La Joven Cuba
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difamacion

Declaración del Consejo Editorial

por Consejo Editorial 30 diciembre 2020
escrito por Consejo Editorial

Como parte de la campaña gubernamental contra medios acusados de recibir fondos del gobierno federal de los Estados Unidos, en la emisión del 28 de diciembre pasado del programa Las Razones de Cuba, si bien no se mencionó de manera directa a La Joven Cuba, sí se presentó por breves segundos su logo, lo cual asumimos como un intento de incluirnos en esa lista.

Sin ánimo de victimizarnos, desde el año 2013 se han sucedido con más o menos frecuencia e intensidad ataques contra nuestro espacio. Comenzó mucho antes de que fuera una opción aspirar a recursos para hacer crecer este proyecto, o de que un miembro de nuestro equipo pusiera un pie fuera de territorio nacional. El objetivo siempre ha sido el mismo: silenciar voces que intentan pensar una República mejor para los cubanos: más libre, próspera y con mayor justicia social.

Denunciamos este acto de difamación que no por solapado es menos ruin. Decir que se defiende a la Revolución y emplear para ello la mentira y la acusación sin pruebas, es sencillamente un acto contrarrevolucionario. Las autoridades cubanas saben que LJC no recibe fondos federales del gobierno de Estados Unidos, una práctica que consideramos violatoria del derecho internacional y de la soberanía nacional. Es irresponsable que tanto en el Noticiero Nacional como en la cuenta de Twitter del presidente Miguel Díaz-Canel se sugiera esa calumnia.

Seguiremos como hasta ahora al servicio de la más noble de las causas a las que puede entregarse un cubano que se precie de serlo: defender su país y pensarlo desde el amor y el compromiso. Por si queda alguna duda, reproducimos aquí la descripción de nuestro proyecto, que desde hace meses está publicada en nuestra web.

***

¿Quiénes somos?

La Joven Cuba es un proyecto de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, LJC aspira a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento en torno a lo relacionado con la aplicación de políticas públicas.

Conocedores de que, como dijera Antonio Guiteras, «un movimiento que no fuese antiimperialista en Cuba, no era una revolución», creemos en la necesidad de combinar la lucha por la soberanía nacional con principios democráticos. Aspiramos a promover valores cívicos y alcanzar una democracia socialista con un estado de derecho robusto.

Desde la investigación y el análisis de la realidad cubana, a partir del seguimiento de políticas gubernamentales y de la agenda pública y mediática, nos proponemos ayudar a la construcción de una nación más inclusiva, participativa y próspera.

Para ello, contamos con un equipo multidisciplinario de profesionales –politólogos, sociólogos, periodistas, historiadores, economistas y comunicadores– que se enfoca en la elaboración de propuestas, en la crítica fundamentada, en la explicación de procesos y en documentación de cuestiones de interés nacional inscritas en nuestras tres ramas de investigación: economía, política y sociedad.

Nuestros principios

Como entidad de generación de pensamiento socio-político, La Joven Cuba intenta asumir la ética martiana del diálogo y el respeto a la libertad como línea rectora.

Creemos en el ejercicio responsable y fundamentado de la crítica como derecho inherente a cada ciudadano. Este ejercicio, cuyo final propenderá siempre al mejoramiento de su objeto, debe ser visto como una contribución a la superación y el crecimiento y no como un ataque a repeler. La asimilación y el reconocimiento son el principio del cual ha de partir la solución de problemas.

Desde esa perspectiva, respetamos la diversidad de criterios y posiciones políticas. Toda idea o postura coherente y fundamentada, cuyo objetivo sea el mejoramiento de nuestra nación, merece ser tenida en cuenta y encontrará en La Joven Cuba un espacio público para expresarse. Creemos en el valor inestimable de la confluencia de ideas disímiles para la generación de consenso.

Somos una entidad independiente. Rechazamos cualquier presión que sobre nuestra línea editorial y/o contenidos pretendan ejercer personas, partidos políticos, grupos económicos, religiosos o ideológicos. Sin embargo, estaremos siempre en plena disposición de compartir nuestros resultados con el Estado cubano, sus instituciones, representaciones de otras naciones en Cuba y organizaciones internacionales.

Entendemos que la solidez económica es una condición importante para cualquier proyecto y consideramos legítima la ayuda al desarrollo que países y organizaciones brindan en Cuba apegados a las normas internacionales.

No aceptamos contribuciones o donativos que tengan como objetivo manifiesto influir en LJC o imponer en Cuba preferencias políticas foráneas. En particular, rechazamos los fondos para cambio de régimen del gobierno de Estados Unidos, autorizados bajo el inciso 109 de la ley Helms Burton de 1996. Recibimos con aprecio cualquier contribución que respete la soberanía cubana y la Carta de la ONU.

Para cumplir nuestros propósitos, buscaremos mantener la calidad de nuestros materiales, basado en un argumentado y serio ejercicio de la crítica, y rechazaremos explícitamente la tergiversación, vulgaridad y sensacionalismo como recursos para ganar lectores.

¿En qué nos enfocamos?

La Joven Cuba es un proyecto especializado en investigación y opinión. Con un equipo de intelectuales analizando políticas públicas y otro equipo periodístico dando seguimiento al acontecer noticioso.

Los artículos de opinión son los más empleados por nuestros colaboradores. Sin embargo, siempre estamos abiertos a aceptar trabajos en otros géneros del periodismo cuyas temáticas sean de corte socio-político y económico y que tengan por valores el rigor investigativo, la calidad intelectual, la claridad expositiva, la coherencia ética y la veracidad.

LJC pretende acompañar el proceso de cambios que vive el país, aboga por el cumplimiento de las leyes de la República, y contribuye al funcionamiento de las instituciones del Estado. Sobre esa óptica trabajamos y buscamos que nuestros miembros y colaboradores sean capaces de plasmar sus ideas en textos originales, inéditos y exclusivos, aunque no excluimos la reproducción de materiales que consideremos de interés aparecidos en otros.

30 diciembre 2020 78 comentarios 1k vistas
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Nuevos viejos macarthismos

por Resumen Semanal 20 septiembre 2020
escrito por Resumen Semanal

¿Lo viste? Alexander Abreu ahora es el nuevo objetivo de la oposición trumpista miamense.

