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Arrumacos

Arrumacos

por Jorge Fernández Era 9 enero 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―¿A qué viene el llanto?

―Calibro que, a pesar de que el nuevo año contiene tantos 2, tú y yo somos cada vez menos marido y mujer.

―No empieces con la candanga. Consideraré que has vuelto con las lecturas de Corín Tellado.

―No hace falta, en la prensa hay todo un acervo de poesía inigualable. Cuando entraste al cuarto había leído lo siguiente: «El calendario que ya dejamos atrás tuvo más de una cortapisa. Un golpe, un susurro crispado, una galerna. Es como si el 2020 hubiese aojado a su sucesor. Cuando miramos atrás a esta añada carnívora podemos reafirmar cuán fuerte es el gen que nos habita».

―¿Añada carnívora? No recuerdo un fin de año más herbívoro que este.

―Prosaico que eres. Al periodista le espanta igual que a mí despertar un día sin «degustar los labios que queremos». «Habrá a quienes el 2021 les impuso lecciones, les agolpó dudas, les arrebató afectos, les sorprendió descarnados». «Aunque a veces nos esté permitido agorar un poquito», salimos de esos doce meses «con el perfume inconfundible de la esperanza acumulada», «y la esperanza (este verso es estupendo) sigue intacta, está de moda como en su instante primigenio, por una sencilla e invencible razón: es la materia de la cual hemos probado estar dichosamente hechos, y rehechos, construidos y rearmados». «Levita en colas, conversaciones de esquina y hasta en los intermedios de los arrumacos de pareja».

―Poéticamente hablando, ¿qué demonios quiere decir «arrumaco»?

―Es una carantoña, zalamería o halago que se hace a una persona para conseguir algo de ella, manifestado con caricias, gestos o palabras… Más o menos lo que hace rato no utilizas conmigo. Mucho menos puede hablarse de «intermedios» en actos que han dejado de ser plurales.

―Se dice fácil cuando hay tiempo de leer periódicos, mientras tu marido, para ponerte un plato en la mesa, a golpe de inventos, culmina un año «rotundamente barroco», como dice ese periódico, con «interesantes pinceladas de nuestra existencia que se quedan plasmadas en el lienzo temporal de doce meses».

―La comida, siempre la comida… «Las heroicidades y dolores de las generaciones anteriores deberán alimentarnos siempre, circular como marea por nuestras venas con sus dimensiones de enseñanzas y orgullo». Son páginas escritas «con las acciones y el romanticismo de personas humildes, capaces de preferir el sacrificio antes que riquezas y comodidades».

―¿Lo dices tú?

―No, el periodista. Debías leerlo, a ver si se te pega lo de ser como la Revolución: «eternamente joven, desafiante, inteligente, romántica, con la vitalidad del renacer constante, sin obviar la experiencia y la fortaleza, un manantial de atrevimientos», a pesar de «una esencia consumista, con lo material en lo más alto».

―Date en el pecho de que a pesar de que en las tiendas no hay ni esencias consumistas, a la hora del cuajo yo no dejo de poner el material en lo más alto.

―Pero no das pasos firmes para organizar, como Cuba, tus potencialidades, «en medio de la vorágine, bailando como tan magníficamente sabemos hacer debajo de la lluvia o contra el viento». El país «se prepara incluso para lo que todavía no vemos ni tocamos»… Que me lo digan a mí, que ya no veo ni toco.

―Mejor cállate.

―«Muchas veces (esto es atronadoramente bucólico) va calladamente, porque mantenerse o ascender son suertes no ruidosas, mientras que las caídas suelen dar tirones muy fuertes y llenos de estridencias». Cuando de pronto un bien nos falta, la carencia nos dota de «una fuerza sentipensante».

―Carencia ni carencia. En ese frío no falta nada gracias a este que está aquí.

―Ya te definiste: frío. Haces que no «sintamos pensando o pensemos sintiendo», que «se carezca de gritos que se hacen esperar».

―Y que molestan a los vecinos.

―«El cubano resiste y persiste en sus anhelos», «dice “voy a mí” con un manojo de puros sueños mientras no se duerme ni se entretiene en preguntar por el monumento que tanto merece».

―Como no sea el monumento que le hicieron al Comandante en Cumanayagua, muestra de la «ilustración socialista», con «tarja de bronce y el resto de hormigón y ferrocemento, materiales simples, pero imperecederos». Ese «brazo enérgico que emerge de la tierra, cuya mano semiabierta sostiene un lápiz que dibujara sueños hechos realidad al cabo de los años, apuntando todo al suroeste»…

―…es sugerentemente erótico.

9 enero 2022 6 comentarios 2,8K vistas
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Deudas pendientes

por Miguel Alejandro Hayes 14 septiembre 2021
escrito por Miguel Alejandro Hayes

Llegar tarde tiene sus ventajas, como casi todo. Por ejemplo, sirve para llover sobre mojado, o para ver donde no ha llovido, o el efecto de la lluvia. Solo es cuestión de actitud.

Esta vez la lluvia son las lecturas múltiples a Deudas, texto tardío de Alma Mater, clasificado formalmente como reportaje a Alexander Hall y Leonardo Romero. Repasarlas no será algo esencialmente nuevo, y no soy el único que lo ha hecho, por tanto…

Un nombre de ciudad

Considerar que el texto resalta por su alta carga de objetividad, seriedad y rigurosidad es muestra de la baja estima en que se tiene a la prensa partidista cubana. A la vez, que dicho reportaje sea noticia por esas cualidades indica que la prensa partidista, en general, no las ostenta. De lo contrario no sería un acontecimiento que ese texto las posea.

No hay nada que celebrar cuando algo se hace bien. Quizá sea ese uno de los síntomas de la decadencia nacional: lo bien hecho es noticia. Seremos un mejor país cuando lo mal hecho sea el acontecimiento.

En pocas palabras, aplaudir el texto por bueno, porque se distancia de mucha prensa partidista, es reconocer la mala calidad de esta última. Estamos tan acostumbrados al mal periodismo en los medios de alcance nacional, que cuando aparece algo aceptable lo celebramos. Desde hoy, te llamarás Estocolmo.

