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incendio

cielo

El cielo sobre nosotros

por Néster Núñez 13 agosto 2022
escrito por Néster Núñez

Los cielos sobre Matanzas por fin se han despejado. Ya no está esa nube negra y, sin embargo, el panorama es aún surrealista para los cubanos. Quién sabe hasta cuándo.

Estos días de tragedia me han servido para abrir los ojos y mirar más cerca el alma cubana —humana— que se expone más transparente en medio de una situación así de extrema.

El día de más incertidumbre y miedo —por una «mala» información los pobladores de Versalles estaban evacuando el barrio— he visto a un padre, con su hijo recién nacido en brazos, alejarse del humo y del peligro caminando, mientras un taxi vacío le pasaba por el lado.

He visto la delicadeza y paciencia con que un hijo le explicaba, una y otra vez, a su anciana madre lo que sucedía, intentando mantenerla en calma; y los he visto regresar a casa, pasito a pasito, sin silla de ruedas, alejándose, en armonía consigo mismos, sobre un puente al que llaman La Concordia.

Foto: Néster Núñez/LJC

Foto: Néster Núñez/LJC

Foto: Néster Núñez/LJC

Asimismo, supe de ciudadanos que llevaban a la zona del desastre, en sus autos particulares, comida elaborada en negocios privados. Y escuché aquella mujer en el barrio Los Mangos —que un día después también sería amenazado por los humos del incendio—, decir que su casa era humilde, pero que la ofrecía a una familia que la necesitara, porque ella sabía lo que era ser madre. Y entonces tapó mi lente con la mano y soltó palabrotas y oprobios por la muerte de aquellos bomberos jóvenes. Muestras de solidaridad y de empatía a montones. Y también mucho de todo lo contrario.

Foto: Néster Núñez/LJC

Sentí, por ejemplo, la extrema confianza y seguridad de los que ostentan un pedazo de poder, cuando en el Parque de la Libertad, vaya paradoja, me preguntaron qué y para qué estaba filmando. Sentí impotencia cuando el humo blanco invadió una parte grande de la ciudad y las personas seguían por las calles, en sus centros de trabajo, desinformadas…

Vi a los religiosos, por muy distinta fe que profesaran, pedir, orar por la vida y el regreso a la normalidad. Sus oraciones fueron escuchadas. Y ahora que esa nube negra ya no está, que hace mucho quedaron atrás en el tiempo los días del Saratoga, del tornado aquel en La Habana… ¿a qué normalidad regresaremos? ¿Se acabó hacer lo justo, ser solidario?

Foto: Néster Núñez/LJC

Siete comidas gratis que ofreciera cada restaurante de una ciudad, ¿cuánta hambre de anciano aplacaría? Siete personas que cada auto particular traslade gratis, ¿a cuántas familias reuniría más temprano? Siete minutos que cada joven destine a mostrarle videos de internet a uno de esos ancianos, que se sientan solos en los parques y ni teléfonos móviles tienen, ¿cuánta risa y alegría?

Siete veces que una madre diga a otra que no le pegue a su hijo, que esa no es forma de educarlo… Siete veces que se denuncie el maltrato animal. Siete veces que le des un abrazo a una pareja del mismo sexo que se case. Siete veces que cada cubano diga Yo necesito expresar lo que pienso sin tener miedo a las consecuencias… Siete veces que cada cubano exija saber qué hace el municipio, la provincia, el país, con el dinero de los impuestos…

Foto: Néster Núñez/LJC

Foto: Néster Núñez/LJC

Siete veces, digo, porque he comenzado a contar los días a partir del rayo. Hoy, 13 de agosto, es el séptimo día Después Del Rayo. Ya no se percibe una nube negra, real, en el cielo de Matanzas. Pero permanece ahí, sobre todos, y para despejarla será necesaria una gran explosión de acciones justas en la vida cotidiana. Hay que intentar ser valientes y no mirar hacia el otro lado.

13 agosto 2022 6 comentarios 1k vistas
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abandono

Abandono animal en Matanzas (+ audio)

por Redacción 10 agosto 2022
escrito por Redacción

El 20 de agosto se celebra el Día Internacional de los Animales sin Hogar. Sin embargo, no hay que esperar a una fecha en el calendario para reparar en las consecuencias del abandono animal, y menos en una situación como la que vive Matanzas hoy.

