La Joven Cuba
opinión política cubana
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto

participación

Movilizaciones blandas

por Consejo Editorial 22 marzo 2018
escrito por Consejo Editorial

Por: Pascual Serrano

El problema de las movilizaciones de aluvión, es decir, sin estructura organizativa, sin objetivo definido y sin activismo estable, es doble. Por un lado, la poca eficacia; con el mismo ímpetu con que se crea la movilización se para y se diluye. La ambigüedad en los objetivos, la renuncia a “contaminarse” con organizaciones previsamente existentes, la indefinición en los asuntos más controvertidos permite despertar simpatía en una mayor base social. Pero eso, a su vez, supone una cohesión más endeble y una inmadurez para echar a andar en el tiempo o enfrentar el debate o la complejidad de la puesta en marcha de organización estable. Son como esos grupos de Facebook que se crean para causas puntuales, crecen de forma exponencial y se enfrían a la misma velocidad.

Por otro lado, si los sectores reaccionarios perciben que la reivindicación es tan masiva como ambigua e inconcreta, su sumarán para no quedarse fuera de la foto y colaborarán así, más todavía, en su desactivación y su inocuidad para el sistema.

Comenzó con los llamados Foros Sociales que iniciaron a andar a principios del dos mil. Toda una galaxia de colectivos de diversa índole, que renegaba de partidos políticos (especialmente en Europa), que incluso tenía como espíritu no tomar el poder sino crear sociedad desde abajo, que se reunía cada cierto tiempo sin gran estructura formal, sin líderes y sin jerarquía. Al cabo de años las ONG´s financiadas por fábricas de pensamiento conservadoras estaban presentes al grito de “otro mundo es posible”. ¿Qué tiene de malo decir otro mundo es posible?, pensaron muchos desde el poder si ni siquiera quieren derrocar a los gobiernos. Hoy no queda nada de aquello.

Vino el 15M en España, las primaveras en otros países. Concentraciones masivas bajo el grito de indignados. Horizontalidad, heterogeneidad, diversidad, pluralidad, giros de manos, saludos al sol… Aversión a partidos políticos y sindicatos, daba igual del signo que fueran. Hubo unas elecciones y una consigna era pintar una nariz de payaso a los candidatos de todos los carteles electorales, a todos, sin distinción. En las asambleas, el titiritero del parque y el joven directivo indignado y frustrado, con tres idiomas y otros tres másteres, eran más aplaudidos que el veterano sindicalista. Proclamaban la indefinición política y el rechazo a los parlamentos y diputados, proscribieron las banderas bajo las cuales se luchó para que ellos pudieras ser libres. No pidieron nacionalizar la banca ni expropiar los latifundios, pero sí que no se subvencionaran a los partidos políticos ni a los sindicatos. Ya son pasado.

Hace unas semanas vivimos la huelga feminista. Es verdad que había un documento de casi 30 páginas de reivindicaciones, pero casi nadie se lo leyó. El clamor era que las mujeres cobraran igual que los hombres, que sus parejas no les peguen ni las maten, que no se les cosifique, que tengan más representación en todos los sectores y ámbitos de la sociedad. No se concretaron suficientemente qué medidas legales se debían aprobar para ejecutar todo ello, qué leyes había que derogar, quiénes debían dimitir por no trabajar por esos objetivos (empezando por la ministra de Igualdad que manifestó estar en contra del feminismo que consiste en igualdad), qué normas debían cumplir los medios de comunicación para combatir el machismo, cómo había que terminar con la arbitrariedad empresarial para poder hacer realidad la igualdad…

De nuevo falta de concreción, de estabilidad organizativa, de escalada de movilizaciones. Sin esas medidas concretas, con una mera declaración de intenciones y con todo un clamor apoyándoles, era inevitable que se convirtieran en abanderados feministas la reina Letizia, Albert Rivera, las televisiones que alardeaban del seguimiento de la huelga entre sus redacciones (lo nunca visto, una empresa orgullosa del seguimiento de una huelga entre sus trabajadores), Ana Rosa Quintana y hasta Rajoy desautorizando a sus ministras que criticaron la huelga. A excepción de cuatro casposos de la derecha montaraz, todos terminaron orgullosos de la jornada. Las encuestas decían que el 85% de los españoles estaba de acuerdo con las reivindicaciones, o sea, incluido los empresarios que pagan menos a las mujeres, los hombres que se benefician de la desigualdad y los publicitarios que utilizan el cuerpo de la mujer como reclamo.