Deudas (1)

(Imagen: Revista Alma Mater)

La crisis tiene nombre

Los estándares de lo bien hecho en materia de periodismo en Cuba son más bajos de lo que parece, al menos en muchos grupos defensores del gobierno.

El texto se posiciona claramente desde sus inicios. No es una entrevista, es un interrogatorio, como afirmó el escritor Boris Melián. Dicho con rigor, no pone sobre la misma tela de juicio a los entrevistados y a las autoridades. De hecho, invierte los papeles: los entrevistados, de ser los que demandan por lesiones, maltratos físicos (sin tecnicismos jurídicos), pasan a ser los acusados por hablar de ello (sin contar que quedan como mentirosos, algo predecible por cualquier profesional de la comunicación).

Varios análisis han mostrado las debilidades y falencias del texto. La cantidad de lectores que no advirtieron la mayoría de esos señalamientos evidencia la falta de uso de saberes básicos desde los cuales se hicieron observaciones críticas al reportaje.

Porque la cultura de lo que es un buen periodismo, incluso la distinción del periodismo como ejercicio investigativo y de opinión, y otros formatos que aparecen en la prensa escrita, son asignaturas pendientes de la cultura cubana actual. No en los marginados, ni en los más rezagados según estándares elitistas, sino en las élites institucionalizadas.

Los modos de consumo del periodismo también son indicadores del subdesarrollo como hecho estructural en materia de formación profesional. El uso de fuentes, triangulación de información, coherencia de las hipótesis, hilo discursivo; entre otras, no es algo estrictamente ligado al periodismo. Más bien son elementos que debe dominar cualquier profesional. De hecho, es lo que en esencia caracteriza a un profesional: saber trabajar con información, obtenerla, organizarla, gestionarla y generar metódicamente conocimiento con ella.

Aun cuando muchos profesionales son coherentes con ello en sus espacios laborales, en una lectura al reportaje fácilmente olvidan esas prácticas. Todas las herramientas adquiridas se dejan a un lado para hacer una apropiación re-afirmativa de principios, de restauración de una «fe» política. O una cura al estado de negación en que se encontraban muchos ante la idea de abusos policiales. Ahí está el subdesarrollo como condición cultural: un profesional, un experto en un área, un técnico superior, cediendo ante incoherencias y omisiones esenciales, a las que denomina objetividad.

Si la mayoría de los que calificaron el texto de objetivo, lo hicieron a partir de su concepción de dicho término, la crisis va más allá del bloqueo y el gobierno, la crisis somos nosotros.

Deudas (2)

(Imagen: Revista Alma Mater)

El oasis de libertad

Hay una clara diferencia entre lo que puede beneficiar a una persona y lo que puede beneficiar a un colectivo humano. Por ejemplo, no caben dudas de que la publicación de la entrevista implica una palmadita en la espalda para los que la realizaron, tal vez no a todos, porque la estructura de poder político no es un monolito, pero les traerá más beneficios que problemas.

Si se acepta que los periodistas en cuestión son profesionales capaces (lo cual no está en discusión acá), y por tanto que la entrevista se realizó con la mejor intención humana y profesional posible, y que en ella se hizo cuanto se pudo, se está reconociendo al mismo tiempo que una fuerza externa, abstracta o concreta, con o sin barriga, frenó a los periodistas.

¡Qué bueno por los periodistas! Hacer más no era posible para ellos. Pero, ¿en qué nos beneficiamos los demás? ¿Hay que callarse y aplaudir porque hicieron todo lo posible y no se les puede pedir más? Si no sobrepasaron ningún «límite», no veo beneficio colectivo ni hito alguno en ese sentido. Si no hay hito, y teniendo en cuenta que se trata de periodistas capaces, entonces estamos aceptando que la prensa partidista no da para ir más allá de un texto como este. He ahí el límite.

No obstante, supongamos que nos beneficiemos porque ellos sí marcaron un nuevo límite. Entonces, habría que exigirles que fueran más allá. A no ser que se afirme que pasaron el límite permitido, lo cual no tiene sentido. De haber llevado el periodismo un paso más allá, lo habrían hecho fuera de los límites. Por tanto, ir más allá de lo aparentemente permitido, pero quedarse en el máximo de lo verdaderamente permitido, ¿qué es? No, no hay barreras superadas en ese artículo.

Imaginemos que sí. ¿Cuáles serían? ¿Hablar de irregularidades y errores humanos en oficiales de la policía? El hecho de que Granma y Juventud Rebelde no refieran ese tipo de irregularidades no los hace peores, sino quiere decir que disponen de menos libertades y permisos, quizá por su alcance.

Lo importante no es de qué se habló, sino cómo. Luego de leer la entrevista, ¿quién ganó, quién perdió? Alguien, de manera aislada, comete un error y es sancionado por él. La Revolución es capaz de reconocerlo. Alexander y Leonardo cuentan, pero no es tan así como ellos recuerdan. Los revolucionarios pueden dormir tranquilos que, si se comete un error, la Revolución sabrá aplicar justicia. Desde la Revolución sí se hace periodismo crítico, solo hay que potenciarlo más (uno, dos, tres, cuarenta y cinco congresos más).

Deudas (3)

Alexander Hall, Leonardo Romero Negrín y Miguel Alejandro Hayes.

El reportaje sirve para reafirmar al oficialismo un poco crítico y no tan radical. ¿Dónde está el riesgo, el periodismo atrevido, al tocar un tema de forma que el gobierno fortalezca su base ideológica?

¿Un faro de luz, aun con sus falencias? La entrevista se publica un mes y medio después de su realización, y con el uso de fuentes a las que ningún otro medio tuvo acceso. ¿Iba a tener los accesos sin los niveles de aprobación posibles? Esa publicación se hizo con todos los vistos buenos que hicieron falta. Sin riesgos, sin improvisaciones. Lo siento, no hubo oasis de libertad; hubo permisos más amplios, autorizaciones más inteligentes, y porque convenía.

