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Discrecionalidad

Discrecionalidad y opacidad en el mercado cambiario cubano

por Mauricio De Miranda Parrondo 16 mayo 2022
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

El gobierno cubano parece decidido a seguir haciendo las cosas mal. Como he escrito en varias oportunidades, la unificación cambiaria se produjo a destiempo, a una tasa de cambio sobrevaluada y en medio de una re-dolarización parcial de la economía que no condujo a la soberanía monetaria del peso cubano en las transacciones domésticas.

Ahora se anuncia un nuevo desatino, la venta de divisas por parte del gobierno a «ciertos actores económicos» a un precio superior a los 24 pesos por dólar de la tasa oficial pero inferior a los 125 pesos promedio del mercado informal para el dólar depositado en cuentas, o a los 115 en que se vende el efectivo, según la tasa representativa del mercado que publica El Toque.

El gobierno insiste en administrar centralmente la economía porque es la única forma de mantener el alto nivel de discrecionalidad que caracteriza su gestión y que institucionaliza la falta de transparencia con la que se está construyendo el mercado en Cuba, lo que constituye un camino expedito para el fomento de la corrupción.

El regreso a los tipos de cambio múltiples

El único elemento positivo de la llamada Tarea Ordenamiento fue la unificación cambiaria, es decir, el establecimiento de un tipo de cambio único. De hecho, no se produjo la eliminación de la dualidad monetaria que varios economistas reclamábamos desde hace varios años. Con esta nueva decisión que acaba de anunciarse, se abandona esa unificación cambiaria y se regresa a un sistema de tipos de cambio múltiples que hace algunos años se establecieron para las relaciones entre el Estado y ciertos productores que suministraban mercancías al sector turístico.

La mayor parte de los textos de Economía, y la experiencia práctica de la política cambiaria en muchos países, demuestran que los tipos de cambio múltiples tienen efectos económicos nocivos porque favorecen a los grupos beneficiados con un tipo de cambio «preferencial» frente al resto de la sociedad y, en consecuencia, añaden incertidumbre en el mercado cambiario. Al mismo tiempo, son una forma de extraer recursos de la actividad económica por parte del Estado.

En cualquier mercado cambiario existe una diferencia entre el tipo de cambio de compra —que es al que los bancos o casas de cambio adquieren las divisas extranjeras— y el tipo de cambio de venta, que es al que las ofrecen. Ese diferencial constituye la utilidad por la gestión de intermediación en los mercados de divisas.

En los países con mercados transparentes el diferencial suele ser muy pequeño, y en la medida en que las divisas extranjeras se vuelven más escasas suele incrementarse esa diferencia. Sin embargo, esto es algo que ocurre de forma normal en cualquier mercado cambiario. No obstante, el actual anuncio del gobierno cubano no se refiere a la intermediación, sino al uso de un tipo de cambio diferente al oficial para «ciertos» actores económicos, lo cual indica que se estipularía para algunos y no para todos, añadiendo más opacidad a la forma en que opera la economía centralmente administrada.

Discrecionalidad

Por otra parte, esta medida significa el reconocimiento implícito del error cometido al establecer un tipo de cambio oficial sobrevaluado que no tenía en cuenta las condiciones del mercado, lo que favoreció la dinamización del mercado informal en el que las divisas extranjeras se venden a un precio varias veces más alto que el oficial. Sin embargo, en lugar de corregir el error, las autoridades optan por usar su discrecionalidad para beneficiar a unos sobre otros a través de los tipos de cambio múltiples.

Mientras tanto, se sostiene una tasa de cambio oficial ficticia a través de la cual se extraen recursos a los exportadores, inversionistas foráneos, receptores de remesas y a los turistas que decidan convertir sus divisas en pesos cubanos a través de los bancos o entidades que se establezcan a esos efectos.

Soberanía del peso, tipo de cambio flexible y mercado formal transparente y unificado

Las acciones erróneas del gobierno cubano han estimulado un mercado informal muy dinámico, en el que se reflejan las expectativas pesimistas que la ciudadanía tiene respecto al futuro de la economía nacional.

Si un gobierno decide imponer precios a bienes o servicios por debajo de lo que sugiere la correlación entre la oferta y la demanda que determina el equilibrio del mercado, el resultado es la escasez en los mercados formales y la comercialización de dichos bienes y servicios en los mercados informales a un precio más alto.

Este es un hecho irrefutable de la economía, cuyo desconocimiento por parte de las autoridades de un país tiene efectos negativos para los consumidores, porque usualmente esos precios suelen ser superiores a los que habría en un mercado formal que no estuviera intervenido por precios topados. Mientras tanto, los mercados informales suelen beneficiar a quienes operan en los mismos, gracias a las ganancias extraordinarias que obtienen.