Tras el colapso de la tapa del tercer tanque de la base, las personas cercanas al incendio entraron en pánico y se autoevacuaron, pero no todos llevaron a sus mascotas consigo, sino que los dejaron a expensas de la contaminación y la confusión.

El grupo de Bienestar Animal Cuba en Matanzas se encargó de rescatar a buena parte de los animales abandonados, mientras varios bomberos lograron salvar la vida de dos perritas en el lugar del incendio.

La Joven Cuba comparte una postal sonora con esta historia, a la vez que convoca a socorrer a los animales cercanos, para mitigar los efectos que la contaminación por el incendio puede causarles.

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10 agosto 2022 4 comentarios 970 vistas
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Incendio en Matanzas

De salación y otros petróleos

por Alejandro Muñoz Mustelier 9 agosto 2022
escrito por Alejandro Muñoz Mustelier

Es un mineral tan preciado, que la mismísima palabra definitoria de nuestro tímido acercamiento a la subsistencia se deriva de esta: salario, con su origen allá en el vastísimo imperio romano, que pagaba a sus soldados con lo más valioso que había, el MLC de la época clásica: la sal.

Pero el mineral no sólo está presente en palabras tan solemnes y perseguidas, también se usa con registro coloquial para para expresar estilo y picardía: «tiene sal»; con el verbo ser para decir de alguien dichoso: «es un sala′o», y con el verbo estar para todo lo contrario: «estamos sala′os», frase muy socorrida —y socorrista— en Cuba.

La producción de sal en nuestro país no debería ser un problema: donde haya mar, hay sal. El problema es que para hacer funcionar cualquiera de las múltiples salinas con las que contamos, son necesarias ingentes cantidades de energía, obtenida con combustible fósil, no sé, digamos petróleo. Por cierto, el petróleo también es un mineral pero no se usa para comer, en cambio es inflamable, susceptible al roce, a los impactos, al calor y a las descargas eléctricas.

Sin irnos del tema, una descarga eléctrica impactó el tanque 52 de almacenamiento de crudo de la Base de Supertanqueros de Matanzas sobre las 7 de la tarde del viernes. El incendio fue considerable y amenazaba con expandirse a los tanques aledaños, lo que finalmente ocurrió. Este tipo de incendio cuenta con toda la materia prima necesaria para ser un verdadero dolor de cabezas, no importa la capacidad y recursos de los cuerpos de bomberos, porque el fuego aprovecha lo mejor de sus dos estados generales: deflagraciones y detonaciones.

Incendio en Matanzas

El fuego avanza implacable en la base de supertanqueros de Matanzas. (Foto: Cubadebate)

En las primeras, la velocidad con que avanza el frente de las llamas es inferior a la velocidad del sonido, duran solo entre 100 y 200 milisegundos. La detonación, por su parte, supera la velocidad del sonido, por lo que son más devastadoras —ya se han visto en los videos que hay en las redes. El fuego se propaga por el combustible, incluso en contra de la corriente de este, y a mayor velocidad que dicha corriente en una deflagración constante. Si existen las variables adecuadas —y existen—entre ellas, el combustible, se produce la detonación.

Después de la consternación al conocer que hubo víctimas, el daño que esto puede ocasionar a la ya anémica economía nacional, fue la preocupación de muchos. De muchos de los que todavía cuentan con electricidad regularmente; el resto, los resilientes apagados, supongo piensen que ahora ni la luz les va a dar —esto literalmente.

Pero más allá de las terribles e inevitables consecuencias económico-lumínicas ante otro titular mitológico —este texto está lleno de referencias clásicas— donde un rayo cae como justicia divina empeñada en aleccionar, no sé por qué, a nuestro sistema energético; la gran mayoría se dio a la especulación: ¿otra vez un rayo? se pregunta la gente con gesto de incredulidad. Las opiniones son diversas: eso nunca pasa, esos tanques tienen medidas de seguridad, están escondiendo algo, y así. Lo cierto es que parece durísimo de tragar que otro rayo haya caído en una instalación relativa a la generación de energía.

La nube de humo se extiende sobre la ciudad de Matanzas. (Foto: Néster Núñez)

La opinión general de las personas aledañas invoca el sabotaje. Hay ejemplos claros y recientes en Venezuela, casi un modus operandi. Por otra parte, aquella foto en medios nacionales hace tres meses, que mostraba la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras con chimeneas de enfriamiento nuclear —será la más grande de Cuba, pero no es para tanto—, siendo alcanzada por un rayo, deja mucho a la imaginación. Otros niegan que fuera obra de algún escuadrón de operaciones especiales, y afirman que la cosa está en poder justificar el déficit energético y el vacío en los tanques subterráneos de las gasolineras; no obstante, coinciden con los primeros en que Júpiter no existe, no hay rayos.

