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periodismo

Ciudadano

Entrevista a un ciudadano de a pie

por Marilola Castro 26 febrero 2022
escrito por Marilola Castro

Periodista: Disculpe, compañero, ¿me permite una pregunta?

Ciudadano: Usted dirá.

Periodista: Mire, somos periodistas de la televisión y estamos haciendo entrevistas para conocer el estado de opinión del pueblo sobre diversos temas.

Ciudadano: ¿Y lo que yo le diga lo van a transmitir en algún programa?

Periodista: Claro, ese es el objetivo.

Ciudadano: Pues, pregunte.

Periodista: Vamos a ver, en el caso hipotético de que se hicieran elecciones generales y usted fuera elegido presidente del país, ¿qué medidas inmediatas adoptaría en lo económico y en lo social?  

Ciudadano: Pues para serle sincero antes de tomar cualquier medida de ese tipo, yo adoptaría otras relativas a los dirigentes de todos estos años.

Periodista: ¿Impugnaría usted a nuestros dirigentes como ha ocurrido en otros países latinoamericanos? ¿Decidiría usted la privación de libertad a quienes con tanto esfuerzo nos han dirigido por más de sesenta años?

Ciudadano: ¡Nooo!  Puede estar seguro que yo no haría eso! Solo utilizaría medidas e-du-ca-ti-vas.

Periodista: ¿Qué quiere decir eso?

Ciudadano: Mire, empezaría por mudarlos de sus hermosas residencias para un apartamentico en un barrio cualquiera de la ciudad, sin servicio doméstico, sin carro ni chófer ni asistente. También haría que compren ellos mismos en la bodega con su libreta de abastecimientos, para que empiecen a conocer cómo vivimos los verdaderos revolucionarios, y aprendan el significado de esa exasperante palabrita que tanto les gusta: continuidad.  

Periodista: Bien, gracias, compañero, hasta la vista…

Ciudadano: ¡Espere, espere, no he terminado! A quienes estuvieran en edad de jubilación, que son bastantes, les asignaría una de las más altas pensiones para que constataran que en menos de una semana se les acabó el dinero sin haber podido garantizar ni la más frugal alimentación. Quizás alguno de los más sensibles pudiera llegar a preguntarse cómo han sido capaces de sobrevivir tantos años decenas de miles con una cuarta parte de esa mensualidad, o aun menos.

Por supuesto, no dispondrían de equipos de aire acondicionado, para que disfruten la calidez de nuestro clima en vivo y en directo y luego se cuestionen cómo la factura de la electricidad puede ser tan alta. Es cierto que han disminuido mucho los apagones, pero aun hay veces que en esas horas de la madrugada cuando no se puede mitigar el calor ni con un ventilador, se abanicarán exasperados sufriendo no por el ataque de los mosquitos sino por la preocupación de que se les pueda echar a perder el escaso alimento que han conseguido luchando.

Periodista: Gracias, compañero, con eso me basta…

Ciudadano: ¡No, no, yo no he terminado! ¡Usted preguntó, ahora me va a escuchar!

Otra experiencia imprescindible para la educación de nuestros ex-dirigentes seria la confrontación con la situación del agua. Es posible que en el mejor de los casos, como ocurre en mi barrio, les tocara recibirla un día sí y otro no, aunque hay municipios que la reciben cada tercer o cuarto día. Sería interesante observar cómo reaccionan estos experimentados revolucionarios cuando el día que les toque recibir el agua no haya electricidad para bombearla.

Periodista: Gracias, compañero, ya es suficiente.

Ciudadano: Pero mire, creo que hay otra experiencia muy revolucionaria para la que no estarían preparados: las colas. Las que ellos conocen son las de langosta. Estas serían una experiencia inolvidable pues requieren valor, estoicismo y una paciencia infinita. Muchas veces, al final, después de horas de espera, hay que regresar a casa con las manos vacías.

Periodista: Para mí ya es bastante, gracias por su cooperación.

Ciudadano: Oiga, periodista, estoy seguro de que nuestros dirigentes conocerán una emoción que no han sentido antes cuando no tengan otra opción que ver la televisión nacional. Entonces van a sufrir la impotencia mientras escuchan y ven cómo todo marcha de maravilla, cómo se trabaja con éxito para el sobrecumplimiento de los planes; y cómo en muy poco tiempo, gracias a nuestros denodados esfuerzos, se solucionan los problemas a pesar del brutal bloqueo económico, comercial y financiero al que nos tiene sometido el imperialismo. Quizás alguno comenzará a comprender lo contraproducente que resulta la machacona propaganda de su partido, que se repite y se repite hasta la saciedad por todas las vías posibles.

Periodista: Bueno, le reitero las gracias por su colaboración.

Ciudadano: Espere, hay otra experiencia que les resultará útil: enfermarse y verse precisados a ingresar en uno de nuestros hospitales. Sin dudas somos una potencia en lo que respecta la salud. El personal de esta rama es el verdadero héroe anónimo aunque no le cuelguen del pecho algunas de esas medallitas que se están repartiendo siempre a troche y moche en rimbombantes actos protocolares.

Hay no sé cuantos médicos por habitante, muchos más que en cualquier país del continente. Cientos no radiquen en Cuba: andan llevando salud por otras geografías y trayendo miles de millones de dólares a las arcas gubernamentales. Claro, la carnada, aunque pequeña, es tentadora para ellos porque les permite mejorar las condiciones de vida de su familia y traer del extranjero algún que otro equipo y medios que no se encuentran por acá, al tiempo que cumplen con el Juramento Hipocrático con los más necesitados. Por eso están dispuestos a que los envíen a los rincones más oscuros y lejanos del planeta, como afirmó que haría el máximo líder del país en un discurso.  

Pero no se me vaya… periodista… escuche. Pienso que cuando los ex-dirigentes revolucionarios participen de la atención en nuestros hospitales, se cuestionarán muchas cosas que nunca antes les habían pasado por la cabeza. Temas que no son imputables en absoluto al personal de la salud, pero que sufren junto a los pacientes: carencias de personal, medicamentos, accesorios, productos de limpieza, agua corriente y tantas y tantas cosas que nunca se les había ocurrido preguntarse a los ex-dirigentes en el transcurso de una vida donde todo era como debía haber sido para todos.

Periodista: Pues al menos usted debía reconocer todo el desarrollo científico que hemos alcanzado, gracias a la iniciativa de nuestro Comandante en Jefe.

Ciudadano: Si, tiene razón, a pesar de tantas dificultades hemos alcanzado desarrollo científico. Pero, ¿a usted no le llama la atención que cada vez que celebramos un aniversario de cualquier centro científico, industrial, cultural, deportivo, de investigación, de cualquier índole que sea, se resalte que se creó y se desarrolló por la inventiva y la gestión del Comandante en Jefe? ¿No existe nada en este país que no sea obra suya? Claro, me refiero a lo exitoso.

Es que ¿en  más de sesenta años no ha existido un solo cubano capaz de crear algo valioso? ¿Cómo fue que se agotó la extraordinaria creatividad tradicional del cubano? Esto nos pudiera inducir a pensar que entonces solo uno tenía la posibilidad de tomar decisiones y ejecutarlas. Nadie más podía.

Periodista: Mire, ciudadano, ya es suficiente…

Ciudadano: ¿Está usted de acuerdo conmigo en que el confinamiento en una prisión sería el paraíso comparado con estas medidas educativas?

Periodista: Disculpe, compañero, pero me equivoqué al seleccionarlo. Gracias por su tiempo.

Ciudadano: ¿Pero no quiere escuchar las medidas que adoptaría en lo económico y en lo social? Todavía no le he hablado de eso.

Periodista: No, no, gracias, ya tengo suficiente…

Ciudadano: ¿Y a usted no le dice nada que en la actualidad, el relevo de nuestro líder siga asumiendo sus mismas palabras y discursos de antaño, como si no hubiera transcurrido un tiempo urgido de cambios. No compren que esa continuidad en el discurso, en la acción propicia un inmovilismo que frena todo desarrollo. ¿Usted no está de acuerdo en que los líderes de hoy insisten en la vigencia de palabras dichas en circunstancias de una época totalmente diferente, sin percatarse del estancamiento que provocan? ¿Será ese precisamente el propósito?

Periodista: Por favor, suélteme, no puedo seguir perdiendo el tiempo con usted.

Ciudadano: Pues aunque a mí ya no me queda mucho tiempo por vivir, también me pregunto hasta cuándo debemos seguir viviendo para un futuro que nunca llega, mientras quienes ya viven en ese futuro soñado propugnan la continuidad. ¿Usted me puede decir hasta cuándo debemos seguir aceptando un presente que no es digno de la historia de esta nación?

Hasta cuándo! Oigaaa… periodistaaa… se le cayó una cámara…

26 febrero 2022 19 comentarios 1.962 vistas
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Verdad

Primero la verdad que la paz

por Redacción 29 enero 2022
escrito por Redacción

Vulnerabilidad en Cuba. ¿Cómo representar lo irrepresentable?

Teresa Díaz Canals

Mi divisa es: primero la verdad que la paz

Miguel de Unamuno

Regresé a Cuba en los primeros días de enero. A pesar de estar un breve tiempo fuera del país, no dejé de pensar jamás en el profundo nivel de vulnerabilidad de mi pueblo. Se trata, en principio, de las personas en condiciones de pobreza extrema, de esos indigentes que se observan en las calles, de los enfermos que necesitan de manera urgente cualquier tipo de medicinas, de los adultos mayores que viven solos y olvidados. A ello se unen el incremento de los índices de la crisis económica estructural que hace décadas sufre la sociedad en general y el deterioro de las relaciones políticas y sociales.

Resulta curioso cómo se ha desarrollado todo un dispositivo de la comunicación con el objetivo de divulgar las medidas que se toman por parte de diferentes organizaciones ante situaciones muy complejas —concebidas por especialistas que establecen determinadas estrategias encaminadas a cumplimentar proyectos que son ideados para determinado período— las cuales reciben financiamiento por vía de cooperación internacional.

Por una parte, entiendo lo positivo de tales iniciativas, donde los destinatarios, siempre limitados, reciben algunos beneficios. No obstante, paralelo a esas acciones, también preocupa el silencio de los expertos sobre el grado de deterioro moral de una sociedad que ha provocado una enajenación impresionante.

Verdad (2)

(Foto: Diario de Cuba)

El estatismo burocrático entronizado ha generado un estado de excepción. Cuando eso ocurre, el poder comete cualquier tipo de arbitrariedades. Por una parte, se habla de respeto a la diversidad; por otra, y a la vez, hay diferencias que molestan, que son intolerables. Los que no comulgan con el absurdo dominante no son ciudadanos y, por tanto, no son humanos.

Ahí están los condenados a prisión por participar en las manifestaciones del 11 de julio del 2021; los que por las circunstancias anómalas que vivimos se ven obligados a emigrar, cambiar de cultura, comenzar de cero en países extraños, familias desintegradas. Esos dolores no se pueden representar con palabras, esos hechos amplían la vulnerabilidad de cualquier nación.

Para comprender el mal, se debe escuchar al que está imposibilitado de hablar. La enajenación funciona con eficacia cuando las personas no se percatan de que son utilizadas y piensan que está bien lo que hacen con ellas; cuando trabajamos en función de lo que otros quieren. La palabra resiliencia es ahora enarbolada y está bien, pero no funciona siempre en todos los seres humanos. No se comenta acerca del suicidio, el sufrimiento, el encierro, el hambre, la irresponsabilidad.

Escuché a un conocido creador expresar la siguiente atrocidad: yo me paso por el culo a los presos políticos. Esos seres humanos privados de libertad son personas, son ciudadanos, tienen rostros que hablan, llaman, reclaman, interpelan. Ojalá en este año que comienza se abra un tiempo de hospitalidad, de recepción auténtica del otro. Si esa postura ética, humanista, no se practica, el horror está instalado. 

***

Periodismo cubano en 2022: Formar ciudadanía para la libertad

Jesús Arencibia Lorenzo

Reinterpretando una de las más citadas frases de Gabriel García Márquez, el escritor Manuel Rivas comentó: «El periodismo no será el oficio más hermoso del mundo, pero es uno de los más necesarios. Creo que el más necesario. Por esa condición de bien común, de líquido amniótico de la libertad».

Invitado por LJC a compartir mínimas ideas en torno a los horizontes de la prensa cubana en 2022, la primera palabra que me viene a mano es precisamente Libertad. Nada hay más conmovedor en la labor periodística que catalizar, acompañar y narrar con la máxima plenitud posible el ejercicio ciudadano de la libertad.

Ese formidable impulso, que en 2021 fraguó en Cuba hechos que ya son códigos compartidos en su valerosa simplicidad: 11J, 27ENE, 15N, o grabaciones en directas que golpearon, directamente, la sensibilidad popular, o icónicas imágenes como la de dos abuelas, una blanca y una negra —ah, Nicolás Guillén—, una caldera en mano y otra vociferando que ya nos quitamos el ropaje del silencio; ese impulso volcánico, digo, que parecía tan pisoteado, tan sumergido, que nunca más estallaría en la Isla, es, a mi juicio, la mayor vara por la que debe medirse el periodismo que hagamos en el tiempo por venir.

Verdad (2)

Nada hay más conmovedor en la labor periodística que catalizar, acompañar y narrar con la máxima plenitud posible el ejercicio ciudadano de la libertad. (Foto: Getty Images)

¿Estaremos a la altura de quienes plantaron y plantan, en duras circunstancias, la bandera de la honestidad? ¿Podremos, sabremos relatar sus angustias sin silencios vergonzosos ni hipérboles repugnantes? ¿Tendremos la decencia de al menos callar —y no sumarnos a coros polarizantes— cuando el valor no nos alcance para decir lo que se debe? ¿Encontraremos las palabras precisas, sin exponer los delicados filamentos que pudieran, quizá, perjudicar a quienes nos confíen sus historias de vida?

Cada día se pone a prueba de la integridad de quienes, reinventándose para sobrevivir en un satanizado medio informativo no estatal, bajo terribles presiones, no aceptan que fuerzas externas, o el resentimiento, condicionen su agenda editorial. Cada día —quiero pensarlo— se levantan brazos dignos que, aun trabajando en un medio subordinado al bloque de Poder (PCC/Estado/Gobierno) no se prestan a ignominias e intentan correr los límites y nombrar 100 donde la orientación permanente es callar 50. Unos y otros creen en el periodismo auténtico y en su utilidad social. También están, aquí, allá y acullá, los que han aceptado la cómoda e indigna postura del corista genuflexo.

Como un agua que no se puede parar ni con mil diques, la ciudadanía (tecnología e internet mediante) ha comenzado a interconectarse en pos de nuevos pactos sociales. La prensa —generalmente la alternativa— ha sido uno de sus brazos y voces. No olvidemos que ha habido reporteros pagando con cárcel, reclusión domiciliaria, destierro o sufrimientos familiares indecibles ese acompañamiento.

Participar, como explicaba un agudo teórico, implica tener, formar y tomar parte. Por ahí anda, intuyo, el reto periodístico de ahora y de mañana: tener, formar y tomar parte en el maravilloso despertar ciudadano que aspira, luego de décadas monocordes, a cambiar de una vez, «lo que deba ser cambiado». O, para decirlo con Leo Brower, a transformar «el país del no».

29 enero 2022 13 comentarios 1.793 vistas
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EFE

EFE y las autoridades cubanas

por Daniel Rodríguez Suárez 26 enero 2022
escrito por Daniel Rodríguez Suárez

Por Daniel Rodríguez Suárez y Luis Carlos Battista

El pasado 12 de enero la presidenta de la agencia EFE, Gabriela Cañas, en unas jornadas celebradas en Madrid por el Fórum Nueva Economía, lamentó la situación por la que atraviesa la agencia de noticias en Cuba. En la actualidad, la agencia, radicada hace casi cincuenta años en la Isla, cuenta solamente con una periodista y un camarógrafo para cubrir la información.

La agencia de noticias EFE, propiedad del Estado español, es la cuarta en importancia a nivel internacional. Suministra cerca del cincuenta por ciento de las noticias que sobre Cuba se distribuyen en Hispanoamérica y ha visto cómo sus efectivos in situ se han reducido a la mínima expresión.

Según señaló su presidenta, da la impresión de que el gobierno cubano pretende terminar con casi medio siglo de presencia en la Isla, pues EFE lleva varios meses esperando la acreditación de sus periodistas. Gabriela Cañas aseveró igualmente que existen contactos con la embajada española y con las autoridades cubanas para intentar solucionar lo que se ha convertido ya en un contencioso.

Mientras tanto, las acreditaciones continúan demorando y esta situación de espera permanente ha llevado a que la agencia comience a plantearse su permanencia en la Mayor de las Antillas.

Hasta noviembre de 2021, EFE contaba con siete periodistas en Cuba —cinco cubanos y dos españoles—, a lo que habría que sumar una serie de servicios externos que se proveen desde la Isla. Sin embargo, todo comenzó a torcerse el pasado mes de julio. Los días previos y posteriores al estallido social alumbraron un punto de inflexión en lo tocante a las relaciones entre la agencia de noticias y las autoridades.

Con posterioridad a esta fecha se nombró un nuevo delegado de EFE, Juan Palop, designado en sustitución de Lorena Cantó, que había sido la encargada en La Habana hasta el momento y quien fue enviada a un nuevo destino en la representación de la agencia en Pekín. No obstante, después de una dilatada espera no se le ha facilitado todavía la acreditación al nuevo delegado.

Poco después, en noviembre, le fueron retiradas las acreditaciones al resto de la delegación. Durante unas horas EFE se vio sin personal autorizado, y posteriormente solo ha tenido dos efectivos operativos. Hoy sigue a la espera de lo que dispongan las instituciones cubanas.

EFE (2)

Presidenta de la Agencia EFE, Gabriela Cañas. (Foto: EFE)

En tal sentido, su capacidad operativa se halla muy limitada debido a los compromisos que tiene adquiridos con diversos medios de comunicación. Es evidente que en el desencuentro sin precedentes influyeron los acontecimientos acaecidos en los últimos meses, lo cual puede sugerir el motivo de las autoridades cubanas.

 El 2021 ha sido un año duro para Cuba. A la escasez derivada de la crisis pandémica y la caída del turismo, se unieron la inflación y otros efectos devastadores para las clases populares nacidos de la denominada Tarea Ordenamiento, lanzada en enero de ese año. El contexto económico propició que la mayor parte de la población comenzará a tener serias dificultades en los abastos.

Esta situación se agudizó todavía más dado el establecimiento de comercios donde la venta se orquestó a través de tarjetas que operan en divisas extranjeras. De este modo, los ciudadanos se vieron obligados a adquirir productos de primera necesidad en las llamadas Tiendas en Moneda Libremente Convertible.

A lo anterior se añadió una nueva dificultad: el decreto gubernamental que establecía la no aceptación por parte de los bancos de dólares en efectivo. Los socios comerciales de Cuba, debido a la persecución financiera orquestada por los Estados Unidos, han terminado por agravar un poco más la situación en Cuba.

El bloqueo, que tiene derivaciones extraterritoriales y se arma de medidas coercitivas unilaterales que no solo afectan al régimen cubano sino también a terceros países, termina por convertir al pueblo cubano en el mayor damnificado, muy por encima de las autoridades y de los países con los que se establecen relaciones comerciales.

De este modo, la crisis económica, fruto de decisiones erróneas en Cuba, del contexto pandémico y del bloqueo norteamericano, configuraron un contexto altamente propicio para la protesta. El 2021 contempló también la salida definitiva de Raúl Castro en el mes de abril. Sus mensajes en el VIII Congreso del PCC supusieron un jarro de agua fría para los que veían en el ejemplo chino —implantación de una economía de mercado bajo la égida del partido único— la vereda por la que podría discurrir Cuba. Sin embargo, esto no se produjo.

La marcha de Raúl Castro trajo aparejado el adiós de otro histórico: Machado Ventura, pero también la salida del Comité Central de Marino Murillo, uno de los mayores defensores de las posibilidades del modelo chino. El otrora zar de las reformas quedó fuera del núcleo duro del organigrama político cubano. Así pues, el país cabalgó el año recién finalizado sobre una crisis económica que devino social y terminó siendo también política.

EFE (4)

Marino Murillo (Foto: Ariel Cecilio Lemus)

Ante semejante cuadro, las condiciones objetivas para el estallido social estaban dadas. Solo faltaba la espoleta del factor subjetivo. Esto se produjo en julio de 2021. Medio año aguantó la sociedad cubana en una situación sumamente espinosa para los sectores más vulnerables.

Las imágenes de las manifestaciones, no vistas desde el denominado maleconazo, fueron distribuidas por medio mundo y llevaban el membrete, entre otras, de la agencia española. EFE estuvo muy centrada en las derivaciones políticas del conflicto y no tanto en el contexto subyacente, económico y social, sobre el que el conflicto había medrado.

A partir de entonces, y hasta la prohibida manifestación de mediados de noviembre, la plataforma Archipiélago recibió la atención de la agencia española y por consiguiente la difusión de los intereses de dicha plataforma en los medios de comunicación de América Latina y España.

Que uno de los líderes de Archipiélago, probablemente el más mediático, Yunior García, terminara exiliado en España y fuera colmado de atenciones por los medios de comunicación tampoco ayudó a mejorar las relaciones de las autoridades cubanas con la agencia. No en vano, la figura de Yunior García comenzó a ser conocida y reconocida en España gracias al acento que EFE puso en él.

La agencia, como no podía ser de otro modo, cubrió el período de agitación que sacudió a Cuba e hizo un seguimiento pormenorizado sobre las derivas subsiguientes de las protestas de julio y acerca de las tensiones que subsistieron hasta final de año, incluida la actividad de los servicios de seguridad del gobierno para desbaratar la ofensiva de la disidencia y reprimir el impulso de los descontentos.

Fiscalizó y denunció también las presiones ejercidas por las autoridades sobre periodistas cubanos no adscritos a los medios gubernamentales. Tales denuncias se mantuvieron igualmente fuera de los canales de la agencia, a través de sus redes sociales.

De esta suerte, no es extraño que el conflicto entre las autoridades insulares y la agencia arrancaran tras el estallido de julio de 2021 y que sus relaciones fueran empeorando con el paso de los meses. La entonces delegada de la agencia fue acusada por las autoridades de extralimitarse en sus funciones, intervenir en los asuntos domésticos, falta de imparcialidad y ejercicio del activismo político.

Así se lo hicieron saber en las redes sociales el director general de Prensa, Comunicación e Imagen del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Juan Antonio Fernández Palacios, y el director del Centro de Prensa Internacional, Alberto González Casals.

EFE (4)

La situación no mejoró en los meses subsiguientes, y la fallida y prohibida manifestación programada para el 15 de noviembre terminó por enfrentar de forma definitiva a la agencia con el gobierno cubano. Como hemos apuntado, las acreditaciones de prensa fueron retiradas en las vísperas del referido día con la clara intención de entorpecer la difusión de lo que pudiera suceder.

Horas después, dos de los periodistas recuperaron sus credenciales. Son los únicos con que cuenta la agencia actualmente. Desde entonces, el cruce de declaraciones ha sido una constante, sobre todo por parte de la agencia, que no cesa en el empeño de reclamar sus derechos perdidos.

Han intervenido a favor de la agencia —en defensa de su derecho a informar sobre lo que ocurre en el país caribeño— la Unión Europea, a través de la oficina del vicepresidente de la Comisión y alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores Josep Borrell; el gobierno de España y su embajada en La Habana, y otros organismos internacionales y nacionales.

A pesar de ello, la situación permanece varada y no se avizora un desenlace que satisfaga las demandas de EFE. Una agencia que, a pesar del agravio y la coacción a la que es sometida, ha estado centrada en ofrecer una panorámica de la actual crisis bastante enfocada en las demandas políticas por parte del pueblo cubano, en detrimento de otros flancos relevantes de la situación, y que ha hecho del contencioso particular de la agencia con las autoridades uno de los ejes sobre los que pivota la información de noticias que provienen de Cuba.

Por otro lado, como es habitual en las relaciones entre España y Cuba, el gobierno hispano y sus instituciones en la Isla se han visto en medio del fuego cruzado entre la oposición y las autoridades. Esta tendencia, que arranca desde el mismo triunfo de la revolución en 1959, continúa siendo uno de los principales problemas de la diplomacia española en Cuba.

La agencia de noticias, además de recibir presiones por parte de las autoridades cubanas, también tiene que hacer frente a las demandas de la oposición, que ha solicitado a EFE una mayor implicación informativa en los juicios desatados a raíz del estallido social del pasado verano. Sectores de la oposición cubana han lanzado una campaña exigiendo a EFE, y a otras agencias extranjeras acreditadas, que cubran los juicios contra los manifestantes del 11 de julio.

Debe recalcarse que tal cosa es difícil, pues el acceso a los juicios es restringido, provocando denuncias en las redes sociales por irregularidades y fallas en el estricto cumplimiento del principio de legalidad. Por ejemplo, existen reclamos por condenas supuestamente injustas en unos casos y excesivas en otros. Igualmente se alega que varios menores de edad no han sido tratados con el debido proceso, ante lo cual se ha pronunciado la oficina regional de la UNICEF.

UNICEF is concerned over the alleged cases of child detention reported in Cuba. We are calling on the Cuban authorities to provide additional verified information about children allegedly in this situation.

(1/2) pic.twitter.com/dIuJeiLVcw

— UNICEF Latin America (@uniceflac) November 19, 2021

Otra variable del análisis radica en la posición del Gobierno cubano, al que una crisis con España no debería interesarle. El PSOE y Unidas Podemos son sus únicos y posibles aliados en el Estado español. Cuentan también con simpatías evidentes dentro de otras formaciones, como ERC, CUP, EH Bildu o el BNG; sin embargo, a nivel de gobierno, más allá de los desencuentros puntuales y habituales, no hay mejores socios para las autoridades cubanas que los que lideran en este momento el Consejo de Ministros en la Península.

Así pues, una crisis diplomática con España a raíz del tratamiento a la agencia española no parece prudente. En los últimos años bajo el PSOE, se han producido dos visitas del más alto nivel a la Isla. La del propio presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y la de Sus Majestades como cabeza del Estado. Ambas visitas ofrecieron sonados espaldarazos al gobierno de Díaz-Canel.

La situación política en España, de fuerte polarización entre gobierno y oposición, tendría en el contencioso con Cuba material suficiente para que la oposición acusara al gobierno de Pedro Sánchez de timorato y condescendiente frente a las autoridades de La Habana. Algo que sucedió a raíz del estallido social de julio pasado, cuando el triunvirato formado por PP, Vox y Ciudadanos imputó al gobierno falta de contundencia en la descalificación de las autoridades comunistas debido a la represión ejercida contra las protestas.

Este panorama, la situación política actual en España, y sus precedentes, deberían ser tenidos en cuenta por el MINREX a la hora de desencadenar una crisis bilateral.

Otro factor que hace desaconsejable la crisis bilateral es la ausencia de Fidel Castro. El desaparecido líder tenía especial sensibilidad para abordar los temas de España y salir airoso en la resolución de los frecuentes desencuentros entre Madrid y La Habana. Su capacidad para maniobrar a izquierda y derecha dentro del espectro político ibérico están fuera de duda.

Su ascendencia gallega le permitió tejer complicidades con Manuel Fraga Iribarne, líder histórico de la derecha española, en tanto su comprensión del panorama internacional le facilitó establecer una relación de confianza con Adolfo Suárez, político procedente de la dictadura franquista, factótum de la transición y garante del asentamiento de la monarquía.

Esta habilidad en el trato de los asuntos españoles le permitió igualmente hacer compatible su amistad con el socialista Felipe González, no exenta de altibajos, y su relación preferente con los secretarios generales del PCE, desde Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo hasta José Luis Centella.

La mística revolucionaria de la Cuba de los sesenta tampoco forma parte del imaginario político de las nuevas generaciones de dirigentes españoles, o al menos no en la misma medida. La opinión pública española se encuentra también distante de lo que supuso la revolución cubana, y su visión de la realidad insular atiende únicamente al análisis del momento. Estos factores han propiciado que en los últimos años se haya producido un cambio en su perspectiva respecto a la situación política en Cuba.

Lo demuestra la encuesta del canal La Sexta, en julio del 2021. En ella, el 89% de los encuestados afirmaba que Cuba es una dictadura, en tanto el 40% apoyaba el embargo/bloqueo ejercido por el gobierno de los Estados Unidos. Es este un elemento de considerable impacto para el gobierno de La Habana, teniendo en cuenta que, según cifras del 2020, España era su principal socio comercial europeo y el tercero después de China y Venezuela.

Respecto a la encuesta, es pertinente ofrecer dos elementos: La Sexta es mayoritariamente consumida por votantes de la izquierda, de acuerdo con el diario El Mundo, y la misma se realizó apenas dos semanas después de las mayores protestas vividas en Cuba desde 1959.

Estos cambios acaecidos en España y Cuba en los últimos años reconfiguran el tablero de sus relaciones bilaterales, menos dotadas que antaño para salvar sin quebrantos duraderos los frecuentes y sonados desencuentros. A excepción del período de José María Aznar, ambos países han sabido mantener al margen de la relación permanente las confrontaciones puntuales.

Sin embargo, en la España actual las relaciones económicas con Cuba tienen derivaciones políticas, y la separación de ambos aspectos se antoja cada vez más complicada. Esta noción, desde ya, está siendo explotada por la derecha española. Una serie de escándalos por parte del exministro de transportes Ábalos con las autoridades venezolanas pusieron a la defensiva al PSOE en varias ocasiones.

La política española hacia Cuba y Venezuela comienza a ser considerada un tema de política electoral a la Miami. Detrás de este fenómeno está el crecimiento de la emigración cubana y venezolana en Estados Unidos y España, pero también las redes de entendimiento y colaboración entre la derecha española, el Partido Republicano, y el ala más dura de la oposición cubana afincada en los Estados Unidos.

El campo de ensayo de esta nueva tendencia de la derecha española se encuentra en la comunidad de Madrid, donde el tándem Isabel Díaz Ayuso (PP)-Rocío Monasterio (VOX) ha hecho de la posición frente a Cuba y Venezuela un asunto de política electoral.

Condenamos la dictadura criminal de Cuba y exigimos al Gobierno de España que abandone la ambigüedad y se ponga del lado de la Libertad.

Esta noche la Real Casa de Correos se iluminará con los colores de la bandera de Cuba como homenaje a los luchadores por la Libertad. pic.twitter.com/kuBP89TrLW

— Isabel Díaz Ayuso (@IdiazAyuso) July 14, 2021

En este mismo sentido, hace apenas unos días Pablo Casado, líder de los populares, afirmó que de llegar a La Moncloa adoptaría un «bloqueo total de las relaciones, y sobre todo a nivel financiero» hacia Cuba, Nicaragua y Venezuela. Si bien del dicho al hecho hay un buen trecho, no se debe menospreciar el endurecimiento del discurso del PP respecto a los años de Mariano Rajoy y sus ministros de exteriores, José Manuel García-Margallo y Alfonso Dastis, en el contexto del acercamiento entre los expresidentes Barack Obama y Raúl Castro.

Las próximas elecciones generales en España están programadas para mayo del 2023. A pesar de ello, un año en política es demasiado tiempo y la crispación en la Península se encuentra en máxima tensión, con un virtual empate entre ambas alas ideológicas en las Cortes.

Hasta tal punto es así, que de acuerdo a una reciente encuesta, una coalición entre el Partido Popular y el ultraderechista VOX podría llegar a gobernar con mayoría absoluta de celebrarse las elecciones este mes. Si bien la promesa de Casado sería difícil de adoptar sin enajenar el apoyo de los fuertes operadores turísticos mallorquines con intereses en la Isla, es de prever que un gobierno popular enfriaría las relaciones transatlánticas.

De ocurrir, esto adicionaría un impacto considerable en la política europea hacia Cuba. Tradicionalmente, los miembros de la Unión han seguido el liderazgo español en ese tema. Prueba de ello fue la adopción de la «Posición Común Europea» propuesta por el gobierno de José María Aznar (PP) en 1996.

No es de extrañar entonces que una retirada de EFE de la Isla sería un tema para la agenda del próximo intercambio en el marco del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación con la Unión Europea, donde los socios del Viejo Mundo exigirían explicaciones a los antillanos, creándose para estos una crisis auto infligida.

Asimismo, habría que sopesar otro factor. Si bien la permanencia del catalán Josep Borrell frente al servicio exterior europeo no depende de la aquiescencia del premier ibérico, una fricción entre un ejecutivo de derechas con la oficina de Borrell agrietaría el liderazgo de este a nivel europeo.

Las diferencias entre el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y las formaciones de derechas del arco parlamentario español, en lo tocante a la política a seguir frente Venezuela, Nicaragua y Cuba; han sido una constante desde la llegada de Borrell al cargo, y todo parece indicar que podrían ir a más si el gobierno español terminara en manos del PP o de alguna coalición o apoyo que facilitara su arribo a la presidencia.

Los argumentos ofrecidos revelan que La Habana y Madrid deberían estar interesados en que el contencioso entre la agencia EFE y las autoridades cubanas no derive en una crisis bilateral de mayor calado, pues, como se ha examinado, esto podría traer consecuencias que actuarían en detrimento de los intereses de España en Cuba y de Cuba en la UE y España.

Comprendemos no obstante que la resolución del problema no es sencilla, pues son muchos los intereses que demandan pronta satisfacción: los de la agencia EFE, los de la oposición cubana y los de los gobiernos de Madrid y La Habana. Por último, ha de tenerse también en cuenta que la resolución, cualquiera que fuere, contará también con la fiscalización que pueda ejercer la derecha española, atenta a cubrir sus intereses posibles y futuros en política exterior y los más explícitos y consabidos de la política interna.

26 enero 2022 25 comentarios 2.211 vistas
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Juan Antonio Borrego (1)

Juan Antonio Borrego: la decencia como estilo

por Jesús Arencibia Lorenzo 5 octubre 2021
escrito por Jesús Arencibia Lorenzo

Más de una vez se lo dije, disfrazando de jocosidad la admiración: «Usted es el mejor directivo de la prensa estatal cubana». Él esbozaba una sonrisa, lanzaba un chiste o sugería otro asunto sin darse la menor importancia.

El elogio no era un simple cumplido. Partía de la experiencia de palpar in situ, en varios momentos en que pude convivir con su colectivo, cómo un periódico de provincia puede llegar a ser una familia donde el decoro y el talento se premien y prevalezca entre todos, por encima de miedos y presiones circundantes, el afán de contar la realidad con alma y espuelas: ese supremo mandato para un periodista.

Vestido de manga larga, con la camisa abotonada hasta el primer ojal, como lo recuerda su amigo Fulgueiras —otro fuera de serie—, Juan Antonio Borrego era un gentleman de las redacciones en Cuba, un cronista y reportero sagaz que, aun sentado en un cargo de dirección por casi un cuarto de siglo, jamás dejó de escribir y conmoverse con la gente de a pie. 

Dentro de un sistema mediático castrado casi desde su origen por las encomiendas políticas que debió asumir, Juan Antonio Borrego logró elevar a Escambray y a su equipo de reporteros hasta convertirlos en una rara joya. Sin derribar los muros más gruesos a los que ha debido enfrentarse la prensa de la Isla, el semanario de Sancti Spiritus corrió sistemáticamente los límites que le imponían, jugó con estrategia las mejores cartas del oficio, y logró así, con paso firme y estable, acercarse al encargo de conciencia crítica de la sociedad como ningún otro medio estatal lo ha hecho en el país.

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Juan Antonio Borrego logró elevar a Escambray y a su equipo de reporteros hasta convertirlos en una rara joya. (Foto: Tomada de Facebook)

«A veces hay que hacer concesiones», confesó a una de sus pupilas, hoy multipremiada cronista. Y uno puede imaginarse cuánta habilidad de estratega necesitó este hombre para mantenerse como corresponsal del periódico Granma en su provincia por 29 años, ser diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular en varios periodos, complacer lo que desde el Olimpo burocrático podían esperar y exigir de su gestión; y, al mismo tiempo, no traicionar sus esencias, alentar al equipo que dirigía a ir por más, a desobedecer los cánones rígidos, a sorprender y sorprenderse con la vida que narraban.

Hombre culto y sensible hasta el detalle, entre sus máximas estaba que cada edición del periódico debía contener al menos alguna buena pieza de lectura, algún deleite para el intelecto y el corazón, no remachado por las maquinarias de la grisura.

«Yo he dirigido todos estos años por amistad», admitió en la citada entrevista. Y bastaba conversar en algún pasillo del semanario con sus subordinados para darse cuenta de que no mentía. Militante socialista y fidelista genuino, Borrego jamás siguió directivas con anteojeras de borrego. Antes bien, intentó sacarle jugo creativo hasta a los ladrillos que caían por la canaleta del dogma empoderado.

Siempre que coincidí con él me pareció alguien que callaba mucho más de lo que decía; que escuchaba mucho más de lo que dirigía, en una especie de extraña procesión donde la palabra sobraba, ante el empuje de los hechos. Así supongo lo entendían sus periodistas, a los que les bastaba una mirada para asumir las tareas, y tratar de llegar al periódico con algo de vida entre las manos.

A mi mente acuden aquellos reportajes que al inicio de la década de los 2000 el «monstruo» todoterreno de Enrique Ojito bordó en el rotativo para dar cuenta de «las deformaciones, los desvíos y la mala calidad en las obras constructivas que se levantaban en la provincia con el sello de la Batalla de Ideas», el megaplan político-social que en ese momento ejecutaba la nación a instancias del Máximo Líder. Posiblemente en cualquier otro medio cubano, dichos textos no habrían pasado de la intención del reportero. Pero allí estaba Juan Antonio Borrego para alentarlo y respaldarlo.

No puedo olvidar las crónicas que a veces como un flashazo de 20 o 30 líneas deliciosas, enviaba el corresponsal para las ortodoxas páginas de Granma. Como aquella en la que silueteaba la imagen de Cundío, el único azucarero cubano con 76 zafras a cuestas.

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Aun sentado en un cargo de dirección por casi un cuarto de siglo, jamás dejó de escribir y conmoverse con la gente de a pie. (Foto: Tomada de Facebook)

Algún día habrá que escribir en detalles cómo Juan Antonio Borrego, con su fotógrafo Vicente Brito, inició la cobertura de la caída del avión ATR-72-212 de la compañía cubana Aero Caribbean, el 4 de noviembre de 2010, en la zona espirituana aledaña a Vanguardia y Mayábuna. Y cómo casi al unísono, en una sinergia eficiente y veloz —extraña en medios nacionales— todo el semanario se transformó en un «puesto de mando» (al decir de una de las reporteras) para contarle al mundo los pormenores de la tragedia.

Por eso y por muchas clases más que me impartió sin saberlo, una punzada extraña me atravesó el estómago cuando este lunes una querida profesora me llamó para anunciarme que Borrego había muerto. La trituradora COVID-19 no creyó en sus juveniles 56 años, en su figura atlética, en su don de gentes, ni en el dolor inmenso que dejaría entre tantísimos familiares de sangre o letra.

Una entrañable reportera del semanario, con más nudos que voz en la garganta, me contaba después de la infausta noticia una anécdota que retrata la escuela de disciplina y afecto que trazó su jefe y amigo. Resulta que su última visita al hospital coincidió en horario con el consejillo de redacción donde cada periodista lleva y defiende un tema para la edición semanal. Pensaba entonces pasar por el centro médico y volar después a Escambray.

Casi era la hora de ir a saber de Juan Antonio Borrego y ella no tenía tema para la reunión subsiguiente. Quería conocer de él, pero no podía quedar mal con la dinámica de trabajo que él mismo había fundado. Se exprimió las neuronas; llamó a tres o cuatro fuentes, anotó algunos datos y hasta que no tuvo un hilo noticioso en las manos, no salió de la casa. Cuando llegó al hospital, los rostros llorosos de los familiares y colegas que hacían guardia permanente afuera se lo dijeron todo.

—Pero yo tenía que llevar un tema. Juan Antonio Borrego no me hubiese perdonado otra cosa.

5 octubre 2021 17 comentarios 1.558 vistas
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Deudas pendientes

por Miguel Alejandro Hayes 14 septiembre 2021
escrito por Miguel Alejandro Hayes

Llegar tarde tiene sus ventajas, como casi todo. Por ejemplo, sirve para llover sobre mojado, o para ver donde no ha llovido, o el efecto de la lluvia. Solo es cuestión de actitud.

Esta vez la lluvia son las lecturas múltiples a Deudas, texto tardío de Alma Mater, clasificado formalmente como reportaje a Alexander Hall y Leonardo Romero. Repasarlas no será algo esencialmente nuevo, y no soy el único que lo ha hecho, por tanto…

Un nombre de ciudad

Considerar que el texto resalta por su alta carga de objetividad, seriedad y rigurosidad es muestra de la baja estima en que se tiene a la prensa partidista cubana. A la vez, que dicho reportaje sea noticia por esas cualidades indica que la prensa partidista, en general, no las ostenta. De lo contrario no sería un acontecimiento que ese texto las posea.

No hay nada que celebrar cuando algo se hace bien. Quizá sea ese uno de los síntomas de la decadencia nacional: lo bien hecho es noticia. Seremos un mejor país cuando lo mal hecho sea el acontecimiento.

En pocas palabras, aplaudir el texto por bueno, porque se distancia de mucha prensa partidista, es reconocer la mala calidad de esta última. Estamos tan acostumbrados al mal periodismo en los medios de alcance nacional, que cuando aparece algo aceptable lo celebramos. Desde hoy, te llamarás Estocolmo.

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(Imagen: Revista Alma Mater)

La crisis tiene nombre

Los estándares de lo bien hecho en materia de periodismo en Cuba son más bajos de lo que parece, al menos en muchos grupos defensores del gobierno.

El texto se posiciona claramente desde sus inicios. No es una entrevista, es un interrogatorio, como afirmó el escritor Boris Melián. Dicho con rigor, no pone sobre la misma tela de juicio a los entrevistados y a las autoridades. De hecho, invierte los papeles: los entrevistados, de ser los que demandan por lesiones, maltratos físicos (sin tecnicismos jurídicos), pasan a ser los acusados por hablar de ello (sin contar que quedan como mentirosos, algo predecible por cualquier profesional de la comunicación).

Varios análisis han mostrado las debilidades y falencias del texto. La cantidad de lectores que no advirtieron la mayoría de esos señalamientos evidencia la falta de uso de saberes básicos desde los cuales se hicieron observaciones críticas al reportaje.

Porque la cultura de lo que es un buen periodismo, incluso la distinción del periodismo como ejercicio investigativo y de opinión, y otros formatos que aparecen en la prensa escrita, son asignaturas pendientes de la cultura cubana actual. No en los marginados, ni en los más rezagados según estándares elitistas, sino en las élites institucionalizadas.

Los modos de consumo del periodismo también son indicadores del subdesarrollo como hecho estructural en materia de formación profesional. El uso de fuentes, triangulación de información, coherencia de las hipótesis, hilo discursivo; entre otras, no es algo estrictamente ligado al periodismo. Más bien son elementos que debe dominar cualquier profesional. De hecho, es lo que en esencia caracteriza a un profesional: saber trabajar con información, obtenerla, organizarla, gestionarla y generar metódicamente conocimiento con ella.

Aun cuando muchos profesionales son coherentes con ello en sus espacios laborales, en una lectura al reportaje fácilmente olvidan esas prácticas. Todas las herramientas adquiridas se dejan a un lado para hacer una apropiación re-afirmativa de principios, de restauración de una «fe» política. O una cura al estado de negación en que se encontraban muchos ante la idea de abusos policiales. Ahí está el subdesarrollo como condición cultural: un profesional, un experto en un área, un técnico superior, cediendo ante incoherencias y omisiones esenciales, a las que denomina objetividad.

Si la mayoría de los que calificaron el texto de objetivo, lo hicieron a partir de su concepción de dicho término, la crisis va más allá del bloqueo y el gobierno, la crisis somos nosotros.

Deudas (2)

(Imagen: Revista Alma Mater)

El oasis de libertad

Hay una clara diferencia entre lo que puede beneficiar a una persona y lo que puede beneficiar a un colectivo humano. Por ejemplo, no caben dudas de que la publicación de la entrevista implica una palmadita en la espalda para los que la realizaron, tal vez no a todos, porque la estructura de poder político no es un monolito, pero les traerá más beneficios que problemas.

Si se acepta que los periodistas en cuestión son profesionales capaces (lo cual no está en discusión acá), y por tanto que la entrevista se realizó con la mejor intención humana y profesional posible, y que en ella se hizo cuanto se pudo, se está reconociendo al mismo tiempo que una fuerza externa, abstracta o concreta, con o sin barriga, frenó a los periodistas.

¡Qué bueno por los periodistas! Hacer más no era posible para ellos. Pero, ¿en qué nos beneficiamos los demás? ¿Hay que callarse y aplaudir porque hicieron todo lo posible y no se les puede pedir más? Si no sobrepasaron ningún «límite», no veo beneficio colectivo ni hito alguno en ese sentido. Si no hay hito, y teniendo en cuenta que se trata de periodistas capaces, entonces estamos aceptando que la prensa partidista no da para ir más allá de un texto como este. He ahí el límite.

No obstante, supongamos que nos beneficiemos porque ellos sí marcaron un nuevo límite. Entonces, habría que exigirles que fueran más allá. A no ser que se afirme que pasaron el límite permitido, lo cual no tiene sentido. De haber llevado el periodismo un paso más allá, lo habrían hecho fuera de los límites. Por tanto, ir más allá de lo aparentemente permitido, pero quedarse en el máximo de lo verdaderamente permitido, ¿qué es? No, no hay barreras superadas en ese artículo.

Imaginemos que sí. ¿Cuáles serían? ¿Hablar de irregularidades y errores humanos en oficiales de la policía? El hecho de que Granma y Juventud Rebelde no refieran ese tipo de irregularidades no los hace peores, sino quiere decir que disponen de menos libertades y permisos, quizá por su alcance.

Lo importante no es de qué se habló, sino cómo. Luego de leer la entrevista, ¿quién ganó, quién perdió? Alguien, de manera aislada, comete un error y es sancionado por él. La Revolución es capaz de reconocerlo. Alexander y Leonardo cuentan, pero no es tan así como ellos recuerdan. Los revolucionarios pueden dormir tranquilos que, si se comete un error, la Revolución sabrá aplicar justicia. Desde la Revolución sí se hace periodismo crítico, solo hay que potenciarlo más (uno, dos, tres, cuarenta y cinco congresos más).

Deudas (3)

Alexander Hall, Leonardo Romero Negrín y Miguel Alejandro Hayes.

El reportaje sirve para reafirmar al oficialismo un poco crítico y no tan radical. ¿Dónde está el riesgo, el periodismo atrevido, al tocar un tema de forma que el gobierno fortalezca su base ideológica?

¿Un faro de luz, aun con sus falencias? La entrevista se publica un mes y medio después de su realización, y con el uso de fuentes a las que ningún otro medio tuvo acceso. ¿Iba a tener los accesos sin los niveles de aprobación posibles? Esa publicación se hizo con todos los vistos buenos que hicieron falta. Sin riesgos, sin improvisaciones. Lo siento, no hubo oasis de libertad; hubo permisos más amplios, autorizaciones más inteligentes, y porque convenía.

Se podría apuntar igualmente que el texto visibiliza la violencia, pero no la denuncia. De hecho, inicia advirtiendo que los entrevistados fueron algo exagerados, que hubo violencia pero no tanta, que se produjeron errores humanos al calor de la situación por parte de los agresores pero que estos fueron sancionados; todo eso, combinado con artilugios en la redacción, casi induce al lector promedio a estar más tranquilo, en vez de molesto por las violaciones.

Eso es lo que veo. Debe ser por llegar tarde.

14 septiembre 2021 11 comentarios 1.890 vistas
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Prensa (1)

El presidente y la prensa

por José Manuel González Rubines 31 agosto 2021
escrito por José Manuel González Rubines

Recuerdo que hace algunos años, durante uno de los últimos congresos de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), en un reportaje del NTV se incluyó un fragmento de la intervención de la doctora Ana Teresa Badía, periodista y profesora. Ella afirmaba que la visita de un dirigente no era noticia porque este simplemente hacía su trabajo. Después de una breve transición, el próximo reporte reseñaba: fulano visitó tal lugar. Aquello, quizás una irónica casualidad, me pareció lamentablemente ilustrativo.

El pasado martes, la televisión transmitió dos de las cuatro horas de reunión sostenida entre profesionales de la prensa estatal y el presidente de la República. Aun cuando desde hace semanas es habitual ver al mandatario ante representantes de sectores sociales, ninguna de sus reuniones ha despertado tanto interés como esta. Ninguna había sido tan polémica.

Los periodistas

«Aquello fue un pequeño congreso de la UPEC», me dijo alguien del gremio. El espacio fue aprovechado no solo para señalar insatisfacciones en torno al modelo de prensa cubano y la relación de los medios y los periodistas con el Partido y las instituciones —debates de muy larga data—, sino también para expresar opiniones sobre el desempeño del gobierno ante cuestiones puntuales, algunas sin relación directa con la comunicación.

Resulta llamativo que la palabra «transparencia» —glásnost en ruso, vale recordar— se mencionara ocho veces en este 50% de encuentro al que hemos tenido acceso. Intervenciones enteras versaron acerca de lo necesario de esa cualidad de la información y sobre los daños que ocasionan el secretismo y la opacidad en los manejos públicos. Tales cuestiones, también antiguas, últimamente se han acentuado de modo alarmante. Menciono como ejemplos la publicación exprés del decreto-ley 35, realizado sin consultas populares ni debates parlamentarios, o el escueto anuncio de Perlavisión de que los cienfuegueros serían inmunizados con la vacuna china.

Asimismo fueron recurrentes las referencias al diálogo, el respeto a la pluralidad y la necesidad de atender la crítica.

Prensa (2)

Lirians Gordillo Piña, periodista de la Editorial de la Mujer.

Como en toda reunión, hubo intervenciones destacables. Una fue la de Lirians Gordillo Piña, de la Editorial de la Mujer, quien en referencia a las protestas del 11 de julio señaló: «La justicia debe prevalecer desde una mirada interseccional y humanista, vigilante a cualquier prejuicio ideológico. (…) A los problemas políticos necesitamos responder con acciones políticas, culturales y sociales, no con acciones policiales».

«Nada puede dañar más a este país que una injusticia o un exceso que no se asuma en voz alta, un error que no se repara», aseveró.

Por otra parte, sobre la base de un diagnóstico realizado a partir de las opiniones de los trabajadores —profesionales y personal de servicio— de la Agencia Cubana de Noticias (ACN), su directora Edda Diz Garcés, apuntó, entre otros interesantes tópicos: «No basta con la existencia de normas, decretos, leyes, si estas no se cumplen de forma real, efectiva y sistemática».

La doctora Ana Teresa Badía, que se apoyó en un trabajo de minería de datos, reveló los términos más repetidos en las opiniones obtenidas de la población: «desconfianza, ineficiencia, mentira, especulación, ineptos, improvisados, bloqueo, éxodo, hay que irse, huérfanos sin Fidel, desconfianza». Sobre esa base, convocó a transformar la manera en que los políticos comunican y alertó que pudiera repetirse dolorosamente otro 11 de julio.

Sin dudas, ha sido la de Cristina Escobar la intervención más replicada. La periodista apuntó algo esencial, que ya algunos habíamos advertido, especialmente después del 27 de noviembre, de la campaña que tuvo como centro el espacio de Humberto López en el NTV, y del llamado del presidente el 11 de julio: «Todo ejercicio que desde los medios públicos y oficiales reproduzca y ayude a ese discurso de odio [el que imponen las agendas establecidas con fondos procedentes de EE.UU.] está contribuyendo con el enemigo. No podemos normalizar el odio en nuestros discursos periodísticos».

También hizo referencia a la veracidad informativa: «Cada mentira que sale ahí [en los medios estatales] nos desacredita, y desacredita al presidente, y desacredita a la Revolución».

El presidente

Pese al aire acondicionado del salón, el presidente transpiraba contrariedad. Su lenguaje corporal mostró no solo desconcierto, sino franca molestia. Por ello, justificó y explicó en su intervención más de lo que proyectó. «Es que la prensa ha sido siempre de los sectores más fieles. Él nunca esperó que ellos tuvieran esas opiniones sobre su gestión y se atrevieran a dárselas», me comentó un amigo.

Su análisis tiene razón en parte: fidelidad no implica asentir ante todo; de hecho, es más fiel quien señala deficiencias para que estas sean superadas, que aquel que aplaude en público y descuartiza o sabotea en privado. Allí se realizó un ejercicio de crítica y alerta informada, pero, desgraciadamente, no siempre esa práctica, a la que no estamos acostumbrados por estos lares, es bien recibida.

Después de mencionar hechos lejanos en el tiempo y los contextos, el presidente afirmó ante personas muy bien informadas que las manifestaciones del 11 de julio no fueron para nada pacíficas. «Eso es un cuento», dijo, y argumentó que no existen imágenes que lo demuestren, por lo que se ha debido recurrir a la manipulación.

Es lamentable que los asesores del mandatorio no le hayan mostrado los cientos de videos que fácilmente se encuentran en internet, o los centenares de fotos tomadas por la prensa extranjera, sobre todo en la capital. En ellos se observan inaceptables actos de violencia perpetrados por manifestantes y también por fuerzas de seguridad, así como el carácter pacífico de la mayoría de las protestas.

Para sorpresa de muchos, reivindicó la «orden de combate» que diera en su alocución de ese día y tras la cual se desataron numerosos enfrentamientos. Sin embargo, aun cuando asegura no arrepentirse, su discurso —baste revisar la evolución de sus tweet— se movió de aquella convocatoria al combate en un inicio hasta una dulzona apología al amor social, postura más acorde a su puesto como jefe de un Estado del cual son parte tanto los manifestantes que gritaban a su favor como en su contra.

Hago un llamado a la solidaridad y a no dejar que el odio se apropie del alma cubana, que es un alma de bondad, cariño y amor. No permitamos que nos desunan los que no quieren lo mejor para nuestra nación. ¡Ojo! Lo que hoy cuentan las redes sociales no es nuestra #CubaViva pic.twitter.com/awTZjl9FEs

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) July 15, 2021

Respecto a la informatización de la sociedad, confesó tener una contradicción personal, ya que la concibe como un mecanismo «para que los procesos sean más eficientes (…), no para esas cosas que son tan vulgares y tan banales y que lo que siembran es odio». En una sociedad plural las personas emplean Internet del modo que estimen pertinente, el deber del Estado es velar porque en el ciberespacio no se comentan delitos tipificados en la legislación internacional —sin violar los derechos y libertades individuales de los ciudadanos—, pero no hay por qué imponer visiones subjetivas como las que manifestó el presidente.

En consonancia con lo planteado por la mayoría, resaltó la importancia del acceso a la información y la necesidad de desterrar el secretismo. «Que haya transparencia, todo el mundo tiene que rendir cuentas», dijo. Ojalá esta afirmación conlleve a que, finalmente, sea atendido el antiguo reclamo de que, por ejemplo, las empresas militares rindan cuenta de su gestión ante la Asamblea Nacional.

La prensa

Según el presidente de la UPEC, Ricardo Ronquillo: «el horizonte del sistema de prensa público de la Revolución tiene que ser que forme parte de los mecanismos de control social y de control popular». Ese es el objetivo de todo buen periodismo y más en un contexto y sistema social como el nuestro.

Tal deseo, sin embargo, ha animado infructuosamente a generaciones de periodistas y comunicadores cubanos. ¿Por qué no se ha logrado? ¿Por qué se repiten las mismas deficiencias en cada congreso de la UPEC? Para entenderlo hay que ir a la esencia del modelo de prensa.

La intervención de Adonis Subit Lamí, director del periódico Girón, medio provincial de Matanzas, arroja un poco de luz sobre el tema. Contó su experiencia en las relaciones con el Partido provincial y alentó al resto a actuar sin insubordinaciones pero sin dejarse dirigir desde fuera. Podría parecer ese el ideal de autorregulación, aunque sobre él pende una espada de Damocles.

Prensa (4)

Adonis Subit Lamí, director del periódico Girón, medio provincial de Matanzas (Foto tomada de Twitter)

La Constitución de 2019 establece que el Partido Comunista es «la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado». Por su parte, la Política de Comunicación Social del Estado y el Gobierno cubanos, regente de ese ejercicio en la Isla, consigna al Partido como: «rector de la comunicación social en el país, traza la política general para su desarrollo y ejerce su control». Entonces, ¿puede la prensa cubana controlar a quien la controla?

Entre los medios estatales y la dirección partidista existe una relación de subordinación. El directivo matancero mencionado socializó su experiencia, que es también la de otros que han conseguido hacer un periodismo medianamente crítico. No obstante, un sistema de medios, para ser funcional, no puede basarse en relación de subordinación alguna ni depender de especificidades personales de funcionarios y directivos.

Julio García Luis, reconocido decano de la Facultad de Comunicación de la UH cuyo nombre fue mencionado varias veces en el encuentro, asegura en su libro Revolución, Socialismo, Periodismo: «Las pretensiones de arbitrar contenidos han tenido históricamente resultados paralizantes y desastrosos».

Un profesor de la misma facultad cuenta esta interesante anécdota: durante una pasantía en un periódico norteamericano, conoció de la investigación desarrollada por uno de los periodistas del medio sobre las deficiencias de un modelo de avión que había sufrido algunos accidentes. Cuando presentó su trabajo al director, este elogió la rigurosidad pero lo engavetó: el fabricante de ese modelo de aviones era accionista del periódico.

Todo medio responde a intereses, sin embargo, dada la pluralidad del ecosistema mediático norteamericano, a ese periodista no le faltarían opciones para la publicación de su investigación. Sucede de forma muy diferente cuando el control es monopolizado por una sola entidad que domina todo el sistema.

En el caso de la prensa estatal cubana sucede lo mismo: mientras esté subordinada al Partido existirán excepciones de periodismo crítico pero con límites muy bien definidos en sus relaciones con el poder y los cuestionamientos que sobre este realice. Puede jugarse con la cadena, pero nunca con el mono. Es perfectamente lógico, no por eso justo ni cívico.

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Julio García Luis, reconocido decano de la Facultad de Comunicación de la UH cuyo nombre fue mencionado varias veces en el encuentro. (Foto: Cubadebate)

A tenor con ello, en los congresos de la UPEC continuarán señalándose las mismas deficiencias, resueltas en algunos lugares con la intervención de directivos capaces y periodistas valientes. Nada más.

En el artículo 2.14 de la Política de Comunicación… se establece que los medios se financiarán fundamentalmente por el presupuesto del Estado. ¿Por qué entonces no someter el sistema mediático a control de una comisión permanente de la Asamblea Nacional, que es donde supuestamente el pueblo ha depositado su poder como soberano de la República y la cual también debería reformarse para contener lo muy diverso de la sociedad que está llamada a representar?

Solo así los medios serán auténticamente públicos y la política editorial se decidirá dentro de cada uno, al servicio de los intereses ciudadanos y no mediada por condicionamientos ideológicos.

El ejercicio fuerte, responsable y ético del periodismo únicamente puede traer buena salud para la República. Constituiría una fortaleza para la ciudadanía —ante la arbitrariedad posible de poderes externos e internos—, que se vería reflejada y representada en él, y un mecanismo de control efectivo y democrático, que proteja y reproduzca los principios y denuncie excesos o trasgresiones, independientemente de quién sea el culpable.

Alcanzar un modelo de prensa pública como el que la nación necesita es una empresa difícil en la cual se han embarcado generaciones de periodistas. Las ataduras que le impiden realizarse son sólidas; sin embargo, la ciudadanía lo exige y por ello capitular no es opción. Diría Martí que «Un águila no anda a trote: —y esa es la vida— ¡hacer trotar un águila!».

31 agosto 2021 37 comentarios 4.785 vistas
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Pieza (1)

No es una pieza: es toda la maquinaria

por Julián Pérez Rodríguez 25 agosto 2021
escrito por Julián Pérez Rodríguez

Me lo contó un veterano experiodista de Granma. Corrían los años finales de la década del setenta o inicios de los 80. Él asistía como reportero a una sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), en la cual se discutían temas candentes del país. En la reunión del parlamento también seencontraba, como invitado, el capitán del Ejército Rebelde Jorge Enrique Mendoza, a la sazón director del órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.

En la noche, cuando ambos regresaban al periódico y el reportero se disponía a escribir la información que saldría en la edición del día siguiente, Mendoza le advirtió con tono paternal: «Mijo, redacte una nota que no diga nada, ¡que no diga nada!». Aquella indicación turbó un poco al joven. ¿Qué no diga nada? ¿Acaso se podía redactar un texto periodístico para no decir nada? ¿Ese era el mandato de la profesión? ¿Resultaba correcto, ético? ¿Y cómo hacerlo, como decir sin decir nada?

Pues bien, al parecer el confundido redactor cumplió acertadamente el encargo. Escribió su noticia, pasó por los procesos de revisión habituales y al otro día salió, sin que el Director del medio le reclamara por mencionar «algo».

Solo a los años, y tras muchos tumbosen la vida y el oficio, comprendería el periodista qué significaba en toda su magnitud «no decir nada»; aunque ya para ese instante no se dedicara a escribir ni estuviera en la plantilla del órgano partidista.

Con bastante frecuencia viene a mi mente la anécdota —que aunque fuese apócrifa, resulta deliciosa— porque cada vez más me convenzo de que los políticos que nos dirigen —y la mayoría de sus voceros— tienen un doctorado en el arte de «no decir nada». O sea: hablar, hablar, hablar, nebulosa y ampulosamente; prometer, enfatizar, recabar confianza, total confianza en ellos, y al final, dejarnos sin saber ni jota.

Pieza (2)

«(…) a la principal planta productora de oxígeno medicinal del país se le rompió una pieza». (Imagen: Ronal Vill)

Hace poco nos enteramos, en voz del Ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, de que a la principal planta productora de oxígeno medicinal del país se le rompió una pieza. Dicha rotura «la ha sacado de circulación y eso hace que las producciones que normalmente puede lograr Cuba, hoy estén limitadas», afirmó el titular del sector.

«Hay un grupo de decisiones que se han estado tomando en los últimos días que nos han estado dando soluciones para paliar esta situación». Se está buscando agilizar lo más rápido posible, aseguró, la solución de la planta. «Además se han estado importando concentradores de oxígeno, que son equipos que logran producirlo, a bajo volumen, las 24 horas del día y pueden ser utilizados hasta en tres pacientes al mismo tiempo. Esos los estamos ubicando, explicó, en las instituciones principales para la atención a los pacientes». Todo ello según reporte de la periodista Leticia Martínez, reproducido por el sitio web Razones de Cuba.

Nótense las formas verbales compuestas con gerundios, pues son una de las maravillas de este «arte» oratorio nacional: «se han estado tomando», «nos han estado dando», «se está buscando», «se han estado importando», y «estamos ubicando»… Conclusión: seguimos desinformando.

El receptor mediamente crítico, comienza entonces a taladrarse la cabeza con preguntas: ¿Qué pieza específica se rompió? ¿Qué características tiene? ¿Dónde y cómo puede adquirirse? ¿Ya el país mandó a buscarla, comprarla, canjearla? ¿Y en más de año y medio de pandemia, en la que el oxígeno ha sido talón de Aquiles de varios países, no se pudo prever en la Isla que algo así podría ocurrir? ¿Acaso gobernar no es prever, según el Apóstol cubano?

¿A cuánto ascienden las producciones «normales» de oxígeno medicinal en Cuba? ¿Cuál es el déficit actual? ¿En qué tiempo más o menos exacto se traduce el «lo más rápido posible», en que intentan resolver el entuerto? ¿Cuáles han sido los costos, en vidas humanas perdidas o dañadas severamente, de esta falta de oxígeno?

Es posible que ni Portal Miranda —quien en lo personal me parece un hombre responsable y sensible—, ni ningún otro dirigente, expliquen esos detalles. Tristemente tampoco lo harán los medios oficiales, aunque existan algunos pocos que salven la honra y nos cuenten, como Invasor, que hubo que trasladar,en noche de emergencia, pacientes del Hospital Antonio Luaces Iraola, de Ciego de Ávila, al Roberto Rodríguez, de Morón, porque el primero literalmente se asfixiaba.

O que —también en exclusiva del periódico avileño— «el parte diario que emite el Minsap es impreciso, debido a que en sus estadísticas solo ingresan los fallecidos que en el momento de su deceso tienen un PCR positivo, según admitiera el propio Ministro de Salud […]; consciente, además, del sesgo en los datos, pues no todos los fallecidos alcanzan a hacerse u obtener el resultado de un PCR. La muerte, a veces, llega primero».

Pieza (3)

«El parte diario que emite el Minsap es impreciso, debido a que en sus estadísticas solo ingresan los fallecidos que en el momento de su deceso tienen un PCR positivo» (Foto: Canal Caribe)

Pero el asunto, como es obvio, no se reduce a la salud, aunque por las condiciones de extrema crisis sanitaria sea ese el foco delirante ahora mismo y en los próximos meses.