 ¿Lo leíste? Ahora el realismo socialista en Cuba fue un hálito, una llovizna brumosa, un discurso breve del presidente de la Asociación de Perros Chihuahuas de Cuba.

 ¿Te enteraste? Si en algún punto has defendido a Fidel, mantente alerta: tu telefóno puede ser publicado, te pueden mandar mil mensajes racistas de odio, se puede desatar una campaña mediática en tu contra – no digas Cuba…

¡Muy buenas! Somos La Joven Cuba y este es nuestro resumen semanal de la agenda pública nacional. Hoy dedicaremos nuestro resumen a hablar sobre el misterioso caso de la no-fiesta de Jorge Jr., las multas por propagar epidemias de la Dirección Provincial de Salud y lo caro que puede salir tocar en trompeta el himno nacional.

***

En la madrugada del pasado 10 de septiembre, Jorge Hernández Carvajal, “conocido artísticamente como Jorge Junior, director de la agrupación Los 4”, publicó en su muro de Facebook el video de una aparente fiesta celebrada en su casa por la noche. Dicho video, propalado y criticado fuertemente en redes sociales por la aparente violación de lo establecido en el Decreto 14 de 2020, ha desatado una insospechada purga.

Primero fue el Instituto Cubano de la Música, quién rechazó públicamente la “irresponsabilidad” y la “falta de pudor” de Jorge Jr y quienes se encontraban con él en su casa, ofreciendo además disculpas a “los profesionales de la salud y demás compatriotas que día a día trabajan en el enfrentamiento a esta enfermedad (la Covid-19)”.

Lo sucedido resonó luego de que la periodista Paquita de Armas Fonseca escribiera en su perfil de Facebook que Jorge Jr. era un irresponsable. “Dentro de su casa usted tiene derecho a hacer lo que le dé la gana, pero si por ese accionar usted contagia a un familiar, un vecino o alguien en la calle debe ser sancionado con todo el peso de la ley”, escribió.

En defensa del reguetonero salió La Diosa, que le dijo a la periodista cubana que “en Cuba seguimos con el COVID por culpa de que dejaron entrar italianos enfermos porque nos hacía falta el dinero”.

Luego, el artista explicó públicamente que la supuesta fiesta no era tal. “La directora del Instituto Cubano de la Música (ICM) y el presidente de Artex, con la directora de mi empresa, Matilde, me llamaron y me empezaron a cuestionar por la supuesta fiesta. Yo les expliqué que no era una fiesta, les enseñé los videos, las fotografías del video y llegamos a un acuerdo de que no era tal fiesta”, dijo en un vídeo para sus redes sociales.

Además, dijo que se le había impuesto una sanción de tres mil pesos de multa y se dirigió a Paquita tachándola de hablar sin saber. “Ustedes son los culpables de que mucha gente estén como esté, porque a ustedes les creen la cantidad de mentiras que les mandan a decir”, dijo, aparte de sentirse ofendido con el ICM.

Jorge Jr. dió un plazo máximo de tres días al ICM para que le levantaran la multa. “Si yo tengo que pagar algo que no hice, a partir de ese momento considérenme otro más en contra de esta p…”, dijo, y añadió que “¿Me van a poner la multa a mí? Yo soy un irresponsable, yo soy el responsable de todas esas colas que están en la calle (…), yo fui el responsable de dejar entrar un barco lleno de enfermos al país en medio de la pandemia… Que irresponsabilidad la mía, asere”.

Después, la Dirección Provincial de Salud informó que hubo un error en la imposición de la multa, “condicionado por la inobservancia de lo establecido en la norma jurídica, aplicándose otro inciso del decreto que no correspondía con la infracción cometida”, por lo cual se la retiró y se le aplicó una posterior sanción de  dos mil pesos por el Artículo 2.1.1 del Decreto antedicho.

La nota de la DPS de La Habana no especifica cuál fue primera contravención que se le quiso imputar al director del grupo Los Cuatro: el músico había declarado que debía pagar 3 mil pesos, lo que corresponde solo con tres incisos del Decreto en cuestión.

El primero de ellos sanciona con esa cantidad de dinero a los jefes de centros de trabajo o estudio que incumplan las normas sanitarias vigentes, tanto en las áreas exteriores como interiores, a quienes no habiliten en las entidades estatales, formas de gestión no estatal y otras instituciones, los pasos podálicos y soluciones de agua clorada o alcohólica; y por último a quien circule con el vehículo sin la autorización de “Vía Libre” o sin el sello de excepcionalidad, en el horario restringido, de 7.00 pm a 05.00 am.

***

No quedó ahí.

El presentador e influencer radicado en Miami Alexander Otaola publicó en su más reciente show el número de teléfono del músico Alexander Abreu de Havana D’ Primera, con la intención pretendida de que todos los cubanos de a pie que reciben multas por el gobierno reciban su ayuda, tal cual lo hizo, afirmó, con el reguetonero Jorge Junior.

“Como Alexander Abreu tiene la posibilidad de ayudar a los cubanos multados y ninguno de estos artistas se proyecta públicamente cada vez que multan a un cubano de a pie (…) Como ninguno de estos artistas que pueden resolver para ellos estos problemas y no lo resuelven para nadie, pues yo he decidido publicar el número de Alexander Abreu para que usted lo llame y le exija que le rebajen su multa o le eliminen su multa”, dijo Otaola.

El ministro de Cultura cubano, Alpidio Alonso, salió en defensa del músico y aseguró que es víctima de una campaña mediática orquestada desde Estados Unidos. “Todo mi apoyo y solidaridad con el gran músico Alexander Abreu, víctima de una sucia campaña mediática de manipulación y de odio contra intelectuales y artistas cubanos, concebida, dirigida y muy bien pagada desde los Estados Unidos. Hagamos que prevalezcan la verdad y el amor”, escribió Alpidio en Twitter.

Alexander Abreu, líder de la agrupación Havana D’ Primera, denunció en redes sociales las múltiples amenazas de muerte que ha recibido por parte de sus detractores luego de la filtración de su número telefónico. “He recibido 1000 sms en mi teléfono donde me dicen desde gorila hasta las más peores ofensas que existen, como si yo fuera un criminal de guerra”, comenzó escribiendo el reconocido trompetista en su Facebook.

