Marrero en China
La noticia es que el primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, culminó su visita oficial a China, con el fin de fortalecer relaciones y buscar nuevas oportunidades de negocios e inversiones para la Isla. A nivel diplomático, entre los saldos más importantes que deja la visita, está el encuentro con el presidente chino Xi Jinping, en Pekín, en el cual se resaltó que Marrero fue el único jefe de Gobierno de un país latinoamericano invitado a la VI Exposición Internacional de Importaciones de China (CIIE), celebrada en Shanghái.
Allí, el titular cubano se entrevistó con su homólogo chino, Li Qiang, quien abogó por aumentar la cooperación en campos como las nuevas energías, la biomedicina, la agricultura y la economía digital. Por su parte, Marrero ratificó la disposición de «ampliar las relaciones bilaterales en sectores de interés común». En el encuentro firmaron acuerdos en diferentes sectores, como el transporte, la biotecnología, el agroalimentario y la televisión digital.
Esto significa que Cuba lleva una agenda enfocada en fortalecer relaciones con aliados importantes para impulsar un comercio bilateral que logre beneficios palpables para la economía nacional. No es asunto baladí, la Isla depende en gran medida del hecho de ser percibida como un país de oportunidades para inversores y con posibilidades de desarrollo.
Para impulsar dicho interés en el terreno turístico, Marrero Cruz también se reunió con turoperadores chinos, representantes de líneas aéreas y trabajadores del sector turístico. En un Foro de intercambio en la sede de la Embajada cubana en Beijing, los instó a aumentar de manera significativa la cantidad de visitas de turistas chinos a la isla en un año. Asimismo, expresó el interés del Gobierno cubano por establecer vuelos directos entre China y Cuba, una medida que facilitaría el comercio y el turismo: «desafortunadamente, aún no tenemos un cronograma claro. Pero creo que podría comenzar el próximo año», declaró en el evento.
Nuestra opinión es que la relación con China siempre ha viabilizado inversiones y desarrollo de proyectos, aunque Cuba tiene cierta fama negativa de no contar con liquidez suficiente para pagar sus deudas. Este precedente ha derivado en que se mire con cierto recelo a la Isla por parte de los empresarios chinos, no obstante, el trabajo en el terreno diplomático y las acciones encaminadas a llamar la atención sobre las posibilidades de invertir en Cuba pueden resultar en acuerdos beneficiosos para el país.
En adición, los mecanismos y procesos para ello deben ser despojados de trámites burocráticos innecesarios y actualizados para que, sin violar estándares internacionales, se faciliten dichas inversiones y se acorten los tiempos de implementación, puesto que el saldo positivo de cualquier relación comercial no termina en firmar acuerdos y traer empresarios, sino también en las condiciones y garantías que pueda presentar Cuba.
Rusia y Cuba repitiendo en ser comidilla de titulares
La noticia es que la relación de cooperación Rusia-Cuba sigue creciendo y ya da las primeras muestras de resultados concretos. En los últimos días han sido titulares que más de 20 empresas de ese país están en la 39ª Feria Internacional de La Habana (FIHAV 2023), que Rusia ha triplicado en un año la emisión de turistas a la Isla, y la firma de un plan de cooperación comercial y económica hasta 2030 entre ambas naciones.
Durante la apertura del Pabellón de Rusia en FIHAV, el embajador de Moscú en La Habana, Víctor Koronelli, afirmó que las compañías presentes en este evento desarrollan diferentes esferas, como energía, industria química, tecnologías informáticas, construcción, sector automotriz, producción de alimentos y servicios logísticos, y ratificó que esto es fruto de los compromisos emanados de la XX Reunión de la Comisión Intergubernamental Ruso-Cubana para la Colaboración Económico-Comercial y Científico-Técnica, celebrada en mayo.
Koronelli aseguró, además, que gracias a la reapertura de la comunicación aérea regular entre las dos naciones, desde el 1 de julio pasado, continúa el aumento de los flujos turísticos destinados a los balnearios cubanos, y proyectó que para el próximo año podría alcanzarse la cifra de 200 000 visitantes rusos anuales.
Precisamente este jueves, la Asociación de Turoperadores de Rusia informó que entre enero y octubre de 2023, Cuba acogió a 146 300 turistas desde Rusia, lo cual es casi 3,5 veces más que durante el mismo periodo de 2022, y esperan que en la primera mitad de diciembre se supere el récord de 2019 —previo a la pandemia de covid-19—, cuando casi 178 000 turistas rusos llegaron a la isla.
Esto significa, por un lado, que la cooperación entre Rusia y Cuba empieza a dar señales positivas que pudieran incidir de manera significativa sobre algunos sectores de la economía, uno de ellos el turismo, y por otro, que existe una voluntad clara de acercar las comunidades empresariales de ambos países y lograr inversión directa procedente del sector privado ruso.
Nuestra opinión es que el encuentro reciente en Moscú entre el vice primer ministro ruso, Dmitri Chernishenko, y su homólogo cubano, Ricardo Cabrisas Ruiz, tras el cual se firmó un programa de cooperación comercial y económica hasta 2030, es otra acción encaminada a acercarse más a Rusia para lograr acuerdos salvavidas que le permitan a Cuba dinamizar sectores fundamentales y reanimar —o resucitar— su endeble economía.
No obstante, teniendo en cuenta el carácter imperial que ha caracterizado a Moscú en su política de expansionismo estratégico, es imprescindible operar con cuidado y transparencia en la forma en que se firman estos acuerdos para que no afecten la soberanía económica de la Isla. En una situación de desigualdad y desespero, no es raro que el más fuerte intente aprovecharse del más débil. La Rusia actual no es la URSS.
Sigue la estampida por Nicaragua
La noticia es que el subsecretario de Estado estadounidense para Asuntos del Hemisferio Occidental, Bryan A. Nichols expresó estar «preocupado por informes de un aumento dramático en vuelos chárter con destino a Nicaragua que facilitan la migración irregular desde Cuba y otros lugares hacia Estados Unidos». El funcionario agregó que la administración actual está explorando «toda la gama de posibles consecuencias para quienes facilitan esta forma de migración irregular» y que apuesta por el «uso de vías seguras y legales».
Esto significa que las medidas aplicadas por la administración Biden como el Parole Humanitario no han sido del todo efectivas para contener la oleada migratoria por vías informales, pues la demanda siempre ha superado la oferta.
Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, la cantidad de migrantes irregulares provenientes de la Isla que se han interceptados en la frontera se elevó a unos 185 000 en el año fiscal culminado el 30 de septiembre. El tema de la emigración irregular será el centro de las conversaciones que tendrán lugar en La Habana el próximo 14 de noviembre entre funcionarios estadounidenses y cubanos para seguir con el proceso de implementación de los Acuerdos Migratorios.
Opinamos que la oleada migratoria seguirá mientras en Cuba se mantenga la fuerte crisis económica imperante. Además de buscar vías seguras para la emigración, algo totalmente útil y necesario, ambos gobiernos deberían avanzar en acuerdos económicos que permitan aliviar la situación de los residentes en la Isla para que la salida del país no se presente como la solución o la única vía de sobrevivir a carencias y prosperar. Mientras eso no ocurra, será imposible encontrar una solución sostenible a la gran cantidad de cubanos con aspiración a establecerse en la nación norteña.
La estrategia de la administración Biden para frenar la emigración centroamericana ha consistido en aumentar las inversiones en los países de origen con el objetivo de atajar las causas económicas que impulsan a los nacionales a emprender la estampida. En el caso cubano, levantar o al menos flexibilizar las sanciones económicas —como ocurrió en la época de Obama— sería un buen paso.