al río San Juan, en la barriada de Pueblo Nuevo. Huellitas de mi ciudad es un lugar acogedor, sombreado gracias a los árboles y a la disposición del área. Un ramillete de orquídeas presidía la entrada. Cuatro mujeres atareadas me recibieron amablemente.

Refugio de animales en Matanzas

Refugio de animales en Matanzas

De izquierda a derecha: Marlén arregla la puerta de un cubículo, Linieska, Arielys y Deysi

De izquierda a derecha: Marlén arregla la puerta de un cubículo, Linieska, Arielys y Deysi

Arielys Pérez de Armas adora a los animales y se considera una protectora desde su niñez. Soñó con ser veterinaria pero la vida la llevó por otros caminos. Aun así, sabe atender a un animal enfermo, inyectar, curar. La había conocido en el mes de octubre pasado en la clínica veterinaria y la mencioné sin saber su nombre en el artículo Ni una pata menos, allí decía:

Es joven y dispuesta. Se ve que sabe tratar con animales. Llegó con una perra parida y su pequeño cachorro. La recogió en la terminal porque le avisaron que llevaba dos días de parto y solo había nacido vivo uno de la camada. Le ponen suero y recetan antibióticos. No es el primero que trae, cuenta la recepcionista. Ahora la tendrá en su casa hasta que se reponga e intentará buscarle un hogar. Acaricia a la perrita y le habla.

Arielys trabaja en un kiosco de la terminal de ómnibus de Matanzas, donde confluyen animalitos abandonados a los que por años alimentó. Vagabundo era uno de ellos.

Con la piel llena de tumores y un ojo aparentemente perdido, Vagabundo pedía ayuda a gritos. Foto: Facebook

Con la piel llena de tumores y un ojo aparentemente perdido, Vagabundo pedía ayuda a gritos. Foto: Facebook del Huellitas de mi ciudad Matanzas

Una veterinaria de la clínica estatal estaba dispuesta a operarlo pero se necesitaba un hogar de tránsito. Saberlo y ofrecerse fue lo mismo. El perro fue atendido, se le pusieron citostáticos y sorprendió a todos cuando se comprobó que el ojo existía bajo una enorme tumoración. Lo conocí, jugaba bajo los árboles, activo, cariñoso y recuperado. El apoyo de su abuelo, hombre de setenta años, y de su esposo, ha sido vital en este voluntariado permanente de amor. Aquel primer rescate la convenció de la necesidad de un refugio.

Con este pensamiento empezó a nuclear a otras personas que, igual que ella y de manera independiente, eran protectoras. En el refugio conocí a tres: Linieska León, vecina de Arielys; Marlén de Vega, farmacéutica por veinte años y Deysi Silva.

Tras muchos avatares buscando, incluso intentando alquilar, un lugar que reuniera las condiciones mínimas que requiere un refugio —áreas techadas, sombra, posibilidad de acceder a fuentes de agua— alguien les habló de la perrera donde estuvieran los animales del Minint, que ya habían sido trasladados a otra zona.

Resultó que el sitio era propiedad del Club de Caza Deportiva, efectivamente estaba abandonado y su director fue receptivo a la iniciativa de las protectoras. Oficialmente se afiliaron al club, pero en lugar de cazar animales los salvarían. En octubre del 2019 empezaron a acondicionarlo ¿Cuántos lugares así pueden existir en Cuba con posibilidades de ser dispuestos para fines de cuidado y protección?

II

El refugio

Todo ha sido trabajo desde entonces: remendar las cercas para evitar que los “escapistas”, acostumbrados a deambular, retornaran a una vida llena de peligros; pintar de un alegre azul, color de esperanza; no tenían electricidad, pero se hizo la luz; con las pocas tejas de fibrocemento que consiguieron techaron mejor para crear un alero que impidiera que la lluvia salpicara a los perritos; el problema del abasto de agua es grave en la zona, pues depende de trabajos del acueducto para habilitar una acometida de más volumen, no obstante una donación les ha permitido disponer de un tanque y turbina.

