La Joven Cuba
opinión política cubana
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto

Julio Antonio Mella

FEU

La FEU necesita su propia Revolución

por Alexander Hall Lujardo 6 octubre 2021
escrito por Alexander Hall Lujardo

La Federación Estudiantil Universitaria (FEU) se fundó en Cuba el 20 de diciembre de 1922. Surgió como resultado de contradicciones internas que marcaron la crisis del sistema republicano y por la influencia de la Reforma Universitaria impulsada en Córdoba, Argentina, ante el intento de subordinar la educación a cánones impuestos por elites locales, que reproducían patrones de dominación. Como consecuencia, ascendieron nuevas corrientes de pensamiento crítico y se fortaleció la capacidad del estudiantado en su resistencia contra los mecanismos de opresión política.

La imposición de un liberalismo a ultranza en un país sumido en la precariedad, después de más de treinta años de conflicto, dio paso a una sociedad con expresiones neo-coloniales en su estructura, iniciada en 1902 con el mandato presidencial de Tomás Estrada Palma. Su elección constituyó el triunfo de los grupos más conservadores de la lucha armada, al servicio de intereses apartados de los principios emancipatorios que movilizaron a las fuerzas revolucionarias. Se consagraban así los anhelos de la burguesía al sostener sus privilegios bajo el manto de una nueva potencia.

La antigua ecuación de sometimiento colonial derivó en un sistema que permitía a esa clase mejores condiciones para la reproducción de sus riquezas, dejando intacto el status quo, de forma tal que permanecieran sepultadas las aspiraciones de los sectores más radicales que tomaron parte en la contienda. La intervención norteamericana de 1898 sentó las bases para la consolidación de ese paradigma.

La firma de tratados político-económicos asimétricos marcó la tónica de las relaciones Cuba-Estados Unidos, al ser acuerdos en los que se reconocía su derecho a intervenir en los asuntos internos. Semejantes convenios potenciaron también el poder del capital bancario e industrial norteamericano en detrimento de los productores locales, agudizaron la dependencia y las condiciones estructurales de subdesarrollo.

Como consecuencia, figuras provenientes de la vanguardia estudiantil abrazaron corrientes radicales de acción. Tales fueron los casos de Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y Pablo de la Torriente Brau, entre otros actores que protagonizaron la Revolución de los años 30, dirigida contra las restricciones a la libertad, la inequidad social, la penetración imperialista y la corrupción política.

FEU

Julio Antonio Mella

Este proceso logró expulsar del país al presidente Gerardo Machado, uno de los generales independentistas vinculado a la elite villareña, cuyo gobierno degeneró en expresión dictatorial contra toda manifestación opositora, con la anuencia corporativa de los partidos políticos.

La etapa significó el declive de la democracia liberal, sustentada en un modelo azucarero altamente dependiente, y recalcó el carácter anti-nacional de la burguesía republicana. Sin embargo, como parte de las frustraciones generadas luego del fracaso del proceso revolucionario, la federación estuvo marcada por el ascenso en sus filas de fenómenos como el bonchismo, presente hasta avanzada la década del cincuenta.

La FEU mantuvo su liderazgo como organización autónoma en la lucha contra la dictadura que impuso Fulgencio Batista en marzo 1952. La Carta de México, signada en 1956 entre Fidel Castro y José Antonio Echeverría, solidificó el compromiso para el enfrentamiento de un sistema que había agotado sus posibilidades de desarrollo, al mostrar una abrupta ausencia democrática y sostenida precarización, en contraste con las obras de infraestructura que constituían jugosos mecanismos de extracción económica para la clase gobernante, mientras aumentaban las desigualdades y expresiones de pobreza en la sociedad.

Ante esa realidad, emergieron actores favorables a una re-distribución de las riquezas, promotores de una profundización democrática que barriera con la dependencia y la corrupción. No obstante, los grupos que sustentaban la hegemonía se mostraban reacios ante estos sectores, lo que motivó la rebeldía de la clase trabajadora, el movimiento campesino y el sector estudiantil. La estrategia de lucha armada, apoyada por la mayoría de la población, se planteó entonces como única alternativa de enfrentamiento.

El triunfo revolucionario condujo a una pronta radicalización hacia la alternativa socialista, motivada por la hostilidad del imperialismo y la solidaridad soviética. El atrevimiento del naciente estado, de impulsar cambios estructurales que afectaban los intereses del capital estadounidense, provocó el antagonismo.

Sin embargo, los fundamentos que marcaron la construcción de este sistema, en un contexto internacional atravesado por la Guerra Fría, conllevaron a la implementación de un «socialismo de estado» cada vez más dependiente de la potencia euroasiática, sumado a la incapacidad del liderazgo nacional en promover una sociedad capaz de auto-sustentarse en los ámbitos económico y productivo.

FEU

De izquierda a derecha: José Antonio Echeverría, Fidel Castro y René Anillo, durante la visita de José Antonio en la que firmaron la Carta de México.

Este modelo se caracterizó por la implementación de políticas que resultaron en la fetichización de la propiedad social en estatal, la institucionalización de un marxismo vulgar en su corriente soviética, la militarización de sectores estratégicos de la producción, la implementación de políticas que afectaron la integridad de reconocidas figuras del ámbito cultural y la instrumentalización de asociaciones, entre otras prácticas.

En este contexto la FEU, como el resto de las organizaciones populares, quedó desarticulada en su capacidad de movilización autónoma y comenzó a desempeñar funciones institucionales cual estructura integrante del estado.[1]

La universidad para revolucionarios y los dilemas de la igualdad

El reconocimiento gratuito al disfrute de la educación superior constituyó uno de los derechos garantizados por el gobierno revolucionario. Se generaron oportunidades que permitieron ampliar el ingreso, construir instituciones de este tipo en todas las provincias, regular su acceso como un derecho universal y mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora, mediante la implementación de un modelo asistencialista que durante décadas elevó los indicadores que dificultaban la superación.

