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peso cubano

Punto A

Del Punto A al Punto B o la increíble persistencia en el error

por Mauricio De Miranda Parrondo 5 agosto 2022
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

Las autoridades económicas cubanas anunciaron hace días que se establecería un mercado formal —léase estatal— de divisas. Sin embargo, en el programa Mesa Redonda de la tarde del 3 de agosto, al que acudieron el ministro de Economía y Planificación Alejandro Gil y la ministra-presidenta del Banco Central de Cuba, Marta Sabina Wilson, confirmaron que, «de momento», las instituciones bancarias del país y las casas de cambio solo comprarían divisas a partir de una tasa de cambio de referencia entre un dólar estadounidense (USD) por 120 pesos cubanos (CUP); que en realidad se convertirían en 110,40 debido a la aplicación de un «margen» por la operación.

Llama poderosamente la atención que el gobierno cubano, en lugar de intervenir el mercado cambiario para reducir la brecha existente entre el tipo de cambio del mercado informal y el oficial, adopte, en la práctica, el informal que, dicho sea de paso, había sido desautorizado por el propio ministro en exposiciones anteriores cuando lo denominara «especulativo». ¿Ahora deja de serlo porque es oficial o más bien el gobierno ha decidido extraer las rentas que produce la adopción de un tipo de cambio al que el banco central no es capaz de vender la divisa extranjera y que es responsable de la existencia de un mercado paralelo?

A este mercado podrían acudir las personas naturales, los turistas e incluso los trabajadores por cuenta propia, cooperativas no agrícolas, micros y pequeñas empresas; es decir, todos los actores económicos, con excepción del Estado que se seguirá rigiendo por la tasa ficticia de 1 USD por 24 CUP. Sin embargo, Alejandro Gil reconoció textualmente que «el mercado cambiario no puede operar a ese tipo de cambio».

Valdría la pena que le respondiera al país por qué entonces se mantiene un tipo de cambio ficticio, por demás sobrevalorado, que afecta a los exportadores que reciben menos pesos de los que deberían si esos dólares se vendieran en el mercado y, al mismo tiempo, beneficia a los importadores porque les permite adquirir los dólares a un precio inferior, aunque en este caso deberían esperar por una asignación discrecional.

Por el momento —dijeron los funcionarios— solo se comprarían las divisas, debido a que la venta se producirá en un impreciso después, como también será para después la soberanía del peso cubano en todas las transacciones domésticas, que el ministro definió como «objetivo estratégico» pero que en este momento —según él— no puede lograrse. Entonces nos sugiere «ir del Punto A al Punto B, es decir, no hacerlo de un salto».

Una vez más las autoridades cubanas parecen decididas a persistir en el error al desconocer las realidades objetivas de la economía, creyendo que las pueden vulnerar y que tienen todo el tiempo del mundo para llegar a los «objetivos estratégicos», en un largo camino que cada vez menos ciudadanos están dispuestos a aceptar. En medio de este proceso, combinan el excesivo voluntarismo y la irresponsabilidad política con una notoria debilidad teórica y conceptual.

La soberanía plena del peso y el tipo de cambio único

La conversión del peso cubano en la única moneda en la que se produzcan todas las transacciones en la economía es urgente e imprescindible. No es cierto que no existan las condiciones en el país para adoptar una medida de este calado. La existencia de un segmento del mercado al que solo se puede acceder con divisas es una de las razones, además de su escasez, para que la moneda nacional se desvalorice en el mercado doméstico y se reduzca su capacidad adquisitiva.

Adicionalmente, esto significa una inaceptable marginación para aquella parte de la población que no recibe remesas, que no tiene familiares en el exterior o que no tienen ingresos en divisas, lo cual, además de un problema económico es también político.

La existencia de una moneda única permite a los Estados usar tanto la política monetaria como cambiaria junto a otras, como la fiscal, comercial, laboral, etc., cual instrumentos para orientar la coyuntura en función de objetivos estratégicos definidos. No obstante, para ello es imprescindible la existencia de un tipo de cambio único, que refleje las condiciones del mercado, opere para todas las transacciones internacionales en la economía y permita el establecimiento de los precios relativos que aseguran la conexión entre la economía doméstica y la global.

Un tipo de cambio establecido por el mercado, cualquiera que este sea —y no por una decisión discrecional de las autoridades—, permitiría al peso cubano tener una convertibilidad real en el territorio nacional, de manera que los bienes importados puedan ser pagados a su precio real en pesos.

Como ese tipo de cambio seguramente será más alto que el que el gobierno se empecina en fijar como oficial, las empresas que generen exportaciones —sean estatales, cooperativas o privadas—, quienes ofrezcan servicios turísticos con independencia del tipo de propiedad, u otros servicios transables internacionalmente, se beneficiarían de mayores ingresos en moneda nacional por cada dólar ingresado.

Punto A

Por el contrario, quienes realizan importaciones de bienes o servicios, deberían destinar más pesos por cada dólar, con el consecuente encarecimiento de las mismas, lo que debería permitir a los productores nacionales que estén en capacidad de sustituir esas importaciones con producción nacional, competir en precios con los bienes extranjeros. Obviamente, para que ello sea posible debería existir un sector productivo con capacidad de sustituir importaciones, porque de lo contrario se incrementaría el déficit comercial, se deterioraría el balance de pagos y, en consecuencia, la capacidad financiera externa del país.

Por tales razones, resulta imprescindible que se eliminen las inmensas restricciones que en la actualidad obstaculizan el emprendimiento en las diversas actividades productivas, muy especialmente en la industria, la agricultura, el transporte y las comunicaciones, entre otros.

En lugar de esto, las autoridades cubanas apelan al fracasado expediente de los tipos de cambio múltiples, que crearán nuevas distorsiones en los precios relativos con un impacto nocivo sobre la estructura de la economía, la competitividad de la producción nacional y los equilibrios macroeconómicos.

Es absurdo que los sectores económicos que resultan transables internacionalmente deban operar en un tipo de cambio ficticio que no resulta de las condiciones de un mercado libre —aunque pueda ser regulado, no controlado— y transparente; mientras que la población, los turistas y los actores económicos no estatales deban operar internamente a otra paridad, cinco veces superior.

¿Qué incentivo tendría un inversionista institucional para colocar su capital en el país —incluso haciendo abstracción de la ausencia de condiciones institucionales que favorezcan las inversiones foráneas— y recibir 24 pesos por dólar invertido cuando en un mercado paralelo podría recibir 110,40 CUP? Con esta decisión le están asestando un golpe, también, a la inversión extranjera directa.

Por otra parte, muy probablemente quienes han estado operando en el mercado informal comiencen a subir el precio al que pagan la divisa extranjera, toda vez que quienes necesitan comprarla deberán continuar acudiendo —por ahora— a ese mercado.