Los trabajadores de la Dirección de Hidrología son piezas cruciales para que la cantidad de agua que necesita la higiene de un lugar así sea adecuada.

Vista del refugio

Vista del refugio

Voluntarias pintando

Voluntarias pintando

Área de reunión

Área de reunión

Un requerimiento para la atención debida a la salud de los animales es la disposición de áreas clasificadas para adultos, cachorros, enfermos y perras paridas que deben estar solas. La cantidad de cubículos iniciales no lo permitía, por ello es un reto la ampliación. El terreno admite el incremento y hay voluntarios para la albañilería, sin embargo, los materiales de construcción son caros, y escasos.

Sería positivo que el gobierno de la ciudad apoyara de algún modo a estas personas llenas de buenos deseos y energía transformadora; y que la delegación del Ministerio de la Construcción, cercana al refugio, los apadrinara en esto. A pesar de ello, las donaciones recibidas han permitido cercar mejor y acometer diversas acciones constructivas.

En labores de construcción

En labores de construcción

En labores de construcción

En labores de construcción

Además de los nombres aludidos, otros se han sumado desde el inicio o a lo largo de estos cinco meses, es imposible mencionarlos en su totalidad: Manuel, Roberto, Damarys, Madelaine, Alfredo, Yosel, Eduardo, Yoanka, son solo algunos…Todas y todos trabajan y sacan de su escaso tiempo libre para cocinar, garantizarles comida dos veces al día, limpiar, lavar los paños, laborar en la mejora del refugio, atender y ofrecer cariño a Loba, Rubia, Blanquita, Vagabundo y los otros perritos…

Eso cuando todo está bien. En el caso de que haya enfermos, o hembras con parto inminente, la supervisión es mayor. Asociadas al proyecto hay tres veterinarias —Yuya, Yeney y Adianelys—, a las que agradecen su entrega, humanismo y los servicios profesionales totalmente desinteresados que brindan. En días recientes se desarrolló una campaña de esterilización de la que no solo se beneficiaron los animalitos residentes en Huellitas…, sino las mascotas de otras zonas de la ciudad.

Crece el número de huéspedes

Crece el número de huéspedes

Las veterinarias

Las veterinarias

Los protagonistas de la campaña de esterilización del proyecto

Los protagonistas de la campaña de esterilización del proyecto

III

El cuidador cuidado

Una preocupación de las fundadoras, desde el comienzo del proyecto, fue la seguridad del refugio, pues este no está ubicado en el ámbito de ninguna de sus viviendas. ¿Cómo cuidar de los animales todo el tiempo?, ¿cómo evitar que intrusos pudieran dañar lo que se estaba haciendo con tanto sacrificio?, ¿de qué modo avisar ante un parto nocturno o una enfermedad repentina? Queriendo responder a estas preguntas la vida les deparaba un nuevo acto de rescate y protección, pero esta vez de un ser humano.

Su nombre es Demetrio Peñate Betancourt. Con sus 76 años, dormía en los bancos del andén. Trabajó en la limpieza de la terminal y luego se retiró, pero seguía allí. Es del poblado de Mocha, cercano a Matanzas, pero no tiene amparo familiar ni hogar.

A Arialys se le ocurrió la idea de proponerlo como custodio del refugio y todas la aprobaron. Él aceptó de inmediato. Ahora tiene una familia mayor, me dijo, las muchachitas y los animalitos. Le crearon un pequeño espacio bien protegido en la única habitación cerrada del lugar, con una cama personal, un colchón pequeñito pues era lo que tenían, sábanas y algo de ropa. Le garantizan sus alimentos diariamente y un salario.

Demetrio Peñate. El custodio.

Demetrio Peñate. El custodio.

IV

¿Cómo ayudar?

En este último año, los voluntarios que existen en casi todas las provincias cubanas y que lideran proyectos de protección animal, han logrado con su ejemplo, abnegación y altruismo una concientización creciente de la ciudadanía. Ello ha sido potenciado por el hecho de que sus esfuerzos se visibilizan en las redes sociales. No solo son grupos o proyectos locales, sino que se generó también una red nacional con la fundación de Bienestar Animal Cuba (BAC).

