La Joven Cuba
opinión política cubana
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto

precariedad

Madres

Madres cubanas: honra y suplicio

por Ivette García González 12 mayo 2021
escrito por Ivette García González

«Ningún lenguaje puede expresar el poder, la belleza y el heroísmo del amor de una madre».

Edwin Hubbel Chapín (1814-1880)

***

¿Cuántas madres cubanas celebraron con sus hijos este segundo domingo de mayo? Como en toda situación de precariedad y conflictos, las madres cargan un sufrimiento inconmensurable.

La maternidad es un acto supremo de amor. El culto asociado a ella tiene más de tres milenios, desde la antigua Grecia, cuando se veneraba a la diosa Rhea. En casi toda América, el Día de las Madres se empezó a generalizar luego de que en 1914 se declarara como festividad nacional el segundo domingo de mayo en los EEUU. Se oficializó en La Habana en 1921 y se extendió a todo el país en 1928.

No es casual que sea de las tradiciones más universales y antiguas. El ser humano es biopsicosocial, por tanto, la influencia materna y la relación entre madre-hija/o impacta considerablemente en el individuo, la familia y la sociedad.

Más que una cuestión biológica, el Psicoanálisis —desde Freud y Lacan— lo enfoca como «sentimiento», de ahí la afirmación freudiana: «infancia es destino». Explica la idealización de la madre en la vida del ser humano y es eficaz en ejercicios terapéuticos, por ejemplo, para lograr una bio-decodificación y regeneración de la espiritualidad.

De los muchos por qué y las lecciones aprendidas

La familia cubana ha sido muy lastimada en diversas épocas. Cuando pareció que sería reivindicada y fortalecida, sobrevinieron nuevos y prolongados sufrimientos. Uno se pregunta por qué, a pesar de repetir que la familia es célula básica de la sociedad, el Estado sustituyó gran parte de sus funciones durante mucho tiempo creando otros conflictos.

Escenario político al límite

¿Cuántas generaciones crecimos internadas desde edades tempranas para que nuestros padres pudieran estar en la trinchera de Cuba y otras partes? ¿Cuántos quedaron huérfanos y fueron bautizados como «Hijos de la Patria»? ¿Cuántas madres perdieron a sus hijos intentando salir de Cuba? ¿Cuántos hijos y nietos perdieron a sus madres y abuelas sin poder verlas porque el Estado no les permitió entrar al país? ¿Cuántas madres han sufrido por actos de repudio contra sus hijos?

Desde los años noventa, diversas cosas cambiaron en el binomio Estado-familia. Durante el llamado Período Especial, demasiadas madres y esposas cruzamos la fina cuerda de la legalidad para poder alimentar, asear y curar a la familia. También para que muchos padres y esposos conservaran la imagen de sacrificados, incorruptibles, disciplinados y combativos. Porque todo el mundo se sienta a la mesa. Cierto que existieron algunos que traspusieron igualmente el límite de lo permitido, pero pudieron escoger cuando tenían una mujer o madre al lado, porque nosotras sí desafiamos todos los riesgos.

No obstante, aquellas circunstancias adversas también produjeron un retorno a lo familiar. Hubo reconciliaciones entre madres, hijos y hermanos separados durante años por la política. Surgieron estrategias familiares de autoprotección lideradas o acompañadas por las madres. Algunas, como la emigración, implicaron separaciones y angustias.

Las madres, la televisión y el tweet del presidente

Una madre vibra con los triunfos de sus hijos y sufre cuando se los lastiman, maltratan o humillan; asimismo cuando no los puede ver. Si le dicen que están bien piensa que quizás no desean preocuparla; cuando no la llaman está convencida de que ha ocurrido algo.  

Educación: nuevo contenido

Las madres cubanas necesitan comprensión, consideración y respeto. Este domingo muchas se juntaron y celebraron a través de internet con sus hijos. Dos iniciativas gubernamentales, sin embargo, fueron lamentables.

En su espacio televisivo habitual de manipulación de la opinión pública y terror mediático, Humberto López se refirió al día de las madres. No fue para felicitarnos, sino para advertir cuánto podríamos sufrir si se consumaba un intento de protesta en Centro Habana. Ofreció como prueba el fragmento de una supuesta conversación telefónica desde Miami. Nunca se escuchó el interlocutor en Cuba ni se vio algo más que pancartas como recursos para los manifestantes. No le hizo falta, la sustancia estaba en su libreto: una posible acción terrorista con muertos y heridos, la amenaza con la ley y con los actos de repudio.