Se podría apuntar igualmente que el texto visibiliza la violencia, pero no la denuncia. De hecho, inicia advirtiendo que los entrevistados fueron algo exagerados, que hubo violencia pero no tanta, que se produjeron errores humanos al calor de la situación por parte de los agresores pero que estos fueron sancionados; todo eso, combinado con artilugios en la redacción, casi induce al lector promedio a estar más tranquilo, en vez de molesto por las violaciones.

Eso es lo que veo. Debe ser por llegar tarde.

14 septiembre 2021 11 comentarios 2,2K vistas
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Rey del queso (1)

El Rey del queso y los «equívocos lamentables»

por José Manuel González Rubines 7 septiembre 2021
escrito por José Manuel González Rubines

Las modas son fugaces, van y vienen y las mayorías las olvidan al poco tiempo, cegadas por el atractivo de lo cambiante y nuevo. Esa es su esencia: cambiar constantemente de forma tal que cuando empiecen a naturalizarse o a aburrir, ya tengan su adecuado sustituto.

Antes de que en el NTV fuera tendencia hablar de artistas e intelectuales y de los miles de cubanos mercenarios, y de sus chats privados de WhatsApp o Telegram —moda esta que también parece haber pasado—, cada noche esperábamos que de alguna provincia llegara el reporte del Tras la Huella que defenestraba a empresarios ilegales y presuntos delincuentes de diverso tipo —todos del sector privado, nunca del estatal.

Algo de esos episodios ya lejanos ha vuelto a encender el debate público, a menos de quince días de la reunión entre el presidente de la República y los periodistas de medios estatales en la cual la transparencia fue un tema central, debido a un ejercicio de malabarismo periodístico ejecutado por el medio provincial El Artemiseño sobre el caso del llamado rey del queso, Raúl Abreu Gómez. El análisis de lo sucedido nos ofrece valiosísimas claves.

La historia empezó el 10 de julio de 2020, cuando «fuerzas combinadas del Ministerio del Interior con la colaboración de nuestro pueblo» —según reporte del periodista José Luis Guía que ocupó tres minutos del noticiero estelar—, registraron la finca Santa Ana, en el municipio de Caimito, donde detectaron una bien montada fábrica de queso.

Como parte del operativo, al delincuente, cuyo rostro asustado apareció en dos ocasiones, le fueron decomisados «316 litros de leche, dos pesas, cántaras, 140 litros de cloro, moldes, 353 libras de queso, tanques de procedencia industrial de acero níquel, una maquina selladora de nylon, y otros recursos».

Entre los delitos cometidos se encontraba el haber incumplido con la entrega de leche al Estado, algo que ratificó ante cámara Omar León Placeres, subdirector provincial de la Agricultura en Artemisa. También se constató un consumo ilegal de electricidad, por lo que debió pagar la nada despreciable suma de 368 mil 639.60 CUP.

De acuerdo con la 1er teniente Dailyn Valdés Pérez, instructora penal de delitos económicos de la UPIC de la provincia: «el enfrentamiento a hechos de esta naturaleza tiene gran importancia debido a que la afectación va directo al presupuesto del Estado, pero también a la población».

Así terminó la primera parte: a Raúl Abreu Gómez se le volvió la vida un queso —o un yogurt, según el derivado lácteo que se prefiera— por supuesta actividad económica ilícita.

Rey del queso

Raúl Abreu en un fragmento del reportaje aparecido en el NTV donde se reseña el registro a su finca.

El caso resurgió el 31 de agosto, con la publicación en la página ocho de El Artemiseño del reportaje «El sueño de Raúl va a renacer». Allí conocimos que a quien 417 días atrás se había presentado en televisión nacional como un posible delincuente cuya actividad afectaba al pueblo y al presupuesto del Estado, era realmente un ingeniero químico, Máster en Ciencias en Ingeniería en Procesos Biotecnoló­gicos y trabajador durante diez años en el Polo Científico. Para más señas, provenía de una familia de larga estirpe socialista.

También nos enteramos de que «equívocos lamentables llevaron a que las autorida­des policiales del municipio» efectuaran el registro y que en el proceso «sobraron amarguras ante tantos comentarios injustos». Supimos igualmente que, contrario a lo que afirmara el subdirector provincial de la Agricultura en Artemisa y según el propio Raúl, sí cumplía con la entrega de leche al Estado, con treinta mil litros anuales en los últimos tres años.

Finalmente, «en camino a recuperar todos los medios de su propiedad, Raúl se apresta a una suerte de renacer humano y laboral». ¡Felicidad plena! Resuena en los oídos del lector el aria Nessun Dorma de Turadot: «Al amanecer venceré. // ¡Venceré! ¡Venceré!».

Como si no existieran ya suficientes contradicciones entre el reportaje del NTV y el de El Artemiseño, este último publicó, el pasado 4 de septiembre, una nota editorial en respuesta a los comentarios recibidos. En ella se afirma que Raúl Abreu «enfrentó en 2020 un proceso investigativo por actividades económicas ilícitas, al incurrir en conductas que constituían delito» —no tengo idea de dónde quedaron los «equívocos lamentables» y los «comentarios injustos».

Además, con tono quejumbroso, el medio de la occidental provincia denunció que: «Como es común en medio de la guerra mediática que enfrentamos, esas interpretaciones [las realizadas acerca del manejo del caso] fueron manipuladas tendenciosamente por medios y voceros privados al servicio del desmontaje del orden institucional cubano, que presentaron el hecho como una completa injusticia».

Rey del queso (2)

Después de recorrer esta saga, es inevitable tener más preguntas que respuestas. ¿El «reportaje» de El Artemiseño será toda la satisfacción que se ofrecerá a un ciudadano cuya imagen fue seriamente dañada en televisión nacional en un horario estelar? ¿Acaso no corresponde al espacio del NTV publicar un reportaje en el cual, con el mismo entusiasmo con que calificara el hecho un año atrás, aclare los pormenores del proceso del que finalmente parece haber salido ileso Raúl Abreu? ¿No merecen él y su familia otro tipo de reparación por los daños materiales y psicológicos infligidos en más de un año de proceso investigativo después del registro de julio de 2020?