Así las cosas, el efecto de corto plazo podría ser una elevación del tipo de cambio informal y un mayor deterioro de la capacidad adquisitiva de la población, que debe concurrir a las tiendas en monedas libremente convertibles para satisfacer necesidades básicas; así como un mayor costo para esa inmensa cantidad de cubanos que a diario emigran buscando una opción de vida que su propia tierra no les ofrece.

Punto A

Ministra presidenta del Banco Central de Cuba, Marta Sabina Wilson González.

La estabilidad del tipo de cambio

La pretendida estabilidad cambiaria no se asegura —como pareciera interpretarse de las palabras del ministro— estableciendo tipos de cambio fijos por decreto, sino a partir de la estabilidad del mercado cambiario que resulta de la de la economía en su conjunto.

Los tipos de cambio flexibles funcionan en la mayor parte del mundo, y que haya flexibilidad cambiaria no implica que haya inestabilidad, porque las variaciones suelen no ser sustanciales, salvo en el caso de crisis cambiarias que resultan de crisis de balanzas de pagos.

La razón por la que la mayor parte de los países abandonaron los tipos de cambio fijos después de la crisis del sistema de Bretton Woods y de la desvinculación del dólar y las demás divisas internacionales del oro; radica en que mientras las monedas estaban atadas al oro, eran el metal precioso, o las divisas plenamente convertibles en él, los que aseguraban el valor relativo de las demás monedas, en tanto, a partir de dicha crisis, han sido la producción de bienes y servicios, y muy especialmente los resultados de la balanza de pagos, los que crean las condiciones para la determinación de los tipos de cambio en los mercados.

A lo largo de estos más de cincuenta años, es mucha la experiencia acumulada por los bancos centrales en la utilización de mecanismos de regulación de los mercados cambiarios para evitar oscilaciones exageradas que conlleven a una volatilidad claramente nociva para el desarrollo de los negocios.

Establecer un tipo de cambio fijo oficial que resulte de una decisión administrativa, es una medida errónea y para nada asegura la estabilidad de la economía. Todo lo contrario, genera distorsiones en el establecimiento de los precios relativos, afecta negativamente las operaciones de comercio exterior y desvincula la economía nacional de las condiciones de los mercados internacionales. Cuando esto ocurre en una economía abierta, como la cubana, el efecto negativo adopta mayores proporciones.

El problema es el modelo, ¡una vez más!

En la argumentación de las autoridades cubanas para tratar de explicar este nuevo desatino, se evidencia la pretendida intención de acomodar las realidades económicas al mantenimiento de un modelo económico probadamente ineficaz y agotado histórica y políticamente. La administración centralizada de la economía no funciona. Persistir en ella es un error económico y una irresponsabilidad política.

Lo más importante para el bienestar de un pueblo es que la economía funcione, que mejore el nivel de vida de las personas y que estas puedan desarrollarse en condiciones de libertad, que las fuerzas productivas se desplieguen sin los absurdos obstáculos que impone la burocracia, ávida de mantener el control a toda costa sin advertir que, en cada retroceso o en cada situación que agrave las condiciones de vida de la población, se está conduciendo al país al colapso, lo cual suele traducirse en estallidos sociales.

A partir de lo que se constata, las autoridades cubanas parecen no estar a la altura de las necesidades de la sociedad y, con sus errores, son las principales responsables del agravamiento de las condiciones de vida de la población. Por ello es imprescindible reconocer que no hay soluciones económicas posibles sin transformaciones políticas e institucionales.

5 agosto 2022 25 comentarios 2,6K vistas
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Incertidumbre

Incertidumbre económica y volatilidad cambiaria en Cuba

por Mauricio De Miranda Parrondo 15 junio 2022
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

En la segunda quincena de mayo dos anuncios, uno de Cuba y otro de Estados Unidos, produjeron una breve variación de tendencia en el comportamiento de los tipos de cambio del mercado informal.

El ministro cubano de Economía y Planificación anunció la posibilidad de vender divisas a «ciertos actores económicos a un precio más alto que el oficial y más bajo que el informal». Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos decidió adoptar una serie de medidas para reversar algunas de las adoptadas por la administración de Donald Trump respecto a Cuba, entre las que destacan el restablecimiento del Programa de Permisos para la Reunificación de Familias Cubanas; ampliación de los viajes y contactos educativos entre ciudadanos de ambos países; eliminación del límite de mil dólares trimestrales de remesas familiares y autorización de remesas destinadas a emprendedores cubanos independientes.

En pocos días se observó un descenso de los tipos de cambio en pesos cubanos, tanto de la divisa estadounidense en efectivo como del dólar bancario (MLC) y el euro. El 15 de mayo estas divisas se cotizaban en el mercado informal a 115, 125 y 128 pesos cubanos (CUP) respectivamente, de acuerdo con la tasa representativa que calcula El Toque. El 31 de mayo dichos valores habían descendido a 95, 106.5 y 110 CUP, lo que significó una apreciación temporal del peso cubano de 17.4%, 14.8% y 14.1%, respectivamente. Sin embargo, en menos de quince días, las divisas extranjeras han vuelto a apreciarse y el 14 de junio se cotizaron a 100, 114.3 y 115.5 pesos cubanos.

Incertidumbre

(Fuente: El Toque)

Lo ocurrido es demostración de la influencia de las expectativas en el comportamiento de ciertos indicadores económicos en los mercados, sobre todo cuando pende sobre ellos una gran incertidumbre.

El mercado cambiario informal reaccionó brevemente hacia la baja en los precios de las divisas, debido a la expectativa a una mayor oferta de dólares en el mercado nacional por el incremento posible de remesas provenientes de Estados Unidos y por la hipotética venta de dólares por parte del gobierno. Algunos tenedores de divisas creyeron que los precios bajarían demasiado y se apresuraron a ofrecerlas; a tenor con ello, los demandantes comenzaron a reducir sus ofertas de compras. No obstante, la realidad es que no existen condiciones para que mejore el precio de la moneda cubana.

Razones de la incertidumbre

En Cuba existen múltiples razones para que predomine la incertidumbre económica. Entre las más importantes podrían mencionarse: profundo estancamiento de la industria, agricultura e infraestructura; alta dependencia y vulnerabilidad externa; inconsistencias en la política económica y falta de voluntad política para el desarrollo de una profunda reforma que conduzca a cambios estructurales; falta de garantías jurídicas tanto en el caso de litigios civiles como penales, que involucren al Estado como parte litigante; así como inmovilismo del sistema político a pesar de su incapacidad no solo para construir una sociedad próspera, sino incluso para asegurar la satisfacción de las necesidades materiales más elementales.

