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manifestantes pacíficos

Código Penal

El nuevo Código Penal: la «orden de combate» legislada

por Fernando Almeyda Rodríguez 4 abril 2022
escrito por Fernando Almeyda Rodríguez

Según el cronograma legislativo establecido por el acuerdo IX-115 y publicado en la Gaceta Oficial no. 5 de 2022, la aprobación del proyecto de Código Penal está prevista para este mes de abril. Poco se ha dicho en la prensa oficial cubana sobre el mismo, silencio que contrasta con la propaganda que ha recibido el proyecto de Código de Familias. Pero tanto la prensa independiente como algunos exponentes del gremio jurídico no vinculados al Estado, han expuesto datos alarmantes sobre el referido Código Penal.

Legalización de la violencia política

El código en cuestión exhibe algunos aciertos, como la desaparición del «Estado Peligroso», las «Medidas Predelictivas» (1), los delitos que penalizan la Bigamia, la Homosexualidad (2), así como la regulación de un mejor marco penal contra la violencia intrafamiliar, sexual y de género (3); no obstante, estos aspectos positivos quedan opacados ante un proyecto legislativo de naturaleza draconiana.

El marco sancionador de casi todos los delitos anteriormente previstos aumenta de forma notable, tanto en los llamados delitos comunes como en los políticos; la pena de muerte está prevista para veinticuatro figuras delictivas, cuatro más que en el Código de 1987, vigente hasta la fecha; la sanción de privación perpetua de libertad está diez veces más presente que en el vigente; aumentan los tipos delictivos, lo que incluye nuevas tipificaciones penales que pueden ser empleadas para reprimir el ejercicio de los derechos humanos y constitucionales.

Si bien el Código Penal de 1987 podemos considerarlo un texto jurídico poco garantista de la libertad de expresión y los derechos fundamentales, el proyecto en discusión llega a un nuevo nivel, institucionalizando la violencia a favor de los intereses del Estado.

En su artículo 23.1.4 se exime de responsabilidad penal a aquellos que actúen para «repeler o impedir un peligro o daño a los intereses sociales del Estado». Como contraparte, incluye un apartado nuevo al delito de «Atentado», encaminado a sancionar a quienes a través de «violencia o intimidación» intenten impedir que personas que no ostentan autoridad actúen «en cumplimento de su deber ciudadano, contribuya al enfrentamiento de actos de indisciplina que afecten la tranquilidad ciudadana, el orden y la convivencia».

Tomando como ejemplo el escenario del 11-J, se exoneraría de responsabilidad a quienes agredieran a manifestantes en interés del Partido y el Gobierno, en tanto se sancionaría por «Atentado» a aquellos que intentaran impedirlo.

Y no solo eso, en el artículo 27 del nuevo proyecto se conserva la eximente de responsabilidad penal por «obrar en cumplimiento de un deber», lo que libra de cualquier castigo a quienes violen derechos o cometan delitos en cumplimiento de órdenes. Nuevamente tomando como contexto al 11-J, esto supondría que aquellos oficiales de la PNR y el Ministerio del Interior responsables de la muerte de Diubis Laurencio pueden quedar impunes pues «cumplían órdenes»; como contraparte, se castiga a quienes no acaten las órdenes de un superior, sin importar su contenido.

Código Penal

Diubis Laurencio (Foto: Facebook / Yissell Fernández)

Esta es una línea que el Código Penal de 1987 nunca había cruzado: proteger el ejercicio de la violencia por parte de los ciudadanos contra otros habitantes en cumplimiento de la voluntad o interés del Partido y el Estado. Aunque el proyecto no se refiere textualmente al Partido Comunista, basta remitirse al artículo 5 de la Constitución, que declara que el Partido es la «fuerza dirigente de la sociedad y del Estado»; por ende, no existe diferencia alguna entre «intereses» estatales y partidistas. La violencia institucionalizada contra el disenso ya no se oculta, sino que ahora se premia.

«Tolerancia cero» al disenso

En el Código de 1987 existen múltiples figuras delictivas empleadas en la represión de los derechos fundamentales. En algunos casos se usaban arbitrariamente —como el delito de Desacato—, y en otros convenientemente —como el delito de Asociaciones, Reuniones y Manifestaciones Ilícitas. La Constitución de 2019 reconoce no solo el derecho a la libertad de expresión y manifestación en sus artículos 54 y 56 respectivamente, sino que incluye un mandato constitucional dirigido a establecer mecanismos legales para el amparo de estos derechos.

Ello dio a pie a una dicotomía: por un lado las normativas penales y la práctica judicial en sede penal son extremadamente represivas, mientras que el texto constitucional es más garantista.

Según el artículo 7 de la Constitución, la Ley de leyes tiene supremacía sobre otras normativas, por ende, la aplicación de normas penales, al ser de menor jerarquía, deberían respetar los derechos constitucionalmente reconocidos. Sin embargo, la abierta y brutal represión llevada a cabo desde 2020 hasta la fecha, ha puesto en evidencia que es el Partido Comunista y no la Ley quien goza de supremacía.

Se esperaba que la reforma del Código Penal eliminara la contradicción con los derechos cívicos y políticos que la Constitución reconoce. Pero resulta todo lo contrario: la dicotomía que en la práctica se observaba es resuelta en favor del Partido y no de los derechos constitucionales. Mientras que la Ley de Amparo Constitucional ha sido pospuesta, el Código Penal se prioriza, lo cual evidencia la voluntad del Estado de reprimir en lugar de proteger.

En vez de eliminar de las figuras penales aquellas lesivas a los derechos fundamentales, estas se potencian, se aseveran o se agregan nuevas. Si el Código de 1987 es poco garantista, el nuevo penaliza por completo la existencia del disenso.

El intercambio de información de cualquier tipo a un Estado extranjero, organizaciones no gubernamentales, instituciones internacionales, asociaciones o personas naturales o jurídicas, se sanciona con penas de diez a treinta años de privación de libertad, privación perpetua de libertad o muerte, bajo el delito de «Espionaje». Esto quiere decir que por el acto de suministrar datos públicos a ONGs de Derechos Humanos, o intercambiar con personal diplomático de otro país, un ciudadano cubano podría ser condenado a muerte.

Código Penal

(Imagen: accionverapaz)

En el artículo 120.1 del nuevo Código, se sanciona de cuatro a diez años de privación de libertad al que «ejercite arbitrariamente cualquier derecho o libertad reconocido en la Constitución de la República y ponga en peligro el orden constitucional y el normal funcionamiento del Estado y el Gobierno cubano». El legislador indica que para el ejercicio de los derechos en Cuba (incluidos los humanos) es preciso contar con una autorización por parte de la autoridad, es decir, que no se reconocen «derechos» sino «permisos».

El delito de Sedición se conserva íntegramente en el artículo 121, el cual equipara a civiles que se manifiesten pacíficamente y formulen exigencias o practiquen la desobediencia civil, con un motín militar. Para tal delito se establecen sanciones de diez a treinta años de privación de libertad, privación perpetua de libertad o muerte. De esta forma, se da el mismo tratamiento a un asalto armado contra un cuartel que a una manifestación pacífica.