“Lo único que quiero decir es que a todos los que escriben con tanto odio les tengo un corazón lleno de amor y música”, mencionó a quienes prefieren atacarlo. El cantante destacó que no solo recibió mensajes de odio sino que muchas personas también le han agradecido por su música.

“Muchas personas tomaron mi teléfono para agradecerme por la música y estoy agradecido por el amor que contrarresta las energías negativas. Tengo el corazón abierto para cada uno de los cubanos que existen por el mundo el que me conoce sabe que por más que traten de ofenderme más se ablanda mi alma”.

***

Para cerrar, en otro orden de noticias:

1- Pedro Jorge Velázquez lo ha vuelto a hacer. Reaccionando a un reciente artículo de Yassel Padrón Kunabvaeva, el estudiante de periodismo villareño y miembro de Horizontes Blogs, acusó de acusar a Granma de ñoña, y ripostó señalando que él encontraba en La Joven Cuba el mismo defecto. Además, tachó de ataque al artículo y señaló que LJC “ataca como verdugo y llora como damisela”. En su post comentaron los sospechosos habituales: equiparaciones a Cibercuba, camuflajes proyectados, “las gaticas de María Ramos estas”, “La Joven Cuba son mercenarios (sic), ¿alguien lo duda?”.

En medio de todo, el decimista Antonio Rodríguez Salvador, fiel lector de nuestro medio y que el mismo día nos dedicara un intento poético (“La degeneración de la décima como género independiente, y su subproducto: los decimistas”, señalara Manuel Sosa como el décimo peor estigma de la literatura cubana) ,criticó el a su entender incierto análisis sobre la influencia desmesurada del realismo socialista en cierto período de nuestras artes, así como sus prácticas culturales/represivas adyacentes- al parecer ignorando el recital de poesía asaltado por paramilitares, (Librería El Pensamiento, Matanzas, diciembre de 1988), las bases para concursos literarios establecidas en Cuba a partir de 1971 (“Y para volver a recibir un premio, en concurso nacional o internacional, tiene que ser revolucionario de verdad, escritor de verdad, poeta de verdad”), el manifiesto “Nos pronunciamos”, el antiorigenismo, el artículo “Somos los actores de una historia increíble”, firmado por Guillermo Cabrera Infante (“Hasta las familias de los fusilados saben que se obra con espíritu de honradez”).

A esto podemos agregar la reducción a pulpa de “Lenguaje de mudos”, la “Nota aclaratoria de la UNEAC” a la publicación de los libros “Fuera del juego” y “Los siete contra Tebas”, los versos de la altura de “Mujer,/tú no eres el comunismo,/pero te le pareces”, la refacción de cierto verso de Lezama Lima a una versión más conveniente y el obliterar en el Diccionario de la literatura cubana, publicado en 1980 y 1984, los nombres de Gastón Baquero, Calvert Casey, Carlos Montenegro, Lino Novás Calvo, Severo Sarduy, Justo Rofríguez Santos… Cabe resaltar, como muestra de raíces, el inicio de la poesía “obrera” con la publicación, en el suplemento del Diario de la Marina, de “Salutación fraterna frente al taller mecánico”, de Regino Pedroso: “(…) ultraístas imágenes de transmisiones y poleas,/exaltación soviética de fraguas”.

La reacción al post del estudiante de periodismo villareño Pedro Jorge Velázquez fue tan pronta como elegante: Yasser Padrón Kunabvaeva replicó, sencillamente, que todo aquello era amarillismo y oportunismo, el querer ser “la octava o la novena espada del marxismo”. Pedro Jorge Velázquez solo respondió que él no se victimizaba.

Permítasenos pues, en aras de la pulcritud, pequeños apuntes para sacar de su cuasi-hegeliana confusión a Pedro Jorge Veláquez:

  • A diferencia de lo que pretende deslizar, LJC no recibe financiamiento vinculado a ninguna entidad del gobierno federal estadounidense y se opone activamente a esas prácticas, por considerarlo una violación del derecho internacional.
  • A diferencia de lo que Pedro Jorge Velázquez (no) hace en su blog  (para el cuál por lo general solo realiza crónicas o comentarios deportivos), Yasser Padrón Kunabvaeva, aún sin ser periodista, ha tocado en sus ya casi innumerables artículos para LJC todas las aristas posibles que se le pudieran exigir a un intelectual cubano, desde los falsos críticos al totalitarismo, la política electoral en Estados Unidos, las medidas económicas tomadas por Miguel Mario Díaz Canel y, sí, la forma insulsa y autómatica de los metódos discursivos del establishment cubano.
  • El contraponer una imagen eminentemente masculina (“ataca como verdugo”) a otra eminentemente femenina – y decimonónica (“llora como damisela) para sugerir una indefinición (¿”centrista?”) de valores resulta lamentablemente heteropatriarcal para un auto nominado feminista que lee a Rita Segato.
  • El contemplar a toda crítica como nociva y quejarse de la etiquetación percibida mientras etiqueta a otro, es más digno de la carencia de valores democráticos de la oposición trumpista radicada en Miami que de un auto nominado revolucionario.
  • En aras de la corrección, solo nos resta señalar que su post contiene una ligera errata: le falta un “de” en su última claúsula: “es con otro segmento fuera este (sic) plano”.

Por último, extender nuestra infinita compresión a quienes nos encuentran insulsos: ya sabemos que los vertujais son de sabores más primarios.

(“VERTUJÁI: en argot penitenciario, el vigilante a cargo de las llaves. Por extensión cualquier celador.

En mi época, esta palabra estaba ya muy extendida. Decían que procedía de los vigilantes ucranianos: “¡Quieto ahí y no te gires!”- “¡Stoi, ta ne vertujais!”)