Realmente la hipótesis de los rayos —llamémosle clásica—, que han ofrecido los medios nacionales, y la hipótesis del sabotaje —llamémosle barroca, ¿por qué no?—, tienen elementos de donde beber a la hora de exponer su razón. Los barrocos argumentan que ante la extrema situación económica que vive el país, las reacciones populares se han extremado, llegando a las protestas grupales —multitudinarias en algunos casos—, a proferir palabras soeces contra los funcionarios y dirigentes, a apedrear tiendas y más recientemente a incendiar establecimientos estatales, tan despreocupadamente que las mismas autoridades han reconocido que es obra personas y no de deidades mitológicas. Por demás, un sabotaje a instalaciones industriales no tendría necesariamente que quedar fuera de consideración.

A los promotores de la hipótesis clásica —los medios oficiales—, los respaldan datos científicos, porque a pesar de que no parezca, es más común de lo pensado que Júpiter, en defensa del planeta, en ejercicio de sus facultades divinas, o porque a veces Juno lo saca de quicio, acribille a rayos tanques de combustible a lo largo y ancho del planeta. En 1924, un rayo impactó un tanque de petróleo en Monterrey, Estados Unidos, provocando un incendio; en 2012 otro rayo impactó un tanque de crudo en Puerto Cabello; en 2014 fue en Zulia, Venezuela; en el 2020, estalló por esta misma causa un tanque de la petrolera Repsol, en Puertollano, España; en 2021 pasó en Brinhton, Inglaterra, y así hasta el cansancio. De hecho, un tercio de los más de 480 fuegos en estas instalaciones son atribuidos a rayos, que alcanza la cifra de veinte incendios por año.

Y es cierto que los tanques deben tener protección contra descargas atmosféricas: pararrayos, disipadores; incluso, se consideran por su composición bajantes naturales de rayos si cumplen con dos o tres requisitos: espesor de techo de cinco milímetros, placas atornilladas o soldadas para que haya continuidad eléctrica y tuberías conectadas a esta continuidad. Aunque también puede suponerse que alguno de estos requisitos no estaba presente en el tanque 52, y aunque la hipótesis clásica sea factible —y lo es— queda el asunto de la preservación y seguridad del dichoso tanque.

Teniendo en cuenta todos estos datos, es probable que Júpiter haya mandado el rayo y las negligencias romanas lo hayan dejado entrar. Si fuera así, dado el monto de sucesos divinos que se han ido acumulando desde aquel fatídico accidente aéreo y el tornado, pasando por un inofensivo pero premonitorio meteorito, incendios, la pandemia, los recientes y tristes sucesos del Saratoga, y un muy largo etcétera, para volver al tema de la sal, que es el que nos ocupa hoy; parece que estamos realmente salaos (Díaz-Canel, 2022).

No obstante, si el discurso presidencial asume la salación como una variable, habrá que crear el Ministerio de Asuntos Esotéricos —si total, ya tenemos economía vudú— para que analice a cuántas deidades estamos ofendiendo y desagravie cualquier desplante. Sería bueno que este ministerio tomara al pueblo de Cuba como una deidad a desagraviar con urgencia. Mientras los bomberos se afanan en apagar un incendio, los dirigentes intentan igualmente, apagar, apagar. Sin embargo, este es uno difícil de sofocar, porque le están echando agua, mucha agua, pero al ser agua de mar, también está salá.

9 agosto 2022 16 comentarios 1k vistas
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Estados Unidos ausente

por Redacción 8 agosto 2022
escrito por Redacción

A casi tres días del comienzo del incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, el ofrecimiento del gobierno de Estados Unidos ha sido insuficiente. Contrario a opiniones difundidas en redes sociales, Cuba no ha rechazado ayuda proveniente de ese país, cuya cercanía geográfica, poderío económico y experiencia en la mitigación de desastres de esta naturaleza podrían ser decisivos para poner fin al siniestro.

Como explicó en redes sociales Johana Tablada, subdirectora general para EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores, ante la solicitud de las autoridades cubanas, sus homólogos estadounidenses solo ofrecieron asesoría técnica, aceptada por la Isla. La respuesta de EE.UU. contrasta con el apoyo de México y Venezuela que enviaron expertos, brigadas de bomberos y materiales químicos empleados para extinguir incendios de grandes proporciones.

Viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba comenta sobre la participación estadounidense

Viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba comenta sobre la participación estadounidense

El gobierno de EE.UU. cuenta con una Oficina de Asistencia para Desastres en el Extranjero (OFDA) , que responde a un promedio de 65 eventos naturales y crisis humanitarias en más de 50 países cada año. Hasta el momento OFDA no se ha pronunciado ante el siniestro en la zona industrial de Matanzas.

Asimismo, vale destacar que ese país dispone de cuantiosos recursos en materia de lucha contra incendios. Entre las empresas norteamericanas especializadas en dicha área figura la Johnson Controls, con sede en Irlanda. Este conglomerado produce equipos de alta tecnología como el sistema de base gaseosa que extingue fuegos mediante gases inertes y químicos.

Además, posee uno de las mejores mecanismos para la protección de incendios industriales: el sistema de niebla de agua. Este último evita que siniestros de clase B, como el que tiene lugar en la zona industrial de Matanzas, puedan volver a reactivarse.

Entre Cuba y EE.UU. existen convenios de colaboración para el enfrentamiento a desastres naturales y derramamiento de petróleo en el espacio marítimo, como la “Declaración conjunta sobre protección ambiental”, y el “Memorando de Entendimiento sobre Cooperación para la conservación y manejo de áreas marinas protegidas”, suscritos en noviembre de 2015 durante los mandatos de Raúl Castro y Barack Obama.

Si bien dichos acuerdos no aplican a eventos similares ocurridos en tierra, como el iniciado este viernes, la Embajada de EE.UU. en Cuba declaró en su cuenta en Twitter que “la ley estadounidense autoriza a las entidades y organizaciones a proporcionar ayuda y respuesta ante desastres en Cuba”.

No obstante, los acuerdos logrados en cuanto a cooperación ambiental tampoco han podido traducirse en cimientos sólidos para la normalización de las relaciones bilaterales. Mientras la parte cubana ha mostrado interés en ampliar y profundizar la cooperación, la parte estadounidense se ha mostrado reacia. Otras áreas como la lucha contra el narcotráfico, el antiterrorismo y la migración muestran un patrón similar.

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Helicóptero cubano trabaja en la labor de apaciguar la llamas en Matanzas. Foto: Néster Núñez

Un artículo de William LeoGrande y Margarite Rose Jimenez refiere que “los huracanes, las plagas y los derrames de petróleo no respetan las fronteras nacionales, por lo que ningún país puede protegerse adecuadamente sin cooperar con el otro. Si tal cooperación no puede cerrar la brecha bilateral y conducir a la amistad entre Estados Unidos y Cuba, tal vez al menos pueda hacer que pasen de ser enemigos absolutos a adversarios respetuosos”.

La política de la administración Biden hacia Cuba imita la de su antecesor Donald Trump, poniendo énfasis en un cambio de régimen a través de la desestabilización interna que provocan las sanciones a la Isla. Un desastre de esta magnitud pudiera venirle como anillo al dedo a dicha política.

Tampoco faltan quienes tienen esperanzas en que este desastre signifique para el gobierno cubano lo que Chernobyl significó para el fin de la URSS en cuestiones políticas. Ayudar a Cuba podría tener detractores entre el sector más radical cubanoamericano, un grupo que todavía no se ha pronunciado para que su gobierno atienda lo más importante ahora: el peligro ambiental y humanitario de esta tragedia.

La Joven Cuba insta al gobierno de Estados Unidos a priorizar valores humanos por encima de intereses políticos y ayudar al pueblo de la Isla en el momento que más lo necesita.

Hombre sentado en el viaducto matancero mientras el fuego arde detrás. Foto: Néster Núñez

 

8 agosto 2022 28 comentarios 2k vistas
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Humanismo

Humanismo contra politización de la tragedia

por Redacción 7 agosto 2022
escrito por Redacción

El incendio iniciado este viernes en la Base de Supertanqueros de Matanzas ha generado una nueva ola de solidaridad y mensajes de empatía en las redes sociales, pero también ha sido caldo de cultivo para la politización desde diferentes puntos del espectro ideológico.

Por un lado, una parte de la oposición —sobre todo desde el exilio— ha utilizado el hecho para atacar la gestión del gobierno cubano y criticar su preparación frente a eventos de esta magnitud. Asimismo se han propagado noticias falsas, e incluso algunos han llegado a asegurar que se trata de una operación de autosabotaje.