El artículo 124 del nuevo Código reforma el delito de «Propaganda Enemiga» (4) nombrándolo «Propaganda contra el Orden Constitucional»; el mismo sanciona de dos a cinco años a todo aquel que «incite» contra el orden establecido, la solidaridad internacional o el Estado socialista, sea de forma oral o escrita. El verbo rector incitar es poco claro y permite una interpretación arbitraria por parte de las autoridades contra cualquier ejercicio de expresión del pensamiento.

Se conserva el delito de «Difusión de Noticias Falsas» en el artículo 133, que permite sancionar a quien difunda tales noticias con el propósito de «poner en peligro el prestigio o el crédito del Estado Cubano, o sus buenas relaciones con otro Estado». A sabiendas de que el régimen cubano califica de falsa cualquier noticia que no coincida con las emitidas por sus órganos de propaganda, es de iure y de facto una forma de represión contra la libre emisión del pensamiento y el periodismo independiente.

El artículo 143 permite sancionar a cualquier persona con penas de cuatro a diez años de privación de libertad por el mero hecho de apoyar, fomentar, financiar, proveer, recibir o tener en su poder fondos, recursos materiales o financieros con el propósito de sufragar actividades contra el Estado y su orden constitucional. Al amparo de esta figura, el Estado puede sancionar y encarcelar a cualquier persona incómoda por el solo hecho de recibir, por ejemplo, una recarga del exterior.

Invitación a la violencia

La sociedad cubana se encuentra en una crisis sin precedentes, que ha convertido la supervivencia en un calvario. Desde el 11-J el ejercicio del disenso se ha naturalizado, lo cual pone en peligro las bases de un sistema político incompatible con la libertad en cualquiera de sus manifestaciones. En consecuencia, el Estado reacciona agresivamente contra cualquier signo de malestar.

En lugar de respetar la desobedienca civil, la protesta pacífica y la libertad de expresión como válvulas de escape naturales, ha decidido recrudecer el control y el miedo, apostándolo todo a la emigración, una opción que no está al alcance de todos y cuyos efectos a largo plazo serán devastadores.

Si como es el caso, manifestarse pacíficamente será sancionado con la misma severidad que un alzamiento armado, si la libertad de expresión es tratada al mismo nivel de la violencia física, si la crítica será castigada con igual severidad que un sabotaje, entonces se está cerrando la puerta a la protesta cívica al tiempo que se la abre a actitudes mucho más radicales.

Código Penal

Se está cerrando la puerta a la protesta cívica al tiempo que se la abre a actitudes mucho más radicales. (Foto: Internet)

Si bajo ningún concepto es posible expresar el desacuerdo a través de vías pacíficas, el Estado está enviando una clara invitación a hacerlo a través de la violencia y la clandestinidad. Eso ya está ocurriendo. Mientras se recrudece la represión contra activistas, opositores y disidentes; ocurren hechos de naturaleza violenta y de causa misteriosa, principalmente en forma de incendios o carteles antigubernamentales.

Aprobar un proyecto de Código Penal con tales características en un contexto semejante —en que el deterioro de las condiciones sociales de existencia es creciente y no se avizora la capacidad del gobierno para establecer políticas que reviertan este escenario a corto plazo—, es un suicidio político y marcará el inicio de una escalada de violencia política en Cuba.

***

(1) El «Estado Peligroso» y las medidas «pre-delictivas» son figuras ampliamente condenadas nacional e internacionalmente por implicar una severa violación de principios penales básicos, como la presunción de inocencia, tutela judicial efectiva y derecho a la defensa. Bajo el régimen de medidas pre-delictivas el Estado puede castigar arbitrariamente a personas sin que exista un hecho delictivo, sin juicio contradictorio y sin garantías legales; en la práctica, la aplicación de las mismas estaba determinada por prejuicios raciales, sexuales, culturales y políticos, estando reportados por la ONG Prisoners Defenders más de 18 mil personas bajo tales medidas.

(2) Otro de los aciertos de esta nueva Ley es la mejor tipificación de delitos en el entorno sexual y familiar, así como la desaparición de tipos delictivos carentes de sentido que penalizaban la homosexualidad (artículo 303,inciso a del Código Penal vigente), la bigamia (artículo 306) y el matrimonio ilegal (artículo 307).

Es especialmente válida la regulación de figuras penales relacionadas con la violencia de género y contra las violaciones de derechos en el marco intrafamiliar, dado que hasta el momento las leyes penales carecen de un marco legal de protección mínimo para este ámbito. No obstante, no fue capaz de eliminar el delito de Sacrificio Ilegal de Ganado Mayor, ni de elevar la edad penal.

(3) No deja de ser curioso como ya se incorporan terminologías establecidas en el proyecto de Código de Familias, cuya aprobación está pendiente de votación y referendum en julio; lo que los voceros del aparato jurídico estatal valoran positivamente puede interpretarse como que las autoridades están dando por sentado que el Código de Familias se aprobará, lo cual no deja de levantar suspicacias respecto a la pre-aprobación de un Código tan polémico.

(4) Luis Robles, después de más de un año en prisión provisional, ha sido sancionado a cinco años de privación de libertad por este delito.

4 abril 2022 29 comentarios 3.230 vistas
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Testimonio

¿Continuidad o ruptura? Testimonio de una revolucionaria

por Gladys Marel García 22 marzo 2022
escrito por Gladys Marel García

A sesenta y tres años del triunfo de nuestra Revolución ––guiados por la ideología patriótica mambisa martiana de libertad política, justicia social y antimperialismo–– y como veterana del proceso revolucionario, no puedo entender que los tribunales hayan condenado a esa barbaridad de años a un grupo de jóvenes que participaron, hace ocho meses, en las manifestaciones espontáneas del 11 y 12 de julio del 2021, reclamando la solución a la crisis de vulnerabilidad por la que atraviesan su familia y el pueblo cubano, de escasez y altos precios de los alimentos,  medicamentos y  otras necesidades que los condenan a la pobreza.

Los tribunales los han condenado por sedición y hurto. El estallido social provocó manifestaciones espontáneas en toda la Isla. No conozco evidencia alguna que demuestre la participación de todos estos encausados en hechos vandálicos, en lanzar piedras, palos y cocteles Molotov. Aun así los tribunales los han juzgado y condenado injustamente, pues la manifestación ocurrió de manera espontánea por el derecho a exigir sus derechos, y no fue por sedición (o sea insurrección, rebelión o conspiración), Tampoco por hurto, aunque unos delincuentes aprovecharon para asaltar las tiendas y llevarse las mercancías, por lo que sí deben responder ante la ley.

Los manifestantes no portaban armas, tampoco estaban vinculados y orientados por el imperialismo estadounidense, ni liderados por organización contrarrevolucionaria en Cuba. Nada de esto vimos los días 11 y 12 de julio   por televisión, ni en los noticieros y publicaciones posteriores, ni en ningún parte oficial y en las redes sociales. Como tampoco una organización contrarrevolucionaria se arrogó el liderazgo del estallido social y de las manifestaciones.

Quien sí portaba armas y objetos para agredir a los manifestantes fue la policía, así como hombres y mujeres vestidos de civil, que los atacaron a golpes sin respetar a menores de edad. Uno de ellos mató a tiros a un participantes en el estallido, y hasta hoy no ha sido juzgado.

Ante estos hechos vuelve a mi memoria la manifestación fúnebre que por primera vez se produjo en Santa Clara, el 27 de mayo de 1957. La dictadura, y por ende el aparato policíaco y represivo, había dado la orden de enterrar a los mártires solo con la familia.