La demanda de una ley de protección animal tiene cada día más apoyo. Pero, como parte del proceso, es importante habilitar refugios para los abandonados; organizar campañas de esterilización y de adopción responsable; vincular esos proyectos con los gobiernos locales, para que apoyen en la medida que sea requerido por los protectores; relacionar a los pequeños empresarios y cuentapropistas de los territorios, y a los ciudadanos, de dentro y fuera, cubanos o no, a que ayuden a sostener los innumerables gastos que una obra de esta magnitud acarrea.

Huellitas de mi ciudad Matanzas hace una solicitud de ayuda a los matanceros. Necesitan voluntarios, apoyo para alimentar a los animales, productos de aseo, medicamentos y material de curación, paños, pozuelos para el agua y la comida, materiales de construcción y cualquier otra cosa que resulte de utilidad en el refugio. También aportes en metálico.

Reconocen agradecidos las donaciones recibidas, algunas de ellas provenientes de compatriotas que residen fuera de Cuba y que prefieren el anonimato, otras de extranjeros, muchas de gente que apenas tiene lo imprescindible para vivir. En la génesis del proyecto sostuvieron prácticamente a título personal esta lucha y los gastos asociados a ella. Es hora de acercarse.

Tienen una página homónima en Facebook. Existe una tarjeta a nombre de Manuel Osvaldo Torres Pérez, un joven excelente que es guía de turismo y un pilar en las relaciones públicas del grupo, aquí pueden aportar los que deseen y tengan posibilidad de hacerlo. Cuando estas asociaciones sean legalizadas podrán tener su propia cuenta bancaria.

Sería ideal que los voluntarios y rescatistas tuvieran pulloveres que los identificaran, pero el precio mínimo de los mismos es de 10 cuc. Los cuentapropistas de la localidad podrían apadrinar esta iniciativa, que les daría una propaganda positiva para sus pequeños negocios, bares y restaurantes.

Tarjeta bancaria para donaciones

Tarjeta bancaria para donaciones

Hay que visitarlos para compenetrarse con el ambiente acogedor del refugio. Allí juegan alegres los perritos, cuidados y alimentados. No obstante, esperan ser adoptados, necesitan una familia a quien amar, a quien entregar su afecto. Ya en ellos han quedado impresas las huellas de amor que este grupo de personas increíbles le han brindado. Nos corresponde a nosotros ahora. El civismo de un país y de sus habitantes se mide también por la manera en que son tratados los animales.

12 marzo 2020 9 comentarios 355 vistas
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abandonadas

Las razones abandonadas

por Giordan Rodríguez Milanés 15 noviembre 2019
escrito por Giordan Rodríguez Milanés

Las razones de los animalistas cubanos por tantas criaturas abandonadas también son las razones de Cuba. Razones que han estado siendo esquilmadas desde hace casi treinta años por sinrazones absurdas que, ni siquiera el gobierno se ha dignado en tratar de responder y argumentar.

Las razones de las personas que con decencia y de modo pacífico protestaron frente a la sede de zoonosis en La Habana y que lograron se les atendiera y escucharan sus propuestas, también son las razones de Cuba. Razones de un pueblo que es mucho más noble y digno que la reducción de sus argumentos a la lucha contra el imperialismo yanqui  o las ideologías que el PCC considera adversarias.

Porque a este pueblo, salvo denigradas excepciones, no le gustan los abusos de los oligarcas, y tampoco le gustan los abusos propios. No le gusta ver cómo algunos cocheros en Bayamo y Manzanillo, por ejemplo, azotan brutalmente sus caballos, o en Holguín –como lo vi yo mismo hace un par de años—, los maltratan hasta que caen exhaustos casi sin poder moverse.