Desde esta orilla no han faltado las conspiraciones que atribuyen el siniestro a planes de desestabilización y muestran una cobertura noticiosa que, en no pocas ocasiones, ha ponderado la presencia de los líderes partidistas por encimas de las acciones concretas para sofocar el incendio. Igualmente se han dejado en segundo plano los detalles sobre cómo sucedieron los acontecimientos y qué esperar próximamente.

La Joven Cuba condena la utilización de tragedias para el beneficio de las agendas políticas, y hace un llamado a la mesura, el humanismo y la solidaridad entre cubanos. Que eventos lamentables como este sirvan para estrechar distancias en pos del bien común y de una sociedad justa y democrática.

7 agosto 2022 11 comentarios 1k vistas
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Matanzas

Matanzas está herida

por Néster Núñez 7 agosto 2022
escrito por Néster Núñez

Matanzas está herida, sus hijos, su geografía; también está herida en su orgullo. Esos tanques de petróleo, junto a la zona industrial y la bahía, son para la ciudad un símbolo visual, económico, algo profundamente identitario. Por eso duele de modo tan íntimo. Por eso agradecemos y admiramos la valentía de los que arriesgan la vida intentando detener este colosal desastre.

Matanzas

(Foto: Néster Núñez/LJC)

El resto de los matanceros, impedidos de hacer otra cosa —desde las casas, desde la ribera opuesta, en la TV o las redes sociales— vemos arder los tanques. Nunca imaginamos que algo así fuera posible. Es casi como ver a El Morro de La Habana desmoronarse lentamente, piedra a piedra, envuelto en llamas.

Muchos no hablan. Solo han salido a contemplar lo que probablemente sea el espectáculo más impresionante y triste de sus vidas. Otros se comunican con sus familiares en el extranjero, les explican… Mejor, transmiten en vivo. Es difícil expresar con palabras lo que sienten.

«Estamos bien, estamos bien», dice una muchacha para calmar a la que está del lado de allá de la línea, y de momento tapa el micrófono del teléfono hasta que se aleja la sirena de la ambulancia. «Te decía que estamos bien, vinimos para casa de tía en La Playa hasta que todo pase. De verdad, no te preocupes». Su interlocutora estará a muchos kilómetros de distancia, pero muy cercana en el tormento. ¿Será de Matanzas, de Cuba? Es humana.

Cuando se reúne un pequeño grupo surgen las anécdotas: el que trabajó en la instalación de los pararrayos hace diez o doce años, según dice; el que especula sobre el riesgo de que el incendio avance por las tuberías soterradas hacia los tanques de nafta, de gasolina, incluso le preocupa el oleoducto que une Supertanqueros con la refinería de Cienfuegos. A ese pronto lo obvian, por exagerar demasiado, y después del breve silencio, alguien dice que tiene un pariente, o un conocido o un vecino que está allá fajado con la caliente.

Incendio en Matanzas

No es necesidad de protagonismo, pienso, sino esa urgencia de querer aportar algún elemento valioso porque no es fácil permanecer a la espera, sin poder ayudar. Vuelve a haber un silencio, esta vez más prolongado, más oscuro. Después alguien dice, bajando la cabeza y casi en un susurro: «Carajo, es que la cosa está tan mala… yo sabía que por algún lado tenía que explotar».

Y luego están aquellos que juegan fútbol, que se bañan en la playa. Quiero pensar que sí, que les duele, pero que aún no toman conciencia del daño humano, material y ecológico que este siniestro representa.

Serán, supongo, los primeros en ir a donar sangre si se necesita, por ejemplo. O han terminado de trabajar en esos restaurantes privados que ofrecen comida gratis a los médicos y bomberos. Quizá sean de los que piensan que la cosa está tan, pero tan mala, que es imprescindible salir a despejar para que no sean sus propias cabezas las que terminen reventando.

Matanzas está herida. Y con ella, Cuba. Pero tenemos fuerza.

Matanzas

7 agosto 2022 14 comentarios 2k vistas
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paralizada

Pulmón ardiente y voluntad paralizada

por Mario Valdés Navia 29 agosto 2019
escrito por Mario Valdés Navia

El mundo entero clama ante las imágenes impactantes de la calcinación de millones de plantas y animales por los incendios que asolan la Amazonía. La mezcla entre el interés económico más egoísta, el oportunismo político y la cobardía generalizada consume sin remedio el llamado pulmón del planeta ante la mirada asombrada de los aliens que nos observan.

