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¿La revolución perdida?

por Consejo Editorial 16 junio 2020
escrito por Consejo Editorial

El artículo de Anthony DePalma en el New York Times es excelente en sus ambiciones, pero no explica algunas causas fundamentales de lo que está tratando de ilustrar. DePalma describe bien el proceso por el cual generaciones de cubanos, como el personaje de la historia que nos cuenta, han perdido la fe en la Revolución y sus numerosos programas. Al centrarse en el récit de vie de la Sra. Caridad Limonta, DePalma nos presenta el declive de una clase que históricamente se ha beneficiado de un sistema político que favorece a los que están comprometidos con el proceso revolucionario y excluye a los que están en contra. Ahora, desilusionados con la Revolución, dejan de lado en lo que alguna vez creyeron y están buscando nuevas formas de adaptarse a la crisis de desesperanza que parece endémica de Cuba.

En este sistema político, argumenta DePalma, las personas que están desencantadas con la Revolución, como la Sra. Limonta, tienen meramente tres opciones: 1) arriesgar sus vidas tratando de llegar ilegalmente a los Estados Unidos; 2) practicar la autocensura para adaptarse y sobrevivir; 3) luchar contra el sistema político e «invitar al acoso» a sus vidas. El personaje de DePalma ha elegido el silencio y las alternativas de supervivencia. Luego sigue la historia al mostrar cómo Limonta renunció a la Revolución, comenzó emprendimientos capitalistas en Cuba y recibió calurosamente al Presidente Obama durante su visita a La Habana en 2016. Esto, argumenta el autor, ilustra un gran cambio en la ideología de un personaje cuyo punto de partida fue el de una fe “absoluta” en la Revolución, y ahora está convencido de que “la revolución está perdida”.

DePalma tiene razón cuando dice que la mayoría de los cubanos han perdido su fe en la Revolución y se están desencantando cada vez más con las duras condiciones de vida que aún padecen. Pero la miseria es desencantadora en cualquier sistema político. Y, sinceramente, el desencanto popular ha sido el elemento principal de la guerra psicológica que Estados Unidos ha estado llevando a cabo contra Cuba desde el comienzo de las hostilidades entre los dos países. Al imponer sanciones económicas y políticas a Cuba, las administraciones de la Casa Blanca están tratando de inducir desde el exterior tanto el resentimiento popular como el alzamiento interno tan deseado, que conducirá a un gobierno provisional amigo de los Estados Unidos.

Una gran cantidad de documentos, ahora desclasificados, muestran cómo los deseos de Washington de crear resentimiento entre la población cubana han sido un elemento clave en el proceso de toma de decisiones de las opciones de política exterior contra Cuba (1). El objetivo principal del Embargo impuesto a Cuba era precisamente aislar al país del hemisferio occidental y crear las duras condiciones económicas que contribuirían a una crisis política dentro del país. La administración de Kennedy sabía muy bien que la ayuda de la Unión Soviética no era suficiente para el desarrollo de Cuba y solo servía para asegurar el poder político de Castro. Entonces, incluso con la ayuda de la Unión Soviética, Cuba no estaba en condiciones de desarrollarse de manera autónoma y, desafortunadamente, los recursos críticos se dirigieron principalmente al complejo militar. Es más, la industria cubana en ese momento dependía en gran medida de la tecnología estadounidense y esta dependencia tecnológica causó problemas significativos para el desarrollo industrial de Cuba.

De esta manera, la miseria del pueblo cubano estuvo originada por una relación asimétrica con los Estados Unidos. Al poner a Cuba bajo “asedio”, Washington implementó una serie de políticas restrictivas que produjeron, y aún producen, mucho sufrimiento en la vida cotidiana de las personas. Si la pregunta sobre el desencanto debe formularse y responderse, cada explicación debe incluir el papel fundamental que han jugado los Estados Unidos en este proceso. Y esto es algo que Anthony DePalma evita hacer bien en su análisis de la historia de Caridad Limonta.

Muchos cubanos han perdido su fe en la Revolución y muchos otros están convencidos de que la maldición de Cuba tiene sus raíces en la ideología e instituciones comunistas. Podrían tener razón o no. Yo realmente no sé. Sin embargo, cada panqueque tiene dos lados y ninguna variable independiente debe dejarse de lado en un análisis serio.