Este conjunto de políticas puestas en función de la ciudadanía, masificó la entrada a las universidades debido a la renuncia de la lógica meritocrática. No obstante, la búsqueda constante de justicia social exige la superación de una mentalidad que encuentra mayores potenciales en personas que desarrollan su vida en contextos económicos favorables, elemento que conduce a la reproducción del saber/poder en las clases que tradicionalmente han ostentado privilegios.

Desde el triunfo revolucionario, el acceso a la educación superior ha estado regulado por principios que el estado entiende deben acompañar la formación académica, en muchos casos marcada por códigos excluyentes. Como consecuencia, han resultado las limitaciones en el ingreso de personas homosexuales, al considerar que su condición sexual lesionaba los principios de la «moral socialista». De la misma forma que han sido expulsados estudiantes por razones ideológicas.

En tal sentido, la condición de «revolucionario» indica una posición de privilegio ausente del mandato constitucional, lo que evidencia la práctica de un principio discriminatorio que requiere ser eliminado, pues el conocimiento no debe ser monopolio de ninguna clase política.

Asimismo, se ha procedido a la exclusión de profesores con posturas críticas. Un texto recién compilado por José Raúl Gallego Ramos ofrece información confirmatoria al respecto. Incluso han sido inaceptables las críticas enunciadas desde emplazamientos marxistas, alejados de los dogmatismos que caracterizan su implementación en la academia. En tal sentido resaltan los casos de los juristas René Fidel González, Julio César Guanche y Julio Antonio Fernández Estrada.

FEU (4)

Julio Antonio Fernández Estrada

El tríptico de la utopía posible: Autonomía-Pluralidad-Democratización

La transición al socialismo en Cuba se ha caracterizado por la voluntad predominante del Partido/Estado en la conducción de los destinos de la nación, itinerario en que fue despojándose de toda heterodoxia. Recuérdese el cierre de la revista Pensamiento Crítico en 1971 y del Departamento de Filosofía de la Universidad de la Habana, que constituyeron espacios de gran prestigio internacional por la producción de un marxismo alejado de los moldes impuestos por la Academia de Ciencias de la URSS.

En ese transcurso, las ideas quedaron subsumidas a los criterios de autoridad que sobre su conceptualización ha ejercido el liderazgo político. Por ende, la crítica a esa instrumentación, se concibe per se como un acto «contrarrevolucionario», a pesar de las numerosas variaciones cualitativas que ha padecido el modelo.

Como resultado, los sindicatos, asociaciones gremiales y organizaciones estudiantiles —que desempeñaron un rol fundamental en la lucha por los derechos de los oprimidos—, quedaron subordinados a la autoridad estatal. En su configuración se difuminaron los intereses populares ante la ausencia de lo que debió ser una «socialización plena de los medios de producción».

La persistencia de la dominación bajo un socialismo saturado de contradicciones —estancamiento económico, unanimismo partidista, autoridad incuestionable del líder, entre otras características—, demuestra la necesidad de re-pensar la funcionalidad de las organizaciones sindicales y asociaciones civiles, de manera que sea posible su participación en el fortalecimiento de la democracia, así como la solidificación de los principios ecológicos y humanistas que persiguen su esencia de justicia global.

Que Cuba permanezca como actor estratégico en el sistema/mundo actual, exige la configuración de un socialismo que transite hacia fases de mayor democratización. Requiere el aumento en los niveles de participación popular, una socialización real y efectiva de los medios de producción, el impulso de las cooperativas como actores económicos de superior relevancia, la participación directa de los trabajadores en los procesos de planificación, así como el enfrentamiento integral a todas las formas de corrupción que genera el hermetismo empresarial.

En este empeño, las organizaciones políticas de la juventud ocupan un lugar esencial, a pesar de que su rol se ha visto reducido al respaldo incondicional hacia las instancias del gobierno.

Con la intención de quebrar la mentalidad enquistada en el imaginario estudiantil, propongo la gestión de nuevas formas de sociabilidad encaminadas a dinamizar su funcionamiento e impulsar hacia cauces más productivos la participación universitaria, de manera que su protagonismo esté a la altura del presente, lo que requiere el desmantelamiento de costumbres fosilizadas en su estructura.

Para lograrlo resultaría necesario:

– La conformación de medios de comunicación autónomos —espacios radiotelevisivos, revistas digitales, entre otros— que reflejen críticamente las realidades del ámbito universitario. Se necesita que tales espacios estén diseñados, concebidos y dirigidos por los propios estudiantes, aunque tengan la asesoría de especialistas, profesores y/o colaboradores de diversos ámbitos.

FEU (5)FEU (5)

– La creación de mayores estímulos —materiales, profesionales, recreativos, entre otros— para el ejercicio de la investigación científica desde etapas tempranas de la formación, de modo que este reconocimiento constituya la mayor motivación en su paso por la enseñanza superior y sus trabajos se publiquen en medios que socialicen tales aportes.

– La eliminación de todas las formas de discriminación ideológico-política para determinar su permanencia en el ámbito universitario y evaluar los niveles de integralidad de los estudiantes, pues su mayor contribución está en el campo del conocimiento.

– La creación de asambleas periódicas en que los presidentes FEU y UJC de las facultades rindan cuenta de sus actividades, al tiempo que se vean en la obligación de atender las problemáticas de su representación social y responder ante las insuficiencias en el desempeño de sus cargos.

– La eliminación de todas las formas de privilegio otorgadas a los miembros de los Secretariados Nacionales de la FEU y UJC en el desempeño de sus funciones, puesto que ello provoca un comportamiento burocrático que los distancia del colectivo que representan y genera diferencias socioclasistas.

– Insertar en los planes de enseñanza las corrientes contemporáneas del marxismo, fundamentalmente en su vertiente latinoamericana descolonial, de forma que sea posible impartir una teoría científica más ajustada al presente, apartada de narrativas dogmáticas que limitan el ejercicio del pensamiento crítico y la agudeza intelectual.