Es curioso, los politólogos hablan de golpes de Estado blandos pero en los que se llegan a derrocar a gobiernos legítimos. En cambio nosotros nos creemos que estamos haciendo revoluciones fuertes pero dejamos intacto el sistema. Creo que el enemigo nunca actúa de forma blanda y nosotros nunca actuamos suficientemente fuerte.

Tomado de: Pascual Serrano

22 marzo 2018 56 comentarios 314 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

A ese hombre hay que respetarlo

por Miguel Alejandro Hayes 20 marzo 2018
escrito por Miguel Alejandro Hayes

Cuando un cubano que vive en Cuba va a buscar un nuevo trabajo en el sector estatal, que es el que ofrece la mayoría de los empleos en nuestra sociedad, tiene que pasar determinados procesos. Dentro de estos, está el de las llamadas verificaciones. ¿Son verdaderos diagnósticos en aras de velar por una correcta contratación o un anacronismo heredado de épocas más dogmáticas?

Si bien es cierto que el proceso no se da en muchas ocasiones de la manera ideal, sí juega un papel importante en la contratación del ciudadano. Durante el proceso, en los CDR se debe buscar información sobre su comportamiento en el  barrio. Si es buen vecino, si hace las guardias, si tiene una actitud político-ideológica correcta, es parte de lo que se averigua. ¿Cuál es el origen de semejante cosa? ¿Por qué se mantiene en nuestra sociedad? ¿Para qué sirve?

Todo empezó en épocas de euforia revolucionaria, -de paranoia e ignorancia diría yo-, donde el que no estaba con el proceso, es decir, el que verbalmente no expresaba su simpatía, era rechazado. Nuestra sociedad en su política, no podía convivir con esas personas. Solo podíamos construir el socialismo, se pensaba, con quienes estuvieran de acuerdo. ¿Es esa una concepción correcta?

No todo el que vive en el capitalismo está perdidamente convencido de que el capitalismo es el último estadio social y el más avanzado. Incluso, muchos extranjeros del capitalismo del primer mundo vienen a decirnos a los cubanos ‘’el paraíso’’ que tenemos, y según ellos es mejor, pero viven en ese capitalismo y regresan a él. El hecho de que vivan ahí, es lo que fortalece al capitalismo, y aunque digan que les gusta Cuba, todo su aporte es este, y solo contribuyen al proceso de construcción socialista con ahorros vacacionales.

Digo esto porque tiene que quedar claro, quién aporta a una sociedad y quién no. Marx afirmó que un sistema se valida cuando las mejores mentes trabajan para él. Eso llevado a un plano más amplio, nos conduce a pensar que se fortalece una sociedad que suma, socializa, logra incorporar individuos, no excluirlos. Al capitalismo en los marcos de estado nación, le importa que produzcan y consuman, solo quien atente contra esto representa un enemigo.

Debemos aprender alguna de esas cosas. No tiene que ser una persona simpatizante de la máxima dirección del país y de las políticas que se llevan a cabo, para que aporte a la sociedad su trabajo. Si lo excluimos, lo estamos privando del derecho laboral, incitando a la tan condenada “disidencia” y la sociedad pierde el aprovechamiento de una capacidad productiva más.