La juventud que se fue congregando en la funeraria, donde se velaban los cuerpos de Agustín Gómez Lubian, Chiqui, y Julio Pino Machado —muertos por la explosión ocurrida en una de las acciones que realizamos el día anterior—, se negaba a cumplir las órdenes del Tte. Coronel Cornelio Rojas de quitarse los brazaletes y otras exigencias, por lo que el militar se vio forzado a dirigirse a Margot Machado (una de las dirigentes provinciales del MR 26-7 y madre de Julio, jefe de acción insurreccional en la ciudad) para que lo obedecieran.  

Transcurrían las horas y los jóvenes se enardecían cada vez más ante la insistencia de Cornelio Rojas de enterrar a los muchachos solo con la familia, como había orientado desde la capital de la República el Brigadier Pilar García.

Fue así como decidieron —junto con Margot—, rebelarse a esa orden y recorrer el camino al cementerio acompañando los cuerpos de los jóvenes caídos. Así lo hicieron. Hombres, mujeres y niños emocionados se fueron aglomerando en las aceras, desde donde muchos se incorporaron durante el trayecto, mientras se escuchaba por la radio la música fúnebre. Cornelio Rojas, acompañado del cuerpo policíaco, los custodió durante el recorrido y situó en el cementerio perseguidoras y ambulancias ante la posibilidad del estallido revolucionario.

Testimonio

De izquierda a derecha: De la Policía Nacional en Santa Clara: tte. Hernández, tte. coronel Cornelio Rojas; de traje civil Humberto Pérez Ríos, ex presidente de la Asociación de Alumnos de la Escuela Normal para Maestros de Las Villas; Gladys Marel, sobreviviente de la acción; a mi derecha el agente del SIM conocido como «Ojos lindos»;  el sargento La Rosa con espejuelos y el cabo que me hizo prisionera.

De aquellos acontecimientos solo yo permanecí prisionera y fui juzgada durante dos meses.(1) En el último juicio, efectuado el 29 de julio de 1957,  me enfrenté a mis acusadores y al fiscal que me pedía diez años de privación de libertad, pero el Dr. Espinosa, mi abogado criminalista, logró sacarme absuelta.  

A pesar de las evidencias encontradas —entre otras: fósforo vivo, cartas del contacto con Santiago de Cuba, proclamas, el documento manuscrito de Fidel Castro con las orientaciones al aparato militar clandestino para la ejecución de acciones y sabotajes, y otros documentos y notas—; el abogado, contratado con el dinero que teníamos para los gastos de la graduación de la Escuela Normal para Maestros de Las villas, logró influir en los magistrados argumentando que estas supuestas evidencias fueron introducidas en mi habitación por los que hicieron los registros.

En este sumario influyeron las gestiones que se hicieron con los magistrados, entre otros de mi compañera de estudios María Luisa Trelled, hija de uno de ellos; gestiones con el Fiscal, por su primo, el sacerdote de la Iglesia del pueblo de Esperanza; el  apoyo de profesores y alumnos, manifestaciones, y otras.

Soy testigo y participante de numerosas manifestaciones de calle, a gritos contra el Golpe de Estado, por el restablecimiento de la Constitución y contra la dictadura. No me es posible entender que al líder de la insurrección, rebelión y Revolución Cubana, Fidel Castro, se le haya condenado a quince años por los tribunales, y que en menos de dos años se liberara a los moncadistas por una amnistía; en tanto a los jóvenes que se manifestaron en julio de 2021 se les condene a penas tan elevadas por una insurrección que no existió.

Por mi honor, al juramentarme con Chiqui y Julio para seguir luchando a nombre de los tres contra la injusticia, escribo este testimonio demandando la liberación de estos jóvenes, cuyo delito ha sido defender el sustento y las necesidades de sus hijos, padres, familias, amigos y el pueblo de Cuba.

Es necesario que se revise el proceso de condenas, se libere a los detenidos que solo se manifestaron y se establezcan penas ajustadas al delito a los que cometieron actos de vandalismo.

***

(1) Ver mi expediente judicial por estos hechos, en la Causa 545 del Tribunal de Urgencia, en  la Audiencia de Santa Clara, en mi  archivo personal y en el archivo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.

22 marzo 2022 60 comentarios 4.564 vistas
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Tercer trimestre (1)

Tercer trimestre de 2021: colapso sanitario, estallido social y olimpiadas exitosas

por Redacción 29 diciembre 2021
escrito por Redacción

El tercer trimestre inició en julio con las que posiblemente sean las imágenes más tristes de los últimos sesenta años en Cuba: pacientes durmiendo en los pasillos de hospitales, médicos y enfermeras al límite, crisis de medicamentos, colapso de los sistemas fúnebres por el aumento en el número de muertes…

La crisis sanitaria en Matanzas, agudizada desde finales de junio, sembró la alarma y movió sensibilidades entre los cubanos dentro y fuera de la Isla. En tan solo diez días, se reportaron 16 447 casos. El gobierno, que hasta entonces negaba la situación, debió tomar cartas en el asunto y movilizar personal médico y recursos hasta la provincia.

En Twitter, bajo las etiquetas #SOSMatanzas, #MatanzasNoEstásSola y #SOSCuba, la sociedad civil se articuló con el fin de reunir donaciones de insumos para los matanceros. Esta sería la puerta a futuras iniciativas semejantes en otros territorios del país. En medio de esta situación, que se extendía a otras provincias y ciudades, llegó el 11 de julio.

Tercer trimestre (2)

Los lugares donde se han registrado protestas según el sitio de investigación @inventario.

Las protestas de ese día fueron el colofón de una serie de conflictos políticos-económicos y sociales latentes en Cuba durante años y agravados por la pandemia. Desde más de sesenta puntos de la geografía nacional, los cubanos salieron a exigir tanto sus necesidades básicas como la libertad.

El gobierno, en todo momento, negó la espontaneidad del estallido social y trató de dar la impresión de protestas orquestadas desde Estados Unidos y ejecutadas por mercenarios y «revolucionarios confundidos». Pero la legitimidad de los sucesos y los reclamos del pueblo que salió a la calle ese día no pueden anularse ni con diez órdenes de combate.

Según datos de la organización Cubalex, luego de los sucesos se registraron 1332 arrestos. De este este total, 710 personas aún se encuentran detenidas, entre ellas catorce menores de edad.

La represión gubernamental durante esa jornada y las posteriores se cobijó bajo la consigna del presidente: «la calle es de los revolucionarios». La impunidad de los órganos represivos estuvo garantizada, en cierta medida, por los medios oficiales del estado que contaban su versión de los hechos en detrimento de las imágenes y testimonios de los manifestantes.

Con el objetivo de calmar los ánimos, el primer ministro Manuel Marrero anunció tres días después una serie de medidas para aliviar la situación. La más destacada fue la de suspender, «con carácter excepcional», el límite de entrada de alimentos, aseo y medicamentos como equipaje acompañado, a partir del 19 de julio y hasta el 31 de diciembre.

Los Juegos Olímpicos Tokyo 2020 se atrasaron un año debido a la pandemia. En esta ocasión, con la delegación más pequeña desde 1964, Cuba quedó en el lugar catorce del tablero de posiciones. Los 69 atletas cubanos se alzaron con 15 preseas, de ellas 7 doradas. El luchador Mijaín López obtuvo su cuarto título olímpico, primer cubano en lograrlo en eventos consecutivos de la misma modalidad.