– Fomentar la concepción de Universidad Popular ideada por Julio Antonio Mella, otorgando, mediante la aplicación de políticas públicas, mayores facilidades para el acceso de grupos poblacionales en desventaja.

– Profundizar la inclusión de todos los sectores que forman parte de la sociedad ante un creciente blanqueamiento,[2] elitismo y expresiones de desigualdad, como resultado de un sistema meritocrático en los exámenes que regulan el acceso a la enseñanza superior.

Recientes investigaciones sociológicas dan cuenta de una sub-representación de personas negras, miembros de la comunidad LGBTIQ+, entre otros grupos marginalizados,[3] también ausentes de visibilidad en los máximos cargos de las organizaciones estudiantiles.

– Insertar la participación de estudiantes y profesores en la elección de los rectores y dirección de los claustros universitarios.

– Promover nuevos espacios de acción popular y movilización autónoma, de manera que permitan quebrantar los resortes que subordinan las actividades de la FEU hacia mecanismos de la institucionalidad que laceran el vigor y la iniciativa estudiantil.

La implementación de estas propuestas, entre otras iniciativas que surjan del espacio universitario, generaría mejores condiciones para el ejercicio de la crítica de los futuros profesionales, al tiempo que fortalecería el funcionamiento democrático de sus organizaciones representativas.

De consumarse, esto abriría marcos autonómicos más adecuados para la expresión de su colectividad, de modo que sea posible establecer una funcionalidad más acorde con las dinámicas e intereses de la juventud, en su relación simbiótica con las instituciones del estado y las necesidades inminentes de la nación.

***

[1] En la historia de la FEU después de 1959, varios de sus principales dirigentes fueron destituidos por actos de corrupción en el desempeño de posteriores responsabilidades gubernamentales, entre ellos: Carlos Lage Dávila, Roberto Robaina González, Felipe Pérez Roque, Otto Rivero Torres y Carlos Valenciaga Díaz.

[2] Serafín (Tato) Quiñones: «Sobre el blanqueamiento en las universidades cubanas», en Afrodescendencias, Aurelia Ediciones, España, 2019, pp. 140-144.

[3] Yulexis Almeida Junco: «Educación superior, género y color de la piel: Una breve reflexión sobre la implementación de políticas de amplio acceso en el contexto cubano, en Cuban Studies, no. 48, University of Pittsburgh Press, 2019, pp. 109-128.

6 octubre 2021 19 comentarios 3,3K vistas
6 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
Guiteras

Tony Guiteras: ¿un rojo contra rojos?

por Aries M Cañellas Cabrera 8 mayo 2021
escrito por Aries M Cañellas Cabrera

Antonio Guiteras Holmes —que hoy cumple ochenta y seis años de su muerte en combate—, se erige como una de las figuras más importantes del complejo proceso que fue la Revolución del Treinta. En el mismo confluyeron varias opciones ideológicas y políticas en un diapasón que no logró, o buscó, la unidad de acción entre las distintas fuerzas actuantes.

Dentro de dicha pluralidad, Guiteras será portador de una línea de acción que lo situó rápidamente en contraposición con el Partido Comunista de Cuba (PC) y, a la vez, le impidió formar parte de ninguna de las organizaciones políticas ya establecidas.

El PC, surgido en 1925, tenía durante esa etapa una estructura ambigua, en la cual la figura pública era Rubén Martínez Villena, que no será nombrado jamás secretario general; mientras, los nombres descollantes dentro de la organización en aquel momento eran Jorge Vivó, Joaquín Ordoqui y Blas Roca.

La organización se subordinaba a la línea de la Internacional Comunista y se hallaba bajo la tutela del Partido Comunista de los Estados Unidos y del Buró del Caribe. Ambos tutelajes le imprimieron una línea de acción que ha sido sumamente cuestionada, por cuanto la limitó en determinados modos de actuación y en la toma de ciertas decisiones.

Cuando de nombres se trata

Tony Guiteras, por su parte, era portador de una ideología socialista, había utilizado la opción armada como medio de obtener el poder, a la vez que no ponía reparos a la posibilidad de colaboración con diversas tendencias. Al ser llamado a formar parte del gobierno de Grau, como secretario de Gobernación, accedió pues, como diría después en su artículo «Septembrismo»: «(…) el Poder, imposibilitado de hacer la Revolución, no significaba nada para nosotros. Su único objetivo en nuestras manos era la de instrumento para hacer la revolución (…)».

Es evidente que no deseaba el poder en sí mismo, sino como vía para lograr el conjunto de transformaciones que consideraba necesarias para Cuba. Consecuente con esta idea, toda su labor en el Gobierno de los Cien Días estuvo encaminada a ello.

Las acciones y medidas emprendidas durante su cargo estuvieron encauzadas a conseguir una verdadera revolución dentro de la sociedad cubana. Cuando se analizan, junto al artículo «Septembrismo» y al Programa de Joven Cuba, se pueden constatar inmediatamente determinadas coincidencias con el ideario revolucionario y marxista.

Guiteras estaba consciente de que lo primero que se debía alcanzar era la verdadera independencia del país pues: «(…) la estructura económica cubana es un aparato que no sirve a necesidades colectivas de dentro, sino a rendimientos calculados por y para los de afuera». (Programa de Joven Cuba). Eso era lo que la imposibilitaba, a su juicio, para ser considerada una nación y consecuentemente desarrollar una verdadera revolución.

Una antigua conversación

Antonio Guiteras y el socialismo

Para él, toda intención de cambio debía partir del freno de la injerencia norteamericana y de la creación de un Estado que respondiera a las necesidades de las masas populares y se estructurara conforme a los postulados del socialismo. Según su criterio, la orientación del gobierno debía ser hacia el socialismo de Estado, y así lo fundamenta en su Manifiesto no publicado, de diciembre de 1933.