Siempre habrá quien haga uso oportunista del gastado recurso de “la plaza sitiada”, y plantee que posturas como las defendida en este post van contra la tradición revolucionaria. Sin embargo, el más puro pensamiento revolucionario, el de Ernesto Guevara, pudiera responder ante el rechazo y la negación de empleo a quien no apoya al gobierno:

“De tal manera que hay que reconocer la realidad actual, y reconocer que hay una cantidad, una determinada categoría del pueblo de Cuba que no está con la revolución, que no tiene mucha simpatía o que no tiene ninguna simpatía, pero como individuos que venden su trabajo o su fuerza de trabajo durante determinadas horas, que percibe un sueldo, y que si lo dejan tranquilo, con su mujer y sus hijos, su forma de educarlos, él se queda en su casa. A ESE HOMBRE HAY QUE RESPETARLO.” (1 p. 171)

Bibliografía

  1. Borrego, Orlando. El camino del fuego. La Habana : Imagen Contemporánea, 2011.
20 marzo 2018 116 comentarios 309 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

El Socialismo Real y la realidad cubana

por Mario Valdés Navia 1 marzo 2018
escrito por Mario Valdés Navia

El viejo concepto de Socialismo Real -o  realmente existente-, usado en la época de oro del campo socialista europeo como su equivalente, me recuerda, por su pretencioso carácter de exclusividad, los versos de una pegajosa canción cubana de salsa que dicen: “Somos lo que hay (…) Somos lo máximo”. Definir un modelo de socialismo como REAL porque haya sido el único tipo existente en un momento determinado y considerar a todos los demás como falsos, o utópicos, por no haberse podido concretar en una revolución triunfante fue una sagaz iniciativa de los teóricos del socialismo burocrático desde la época de Stalin para intentar justificar y eternizar su status quo.

Según ese razonamiento, el mero hecho de existir a toda costa -y a todo costo- les confería carta de triunfo frente a sus detractores de izquierda (trotskistas, eurocomunistas, guevaristas, etc), a la vez que los ponía en igualdad de condiciones con las potencias capitalistas en la mesa de negociaciones. De nada les valió el subterfugio semántico a la hora de defender su modelo carcomido ante la ira de las masas populares.

En Cuba nunca llegó a generalizarse, ni en el discurso oficial ni en el lenguaje coloquial, salvo en las charlas y conferencias de algunos académicos filosoviéticos. No obstante, hallo que la burocracia cubana le ha encontrado un sustituto tropical en el traído y llevado concepto de la realidad cubana.

Aunque la experiencia histórica de la Revolución Cubana es única e irrepetible –como todos los procesos históricos- y cuando se quiere hablar de ella seriamente no es posible dejar de lado algunas de sus peculiaridades, como el liderazgo histórico de Fidel; el pertinaz conflicto con los EEUU, expresado en el bloqueo económico más largo e impopular de la historia; y la preservación de la unidad revolucionaria, la apelación a las reales y supuestas características de la realidad cubana le ha servido al poder burocrático para justificar muchas de sus andadas.

Así, la realidad cubana parece justificar cualquier desastre económico, desde los bajos rendimientos agrícolas, sea por exceso de lluvias o por sequías -a veces creo necesario que alguien explique a los dirigentes del sector que en Cuba hay dos temporadas, una de lluvia y otra de seca, desde que la Isla emergió del océano en este lugar-; hasta el poco capital invertido en la Zona Especial del Mariel, cuatro años después de su apertura. No obstante, las palmas en esta cuestión se las lleva el tema del secretismo.

Es este un atributo sine qua non de la hegemonía burocrática, cuyo modo de actuación presume del secreteo y la compartimentación, mientras aborrece la transparencia y la rendición de cuentas al público, de forma tal que la burocracia habite en una especie de agujero negro para los extraños. Sin tierras que rentar, capital para invertir, o inteligencia que alquilar, solo puede vivir parasitariamente, de ahí que sus mayores ingresos le lleguen casi siempre de manera subrepticia, ilegal e inmoral, por lo que requiere de una pseudo información económica que oculte las fuentes de su buen vivir. Y ahí es donde el concepto de realidad cubana le viene como anillo al dedo.

Con el pretexto de lo complicada y peligrosa que está siempre la realidad cubana, el sistema estadístico cubano se ha tornado tan enrevesado e ininteligible que ni los organismos internacionales lo aceptan, mientras que cuestiones medulares para todos los ciudadanos (as) como: ¿hasta cuándo tendremos la llamada doble moneda?, ¿cuántos CUC hay circulando respecto a la masa de dólares que supuestamente representan?, o ¿por qué no se pueden hacer fotos en una TRD? se convierten en temas intocables como atributos secretos de la realidad cubana.