Tercer trimestre (3)

Mijaín López (Foto: Reuters/Piroschka Van De Wouw)

La carencia de oxígeno en Cuba se hizo evidente en agosto. En medio del pico pandémico, la rotura de una pieza sacó de circulación a la principal planta productora de oxígeno. Las denuncias de pacientes y familiares desbordaron las redes sociales mientras el gobierno —nuevamente— negaba la situación.

También desde el gobierno se negó el colapso de los cementerios. Ante el incremento de fallecidos, que en julio y agosto sumaron casi 4000, los camposantos rebasaron su capacidad. Entonces fueron autorizados enterramientos en fosas comunes durante algún tiempo, mientras se trabajaba en la expansión de ciertas necrópolis.

Como una especie de Ley Mordaza se aprobó el Decreto Ley 35 «De las Telecomunicaciones, las Tecnologías de la Información y la Comunicación y el uso del Espectro Radioeléctrico». Aunque la normativa se había anunciado desde abril de 2021, el oportunismo de la fecha hizo pensar a más de uno en una especie de escarmiento social por el estallido social de julio, visibilizado principalmente desde las redes sociales.

Entre sus objetivos, la legislación está encaminada a que los servicios de telecomunicaciones: sean un instrumento para la defensa de la Revolución; logren satisfacer las necesidades generales del Estado y el Gobierno y las relacionadas con la Seguridad y la Defensa Nacional, el Orden Interior y la Defensa Civil y eleven la ciberseguridad para salvaguardar que el uso de los servicios de telecomunicaciones no atente contra la seguridad y la defensa nacional, el orden interior u ocasionen afectaciones o perjuicios a terceros.

Mientras por un lado se negaba y se satanizaba el derecho al disenso y la crítica, el decreto satisfacía una de las demandas sociales respecto al empleo de las TIC y las redes sociales: que no se puedan utilizar estos servicios «para realizar acciones o transmitir información ofensiva o lesiva a la dignidad humana; de contenidos sexuales, discriminatorios; que genere acoso; que afecte la intimidad personal y familiar o la propia imagen y voz; la identidad, integridad y el honor de la persona; la seguridad colectiva, el bienestar general, la moralidad pública y el respeto al orden público».

El 22 de septiembre, desde la plataforma Archipiélago, fundada por el dramaturgo Yunior García Aguilera para articular diferentes sectores de la sociedad civil luego del 11 de julio, se lanzó la convocatoria para la Marcha Cívica por el Cambio el día 20 de noviembre.

Septiembre cerró con otro suceso que desmentía el supuesto estado de derecho en Cuba. El artista Hamlet Lavastida, arbitrariamente detenido desde junio bajo la acusación de «instigación a delinquir», fue expulsado del país junto a su pareja, la poeta y activista Katherine Bisquet. 

29 diciembre 2021 9 comentarios 1.675 vistas
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Paz de los sepulcros

Cuba y la paz de los sepulcros

por Ivette García González 3 diciembre 2021
escrito por Ivette García González

La paz y tranquilidad ciudadanas de que se habla en Cuba, es la paz de los sepulcros. Tomo prestado ese título del escritor mexicano Jorge Volpi (1968) para resignificarlo. Aquello que en su novela constituye el hilo central —la corrupción—, en la Isla es apenas un rasgo. Nuestro problema es más serio.

La sociedad cubana está corroída en todas sus esferas. El modelo social no solo quebró sino que, en su agonía, muestra a un gobierno que miente con desfachatez, se aferra a lo que queda de sus bases cautivas y reprime con impunidad cualquier disenso. Tanto los cautivos —cada vez menos— y los que disienten —que se incrementan—, como los que optan por el silencio y voltean la mirada para sobrevivir, estamos en los sepulcros.  

«Paz y tranquilidad ciudadanas» ha sido una expresión recurrente durante las últimas semanas como recurso para criminalizar la protesta en Cuba. Lo repiten el gobierno y sus bases: medios de comunicación tradicionales y alternativos, dirigentes en diversos niveles vestidos de pueblo para la ocasión, ciudadanos organizados a su favor, y otros reproductores acríticos del continuismo.

Parte de los ciudadanos que forman las supuestas bases de apoyo al poder están siendo usados, incluso en prácticas con ribetes fascistas. Se hacen notar y crean alarma no solo por los simbolismos que asumen —pañuelos rojos mediante—, sino porque sirven directa e indirectamente al ejercicio de la violencia política y son ensalzados oficialmente.

Se saltan a diario los límites de la honestidad y la decencia. Ejemplos hay de sobra, como una carta pública del 15 de noviembre difundida el 17 por el grupo Mayabeque team vs Fake New bajo el título «Respuesta popular ante las acciones del sacerdote Kenny Fernández Delgado».

Paz de los sepulcros (2)

Padre Kenny Fernández Delgado

Es del poblado de Aguacate, municipio Madruga, provincia Mayabeque. Está dirigida al cardenal de la Iglesia Católica en Cuba y rechaza la postura del Padre Kenny, cuyo delito fue caminar por las calles obsequiando flores blancas. Ha tenido escaso eco y, salvo un comentario que la avala, en el resto se aprecia el rechazo a la misiva, la solidaridad con el sacerdote y la certeza de que no es el pueblo sino la fórmula habitual del Partido/Gobierno/Estado para hacer pasar por «iniciativas populares» sus decisiones.     

-I-

Cuando Cuba reabrió sus puertas al turismo e inició el curso escolar el lunes 15 de noviembre, un espectáculo esperaba a los turistas y al pueblo. Actividades culturales en espacios públicos; fiestas; un presidente rozagante, junto a su esposa, dándose un baño de pueblo joven (con pañuelos rojos) en el Parque Central, al pie de la estatua del Apóstol; música en calles y plazas; actividades infantiles subvertidas por histéricos mítines de «reafirmación revolucionaria», venta de comestibles en parques y otras coloridas festividades.

No pude menos que recordar algunos filmes y series —Queridos camaradas, Good Bye Lenin y Chernóbil, por ejemplo—, que guardan para la historia ese mal congénito de la hipocresía y el ocultamiento de la realidad del llamado «socialismo real», en variante tropicalizada.

Aunque ya es difícil vivir en la Isla y no enterarse de las cosas que pasan en el país real, todavía es posible cierto camuflaje dadas las enormes capacidades de un gobierno que controla la vida privada de las personas.

Influyen en ello varios factores, no solo el limitado acceso a internet y su control por el Estado. También se evidencian efectos psicológicos adicionales en los reprimidos. El aislamiento social y el cariz fascista de la violencia política inducen a los ciudadanos —a veces de modo inconsciente— a retraerse y perjudicarse más: para evitar nuevos rechazos, no parecer que influyen en las ideas de otros, o no complicar a los demás y evitar sentimientos de culpa.

Paz de los sepulcros (3)

Pañuelos rojos en el Parque Central (Foto: http://www.marxist.com)

   -II-

Si Cuba sigue mostrando —sobre todo para quienes añoran verla— la imagen de un pueblo feliz y heroico en los medios nacionales e internacionales, a los turistas y brigadas de solidaridad que vienen una vez al año por dos o tres semanas; es por la combinación de la naturaleza represiva y manipuladora del poder, largamente entrenado.