Las razones de los cientos –no exagero si digo, miles—, de ciudadanos que en toda Cuba se enfrentan a la caza furtiva, denuncian las peleas de perros y las lidias de gallos ante la permisibilidad de las autoridades. Investigan, explican, presentan proyectos como en San Antonio de los Baños en aras de rescatar la cuenca del Río Ariguanabo, y siguen esperando respuestas. Respuestas que no pasan por recursos ni por la recuperación económica  porque pasan por toda Cuba, por dialogar y organizar el aporte que cada ciudadano preocupado haga en aras de proteger nuestra fauna.

Hace tres semanas murieron una leona cautiva y su cría en el parque zoológico de Manzanillo. Según me cuentan, “la leona estaba para cesárea pero, por ‘razones objetivas’ no llegaron a tiempo los sueros para su intervención”. En esa misma conversación, uno de los implicados, —veterinario de profesión—, comenta: “Pero si me lo hubieran dicho, yo sé quién tiene ese suero compadre, y nos los hubiera cedido sin lío”. Pero la leona murió en espera de un suero que debía llegar de una entidad estatal en Bayamo y por falta de combustible, según justifican, no llegó.

Esa mentalidad de que las cosas deben llegar “por la canalita” o de que cualquier iniciativa que no se le ocurra a uno de nuestros preclaros líderes, a cualquier instancia, está contaminada por los intereses enemigos… Esa mentalidad es la mayor y más destructora de nuestras sinrazones. Detrás de ella, tanto como detrás del secretismo, se esconden ineficiencias de funcionarios y directivos, personas que no hacen bien el trabajo por el cual el pueblo les paga, o algunos servidores públicos que pretenden ser servidos.

animal

Mascotas abandonadas en La Habana. Foto: @jawnboyd via Twenty20

Es esa mentalidad, junto a la de los que odian a cualquier costo el sistema social cubano, la que tiene secuestradas las razones de Cuba.

Respecto a la protección de los animales –como en cualquier otro asunto de la vida nacional—, las razones de Cuba no deberían seguir siendo las razones de unos cuantos. Ni las de aquellos que culpan a ultranza al gobierno sin atenerse a matices, que no buscan contribuir o participar sino destruir; ni mucho menos las de quienes se creen con derecho a totalizar nuestras ideas, creencias y pensamientos.

Que algunos internautas, con buena o mala intención, hayan usado  una foto vieja para ilustrar la denuncia de brutalidad en la recogida de perros callejeros hecha por zoonosis, no significa de ningún modo que la mayoría de los trabajadores de esa entidad  cumplan con los protocolos correctos de recogida de animales.

El uso de una foto vieja no niega que nuestros parlamentarios lleven más de una década desoyendo las peticiones de creación en Cuba de una ley contra el maltrato de los animales o una a favor de la protección animal. En todo caso, lo vergonzoso no sería que alguien use una foto vieja sino que, por la sordera de quienes nos deberían  representar, esa foto vieja siga teniendo plena vigencia y actualidad.

Esa foto vieja, concedo que tal vez manipulada por alguien, también forma parte de una de las razones de Cuba. Razón desatendida.

15 noviembre 2019 4 comentarios 640 vistas
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pata

Ni una pata menos

por Alina Bárbara López Hernández 13 noviembre 2019
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Las personas

Pasé buena parte del mes de octubre luchando por la vida de Pichy, mi pequeño chihuahua. No se pudo ganar esa batalla, pero en el camino, día tras día en la clínica veterinaria de Matanzas, aprendí más de la bondad humana y me convencí de que cuando se habla de la pérdida de valores no se tienen en cuenta muchas cosas importantes.

Lo primero fue percatarme de las condiciones en que laboran los veterinarios de una clínica estatal. El doctor Rasiel y su pequeño equipo son personas de gran vocación, pero limitadas por escasos recursos. No disponen de medicamentos. Ni siquiera están autorizados a emitir recetas. Apoyan sin embargo a todas las personas que protegen a los animales callejeros. Ellos mismos, allí en la propia clínica, cuidan permanentemente de un perro y dos gatas ciegas.