Al igual que la Sra. Limonta, yo también tengo muchas preguntas. Por ejemplo:

¿Por qué Eisenhower no recibió a Fidel Castro cuando visitó los Estados Unidos por primera vez en 1959? ¿Por qué, por ejemplo, las primeras reformas cubanas no fueron reconocidas como legítimas, ya que la mayoría de esas reformas, principalmente reformas agrarias, fueron promovidas en América Latina por la Alianza para el Progreso durante la administración Kennedy? ¿Por qué los Estados Unidos no escucharon, y aún no escuchan, las propuestas para una «coexistencia pacífica» proveniente del liderazgo cubano? ¿Cómo Washington logró aislar a Cuba de América Latina en 1962 y cuáles son los efectos de esta política exterior en el desarrollo político y económico de Cuba? ¿Cuál fue el propósito de los misiles nucleares instalados en 1962? ¿Tenía razón el gobierno cubano, o no, al tratar de asegurar la supervivencia de la Revolución?

Todos recuerdan la guerra casi nuclear que la humanidad sobrevivió en esos tiempos históricos, así como el telegrama aparentemente irracional que Fidel Castro envió a Jruschov en octubre de 1962 (2). Aún así, nadie parecía estar interesado en los planes de invasión e intervención que la CIA, el Departamento de Estado y la Casa Blanca estaban tramando después del desastre de Bahía de Cochinos. En el mundo de los estados soberanos, la política exterior llevada a cabo por los Estados Unidos contra Cuba no es legítima y no respeta plenamente los principios que dieron origen a las Naciones Unidas.

Por todas esas razones, realmente creo que la “verdad incómoda” para Estados Unidos es esta: el acoso sistemático, político y económico, proveniente de los Estados Unidos, la nación más poderosa en la historia del mundo, y dirigido a la población cubana, ha estado causando un gran resentimiento en la población cubana desde hace décadas. Esto fue intencional y muy bien planeado por la CIA, el Departamento de Estado y la Casa Blanca. El resentimiento popular contra la Revolución en Cuba ha sido inducido históricamente a través de la guerra psicológica que Estados Unidos ha impuesto contra lo que debería llamarse un microestado.

Como ciudadano cubano, no desarrollaré un síndrome internacional de Estocolmo. No apoyo la política exterior que Estados Unidos ha seguido históricamente contra Cuba. Creo que es malo tanto para los cubanos como para los Estados Unidos. Después de todo, la autorreflexión del presidente Bush Jr. después del 11 de septiembre – “por qué nos odian” – es una poderosa ilustración de las consecuencias negativas para la grandeza de América que ha generado la práctica sistemática del acoso internacional sobre los estados subdesarrollados y nominalmente soberanos.

Para volver a los tiempos de grandeza, Estados Unidos necesitará el apoyo de la mayoría de los estados del sistema internacional. De lo contrario, podría convertirse en un estado global autoritario, al recurrir siempre a la fuerza militar y el acoso internacional para hacer cumplir su voluntad. Claro, la Revolución Cubana parece ahora “perdida”. Entonces, ¡larga vida al abusador!

(1) Informe sobre la Política de los Estados Unidos hacia Cuba, 15 marzo 1962, Archivo Digital del Programa de Historia y Políticas Públicas, Archivo del Servicio Federal de Inteligencia de la Federación Rusa, Archivo 88497, vol. 1, http://digitalarchive.wilsoncenter.org/document/114513

(2) Telegrama de Fidel Castro a Khrushchev, octubre 1962, Archivo Digital del Programa de Historia y Políticas Públicas, Archivo de Política Exterior, Federación Rusa, http://digitalarchive.wilsoncenter.org/document/114501

Para contactar al autor: rainer_ricardo@hotmail.com

16 junio 2020 40 comentarios 470 vistas
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Entrevista a Esteban Morales: al filo de la encrucijada (Parte II)

por Consejo Editorial 13 junio 2013
escrito por Consejo Editorial

Continuación de la primera parte: “tuve que luchar por mi militancia”

¿En qué estado se encuentra el debate racial en Cuba?

A diferencia de lo que ocurría 3 o 4 años atrás, ahora el debate se encuentra en una posición bastante buena, estamos inmersos en debatir y hacer muchas cosas por la lucha contra la discriminación racial. Estos avances son tanto por parte de la Comisión Aponte de la UNEAC, intelectuales individualmente,  como desde una perspectiva más oficial en los debates que están teniendo lugar en las provincias del país y que son muy positivos.