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Para cualquier feedback, queja o sugerencia, recuerde que puede interactuar con nosotros en nuestro canal de Telegram: ➡️ https://t.me/lajovencuba

Somos @LaJovenCuba

20 septiembre 2020 4 comentarios 650 vistas
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El mensajero del miedo

por Harold Cardenas Lema 5 junio 2018
escrito por Harold Cardenas Lema

Es un señor maduro, experto en denuncias que no necesita demostrar y con posibilidad de llegar a una audiencia mayor que sus víctimas. Se aprovecha de que, aunque el marco legal permite las denuncias por difamación, en la práctica resulta difícil hacerlas con éxito. Se alimenta de interpelar a otros y esparcir temor. Un vampiro de la inseguridad política actual, de los miedos ciudadanos, los cuales exacerba para poder crecer. Su influencia política es proporcional al escándalo que sea capaz de lograr, pero la peor consecuencia de sus actos, es que sus teorías de conspiración se mezclan con las amenazas reales, dificultando discernir unas de otras. Un personaje conocido por todos en la esfera pública, su nombre es Alex Jones y su plataforma mediática para darle notoriedad es el programa Infowars.

En su programa, a menudo Alex Jones se encoleriza con enemigos que ve por doquier

Infowars más que un programa se ha convertido en una organización dedicada a perpetuar mentiras y rumores. Un modelo de negocios basado en el miedo que logra transmitir a la opinión pública y capaz de movilizar el país a las mesas de votación. Por supuesto, el mensajero del miedo no es tan altruista como se presenta, ¼ del tiempo en su programa es dedicado a promocionar kits de supervivencia para el inminente Apocalipsis y “silbatos Bill Clinton anti-violación”, de ahí provienen la mayoría de sus ingresos.

Según el Southern Poverty Law Center, es “el más prolífico productor de teorías conspirativas de los Estados Unidos”. Sus ideas son de una rampante ignorancia de derecha, pero saben extenderse fácilmente a la izquierda. Parecería que dichas teorías quedan lejos de Cuba, pero algunos de sus documentales como Loose Change y The Obama Deception, han sido exhibidos en la televisión nacional. La reacción cubana ante la ilegal política estadounidense para cambio de régimen en la isla, en ocasiones se vale de las armas del conservadurismo republicano más rancio (por desconocimiento mayormente) pensando solo en términos bilaterales y no en las dinámicas domésticas del país norteño.

Jones es experto en denuncias que no necesita demostrar y con posibilidad de llegar a una audiencia mayor que sus víctimas.

Según afirma, las élites internacionales están exterminando el 80% de la población mundial para vivir eternamente y los “globalistas” utilizan la eugenesia para su Nuevo Orden Mundial. Cree que el 11 de septiembre fue un “trabajo interno”, que las bombas de Oklahoma City y la Maratón de Boston son operaciones de bandera falsa, al igual que las masacres de Columbine, San Bernardino, Orlando, etc, a menudo los familiares de las víctimas de estas tragedias son acosadas por seguidores de Jones. Está obsesionado con Barack Obama, del cual afirma que es “la cabeza global de Al Qaeda”, porque él y Hillary Clinton son, literalmente, “demonios”.

Quizás su mejor teoría es que el Gobierno hace homosexuales a los niños utilizando cajas de jugo para revertir el crecimiento poblacional, estos químicos que también están en el agua incluso ya van “convirtiendo en gay a las malditas ranas”. No es de extrañar que Trump sea un fiel seguidor de un fanático así, en 2015 participó en uno de sus programas y le dijo: “tu reputación es increíble, no te defraudaré”.

El mensajero del miedo aspira a tener influencia en el presidente y para ello no escamotea en elogios.

Jones se basa en la explotación de clases y actos egoístas de la élite liberal estadounidense para promover una reacción política que favorezca, irónicamente, a otros ricos y poderosos más conservadores. Pero sus actos tienen consecuencias muy reales en otras personas.

En Charlottesville durante una manifestación de supremacistas blancos, un neonazi atropelló a una contra-manifestante que protestaba el acto. Mientras Trump afirmaba que en ambos bandos habían “muy buenas personas”, Jones calificó el hecho como una tapadera: “había oficiales de la CIA y el Departamento de Estado en Charlottesville, primero tuiteando, luego en CNN y MSNBC (…) y el alcalde está involucrado”. Otro caso fue el de Marcel Fontaine, al que Infowars señaló como francotirador de la masacre en la secundaria de Parkland, basado en una camiseta que tenía con la imagen de Marx y Lenin. La acusación era falsa pero el sambenito público de ser asesino de niños no debió ser muy gracioso a este joven que casualmente pasaba por el lugar. El mensajero del miedo no necesitaba demostrar sus acusaciones, basta con sacarlas de contexto de una forma que convenga a su agenda.

Dos miembros de Infowars ya han acusado a Jones de acoso sexual, discriminación religiosa y de género

¿Sabe Alex Jones que su información es mentira o solo es irresponsable al perpetuar falsedades? Recientemente, tres padres de niños que murieron en Parkland presentaron una demanda por difamación y conspiración. Jones había alegado que la tragedia fue una operación de bandera falsa perpetrada por el gobierno para justificar la derogación de la Segunda Enmienda (que permite a los estadounidenses portar armas). Si bien es difícil demostrar legalmente malicia en el acusado en un sistema penal que lo considera inocente hasta que han pruebas en su contra, los familiares de las víctimas en la tragedia hicieron bien en apelar a la ley.

Las demandas contra el mensajero del miedo son valiosas porque envían un mensaje claro de que sus acciones no son aceptables ni se justifican apelando a la libertad de expresión.

Hay un entramado de medios fanáticos de derecha en Estados Unidos, dedicados al negocio de extender rumores y perversidades. Si nos referimos a esto, quizás sea imprescindible mencionar la mentira original de la actual administración, la alegación que hizo Donald Trump de que Barack Obama había nacido en Kenia. Trump repitió una y otra vez esta información que se demostró falsa, sin que hubiera ninguna repercusión, mucho menos hubo un efecto electoral después de mentir sistemáticamente a la opinión pública, de hecho, se convirtió en presidente.

A los políticos estadounidenses les resulta complicado acusar a quienes difaman de ellos porque esto puede confundirse fácilmente con el derecho a tener un discurso político libre. En 1964 hubo un caso llamado New York Times vs. Sullivan que quizás sea el mayor caso referente a la Primera Enmienda (que protege la libertad de expresión, reunión, prensa y religión) de todos los tiempos. Se convirtió en precedente y llegó a una conclusión: los funcionarios públicos que demanden alguien por difamación, deben demostrar que el acusado mintió intencionalmente u omitió la verdad. En la práctica, la mayoría de los políticos estadounidenses no demandan por difamación porque pueden utilizar el púlpito para hacer llegar su versión a la opinión pública.