Su concepción de una revolución socialista consideraba tanto los factores objetivos como los subjetivos, que en el caso de Cuba pasaban por la ya mencionada posición anti-injerencista y antimperialista que permitiera desarrollar las fuerzas productivas y la estructura económica; así como una conciencia colectiva correspondiente al nuevo estatus, todo lo cual debía obtenerse a través de sucesivas etapas preparatorias.

El socialismo de Estado debía crearse con el objetivo de llegar a tener en sus manos toda la riqueza expropiada a los personeros del machadato, para evitar que se reprodujera la dependencia económica propia de la economía burguesa. Esto permitiría la independencia económica de Cuba, sobre la cual se debía erigir la independencia política.

Las ideas socialistas se confirman en su concepción del Estado y las características y funciones que consideraba debía cumplir el Gobierno. Al igual que Marx, Guiteras razonaba que era preciso un Estado centralizado para lograr la revolución proletaria. También creía necesaria una vanguardia política que violentara la reproducción esperable de la vida social, sin descartar la existencia de una organización de amplia base, como fue Joven Cuba.

Guiteras 2

Portada de la biografía de Antonio Guiteras, escrita por su hermana Calixta

Debido a su criterio de que era impostergable atender las insuficiencias inmediatas de la realidad cubana, es que consideró oportuno evitar las huelgas, con el fin de conseguir una normalización que desarmara los argumentos del gobierno estadounidense para no reconocer al formado en la Isla el 10 de septiembre y evitar así una posible intervención militar. Es también la razón por la cual se opuso a la creación en Cuba de «soviets», que no entendía acordes a nuestras condiciones.

En su lugar, propuso la fundación de granjas colectivas y cooperativas agrícolas, a partir de la distribución de tierras a familias que las requirieran. Junto con ellas se debían entregar los productos y equipos necesarios para producir, así como un subsidio que les permitiera subsistir en espera de las cosechas.

Las producciones agrícolas no se limitarían al cultivo de la caña de azúcar, sino incluirían renglones que facilitaran la eliminación del monocultivo, a la vez que potenciaran la producción de alimentos de forma tal que abarataran sus precios.

Encaminados a ello, sus decretos durante el Gobierno de los Cien Días —así como los diferentes acápites de reformas contenidos en el Programa de Joven Cuba— estaban enfocados en la independencia política y económica de Cuba y la igualdad entre sus ciudadanos.

No obstante la evidente posición socialista sostenida por Tony Guiteras, sus acciones no fueron aprobadas por el PC; antes bien, serían criticadas y en ocasiones tergiversadas. Las diferencias entre ambas perspectivas se debían más a la confrontación de tácticas y estrategias que de ideales.

El PC atendía más a las orientaciones recibidas del Buró del Caribe que a la realidad cubana. En los primeros días del gobierno Grau-Guiteras, el Partido, a través de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), propuso un frente de unidad, pero tal iniciativa fue rechazada por Grau, reacio a los comunistas. El resultado fue que el PC tildara de plano injustamente al nuevo gobierno como defensor de intereses pronorteamericanos, «burgués-terrateniente» —o «burgués-latifundista»—y demagógico.

Calixta Guiteras, una mujer guapa

Esto se debió a que el PC no fue capaz de distinguir entre las tres vertientes que se encontraban presentes en el gobierno y lo combatió en bloque, como si fuera homogéneo, sin distinguir la postura de izquierda de Guiteras quien jamás pronunció o tomó medida alguna de carácter anticomunista.

En reiteradas ocasiones intentó atraer a los miembros del PC a integrarse a su programa, como cuando los conminó a formar parte de la Infantería de Marina o de la Fuerza Armada Revolucionaria y de la Guardia Rural que planeaba crear con el objetivo de contar con un cuerpo armado que se enfrentara al ejército batistiano. En todos los casos su propuesta fue rechazada por los comunistas.

Aun habiendo resistido esta sorda oposición, Guiteras nunca reprochó de manera pública a los comunistas el no poder contar con un apoyo que era tan necesario para la consecución de sus objetivos, tanto durante el Gobierno de los Cien Días como posteriormente.

Su actitud derivaba de un pensamiento estratégico, pues estaba convencido de que la base social que agrupaba el Partido debía ser una aliada natural con la cual concertar alianzas futuras. Dicha certidumbre fue evidente después de constatar cómo el gobierno fue perdiendo base social a medida que arreciaban las contradicciones con la CNOC y el PC.

Siguiendo la doctrina martiana de que «hay cosas que para lograrse han de andar ocultas», Guiteras no vaciló un instante en hacer concesiones tácticas para mantener a flote las posibilidades revolucionarias en un medio hostil y complejo.

Tal postura táctico-estratégica fue resultado de una adecuación cabal de la teoría a la praxis cubana. Y esto nos hace pensar más en Guiteras como un revolucionario que logró una recepción armónica de ciertas ideas marxistas y martianas, próximas al pensamiento de Mella; en tanto el Partido Comunista era portador de un marxismo dogmático, de orientación soviética, que había recibido a través de su relación con la Internacional Comunista.

8 mayo 2021 6 comentarios 4,7K vistas
1 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Los caminos del antimperialismo

por Consejo Editorial 6 julio 2017
escrito por Consejo Editorial

Está enrolado en el ejército de Estados Unidos y se prepara para salir a la guerra. Sube a un barco de la marina pero antes de partir un amigo de su padre alcanza a bajarlo. No tiene edad suficiente para alistarse, pero quería luchar. El joven cubano está destinado a convertirse en el más antimperialista de su tiempo. Su nombre es Julio Antonio Mella.

Los caminos del antimperialismo tienen comienzos inesperados. Las primeras palabras del pequeño Tony Guiteras fueron I want to go out, luego sería calificado por la revista Time como “el más antinorteamericano y antimperialista”. Años después otro niño enviaba una carta en inglés al presidente Roosevelt expresando admiración, su nombre era Fidel Castro y sería un líder antimperialista el resto de su vida. La lucha contra la dominación y la desigualdad es hija del pensamiento político, no el consignismo y el adoctrinamiento.

