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Relaciones internacionales

Las dos caras de Brasil

por Mario Valdés Navia 9 abril 2018
escrito por Mario Valdés Navia

En 1999 salí de Cuba por primera vez y estuve casi dos meses trabajando en la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE), en Recife, Brasil, donde fundé la Cátedra José Martí (CJM) e impartí docencia. Después estuve una semana en Sao Paulo, en la casa de una pareja cubana. Fue tan grata e impactante la experiencia que al regresar me dije: “Si tuviera que escoger solo un país extranjero para visitar volvería siempre a este”. Hoy, cuando conozco otros cuatro países latinoamericanos sigo pensando igual, pero prefiero el Brasil al que retorné en 2008, el de Lula presidente, lleno de esperanzas y realizaciones.

En la primera visita mis amigos del sindicato de educadores de Recife me hablaron mucho de Lula, y al visitar el sertão, la gran planicie semiárida del interior, conocí el entorno en el que creció el pequeño Luis, pues llegué a estar cerca de su casa natal, en Caetés. Aquella tierra de gente recia y hospitalaria, con una historia de sempiterna violencia, ha convertido en leyenda a la figura del más famoso jefe de los bandidos cangaceiros, Lampião –siempre acompañado de su mujer María Bonita−, lo cual no dejaba de parecerme un ajiaco entre Macondo, Robin Hood y Bonny and Clyde.

Desde que llegué a Recife disfruté de la hospitalidad y el afecto de las autoridades del Centro de Educación, de su rector, el inolvidable Joao Francisco de Souza, y conocí a un grupo de profesores, estudiantes, intelectuales y grupos de izquierda que hablaban de Cuba con respeto y cariño. En esas conversaciones siempre aparecía Lula, de un modo u otro, asociado a la expectativa de triunfo de un proyecto de Brasil libre de la tiranía neoliberal y capaz de satisfacer las necesidades básicas de millones de excluidos −hambre, desempleo, drogas, violencia urbana y rural− que convertían aquella tierra hermosa en un infierno para los pobres.

Tanto en Recife como en Sao Paulo, la belleza de la ciudad no podía ocultar la proliferación de caras famélicas, el temor a los asaltos, secuestros y el triste espectáculo de las familias de mendigos que vivían debajo de las vidrieras y a la entrada de lojas y restaurantes. En el campus del Centro de Educación pernoctaban miles de campesinos del Movimiento Sin Tierra apoyados por las autoridades universitarias y la mayoría de la población. En los noticieros de la mañana aparecían casi a diario decenas de jóvenes y adolescentes fusilados sin juicio por la Policía Militar en los barrios pobres, aunque no existía la pena de muerte.

Me llamó mucho la atención que no hubiera discusión respecto a quién sería el candidato presidencial de la izquierda, aunque tres veces se había presentado Lula y había perdido con los aspirantes de la derecha. Primero, en 1989, con el playboy Fernando Collor de Mello, ídolo de la oligarquía y los poderosos medios masivos y luego, en 1994 y 1998, con el entonces presidente, Fernando Henrique Cardoso, quien a pesar de su historial de revolucionario juvenil, enemigo de la dictadura y hombre de centro, aplicaba una severa política de ajuste neoliberal. A pesar de esas amargas derrotas, el pueblo seguía soñando con el triunfo de Lula y ya se preparaban para las elecciones de 2002, que lo convirtieron − ¡al fin!− en el primer presidente obrero de la historia brasileña. Como él mismo dijera en su toma de posesión, por primera vez obtenía un título, el de presidente de su país.

Luego supe de los cambios positivos que ocurrían en Brasil y vi a Lula, junto a Fidel, Chávez, Kirchner, Correa y Evo, encararse al imperialismo global y conformar un frente de gobiernos progresistas que darían otra faz a Nuestra América, más martiana y bolivariana. Pero no es lo mismo leer y escuchar que ver y constatar, cosa que pude hacer en el 2008, cuando regresé a Recife, invitado a los festejos por el décimo aniversario de la CJM y el VI Encuentro Internacional de Cátedras Martianas.

Estar allí y compartir con el incansable Rodriggo y su colectivo de entusiastas de la CJM me permitieron confirmar cuánto había cambiado el país. La cantidad de jóvenes y adultos que estudiaban en la universidad se había multiplicado, en las calles casi no se encontraban mendigos, y los niveles superiores de empleo y salud se apreciaban en los rostros de alegría de la mayoría de los ciudadanos. La política del PT y sus aliados de virarse hacia adentro: incrementar la producción industrial, los salarios y los créditos de consumo, habían disparado el mercado interno y atraído al capital extranjero como nunca antes, al tiempo que se pagaba la deuda con el BM-FMI.

Pero sus éxitos mayores estaban en la política social. El plan Hambre Cero liquidó la desnutrición, y la Bolsa Familia ayudó a sacar de la pobreza a más de 30 millones de habitantes. Este es el hombre que hoy pretenden condenar, encarcelar y borrar de la política para que el nuevo frente oligárquico continental se consolide aún más. Ojalá, cuando regrese a Brasil, sea al de Lula, no al de la burguesía trasnacional y el FMI.