Todos los visitantes hubieran visto a cientos de cubanos manifestarse pacíficamente contra la violencia, reclamando derechos para todos, libertad para los presos políticos y solución de las diferencias por vías pacíficas y democráticas. El gobierno no podía permitirse semejante espectáculo. Había que mantener la fachada a como diera lugar. Ahí estaban el enemigo imperialista, la CIA y el bloqueo, que también —según Silvio Rodríguez en reciente entrevista— justifica que los cubanos tengamos que aceptar vivir bajos tales condiciones.

Haciendo gala del carácter despótico y abusivo mostrado sin disimulo desde el estallido del 11-J, la represión en Cuba mostró métodos tradicionales, pero inéditos para la mayoría de la población. Dejó de ser selectiva para ser masiva y comenzó a perfilar mecanismos perversos que se incrementan cada día.

Todavía de esas jornadas guardan prisión cientos de jóvenes y no tan jóvenes en las cárceles, hemos visto desde fabricación insólita de delitos hasta violaciones de derechos humanos multiplicadas.

Solo como muestra refiero —de la ingente labor del equipo multidisciplinario femenino Justicia 11-J—, la develación de muchos casos que han podido rastrearse a pesar de la habitual falta de transparencia del gobierno. Uno que se hace viral en las redes y debería ser una vergüenza y una preocupación para todos los cubanos, es el de los niños presos del 11-J. Al parecer, de poco ha servido el reclamo a las autoridades cubanas por parte de UNICEF.

UNICEF está preocupado por los presuntos casos de detenciones de niños y niñas reportados en Cuba.
Hacemos un llamado a las autoridades cubanas para que proporcionen información adicional verificada sobre niños y niñas presuntamente en esta situación.

(1/2) pic.twitter.com/mqAekNkV6H

— UNICEF Latin America (@uniceflac) November 19, 2021

La escalada represiva se incrementó sobremanera desde que los promotores de la marcha pacífica convocada para el 15-N la comunicaran al gobierno. En virtud de la situación, Archipiélago decidió constituir, el 24 de octubre, una Comisión de Apoyo y Protección a los Manifestantes 15N, que funcionó como representación suya en el exterior.

Una de sus principales labores fue monitorear la represión y emitir informes periódicos dirigidos a organismos internacionales, medios de comunicación, fuerzas políticas y organizaciones de la sociedad civil internacional. Sobre esto escribiré con mayor detalle próximamente, pero adelanto que el estado de terror impuesto por el Partido/Gobierno/Estado resulta hoy más evidente para una parte significativa de la ciudadanía y la comunidad internacional.

Esa fórmula es finita, solo prolonga la agonía de ciudadanas y ciudadanos, no por convicciones o ideologías, sino por la naturaleza opresiva del modelo y los intereses de la clase en el poder.

El mensaje político de la novela de Volpi tiene dos partes y ambas se pueden leer desde Cuba, una para confirmar y otra para subvertir. La primera: «la inevitable sospecha (certeza) de que todos nos mienten», arraiga cada vez más en la ciudadanía. La segunda: «en política siempre ganan los malos», que es el consejo del padre al periodista (personaje principal de la trama); está por ver. Nos hallamos en un punto de no retorno. La paz de los sepulcros nunca ha sido aceptable para nadie.

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

3 diciembre 2021 55 comentarios 2.933 vistas
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Causa (1)

Llamamiento a la solidaridad por la causa de los presos políticos del 11 de julio en Cuba. El caso del joven artista Abel Lescay

por Lisbeth Moya González 2 diciembre 2021
escrito por Lisbeth Moya González

Las manifestaciones del 11 de julio significaron para Cuba un gran cambio. Por primera vez, desde 1959, los cubanos salieron a manifestarse a las calles en diferentes provincias del país por muchas razones, pero sobre todo por el descontento popular que han generado la crisis económica y la gestión de la burocracia.

Si bien es cierto que las sanciones estadounidenses afectan la economía, al analizar Cuba no se puede pasar por alto el fenómeno burocracia y la falta de participación popular en la política. El disenso es castigado fuertemente y de eso dio muestras el gobierno el 11 de julio. Su reacción a todo tipo de disenso, incluso al de izquierda, es tildar a los ciudadanos de «contrarrevolucionarios», «políticamente confundidos» o «mercenarios pagados por el gobierno norteamericano».

El fenómeno Archipiélago fue ejemplo de ello. Se trata de una plataforma que tras los sucesos del 11-J buscaba establecer un diálogo nacional, más allá de condicionamientos ideológicos, y que convocó a una marcha pacífica para el 15 de noviembre. Este proyecto político fue dando muestras de un apoyo a la derecha mediante las proyecciones públicas y el posicionamiento de algunos de sus miembros.

Lo notable en sí, en el caso de este análisis, no es Archipiélago, sino el tratamiento que le dio el gobierno a este tipo de disenso. Nuevamente se usaron los medios de comunicación, sin derecho a réplica, para demeritar de todas las formas posibles a los principales organizadores e intentar probar sus vínculos con el gobierno norteamericano. La marcha fue desautorizada bajo la alegación de que el socialismo es irrevocable constitucionalmente y que las intenciones de esa protesta eran derrocarlo.

No obstante, una de las cuestiones más preocupantes es que en el fin de semana en que se realizaría la marcha, se repitió en Cuba de manera masiva uno de los capítulos más negros de su historia: volvieron los «actos de repudio», eventos organizados por el poder político para con gritos, improperios y todo tipo de violencia verbal, atacar el espacio más privado de los que disienten: la familia, el hogar.

Imagínese despertar con una turba de gente frente a su casa que le grita «contrarrevolucionario» y más, con un acto político organizado en su puerta, en su barrio, frente a sus hijos y padres. Eso fue algo habitual y bochornoso en la Cuba de los años 80, de lo que muchas veces se ha dialogado, algo de lo que muchos cubanos viven avergonzados, y que se repite hoy, con la estridencia de las redes sociales por medio. 

En este contexto el gobierno pretende evitar que sea denunciada una cuestión crucial: Cuba se abre a la liberalización de una economía estadocéntrica. El «ordenamiento monetario», medida anunciada para afrontar la crisis, que desde antes de la Covid-19 era notable, llegó en un momento de escasez y con matices nada ventajosos para el pueblo. Se trata, de hecho, de una segregación económica que ha llevado a los cubanos a la desesperación por la falta de productos básicos y la inflación.

El ordenamiento eliminó el CUC, la moneda fuerte que circulaba en Cuba desde 1994, pleno Período Especial, para dar paso a la Moneda Libremente Convertible (MLC), así como a cualquier divisa internacional altamente cotizada en el mercado negro.

Al anunciar la «Tarea ordenamiento», el ministro de Economía Alejandro Gil aseguró que a la par de los comercios en MLC, el resto de las tiendas continuaría comercializando todo tipo de productos necesarios en pesos cubanos, pues precisamente las nuevas tiendas tenían como finalidad recaudar divisas extranjeras para abastecer las ventas en pesos cubanos. En la práctica eso no ha ocurrido. Las tiendas a las que tienen acceso los cubanos que no poseen MLC están desabastecidas y cada día son menos. Conseguir productos básicos es una odisea y a pesar de la subida de salarios, el dinero no alcanza porque el proceso inflacionario es descomunal.