Otro factor de incertidumbre está determinado por el nivel de las relaciones con Estados Unidos. Ambos gobiernos parecen incapaces de establecer puentes a partir de unas relaciones maduras entre los pueblos respectivos. Por otra parte, el signo político predominante en Washington suele marcar el endurecimiento o una mayor flexibilidad en sus relaciones con Cuba.

Mientras tanto, dada la experiencia más reciente cuando el expresidente Obama produjo un cambio significativo de la política hacia Cuba, la respuesta del gobierno cubano —al menos en declaraciones de algunos de sus principales dirigentes— estuvo lejos de propiciar el deshielo y contribuir al establecimiento de un clima de cordialidad diplomática. Este factor afecta de forma inmediata las expectativas relacionadas con la migración y las remesas y, en una perspectiva más amplia, las posibilidades de una relación normal con un mercado cercano y de inmenso potencial.

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Otro factor de incertidumbre está determinado por el nivel de las relaciones con Estados Unidos. (Foto: EPA / Alejandro Ernesto)

Efectos nocivos de la incertidumbre en el caso de Cuba

La incertidumbre económica genera expectativas negativas en los actores económicos, los potenciales inversionistas foráneos y la sociedad en su conjunto, eleva el riesgo país y deteriora los índices de confianza para el desarrollo de negocios.

En el caso específico de Cuba, la salida del atraso secular de varias décadas de estancamiento económico y deterioro del consenso político, requiere de cambios profundos que conduzcan al fomento del emprendimiento empresarial en un clima de libertades políticas y económicas garantizadas por un sistema jurídico que funcione adecuadamente y con independencia de las estructuras de poder.

El alto nivel de dependencia y vulnerabilidad externa de la economía insular está determinado por su deficiente estructura económica y por su insuficiente capacidad de ahorro interno. Por tales razones, el país requiere importar ahorro externo a través de inversiones directas y de remesas, que no solo estimulen el consumo sino que resulten un vehículo para fomentar el emprendimiento productivo doméstico.

En esas condiciones sería de esperar que una mayor afluencia de divisas extranjeras, por las vías antes mencionadas y por el incremento de las exportaciones de bienes y servicios, permitiera estabilizar el mercado cambiario a partir de mayor confianza en las posibilidades de mejoramiento económico y de la vida en general en el país. Sin embargo, la realidad dista de este objetivo.

La crisis actual no es solo económica, sino también política y social. Es una crisis general del sistema, que se expresa no solo en el deterioro de las condiciones de vida, sino en la pérdida de la esperanza en un mejoramiento, debido a la escasa confianza que un sector considerable de la población tiene sobre la capacidad y voluntad de la dirigencia política para producir los cambios que el país necesita. Esta situación se complejiza ante la incapacidad de la ciudadanía de cambiar esa dirigencia mediante un ejercicio electoral pacífico.

La incertidumbre y la falta de esperanza son factores determinantes para el incremento de la emigración de cubanos, que buscan cualquier opción —así sea de alto riesgo para la vida, y con un elevado costo económico—, con el fin de salir del país. Muchos abandonan propiedades y carreras profesionales. Cambian de este modo, una incertidumbre sin perspectivas por otra con posibilidades de mejoramiento.

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La incertidumbre y la falta de esperanza son factores determinantes para el incremento de la emigración de cubanos. (Foto: Reuters)

La volatilidad cambiaria

La volatilidad cambiaria reciente estuvo relacionada con las expectativas generadas por los anuncios antes mencionados, no obstante, es de esperar que se mantenga la tendencia a un peso cubano fuertemente depreciado respecto a las divisas internacionales. De hecho, como ya se dijo, la tendencia se ha invertido, y si bien no ha superado los picos de depreciación alcanzados a mediados de mayo, es posible que se acerque nuevamente, o incluso lo supere, si no se incrementa la oferta de divisas, al menos por las vías tradicionales.

Los fundamentos que explican la depreciación del peso cubano son estructurales y se deben, esencialmente, a los factores siguientes: ausencia de soberanía plena de la moneda nacional, debido a la existencia de un mercado estatal que opera en monedas libremente convertibles y en el que la población cubana debe asegurar necesidades materiales elementales; inexistencia de un mercado formal de divisas regulado por el Banco Central; insuficiente oferta de divisas, debido al bajo nivel de inversión extranjera directa y a la caída de las exportaciones de bienes y servicios; alta demanda de divisas debido a los crecientes requerimientos de importación de bienes de todo tipo y la emigración creciente de cubanos, así como la seguridad que las divisas representan en tanto activos de reservas en condiciones de creciente incertidumbre.

Cuba, como cualquier nación, necesita una moneda fuerte y estable, pero ello solo será expresión de la fortaleza y estabilidad de su economía, de la confianza y credibilidad de la política económica del gobierno y del clima de negocios que se logre crear. Nada de eso se consigue por decreto, requiere de voluntad política y acciones concretas que se traduzcan en una economía generadora de expectativas de prosperidad, tanto para la población residente como para los inversionistas externos. Lamentablemente, esa no es la situación actual del país.

15 junio 2022 26 comentarios 2,1K vistas
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Nación (1)

Mensaje a la nación

por Jorge Fernández Era 26 diciembre 2021
escrito por Jorge Fernández Era

Culmina el 2021 y es la hora del recuento, es decir, de volver al cuento de hacer posible lo imposible. Me dirijo a mis compatriotas, yo, que no me dirijo ni a mí mismo, para hacer el balance de un año en el que comenzamos decreciendo en un 13,4 % ―tanto, que si marcábamos en una cola nadie nos veía― y terminamos en dadivosa, caritativa, espléndida, para no decir franca recuperación.

Las tensiones con que hemos enfrentado la ejecución del presupuesto ―ejecutado con todas las garantías judiciales―, han tenido del otro lado de la balanza la reafirmación de nuestros mecanismos democráticos. Lo constatamos ayer en la elección de esas dos muchachitas para que integraran el Consejo de Estado. Para próximos periodos de sesiones tendremos en cuenta no dejar de un día para otro el anuncio de los resultados de votaciones tan reñidas como estas, donde cada candidata tuvo que luchar en batalla campal contra su propio yo.

Cuántos paisanos habrán renunciado a dormir sufriendo la posibilidad de que alguna de ella no fuera elegida para ocupar esa responsabilidad, cuántas uñas dilapidadas por no demorar un poco la comida de nuestros diputados tras la riqueza e intensidad de los análisis.