En su momento la Enmienda Platt convirtió la inmensa mayoría de los cubanos en anti injerencistas. Tanto fue así que cuando Estrada Palma apoyó la segunda intervención militar en Cuba, le costó su carrera. Desde entonces proliferaron antimperialistas de corte liberal positivista como Emilio Roig, Ramiro Guerra o Fernando Ortiz. La intelectualidad cubana llegó a ser profundamente antimperialista, incluso aquellos que no eran marxistas.

La generación más influenciada por el capitalismo y los códigos culturales estadounidenses hizo la Revolución, e incluso antes del triunfo veían venir una lucha mayor contra las fuerzas dominantes en el mundo. El antimperialismo era una actitud política natural en amplios sectores sociales, que primero asumieron esta posición y luego leyeron los manuales de marxismo-leninismo. El socialismo autóctono de Mella, Guiteras y Roa, demostró ser el camino correcto. Los mayores errores del movimiento revolucionario cubano, fueron al intentar aplicar en Cuba los métodos provenientes de Moscú, que priorizaba los intereses de la URSS por encima de la lucha antimperialista y la liberación nacional de los pueblos.

La pelea de medio siglo entre Cuba y los sectores dominantes de la política estadounidense, terminó convirtiendo la isla en un símbolo antimperialista, pero no hay combate sin costo. La isla vería nacer y desaparecer aliados políticos sin que ocurriera la anunciada revolución mundial, y los cubanos serían los más sistemáticos en resistir esos embates.

Con la Revolución en el poder, mucho de lo que antes era espontáneo ahora comenzó a ser planificado. Queda pendiente estudiar el efecto que ha tenido la inyección paternalista de antimperialismo en el pueblo, y cuánto esto puede dañar la espontaneidad e iniciativa social. Queda pendiente una mirada profunda sobre el imperialismo que no simplifique el fenómeno en Estados Unidos sino descifre las fuerzas dominantes y las liberadoras en todos los países con intenciones de dominación. No hay países malos, sí malos políticos.

Los caminos del antimperialismo deben conducirse sobre la base del pensamiento, no el entusiasmo ignorante o la disciplina. Cuando triunfó la Revolución se eliminó el nombre de Narciso López en muchas calles de La Habana, se derrumbaron estatuas de presidentes republicanos en la calle G del Vedado y sin embargo, mantuvimos una barriada con el nombre de Lawton, general estadounidense que participó en la intervención militar a la isla, símbolo del imperialismo puesto en práctica.

Mucho habría para decir sobre el tema, el punto es que la vida es más rica que nuestros esquemas, los caminos del antimperialismo también.

6 julio 2017 80 comentarios 527 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Antonio Guiteras: el héroe verdadero

por Consejo Editorial 8 mayo 2015
escrito por Consejo Editorial
8 mayo 2015 28 comentarios 548 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Antonio Guiteras: el héroe verdadero

por Consejo Editorial 25 junio 2013
escrito por Consejo Editorial

200px-Antonio_Guiteras_Holmes Por: Harold Cárdenas Lema (harold.cardenas@umcc.cu)

El 8 de mayo de 1935 un venezolano le dice a un cubano en la costa de la bahía de Matanzas: “antes de rendirnos nos morimos…”, la respuesta del otro no se hizo esperar: “nos morimos”. Instantes después caían de un disparo al corazón y otro en la cabeza Antonio Guiteras Holmes y Carlos Aponte. Guiteras tenía 28 años en ese momento.

Otro revolucionario que compartió con Antonio Guiteras bastantes similitudes fue Julio Antonio Mella. Estas iban más allá del nombre que compartían, ambos de madre norteamericana con raíces irlandesas, hablaron primero el inglés que el español. El primero con un abuelo considerado héroe de la independencia en República Dominicana, el segundo con un tío fusilado por contrabandear armas a Cuba y un tío-abuelo irlandés de pasado heroico.

Resulta irónico que el pequeño Tony las primeras palabras que pronuncie sean “I want to go out”, él que en el futuro será calificado por la revista Time como “el más antinorteamericano y antimperialista”.

Su vida es increíble, financia la lucha contra Machado robando el Banco Mercantil de Holguín y asaltando la Audiencia Provincial de Oriente en busca de armas. Una especie de Robin Hood cubano incapaz de quedarse con un centavo, de hecho, esa sencillez será emblemática en su futuro como ministro.

Durante el Gobierno de los 100 Días dirigió tres ministerios a la vez: Guerra, Marina y Gobernación. Su papel fue clave para los avances populares que tuvieron lugar bajo el gobierno de Grau, fue mayormente incomprendido por parte de la izquierda y en especial por el movimiento comunista. Antonio Guiteras pasó su ministerio fumando constantemente, alimentándose de café con leche y durmiendo en el sofá de su oficina, evitando constantemente que le dijeran doctor.

Cuentan que en el momento más agudo de las relaciones Cuba-Estados Unidos, un sargento desde Guantánamo llama a Guiteras a su oficina y le pregunta qué hacen si los marines desembarcan por la Base Naval. Antonio le pregunta cuantos hombres tiene y él responde que 125 y dos ametralladoras, el ministro le responde claramente: “¿Y usted me pregunta semejante cosa? Al primer marine yanqui que desembarque ábrale fuego sin pensarlo mucho”. Nunca desembarcaron los yanquis.

El embajador Sumner Welles va al hospital de Columbia a ver a visitar heridos y allí coincide con Guiteras, de alguna forma amenazó con un desembarco norteamericano y el ministro le respondió que tenía 10 minutos para abandonar el cuartel o lo arrestaba inmediatamente. Welles, insultado, reclamó que era embajador y era imposible arrestarlo, Guiteras le respondió que como los Estados Unidos no habían reconocido el gobierno de Grau no podía ser embajador alguno, y por si le quedaba alguna duda: “ya han transcurrido tres minutos del plazo”.