El tema va tomando el espacio que merece en la vida nacional. Aún nos falta mucho pero avanzamos. Se han impartidos cursos sobre el tema. Se hacen jornadas culturales sobre la temática. Se ha establecido  una conexión muy fructífera con los Ministerios de Educación, Educación Superior  y con la Oficina Nacional de Estadísticas. Se ha publicado varios  libros,  artículos y actualmente se imparte un Curso de Universidad para Todos sobre “Presencia de África en la Cultura Cubana”. Se constituyó el ARA (Articulación Regional Afrodescendiente). Está designado un Vicepresidente del Consejo de Estados para atender el tema a nivel nacional y se mantiene muy buena coordinación con la Asamblea Nacional del Poder Popular. Avanzan, por medio de la UNEAC, las coordinaciones en provincia. Se observa que el debate crece y cada vez la participación es mayor. Pronto terminarán las primeras audiencias en provincia sobre el tema y se coordina la realización de una Conferencia Nacional  sobre  “La Impronta de África en la Cultura Cubana”.

¿Qué opinión le merece lo acontecido recientemente con Roberto Zurbano?

Creo que forma parte del propio debate racial, Zurbano tenía todo su derecho a decir lo que dijo  y la manera en que lo hizo, lamentablemente se presentó esa situación con el New York Times en que él discute que le cambiaron el título. A mí personalmente el título no me gustaba pero sí comulgo con las cosas críticas que se decían en el artículo. Yo también las he dicho. El título me parecía inoportuno, por eso escribí que la “Revolución Cubana comenzó en 1959”, creo que el título fue una manipulación y todo parece indicar que él no quería poner ese título. Todo eso ya él lo ha aclarado bastante bien, aunque un poco tarde, me parece.

La vida científica e intelectual tiene determinadas características y cuando se tiene una opinión divergente no hay por qué afectar a  esa persona. No debemos tomarnos las críticas en el debate como una cuestión personal, de lo contrario la intelectualidad no existiría y la política mucho menos.Por otro lado, creo que la Casa de las Américas tenía derecho a adoptar una cierta medida con él. Para reclamar derechos hay que respetar derechos, que también tienen las instituciones, él tenía una responsabilidad  alta ahí y lamentablemente todavía vivimos cierto oficialismo en el cual si tienes una responsabilidad, no eres totalmente independiente. Entre nosotros el off the record no existe. Dicho eso, reafirmo que tenemos que defender a ultranza que la gente tenga derecho a dar su opinión, porque el debate es lo único que nos puede enriquecer. Pero eso siempre es una responsabilidad netamente personal, por la cual hay que asumir las consecuencias que pueda tener.

¿En qué momento se encuentra el proyecto político cubano?

En una encrucijada, la más difícil de la historia de la Revolución, en una intención de cambio que se debe concretar más en cambios reales y aumentar todo lo posible  su velocidad. El proyecto debe romper con todo aquello que pueda frenar la disposición y el interés colectivo de discutir los problemas. La Revolución no le pertenece a nadie en particular, ningún dirigente ni nadie en particular, es de todos los que la hicimos y estamos haciendo, y si nos mantenemos fieles a ella debemos tener derecho a defenderla. Debemos tener la facilidad y la capacidad para esa defensa.

Si se estudian los discursos del compañero Raúl Castro en los últimos años, es fácil deducir que no tenemos mucho tiempo, es limitado y sumamente valioso. Hay que desarrollar cambios de impacto velozmente, es importante que el pueblo sienta que aun cuando haya que ser cuidadosos y serios en ese proceso, los cambios se van a ir produciendo uno detrás de otro. La gente es capaz de  aceptar  más los errores que se cometen  por  andar rápido,  que por dejar de hacer,  o por tibieza, como dicen los militares. En mi opinión las transformaciones no son suficientes, sobre todo en la economía, en la que históricamente hemos sido bastante erráticos; tomamos caminos que luego no obliga  a retroceder. Cada vez que escarbamos en algo, no damos cuenta que las medidas no son suficientes, ejemplo la agricultura. Creo que eso es lo que teme Raúl, él quisiera avanzar con pasos firmes y no retroceder más.