Lo segundo fue poder escuchar, y disfrutar, las muchas anécdotas de bondad humana y amor por los animales:

Tiene ochenta y tres años, pero se conserva fuerte. Es muy locuaz y me cuenta su historia mientras el doctor esteriliza a la perrita que trajo. Trabaja comprando pan en la madrugada para proveer a varios dueños de cafeterías que le pagan por ello. Cuida de alrededor de veinte perros que vienen a alimentarse a su patio diariamente. Los vecinos ayudan en algo. Arroz, boniato y, en ocasiones, vísceras o pescado.

Dentro de la casa solo tiene cinco, no caben más. Tres eran propios y dos fueron abandonados por sus vecinos al permutar. Los perros, ya viejitos, corrieron varias cuadras tras el camión de la mudanza. Cansados, volvieron y se echaron en su portal. Les abrió la puerta. Agradece al doctor su apoyo en la esterilización de los perritos. «Bastante sufren ya mijita, hay que evitar que nazcan sin hogar», me dice. La adoré.

Es joven y dispuesta. Se ve que sabe tratar con animales. Llegó con una perra parida y su pequeño cachorro. La recogió en la terminal porque le avisaron que llevaba dos días de parto y solo había nacido vivo uno de la camada. Le ponen suero y recetan antibióticos. No es el primero que trae, cuenta la recepcionista. Ahora la tendrá en su casa hasta que se reponga e intentará buscarle un hogar. Acaricia a la perrita y le habla.

Le celebro a la perra en lo que espera su turno. Es sata, pero muy bonita y se ve cuidada. La mujer, de mediana edad, responde: «No es mía. Vive en mi centro de trabajo. Es de todos. Le traemos comida, la bañamos cuando hace falta y ahora la traje a esterilizar. Si tuviera una casa grande la llevaría conmigo. Pero allá está bien, la atendemos y ella paga con fidelidad y cuidando como una guardiana las áreas del centro».

Las personas allí tenían algo diferente en la mirada. Pregunté, pero ninguno pertenecía a grupos de protección animal.

Las redes

Animalistas, protectores, defensores de los animales, así les dicen… Han asumido gran relevancia en las redes sociales, pero es evidente que ya eran una red de ayuda y defensa. Comparto toda la información sobre su benéfica labor, que me llega sobre todo desde dos de sus grupos que se observan muy organizados: Cubanos en Defensa de los Animales (CEDA) y Protección Animales de la Ciudad (PAC).

Adriana Bárbara García, una protectora residente en la provincia de Ciego de Ávila, miembro de Esmeralda Grupo de ayuda y protección animal, me ha hecho descubrir otras muchas asociaciones dispersas por el país, menciono algunos de ellos sabiendo que quedaré en deuda con otros:

  • Asociación Cubana Protectora de Animales y Plantas (ANIPLANT)
  • Callejeros en Adopción
  • Bienestar Animal en Cuba (Bienac)
  • Huellas Callejeras de Cuba, de La Habana
  • Callejeros Olvidados y Perros Callejeros, ambos de San Juan de los Remedios
  • Mejores Amigos, de Matanzas
  • Grupo de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana de Cuba
  • Veterinarios por la Protección Animal (VESPA)
  • Proyecto de la Facultad de Medicina veterinaria de la Universidad Agraria de La Habana
  • Santiagueros por el Bienestar Animal (SALBA)
  • El refugio de Yoanne Lisbet Valdés Caballero en Sancti Spiritus o el de La Milagrosa en defensa de los animales desamparados, dirigido por Milagros Mailyn González en La Habana

Existe un mapa, elaborado por la organización Cuban Animal Rescue, que grafica la distribución espacial de los grupos de protección animal en la Isla. Liudmila Morales Alfonso, cubana, docente e investigadora en temas de justicia social y candidata doctoral por la Universidad de Salamanca, me aclara que algunos grupos tienden a disolverse en poco tiempo y surgen nuevos, de ahí que el mapa puede estar desactualizado; sin embargo, puede ofrecer una idea de la fuerza del activismo en favor de la causa animal.

