La Joven Cuba
opinión política cubana
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto

negligencia

desbarrancadero

Desbarrancadero

por Julián Pérez Rodríguez 20 julio 2022
escrito por Julián Pérez Rodríguez

Muerto. Su niño, que seguía siendo niño a los 26 años por una condición especial de autismo y ceguera, estaba muerto. Necesitaba una ambulancia y no llegó a tiempo. Una doctora se deshizo en gestiones. Ninguna funcionó como debía. En las redes, entre el dolor, la rabia y la frustración, los mensajes sumaban miles. Pero ya nada era reversible. Ni lo será más allá de intentos de explicaciones.

Quien tenga hijos, quien tenga sobrinos, quien haya visto morir un ser amado, quien tan solo ame y sea sensible podrá aquilatar en alguna medida lo que habrá sentido esta madre cubana, habanera, Maritza Barrios, cuando tecleó el mensaje que confirmaba la noticia de la muerte de Andy: «Buenas noches discúlpeme por no contestarles después les daré los detalles pero desgraciadamente mí niño falleció a las 6 dela tarde y les agradezco su preocupación pero acaba de traer y tengo que vestirlo gracias por su preocupación» (sic).

Si uno pudiera alejar los malos pensamientos, si uno pudiera deshacerse de la imagen terrible de una madre vistiendo el cuerpo sin vida de su muchacho, quizá todo sería más fácil. Pero no es posible. No nos es dada esa facultad.

¿En qué realidad viven y gobiernan los que manejan y usufructúan el país? ¿Cuánto se ha dicho y repetido y gritado hasta perder las cuerdas vocales que muchos hospitales están derruidos, que en la bolsa negra hay medicamentos necesarios al precio de miles de pesos que no gana un trabajador promedio; que los médicos, enfermeras y personal paramédico, con todo y su profesionalidad, no pueden lograr milagros? Ya hacen lo extraordinario cuando en consultas donde a veces no tienen ni un jabón para lavarse las manos después de una cura, siguen salvando vidas y dejando en el camino la suya propia.

«Cuba importó 236 tractores en 2020 por 3,907 millones de USD, con un valor promedio de 16,555 USD/tractor. La menor inversión en una habitación de hotel según la Cartera de Negocios es de 165 mil USD/hab. Con el “ahorro” de una habitación de hotel se comprarían 10 tractores», meditaba hace poco el economista Pedro Monreal. Pero se siguen construyendo hoteles. Y no hay tractores, ni ambulancias, ni comida, ni viviendas suficientes.

¿Hoteles para qué, para quiénes? ¿Para los nuevos dueños cuando los altos cuadros partidistas terminen de metamorfosearse en potentados empresarios de la Cuba post-utópica? ¿Para los Meyer Lansky y Lucky Luciano del siglo XXI cuando el proyecto de casino caribeño cancelado en 1959 se retome? Quién sabe. Pero algo intuye Liborio, el soberano sin trono, y tiene claro que esas habitaciones de lujo no serán para él ni en esta ni en la otra era.  

Por eso huye. Junta a su grey y huye lejos del desbarrancadero. En un rapto que amalgama, para muchos, la mayor desesperación con la mayor rebeldía. Como una canción protesta entonada con los pies. A la desbandada, en estampida, sin frenos, a veces sin conciencia clara de hacia dónde van o qué pretenden.

desbarrancadero

Liborio junta a su grey y huye lejos del desbarrancadero. (Foto: ABC)

En nueve meses del año fiscal en curso —desde octubre de 2021—, 157,339 cubanos han arribado por vía terrestre a suelo de Estados Unidos. Cifra que ya destrona los éxodos masivos de Camarioca (1965), el Mariel (1980) o la Crisis de los Balseros (1994). Y en la estadística del Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras estadounidense no se cuentan, por supuesto, los que se tragó el mar, los que alguna embarcación retornó antes de que llegaran a tocar tierra norteamericana, los que salieron a instalarse en otros destinos de Latinoamérica, Europa, África, Asia. ¿Cuántos serán en total? ¿200 mil? ¿Un cuarto de millón? Y dentro de ellos, ¿cuántas mujeres con niños pequeños?, ¿cuántos ancianos?, ¿cuántos profesionales?…

También la gente revienta. Sale a la calle a gritarle a puro pulmón a las fuerzas represivas y al que dicta la orden de combate desde su butaca encumbrada, las palabras que en la Isla ofenden más duro. Sucedió en Los Palacios. Aunque para las autoridades municipales y los sitios oficiales de prensa, todo se haya resumido a un leve «incidente», una «inconformidad con prolongado apagón por tormenta local». Rápidamente, y vulnerando a mansalva el derecho a la información, el monopolio ETECSA cumplió su papel cancerbero y apagó o ralentizó el servicio de internet, para que la pólvora de la insurgencia no se expandiera más allá de este terruño pinareño.