Insisto en que la velocidad debe tratarse de  aumentar, porque la gente espera los cambios con mucha más velocidad y siempre que podamos agilizar ese proceso, debemos hacerlo. La burocracia hace mucho daño, miren las 66  maquinas de riego, esperando porque le pongan precio y los campesinos esperando;  ya llevan 6 mese en esa noria. Miren las empresas que teniendo tierras ociosas no acaban de entregarlas. Esas actitudes para mí  son francamente  contrarrevolucionarias en un momento como este, en que los precios de los productos agropecuarios no bajan. ¿Quién sufre todo eso? Liborio. A ese tipo de gente hay que tomarlas por el cuello, sino queda más remedio.

El hecho de que la gente “espere los cambios” acuña un modelo social de comportamiento y de toma de decisiones bastante vertical. ¿Cómo puede el pueblo ser gestor de los cambios?

Menciono que la gente espera los cambios porque es lo más común aunque no debería ser así, eso forma parte de la vieja mentalidad a superar, las personas deberían producir los cambios e impulsarlos pero para eso hay que incrementar el debate interno sobre este proceso de cambios. Darle más potestad a los que sufren  los problemas en la base, para que actúen con más autoridad, contra esa burocracia que nos frena.En la URSS, esas tierras pasaron a ser propiedad  después, de los mismos que la controlaban. Las retenían para quedarse con ellas. No debemos ser ingenuos pensando que eso aquí no podría pasar.

¿Cuánto considera que hemos avanzado estos últimos años en la lucha contra la corrupción como fenómeno que se manifiesta a todos los niveles de la sociedad?

Hemos presentado batalla en la solución del problema, no creo que hayamos avanzado tanto como debemos. Siempre he dicho que cuando a una persona se le vaya a dar un cargo determinado, debe hacérsele una declaración de sus bienes, y en su responsabilidad debe ser sometida continuamente al escrutinio y la inspección.El dinero corrompe fácilmente, sobre todo en medio de nuestra situación, debe existir  fuerte  observación y control sobre las personas, empresas y organismos  que tienen responsabilidades y manejan recursos. Es una batalla que debemos librar con mucha fuerza y sin contemplaciones, dándole gran participación a las masas organizadas. Tarea muy compleja, que nadie, por mucha autoridad que tenga desde arriba, puede cumplir solo.

Son las masas organizadas, aforadas y  dolientes directas,  las que deben tener en sus manos la tarea fundamental de vigilar cómo se utilizan los recursos que le pertenecen. Porque que yo sepa lo de que el pueblo es el propietario de los bienes no puede ser mero discurso. Entonces, es el pueblo organizado  el que tiene que controlar, fiscalizar y hasta sancionar si es necesario. Yo formaría “grupos anticorrupción” a todos los niveles del país. Con toda la autoridad para actuar. Si se cometen excesos, rectificarlos. Siempre sería menor el daño.

Creo que se le ha declarado la guerra a la corrupción y se han tomado una serie de medidas pero se debe apelar mucho más a la participación popular. Eso no se resuelve llenando papeles solamente  porque es en primer lugar un problema político y debe ser atendido con toda fuerza, sobre todo por el Partido.

Me molestó y preocupó mucho cuando publiqué mi primer artículo sobre la corrupción en  el 2010 y en un análisis conmigo, un cuadro, que no era cualquier cuadro, me dice que yo le estaba haciendo daño a la Revolución porque había sacado a la luz un problema que el Partido quería mantener bajo discreción. Eso me pareció increíble, ¿qué quería decir? ¿Qué el Partido iba a proteger a los corruptos? No podía ser que un funcionario pensara así y terminamos teniendo una  discusión.

¿Qué opinión le merece la blogosfera cubana?

Creo que estamos avanzando, veremos qué pasa ahora con la apertura de Internet pero siempre he pensado que la defensa de la Revolución no puede ser una política dogmática, cerrada, teledirigida o realizada única y exclusivamente por determinadas personas. Esa defensa debe realizarse pluridimensionalmente, lo que le corresponde a todos los que deben participar, y se puede hacer desde muchas aristas, que nadie permita que le digan cómo debe ser esa defensa. Eso es lo único que le da fortaleza a nuestro discurso y nuestras posiciones. El trabajo ideológico no puede ser vertical, y aunque estas existan, debe basarse primordialmente en la horizontalidad.

¿Qué papel le toca a los blogueros en la construcción de una sociedad mejor?