Aunque Einstein considerara que la estupidez humana parece ser lo único infinito, siempre me he resistido a la idea. La cuestión es que los llamados a la cordura y al instinto de conservación que han hecho muchos –desde el siglo XIX hasta la actualidad— encuentran oídos sordos ante el interés superior de la maximización de la ganancia que impone el capitalismo trasnacional hegemónico.

En otras palabras, la acumulación desenfrenada del capital trasnacional marcha a ritmos mucho más rápidos que la reproducción de los recursos naturales que devora. El planeta se agota irremediablemente y las condiciones materiales de existencia de la vida se esfuman en esa Boca de Sauron. Hoy, solo un milagro en forma de lluvia podría salvar a la Amazonía de la desaparición.

Si eso no ocurriera perderíamos un cuarto de la capacidad planetaria de producir oxígeno. Junto con ella se extinguirían miles de especies animales y vegetales, se afectaría toda la atmósfera por la colosal humareda y los países involucrados perderían inmensos recursos madereros. Si el milagro llega tarde los ecologistas radicales seguidores de la Hipótesis de Gaia dirán: “Esto es solo el comienzo del reacomodo planetario ante la injerencia destructiva de los humanos”.

Tras secar las lágrimas por las heridas tremendas a la Pacha Mama sería bueno ir a las causas principales del problema y entrarle con la manga al codo a su eliminación. Basta de hipótesis catastrofistas, llantos hipócritas y rezos colectivos: esto es una cuestión política y su solución definitiva hay que encontrarla en esa esfera.

Ya hoy los medios y las redes encontraron un culpable, Jair Bolsonaro, y un superhéroe, Enmanuel Macron. El escenario está listo para que el anfitrión de la Cumbre del G7 se luzca como salvador del planeta y promotor de un capitalismo de rostro más humano frente a los trogloditas Trump y Bolsonaro y la amenaza ambiental que representa la expansión industrial de una potencia como China.

Realmente ambos –por más que nos pese− son presidentes electos democráticamente que están cumpliendo con promesas hechas en sus programas de gobierno, apoyadas por millones de votantes en esos países. Todos ellos son culpables de lo que ocurre hoy. Si tanto rezaron los evangélicos brasileños por el triunfo de su Mesías, veremos si tienen el mismo éxito en apagar el fuego amazónico.

Macron ha hecho una movida política digna de un druida galo. De represor de los Chalecos Amarillos ha devenido en campeón del planeta. Lo cierto es que Francia, como todas las potencias colonialistas e imperialistas actuales, tiene gran responsabilidad en el saqueo y destrucción de los recursos naturales mundiales y en la imposición de un modelo económico depredador en áreas donde las comunidades vivían en equilibrio secular con la naturaleza.

No es fortuito que tanto Jair como Donald sean creacionistas, incrédulos ante el calentamiento global, repudien los tímidos tratados internacionales de protección del medio ambiente y desprecien al pensamiento ecologista más que al terrorismo y la venta de armas de guerra. Es que su tarea como políticos es quitarle cualquier retranca al capital global en su carrera consumista, en primer lugar, las ecológicas.

Minerales, animales y plantas son materias primas para el enriquecimiento capitalista. Hoy lloramos ante el incendio amazónico, pero en las hogueras de la industria moderna se consumen aún más recursos de manera innecesaria. Solo un gran acuerdo mundial para detener esa acumulación a costa del planeta podría salvarnos de la extinción.

Más oxígeno que los árboles amazónicos producen las algas y el plancton oceánicos y lo destruimos con la contaminación y el calentamiento global. Al ser la base de la cadena alimenticia en el mar su escasez provoca la muerte de miles de ejemplares de la fauna marina y mata más ballenas que los pescadores japoneses.

Es hora ya de establecer acuerdos mundiales que limiten el saqueo de la Tierra por los humanos sometidos al frenesí consumista del capital. Los derechos de la humanidad, de los seres vivos y del planeta entero tienen que imponerse ante los supuestos derechos individuales de unos pocos a maximizar las ganancias por encima de todo y de todos.

Ojalá la quema del pulmón del planeta obligue al cerebro político mundial a la toma de decisiones impostergables. Esto parece ser solo el principio, pero no sé si del fin o del recomienzo.

29 agosto 2019 11 comentarios 553 vistas
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