Las madres cubanas viven un martirio hace años y no por escenarios hipotéticos, sino reales. Sufren por las carencias, por cómo maltratan a sus hijos jóvenes en las calles, por las presiones que reciben para que los disuadan, por cómo los detienen y encarcelan, por sus hijas ultrajadas en unidades de policía y por los linchamientos mediáticos de ese periodista. Esas madres, y otras que no tienen todavía estos problemas, no encuentran sosiego. Soportan y tiemblan igual por el reprimido y porque saben que la juventud es por naturaleza irreverente y que la violencia solo engendra más violencia.   

Lo segundo fue la felicitación del presidente en Twiter. Se acompañó de una postal que recibió respuestas agradecidas, pero también abundantes críticas que aludían al contraste entre la imagen y la realidad cubana. Una persona, identificada como fincamarta, defendió la pertinencia y autenticidad de la foto. Se sintió aludida/o y pensó que reprochaban la pulcritud de las mujeres representadas en ella. Nunca comprendió el sentido de la reacción popular: no es lo mismo que la ofreciera un ciudadano común, a que lo hiciera el presidente a su pueblo, que, cuando menos, es mestizo. No hace falta asesoría ni universidad para eso, bastaría con sensibilidad y sentido común. 

Felicidades a todas las Madres Cubanas, cuyo amor a la familia es también soporte de la nación. Nuestro cariño y admiración. #CubaViva #SomosCuba pic.twitter.com/hvfTAuZnU1

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) May 9, 2021

Tenemos un fenómeno serio de ruptura y vulnerabilidad familiar. Padecen las madres que tienen hijos víctimas de la represión, las que se mantienen en silencio mientras los suyos no sean agredidos, las que siguen siendo fieles al gobierno pero están solas porque sus hijos emigraron. 

 «Las madres y sus hijos pertenecen a una categoría propia. No hay un vínculo tan fuerte en todo el mundo (…)», expresó el escritor estadounidense Gail Tsukiyama. No esperemos entonces que nuestros dramas de hoy no produzcan peores consecuencias mañana.  

Para contactar a la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

12 mayo 2021 72 comentarios 2.617 vistas
1 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
esperanzas

Las esperanzas y frustraciones del 2019

por Giordan Rodríguez Milanés 24 diciembre 2019
escrito por Giordan Rodríguez Milanés

Bajo la impronta del proceso de discusión de lo que sería nuestra constitución desde el 24 de febrero último, el 2019 se anunciaba como un año en que podríamos avanzar en construir una mejor nación.

Si bien se había anticipado un pobre crecimiento económico, quedaba la esperanza –certeza en algunos—, de que al fin se comenzarían a implementar los cambios estructurales que destrabarían el desarrollo de las fuerzas productivas; y con ello pudiera avanzarse en la creación de un mercado mayorista, la descentralización de la gestión empresarial, la creación de PYMES, la eliminación de la dualidad monetaria y una  menor imposición de aranceles a productos deficitarios en el país para incentivar su importación y comercialización minorista en la Isla por privados, ya que por el bloqueo a las empresas estatales se les dificulta su adquisición. Nada de eso ocurrió.

La prensa oficial, con su acostumbrado triunfalismo, se hizo eco del anuncio gubernamental del aumento salarial para el sector presupuestario. Nos tildó de derrotistas y agoreros –las más suaves calificaciones— a los que advertimos que aumentarían los precios en los mercados privado e informal, y se mantendría o disminuiría el ya precario nivel adquisitivo de los trabajadores. Hubo preclaras comparecencias de nuestros dirigentes en los medios. Llamados a la conciencia. Creación de comisiones de control.

Hermosos y enardecidos discursos que a más de uno emocionaron, pero el pasaje en camiones de Manzanillo a Bayamo, por ejemplo, casi se duplicó con la anuencia del Consejo de la Administración de Granma, lo mismo el de los camiones que hacen la ruta desde las ciudades orientales a La Habana. Los alimentos elaborados han aumentado su costo hasta en un 80 porciento en la mayoría de las capitales provinciales del país. Las viandas y vegetales se venden a los precios ya altos de los últimos años en los mercados estatales, o a la vista de los inspectores, pero en la cotidianidad, esa cotidianidad imposible de inspeccionar y supervisar, casi se han duplicado en algunos casos.