A Liudmila le solicité una breve caracterización del fenómeno, este es su punto de vista:

Los grupos de protección animal en Cuba están haciendo un trabajo bastante amplio, dada la situación de maltrato hacia estos que se vive en el país, normalizada culturalmente y propiciada por políticas de manejo de la Zoonosis que están muy lejos de la perspectiva proteccionista o de derechos. Su número ha crecido exponencialmente en los últimos años y a lo largo del país, aunque hay mucha variedad. Tenemos desde grupos formales y consolidados, con cientos de miembros que cumplen diferentes funciones, hasta pequeñas iniciativas de dos o tres personas. Sin embargo, los problemas que enfrentan tienen una base común, a partir de dos puntos.

El primero es la falta de reconocimiento legal, que los limita en su interacción con instituciones del Estado, así como con individuos y otras organizaciones de la sociedad civil ante casos de maltrato, por ejemplo. El segundo son las dificultades materiales para desarrollar su labor, lo que complica tanto los rescates como la atención a los animales y la creación de refugios. Esa situación se complica dado que Cuba no cuenta con una ley de protección animal ni con instrumentos jurídicos que garanticen condiciones mínimas para el activismo por esta causa.

Ante ello, los grupos ponen en práctica diferentes estrategias para el trabajo coordinado, que involucran redes familiares, geográficas y sociales. Esas redes también se han venido fortaleciendo a medida que su trabajo se extiende y se conoce mejor. El proceso involucra vínculos tanto locales y nacionales como transnacionales.

Los grupos de protección animal aúnan personas de diversas generaciones, aunque se observa en las imágenes de sus miembros un gran número de jóvenes, algo muy alentador.

Las acciones están bien coordinadas: detección de un caso de maltrato o abandono, a veces de pérdida; rescate; aviso para trasladar a un hogar de acogida o un refugio, tratamiento inmediato y gestión en procura de medicamentos; esterilización si es pertinente, y, una vez salvado, se pone en aviso de adopción. La mejor parte es cuando el animalito finalmente llega a ser adoptado. Los textos de los anuncios están bien redactados por lo general y apelan a los sentimientos más generosos del ser humano.

Esta es Esmeralda, la primera rescatada por el grupo avileño y que le dio nombre a la asociación.

Foto cortesía de Adriana García

Debajo verán una imagen difundida por CEDA con la secuencia completa de un caso, desde el rescate hasta la adopción.

Foto Facebook

Los resultados del trabajo de los grupos de protección son harto elocuentes. PAC nos notifica en esta imagen un resumen de sus logros en rescates y adopciones correspondientes al año 2018.

Foto Facebook

La necesidad de coordinar acciones con inmediatez, que es un requerimiento en este tipo de organización, ha provocado que las redes sociales se conviertan en una vía por excelencia para los rescatadores de animales. Estos grupos generan un voluntariado que se aprecia dedicado en cuerpo y alma a esa humanista y meritoria tarea. Sus simpatizantes y seguidores crecen cada día.

La Ley

No existe en Cuba una ley de protección animal. Muchos la pidieron en los debates previos a la aprobación de la nueva Constitución, pero no fue incluida. La respuesta cívica pronto llegó en forma de una marcha pacífica, organizada el 7 de abril de este año para la habitual peregrinación hasta el cementerio de Colón, donde se encuentra la tumba de una afamada protectora de animales.

Para sorpresa de muchos, se logró que fuera la primera marcha autorizada a portar carteles de una organización no legalizada en el registro de asociaciones. En las pancartas se pedía la aprobación de una Ley de protección animal.

El nombre de Beatriz Batista se dio a conocer como una de las artífices de la aprobación. Con su cara bonita y sus veintiún años, esta estudiante de Comunicación Social ha demostrado que sabe hacer bien las cosas. Ella y Odalys Jaramillo, otra protectora, lograron que el gobierno del municipio Plaza permitiera la marcha. Cientos de personas se les unieron ese día.