Un papel eminentemente crítico, de asumir nuestras realidades que siempre ameritan ser mejoradas y cambiadas. Que entiendan que siempre vamos a encontrar personas que no estén de acuerdo con lo que estamos diciendo o ven las cosas de otro modo pero debemos defender nuestras posiciones y no dejar que nadie nos haga nuestra historia, debemos hacerla nosotros mismos. Quien te cuenta cómo fue el pasado, controla el presente y el futuro.

La historia de nuestros problemas debemos hacerla nosotros mismos, la actitud crítica hacia nuestros problemas debemos asumirla nosotros mismos porque si no lo hacemos así, ese secretismo se convierte en armas de ataque hacia nosotros.

¿Se siente más identificado con la Cuba de ahora que con la de unos años atrás?

Me siento más identificado en el sentido de que los problemas que veía en la Cuba de años atrás están tratando de ser abordados en la Cuba de hoy;  porque tengo la suficiente edad para conocer todos los errores que hemos cometido y en estos momentos veo bastante voluntad política de asumir las realidades con un sentido crítico de rectificación. Esa va siendo poco a poco la actitud de muchas personas, eso me da esperanza, estos cambios pueden ser mucho más profundos que los anteriores. Ese es el discurso político que hay que defender. Ese es hoy el discurso de la Revolución, aunque algunos se resistan a seguirlo…

Hasta aquí las preguntas más “formales”, quisiéramos terminar con el famoso cuestionario que elaborara Bernard Pívot, a ver si nos muestra algo de quién es Esteban Morales. Estas son las preguntas:

¿Cuál es tu palabra favorita? Crítica

 ¿Cuál es la palabra que menos te gusta? Silencio

¿Qué es lo que te enciende (espiritualmente-emocionalmente)? El dogmatismo y  la ignorancia

¿Qué es lo que te desanima? La indolencia ante lo mal hecho

¿Cuál es el sonido o ruido que más placer te produce? Un niño riendo

¿Cuál es el sonido o ruido que aborreces escuchar? Un niño llorar

Aparte de tu profesión ¿qué otra profesión te hubiese gustado ejercer? Pescador y Músico

¿Qué profesión nunca ejercerías? Médico, me aterran.

Si el Cielo existe…y te encontraras a Dios en la puerta ¿Qué te gustaría que Dios te dijera al llegar? Lo hiciste  bien. Te felicito.

Gracias por todo Esteban.

13 junio 2013 68 comentarios 463 vistas
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Roberto Zurbano, Esteban Morales y mi propia negritud

por Consejo Editorial 15 abril 2013
escrito por Consejo Editorial

Periodistas azulesPor: Jorge Morales

Recientemente leí las palabras traducidas del inglés al español que le publicaron a Roberto Zurbano en el New York Times, con algunas discrepo y otras me parecen aciertos totales.  Zurbano tiene todo el derecho de expresarse donde más le plazca, y es consabido que preparación le sobra para saber qué expresa y cómo lo expresa. Nos ha deleitado con su palabra en distintos momentos y se ha convertido en uno de los más representativos de nuestros intelectuales negros en los medios de difusión masiva (digo negro porque de color somos todos, aun no conozco a trasparentes).

Discrepo con él plenamente en la afirmación que hizo de que la Revolución no ha empezado para los negros. Lo hago porque mi abuelo estuvo en la década del 50 en el parque Vidal de Santa Clara y los negros no podían subir a la acera donde solo estaban los blancos. Discrepo porque mi abuela siendo empleada doméstica no podía comer en la misma de  los blancos y no por que la vajilla fuera para ocasiones especiales.

Discrepo con Zurbano porque la Revolución ha tratado mucho de eliminar el racismo en Cuba, y digo tratar porque no lo ha eliminado. Estoy de acuerdo con Zurbano en que queda mucho camino en el debate sobre el racismo en Cuba, donde se piensa que por no hablar de este fenómeno va a desparecer por arte de magia, esto es cuanto menos una ingenuidad.

Si en las cárceles y los barrios más insalubres los negros somos mayoría, en cambio en las universidades somos minoría. Este fenómeno hay que reconocerlo y debatirlo seriamente. Necesitamos un abordaje serio al asunto de la racialidad en Cuba, que se denuncien los actos de racismo cuando ocurran, es duro sufrir el racismo y no poder denunciarlo porque no hay espacios para ello.