El tipo de cambio es el precio de las divisas extranjeras expresado en unidades de la moneda nacional de un país. Cuando los mercados cambiarios funcionan de forma transparente, es la correlación entre la oferta y la demanda la que establece ese precio. Si un gobierno decide intervenir en dicho proceso y establece un precio de las divisas por debajo del que asegura el equilibrio del mercado, estas desaparecen del mercado formal y se comercializan en el informal a un precio superior. Eso es lo que ha ocurrido en Cuba.

Ni estancada, ni en retroceso, nuestra economía avanza gradualmente. @MEP_CUBA https://t.co/Zp9eMOyz8r

— Alejandro Gil Fernández (@AlejandroGilF) May 15, 2022

Existen una serie de condiciones que explican el alto precio de las divisas extranjeras en el mercado informal. La primera es precisamente la inexistencia de un mercado institucional transparente, que garantice la convertibilidad doméstica del peso cubano. En segundo lugar, la incapacidad de la economía nacional de generar suficientes ingresos por exportaciones de bienes y servicios que generen mayor oferta de divisas en el mercado doméstico, lo que se agrava ante la demanda creciente de importaciones que resulta de la parálisis de la industria nacional y de los problemas que afectan a la agricultura.

En tercer lugar, la creación y defensa a ultranza de las tiendas en monedas libremente convertibles (MLC) por parte de las autoridades, elevó la demanda de divisas extranjeras para satisfacer necesidades básicas en el mercado interno. Esto, en condiciones de una fuerte escasez de las mismas constituye una razón evidente para el aumento de su precio.

En cuarto lugar, y muy relacionado con lo anterior, al no ser soberano en todas las transacciones domésticas, el peso cubano pierde valor ante la ciudadanía. Adicionalmente, la depreciación del peso cubano también es consecuencia de la nueva sangría migratoria, que resulta de la pérdida de confianza de la población respecto al futuro del país, porque las personas que desean abandonar la Isla generan una demanda adicional de divisas.

Las nuevas medidas adoptadas por el gobierno, lejos de constituir una solución al problema cambiario lo agravan, porque crean las condiciones para el fomento de la corrupción al otorgar un tratamiento preferencial a ciertos actores del mercado, fomentan la información asimétrica y añaden opacidad al mercado.

Existen países que, ante la imposibilidad de sostener un sistema monetario propio, han escogido usar las monedas de otros para sus transacciones domésticas. Tales son los casos de Panamá, Ecuador y El Salvador, que usan el dólar, y de Montenegro que usa el euro. El balboa panameño solo existe como unidad de cuenta y en la circulación de monedas fraccionarias.

Cuba usó monedas extranjeras en sus transacciones domésticas en los primeros años de la República. Solo a partir de la Ley de Defensa Económica, del 29 de octubre de 1914, estableció el peso cubano como moneda nacional, aunque el dólar estadounidense conservó fuerza liberatoria plena hasta el triunfo de la Revolución. La moneda cubana estaba atada al patrón oro a través de su anclaje nominal al dólar, y así se mantuvo hasta que con la implantación de la economía centralmente dirigida, el peso se tornó inconvertible en el mercado doméstico hasta la década de los noventa del siglo pasado.

Discrecionalidad

(Foto: Cibercuba)

En varias oportunidades he señalado que no es correcto dolarizar parcialmente el mercado porque, entre otras cosas, se dolarizan los gastos pero no los ingresos y se profundizan las brechas sociales entre quienes tienen acceso a las divisas y quienes no. Si un país requiere dolarizar debe hacerlo de forma completa.

Sin embargo, es necesario tener claro que al hacerlo se está cediendo la soberanía monetaria al país cuya moneda se adopta, y el banco central pierde la posibilidad de conducir la política monetaria. Al mismo tiempo, cuando existan choques externos y se debilite la balanza de pagos internacionales, al carecer de una moneda nacional propia no puede utilizarse la devaluación como válvula de escape de esos desequilibrios externos.

Por eso, en mi opinión, es necesario conservar el peso cubano, pero no tiene sentido hacerlo si no se le dota de soberanía total en las transacciones domésticas a través de su curso legal forzoso y fuerza liberatoria ilimitada dentro del territorio nacional.