El concepto se contamina cuando se le asocia al llamado cubaneo, supuesto sinónimo, no de alegría y agilidad mental, sino de chapucería, suciedad, indecencia y malos tratos, rasgos no atribuibles a ninguna tradición ni peculiaridad cubana, sino a la desidia y la falta de civismo que trae consigo la hegemonía burocrática en cualquier sociedad.

Los exorcistas de estos elementos falsamente atribuidos a la realidad cubana son conocidos: la participación popular, el control obrero, la democratización de la toma de decisiones, la rotación de los cargos y el derecho a la información veraz y completa. Esos han de ser elementos de un verdadero Socialismo Real que no pueden ser ajenos a la realidad cubana ni a la de ningún pueblo.

1 marzo 2018 92 comentarios 432 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Lo que debe ser salvado

por Harold Cardenas Lema 13 julio 2017
escrito por Harold Cardenas Lema

Aborrezco la hipocresía que filtra la memoria de los hombres y toma de ellos lo políticamente correcto. Así olvidamos al Mella hereje, al Villena que combatió los errores en su propio Partido, al Che Guevara profético que hoy sigue sin publicarse, al Fidel que para liberar su país debió burlar reglas impuestas por quienes se consideraban los más revolucionarios del momento.

No comparto el sentimiento vergonzante que supone a esta juventud menos valiente o comprometida que nuestros padres o abuelos. El problema es todo nuestro y no de los adolescentes, a quienes por muchas razones no hemos sabido llevarles a fondo el mensaje de qué es la Revolución. Peor aún, les hicimos creer que el socialismo era hecho por otros, una herencia que debían cuidar, y cada generación necesita su propia revolución, construir algo de lo que pueda estar orgullosa.

¿Cuándo perdimos la capacidad de atraer a los jóvenes a través de símbolos? ¿Cuándo la disciplina comenzó a ser más importante que la rebeldía?

Lo más valioso en el pensamiento de nuestros héroes es lo que puedan aportar a la lucha política del presente. Si embargo vemos un esfuerzo para hacerlos políticamente correctos y vaciarlos de herejía, precisamente lo que podría mover a otros para seguir su ejemplo. Hoy comienza el período histórico en que intentarán manipular a los grandes hombres, sacar sus ideas de contexto para apoyar causas que ellos nunca comulgarían. Entonces toca seguir más su ejemplo que un empacho de frases que siempre sirven a quien las utiliza.

Desde que surgió el socialismo en Cuba estaba claro que habían varios caminos a seguir, hoy siguen estando ahí, con las respectivas mentalidades que los sujetan. En lo personal me siento más identificado con el país que se propone lo imposible y sabe dar lo mejor de sí en las peores circunstancias, como en los 60. Me entristece la Cuba que se paraliza por el miedo cuando está bajo presión y se va a los extremos, aunque sea con las mejores intenciones.

Se acabó el tiempo que teníamos para pedir permiso o buscar la aprobación de nadie. Toca hacer como han hecho nuestros héroes, demostrarle a todos, incluso a los tuyos, que hay un camino mejor, luego la historia pone a todos en su lugar. Quizás nuestra revolución sea precisamente salvar la Revolución, de sus enemigos y de sí misma, esa parece ser la obra de esta generación.

13 julio 2017 137 comentarios 192 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
apolítica

¿Juventud apolítica en Cuba?

por Harold Cardenas Lema 18 febrero 2016
escrito por Harold Cardenas Lema

Dicen que los cubanos no se interesan en política ni creen en nada. Dicen muchas cosas de la juventud apolítica. Cuando de jóvenes se trata, aunque las cifras oficiales no son públicas uno se imagina los índices de emigración y ve de cerca el desinterés en participar políticamente. ¿Esto significa que sean apolíticos? ¿De veras no les interesa o será que nadie les presenta una alternativa atractiva? ¿Cuándo olvidamos que ser revolucionario es cool?