Mirando hacia el otro lado, ¿qué se hará con quienes incurrieron en el delito de difamación —agravado por el hecho de haberlo hecho a través de un medio de difusión masiva—, al mentir sobre este hombre, que pasó de victimario a víctima en unos meses? ¿Cuántos más de los muchos casos de actividad económica ilícita y otros delitos divulgados por aquellos días terminaron siendo «equívocos lamentables»? ¿No tenemos derecho a saber el final de aquellos capítulos que involucraron a personas y familias afectadas en su honor, economía y psiquis?

Respecto a lo sucedido en torno a El Artemiseño y al texto en cuestión, estamos ante un caso agravado de lo que pudiéramos llamar el Síndrome de Esa-no-es-mi-pincha. Suena raro, pero lo denomino así para remitir a uno de los momentos más virales de la reciente reunión de los periodistas con el presidente: aquel en el que Cristina Escobar reclamó que la prensa carga ancestralmente con los errores de instituciones u organismos que le son ajenos.

En este particular, el medio ha ejecutado un acto de malabarismo periodístico en el intento de reivindicar a una persona afectada por el mal proceder del Ministerio del Interior. Aun cuando no lo exonere de responsabilidad por tanta opacidad y contradicciones, actúa como atenuante el hecho de que sean conocidas cuántas influencias y mediaciones extraperiodísticas han intervenido en cada capítulo de la lamentable saga.

Rey del queso (3)

Presupongo la buena intención del periódico. Entiendo su ánimo al no hacer hincapié en detalles del proceso. No obstante, el decir-sin-decir, el contar una historia llena de vacíos, incoherencias y eufemismos, es un ejercicio lamentable que deja más sinsabores que satisfacciones.

Asimismo, salta a la vista que se ha vuelto moda culpar por todo a «la guerra mediática que enfrentamos». El trabajo del periódico ha sido cuestionado sencillamente porque es cuestionable. Aquello que se publica, desde un artículo hasta un like en Facebook, lo es potencialmente y los emisores debemos asumirlo. Nuestros públicos no son lobos de mar en un acuario para aplaudir con sus aletas a la orden del entrenador.

De los diferentes problemas que intervienen en este caso, uno fue corregido: los emprendedores cubanos cuentan — ¡finalmente!— con el marco regulatorio que les permite constituir micros, pequeñas y medianas empresas. El emprendimiento y la eficiencia no deben penalizarse por ningún motivo, todo lo contrario. Hombres como Raúl Abreu tienen el potencial y el conocimiento para dirigir exitosamente procesos productivos, por lo que deberían ser promovidos en el lugar de algunos burócratas que solo conocen de papeles.

Queda aún pendiente lo referido al accionar de los órganos del Interior, cuyo deber es velar por el cumplimiento de la legalidad establecida, pero siempre respetando los derechos y la dignidad de los ciudadanos. También está por nacer un sistema de prensa pública capaz de satisfacer las necesidades de información de la gente, con veracidad, transparencia y profundidad, apegada al servicio a la ciudadanía y no a institución alguna.

Un amigo, al conocer todo esto, me recordaba del refranero popular que rectificar es de sabios. Es cierto, una rectificación, aunque insuficiente, siempre resulta satisfactoria. Sin embargo, un estado y sus instituciones públicas no pueden rectificar constantemente políticas y prácticas erradas, porque tras cada equivocación, arbitrariedad o exceso hay personas y familias que sufren los daños.

Rectificar es de sabios; equivocarse demasiado, de ineptos.

7 septiembre 2021 23 comentarios 3,5K vistas
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Prensa (1)

El presidente y la prensa

por José Manuel González Rubines 31 agosto 2021
escrito por José Manuel González Rubines

Recuerdo que hace algunos años, durante uno de los últimos congresos de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), en un reportaje del NTV se incluyó un fragmento de la intervención de la doctora Ana Teresa Badía, periodista y profesora. Ella afirmaba que la visita de un dirigente no era noticia porque este simplemente hacía su trabajo. Después de una breve transición, el próximo reporte reseñaba: fulano visitó tal lugar. Aquello, quizás una irónica casualidad, me pareció lamentablemente ilustrativo.

El pasado martes, la televisión transmitió dos de las cuatro horas de reunión sostenida entre profesionales de la prensa estatal y el presidente de la República. Aun cuando desde hace semanas es habitual ver al mandatario ante representantes de sectores sociales, ninguna de sus reuniones ha despertado tanto interés como esta. Ninguna había sido tan polémica.

Los periodistas

«Aquello fue un pequeño congreso de la UPEC», me dijo alguien del gremio. El espacio fue aprovechado no solo para señalar insatisfacciones en torno al modelo de prensa cubano y la relación de los medios y los periodistas con el Partido y las instituciones —debates de muy larga data—, sino también para expresar opiniones sobre el desempeño del gobierno ante cuestiones puntuales, algunas sin relación directa con la comunicación.

Resulta llamativo que la palabra «transparencia» —glásnost en ruso, vale recordar— se mencionara ocho veces en este 50% de encuentro al que hemos tenido acceso. Intervenciones enteras versaron acerca de lo necesario de esa cualidad de la información y sobre los daños que ocasionan el secretismo y la opacidad en los manejos públicos. Tales cuestiones, también antiguas, últimamente se han acentuado de modo alarmante. Menciono como ejemplos la publicación exprés del decreto-ley 35, realizado sin consultas populares ni debates parlamentarios, o el escueto anuncio de Perlavisión de que los cienfuegueros serían inmunizados con la vacuna china.

Asimismo fueron recurrentes las referencias al diálogo, el respeto a la pluralidad y la necesidad de atender la crítica.

Prensa (2)

Lirians Gordillo Piña, periodista de la Editorial de la Mujer.