Pero esa venda forzosa, que todavía es un arma eficaz en manos del poder, poco a poco se va rasgando. Y hay imágenes que, dolorosamente, se resistirán al olvido.

20 julio 2022 25 comentarios 1k vistas
7 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
preocupacion

Una preocupación

por Nilda Bouzo 28 septiembre 2019
escrito por Nilda Bouzo

Desde que vi en la Mesa Redonda la semana pasada (creo fue el viernes), el tema del caracol gigante africano, las medidas para erradicarlo, y escuché la primera forma que sugirió el funcionario cubano que hablaba para matar al molusco y “botarlo” en lugares donde no se pueda enterrar por falta de amplias zonas de áreas verdes, me preocupó tanto que continué viendo el programa, pero también llamé por teléfono para que rectificaran lo que considero un error, más grave si lo orienta un alto cargo en la Mesa Redonda…pero todo el tiempo me dio ocupado.

Quería decir que cómo se le ocurrió decir que era una buena solución tomar los caracoles con una jaba de nailon, triturarlos dentro y echarlos “en un dispositivo de desecho de la ciudad”. Imagino que estaba haciendo referencia a los tanques de basura.

¿No conoce este señor que en la ciudad existen cientos de personas que hurgan en los paquetes que se depositan en los tanques de basura (los llamados buzos, que hasta tengo un vecino que ese es su “trabajo” pues de eso vive) para recoger cuanta cosa les convenga vender, no solo al gobierno en sus puntos de compra, sino también a vendedores ambulantes y pequeños negocios privados?

¿No sabe que (en caso de que esa fuera una forma correcta de botarlos, cuando no sea posible enterrarlos, como han repetido por la televisión) que no todos los ciudadanos tendrán el cuidado de envolverlos correctamente, y que esas jabas de nailon en su mayoría no son herméticas aun anudándolas fuertemente, y que sirven para hacer la recolecta y enterrarlas con los caracoles triturados, pero no para “dejarlas en un dispositivo de deshechos de la ciudad”, como dijo, convencido de que era la variante perfecta en las zonas urbanas donde no hay tierra suficiente?

Y en tercer lugar, ¿no conoce este hombre que nuestra ciudad está llena de gatos que viven de lo que encuentran dentro de los contenedores, y que por el hambre que pasan y la habilidad que tienen estos pobres animalitos, son capaces de desgarrar todos los paquetes que se tiran a la basura, que independientemente de que podrían ingerir este molusco (no sé el daño que pueda causarles, más que el que le causan los deshumanizados que todavía no creen necesario una Ley de Protección y Bienestar a los Animales), revolverían el caracol triturado con todo lo que recolectan los “buzos”, contaminándolos a estos, y a quienes le venden usualmente botellas para una redistribución irresponsable?

Los llamados “buzos” son un tema más preocupante de lo que ningún dirigente del gobierno se ha detenido a pensar. Pueden estar causando serios daños a la salud de los ciudadanos que compran pomos de jugo o yogurt en pequeños establecimientos privados que nadie fiscaliza la manera en que limpian los envases que requieren una esterilización adecuada. Repito que lo sé porque mi vecino es un “buzo” joven que prefiere ese “trabajo”, y me cuenta la buena ganancia que obtiene desde que se desvinculó del gobierno para venderle a los privados.

Como me preocupo por ayudar a nuestro país, en todos estos días no he podido apartar la imagen del funcionario hablando (que por cierto, y con todo respeto, lo hacía de una manera extraña que más bien parecía un robot con su discurso grabado), y me he sentido impotente al no saber a dónde dirigirme, porque tengo la experiencia de escribir a la prensa, al departamento de Atención a la Población, para tratar de alertar sobre otros temas, también importantes, y jamás he visto ninguno de mis reclamos en alguna edición, aunque los planteaba con sugerencias, acostumbrada desde mi época laboral a no intervenir sin apuntar una solución.

Por un problema generacional  (las personas con quienes podía conversar armoniosamente sobre cualquier idea, y que tenían influencia para ayudar a cambiar algo en Cuba, ya no existen físicamente), siento que solo me queda el recurso de comunicar mis preocupaciones a La Joven Cuba.

Hace mucho tiempo, desde que recibo LJC por una amiga que vive fuera sigo esta publicación con mucho interés, porque me parece la más seria y honesta de las que leo.

28 septiembre 2019 5 comentarios 543 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Ayúdanos a ser sostenibles

Somos una organización sin fines de lucro que se sostiene con donaciones de entidades e individuos, no gobiernos. Apoya nuestra independencia editorial.

11 años en línea

11 años en línea

¿Quiénes Somos?

La Joven Cuba es un equipo de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, aspiramos a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento sobre la aplicación de políticas públicas.

@2021 - Todos los derechos reservados. Contenido exclusivo de La Joven Cuba


Regreso al inicio
La Joven Cuba
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto
 

Cargando comentarios...