9 abril 2018 69 comentarios
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Cuba

Leonardo Boff: “están en riesgo las conquistas del PT”

por Consejo Editorial 15 septiembre 2014
escrito por Consejo Editorial

leonardo boff-brasilPor: Juan Manuel Karg

El teólogo y filósofo Leonardo Boff es uno de los intelectuales más prestigiosos de Brasil, país que irá a unas reñidas elecciones presidenciales el próximo 5 de julio. En esta entrevista con Tiempo Argentino, el destacado representante de la Teología de la Liberación repasa el proyecto que propone Marina Silva –a la cual conoce bien por también estar vinculado al ecologismo–, y desnuda la cercanía de esta propuesta de “nueva política” con el proyecto neoliberal implementado en el vecino país por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995–2003). Boff también cuenta que se ha involucrado de lleno en la campaña para la reelección de Dilma Rousseff, porque considera que están en riesgo las conquistas políticas, económicas y sociales que se han implementado desde el histórico triunfo de Lula en 2002.

–¿Cuál cree que es el proyecto de Brasil que tiene Marina Silva en esta elección? ¿Qué representa su candidatura?
–Marina tiene un proyecto personal de ser presidenta, porque se siente investida de una misión casi religiosa. Eso queda cada vez más claro. Incluso llegó a decir que uno de los objetivos de la elección era sacar al PT del poder.
–¿Qué hay verdaderamente de “nueva política” en su forma de concebir esta contienda electoral?
–Desgraciadamente su proyecto, que ella llama de “nueva política”, en verdad retoma el viejo proyecto neoliberal del gobierno de Fernando Henrique Cardoso, proyecto que beneficia a los grandes conglomerados económicos y financieros, los bancos y el comercio internacional. No representa una alternativa verdadera, una tercera vía como ella llama a su proyecto. Toda la derecha de Brasil, las clases pudientes que nunca han aceptado a un obrero como presidente, la apoyan. Pero Marina no tiene una base social popular, ni movimientos sociales afines, ni sindicatos que la apoyan. Creo que ya llegó a su punto máximo de crecimiento, y que la tendencia es de regresión.
–Uno de los puntos del programa económico de Marina es la autonomía del Banco Central. ¿Qué piensa de esa propuesta?
–Yo me pregunto: ¿autonomía de quién y para quién? Eso es una falta total de “brasilidad”, si se permite el término. Es decir, ¿qué significa en términos concretos hablar de autonomía del Banco Central? Significa renunciar a la soberanía monetaria del país y entregársela al mercado, los bancos. En definitiva: someterse al juego del sistema financiero nacional y transnacional. Uno de los instrumentos principales de los presidentes es el control monetario. Y no hacer eso es una sumisión al mundo de las finanzas, mundo que además es cada vez más voraz, como se muestra en la actualidad en los casos de España, Grecia, Portugal e Italia. Ella dice, sin darse cuenta de lo que verdaderamente significa: libre mercado, reducción del “gasto” público –menos médicos, menos profesores–, fluctuación del dólar. Sabemos cuál ha sido la consecuencia de esto: más desempleo, más familias pobres. Repetir eso sería lo peor que nos puede pasar.
–¿Qué piensa de los numerosos “cambios” que ha tenido el programa de Marina? ¿Cree que es una campaña contradictoria?
–Marina mostró muchas contradicciones. Veamos: primero condenó duramente a los transgénicos, y después volvió para atrás. Luego consideró que el archienemigo del pueblo era el agronegocio. Ahora lo defiende públicamente. Luego intervino contra la explotación del petróleo en el mar profundo –que puede dar a Brasil 1000 millones de dólares para destinar a salud y educación–. Ahora lo considera importante. Esas contradicciones producen inseguridad en los electores y dañan su imagen.
–Recientemente el comité de campaña de Dilma Rousseff emitió un video en el que usted apoya su candidatura. ¿Por qué se ha involucrado en la campaña?
–Porque están en riesgo las grandes conquistas que fueron logradas en los 12 años de gobierno del PT. Lo más importante, en este momento, es salvaguardar la revolución democrática y pacífica que ocurrió en Brasil con la elección de Lula. No hubo solamente una alternancia de poder: fue una alternancia de clase social. Aquellos que estaban siempre al margen, finalmente, han podido organizarse, fundar un partido y llegar a la Presidencia. El Estado no es más el neoliberal –privatista–, sino que es un Estado republicano que puso en el centro de su preocupación a los millones de pobres: una Argentina entera –40 millones de personas– fue integrada en la sociedad organizada, mediante las muchas políticas sociales que el gobierno de Lula ha implementado en Brasil. Esos avances no pueden perderse. Hay que vencer para consolidar, profundizar y enriquecer este gran ensayo civilizatorio. Por eso me he involucrado en esta campaña.  «

 Lula hace llorar a  marina silva

 La candidata a la Presidencia de Brasil Marina Silva lloró al referirse a los ataques que le viene profiriendo su ex correligionario en el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, aseguró ayer el diario Folha de Sao Paulo.

De acuerdo con el rotativo, la ex ministra de Medio Ambiente de Lula no contuvo las lágrimas cuando fue consultada sobre las críticas que viene recibiendo desde que irrumpió en el escenario electoral, hace un mes, al ser nominada candidata por el Partido Socialista Brasileño tras la muerte del candidato Eduardo Campos.
“Yo no puedo controlar lo que Lula puede hacer contra mí, pero puedo controlar que no quiero hacer nada contra él”, dijo la líder ecologista, tras concluir una jornada de campaña electoral de cara a las elecciones del 5 de octubre.
Silva reconoció, no obstante, que aprendió muchas cosas con Lula y que las quiere poner en práctica, como el que “uno no debe rendirse a la mentira, al prejuicio, y que la esperanza vencerá al miedo. Sigo creyendo en esas mismas cosas”.

Tomado de: Tiempo Argentino

15 septiembre 2014 21 comentarios
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