Como en toda reunión, hubo intervenciones destacables. Una fue la de Lirians Gordillo Piña, de la Editorial de la Mujer, quien en referencia a las protestas del 11 de julio señaló: «La justicia debe prevalecer desde una mirada interseccional y humanista, vigilante a cualquier prejuicio ideológico. (…) A los problemas políticos necesitamos responder con acciones políticas, culturales y sociales, no con acciones policiales».

«Nada puede dañar más a este país que una injusticia o un exceso que no se asuma en voz alta, un error que no se repara», aseveró.

Por otra parte, sobre la base de un diagnóstico realizado a partir de las opiniones de los trabajadores —profesionales y personal de servicio— de la Agencia Cubana de Noticias (ACN), su directora Edda Diz Garcés, apuntó, entre otros interesantes tópicos: «No basta con la existencia de normas, decretos, leyes, si estas no se cumplen de forma real, efectiva y sistemática».

La doctora Ana Teresa Badía, que se apoyó en un trabajo de minería de datos, reveló los términos más repetidos en las opiniones obtenidas de la población: «desconfianza, ineficiencia, mentira, especulación, ineptos, improvisados, bloqueo, éxodo, hay que irse, huérfanos sin Fidel, desconfianza». Sobre esa base, convocó a transformar la manera en que los políticos comunican y alertó que pudiera repetirse dolorosamente otro 11 de julio.

Sin dudas, ha sido la de Cristina Escobar la intervención más replicada. La periodista apuntó algo esencial, que ya algunos habíamos advertido, especialmente después del 27 de noviembre, de la campaña que tuvo como centro el espacio de Humberto López en el NTV, y del llamado del presidente el 11 de julio: «Todo ejercicio que desde los medios públicos y oficiales reproduzca y ayude a ese discurso de odio [el que imponen las agendas establecidas con fondos procedentes de EE.UU.] está contribuyendo con el enemigo. No podemos normalizar el odio en nuestros discursos periodísticos».

También hizo referencia a la veracidad informativa: «Cada mentira que sale ahí [en los medios estatales] nos desacredita, y desacredita al presidente, y desacredita a la Revolución».

El presidente

Pese al aire acondicionado del salón, el presidente transpiraba contrariedad. Su lenguaje corporal mostró no solo desconcierto, sino franca molestia. Por ello, justificó y explicó en su intervención más de lo que proyectó. «Es que la prensa ha sido siempre de los sectores más fieles. Él nunca esperó que ellos tuvieran esas opiniones sobre su gestión y se atrevieran a dárselas», me comentó un amigo.

Su análisis tiene razón en parte: fidelidad no implica asentir ante todo; de hecho, es más fiel quien señala deficiencias para que estas sean superadas, que aquel que aplaude en público y descuartiza o sabotea en privado. Allí se realizó un ejercicio de crítica y alerta informada, pero, desgraciadamente, no siempre esa práctica, a la que no estamos acostumbrados por estos lares, es bien recibida.

Después de mencionar hechos lejanos en el tiempo y los contextos, el presidente afirmó ante personas muy bien informadas que las manifestaciones del 11 de julio no fueron para nada pacíficas. «Eso es un cuento», dijo, y argumentó que no existen imágenes que lo demuestren, por lo que se ha debido recurrir a la manipulación.

Es lamentable que los asesores del mandatorio no le hayan mostrado los cientos de videos que fácilmente se encuentran en internet, o los centenares de fotos tomadas por la prensa extranjera, sobre todo en la capital. En ellos se observan inaceptables actos de violencia perpetrados por manifestantes y también por fuerzas de seguridad, así como el carácter pacífico de la mayoría de las protestas.

Para sorpresa de muchos, reivindicó la «orden de combate» que diera en su alocución de ese día y tras la cual se desataron numerosos enfrentamientos. Sin embargo, aun cuando asegura no arrepentirse, su discurso —baste revisar la evolución de sus tweet— se movió de aquella convocatoria al combate en un inicio hasta una dulzona apología al amor social, postura más acorde a su puesto como jefe de un Estado del cual son parte tanto los manifestantes que gritaban a su favor como en su contra.

Hago un llamado a la solidaridad y a no dejar que el odio se apropie del alma cubana, que es un alma de bondad, cariño y amor. No permitamos que nos desunan los que no quieren lo mejor para nuestra nación. ¡Ojo! Lo que hoy cuentan las redes sociales no es nuestra #CubaViva pic.twitter.com/awTZjl9FEs

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) July 15, 2021

Respecto a la informatización de la sociedad, confesó tener una contradicción personal, ya que la concibe como un mecanismo «para que los procesos sean más eficientes (…), no para esas cosas que son tan vulgares y tan banales y que lo que siembran es odio». En una sociedad plural las personas emplean Internet del modo que estimen pertinente, el deber del Estado es velar porque en el ciberespacio no se comentan delitos tipificados en la legislación internacional —sin violar los derechos y libertades individuales de los ciudadanos—, pero no hay por qué imponer visiones subjetivas como las que manifestó el presidente.

En consonancia con lo planteado por la mayoría, resaltó la importancia del acceso a la información y la necesidad de desterrar el secretismo. «Que haya transparencia, todo el mundo tiene que rendir cuentas», dijo. Ojalá esta afirmación conlleve a que, finalmente, sea atendido el antiguo reclamo de que, por ejemplo, las empresas militares rindan cuenta de su gestión ante la Asamblea Nacional.

La prensa

Según el presidente de la UPEC, Ricardo Ronquillo: «el horizonte del sistema de prensa público de la Revolución tiene que ser que forme parte de los mecanismos de control social y de control popular». Ese es el objetivo de todo buen periodismo y más en un contexto y sistema social como el nuestro.

Tal deseo, sin embargo, ha animado infructuosamente a generaciones de periodistas y comunicadores cubanos. ¿Por qué no se ha logrado? ¿Por qué se repiten las mismas deficiencias en cada congreso de la UPEC? Para entenderlo hay que ir a la esencia del modelo de prensa.

La intervención de Adonis Subit Lamí, director del periódico Girón, medio provincial de Matanzas, arroja un poco de luz sobre el tema. Contó su experiencia en las relaciones con el Partido provincial y alentó al resto a actuar sin insubordinaciones pero sin dejarse dirigir desde fuera. Podría parecer ese el ideal de autorregulación, aunque sobre él pende una espada de Damocles.