No sorprende entonces que ante semejante situación, agravada por la Covid-19, la imposibilidad de disenso y participación popular y el repetitivo discurso político que de manera burda manejan los dirigentes cubanos en los medios de comunicación para legitimar el proceso; la gente saliera a las calles.

La palabra izquierda es tabú en Cuba. Gran parte de la población asume como socialismo o izquierda al discurso y las prácticas que el gobierno sostiene. Se trata de una ciudadanía descontenta, con muy poca preparación política, pues los planes de estudio desde edades tempranas están centrados en el adoctrinamiento político a conveniencia del poder, y no en el desarrollo del conocimiento y el raciocinio en condiciones de libertad.

No es un accidente entonces que el 11 de julio la gente saliera a las calles. No eran mercenarios, no eran seres confundidos. Eran personas exhaustas respondiendo a contradicciones objetivas.

Causa (2)

No eran mercenarios, no eran seres confundidos. Eran personas exhaustas respondiendo a contradicciones objetivas. (Foto: Ramon Espinosa/AP)

Ese día salió a la calle gente contraria a las ideas de izquierda, sí, pero salió también el pueblo trabajador y marginado, la gente a la que la izquierda debe representar, las bases sociales a las que la izquierda debería llegar. Ese día salieron igualmente defensores del gobierno, jóvenes de la llamada «izquierda oficial», personas privilegiadas por el sistema en su mayoría.

En medio del caos, la violencia de ambas partes afloró. Eran manifestantes desarmados contra todos los cuerpos represivos del Estado y esos otros privilegiados o viejos defensores acríticos, armados con palos y respaldados por la policía.

El gobierno cubano afrontó una gran crisis de gobernabilidad, y sería injusto no tener en cuenta en este análisis la exhaustiva propaganda anticomunista norteamericana, que desde las redes sociales ha calado hondo en el imaginario del cubano. Pero las causas internas del estallido social están ahí, latentes en el devenir diario de las ciudadanas y ciudadanos de esta isla. Esas causas continúan sin resolverse y cada día se agravan más, debido a lo que significó para los manifestantes y sus familiares el 11 de julio.

Hasta el día de hoy, el grupo de trabajo sobre detenciones por motivos políticos de la plataforma de la sociedad civil cubana Justicia 11J, ha documentado 1271 detenciones en relación con el referido estallido social. De estas personas, al menos 659 siguen en detención. Se ha verificado que cuarenta y dos han sido condenadas a privación de libertad en juicios sumarios y ocho en juicios ordinarios. Ya se conoce la petición fiscal de 269 personas que esperan entre uno y treinta años de sanción.

La figura de «sedición» ha sido utilizada para imponer sanciones al menos a 122 personas, según informa dicha plataforma que se ha encargado de contabilizar y sacar a la luz la situación de los involucrados, debido a que no existen cifras oficiales disponibles.

El 11 de julio fue el punto más álgido de la represión al disenso en Cuba. Históricamente existía el acoso sistemático de los órganos de la Seguridad del Estado a quienes disentían a lo largo y ancho del espectro político; también se documentaban casos de expulsiones de centros de estudio o trabajo por cuestiones ideológicas y muchas otras evidencias por el estilo. No obstante, el 11 de julio la represión fue ejercida en el cuerpo de los manifestantes.

Tal es el caso del joven músico y poeta Abel Lescay, quien tras manifestarse en la ciudad de Bejucal fue arrestado esa noche en su casa. Este proceso es particular, porque fue conducido a la estación de policía desnudo y sufrió Covid-19 durante el arresto. Él actuó pacíficamente, no atentó contra ningún tipo de propiedad, a pesar de lo cual la Fiscalía le acusa de los siguientes cargos: desacato a la figura básica, desacato a la figura agravada y desorden público. Por todos ellos solicitan una condena de siete años de prisión.

Causa (3)

Al joven músico y poeta Abel Lescay le solicitan una condena de siete años de prisión.

Lescay es estudiante del Instituto Superior de Arte (ISA) y podría perder su carrera en caso de ser declarado culpable. Será juzgado el 5 y 6 de diciembre en el Tribunal Provincial de Mayabeque.

Casos como este acontecen en Cuba en estos días, situaciones absurdas e inconcebibles. Cuando hablo de estos temas con integrantes de la izquierda de otros países, resulta inaudito que a alguien le exijan semejantes condenas por salir a ejercer el derecho a manifestación. «Si es así estaríamos todos eternamente en la cárcel», me comentó un amigo argentino.

Escribo estas líneas llena de temor, aun sabiendo lo que significan en cuanto a repercusiones para una militante de la izquierda alternativa que vive y trabaja en Cuba. Escribo estas líneas porque la dicotomía principal de una militante de izquierda en Cuba es tener claro a quiénes se enfrenta y en qué contexto. Si bien tenemos como socialistas la misión de luchar contra el imperialismo en el mundo, si bien estas palabras podrían ser instrumentalizadas por otras causas, en Cuba ya no podemos callar, porque se trata de las vidas de muchas y muchos. Se trata del derecho a disentir y existir con dignidad.

Llamo a la militancia de izquierda internacional y a quienes lean este texto a no dudar en indagar y apoyar la causa de los presos políticos en Cuba. Convoco a la solidaridad internacional con Abel Lescay, porque solo así seremos escuchados. La izquierda, a pesar de sus matices y diferencias, debe pensarse como una en el mundo ante este tipo de atropellos. No podemos pensar al opresor solamente como un burgués, la burocracia también oprime. No me canso de decirlo: «Socialismo sí, Represión no».

2 diciembre 2021 31 comentarios 2.169 vistas
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Fraternidad

Fraternidad

por Jorge Fernández Era 14 noviembre 2021
escrito por Jorge Fernández Era

Gracias, Lazarito. Efectivamente, transmitimos en vivo y en directo desde aquí, en la explanada de la Punta, donde, en pocos minutos, partirá Prado arriba la manifestación pacífica convocada para este lunes 15 de noviembre, que se convertirá en reafirmación de todo lo que nos une como cubanos.

Son muchas las iniciativas que han surgido para esta fiesta gigante de pueblo. Una de las más esperadas, que se realizará a unos metros de donde me encuentro, consistirá en un Taller de Guaguancó que ofrecerá el cantautor Raúl Torres sobre el muro del malecón habanero. Los participantes que más se destaquen estarán invitados a formar parte del elenco que grabará en breve la segunda parte del videoclip «Desbloquéame», titulada «Lánzame cualquier cosa menos un bloque».

Un poco más allá, justo frente al monumento a Juan Clemente Zenea situado al inicio del Paseo, se hará el maratón de lecturas «No en bardo somos poetas», en donde decenas de diputados de la Asamblea Nacional declamarán ante el público las múltiples piezas que les han inspirado las sesiones de la presente legislatura. En dicha actividad se hará entrega por primera vez del Premio Anual de Poesía «Yo, Suam, contra el Tío Sam», consistente en una cesta con panes y peces.

Y ya que hablamos de cultura, en la emblemática esquina de Prado y Neptuno se han situado dos tarimas colindantes, una perteneciente al bando rojo y la otra al azul, donde se efectuará la competencia de controversia «No nos dejemos engañar por La Engañadora», auspiciada por el proyecto «Siembra tu venenito», de los Comités de Defensa de la Revolución. El punto culminante de la velada será cuando, con la asistencia del presidente de la República y primer secretario del Partido Comunista de Cuba, se haga el estreno mundial de la pieza «Yo soy el punto cero cubano».