Entre los objetivos priorizados del Plan de la Economía 2022, buscamos avanzar hacia un proceso de estabilización macroeconómica, y en eso no habrá problema alguno, pues no creo que pueda caerse más bajo. Recuperaremos el papel del peso cubano, convirtiéndolo en pulpa. Que nadie piense que dicho mazacote lo emplearemos para aliviar el déficit de libretas de abastecimiento y control de productos alimenticios, pues estas, como venimos prometiendo hace décadas, desaparecerán definitivamente y serán sustituidas por un software incorporado a los móviles que permitirá seguir en vivo las veleidades de la entrada a la bodega de los productos que presenten ciertas dificultades.

El Sistema Electroenergético Nacional tocó fondo también en el 2021, pero vamos en camino de transformar la matriz energética de un país que no puede darse el lujo de desaprovechar la porquería que se habla y se come en reuniones, foros, encuentros y congresos y que puede ser convertida en electricidad.

En cuanto a la inflación galopante y contumaz, debemos desterrar el concepto de que la tarea Ordenamiento fue la culpable. ¿No entienden que hay gente mala, muy mala, esperando a que uno se preocupe por ustedes, los oriente y hasta les ponga los productos en las tiendas, para comprarlos y que se pierdan, a pesar de los precios que les ponemos nosotros?

Ya se imparten indicaciones a los especialistas del Ministerio de Comercio Exterior para que prioricen la adquisición de papel celofán en los mercados internacionales. Con el papel celofán podremos retomar la producción de caramelos, que incentivará a su vez las visitas al Parque Lenin, las matrículas en los círculos de interés de Pedagogía de su Palacio de Pioneros, la graduación de más profesores emergentes y un mejor proceso educativo para que nuestra población cuente con armas lingüísticas en pos de convencer amorosamente a los vendedores de que renuncien a un determinado nivel de ganancia.

Esa no se la sabían ni Adam Smith ni David Ricardo, dos de los exponentes de la economía clásica inglesa de los siglos xviii y xix, cuando plantearon la interacción entre comercio y crecimiento económico y la ley de los rendimientos decrecientes.

Claro que para encumbrar la producción de caramelos, chocolates, durofríos y otras golosinas se requiere de la elevación de la producción azucarera, la que nos hemos empeñado en salvar parando en seco un declive del que son responsables las bandas contrarrevolucionarias que desde los sesenta colmaron de ceniza los campos con la quema de los cañaverales, y los gobiernos de turno que en la fallida República le antecedieron. La Dirección Nacional de los CDR ha tenido el tino de convocar a la creación en los barrios de pequeños trapiches impulsados por los que hoy pierden su tiempo jugando dominó a la vera de la tolerancia pública.

Con esa innovación y muchas otras hemos enfrentado este difícil año a base de ciencia y de conciencia. Comparto en este mensaje a la nación el parecer de un periodista que ha dicho que los logros de Cuba son comparables o tal vez de un alcance histórico superior a los del decisivo año 1961, cuando se declaró el carácter socialista de la Revolución. ¡Podrán nuestros enemigos cuestionar la Revolución, podrán dudar de nuestro socialismo, pero no podrán poner en solfa jamás nuestro carácter!

Es tanto el interés por mi llamado a ser innovadores, que ese propio periodista ha escrito, refiriéndose al reciente periodo de sesiones de la actual legislatura, sobre «la aprobación de leyes que atienden los problemas de hoy y que se hacen carne en la población». ¿Cuánto no pudiéramos lograr si convertimos en Combinado Cárnico al Palacio de las Convenciones? El próximo 2022, para envidia de las economías en desarrollo, Cuba crecerá un cuatro por ciento.

¿Imaginan ese incremento hecho carne? De ahí que como parte de la bienaventuranza con que llegará enero será inaugurado ―en conjunción poética de lo que significa esta batalla por un sistema de gobierno de ciencia e innovación y lo triunfante del año que concluye― el Instituto Superior de la ANIR Victoria de Waterloo.

Se acaba el año, es cierto, como se han acabado el café, el aceite, los cigarros, la carne de puerco… El año se acaba, ¡pero no lo hará nuestra voluntad de racionarlo para que alcance equitativamente!

26 diciembre 2021 33 comentarios 3,K vistas
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Economía cubana

Sobre la defensa de la economía cubana

por Mauricio De Miranda Parrondo 17 junio 2021
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

En días recientes, autoridades cubanas anunciaron que a partir del 21 de junio no se recibirían depósitos de dólares estadounidenses en efectivo en las cuentas en moneda libremente convertible (MLC). La razón argumentada se refiere a las sanciones económicas impuestas por el gobierno de Estados Unidos y su agudización poco antes del fin de la administración Trump.

Habría que recordar no obstante que Cuba tiene prohibido operar en dólares estadounidenses desde inicios del embargo, a comienzos de los sesenta, y a pesar de ello ha persistido en el uso de esa divisa como principal moneda de reserva. Incluso, las últimas decisiones relativas a la unificación cambiaria la ratifican como referencia del nuevo tipo de cambio unificado, para lo cual se ha definido un anclaje nominal del peso cubano.

La medida ha sido controvertida, tanto por el momento de su adopción como porque en el fondo no soluciona ninguno de los principales problemas que afectan a la economía insular. Pese a ello, varias autoridades han afirmado que esta decisión se adopta «en defensa de la economía cubana». Me permito discrepar, una vez más, de las opiniones vertidas por algunos dirigentes respecto a cuestiones de política económica. En cualquier caso, es una medida insuficiente para tal propósito.

Las debilidades de la economía resultan de una combinación de problemas estructurales, políticas erróneas adoptadas por el gobierno a lo largo de seis décadas —con graves efectos acumulativos— y de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos durante años. Los efectos de estas últimas están fuera del control de Cuba, puesto que solo el Congreso de ese país puede removerlas. Las dificultades estructurales, sin embargo, dependen de su condición de nación subdesarrollada, agravada por los errores de las políticas económicas.

 A esto debe añadirse que la soberanía nacional, planteada como meta por el proceso revolucionario, no ha podido alcanzarse realmente en la esfera económica. La dependencia que Cuba tuvo respecto a Estados Unidos por varias décadas, fue reemplazada por una no menos profunda a la Unión Soviética.

Economía cubana (2)

Sello de correo con motivo de una cumbre del CAME

Cuando este último país se desintegró, la Isla debió enfrentar la crisis económica más profunda de toda su historia, en la que el Producto Interior Bruto (PIB) acumuló una contracción de casi un 35% entre 1990 y 1993. Los efectos de esa crisis no han sido superados plenamente, sobre todo en lo que se refiere a la industria y a la agricultura.

A partir de la victoria del chavismo en Venezuela en 1999, la economía cubana reprodujo con aquel país una relación de dependencia parecida a las anteriormente mencionadas, con la particularidad de que las necesidades de combustible y otros bienes provenientes del país suramericano —aún nuestro principal suministrador de importaciones— eran más que compensadas por la exportación de servicios médicos y profesionales.

Como es sabido, Venezuela viene arrastrando una profunda crisis económica que se expresa en variaciones negativas sucesivas de su PIB entre 2014 y 2020, para un comportamiento anual promedio de -18,9% en el período. Especialmente duros han sido los años 2019 y 2020, en los que su economía se contrajo 35% y 30% respectivamente (IMF, 2021).

En las condiciones actuales, la economía cubana está enfrentando una profunda crisis, agudizada por la pandemia del Covid-19 y los efectos del recrudecimiento de las sanciones económicas por la administración Trump. Sin embargo, el origen de esta crisis no depende de esos dos hechos. En 2019, el PIB tuvo una contracción de 0,2% respecto a 2018, el consumo de los hogares se contrajo en 1,3%, las exportaciones de bienes y servicios en 4,6% y las importaciones en 2,9% (ONEI, 2020).

La sensibilidad de la economía cubana a los choques externos continúa siendo muy alta, y la crisis venezolana tiene efectos contraccionistas en tal sentido.

Después del deterioro de los noventa, el gobierno cubano apostó por reinsertar al país en la economía mundial como proveedor de servicios turísticos. El turismo se convirtió así en prioridad estratégica, ha venido captando un volumen considerable de inversiones y su importancia creció significativamente en los ingresos en divisas.

En 2019, dicho sector aportó el 20,9% de ese tipo de ingresos y superó la sumatoria de las exportaciones de bienes, que solo representó el 16,3% del total. A falta de datos más precisos, el resto fue aportado, esencialmente, por las exportaciones de servicios profesionales y las remesas, lo cual constituyó un total de 7.925 millones de dólares.[1]

Economía cubana (3)

El turismo se deterioró a causa de la pandemia de Covid-19 (Foto: Ramón Espinosa/AP)

A lo largo de los últimos treinta años se ha asistido a un deterioro sistemático de los sectores industrial y agrícola, cuyos niveles de producción se mantienen, en gran parte de los rubros, por debajo de los alcanzados en 1989.

En 2019, por ejemplo, se produjo solo un 29,9% del azúcar que se obtenía tres décadas antes, 69,8% de los alimentos, 85,9% del tabaco, 7% de los productos textiles, 15% de las prendas de vestir, 9,3% de artículos de cuero, 34,1% de los productos de madera, 4,3% de fertilizantes, 27,1% de materiales de construcción, 12,4% de productos de caucho y de plástico, 1,9% de maquinarias y equipos, 15,8% de maquinarias y aparatos eléctricos, 0,1% de equipos de transporte, 88,1% de sustancias y productos químicos, 48,6% de equipos y aparatos de radio, televisión y comunicaciones.

En los únicos rubros en que superó la producción de 1989, fue en la elaboración de bebidas, con un 113,5%, y en la de muebles, que alcanzó el 179%. El índice general de volumen de la producción industrial en 2019 respecto a 1989 fue de solo 61,3 (ONEI, 2020) y no es que ese año fuera el de mejor desempeño para la industria cubana.

De acuerdo con estadísticas de la ONEI, el sector agropecuario presenta incrementos en 2019 comparados con 1989 en la producción de: frijoles (753,7%), maíz (425,4%), viandas (174,4%), tabaco (66,2%) y otras frutas (211,1%); así como en la carne de cerdo (207,6%) y de huevos (11,3%). Mientras, ha disminuido la existencia de cabezas de ganado (77,5%), la producción de carne de aves (40,9%), carne bovina (48,5%), leche de vaca (55,4%), arroz (73,1%), cítricos (8,1%) y hortalizas (61,7%).

En gran medida, estos desempeños sectoriales son resultado de la combinación de dificultades externas de la economía con una serie de fenómenos internos, entre los que pueden mencionarse: fallas en la planificación, insuficiencias organizativas en la actividad empresarial, escasos estímulos económicos a los productores, errores de política económica causados por el excesivo voluntarismo en la toma de decisiones e inexistencia de mecanismos de control a la gestión del gobierno por parte de la sociedad.

Aún no se dispone de toda la información para 2020, no obstante, se informó oficialmente que el PIB se contrajo un 11,3% respecto a 2019. The Economist Intelligence Unit estimó que la producción industrial se redujo un 11,2%, mientras que la agropecuaria lo hizo un 12,0%; en tanto, el déficit fiscal llegó a representar un 20,1% del PIB. Estas cifras preliminares denotan una muy difícil situación macroeconómica.

Economía cubana (4)

Se estima que en 2019 la producción industrial se redujo un 11,2% (Foto: Juan Pablo Carreras/ ACN)

Así las cosas, para defender la economía cubana es necesario adoptar una serie de medidas que superen ampliamente el alcance de una disposición marginal como es la suspensión de depósitos de dólares en efectivo en los bancos de la Isla.

Para proteger la economía de la nación, es imprescindible tomar medidas que permitan la recuperación de la industria de su actual colapso y obsolescencia tecnológica, que impulsen la recuperación de los sectores agropecuario, pesquero y del transporte; que desarrollen la infraestructura, rescaten la industria azucarera, diversifiquen e incrementen los rubros exportables, reduzcan la excesiva dependencia externa y fortalezcan la soberanía del peso cubano como moneda nacional, respaldada por una economía en crecimiento.

El desarrollo económico no se garantiza con fórmulas propagandísticas, ni puede asegurarse con el simple deseo de que se produzca. Es imperativo crear las condiciones institucionales y un clima de negocios que favorezca apuestas de inversión, no solo por parte del Estado sino también del sector privado aún incipiente, junto a la inversión extranjera directa (IED).

Esta última es imprescindible, porque el país no cuenta con fuentes suficientes de acumulación de capital y el incremento del endeudamiento no puede ser una opción a considerar. Las posibilidades que brinda el sector privado para constituir microempresas, pequeñas y medianas empresas  industriales, agropecuarias y de servicios son inmensas.

Mientras tanto, el peso podría anclar su tipo de cambio al euro o a una canasta de monedas que reduzca la influencia del dólar en la determinación del valor nominal de la moneda cubana en términos de monedas extranjeras. Adicionalmente, debiera modificarse la estructura de las reservas internacionales del país, eliminando los dólares estadounidenses de las mismas o reduciendo sustancialmente su participación.

Una medida de realismo económico sería la rectificación del error cometido por las autoridades cubanas al establecer una sobrevaluación del peso cubano en su tipo de cambio unificado. La sobrevaluación de una moneda tiene efectos nocivos en la economía de cualquier país, porque reduce la competitividad de su sector exportador, abarata injustificadamente las importaciones y no permite que la tasa de cambio actúe como válvula de escape de la presión que representan los desequilibrios externos. 

En tanto no se creen las condiciones para que se produzcan más bienes industriales y agropecuarios; mientras no se dinamicen la construcción, el sector de los transportes, las comunicaciones, los servicios comerciales y profesionales; si no se alcanzan tasas de ahorro e inversión que realmente impulsen el crecimiento; la economía cubana seguirá siendo extremadamente vulnerable y la soberanía nacional profundamente comprometida. Los malabarismos cambiarios no resuelven esos problemas.

El Estado cubano no cuenta con los recursos necesarios para asegurar semejante tarea económica. El gobierno puede seguir anclado en su idea fija respecto a que la planificación centralizada sea el principal mecanismo de asignación de recursos, o que la propiedad estatal continúe dominando el sistema económico; de hacerlo fracasará una vez más, porque lejos de propiciar el mejoramiento del bienestar de la sociedad, profundizará el actual estancamiento.

No pueden perderse de vista las consecuencias políticas de los errores en las decisiones económicas. Llegados al punto actual, no existe otra opción posible para Cuba que no sea estimular el desarrollo de los sectores privado y cooperativo, sin camisas de fuerza, con la convicción de que en su desarrollo contribuirán significativamente —ellos sí—, a la defensa de la economía cubana; así como crear las condiciones para que se incremente la inversión extranjera directa en sectores que puedan conectar la producción nacional con cadenas productivas globales.

En este proceso, el papel regulador de un Estado democrático es de valor inestimable, para evitar los fallos del mercado, sin restringirlo, y para crear las condiciones que permitan utilizar instrumentos fiscales en la redistribución de recursos con criterios de justicia social.

***

Referencias.

IMF (2021) World Economic Outlook Database.

ONEI (2020) Anuario Estadístico de Cuba, 2019.

The Economist (2021) The EIU Intelligence Unit Report.

[1] Cálculos con base a ONEI (2020)

17 junio 2021 61 comentarios 4,3K vistas
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Encuesta

Encuesta

por Jorge Fernández Era 13 junio 2021
escrito por Jorge Fernández Era

Estimado presidente:

Fiel a su llamado a ser más proactivos, el Centro de Estudios de Gobernabilidad, Algoritmos y Teorías del Ordenamiento (CEGATO) tuvo a bien realizar la encuesta que nos solicitó sobre la noticia de interés especial dada a conocer a nuestra población en el espacio de la Mesa Redonda el pasado 10 de junio. Sepa usted que es una estrategia genial el mantener en vilo a la gente cada seis meses exactos, como si no tuvieran nada que hacer: fíjese que el rating es similar al logrado por el programa que el 10 de diciembre anunció lo que ya se veía venir y toda Cuba sabía.

Hemos dividido las opiniones recogidas según el momento en que se hicieron: antes o después de la Mesa Redonda. Por supuesto que las primeras (responden a la pregunta «¿Cuál será la noticia?») aran en el terreno de lo incógnito, y las segundas en el fango de la resingación, perdón, resignación. A continuación, un resumen de las primeras, aquellas vertidas entre la una de la tarde y las siete de la noche, en esas seis horas que estremecieron al mundo:

-Yo creo que anunciarán que el IX Congreso del PCC, previsto para celebrarse en abril de 2026 en saludo al centenario de un huracán legendario, será adelantado para marzo del propio año, hay cosas que apuran.

-Pa mí que darán a conocer la causa del desabastecimiento en la Isla, que no es otra que la manía de llevárselo todo en carabelas para Europa y dejarnos a los nativos cual calaveras.

-El asunto es que Cuba declara neutralidad ante la disputa comercial de la Mercedes, la Toyota y la Ford por los derechos exclusivos de producción masiva de Palmiche.

-Descubren en laboratorios cubanos efecto nocivo de los antibióticos sobre la vida humana. Según estudios que se revelarán hoy, estos producen sonambulismo, síndrome del paciente impaciente y propensión al asesinato del que perdió la cola.

-En la segunda quincena de junio se realizará la Jornada Nacional de Tránsito del Socialismo hacia el Capitalismo.

-A mí me dijeron, no me crean, que como incentivo para el incremento del índice de natalidad, a las mujeres recién paridas se les permitirá vender la leche materna después que cumplan con la entrega a los hospitales.

-Van a explicar que la señal para el Ordenamiento se traspapeló: no era en el 2021, sino en algún quinquenio del siglo XXI. De ahí el silencio de Raúl aquel día…

-Se presentará el programa cederista «Siembra tu pececito». Aprovechando salideros, baches y furnias abiertas por los buldóceres de Comunales, se fomentará la cría de clarias y ciberclarias. Quedará prohibida la pesca con redes… sociales. Para explicarlo se exhibirá el documental «El dicgoritmo de la atadura».

Acá le van algunas opiniones que recolectamos concluida la Mesa Redonda:

-«El dólar ha perdido su valor de uso». Qué coraje. Solo falta que declaren que ha perdido también su valor de USA.

-¡La moneda norteamericana en cuarentena! Qué rápido nos hicieron entrar por la calleja del medio.

-«Los dólares que hay en los bancos están comprometidos». ¿Con quién se casarán, si el peso cubano vive divorciado de la realidad desde que el rublo lo dejó en esa?

Hasta aquí el resumen, compañero presidente. Si me pide mi opinión, se la doy a continuidad: Cuba debe aliarse económica y monetariamente a un país tranquilo y estable que se lleve bien con nosotros, con ciertas afinidades y una moneda fuerte, si es asiático mejor… No sé cuántos tugriks mongoles habrá ahora mismo en la calle.

13 junio 2021 20 comentarios 3,4K vistas
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Huelga de la moneda

La huelga de la moneda 2.0

por Mario Valdés Navia 31 mayo 2021
escrito por Mario Valdés Navia

Entre febrero y julio de 1907, durante la segunda intervención de Estados Unidos en Cuba, los tabaqueros de La Habana, secundados por los de Matanzas y Las Villas, protagonizaron la primera huelga victoriosa del proletariado cubano: la Huelga de la Moneda. El reclamo que hacían era recibir sus jornales, con las mismas tarifas existentes, en la moneda más fuerte que circulaba en el país: el dólar estadounidense, en lugar de pesos españoles, o luises franceses; lo cual aumentaría automáticamente sus salarios en un diez por ciento.

La resistencia de los patronos del trust tabacalero norteamericano/inglés, e industriales cubanos y españoles independientes, no logró contener la decisión de los huelguistas, que fueron apoyados solidariamente por otras organizaciones obreras de la Isla y por los tabaqueros cubanos de Cayo Hueso, Tampa y Nueva York. Hasta una firma comercial habanera les adelantó víveres que pagarían después de obtenido el triunfo. Los cinematógrafos, por su parte, ofrecieron funciones recaudatorias a favor del movimiento.