Guiteras tenía fama de incorruptible, cuentan que en medio de una huelga de electricistas ante una empresa norteamericana, el yanqui administrador de la compañía va a su casa y le ofrece medio millón de pesos si le ayudaba, el joven le mira fijamente y le dice: “yo he conocido hombres valientes, pero usted es más que ninguno”, enseguida lo expulsó, bastante bien salió el individuo.

Entre enero y julio de 1934 Guiteras vivió oculto en la Habana, aunque no había orden legal en su contra, era obviamente el enemigo público número uno. En una ocasión que iba en automóvil, un policía lo detiene y va a inspeccionarlo, cuando se acerca encañona al gendarme y le dice: “¿a quién está buscando? ¿A mí?”, el policía pidió disculpas y retrocedió sin hacer mucha resistencia. En otra ocasión cuando la casa donde estaba fue rodeada por los soldados, salió caminando muy amoroso tomado de la mano de la novia.

Aunque tenía la convicción de no dejarse coger vivo nunca, como demostraría en el futuro, cuando delataron la casa en que se encontraba en el Vedado, la policía entró por la puerta y Guiteras comenzó a bajar del segundo piso usando una sábana que se rompió, se partió el tobillo en la caída. Trató de huir pero lo tomaron preso rápidamente, lo encarcelaron, su asesinato parecía inminente pero por falta de pruebas lo tuvieron que dejar ir y se volvió a esfumar.

Conoce en esos días a Carlos Aponte, un venezolano que tenía un pasado aventurero en las luchas contra-hegemónicas por América Latina, simpatizan de inmediato. El sudamericano; a decir de Pablo de la Torriente, “odió y amó con la turbulencia de una juventud frenética”, había acompañado a Mella cuando la huelga de hambre y fue padrino de su hija Natacha, marchó a Nicaragua y allí se convirtió en capitán y hombre de confianza de Sandino, viajó por toda América. Cuando llegó a Estados Unidos a ver a su madre, ella le preguntó cuánto dinero traía y él dijo: “los revolucionarios no traemos dinero”. Luego lamentaría: “esos malditos gringos me han cambiado a mi vieja”. Aponte regresa a Cuba y es entonces que ve al ex-ministro sentado en el piso conversando con sus amigos, escribirá de él: “con este gallo, compay, me voy a cualquier parte”. La vida los conduciría al Morrillo primero y luego a la inmortalidad.

Los aires cambiaron en el seno del partido comunista, si en septiembre arremetían contra Tony y le llamaban “el tipo más peligroso”, después de proclamada la táctica del frente popular en la Conferencia con los Partidos Comunistas de América Latina, los cubanos reciben indicaciones de acercarse a Guiteras y su organización Joven Cuba. Ya es demasiado tarde, la muerte le espera muy pronto.

Luego de su asesinato en el Morrillo, sus restos fueron robados del cementerio de Matanzas por El Viejo, un miembro de Joven Cuba. Tres décadas estuvieron en una pequeña caja en el sótano de la casa de El Viejo en Marianao, no importó que Batista le ofreciera 50 000 dólares, no los entregó y no es hasta 1970 que llegan a manos del entonces Ministro del Interior de Cuba.

El delator que provocó la muerte de Guiteras recibió por su acción 40 000 pesos y un ascenso a capitán de corbeta. Un año exactamente después de la muerte de Antonio, un grupo de Joven Cuba le hizo un atentado con bomba que le costaría la vida. La traición se pagaba caro.

Al comienzo de la revolución encabezada por Fidel, muchas de las ideas y los seguidores de Guiteras se unieron a la lucha, luego del triunfo fue muy confuso todo pues resultaba muy difícil justificar la actitud del movimiento comunista hacia el joven revolucionario, la madurez política de los años posteriores iría sanando lentamente esta herida.

Es paradójico que en el Museo de la Revolución se conserve el traje de Guiteras, para un hombre que tan poco respeto sentía por las prendas de vestir eso no significaría simbolismo alguno. Pablo de la Torriente dijo sobre Guiteras: “ningún héroe es verdadero si no es más grande en la muerte que en la vida”. Tenía razón, hoy es cada vez más grande.

25 junio 2013 50 comentarios 772 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Antonio Guiteras y el Gobierno de los “Cien Días”.

por Consejo Editorial 9 mayo 2013
escrito por Consejo Editorial

 

 

Antonio_Guiteras Por Edu

Desde que comencé a escribir en mi blog, ha sido una de mis mayores aspiraciones dar a conocer los hechos más significativos de la gloriosa historia de la tierra que me vio nacer. Y hoy, es uno de esos días que el pueblo de Cuba no debería pasar por alto. Un 9 de septiembre, asumía las riendas de la nación el “Gobierno de los Cien Días”; aquel que fue signado por la obra de una de las figuras imprescindibles en el devenir histórico de la Nación Cubana, el bravo Antonio Guiteras Holmes.

Desde que vio la luz en una familia vinculada indisolublemente a la historia de la ciudad de Matanzas, la familia Guiteras – Gener, el pequeño Tony escuchaba a sus mayores hablar sobre el martirologio de su tío José Ramón Guiteras, quien fue fusilado en Matanzas, cuando con solo 18 años, fue apresado por las tropas españolas cuando intentaba incorporarse a las tropas mambisas. También supo que en la lejana Irlanda, un tío abuelo suyo, John Walsh, encabezó un levantamiento en contra de la corona británica.

Aunque nació en Filadelfia el 22 de diciembre de 1906, y su madre Marie Therese Holmes era norteamericana; su padre Calixto Guiteras supo inculcarle el amor a la tierra cubana, de manera tal que Tony nunca se sintió perteneciente como ciudadano a otra nacionalidad que no fuese la cubana. La educación recibida de su familia, trajo como consecuencia que al iniciar el bachillerato, el joven se vinculara a partir de entonces a las luchas por cambiar el estado de las cosas en beneficio del pueblo cubano.