Ahora, ¿qué hacer cuando el difamador tiene un mayor acceso a los medios masivos o cuenta con respaldo de fuerzas gubernamentales? O mejor aún ¿qué hacer cuando se carece de recursos legales o materiales para llevar adelante acusaciones de difamación? ¿Qué hacen los que están demasiado dañados emocionalmente para emprender esa lucha?

La política del miedo es una buena apuesta.

En la carrera presidencial del 2016 todas las encuestas vaticinaban el fracaso de Donald Trump, pero hubo quienes vieron venir la sorpresa de noviembre. Michael Moore escribió su profético “Trump ganará” y un texto en The Atlantic vaticinó cómo “el miedo, como demuestra la historia, tiene el poder de sacar a los votantes de su comportamiento normal”. En 1973 el psicólogo británico G. D. Wilson escribió en su libro La Psicología del Conservadurismo: “la base común que compone el síndrome de actitud conservadora es la susceptibilidad generalizada a experimentar ansiedad o temor ante la incertidumbre”. No saber lo que depara el futuro en momentos de cambio, es la definición de incertidumbre.

Donald Trump llegó a la presidencia apelando al temor en la sociedad estadounidense

Si usted ha llegado al final de este texto sin encontrar algunas similitudes (salvando obvias diferencias) entre el contexto político estadounidense y el cubano, lea nuevamente. Un futuro incierto, la existencia de sectores fanáticos dispuestos a capitalizar el momento, la utilización del temor como herramienta política para ganar adeptos, la difamación impune que goza de algún tipo de protección, el transformar la esfera pública en un espacio beligerante y poco propicio al diálogo, etc.

Por supuesto, después de alertar diariamente que se acerca el lobo, llega un momento en que la alerta pierde efectividad y entonces el lobo puede entrar con tranquilidad. El mayor problema no es ese ni un individuo en particular, sino que en la Cuba del 2018, después de experiencias trágicas en otros modelos socialistas, los tropezones nuestros, una campaña por el cambio de mentalidad y años convocando a un pensamiento crítico, nada más aparecen los nubarrones haya oídos gubernamentales que prefieran escuchar a los mensajeros del miedo. Eso es lo más preocupante.

5 junio 2018 40 comentarios 431 vistas
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Los ciber-inquisidores

por Pedro Monreal 12 mayo 2018
escrito por Pedro Monreal

Leyendo los bodrios recientemente publicados en insomnes sitios y en otros “post” mercadillos de la “denunciología” queda la impresión de que “eso ya lo he visto”. Inevitablemente recuerdan un clásico de la literatura política del siglo XIV: el célebre “Manual de Inquisidores” del teólogo catalán Nicolau Aymerich.

Aymerich, también conocido por su nombre en latín –Nicolao Eymerico- sabía bien de lo que escribía pues ejerció, con particular esmero, las diligencias del Santo Oficio. Fue, nada más y nada menos, que el Inquisidor General del reino de Aragón. Trabajó con tanto celo que se pasó de rosca y tuvieron que pedirle que se dedicara a desempeñar otras funciones, una especie de “plan piyama” medieval.

Parece que sus superiores consideraron que esa amplia experiencia en el combate contra la herejía no podía ser desaprovechada y fue entonces cuando Eymerico puso en blanco y negro una diáfana serie de recomendaciones “procesales” en materia de Inquisición durante una estancia en Aviñón, a la sazón ciudad Papal.

El titulo completo de su obra, cuya publicación se estima que tuvo lugar en 1376, es “Manual de Inquisidores. Para uso de las inquisiciones de España y Portugal.” También se le conoce por un título más corto, pero más difícil de pronunciar: Directorium inquisitorum.

El capítulo primero –“De la formación y sustentación de las causas”- pudiera ser de interés para algunos “comentaristas” políticos que retozan por el ciberespacio haciendo sus “aportes” al debate político cubano.

Algunas de las recomendaciones de Eymerico parecen tener resonancia actual. Por ejemplo, aquello de que “Cuando la delación hecha no lleva viso ninguno de ser verdadera no por eso ha de cancelar el inquisidor el proceso”.

Pueden leerse en algunos blogs imputaciones tan gruesas como la connivencia del “denunciado” con el terrorismo, que son derivadas –con pasmosa tranquilidad- de lo que dicen comentaristas no identificados o comentaristas conocidos que, aunque son considerados como merecedores de la hoguera, cuando conviene, se hace como si les tomase en serio. Por supuesto, la interpretación alucinante de las fotos también se usa como material inquisidor.

Se convierte tan “honorable” información en un barrenillo, probablemente con la intención de que el presumible hereje se rebaje a responder, para tratar de “pescar” cualquier cosa que pudiera servir para seguir alimentando la hoguera inquisidora.

Si algún lector encuentra una similitud con la manera inquisidora en que en esos blogs se invocan fundaciones, eventos, entidades de todo tipo, publicaciones, embajadas, o lo que se encuentre a mano, no es pura coincidencia. En ese sentido, casi 650 años después, “el cuartico está igualito”.

Sin embargo, más allá de compartir con los inquisidores medievales el regodeo con la intolerancia visceral, los ciber-inquisidores de hoy se quedan muy por debajo de la elegante racionalidad normativa de Eymerico. Una racionalidad torcida, pero mucho mejor articulada que las matracas que publican los inquisidores por cuenta propia (o quizás por encargo) de la blogósfera cubana de nuestros días. Quizás la lectura de Eymerico pudiera ayudarlos.

Dos ejemplos:

Pudieran aprender de Eymerico como tratar de lucir respetables, aunque no lo fuesen:

Dijo Eymerico que “es peculiar y nobilísimo privilegio del tribunal de inquisición que no estén los jueces obligados a seguir las reglas forenses, de suerte que la omisión de los requisitos que en derecho se requieren no hace nulo el proceso, con tal que no falten las cosas esenciales para determinar la causa… en cuanto a las cosas esenciales, se han de desempeñar, con tanta puntualidad, como si se procediera conforme a las reglas del derecho”.

No se pide a los ciber-inquisidores que no hagan trampas, sino que por lo menos las hagan con cierto garbo. Por el momento, parece que seguirá tolerándose que continúen saltándose el derecho, pero por lo menos deberían aparentar que el derecho les importase algo. Cuando acusen, deberían tratar de elaborar mejor “las cosas esenciales para determinar la causa”.