Prensa (4)

Adonis Subit Lamí, director del periódico Girón, medio provincial de Matanzas (Foto tomada de Twitter)

La Constitución de 2019 establece que el Partido Comunista es «la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado». Por su parte, la Política de Comunicación Social del Estado y el Gobierno cubanos, regente de ese ejercicio en la Isla, consigna al Partido como: «rector de la comunicación social en el país, traza la política general para su desarrollo y ejerce su control». Entonces, ¿puede la prensa cubana controlar a quien la controla?

Entre los medios estatales y la dirección partidista existe una relación de subordinación. El directivo matancero mencionado socializó su experiencia, que es también la de otros que han conseguido hacer un periodismo medianamente crítico. No obstante, un sistema de medios, para ser funcional, no puede basarse en relación de subordinación alguna ni depender de especificidades personales de funcionarios y directivos.

Julio García Luis, reconocido decano de la Facultad de Comunicación de la UH cuyo nombre fue mencionado varias veces en el encuentro, asegura en su libro Revolución, Socialismo, Periodismo: «Las pretensiones de arbitrar contenidos han tenido históricamente resultados paralizantes y desastrosos».

Un profesor de la misma facultad cuenta esta interesante anécdota: durante una pasantía en un periódico norteamericano, conoció de la investigación desarrollada por uno de los periodistas del medio sobre las deficiencias de un modelo de avión que había sufrido algunos accidentes. Cuando presentó su trabajo al director, este elogió la rigurosidad pero lo engavetó: el fabricante de ese modelo de aviones era accionista del periódico.

Todo medio responde a intereses, sin embargo, dada la pluralidad del ecosistema mediático norteamericano, a ese periodista no le faltarían opciones para la publicación de su investigación. Sucede de forma muy diferente cuando el control es monopolizado por una sola entidad que domina todo el sistema.

En el caso de la prensa estatal cubana sucede lo mismo: mientras esté subordinada al Partido existirán excepciones de periodismo crítico pero con límites muy bien definidos en sus relaciones con el poder y los cuestionamientos que sobre este realice. Puede jugarse con la cadena, pero nunca con el mono. Es perfectamente lógico, no por eso justo ni cívico.

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Julio García Luis, reconocido decano de la Facultad de Comunicación de la UH cuyo nombre fue mencionado varias veces en el encuentro. (Foto: Cubadebate)

A tenor con ello, en los congresos de la UPEC continuarán señalándose las mismas deficiencias, resueltas en algunos lugares con la intervención de directivos capaces y periodistas valientes. Nada más.

En el artículo 2.14 de la Política de Comunicación… se establece que los medios se financiarán fundamentalmente por el presupuesto del Estado. ¿Por qué entonces no someter el sistema mediático a control de una comisión permanente de la Asamblea Nacional, que es donde supuestamente el pueblo ha depositado su poder como soberano de la República y la cual también debería reformarse para contener lo muy diverso de la sociedad que está llamada a representar?

Solo así los medios serán auténticamente públicos y la política editorial se decidirá dentro de cada uno, al servicio de los intereses ciudadanos y no mediada por condicionamientos ideológicos.

El ejercicio fuerte, responsable y ético del periodismo únicamente puede traer buena salud para la República. Constituiría una fortaleza para la ciudadanía —ante la arbitrariedad posible de poderes externos e internos—, que se vería reflejada y representada en él, y un mecanismo de control efectivo y democrático, que proteja y reproduzca los principios y denuncie excesos o trasgresiones, independientemente de quién sea el culpable.

Alcanzar un modelo de prensa pública como el que la nación necesita es una empresa difícil en la cual se han embarcado generaciones de periodistas. Las ataduras que le impiden realizarse son sólidas; sin embargo, la ciudadanía lo exige y por ello capitular no es opción. Diría Martí que «Un águila no anda a trote: —y esa es la vida— ¡hacer trotar un águila!».

31 agosto 2021 37 comentarios 5,6K vistas
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Primer ministro

El primer ministro y la fórmula de la contención

por José Manuel González Rubines 23 agosto 2021
escrito por José Manuel González Rubines

Hace varios días, el primer ministro Manuel Marrero prendió fuego a la sabana del debate público con los señalamientos que realizara a los servicios médicos cienfuegueros, en una reunión del gobierno en esa provincia, uno de los epicentros actuales de la pandemia. He visto más de una vez su intervención en busca de lo que pudo generar tal indignación. Si bien entiendo que haya molestado, también comprendo la intención del dirigente.

Marrero señaló deficiencias con el tono del padre que regaña al hijo díscolo, que en este caso es el sector que ha asumido la atención de los miles de enfermos de Covid-19. Por muchas quejas que existan respecto al servicio del personal de la Salud, lo adecuado hubiera sido tratar el asunto discretamente, resolverlo sin mucho ruido y ahorrarse la refriega pública. «En revolución, los métodos han de ser callados; y los fines, públicos», dijo Martí.

Por otro lado, y con mayor ponderación, el premier mencionó los denominados «problemas objetivos», que no son más que la casi ausencia de medicamentos, insumos y medios de protección para enfermos y personal médico. ¿Quién tiene la responsabilidad de garantizar esos elementos imprescindibles? ¿Quién ha invertido setenta y dos veces menos fondos del presupuesto en ciencia e innovación tecnológica y casi cincuenta veces menos en salud pública y asistencia social, que en la construcción de instalaciones destinadas al turismo cuya tasa de ocupación ha sido bajísima?

El primer ministro cometió el pecado de señalar la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio. Aun cuando lo asistía una parte de la razón, le falló el modo, animado seguramente por la impotencia ante una situación que a todos nos desborda y horroriza. Tales deslices no se los puede permitir alguien en el desempeño de su cargo. La comunicación política funciona igual que el humor: si debes explicar el chiste después de hacerlo, no fue un buen chiste.