El país que tuvo el líder más carismático del pasado siglo e hizo popular ser barbudo, hoy le cuesta tomar la iniciativa. Entonces las cifras de ingreso a las organizaciones juveniles decrece, los jóvenes prefieren Facebook a las reuniones estudiantiles y la capacidad de convocatoria real sufre. Mientras, los medios extranjeros y los apóstatas exageran la situación buscando sacarle ventaja política. Entonces los nuestros responden que todo está bien, que no hay problemas sino mucha confianza en la juventud y que esta no es apolítica.

Yo que soy joven me preocupo, porque no veo conciencia del problema, porque no veo un plan para lidiar con eso, porque ya estoy cansado en esta guerra de relaciones públicas que lo que hace es posponer soluciones. Hoy en día toca una pugna triple. Con Estados Unidos por nuestra soberanía, con la oposición política que no tiene otro plan que no sea hacerse con el poder y con los sectores más dogmáticos en nuestras propias filas. Estos últimos creyendo salvar el proyecto nacional lo que hacen es aplazar las soluciones. Y sí, hay que cambiar con urgencia pero bajo nuestros propios términos.

Cuestiones así quisiera verlas publicadas en Granma o Juventud Rebelde pero es imposible. Quizás hasta los directores de estos y otros medios tengan conciencia del problema y tengan disposición a su arreglo, pero al parecer no está en sus manos. Lo necesario en el debate público, lo que hace creíble la Revolución como un movimiento social y de pensamiento, sigue proscrito. Cuba está dejando lecciones, tanto en lo que se hace como en lo que no.

El dolor que eso le produce a la izquierda revolucionaria en este país es inconmensurable. Me duele a mí que pienso quedarme aquí el resto de mis días y he visto en el extranjero la diferencia de ser socialista en el poder que bajo un gobierno de derecha. Le debe doler a los más lúcidos en esta generación que hizo la Revolución, ¿qué pensará Fernando Martínez Heredia? ¿Cuál habrá sido el último pensamiento de Alfredo Guevara?

La juventud cubana no es apolítica por naturaleza. Sin generalizar fenómenos que son más complejos, podría decir que la mayoría de los jóvenes no participan activamente en la vida política del país porque no se les hace creíble lo que encuentran hoy en día. ¿Han tratado de explicarle la portada de un periódico cubano a un joven de este país? ¿Han visto las barbaridades que cuenta la disidencia caricaturesca? Para decirlo de alguna manera, existe demanda lo que la oferta todavía es muy mala. Y eso nos hace vulnerables.

Mañana mismo surge alguien que conozca los códigos comunicativos de los jóvenes, que imite la señal de rebeldía política que aparece en The Hunger Games o tenga una agenda oculta. Y se roba la participación política que nosotros no hemos sabido canalizar. Algo semejante ocurrió en Europa del Este, puede ocurrir aquí. Si las organizaciones políticas en Cuba no retoman el paso, recuperan la iniciativa y aprenden a generar consenso rápido… sería una verdadera lástima. Sería echar por la borda décadas de sacrificio, no seríamos los primeros tampoco en cometer ese error, ni siquiera esa torpeza sería original.

Disfrazar la indefinición política con eufemismos tales como “objetividad” o “moderación” por lo general hace más favores a la derecha que a la izquierda. En lo personal estoy politizado hasta los tuétanos y no me interesa hacer superescritos hablando de pirofláutica o un periodismo muy profesional sin ideología definida. También veo clara la diferencia entre los objetivos y las herramientas. Por un millón de razones, el hecho es que hay muy pocos jóvenes haciendo o consumiendo política aquí.

Entonces, ¿existe una juventud apolítica en Cuba? ¿O es que las alternativas actuales no logran captar su atención? Me parece que lo segundo se acerca un poco más a la realidad. Lo peor es que tenemos mil herramientas para dotar de contenido política a nuestra juventud pero no se explotan. Como miembro de la única organización política joven en el país, me asusta ver cuán poca ideología se genera tanto desde la UJC como desde el mismo Partido.

Todavía me queda el vacío que en ese sentido dejó la pasada Conferencia del Partido, donde esperaba encontrar el plan que tendríamos como sociedad para paliar las inevitables diferencias sociales agudizadas con los Lineamientos, y nunca ocurrió.