Si van a afirmar que alguien es portavoz del neoliberalismo, del imperialismo, de la Confederación de la Guerra de las Galaxias, o de algo por el estilo, deberían recordar a Eymerico y hacer un esfuerzo por conectar causa y efecto, ese gran agujero negro de la “denunciología” de la blogosfera cubana. Está fuerte eso de que haya que creerles, “de a Pepe”, que alguien va a un evento y sale automáticamente siendo el portavoz de quien financió o de quien organizó el evento.

La cofradía inquisidora criolla también pudiera beneficiarse de la sabiduría de Eymerico, quien recomendó prudencia, aun cuando el asunto consista en tratar de lanzar festinadamente a ciudadanos y entidades a la hoguera del desprestigio público.

Dijo Eymerico que “las mismas pesquisas se pueden hacer contra uno que no está tildado de hereje, pero en tal caso se ha de haber el inquisidor con mucha prudencia y sigilo por no perjudicar de ligero la honra y el buen nombre del ciudadano”

Nadie pide a los ciber-inquisidores, que no hagan sus pesquisas, si es eso es lo que les dicta sus conciencias, si a eso es a lo que los impulsan sus pesadillas, o si les conviene a sus intereses materiales concretos porque ya sabemos que de algo tienen que “vivir”, aunque se presenten como defensores de ideales. Sería demasiado pedirles que desistan de transformar en herejías lo que son discrepancias, pero por lo menos no deberían proceder con tanta ligereza.

Tratan como herejes a quienes no lo son y reparten demasiados calificativos a diestra y siniestra. Si van a seguir en el negocio de la inquisición, entonces deberían escuchar al viejo Eymerico: ¡prudencia!

No deja de ser una ironía que un manual para represores del Santo Oficio del siglo XIV sea más avanzado en cuanto a “etiqueta” inquisidora que lo que hoy se observa en la blogósfera. Supongo que es lo que sale cuando se juntan la infamia y la incultura. También es el tipo de mezcla que hay que tomarse con cierta dosis de humor. Ni como copia funciona bien.

Tomado de: El Estado como tal 

12 mayo 2018 66 comentarios 770 vistas
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La verdad sobre Cuba está allá afuera

por Osmany Sánchez Roque 28 febrero 2018
escrito por Osmany Sánchez Roque

Los que mejor promoción hacen de Cuba son aquellos que la agreden. Quien nos visita viene pensando en encontrar tantas cosas malas que luego irremediablemente se enamora de la isla cuando caminan por sus calles, que es la única forma de conocer un país al que los grandes medios quieren ocultar.

Hice acopio de paciencia para ver fragmentos de programas de la televisión de Miami donde entrevistaban a personas que viajaron a Cuba después de cerca de cuatro décadas sin regresar. Las entrevistas se parecían mucho porque primero el entrevistado explicaba lo que vio, el cariño de los cubanos, la nostalgia, etc. Luego el entrevistador hacía una seguidilla de preguntas estilo: Pero, ¿qué fue lo que vio? ¿Qué fue lo que más le impactó? ¿Qué fue lo que más le dolió? Hasta que el entrevistado entendía de qué iba la cosa y describía entonces los edificios viejos, sin pintar, etc.

Uno de los interrogados fue un funcionario de un zoológico de Miami y al parecer invitado asiduo al programa Sábado Gigante. El hombre asombrado describió el miedo que sintió cuando en el aeropuerto se le acercó una mujer que lo miraba fijamente, o en La Habana Vieja cuando lo llamó una pareja de policías, pero en ambos casos lo saludaron efusivamente, le preguntaron si era el que asistía a Sábado Gigante y se tomaron fotos con él. Se mostró asombrado por el calor humano que vio en Cuba, por su gente y al final expresó que él no proponía se le diera una oportunidad al gobierno cubano sino a su pueblo, que era tan lindo…

¿Es que acaso se puede separar al pueblo cubano de su gobierno? ¿Si en Cuba no hay pandillas, tráfico de drogas, redes de prostitución o trabajo infantil como en otros países del área no es por políticas gubernamentales?

Hace poco estuve más de dos horas conversando con cerca de veinte estudiantes norteamericanos de visita en la isla. Me hicieron mil preguntas, desde el funcionamiento de La Joven Cuba, pasando por la libertad de expresión, las elecciones libres, la libertad de prensa, etc. Les respondí con sinceridad, sin ocultar problemas, pero siempre les dije: “no me crean a mí, caminen por las calles de Cuba y ahí encontrarán la verdad”. Como ejemplo de la manipulación de la realidad cubana les mencionaba que Cuba es la única “dictadura” donde los exiliados o refugiados políticos regresan de vacaciones. Caso único en el mundo.

Para satisfacer la curiosidad les pregunté qué sabían de Cuba antes de venir y qué impresión se llevaban de ella. Uno de ellos me dijo que se llevaba muchas fotos porque lo que sabía de Cuba se lo había contado la abuela que a su vez lo que hizo fue repetirle las historias de una emigrada cubana en los momentos más duros del período especial. Me dijo que se iba cargado de fotos para la abuela, para mostrarle la Cuba real.

Ningún Task Force podrá engañar a todo el mundo todo el tiempo. La verdad sobre Cuba está allá fuera, en sus calles y es tan fuerte que derriba cualquier mito.

Para contactar con el autor: jimmy@umcc.cu

28 febrero 2018 47 comentarios 537 vistas
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La lucha política

por Harold Cardenas Lema 6 febrero 2017
escrito por Harold Cardenas Lema

Quienes dedican tiempo a las descalificaciones y los ataques personales en la red son los que tienen menos que decir, incapaces de generar ideas que aporten al debate público, van a la garganta porque no saben medirse en el terreno del pensamiento. Algunos que lo hacen desde la comodidad de un seudónimo lo son aún más. Cada cierto tiempo en Cuba se regresa al macartismo y la cacería de brujas, la incapacidad de reconocer al enemigo me ha puesto en la línea de fuego esta vez. La lucha política más trascendental tiene lugar hoy entre nosotros mismos pero hay que ver más allá de la batalla y entender la guerra, aunque recibas fuego amigo. En nombre de la Revolución se han cometido muchos errores, la clave está en no albergar resentimientos y seguir luchando por ella, que es más que sus verdugos.