Los niños y adolescentes no tendrán motivos para el aburrimiento, ya que se consumará un juego gigante de policías y ladrones a lo largo del paseo arbolado. Para que no falte expectación, los policías estarán vestidos de civil. Serán premiados aquellos niños que logren identificar a un mayor número de agentes del orden.

Paralelo a ello, y como aporte del Ministerio de Cultura a la actividad con quienes son la esperanza del mundo, el propio ministro ha organizado un juego que hará las delicias de la grey infantil, titulado «Mariquita, mariquita, el celular no se quita». Alpidio se dirigirá a niños y adolescentes y, haciendo como que viene a saludarlos, les arrebatará el aparatico para que los muchachos corran tras él a recuperarlo.

Moderado por el doctor Esteban Lazo, sesionará el evento teórico «Construcción del socialismo, una obra con severos atrasos». Estudiosos de la materia, la que ni se crea ni se destruye, se reunirán en el Salón de los Pasos Perdidos del Capitolio a discutir temas como «Periodo especial o la especialidad de la causa», «El tabaco que se fumó Murillo», «Échale limón: música popular cubana como base de todo», «Siboney: barrio vulnerable a la obesidad», «De Fernando a David y de David a Fernando, lo que va de ayer a hoy», «¿Es irreverente la irreversibilidad de lo irrevocable?» y «¡Ahora sí vamos a construir… lo que vamos a construir!».

Igualmente, desde el Palacio de Computación será organizado un tuitazo gigante titulado «Los 62 000 millennials», con el que se espera reunir a igual número de jóvenes de esa generación para intercambiar sobre la comunicación, sus medios, las tecnologías digitales, el financiamiento subversivo para asegurar estas últimas y las recargas de Etecsa.

Concluido este, se realizará desde dicha institución, aledaña al Parque de la Fraternidad, una transmisión especial del espacio «Con Filo», donde sus realizadores prometen mostrar, con todos sus matices, las noticias, los hechos y las matrices de opinión que circulan en las redes cubanas, y para ello rasgarán las costuras de la manipulación mediática de perfiles falsos como El Guerrero Cubano y Karlito Marx.

Está plenamente confirmado el aseguramiento gastronómico. A lo largo de la avenida se han instalado quioscos y carpas donde se garantizarán cuarenta y siete productos. No faltarán comestibles y bebestibles: los mejores barmans y chefs de la Habana Vieja confeccionarán, a la vista de los consumidores, daiquirís, mojitos y, sobre todo, cubalibres, acompañados de Canciller a la Parrilla.

Tomando en cuenta amargas prácticas de incorrecta utilización del transporte en las recientes manifestaciones del 11 de julio, serán situados quince puntos de evacuación donde, municipio por municipio, los participantes serán conducidos en patrulleros, carros jaulas, camiones de Comunales y cuanto medio sea necesario para garantizar el traslado hacia unidades de la PNR y centros de aislamiento.

No revelo más sorpresas, Lazarito, porque acá me indican que va a empezar ya la marcha, la que constituirá, sin discusión ni debate alguno, un gran palo, periodístico digo. Son todas las emisoras y canales nacionales los que se suman a la transmisión, ¡estamos encadenados!

¿Qué pasa, compañero?… Debe ser un error… ¡Alguien que le pregunte a este policía por qué me conduce!…

14 noviembre 2021 23 comentarios 2.732 vistas
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Izquierda (1)

Carta a las izquierdas críticas

por Carolina Barrero 11 noviembre 2021
escrito por Carolina Barrero

En unos días será 15 de noviembre y muchos de ustedes se preguntan si habrán de marchar. Algunos ya lo habrán decidido; otros, sofocarán las noches repasándolo. Es una pregunta que a nadie deja indiferente, es la pregunta en el aire.

La calle ha sido siempre el lugar de la izquierda. Es en las calles, y en el espíritu de protesta, de donde proviene la esencia de la izquierda, y donde la izquierda es; no en las parrafadas tiesas de los burócratas, ni en el discurso hueco de los demagogos. En La Revolución Rusa. Un examen crítico, Rosa Luxemburgo escribía en 1918:

(…) con la represión de la vida política en el conjunto del país, la propia vida muere en todas las instituciones públicas, se convierte en una apariencia de vida en la que queda solo la burocracia como elemento activo. La vida pública se adormece paulatinamente, dirigen y gobiernan unas pocas docenas de cabecillas del partido (…). Entre ellos, lleva en realidad la voz cantante solo un puñado de cabezas pensantes. (…) Una dictadura, en definitiva; pero no la dicta- dura del proletariado, sino la dictadura de un puñado de políticos.[1]

Si algo es común a esa diversidad de pensamiento que llamamos izquierda es la preocupación por la persistencia de la hegemonía, de cualquier forma de hegemonía, y la defensa de los oprimidos, de las minorías, de los sin poder.

El poder en Cuba ha tejido una narrativa unívoca y polarizada, que segrega las ideas de unos sobre otros; un poder osificado y retráctil, que ha perdido el pulso a la realidad de las personas. No digo los ciudadanos, no digo el pueblo, digo las personas, porque socialismo, en tanto tal, significa mirar sobre lo humano; no entiende de socialismo quien nunca ha sido capaz de ponerse al servicio de los otros por encima de la comodidad y el bienestar personal.

Una cosa irrumpe el período implacable de esa persistencia hegemónica. Es eso que Nietzsche llama el impulso de la vida y que Arendt define como libertad: «lo que usualmente permanece intacto en las épocas de petrificación y ruina predestinada es la facultad de la libertad en sí misma, la pura capacidad de comenzar, que anima e inspira todas las actividades humanas y constituye la fuente oculta de la producción de todas las cosas grandes y bellas.»[2]

El embargo es cierto, pero también son ciertas, sin embargo, la vulneración constante de nuestras libertades y derechos por parte de las autoridades. No hay ninguna causalidad entre estas dos cosas. Como tampoco sirve de excusa para disculpar la mala gestión de la administración y la ineficiencia de la burocracia. Poder gobernar es, en primera instancia, asumir responsabilidad.

Lo más hermoso de este año ha sido constatar que las posiciones más críticas, las más duras, han venido del pensamiento de izquierdas. De una izquierda plural y viva, efervescente, que retoña y crece en el interior de una autocracia que se dice comunista.

El 15 de noviembre no marcharemos bajo el influjo de ninguna ideología, marcharemos contra el autoritarismo, por la liberación de los que hoy están injustamente presos, por la libertad y por el derecho común. Cada uno lo hará defendiendo sus ideas, porque no existe manera  real de caminar si no es junto al que piensa diferente.

Muchas veces he imaginado una marcha así. Una caminata de carteles distintos. Uno podría ser de la Luxemburgo, otro de Chaplin, otro de Maxwell, y otro quizás, de Leonardo da Vinci. La única manera de ser iguales existe en la pletórica diferencia. Son los hombres quienes protagonizan [los milagros], los hombres quienes por haber recibido el doble don de la libertad y la acción pueden establecer una realidad propia.[3]

Nos vemos el 15. Por la potencia de lo humano, por la injusticia y el dolor de los oprimidos, por la fuerza incontenible de la poesía.

Noviembre 11 de 2021.