Siempre supuse que había personas, expertos, que su trabajo era generar ideología. Al parecer estos tienen las mismas preocupaciones nuestras con los precios del agro y las colas en las guaguas porque el déficit se sigue notando sin que veamos el camino hacia su solución. Con esos truenos, la juventud seguirá pareciendo apolítica hasta el día que les recuerden que por naturaleza esa es la edad en que más se expresa el compromiso social. Solo espero que seamos nosotros y no otros los primeros en llegar a los corazones y las mentes de esa juventud apolítica desatendida. Con la ideología no se juega.

Para leer más del autor: Harold Cárdenas Lema

18 febrero 2016 103 comentarios 444 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

¿Ya votaste?

por Consejo Editorial 27 noviembre 2015
escrito por Consejo Editorial

51257-fotografia-g

Por: Leonardo Martínez, estudiante de Derecho

Un momento crucial en la vida de toda organización son los procesos eleccionarios. En ellos, se evidencian lo consciente y participativa que es su membresía. ¿Qué reflejaron las últimas elecciones de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU)?

Es inadmisible que vote un alto por ciento de estudiantes, se cumpla con el cronograma, se constituya un nuevo secretariado y nadie sea capaz de notar las irregularidades que tuvieron lugar; o peor, que las noten y no les importen.

Un joven después de atravesar el sistema educacional cubano, y haber participado inconscientemente en tantos procesos eleccionarios, cuando llega a la universidad reproduce los mismos patrones conductuales que ha aprendido, sin cuestionarse el alcance de sus actos.

Es decir: cuando se le presenta una boleta de votación y se le pide que marque una cantidad determinada de candidatos, que generalmente no conoce, él se limita a marcar la cantidad establecida en el orden en que aparecen, sin preocuparse por la idoneidad, la capacidad o la entrega de los mismos.

En el mejor de los casos, lee una simple biografía, redactadas por los mismos a quien se refiere y que probablemente nadie revisó porque fue entregada a última hora.

Aquí aparece un serio problema, pues ese mismo joven participa en las elecciones que decidirán a las personas que ocuparán cargos en el gobierno del país. No resultaría descabellado pensar que repetirá los mismos errores en que ha incurrido toda su vida estudiantil. ¿Participará?, sí, pero inconscientemente, con la repercusión negativa que eso trae para todo el andamiaje político de nuestra nación.

Entonces, hoy, en nuestras universidades debemos comenzar a educar a los jóvenes en la participación activa en los procesos eleccionarios. El primer paso es acercarlas al documento que dispone como se deben realizar, el Reglamento de la FEU en su Capítulo 2, para que además de ejercer correctamente su derecho al voto contribuyan como un controlador más de la legalidad. De lograrse esto último, se dotaría de gran vitalidad todo el proceso.

Así mismo las personas encargadas de llevarlo a cabo son las que, primeramente, deben dominarlo a cabalidad para evitar las
improvisaciones y los errores en el procedimiento. Especialmente, cuando es a ellas a las que se les puede exigir la responsabilidad por la buena o mala marcha del proceso.

Contar con la cantidad de personas necesarias y con la capacidad o el conocimiento suficientes es un problema que en la práctica dificulta el éxito del proceso eleccionario. Por tanto, la solución pasa por la calidad de los Secretariados ya electos, el compromiso y el actuar decidido de los miembros de la FEU que, aunque no tengan un puesto, exijan a sus representantes un accionar coherente con el mandato que se les ha encargado.

27 noviembre 2015 15 comentarios 258 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

El gobierno fantasma

por Consejo Editorial 26 mayo 2015
escrito por Consejo Editorial

gobiernoPor: Roberto G. Peralo  y Harold Cárdenas Lema

(roberto.peralo@umcc.cu) (haroldcardenaslema@gmail.com)

Una enfermedad corrompe la sociedad. Poco a poco se introduce en su sistema y puede provocar parálisis total. Tenemos la sospecha de que no existe demasiado interés en curar al enfermo, así todo resulta más fácil.