En La Habana radica la Asociación Cubana Protectora de animales y Plantas (ANIPLANT), presidida por Nora García. Es la única asociación con estatus de ONG, ya que la Ley de Asociaciones 54/1985 permite una sola por finalidad. ANIPLANT tiene filiales en Varadero, Cárdenas, Caibarién, Villa Clara y otros lugares, pero el proceso es engorroso y demora.

Hace más de un año se promete que el Ministerio de la Agricultura trabaja en un proyecto de Ley, pero no ha habido apremio alguno, que se conozca, por parte de la ANPP, que ocupada en la producción del voluminoso cuerpo legal derivado de la nueva Constitución, ha demorado demasiado una situación sensible y humana.

Para agravar las tensiones, en los últimos días la institución Zoonosis arreció su campaña de recogida de animales callejeros en la capital. Las imágenes tomadas eran de gran crueldad. Después se supo que en apenas unas horas los habían sacrificado. En Cuba se utiliza para ese fin la estricnina, un producto rechazado en casi todo el mundo por la agonía que provoca en los animales.

Foto Facebook

La paciencia llegó a su fin. El 11 de noviembre, en horas de la mañana, una manifestación pacífica de protectores de animales se ubicó frente a la sede de Zoonosis. No habían avisado públicamente de su propósito, pero pronto se les unieron vecinos del lugar y otros protectores que lo supieron. En los carteles se podía leer: «Abajo Zoonosis», «Hablamos por los que no tienen voz», «Ni una pata menos», «Exigimos Ley de Protección animal Ya», «Cuba contra el maltrato animal», «Estricnina NO», «Esterilizar sí, matar no».

Foto Facebook

Las autoridades del orden público resolvieron civilizadamente la tensión. La Policía se retiró y se permitió que tres rescatadores entraran para dialogar. Mucha gente estuvo a la expectativa desde diversas partes de Cuba y también de otros países.

Lo próximo que se supo era que llegaron a un acuerdo: no seguirían capturando animales callejeros por el momento, y accedieron a entregar a casi todos los perritos que debían ser sacrificados. Se propuso una reunión al día siguiente donde diez activistas serían recibidos por las autoridades del Ministerio de Salud, al cual pertenece Zoonosis.

Las puertas se abrieron y el rescate de los perritos pudo efectuarse. La mayoría enfermos, temblorosos, miraban con esperanza a los que los llevaban en brazos con ternura. Si la bondad humana tuviera rostros, este sería uno de ellos.

Foto Facebook

Como bien asevera Liudmila Morales: «La creciente atención que está recibiendo el tema puede favorecer su trabajo, pero también ocasiona ciertos conflictos relacionados con el propio activismo de la sociedad civil en un país donde su expresión organizada sigue despertando resquemores».

El día 12 ocurrió la reunión y, lo que se ha reportado de ella en las redes da fe de la inclinación de las autoridades para colaborar en proyectos comunes con los rescatadores. No al sacrificio, creación y gestión de refugios, campañas de esterilización, y, sobre todo, acciones en favor de la concientización ciudadana para el cuidado y el no maltrato de los animales.

La lucha por la Ley de Protección Animal es un punto crucial en la agenda de los activistas. Más de siete mil personas han firmado en menos dos días en las redes solicitándola. Se espera una recogida masiva de firmas para el 16 de noviembre.

Este movimiento cívico, humanista, muestra que la sociedad civil cubana goza de buena salud. Expresa igualmente que el Estado puede ser parte de esa corriente autónoma, pero proclive a colaborar en todo con las autoridades por el bien de los seres que no tienen voz y que necesitan de la nuestra. Una voz hasta ahora tímida pero ya evidentemente decidida.

Mi hija llega. No sabe de lo que escribo. Me cuenta que muchos de sus amigos de la Facultad de Ciencias Médicas de Matanzas han creado un grupo en WhatsAppp para luchar por los derechos de los animales. Se llama UM No al maltrato animal.

Imagen Facebook

13 noviembre 2019 21 comentarios 462 vistas
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