Ya en su etapa de estudiante de la Universidad de la Habana, no le fueron ajenas las acciones de Julio Antonio Mella en relación con las luchas por la reforma Universitaria. En tal sentido, apoyó al líder comunista en su huelga de hambre, y formó parte del movimiento popular que obligó al tirano Gerardo Machado a levantar las falsas acusaciones de terroristas que pesaban sobre Mella.

Su incorporación en 1927 a las filas del Directorio Estudiantil Universitario, lo proyecta como una figura política de relevancia nacional. Durante su enfrentamiento a la tiranía Machadista, fue uno de los jóvenes revolucionarios que se afiliaron a la corriente más antiimperialista dentro de todas las tendencias políticas que luchaban por derrocar al “Asno con Garras”.

Fue partidario decidido del empleo de la lucha armada para alcanzar el triunfo revolucionario. En 1932, decepcionado de los viejos caudillos que manejaban oportunistamente las organizaciones izquierdistas, funda la Unión Revolucionaria (UR), organización que agrupó a los revolucionarios que compartían sus métodos de lucha. Estos, sus compañeros de armas, fueron llamados desde entonces Guiteristas.

Ya fundada la UR, Guiteras redacta el “Manifiesto al pueblo de Cuba”, donde expone su  programa unitario, que pretendía agrupar a todas las fuerzas antimachadistas, en torno al derrocamiento por la vía armada de la tiranía. En un fragmento del Manifiesto, Guiteras expone que: “sólo la fuerza de la unión de todos los hombres —aunque posean diferentes tendencias políticas— envueltos en la lucha, por lograr un régimen de libertad y justicia, podría lograr el triunfo de una verdadera Revolución”.

Al ocurrir la caída del tirano Machado, debido al movimiento militar revolucionario de los sargentos del 4 de septiembre, Guiteras es nombrado, por el gobierno emergido del movimiento militar revolucionario del 4 de septiembre (La Pentarquía), como gobernador de la provincia de Oriente. Pesó en esa decisión el enorme prestigio de Tony como jefe militar y revolucionario.

Pero la apoteosis de su accionar revolucionario tuvo lugar cuando fue llamado para integrar el Gabinete de Ministros en el gobierno de los Cien Días, que sustituyó a la Pentarquía, por una propuesta de uno de los pentarcas, Jose Miguel Irisarri. En el gobierno de los Cien Días ocupó en primeramente el cargo de Secretario de Gobernación, desde el cual adoptó leyes y medidas en favor del pueblo trabajador, que afectaron seriamente los intereses del gobierno norteamericano en Cuba. Posteriormente asumió las Secretarías de Guerra y Marina. Las medidas firmadas por Tony Guiteras desde su posición en el gobierno de los Cien Días fueron:

  1. Creación de la Secretaría de Trabajo.
  2. Implantación de la jornada laboral de 8 horas.
  3. Establecimiento del jornal mínimo.
  4. Depuración de los organismos estatales.
  5. Reparto de tierras y desarrollo de proyectos de colonización
  6. Proclamación de la autonomía universitaria.
  7. Realización de la convocatoria para realizar una Asamblea Constituyente.
  8. Promulgación de la rebaja de los precios de los artículos de primera necesidad.
  9. Reducción del precio de la energía eléctrica.
  10. Intervención y Nacionalización de la Compañía Cubana de Electricidad, empresa de capital predominantemente norteamericano.

Relatan algunos de sus biógrafos que el mismo Guiteras expresó: “… tengo la satisfacción de haber llevado a la firma del presidente Grau, los decretos que atacaban más duro al imperialismo yanqui.”

El gobierno de los 100 días, fue frustrado y derrocado, como resultado de las conspiraciones ejecutadas desde la embajada yanqui, con la complicidad de los altos mandos del Ejército, encabezados por el futuro sátrapa, que llenaría de sangre, horror y muerte el suelo sagrado de la Patria; el sargento devenido Coronel Fulgencio Batista. Surgió en la historia de Cuba, el gobierno conocido como Mendieta (figura decorativa) – Caffery (embajador yanqui) – Batista (hombre fuerte del imperialismo). Guiteras fue obligado a pasar a la clandestinidad, desde donde fundó la organización “La Joven Cuba”, la cual en su programa de lucha proclamaba: “para que la ordenación orgánica de Cuba en Nación alcance estabilidad, precisa que el Estado cubano se estructure conforme a los postulados del Socialismo”.

Hasta su caída en combate, ocurrida muy cerca de nuestra Universidad, en el antiguo fortín colonial llamado El Morrillo, el 8 de mayo de 1935, Antonio Guiteras Holmes, luchó con todas las fuerzas de su preciosa existencia, porque nuestra Patria quedase libre de las ataduras imperiales de nuestro vecinos del norte, y que el pueblo cubano alcanzase el estado de bienestar que merecía y merece, por haber luchado tan duramente por su derecho a la felicidad. Que este artículo sea un sencillo, pero sincero homenaje de un cubano de estos tiempos, que se siente heredero de la vida y la obra del héroe inmortal.

9 mayo 2013 79 comentarios 1,2K vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

La muerte de Mella y el fracaso de la herejía

por Consejo Editorial 11 enero 2013
escrito por Consejo Editorial

Por: Harold Cárdenas Lema

Aunque normalmente se conmemore el día 10, no es hasta las dos de la madrugada del 11 de enero de 1929 que moría Mella en un hospital mexicano, el mismo en el que fallecería también su compañera Tina Modotti años más tarde. El revolucionario cubano dejaba atrás una obra sin precedentes para su corta edad y marcaba el rumbo para un marxismo autóctono, ajeno a los estrechos dogmas que lastraban al movimiento obrero internacional.