Estos 7 años blogueando dan experiencia. Funcionarios que hacen cruzadas personales, usando posiciones de poder para dar cauce a sus fantasías o intereses, opiniones tergiversadas que se expresan a nuestras espaldas sin posibilidad de rebatirlas, gente buena confundida por la sospecha. A menudo se disfrazan de ideología las miserias humanas pero la diferencia es que ellos están haciendo su trabajo y nosotros no. Esta es una lucha y una militancia voluntaria de la que no vamos a retirarnos, porque aunque no lo admitan quienes hablan a nombre del Socialismo, somos parte de él. Lo seguiremos defendiendo a mano y sin permiso, incluso de sí mismo.

Para descalificarme usan una vez más mi participación en El Toque, pero no pueden referirse a ninguno de mis posts en concreto porque son en defensa del proyecto socialista cubano y no les sirven para el ataque. Aquí está el listado completo de mis textos, hagan un balance general y tomen sus propias conclusiones. En El Toque colaboré durante 3 años como bloguero y editor, en La Joven Cuba (LJC) llevo 7 como fundador y administrador. En el primero siempre escribí como cubano revolucionario, pero guardé la mayoría de las críticas para el segundo, las críticas no pueden ser pagadas. Hoy no me cuestionan por lo que escribí en El Toque sino en LJC, el primero es solo el pretexto para callar mis contenidos en el segundo.

Hace años, cuando llegué a la Habana intenté publicar en varios medios nacionales sin éxito, trabajar en algunas instituciones sin éxito, el cerco que se tendía alrededor no era para mi asfixia sino para eliminar también a LJC, o disciplinarla al menos. Mi trabajo como editor en El Toque o el que surja mañana decorosamente sin denigrar a la Revolución, serán siempre para mantener con vida un blog al que desde hace años no le han tendido la mano sino los cañones.

La opinión tendenciosa de los acusadores contrasta con los blogueros que han trabajado conmigo, saben que nunca he permitido una crítica injusta al proyecto socialista cubano, a veces me han recriminado incluso mi excesivo celo en este sentido. Hace días pensaba escribir sobre los periodistas en los nuevos medios, no lo hice porque se generó un debate con el primer post que se fue por las ramas. Pero es oportuno agregar mi experiencia desde El Toque, desde aquellos que mostraron el respeto y dolor por la muerte de Fidel en sus textos, hasta aquel blogger que buscando empezar a trabajar con nosotros me hizo dos preguntas por teléfono: ¿cuánto se paga y qué debo decir? Hasta ahí llegó su colaboración.

En los medios estatales y los nuevos hay buenos y malos periodistas, pero esto no interesa a los que desde cada extremo generalizan el papel de los otros en un mismo e injusto saco. Esos extremos que terminan pareciéndose tanto.

El ataque que se hace ahora es tendencioso, pero además desinformado porque esgrime argumentos que ya no existen, hagan su tarea. El objetivo real no soy yo sino La Joven Cuba, la piedra en el zapato de quienes quisieran ser voceros únicos de la Revolución, y les tenemos una noticia: el Socialismo cubano no tiene dueños. Cuba es nuestra pero de todos, porque mi abuelo luchó contra Batista, mi padre en Angola y yo no me la voy a dejar robar por los que creen salvarla cuando en el mejor de los casos la están frenando.

Un blog de naturaleza política como LJC, nunca ha aceptado financiamiento de ningún tipo, solo puede sostenerse con nuestros bolsillos, en contraste con quienes reciben apoyo desde el extranjero o una infraestructura estatal. Ningún gobierno nos paga, ni el nuestro ni cualquier otro, y eso se traduce en autoridad moral. Hasta hoy, la Internet en Cuba cuesta 1.50 o 2 CUC la hora, e incluso las autoridades nos han exigido que le demos seguimiento diario a los contenidos y los comentarios. Pero a LJC le ocurre como a Cuba, se le ata de pies y manos y luego se le cuestiona que no pueda nadar en la piscina. Participé en El Toque porque quise, porque con ética y claridad política se puede todo, porque la lucha política requiere personas que lo hagan así. Con ese dinero financio no solo el proyecto que es LJC, sino una militancia y participación en el mundo real que ha recibido apoyo de poquísimas instituciones.

Estamos acostumbrados a leer en los libros de historia cómo Fidel hizo la guerra con las armas de Batista, pero pensar que alguien en la actualidad pueda hacer eso, no no no… imposible, no estamos autorizados.

Otro elemento puesto en tela de juicio es mi participación en eventos internacionales. Se presenta como un descubrimiento algo que es público, con fotografías tomadas de mi Facebook y posts publicados en La Joven Cuba. Mi primer viaje a Estados Unidos fue al programa Murrow, no fue secreta mi participación, lo publicamos en LJC y avisé en mi trabajo que asistiría: visitar un país del que muchos hablamos acá pero no todos conocen, y hacer lobby contra el bloqueo. En el grupo de periodistas que asistieron conmigo, bromeando me llamaban “bloqueo”, porque se sabía lo que diría yo siempre que pedía la palabra. Esto fue dos semanas antes del 17 de diciembre de 2014.

Cuando terminó el programa, con la ayuda de CAFE (organización de emigrados que enfrentan el bloqueo dentro de Estados Unidos) pude hablar en dos universidades estadounidenses. Lo que unos presentan como una vergüenza es un gran orgullo, haberme gastado los 100 dólares que sobraron del Murrow en actividades de este tipo, haber dormido la última noche en Nueva York en un hotel que tenía el cuarto más pequeño de la ciudad y un baño colectivo, compartiendo litera con un miembro de CAFE que también estaba ahí por su país, es sentirse mambí. Luego participé en el programa de radio La Tarde se Mueve junto a Edmundo García, sin ambigüedades sino plantando bandera por el socialismo cubano dentro de Estados Unidos, eso no me lo quita nadie.