Esteban Morales en sus numerosos ensayos nunca ha tomado a la ligera el tema de la racialidad en Cuba, me parece que él es un punto de referencia mucho mejor que Zurbano y digo esto por lo que han publicado ambos. Esteban Morales nos puede hablar con mucha soltura de negros, blancos y no blancos. Nos hace comprender que una de las cosas que más nos enriquece como cubanos es nuestra diversidad y unidad, que debemos aprender a convivir con nuestra propia racialidad como país.

El racismo existe aunque se destine un porciento de cargos a negros o no blancos. Zurbano dijo cosas que no comulgo y otras muy acertadas pero defiendo el derecho que tiene de poder expresar su opinión donde sea. Desconozco el motivo de su destitución, pero espero que no tenga relación directa con el dichoso artículo. ¿Acaso abofeteamos al que sinceramente dice lo que piensa?

Debemos temer al que calla y evita decir lo que piensa, estas posiciones esconden oportunismos y otras miserias humanas. Por mucho que se haya equivocado, Zurbano es alguien que habla con franqueza sobre nuestra realidad y eso es algo que debemos reconocer y respetar. Pese a su error, pero si a cada funcionario cubano que tiene un desliz le vamos a destituir, a estas alturas no tendríamos dirigente alguno, y en toda la pirámide política cubana, no hay un solo político que no se haya equivocado. Debemos dar el margen al error también. Y están son mis ideas, las ideas de un negro joven cubano.

 

15 abril 2013 20 comentarios 457 vistas
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Las dos caras de la luna

por Consejo Editorial 18 noviembre 2011
escrito por Consejo Editorial

Por Yasel Toledo Garnache. Estudiante de la Universidad de Holguín. Oscar Lucero Moya.

Sentí orgullo con mezcla de asombro cuando en el sitio digital del New York Times, periódico más importante de Estados Unidos, leí un trabajo del periodista Randal C. Archibold, publicado este 8 de noviembre, que resalta los esfuerzos y logros de los clínicos cubanos en Haití.

Publicaciones norteñas habían tenido el cinismo de asegurar que nuestra nación era una de las pocas del Caribe que no brindaba ayuda a las víctimas del terremoto. Sin embargo, el altruismo y la heroicidad no pueden ser ocultados y vencen la censura mediática.

Archibold reconoce la profesionalidad de nuestros especialistas cuando confiesa: “No hay duda de que la misión cubana ha sido vital. Fue uno de los contingentes más grandes de ayuda internacional en responder después del terremoto en enero de 2010”. También declara que  “mientras

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18 noviembre 2011 232 comentarios 643 vistas
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Mensaje de Tony al III Encuentro Juvenil Internacional de Solidaridad con los Cinco (+video)

por Consejo Editorial 12 junio 2011
escrito por Consejo Editorial

El mensaje que Antonio Guerrero enviara a los participantes del III Encuentro Juvenil, fue leído por su hijo Antonio Guerrero (hijo)

Queridos participantes en el III Encuentro Juvenil Internacional de Solidaridad:
Cuando uno lee la prensa de este país o cuando uno mira algunos de sus canales de televisión, se pregunta, por qué nunca se ha hablado de nuestro caso. Por ejemplo, el The New York Times, siempre habla de procesos judiciales que tienen lugar dentro del área de esa gran ciudad y dentro del país, igual sucede con otros periódicos importantes. Medios televisivos dedican horas y horas a seguir noticias relacionadas con asuntos de las cortes y hasta se ven las imágenes de los juicios.
Si, de nuestro arresto y de algunas cosas que sucedieron en la Corte de Miami se habló en un medio de prensa, el Miami Herald, pero, qué hablaron, quiénes lo escribieron, por qué lo hicieron.
Yo me imagino que ustedes deben conocer sobre nuestro último recurso legal en el que hemos llevado ante la misma jueza que nos sentenció, la jueza Lenard, el resultado de un trabajo de investigación que hizo el Comité Nacional por nuestra liberación en los Estados Unidos, sobre esos periodistas que se dedicaban a escribir artículos inflamatorios en contra nuestra, para influir sobre la opinión pública y en consecuencia sobre el jurado. Todo ello violando no solo la ética periodística, sino las leyes de este país.

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12 junio 2011 89 comentarios 325 vistas
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