***

[1] Luxemburgo, Rosa. La revolución rusa, un examen crítico. Caracas, Fundación Editorial el perro y la Rana, 2017, pp 65-66.

[2] Arendt, Hannah. ¿Qué es la Libertad? Publicado originalmente en Revista: Zona Erógena. Nº 8. 1991.

[3] Ibídem.

11 noviembre 2021 49 comentarios 2.930 vistas
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15-N

Equívocos sobre el 15-N

por Miguel Alejandro Hayes 5 noviembre 2021
escrito por Miguel Alejandro Hayes

Sergio no sabe qué hacer desde su ventana y sus memorias del subdesarrollo

Hay al menos dos discursos generados desde lo interno y difundidos en medios digitales sobre la organización de la manifestación del 15-N. Primero se anunció en defensa de los presos políticos; luego, el propio Yunior García la catalogó como antigubernamental. Y los dos mensajes coexisten.

Si bien las demandas de liberar a los presos políticos y poner fin a la represión son consignas que tocan la sensibilidad de cualquier persona; protestar en contra del gobierno no es igual. Es una aclaración que sería superflua en sociedades más democráticas, pero en el caso cubano ese doble carácter es algo muy complicado y hasta contradictorio para Sergio (que no vive en el Focsa precisamente, ni envejece).

¿Qué debe hacer el que está en contra de la represión, quiere libertad para los presos del 11 de julio, pero no está en contra del gobierno? ¿Si va a la marcha del 15-N, queda como que está contra el gobierno; y si no va, a favor de la represión?

Permiso para tumbarte

El doble discurso —el de una demanda que compete a toda la sociedad civil cubana y el del carácter antigubernamental— se ha usado como principal herramienta de la propaganda oficial (cuando se logra entender lo que quieren decir): «no es por los presos, nah, es contra la Revolución» (sí, desde adentro le llaman Revolución, todavía).

Es cierto que estar en contra de un gobierno no es grave. Pero aquí sí, y estamos aquí. Y si se le dice al gobierno que se va a hacer una marcha contra él, este no la va a facilitar. Nadie normal daría permiso para que le dispararan una bala, es «contra natura» que un gobierno normal «autorice», apoye o cuide una marcha que, según una de sus líneas de mensaje, lo quiere derrocar (el marketing a veces exagera, porque es increíble que con una marcha de unas horas se derroque a un gobierno, a no ser que este sea muy débil, y el nuestro asegura tener apoyo mayoritario).

Por tanto, el doble discurso tiene implicaciones en cuanto a posibles resultados.

15-N (2)

Con una parte me basta

A diferencia de las actividades políticas «normales» en Cuba, los organizadores del 15-N no son los dueños de la marcha. De hecho, la palabra organizadores me sigue pareciendo inapropiada. En realidad, esos organizadores son ciudadanos que enviaron una carta notificando al gobierno local de la realización de la marcha, y solicitando el apoyo logístico correspondiente.

Esos firmantes no estarán el 15-N pasando lista a los que asisten, mucho menos tendrán puntos de recogida y salida, no entregarán pulóveres, banderitas ni consignas (asignadas y definidas en una reunión días antes), y mucho menos garrotes marca 11-J.

Tampoco estarán pendientes de quién se quedó atrás, quién se desvió para su casa, quién se portó mal para, al día siguiente, transmitirle un regaño y anotarle una sardina (menos) para las jabas, viajes, vacaciones o lo que sea bueno que se pierda próximamente en el centro laboral.

Dichos organizadores no pueden controlar que el 15-N aparezcan diez personas con actitudes violentas para manifestarse. Si eso pasara, ellos no tienen cómo responder. En todo caso, son solo los que prestaron su nombre para dar la cara ante la autoridad local.

El 15-N no es la Tángana, ni el 18 de julio. Ahí no habrá orientaciones del mando de arriba, no hay una jerarquía real. De hecho, es normal que en una marcha los que la organizan no manden a los participantes, porque se trata de un ejercicio democrático en su interior, pero esas cosas, en el contexto cubano, hay que recordarlas.

Lo relevante aquí es que bastará un solo caso de violencia para que el oficialismo condene la marcha que ya satanizó, es decir, estarán esperando un pelo sucio del lobo, porque el fundamentalista es fanático a la metonimia. Si ven una parte, ellos (su)pondrán cuál es el todo.

15-N (2)

Ejercicios de preparación por el día de la defensa en Matanzas.

Una balsa al mismo lugar

La ciudadanía cubana lleva décadas lidiando, sufriendo —la única forma de sufrir no es cuando se recibe una bala en el cuerpo— el precio del fundamentalismo político al servicio de los intereses de una élite que se cuida mucho (normalmente le llaman vanguardia, de apellido revolucionaria). Así, la ideología política ha sido una excusa con la cual seres de dudosa humanidad expulsaron a personas honestas de sus trabajos y de sus escuelas. Por homosexual. «Por problemas ideológicos». Por ser diferentes, básicamente. Suena cruel pero todavía ocurre, al menos por razones políticas.

Al mismo tiempo, esa ciudadanía —que incluye a algunos de los de dudosa humanidad—, sufrió durante décadas el resultado de decisiones arbitrarias, irresponsables y hasta irrespetuosas de quienes dirigían la economía y la vida del país a capricho. No fueron pocas las limitaciones a los derechos de propiedad, derechos económicos, de movilidad, de expresión.

Todo esto sin disponer de un mecanismo ciudadano real para expresar y canalizar la inconformidad ante el orden existente. No me detendré en el CDR, la CTC, el PCC, que ellos están ahí para «defender la Revolución» (lo dicen explícitamente).

Y la inconformidad, cuando llena el vaso social, se va en balsa; por Camarioca, por Mariel, o por el malecón; se va yendo poquito a poco. Y cuando pisa tierra, esa inconformidad por lo general se convierte en odio. Humano, caliente y húmedo.

Pero la inconformidad, cuando no escapa al mar, va a las calles, con Fuenteovejuna de cerebro. Es muy probable que el 11-J haya sido el equivalente a tomar una balsa, solo que esos siguen estando aquí.

El odio es humano, y malo, como puede llegar a ser el propio ser humano. Es la respuesta más primitiva, pero la racionalidad termina donde empieza la herida en el cuerpo propio.

15-N (3)

El 11-J haya sido el equivalente a tomar una balsa, solo que esos siguen estando aquí.

Epílogo

También el odio es la respuesta primitiva de los que, desde ya, tienen bien limpio su garrote del 11-J para el 15-N. Y el odio del que cree que tiene algo que perder, llega a ser mayor que el de aquel al que no le queda nada detrás.

El que lo perdió todo puede convencerse de perdonar, pero el que está aferrado a no perder, ese sí no puede desprenderse de odiar. Se trata de la peor violencia posible para el 15-N, la de los que van a usar la metonimia para soltar su temor a perder los miserables privilegios que se tienen en una sociedad de escasez.

Por eso se proclamaron tres días para la defensa, se declaró ilegal la marcha, se hacen actos de repudio, se ponen multas, se restringe el acceso a internet, se prepara la brigada de respuesta rápida. Más lo que falta. Lo que vemos es al secuestrador declarándole la guerra a su secuestrado.

Mientras tanto Sergio, que no tomó una balsa en el viaje al odio, ve como su vida empeora, y no sabe qué hacer… aún.

5 noviembre 2021 35 comentarios 3.455 vistas
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