Al igual en los Diálogos Atlánticos que tienen lugar en Marruecos. Asociarme al resto de los participantes en un evento internacional basado en lo que dicen otros asistentes, es como criticar a Bruno Rodríguez por lo que diga otro canciller en la ONU, poco serio. Sigo siendo yo mismo en esos eventos, esto a menudo me convierte en elemento exótico pero estoy seguro que en Cuba lo saben. Diplomáticos cubanos han sido testigos de mis intervenciones en el extranjero, no me dejarán mentir, puedo ser muy crítico pero trato de ser justo en la defensa de lo que tenemos. Al ser un evento de alto nivel no existen dieta ni gastos de transporte, ahí también se gasta el dinero que he ganado trabajando, quién sabe si mis detractores harían lo mismo.

Este debate en el fondo trata sobre la legitimidad de participar en eventos de derecha en el mundo. Los espacios que no ocupemos nosotros los llenará la “disidencia” cubana, que bastante lejos ha llegado por culpa de algunos entre nosotros, con razonamientos así de absurdos que terminan automarginándonos de espacios que deberíamos conquistar o disputar al menos. Seguiré participando, porque sé que el saludo de Raúl a Obama en Panamá o en la Habana se llama lucha política, y no es solo un privilegio del Estado que el pueblo debe observar pasivamente sino que todos debemos luchar de maneras distintas, y cada espacio que pueda alcanzar en este sentido, será un avance.

Siempre hay que marcar una línea y esta para mí está en la subversión. A los eventos financiados con fondos destinados a  provocar el fin de la Revolución, no voy, y más que eso, los denuncio. Pero de esto tampoco hablan mis críticos. Ahora se ha dicho de todo con tal de crear un ambiente de sospecha. Algunos enemigos son reales, otros son construidos artificialmente porque es necesario marginarlos, demasiado revolucionarios para quienes ven la política de manera lineal.

Cada viaje que hago es auditable, cada post que escribo, cada cosa en mi cotidianidad queda reflejado en las redes sociales y el blog. Sería bueno saber lo mismo de mis interlocutores, dónde viven (yo en casa de mi madre con mi novia en un apartamento micro de un cuarto y medio en el Vedado), qué transporte tienen (en mi familia no hay una sola persona con carro, por ejemplo) y cómo se conectan a Internet para exponer sus ideas (yo en parques Wifi, pagando con mis ahorros). No encontrarán más en mi vida personal, si tienen dudas pregunten y le responderé a los que lo hacen con respeto y no segundas intenciones. Pero seamos justos también, que quienes me acusan hagan el mismo ejercicio de transparencia.

A diferencia de ellos, La Joven Cuba no es mi trabajo sino una militancia. No pierde nada quien nada tiene y nada espera. Cualquier duda sobre lo que hago era fácil de aclarar, mis interlocutores pueden obtener fácilmente mi teléfono, señalarme si creen que estoy cometiendo un error. No soy soberbio, llevo años buscando ese diálogo, pero este nunca llega. Para algunos la disciplina sigue siendo el principal valor de un revolucionario, esto en un país donde ninguno de sus mejores hombres ha sido dócil, siquiera dentro de las propias fuerzas de izquierda en cada momento histórico.

Entiendo a algunos de los atacantes, con el historial de traiciones y dobleces que hemos tenido en la historia reciente, es fácil malinterpretar lo que hacemos. Más aún por nuestra decisión de no limitarnos a echar la pelea dentro de Cuba sino fuera, de luchar aquí contra las fuerzas conservadoras que nos limitan y afuera contra las de derecha que tergiversan nuestra realidad. La pelea es compleja, en foros distintos y con distintas reglas. Pero es una misma pelea y soy el mismo en ambas para ser consecuente, aunque sirva de argumentos a los obtusos y deba pagar un precio.

Esta batalla no es nueva, antes de El Toque cuando era un profesor universitario sin haber salido nunca del país, me decían hipercrítico e incluso trataron de cerrarnos el blog, siempre hay un pretexto de turno. Si LJC no se leyera, si la crítica revolucionaria que desde aquí hacemos no fuera compartida por muchos cubanos, no fuera necesaria esta ofensiva. Pero la Revolución no son los verdugos del momento, no está reflejada en un piñazo sobre la mesa, ni se le guarda resentimiento por haber sufrido un día una injusticia a nombre de ella.

La lucha política tiene momentos así de confusión, cuando cada uno de nosotros puede cometer errores. Si mis detractores no están buscando la difamación y tienen realmente preguntas que hacerme podemos vernos cuando deseen, de frente y con sinceridad. Yo también tengo fuertes preguntas e información que por responsabilidad no comparto en público. Mientras recibo esa llamada, seguiré escribiendo con más ganas en La Joven Cuba.

6 febrero 2017 110 comentarios 412 vistas
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Entrevista a Descemer Bueno II: la cultura antes que el éxito o el dinero

por Consejo Editorial 18 octubre 2013
escrito por Consejo Editorial
descemer-bueno-cuba

“Espero poder estar siempre espiritual y físicamente en mi país…”

Por: Harold Cárdenas Lema (harold.cardenas@umcc.cu)

(Continuación de: Entrevista a Descemer Bueno I: el artista)

¿Qué significa para ti ser cubano?

Para mí significa estar a la altura de todo lo que suceda con Cuba en el mundo, estar siempre cerca de la isla. Yo espero poder estar siempre espiritual y físicamente en mi país, esto lo digo sin faltarle el respeto a las personas que no están o han decidido no estar.

Desde la distancia también se puede querer la tierra de uno, pero si se está lejos, se debe tener la voluntad de estar cada día más cerca, no perderse nada del país. Desde el año 2002 he tratado de estar cerca de mi país y aunque las circunstancias lo impidan, no alejarme de mi cubanía, de mi pueblo.

La fama, aunque merecida y tardía… ¿Cómo la has asumido?

Yo no asumo la palabra fama como una palabra cercana a mí, creo que la fama es algo poco formal, no encierra en sí algo que a mí me interese, no creo que sea un título que convenie con mi carrera, con mi vida.

Es un arma de doble filo, la palabra fama implica cosas negativas que grandes artistas han sufrido mucho más que yo, pero eso lo produce la fama, no el éxito. El éxito es un concepto de mucho más respeto, la fama al final termina deformando al artista, es como un lastre.

Se ha especulado mucho sobre tus ingresos ¿Cuál es tu actitud respecto al dinero?

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18 octubre 2013 93 comentarios 379 vistas
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