El pasado miércoles 13 de mayo se constituyó la Asamblea Municipal del Poder Popular en Matanzas. En la misma se debió elegir al Presidente y Vicepresidente de dicha asamblea. Usamos el término “debió“ porque una escueta nota en el semanario Girón el jueves 14 informa de la constitución de dichas Asambleas sin más detalles. En el transcurso de esa semana y la siguiente, con la esperanza que otro medio de información daría la noticia, preguntamos a varios colegas si conocían cuáles eran los nominados para ambos cargos y cuál fue el resultado de dichas votaciones. En todos los casos prevalecía el desconocimiento.

La primera reacción entonces es responsabilizar a los periodistas y sus directivos. ¿Acaso no es noticia conocer los integrantes de la comisión de candidatura, responsables de decidir los candidatos a la presidencia del gobierno? ¿Cuál sería el criterio de selección que iban a aplicar? ¿Cuántas nominaciones hubo? ¿Cuáles fueron los más nominados? ¿No sería importante informar cuál fue el resultado cuantitativo de las votaciones? ¿No sería importante hacerle una entrevista al nuevo presidente electo para conocer su estrategia y políticas de gobierno? No es politiquería, sino política, algo que muchos ya han olvidado.

¿Cuánta política necesitan hacer nuestros representantes públicos? ¿Hasta qué punto llegan a sus responsabilidades de mano del pueblo y no de un mecanismo vertical? Una vez llegados ahí… ¿rinden cuenta públicamente de su gestión? A veces pareciera que nuestros funcionarios hacen una labor secreta y no pública, lo que afecta el consenso nacional profundamente. Lo ocurrido ahora en Matanzas, es solo la expresión de muchas contradicciones que laceran cotidiana e innecesariamente, la credibilidad de nuestro proyecto nacional.

La esencia del problema no radica en la ausencia de información ni el papel de la prensa. Es algo mucho más grave: a los ciudadanos le resultan indiferentes estos asuntos. Hicimos un pequeño experimento social, preguntando a vecinos, estudiantes y colegas si conocían quién fue electo presidente de la Asamblea Municipal. Solo uno pudo responderme la pregunta, coincidió que dicha persona trabaja como activista en el gobierno municipal. El resto de los encuestados -que no fueron pocos- además de no saber quién era la persona, tampoco les interesaba.

Con tal apatía ciudadana a los malos funcionarios les resulta mucho más fácil dirigir y los buenos no pueden resaltar. Terminan todos en el mismo grupo invisible y los ciudadanos sin poder apoyar a los que mejor representen sus intereses. ¿Cómo hacerlo si prácticamente no conocemos cuáles son sus propuestas o ideas? El único control que se ejerce sobre estos funcionarios se realiza por los órganos de dirección a los cuales se subordinan. El control social se vuelve mínimo entonces.

De esta forma la dirección de los gobiernos municipales tratan de quedar bien y cumplir las orientaciones del Partido e instancias superiores del gobierno.  A los ciudadanos solo nos queda esperar a que en dos años nos vuelvan a pedir que participemos en las elecciones, los medios de comunicación nuevamente nos abarroten de propaganda convocando a la unidad del pueblo cubano y después ni se molesten en utilizar dos líneas para informar quienes fueron los elegidos.

El acto más importante de cualquier gobierno, es el momento formal de su constitución y elegir a sus dirigentes. Este instante pasó inadvertido para el pueblo matancero. ¿Qué podemos esperar ahora del resto de sus actividades administrativas y de gestión? Esto no es provocado por el asedio estadounidense ni la economía internacional, ocurre cuando los funcionarios dan por sentado el apoyo del pueblo, que no es gratuito ni eterno. El sacrificio que han hecho 11 millones de cubanos en más de medio siglo luchando por su soberanía y el deseo de crear una alternativa más justa, merece más que eso.

No permitamos que las circunstancias en que vivimos y el ineficiente mecanismo de participación que utilizamos nos provoquen el desinterés y la desidia por nuestro destino. Este país es de todos los cubanos. Preocupémonos cuando los procesos sociales no salgan bien. Exijamos a los responsables cuando las cosas salgan mal. La única forma de ejercer nuestro derecho de ser dueños es PARTICIPANDO.