El aumento del salario al sector presupuestario, sin el adecuado respaldo económico y productivo, trajo –como también se advirtió a tiempo—, otro “daño colateral”. Las unidades presupuestadas de la salud y la educación, fundamentalmente, al no contar con un aumento del financiamiento para enfrentar el aumento salarial, lo hicieron a costa de disminuir el gasto en otras actividades ajustados al anatema de “hacer más con menos”.

Tal estrategia, combinada con la crisis de combustible trajo consigo que la Universidad Médica de Granma y la Unidad Presupuestada de Educación en Manzanillo, no tuvieran fondos para comprar leña de marabú que se produce suficiente en el municipio y estén cocinando con postes eléctricos en desuso o árboles que talan en los alrededores de sus instalaciones. Ahora mismo la Universidad Médica de Granma tiene una deuda de miles de pesos con algunos de sus proveedores. Solo una muestra de que el monto de las cuentas por cobrar en los sectores empresarial y presupuestario continua siendo espeluznante.

Entre lo más sonado en los medios estatales estuvo la reanimación del servicio de trenes de pasajeros nacionales con mayor confort y puntualidad. Durante la primera semana, incluso, fueron sustituidos directivos de la entidad dedicada a la puesta a punto de las formaciones lo que parecía un claro mensaje de que el gobierno no estaría dispuesto a tolerar la habitual falta de eficiencia en el sector. Aunque el confort se ha mantenido, seis meses después, la pasada semana, todas las formaciones llegaron con sensibles atrasos a sus destinos por disímiles causas.

Los pasajeros se siguen quejando de la obligatoriedad de consumir una sola merienda sin elección posible y de la prohibición de bajar de los coches en estaciones intermedias a realizar otras compras lo cual demuestra que sí, han mejorado los coches, pero no la mentalidad de los empresarios que limitan los derechos de sus clientes en aras de una supuesta organización.

El modo en que nuestra prensa y las redes reflejaron la respuesta social a la crisis del combustible provocada –según la versión gubernamental— por el asedio de la administración de los Estados Unidos al abastecimiento de la Isla, auguraba la consagración de manifestaciones de los mejores valores de la nación cubana. Vimos el hecho inédito de que los autos de la administración central del Estado, incluso los de la presidencia, se detuvieran en las paradas a recoger a los humildes de la Patria.

Ya habíamos tenido una avanzadilla de esos valores con la solidaridad espontánea de miles de cubanos, de dentro y fuera de la Isla, luego del paso de un tornado devastador por varios municipios de La Habana, la cual contribuyó moralmente a que el gobierno y el empresariado lograran un grado de eficiencia pocas veces visto en Cuba, en la reconstrucción de los inmuebles y la atención a los damnificados. Sin embargo, el propio Presidente de la República ha reconocido ante la Asamblea Nacional que, una vez superado el peor momento de la crisis del combustible, vuelven a manifestarse rasgos de individualismo, egoísmo y desidia, lo cual desafortunadamente parece ser la normalidad.

En mi opinión, el 2019 ha sido un año de grandes esperanzas y de mayores frustraciones al menos, para los que pensábamos que los cambios socioeconómicos que el país precisa, comenzarían a producirse. Nada como la apertura de las tiendas en MLC –hoy mismo desabastecidas en todas las provincias donde se abrieron, al cabo de menos de dos meses—, para ilustrar esa frustración, ese paso atrás. El Ministro de Economía ha declarado que son el bloqueo y la administración de Trump quienes entorpecen las reformas que casi todos sabemos que hay que hacer, pero que no acabamos de implementar.

Sería yo un completo irresponsable si soslayara la hostilidad imperialista, pero: ¿Y nuestra propia responsabilidad? ¿Y nuestra asertividad? ¿Y nuestra capacidad de autocriticarnos y auto-perfeccionarnos? Porque quitar el bloqueo no está en manos de los cubanos ni de nuestro gobierno, pero eliminar de una buena vez nuestra lentitud, nuestra incoherencia, nuestra indecisión y nuestra ineficiencia, sí.

24 diciembre 2019 20 comentarios 517 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Ayúdanos a ser sostenibles

Somos una organización sin fines de lucro que se sostiene con donaciones de entidades e individuos, no gobiernos. Apoya nuestra independencia editorial.

11 años en línea

11 años en línea

¿Quiénes Somos?

La Joven Cuba es un equipo de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, aspiramos a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento sobre la aplicación de políticas públicas.

@2021 - Todos los derechos reservados. Contenido exclusivo de La Joven Cuba


Regreso al inicio
La Joven Cuba
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto