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Ciudadanía

El Chernobyl cubano

por Consejo Editorial 26 abril 2019
escrito por Consejo Editorial

La mayoría de las fuentes confirman que el 28 de abril de 1986, Mikhail Gorbachev -entonces primer secretario del PCUS-, montó en cólera porque sólo fue informado de la envergadura del accidente en la Central Electronuclear de Chernobyl, cuando ya la radioactividad había afectado a cientos de miles de personas a la redonda que no fueron evacuadas a tiempo. La KGB y los funcionarios partidistas entendieron que era preferible la radioactividad a que los enemigos ideológicos en Occidente se enteraran de lo que ocurría.

Es un hecho que ni la radio, ni la prensa, ni la televisión soviéticas publicaron nada de lo sucedido hasta mucho después. Un fotorreportero logró una imagen del reactor en llamas, fueron amonestados él y el piloto del helicóptero que lo llevó porque “no habían sido autorizados”. Solo mucho tiempo después se publicó esa imagen en Rusia.

Entre la urdimbre de fakes news, propaganda política, falsos positivos, notas de prensa, conatos faranduleros y buen periodismo, presionados por la velocidad en la que se vive en las redes y el mundo real, quizás no nos percatamos de ciertas señales que (vistas con una cuota personal de fatalismo, confieso) pudieran estarnos alertando sobre nuestro propio Chernobyl. 

El incendio en un centro tecnológico de ETECSA en Santa Clara retrasó casi un año la introducción de la tecnología 3G en Cuba. El colapso de la pizarra general de distribución eléctrica del hospital clínico quirúrgico de Manzanillo y el simultáneo fallo de sus sistema de alimentación emergente, puso en riesgo la vida de pacientes en las salas de terapia intensiva. Incendios en varios hospitales en La Habana y el derrame de cientos de miles de litros de combustible en la bahía de Matanzas y un central en Calimete. Todos estos hechos sustentan nuestra alerta.

Ninguno de ellos ha sido una catástrofe comparable, por su impacto y trascendencia, con lo ocurrido entre el 26 y el 27 de abril de 1986 en las cercanías de la ciudad ucraniana de Pripyat, pero…

Según informes posteriores publicados por los soviéticos y la Comisión de la Organización Mundial de Energía Atómica que investigó el accidente, Chernobyl fue el fatal resultado de 13 causas entre las que destacan: bajo nivel de cultura sobre seguridad nuclear en la URSS y de una legislación al respecto; atención insuficiente al factor humano, y la aspiración de los ingenieros y expertos involucrados en la prueba que provocó el accidente, de cumplir a toda costa la tarea que les habían encomendado para la noche del 26 de abril.

Foto: HBO

¿Sabemos cuántas y en qué grado esas causas han determinado alguno de los siniestros sucedidos en Cuba en los últimos meses?

Nuestra prensa, como en su tiempo lo hizo la soviética, luego de reportarnos el hecho y las medidas de “contención”, calla. Nunca la responsabilidad tiene nombre y apellidos públicos. Nunca sabemos en detalle qué mecanismos de control administrativo y de seguridad tecnológica fallaron ni, mucho menos, el grado de responsabilidad o no de los gobiernos y las estructuras de control y supervisión estatales en los territorios donde suceden los siniestros.

Mientras tanto, los medios de comunicación y plataformas contrarias a la Revolución, hacen su festín. Aplican el viejo principio goebbelliano de la aguja hipodérmica, nos repiten los hechos una y otra vez. Lo consideran fallas sistémicas del proyecto sociopolítico cubano. Descontextualizan un fenómeno que, en la mayoría de los casos, es resultado de la desidia en determinada estructura empresarial, del incumplimiento humano de normas ya establecidas, o de la falta de gestión de unos cuantos improvisados.

Me atrevo a aventurar que nuestros ideólogos -como los que no informaron a tiempo a Gorbachev con la esperanza de que “el problema no fuera grave”-, insisten en ocultar los detalles para “no darle más argumentos al enemigo”. Mientras, el próximo accidente se va fomentando subrepticiamente porque quienes lo pueden evitar saben que, suceda lo que suceda, mientras no se les compruebe intencionalidad o “problemas de principios”, las consecuencias legales para sí mismos serán mínimas, y no serán públicas.

Y aquellos a los que les parezca más importante indagar sobre la intención de este artículo, que ponerse a reflexionar humilde y autocríticamente sobre su contenido. Les digo que mis intenciones son claras: no deberíamos permitir que jamás, jamás, bajo este gobierno ni cualquier otro, bajo este sistema si fuera eterno ni cualquier otro. No deberíamos permitir un Chernobyl en Cuba, ni el triste y heroico destino de los soldados voluntarios que limpiaron los desechos radioactivos. No deberíamos tener “liquidadores” que mueran limpiando los errores de otros.

26 abril 2019 36 comentarios
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Cuba

¿Tal vez alguien nos escuchó?

por Consejo Editorial 29 mayo 2015
escrito por Consejo Editorial

Apenas unos días después de que una niña fuera golpeada por un “almendrón” frente a la escuela Francisco Vega Alemán, aparecieron señales de tránsito y un paso peatonal.

Durante años los electores de la zona estuvieron planteando el riesgo de accidente en esa área. La Joven Cuba lo alertó hace un año, sin embargo tuvo que cumplirse lo que todos decían: “Hasta que no maten a alguien no van a hacer nada”.

Por suerte la niña está bien, pero ¿Por qué no se hizo antes? ¿Tuvieron que importar la pintura y las señales puestas escasamente unos días después? ¿Quién es el responsable?

No es ese el único lugar donde existe riesgo de accidente en esa zona. En la parte de atrás de la escuela también algún día “sucederá algo” –ojalá me equivoque- y en Peñas Altas hay una total anarquía en lo que al tráfico se refiere: la ley del más fuerte, mientras los peatones huyen.

Seguiremos informando…

29 mayo 2015 9 comentarios
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Cuba

¡Cuba va!… ¿pa dónde?

por Consejo Editorial 16 septiembre 2014
escrito por Consejo Editorial

cuba-futuroPor: Roberto G. Peralo (roberto.peralo@umcc.cu) (@RobertoPeralo)

Todo proceso de cambios implica grandes riesgos… y extraviar el camino constituye uno de ellos. La Revolución cubana se encuentra en proceso de renovar su modelo económico. Grandes peligros acechan a su alrededor, uno de ellos sería retornar al sistema de relaciones de producción capitalistas pero en esta ocasión al estilo más neoliberal, sin tan siquiera darnos cuenta.

Cuando hacemos una interpretación políticamente desprejuiciada de las medidas económicas implementadas, se observa que estas van encaminadas hacia una economía de mercado, donde el enfoque economicista se encuentra en equilibrio con salvaguardar las conquistas sociales. La situación es compleja para los decisores que tratan de no quebrantar ese equilibrio, mientras buscan soluciones a las deformaciones económicas.

Pero esa armonía se puede romper a favor de los intereses del Capital. Lo único que se necesita es buscarnos asesores con ideas neoliberales y que introduzcan esas corrientes de pensamiento en los círculos decisores de nuestro país.

El profesor Finn Kydland, premio Nobel de economía en 2004, será el encargado de asesorar y determinar las directrices de un proyecto entre España y  Cuba. El proyecto consiste en la planificación de un modelo macroeconómico de sectores estratégicos de Cuba, en colaboración con científicos e investigadores de la Universidad de la Habana.

Las declaraciones hechas por el profesor, el mismo día en que se firma el convenio, dejan bien clara cuales son las intenciones de dicho proyecto. Kydland criticó el sistema autárquico de Cuba y ha asegurado que la gente se beneficiará si el país avanza hacia una economía de mercado, lo que supondrá “una revolución en el modelo económico”. No hay que ser adivino para predecir cuales van a ser  las medidas que va a sugerir el nuevo asesor de la economía cubana, ferviente defensor de las políticas neoliberales.

Junto a esta noticia conozco a través de la entrevista al sociólogo cubano Juan Valdéz Paz de la existencia de una comisión de estudio, que de forma secreta, se encuentra diseñando el nuevo modelo económico cubano. Rápidamente recordé las palabras en la Asamblea Nacional de un funcionario del Comité Central donde le explicaba a un diputado que el Estado no va a interferir en los precios del mercado: “la Ley de oferta y demanda es la que establecerá los precios”.

Debemos tener mucho cuidado, no vaya a ser que perdamos el camino, aunque en el discurso político, se le asegura al pueblo que al capitalismo no se va a retornar, no es suficiente. Solo espero que el rumbo que se tome sea sobre la base de un consenso nacional y no decisión de un pequeño grupo de políticos y burócratas que aprovechando las circunstancias y utilizando un lenguaje tecnicista, nos quieran vender pollo por pescado.

16 septiembre 2014 156 comentarios
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