Basta ver las piruetas verbales con que el noticiero estelar de la televisión cubana notifica el «déficit de generación» eléctrica o las «interrupciones del servicio» —jamás nombradas apagones— para recrearse en la mermelada discursiva por la que nunca uno sabe a ciencia cierta plazos concretos, responsabilidades de quienes debían anticiparse a las roturas o mantenimientos y no lo hicieron, estado real de las redes eléctricas, criterios precisos que se siguen para desconectar seis horas a una provincia, cuatro a la otra, y ninguna a la de más allá; por solo citar algunos detalles.

Así pasa con Acueducto y Alcantarillado. Lo mismo ocurre con Comercio Interior. Similares frutos de misterio y humo se cosechan en el Ministerio de la Agricultura. Y por ese estilo en la mayoría —para no decir todas— las instituciones estatales que deberían funcionar con la transparencia que implica ser servidores públicos, no opresores ciudadanos.

Caso aparte, por el poder absoluto que concentran, son los órganos militares, cuyas entidades económicas —GAESA, el mayor conglomerado empresarial de la Isla— operan con total discrecionalidad, ni siquiera son auditadas por la Contraloría General de la Repúblicay no  rinden cuentas ante la ANPP.

Claro, aunque el peso de tantos años de embrutecedora propaganda es descomunal, poco a poco se van abriendo brechas, y la gente respira unas bocanadas de diversidad informativa. Y contrasta. Y abre más los ojos. Y se sabe engañada. Y explota.

Sucedió el 11 de julio pasado, que no fue, como han intentado narrarlo, solo un resultante de las influencias y llamados del «enemigo» a subvertir el orden con «golpes blandos» o en «colores», sino una clara señal de que nuestra pequeña humanidad decía «basta», y echaba a andar, aunque esto le costara cientos de detenidos, golpes, disparos, sanciones laborales, calles tomadas por policías, tristeza de familias enteras que ya nunca más volverán a la inocente y obediente credulidad.

Y volverá a suceder, más allá de decretazos 35 o cuántas trampas legales se inventen para criminalizar la divergencia de criterios. Porque el agua, que puede fluir mucho tiempo como una mansa corriente, una vez en turbión, no hay muro que la detenga.

25 agosto 2021 43 comentarios 3.084 vistas
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despedida

Despedida

por Alfredo Herrera Sánchez 15 mayo 2021
escrito por Alfredo Herrera Sánchez

Esta fue mi despedida de Cuba. Mis padres estaban fuertes desde la mañana. Evitaban zozobrar en la angustia de la despedida. Solo el viejo, con el lagrimeo que heredé, había desentonado. La vieja hacía llamadas por teléfono para hablar de cualquier cosa. Eso le permitía lidiar con el desconsuelo que pronto la embargaría.

En el entronque de Fontanar nos cruzamos con un P12. La gente corría como siempre para abordarlo y yo partía como nunca para olvidarlo. El viaje de la casa al aeropuerto fue rápido. Mi novia Nayare siempre lo dijo: «En este cuartico estamos lejos de La Habana, pero cerca de la salida». Ella, que llegó primero a la terminal 3, me advirtió que la policía había echado a sus padres. La despedida tendría olor a protocolo de pandemia.

Ninguno de los míos hizo escándalo, o se opuso a las medidas restrictivas, o dijo algo grande como los personajes de las novelas. Ambos me siguieron con la mirada hasta que la muchedumbre de viajeros se lo impidió. No sabían cuando volverían a verme y yo aún no calculo la falta que me harán. Lo dieron todo por mí en un país difícil. Yo hago esto en gran medida para devolverles el esfuerzo.

La gente me miraba muy raro. Desde que me bajé del taxi rompí a llorar. El viejo tomaba las maletas y yo lo tomaba a él. Le pasaba el brazo por encima del carapacho -mi padre es un guajiro grande-, mientras sus manos toscas acariciaban mi torso. Mima le decía que estuviera fuerte porque le podía subir la presión y los medicamentos escasean. Él trataba de disimular las lágrimas, pero su cara roja exponía el dolor.

El Mig que no regresó

En mis compañeros de vuelo parecía que la alegría era más grande que la tristeza por salir de Cuba. ¿Sería yo el único que volaba sin pasaje de regreso? ¿Nadie más dejaba su vida atrás para iniciar otra? Lo cierto es que ninguno me hizo la media y solo yo parecía un niño cuando se pierde. No gritaba «¡mamáááááá!», pero la miraba con muchas ganas de hacerlo.

Una vez dentro de la terminal, Nayare espetó con alarma:

–¡No hay euros!

En el aeropuerto solo venden 300 USD, o su equivalente en otras divisas para aquellos viajeros que lo soliciten. Los casi cuatrocientos pasajeros del vuelo E9826 de Evelop llegarían a Madrid solo con un puñado de dólares en el bolsillo porque las casas de cambio no pudieron garantizar la cantidad necesaria de euros. No obstante, la cola era tan larga como las que se hacen en todo el país para comprar alimentos.

En el checking una muchacha tomó nuestros pasaportes y salió a comprobar algo que desconocíamos. Consultó al operador de su lado y ambos miraron inquisitivamente nuestros documentos. El proceso con nosotros demoró más que con el resto de los pasajeros. Después de veinte minutos de espera no dudaba que en cualquier momento se me acercara alguien para decirme: «Usted no puede salir del país en estos momentos».

De pronto parte de mis miedos se materializaron en un mulato fornido con solapen verde del área de inmigración: «¿Para qué van a España? ¿Qué van a estudiar? ¿Por qué tienen esa beca? ¿Dónde trabajan aquí? ¿De qué se graduaron? ¿Dónde están sus títulos?» –sus preguntas ríspidas le quitaron la luz a un túnel ya de por sí muy oscuro y casi insoportable para nosotros-.

La muchacha nos había explicado que por «orden de arriba» desde hacía unos días todos los pasaportes de viajeros primerizos debían chequearse. El funcionario preguntó de todo. Finalmente terminé abriendo las maletas para enseñarle mi título de Licenciado en Periodismo y Nayare le mostró los documentos probatorios de la beca.

–Ok, ¿ven que Cuba no es tan mala? –dijo irónicamente, como si él fuera Cuba, después de quedar satisfecho con el interrogatorio.

Cuando se fue, la muchacha nos explicó que nunca le había sucedido algo así. A nosotros obviamente tampoco, pero aquel interrogador preguntón de solapen verde parecía un repartidor de infartos con experiencia. Pobre de aquellos que no lo convenzan o que no le convengan.

El avión para mí era como un cohete de la NASA: filas de asientos con una pantalla cada uno, aeromozas españolas con buen trato, olor a nuevo y a limpio que solo sentimos los cubanos cuando estamos cerca del equipaje de un familiar recién llegado del extranjero.

El Airbus 350 ascendió rápido y me relajé. Como de Cuba no se sale hasta que se sale, guardé cierto recelo mientras estuve en tierra. No paraba de recordar la historia que tanto nos repetía un profesor en la universidad: lo bajaron del avión porque el ministro de las FAR no había autorizado su salida. Imaginaba a un funcionario gritando mi nombre en el pasillo porque el periódico Granma no podía navegar sin el concurso de mis modestos esfuerzos.

¿Quién leerá el periódico ahora?

El viaje resultó agradable. No hubo turbulencias, vi una película, comí tres raciones de comida gracias a las complacientes azafatas y sobrevolar el Atlántico fue como La Habana y como Carpentier: real y maravilloso. ¿Qué habrá sentido el premio Cervantes en sus múltiples viajes a través del inmenso mar? ¿Acaso pensó lo mismo que yo sobre caer al lado del Titanic para crear una nueva efeméride en las escuelas cubanas?

A mi lado iba una pareja con un niño de unos dos años. Como todos los infantes a bordo, recibió una dieta especial. Los más de 20 años de edad que me separaban del pequeño se borraron cuando la aeromoza le trajo un puré de pollo con una compota «Osito».

Terminábamos de sobrevolar las Bahamas cuando vi al niño prendido a la cajita de pulpa de fruta que todos los cubanos conocemos. No sé si hambre o nostalgia impulsaron mi requisa. Recordé como mi madre meses atrás pagó a un bodeguero por unas compotas para mí -que aún soy «su niño»-. Ahora otro pequeño cubano resoplaba el sorbete dentro de la «Osito» a la altura de las nubes sin que sus padres contrabandearan nada.

Después de ingerir las pequeñas dosis que me correspondían, le pregunté a una azafata de mi pasillo si no había nada más. Ella le gritó muy alto a su compañero:

–¿Te sobró algo de comida?

–Sí, cómo no- respondió el sujeto.

–Es que este joven quiere más -y me señaló con el brazo.

En ese momento el tercer cubículo del avión sintonizó mi asiento como una antena de la NASA cuando recibe alguna señal extraterrestre. Cinco minutos después, pasta rara para Alfredo –coditos rellenos con algo verde–. No había terminado el bocadillo de postre cuando la amable española de hermosos 40 años preguntó:

–¿Te llenaste ya?

Sonreí y ella dijo con los ojos muy abiertos:

–¿Quieres más?

Levanté los hombros y agaché la cabeza. Segunda pasta rara para Alfredo. Al amanecer me vengué de la compota Osito: el desayuno de Evelop era con jugos La Estancia cubanos. Sabía que los volvería a tomar. Quizás mis coterráneos deban coger un avión para lograrlo, espero que no.

15 mayo 2021 62 comentarios 3.131 vistas
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