Las respuestas al incidente no demoraron. Una de las más notables fue el video en el que médicos holguineros expresaron su rechazo a las alegaciones y denunciaron el colapso del sistema de salud de esa provincia y del país. Lo sucedido como respuesta oficial repite la fórmula que ha demostrado no solo ser ineficaz para contener crisis, sino que es capaz de exacerbar los malestares existentes y generar otros nuevos. La mencionada fórmula tiene tres sencillos pasos que pueden cumplirse con más o menos intensidad:

– Paso 1: Echar a andar el poderoso andamiaje de los medios estatales para demostrar que, rebozando optimismo estilo Leibniz, vivimos en «el mejor de los mundos posibles».

Siguiendo ese mandato florecieron reportajes en los que, si bien era difícil ocultar completamente el problema, la situación fue dibujada de tal modo, y con el acostumbrado triunfalismo, que las múltiples denuncias documentadas parecían sacadas de una película de James Wan. Lo contradictorio del asunto es que muchas veces, pasados solo unos días, deben reconocer que lo desmentido o minimizado resultaba cierto —recordemos, por ejemplo, a Humberto López y las fosas comunes en provincias del oriente.

Tales prácticas desgastan la ya deteriorada imagen de los medios estatales, cuyo presupuesto, vale destacar, sale de los bolsillos de todos los ciudadanos de este país. En un interesante trabajo publicado por la revista Alma Mater, la periodista Cristina Escobar apunta que «la prensa [estatal] cubana desde sus diferentes niveles sigue operando en un escenario de hegemonía que ya no tiene: hay que aprender a coexistir con muchos otros actores como los que llegan cuando se abre la puerta a Internet».

Esa puerta parece destinada a cerrarse por el Decreto Ley 35, cuyos espacios a la discrecionalidad otorgan a quiénes lo apliquen la posibilidad de convertirlo en una inconstitucional ley mordaza. El Estado cubano, como otros, tiene el derecho legítimo a regular el ciberespacio, pero esta normativa exprés, plena de ambigüedades y vacíos, lejos de conseguir una efectiva regulación contra fake news y otros vicios de internet, puede servir como un intento de silenciar el debate público, algo que, ya debería saberse, no es posible.

Lo dice #Cuba soberana y lo confirman los expertos honestos de cualquier parte del mundo: nuestro #DecretoLey35 va contra la desinformación y la ciber mentira. https://t.co/3woT4yJJwT

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) August 18, 2021

– Paso 2: En perfiles de redes sociales —oficiales y oficiosos— se debe esparcir, como si de la cepa Delta se tratara, un mensaje contrario al que motivó la polémica, pero nunca, por ningún motivo, se puede mencionar al hecho detonante o a los involucrados.

Ubicados en el caso que nos ocupa, comprobaremos que las cuentas en Twitter de miembros del gobierno se pusieron en función de desagraviar al sector de la salud. Eso no está mal, pero hay un camino más expedito que por lo general se obvia: reconocer que se incurrió en un error —una idea expresada de modo tal que generó un malentendido— y ofrecer la correspondiente satisfacción.

Detrás del accionar ancestral de nuestros dirigentes se oculta una dosis de soberbia política y otra de temor a parecer débiles. Lo primero es una torpeza; lo segundo, una noción errada. La idea del líder todopoderoso y omnisapiente que guía a un rebaño al que debe proteger de influencias que buscan confundirlo o manipularlo, está muy asentada en la cultura política doméstica.

Aun cuando esto pueda parecer una fortaleza del marketing, es una profunda debilidad. «Con la vara que midáis, serás medido», dicen las Escrituras. Si te vendes como un superhombre, serás juzgado como tal. Sobre este tema, el periodista, respetado profesor y antiguo decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Julio García Luis, incluye una cita esclarecedora en su libro Revolución, Socialismo, Periodismo:

«La prensa debe contribuir a crear una cultura del ejercicio del criterio, que implique admitir la posibilidad del error, pues el patrón de un hombre perfecto, que no puede equivocarse, abstracto e irreal, puede convertirse paradójicamente en síntoma de crisis moral y valorativa».

Valga aclarar que el texto del profesor García Luis se basa en una muy seria investigación para su tesis doctoral, en 2004, hace casi veinte años. Ese detalle habla de la antigüedad y permanencia del problema.

– Paso 3: Intimida y vencerás. Este es el más físico de los componentes del procedimiento: la visita/citatorio de agentes de la Seguridad del Estado para aclarar el asunto en cuestión.

En la conversación/interrogatorio resultante, por lo general solo se representa el personaje del policía bueno que alerta al confundido ciudadano de los peligros que entraña para la estabilidad de la nación su acto de rebeldía.

Como mecanismo disuasorio casi siempre basta ser citado a una dependencia del Ministerio del Interior, para desarrollar lo que generalmente los oficiales denominan una simple conversación —según he sabido, enfatizan mucho esa idea. En un primer momento no es necesario más, aunque existen otros métodos a los cuales recurrir.

Con este tercer paso se crea una extraña dinámica: los medios estatales nunca mencionarán nada al respecto, así que son los alternativos quienes se encarguen de esparcir la noticia. Funciona con el mismo principio que el mito del príncipe de Valaquia, Vlad Drăculea —personaje histórico que inspiró al vampiro Drácula de Bram Stoker— que dejaba siempre un testigo de sus empalamientos para que contara la historia, así el efecto intimidatorio de su castigo se potenciaba.

Primer ministro (2)

Vlad Drăculea siempre un testigo de sus empalamientos para que contara la historia, así el efecto intimidatorio de su castigo se potenciaba.

¿Tan frágil es el sistema que los ciudadanos deben ser amedrentados por manifestar una opinión mínimamente contraria o señalar una deficiencia? ¿No sería más inteligente que quienes dirigen recurrieran a esas opiniones —en lugar de reunirse exclusivamente con los que aplauden y asienten— para cumplir mejor su rol de funcionarios públicos cuyo cometido es administrar los recursos del pueblo, único soberano de la República?