Puede seguirnos en Twitter: (@RobertoPeralo) @HaroldC4rdenas

26 mayo 2015 64 comentarios 311 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Pan, cebolla, cine y participación

por Consejo Editorial 21 noviembre 2014
escrito por Consejo Editorial
Juan Carlos Cremata

Juan Carlos Cremata

Por: Oniel Díaz Castellano

Ayer en la noche tuve la oportunidad de asistir a la premier en el cine Chaplin de la película Contigo Pan y Cebolla del cineasta cubano Juan Carlos Cremata. Y ocurrió algo que, confieso, me atrapó mucho más que la película (la cual aplaudo, confirmó una vez más la talla extra de los actores Alina Rodríguez, Enrique Molina y que este director tiene una habilidad especial para llevar a la gran pantalla obras teatrales).

Cremata, como es habitual en sus premier, le puso un toque distintivo… recuerdo su entrada vestido de pionero cuando se presentó en esa misma sala Viva Cuba. En esta ocasión, desfiló hasta el escenario frente a todos con un cartel que rezaba VIVA EL CINE LIBRE. Acto seguido, utilizó el micrófono para hablar ante todos, Ministro de Cultura y funcionarios del ICAIC incluidos en el público, sobre la lucha que han entablado nuestros cineastas desde hace un tiempo por lograr una Ley de Cine que ofrezca una marco legal adecuado a los tiempos que corren y permita a los nuevos actores que existen gozar del amparo de la legalidad para darle cauce a su creatividad. “Habrá quien diga que este no es el momento ni el lugar adecuado” Algo así dijo, antes de agregar que ya había oído muchas veces ese parlamento.

No soy cineasta, apenas un amante empírico con escasos conocimientos teóricos. Pienso que leyes nuevas necesitamos en ámbitos que apremian con mayor urgencia que el cinematográfico. Pero eso no desmerece en un ápice este reclamo y simpatizo con el mismo. En primer lugar, porque en el trasfondo está uno de los dilemas de estos tiempos: o liberamos la iniciativa de las personas en todas las esferas de la vida nacional rompiendo con el inmovilismo o el país no avanzará. Participación, implicación, protagonismo, y sobre todo en la Política, donde es necesario nuevas manera de hacer desde la individualidad/colectividad. Sin esto, no habrá éxitos en las reformas económicas, ni triunfos sociales, ni cambio de realidades.

Y en segundo lugar, porque veo en ese gremio pujanza, decisión y determinación para luchar por lo que consideran justo. Y eso me inspira, es algo que nos hace mucha falta: ACTIVISMO. Demostró Cremata ayer, al hacer justamente lo contrario, que sabe de memoria uno de los parlamentos de su película NADA…”Nadie cambia nunca nada”.

Es hora de asumir, porque lo sabemos de la historia de este país, que nada cambiará hasta que no luchemos por hacer que las cosas sucedan. Que hablar en pasillos y asentir cuando hay que negar (o viceversa) es perpetuar el conformismo. Todo momento y lugar es adecuado para comenzar a hacerlo. Cierto es que implica riesgos, y hasta los prácticos que a todo ideal oponen razones para matarlos de realidad nos dirán que no vale la pena. Pero nunca comienza a estar más cerca una transformación que cuando se levanta la mano o se tira una palabra al aire para darle cauce a un sueño.

21 noviembre 2014 71 comentarios 276 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
  • 1
  • 2
  • 3

Ayúdanos a ser sostenibles

Somos una organización sin fines de lucro que se sostiene con donaciones de entidades e individuos, no gobiernos. Apoya nuestra independencia editorial.

11 años en línea

11 años en línea

¿Quiénes Somos?

La Joven Cuba es un equipo de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, aspiramos a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento sobre la aplicación de políticas públicas.

@2021 - Todos los derechos reservados. Contenido exclusivo de La Joven Cuba


Regreso al inicio
La Joven Cuba
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto
 

Cargando comentarios...