Quizás la mejor cualidad de Julio Antonio haya sido la herejía, primero contra el papel burgués que se esperaba de un joven de su clase, luego contra el mayor dictador que había sufrido Cuba hasta entonces y finalmente contra los esquemas que se autoimponía el propio movimiento comunista.

En su tiempo el movimiento obrero internacional respondía expresamente a las orientaciones procedentes de Moscú, por lo tanto la creación de un marxismo latinoamericano y cubano aunque imprescindible, contradecía directamente la política vertical de la Internacional Comunista. Mella fue testigo de esto.

Lejos del estereotipo de militante ortodoxo y disciplinado, nunca acató las normas que no consideró factibles y esto le conllevó numerosas dificultades, quizá el primer encontronazo fue su expulsión del partido comunista. En un caso de increíble falta de previsión política los cubanos expulsaron deshonrosamente a su miembro de más renombre, irónicamente la razón de su expulsión era a la misma vez la primera victoria que obtenía el pueblo cubano en su lucha contra el tirano: la huelga de hambre con la que Mella desafió a Machado.

El joven tuvo que marcharse a México para huir de la represión machadista, allá el partido azteca lo recibió con los brazos abiertos pese a las misivas que llegaban desde Cuba calificándolo como “perfecto y descarado saboteador de los ideales comunistas”, llegó incluso a sustituir temporalmente al secretario general en 1928.

Luego del VI Congreso Mundial de la Internacional Comunista comenzó una tendencia ultraizquierdista que no tardaría en llegar a América Latina, con esta el estalinismo terminaría por dominar todos los aspectos del movimiento comunista en el orbe. Mella no era muy ortodoxo en su proceder, en Moscú pudo tener contactos con la Oposición de Izquierda, en sus escritos calificó a Trotsky como “poderoso ejemplar de la raza humana” mientras omitía continuamente Stalin. Si tenemos en cuenta que la limpieza interna contra el “peligro de derecha” durante la década del treinta sería con sangre, no es vano especular que quizás el joven cubano no la hubiera sobrevivido.

El pensamiento de Mella integró la vertiente marxista clásica con el pensamiento antimperialista martiano, buscando al igual que su contemporáneo Mariátegui, una creación heroica con características propias. Los últimos días del joven cubano son muestra de la imposición de una corriente de pensamiento con tintes estalinistas sobre el marxismo autóctono que proclamaban Mella y Mariátegui.

Antes de morir se planteó la renuncia al partido comunista mexicano, optó por la lucha armada a contrapelo de que esta era mal vista por Moscú y para ello creó la ANERC, una organización con membresía supraclasista que también contradecía las indicaciones de la Internacional Comunista. Teniendo esto en cuenta no es muy difícil precisar el rumbo que tomaba el revolucionario cubano.

La herejía que simbolizaba Mella en Cuba, tanto como Mariátegui en el Perú, vio su declinar con la muerte de ambos. La fecha del 11 de enero de 1929 fue uno de los hitos que provocó que el marxismo “profesional” sustituyera al marxismo creador y comenzara la época de los apparatchik en América Latina. El epílogo lo veríamos a finales de siglo, cuando la línea ortodoxa del movimiento comunista terminaría fracasando y el camino del socialismo autóctono tendría que ser retomado. La herejía terminaría por demostrar su validez.

11 enero 2013 79 comentarios 562 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Julio Antonio Mella: la lucha continúa

por Consejo Editorial 27 septiembre 2011
escrito por Consejo Editorial

Mella nos enseñó que la ortodoxia es uno de los mayores peligros de una Revolución, preferimos ser como él: poco ortodoxos.

Por: Harold Cárdenas Lema

Dicen que antes de morir ves pasar toda tu vida ante tus ojos, espero sea cierto, así tendríamos al menos algo de perspectiva sobre el mundo que vamos a abandonar y cuál ha sido nuestra huella en él. Tengo 25 años y 10 meses de vida, la misma edad que tenía Mella cuando murió asesinado en el DF mexicano. Un cuarto de siglo parece mucho pero en realidad es bastante poco tiempo en una vida. Si hiciera un balance de cuál sería mi legado a mi muerte quedaría muy insatisfecho, no es el caso de Julio Antonio Mella.

Mella vivió una vida multifacética, creó organizaciones y órganos de prensa revolucionarios por doquier, conoció a varias de las principales figuras del universo comunista de la época y de una u otra manera todos los que le conocieron tuvieron que tomar partido a su favor o en su contra. Con sólo 20 años hizo una huelga de hambre que movilizó el país a su favor (cosa rara en la época tratándose de un comunista) y obligó al tirano Machado a liberarlo y sufrir así una derrota pública, posiblemente la primera hasta entonces.

Si tuviera algo que criticarle, creo que sería precisamente lo que más admiro de él, su espíritu de sacrificio y total entrega a la causa revolucionaria, que por una parte lo convirtió en un adversario formidable y por otra lo llevó a descuidar a su familia y de manera indirecta su esposa e hija, quienes tendrían que sufrir las mismas penurias económicas que él. Mella tuvo que enterrar en un cementerio mexicano a un hijo que le nació muerto, tuvo que cavar la tumba él mismo y obviar cualquier tipo de funeral por carecer de fondos suficientes, todos sus bienes estaban  dedicados al Partido.

Continuar leyendo

27 septiembre 2011 129 comentarios 521 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
  • 1
  • 2

Ayúdanos a ser sostenibles

Somos una organización sin fines de lucro que se sostiene con donaciones de entidades e individuos, no gobiernos. Apoya nuestra independencia editorial.

11 años en línea

11 años en línea

¿Quiénes Somos?

La Joven Cuba es un equipo de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, aspiramos a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento sobre la aplicación de políticas públicas.

@2021 - Todos los derechos reservados. Contenido exclusivo de La Joven Cuba


Regreso al inicio
La Joven Cuba
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto
 

Cargando comentarios...