Errores y bravuconerías no son únicamente síntomas de senectud política, sino de una debilidad que hace difícil la realización del proyecto de nación democrática y próspera que deseamos. Asombra ver entonces cómo surgen, se mantienen y/o fomentan prácticas que afectan la convivencia nacional. Al alcance de la voluntad existe un camino más corto, seguro y productivo: el del respeto a las diferencias y el diálogo inclusivo.

Esa debería ser la vía obligatoria por la cual transitar. En sus esencias más simples, el objetivo de cualquier gobierno es trabajar por la felicidad de sus gobernados —de todos, no solo de sus adeptos. Quien no la busque o no la siga, sencillamente ha fracasado.

23 agosto 2021 34 comentarios 3,8K vistas
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Información es poder

por Carlos Miguel Casas Sancesario 12 agosto 2019
escrito por Carlos Miguel Casas Sancesario

¿Conocen un país sin periódicos?, donde los periodistas miden tanto las palabras, las publicaciones, que dejan de cumplir parte de su función social. Un país donde existe un único telediario que repite una y otra vez las mismas noticias, y cuando toma la de otro casi siempre proyecta sólo la imagen, tapando las líneas de noticias y mostrando su opinión de un problema y no la de todas las partes.

Los medios de comunicación masiva son clones enfocados más en lo internacional que en lo propio, las carencias se maquillan con necesidad de esfuerzo y compromiso con el modelo social. En el país del que hablo la población no sabe si el vecino es un asesino en serie o un pedófilo porque esa información no se publica.

Es cierto que quizá este tipo de fenómeno sucede menos que en otros lugares, pero sucede, y a menos que la policía toque la puerta para investigar no se sabe con quién convive, ni cuántos asesinatos hay diariamente, violaciones, suicidios, persecuciones en curso, corrupción de las altas esferas, disyuntivas entre el gobierno y la población…pero sí sabe cuándo ocurre una desgracia de asesinatos múltiples, enfrentamientos entre políticos, o armas de fuego en una escuela…del “enemigo”. No sabe de sí, pero sí sabe qué se espera que vote en un referéndum.

El Estado es el dueño de todos estos medios de comunicación, o podríamos llamarlos: de repetición.

Alguien pensará: “¿cómo que no hay periódicos? Si yo los leo diariamente”, a lo que podría responderse haciendo uso de la propia información que brindan los de alcance nacional en su portada: “Órgano oficial del Partido (obviaremos cuál, para mantener el anonimato del país)”, “El diario de la juventud (cuidado, aquí “juventud” no se refiere a toda)” y así sucesivamente…

Todos como propiedad de una institución u organización política, obviamente no hablarán mal de ella… como ellos mismos ilustran, no son periódicos.

Podrían pensar que la televisión es más liberal, pero es que también se subordina a quien por lógica no debería, no es al ministerio de cultura, o al de comunicaciones, no es siquiera independiente, se subordina al propio Partido, estamos hablando de un país unipartidista.

Sí, también es un país fuertemente bloqueado por una potencia mundial, y no lo digo quitándole importancia, es más bien un ensañamiento histórico de Goliat contra un David que se crece ante las adversidades. Hace décadas podría justificarse esta forma de hacer “prensa” con evitar sus ataques, sobreponerse a las mentiras, luchar “contra el terrorismo mediático”, pero los tiempos cambian.

¿Propaganda?

Sí, bastante, quizá hasta demasiada en función de intereses políticos, de no olvidar la historia, de abrir los ojos contra una amenaza –no por ello menos real—, pero llena la programación y se vuelve tan reiterativa como aburrida. El Bloqueo y todo lo que rodea –que no es poco—, es de los temas que predeciblemente encontrará en cualquier noticia, ya sea como causa, o como factor determinante.

¿Y qué decir del mundo? El mundo está mal, cuando vemos en una noticia que reprimen una manifestación en un país desarrollado… ¿habrá motivos o posibilidad en ese lugar de adivinanza para manifestarse contra alguna medida del gobierno? …eso nunca se pregunta y mucho menos se ve. La tergiversación de fechas internacionales, como el 1ro de mayo, en ese país la propaganda no solo invita, casi que ordena ir a las plazas a “marchar” para defender el sistema social, la Patria, y cuanta coletilla esté de moda, pero nunca para exigir una subida del salario, ni mejores condiciones laborales, como en el resto del mundo.

El acceso a Internet fue un anhelo que parecía inalcanzable, en parte para poder mantener un monopolio informativo. Muy controlado al principio y solo disponible para instituciones privilegiadas, turistas y algún que otro intelectual… ahora aparece desbocado a la población y, sin entrar en el tema del precio –que no todos pueden permitirse—, aun es subvalorado por quienes tienen como única preocupación comunicarse con familiares y amigos, no conocer cómo anda el mundo, quizá esta apatía se creó de tanto escuchar lo mismo en esos medios por años.

Sería ideal vivir dentro del noticiero, donde los problemas se resuelven o no existen, donde nadie queda desamparado y la mayor justificación o preocupación –casi la única— es el Bloqueo.

¿Quiere conocer la realidad del país sin maquillaje ni pretextos? No lea el periódico, vaya al espectáculo de algún humorista reconocido. Luego se preguntan muchos, ¿por qué la juventud no ve el noticiero?

Hay argumentos de sobra para caracterizar este país, y todos los buenos –que no son pocos y sí muy importantes— ya se encargan estos panfletos de repetición de no permitir que a nadie se le olvide. Entonces, somos los que preferimos los medios independientes los que ahondamos en lo que casi no se menciona, pero sí está en el día a día de la población.

Quizá por eso algún personaje importante, de los que salen en la televisión, continúa repitiendo consignas con décadas de uso, quizá porque sólo ve el noticiero; deberíamos invitarlo a leer algún sitio hecho desde la juventud, que incluso la lleve en su nombre junto con el del país y creo que aprendería mucho.

Discúlpenme si los he despistado con estos argumentos, quizá nadie sepa de qué estoy hablando, quizá ni siquiera exista y es producto de una adivinanza sin respuesta. De todas formas, ¿se imaginan un país así?

12 agosto 2019 17 comentarios 437 vistas
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