So pretexto de que la huelga ocurría ordenadamente, el gobernador Charles Magoon —interesado en promover el uso de la moneda yanqui en Cuba—, se negó a usar el aparato represivo del Estado para terminarla, o a presionar desde el gobierno a los trabajadores. Con ello terminó toda resistencia patronal y los obreros pudieron celebrar su victoria por todo lo alto. Inspirados en los tabaqueros, los obreros de la construcción, ferrocarrileros y otros sectores, repitieron el procedimiento y lograron similares conquistas.

Huelga de la moneda 2

Charles Magoon

La creación del peso cubano por el economista espirituano Leopoldo Cancio Luna, y su circulación como moneda nacional desde abril de 1915, dotó a Cuba durante ocho décadas de una moneda fuerte, con valor similar al USD, que resistió todas las crisis hasta que la debacle del Período Especial la depreciara tanto que llegó a cotizarse a 160 x 1 USD.

Tras la autorización que permitió el regreso del USD al mercado cubano (1993) —sustituido en el 2004 por su avatar criollo: el CUC— la ciudadanía tuvo la necesidad/posibilidad de cambiar, a través de las Casas de Cambio (CADECAS), sus depreciados pesos por la divisa dominante y acceder con ella a mercados más nutridos que los de moneda nacional (MN).

En diciembre de 2020, con el inicio de la Tarea Ordenamiento se esperaba que el peso cubano retornara a su puesto; no obstante, apenas cinco meses después, observamos con angustia que se depaupera a marchas forzadas. Si bien en julio del pasado año fuera anunciada una amplia estrategia económica, lo único de ella que se aplicó de manera relampagueante en el segundo semestre fue la conversión de tiendas en CUC a MLC. En aquel contexto escribí:

Su carácter transitorio ya ni se menciona, por el contrario, se enfatiza en su exitoso rol como aspiradora de remesas por la vía de un mercado cautivo. Lo que más me importuna de esta salida mercantilista son tres cuestiones: fundamentación soberbia y obsoleta, extensión indiscriminada y negación del lugar que corresponde al uso del peso cubano como derecho ciudadano.

Huelga de la moneda 4

Colas en las tiendas que venden mediante tarjetas MLC, bienes de primera necesidad, muchos de producción nacional (Foto: EPA/BBC)

Al constatar la espiral inflacionaria en que ha caído nuestra añorada MN, dadas la contracción de su mercado y el apetito desbocado de los demandantes por USD, hallo que fui muy comedido en mi valoración de entonces.

Ante el cierre del mercado formal para cambiar pesos por divisas, ya el USD es pagado por la izquierda a 60 pesos y subiendo. Poseerlo es un imperativo para acudir a las tumultuosas e imprescindibles colas en las tiendas que expenden, tarjetas MLC mediante, bienes de primera necesidad, muchos de producción nacional.

Aunque decir que están mejor abastecidas es válido únicamente en el sentido de que los mercados en MN permanecen casi vacíos, esta forma de comercialización en una moneda extranjera ha hecho trizas el objetivo declarado de la Tarea Ordenamiento de que el salario vuelva a convertirse en el estímulo principal para el trabajo. Como afirmara en el referido artículo:

El derecho de los trabajadores a recibir por su trabajo una moneda con capacidad ilimitada para cubrir sus deudas en el territorio nacional es un derecho humano fundamental, pilar de la libre contratación en todo el mundo. Las estrategias económicas que se adopten han de reconocer y respetar ese derecho, de una vez y por todas. Nunca habrá un solo camino ante un escenario confuso, siempre habrá otras decisiones mejores que adoptar y soluciones que buscar.

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Tiendas mayoristas en MLC (Foto: Cubatel)

Enrumbar hasta límites peligrosos por un camino que retoma la primacía del mercado en la divisa foránea, podrá estimular, de no revertirse, la ocurrencia de estallidos sociales ante la caída incesante del poder adquisitivo del salario. La creciente cadena de comercios mayoristas y servicios productivos en MLC para el sector no estatal, solo contribuye a incrementar a su vez la oferta de productos y servicios en esa moneda en el mercado minorista, tanto formal como informal.

La vida nos ha enseñado que la apuesta por medidas drásticas anti-económicas, como el fomento de inoperantes latifundios socialistas, mantenimiento del acopio estatizado, desmantelamiento de la agroindustria azucarera, demora en crear las mpymes e insistencia en dolarizar el mercado interno; no han traído consigo resultados positivos ni siquiera en mejores momentos.

Félix Varela alertaba que el verdadero error no está en cometer errores, sino en insistir en ellos. La irreflexiva política económica actual está creando las condiciones para una nueva huelga de la moneda 2.0. Esta ya no sería porque nos paguen en USD, sino para abandonar definitivamente la dolarización plástica exclusiva de unos pocos. 

31 mayo 2021 25 comentarios 5,K vistas
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unificacion

¿Unificación monetaria y cambiaria en condiciones de re-dolarización?

por Consejo Editorial 8 septiembre 2020
escrito por Consejo Editorial

Desde hace varios días en diversos medios de prensa cubanos han comenzado a aparecer argumentos sobre la necesidad de proceder a la unificación monetaria y cambiaria, haciendo énfasis en las consecuencias negativas del establecimiento de una dualidad monetaria en los años 90 del siglo XX.

A esto se suman rumores, no confirmados, que indicarían la posibilidad de que en poco tiempo se suprima la circulación del peso convertible y la unificación de precios en pesos cubanos de los bienes y servicios que se ofrecen en las redes comerciales estatales, así como una nueva tasa de cambio única que devaluaría considerablemente el tipo de cambio oficial actual de 1 USD = 1 CUP que solo funciona para las empresas del Estado, pero que, al parecer, revaluaría la actual tasa de mercado, también oficial, de 1 USD = 24 y 25 CUP (según se trate si es tipo de cambio de compra o venta de moneda extranjera).

A estos rumores se suma la existencia de una supuesta nueva escala salarial que funcionaría para el sector estatal y que multiplicaría en varias veces todos los niveles salariales actuales (sin que se diga nada de las pensiones de jubilación antiguas).

Lo curioso es que todo esto ocurra unos meses después que el gobierno cubano decidiera abrir tiendas minoristas en las que se venderían una serie de artículos, considerados de “alta gama”, pero que después se ampliaron a bienes de primera necesidad, usando tarjetas magnéticas, respaldadas por depósitos en dólares u otras monedas libremente convertibles (MLC). Esto ha significado, en la práctica, una nueva segmentación del mercado en productos que se venden en divisas extranjeras y productos que se venden en las monedas nacionales y que, eventualmente, se venderían en una sola, como resultado de la “unificación”.

Así las cosas, vale la pena aclarar que toda vez que circulen diversas monedas en un mercado, así sea a partir de la existencia de depósitos a la vista, no estamos en presencia de una real unificación monetaria.

Uno de los problemas de la dualidad monetaria existente ha sido la multiplicidad de tipos de cambio, pero sobre todo la persistencia, durante 60 años, de un tipo de cambio fijo, artificialmente sobrevaluado, del peso cubano respecto al dólar estadounidense, que no refleja las condiciones económicas reales de la economía nacional en relación con la economía internacional y que ha distorsionado seriamente la competitividad del sistema empresarial cubano.

Se puede establecer una nueva tasa de cambio, se pueden modificar los precios y se pueden reformar los salarios y jubilaciones, pero con ello solo se pondrá un orden momentáneo a las relaciones monetarias y a los sistemas de precio y de salarios en el país, pero no necesariamente se pondrá fin a las distorsiones del sistema económico cubano ni del sistema monetario en particular.

La existencia de un mercado, por limitado que pueda resultar, en el que el peso cubano no cumple sus funciones como dinero va a generar una demanda adicional de las divisas extranjeras en el mercado informal, generando opciones de beneficios extraordinarios para quienes operen este mercado informal. Si, como es usual, se persigue a estos actores económicos con medidas punitivas solo se conseguirá aumentar la brecha entre los tipos de cambio entre los mercados formales e informales. Por tanto, sería prudente adelantarse a este tipo de escenarios con la adopción de medidas económicas adecuadas.

¿Cuáles deberían ser este tipo de medidas?

  1. Será necesario definir qué tipo de sistema cambiario va a establecerse. ¿Una caja de conversión como la que determinó la paridad del peso cubano con el dólar antes del 59 o como la que produjo el establecimiento del llamado CUC? Esto significaría un anclaje nominal del peso con el dólar, en la cantidad que se defina, y la variación del tipo de cambio con las demás divisas, siguiendo el curso del dólar. Esta medida, no evitaría que el país afronte una crisis cambiaria cuando se produzca una nueva crisis de balanza de pagos, lo cual puede ser algo previsible en el caso cubano, si no se solucionan los problemas estructurales, no se alcanza un mayor ritmo de crecimiento económico y no se logra una mejor inserción internacional de la economía. ¿Un tipo de cambio flexible? Podría resultar lo más lógico para que el tipo de cambio fuera el que absorbiera los choques externos y la política macroeconómica no quedara supeditada al sostenimiento de una determinada paridad cambiaria. Sin embargo, en este escenario habría que estar preparados para una depreciación sostenida del peso cubano en la medida en la que no mejoren las condiciones de producción de bienes y de servicios y con las consecuentes presiones inflacionarias.
  2. La realidad indica que tanto el peso cubano como el peso convertible están sobrevalorados, tanto en el tipo de cambio del primero como del segundo, lo cual significa que ambos valen más de lo que deberían valer. El tipo de cambio oficial con el que funcionan las empresas es absurdo y no guarda relación alguna con la realidad. El tipo de cambio de las CADECA, que durante mucho tiempo se ha mantenido estable, parece mostrar signos de sobrevaloración ante la reaparición de un mercado informal con valores que en estos momentos han estado oscilando entre 1,30 y 1,80 CUC por dólar. Esto es consecuencia de dos fenómenos concretos: a) la ruptura de la “caja de conversión” que sustentaba la condición de convertibilidad del CUC a una paridad de 1 USD = 1 CUC y según la cual solo se emitirían CUC como USD existieran para respaldarlos y b) la reaparición de un mercado en el que solo se opera en MLC, por lo que la demanda por las divisas foráneas aumenta considerablemente. La sobrevaloración de una moneda nacional desestimula las exportaciones porque las encarece y estimula las importaciones porque las abarata relativamente. Si se adopta un tipo de cambio de partida, de forma administrativa, que no refleje las condiciones reales de la economía, se reproducirán las distorsiones actuales, porque el tipo de cambio es el precio relativo que permite conectar la economía de cualquier país con la economía internacional. Por esa razón, en lugar de adoptar medidas administrativas sería mucho mejor tener en cuenta las señales que ofrece el mercado. Así las cosas, el CUP podría cambiarse a 25 por CUC actuales para efectos internos, pero el tipo de cambio del USD con el CUP que se establezca como nivel de partida, debería considerar esas señales del mercado y, por tanto, devaluarse en lugar de revaluarse.
  3. Para que el peso cubano (CUP) sea realmente convertible debe asegurar su plena convertibilidad interna, garantizando el funcionamiento adecuado del mercado cambiario y permitiendo que la moneda nacional opere de manera plena con fuerza liberatoria ilimitada y curso forzoso en todo el territorio nacional, lo cual cuestiona el funcionamiento de las nuevas tiendas en MLC, fuertemente criticadas por la población por justas razones.
  4. Nada de esto tiene sentido si no se adoptan las medidas económicas necesarias para impulsar la producción de bienes y de servicios. Si no se adoptan las medidas para aumentar la oferta de bienes y de servicios, se corre el riesgo de una espiral inflacionaria, que si se pretende impedir de forma artificial, con los racionamientos o con topes de precio, se manifestará en la forma ya conocida de “inflación reprimida”, que no es otra cosa que la escasez y las colas y la dinamización del mercado subterráneo. Así las cosas, lo más adecuado sería eliminar todas las cortapisas que han impedido el desarrollo de la producción de bienes y de servicios por parte de productores privados y cooperativos, junto a la autonomía operativa y financiera de las empresas estatales. En tal sentido, es imprescindible adoptar la secuencia adecuada y ello significa que lo primero sería eliminar las restricciones actuales al funcionamiento de las pequeñas y medianas empresas (PyMES) privadas y cooperativas, las cuales, en un clima adecuado podrían absorber la fuerza de trabajo que actualmente resulta excesiva en el sector estatal y podría producir bienes y servicios que el sector estatal se ha mostrado incapaz de producir. Para ello es necesario crear el clima institucional adecuado para promover el ahorro interno y la inversión tanto foránea como doméstica, sin restricciones de tipo de propiedad. Esto debería ir acompañado de la modificación de las normas adoptadas recientemente para regular la participación del sector privado y cooperativo en el comercio exterior que son, a todas luces, inadecuadas.

El costo económico y político de continuar despreciando las leyes económicas puede ser muy grave para el país. La política económica debería orientarse a la adopción de las medidas que permitan salir de la crisis y conducir a una ruta de crecimiento sostenido que tenga un efecto positivo en el mejoramiento del nivel de desarrollo económico y social, superando las barreras ideológicas derivadas de concepciones dogmáticas.

8 septiembre 2020 26 comentarios 1,2K vistas
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