Por otra parte, no considero adecuado que exista un tipo de cambio fijo artificial y sobrevaluado que no refleja las condiciones reales del mercado. En consecuencia, es preferible establecer un sistema flexible, en el que el tipo de cambio esté determinado por un mercado formal al que acudan todos los actores del mismo, a saber: exportadores, importadores, inversionistas, receptores de remesas y ciudadanos en general, con una banda de intervención que permita al Banco Central evitar operaciones especulativas contra el peso cubano.

No es admisible seguir adoptando medidas conducentes a crear mercados distorsionados, de los que se benefician unos mientras que la excesiva discrecionalidad y opacidad de las instituciones extractivas afectan a otros, por lo general a la mayor parte de la población. Esta es una demostración más de la urgencia de democratización de nuestro sistema político, de forma tal que la sociedad disponga de mecanismos para ratificar o rechazar la gestión de quienes gobiernan y los pueda elegir directamente.

16 mayo 2022 39 comentarios 1.626 vistas
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Audios filtrados y reforma monetaria

por Julio Carranza 10 septiembre 2020
escrito por Julio Carranza

Circulan audios sobre la futura reforma monetaria cuya total veracidad es difícil de asegurar. Aunque es de esperar un pronunciamiento oficial de mayor precisión al respecto que aún no existe. Los audios parecen responder a descripciones de diferentes reuniones informativas que se han tenido en las empresas, donde se adelantan medidas que serán parte del inicio de la reforma monetaria tantas veces anunciada y aún no realizada.

La necesidad de ese paso está fuera de discusión y si no se ha realizado antes es por las complejidades implícitas en el. Desde mi modesta opinión, en sentido general lo que se dice en esos audios es razonable, pero con importantes señalamientos e imprecisiones que ahora refiero de manera muy rápida.

1- No se habla claramente de un problema central que es la devaluación que debe tener el CUP respecto al USD (u otras divisas) que en lo que a las empresas estatales corresponde (no a las CADECAs) hoy tiene una equivalencia de 1 a 1, totalmente sobrevaluada e inadecuada tomando en cuenta lo que debería ser la relación de equilibrio entre estas. Esta tasa artificial de 1 a 1 es motivo de grandes distorsiones en la medición de los costos y resultados económicos de las empresas, además de que incentiva las importaciones que afectan la balanza de pagos del país.

La nueva tasa que se debe establecer por las razones aquí expresadas, debería ser, en los plazos razonables, unificada e integrar todos los mercados y debe calcularse rigurosamente con los datos necesarios que no todos están disponibles públicamente, disponen de ellos los técnicos del Banco Central y otros organismos del Estado a los que corresponde realizar esos cálculos, mismos que permitan establecer cuál sería la relación de equilibro entre la moneda nacional CUP y el dólar (y otras divisas) y aunque la política monetaria puede mover esa tasa en un sentido u otro para favorecer determinados objetivos de política económica, debe hacerlo a partir de conocer cuál sería la tasa de equilibrio en la actual coyuntura.

2- Se especula en los audios de una posible tasa de cambio entre el CUC y el CUP que para la retirada de CUC de circulación pudiera ser válida, pero eso no resuelve el problema planteado en el punto 1. Aunque es parte del proceso, la retirada del CUC no es el problema fundamental de la reforma monetaria y cambiaria, lo es lo que expresé en el punto 1.

3- En los audios no se habla nada de un paso adicional y fundamental dentro de este proceso que es la legalización de las pequeñas y medianas empresas, que permitan ampliar la capacidad de generar empleo del sector no estatal, para que pueda asimilar la fuerza laboral que debe quedar excedente como consecuencia del ajuste que en las empresas estatales debe provocar la devaluación de la moneda nacional (CUP).

4- En los audios se advierte el incremento de precios que se generaría y consecuente y acertadamente se habla de incremento de salarios y otros ingresos que deben implementarse como compensación (aunque no se mencionan las jubilaciones y los ahorros legítimos de la población que también deberían ser compensados).

Sin embargo, sin un incremento claro de la oferta de bienes y servicios, alimentos fundamentalmente, sería muy difícil impedir que el aumento de salarios (y otros ingresos) no tuviera un efecto inflacionario, que no se puede resolver topando precios, puesto que esa inflación reprimida se expresaría en el incontrolable mercado negro.

El incremento en los ingresos plantea la necesidad de un incremento en la oferta mercantil, que no solo se puede lograr con aumentos de precios, porque dada la situación económica actual, estos tendrían que ser excesivos e irracionales, la vía es el incremento de la oferta material de diversos bienes y servicios de origen nacional o importado y en las actuales condiciones de la economía nacional ambas cosas son difíciles de alcanzar en el corto plazo.

Otras vías “clásicas” en situaciones de este tipo serían: a) ajustes en las políticas sociales y de subsidios, pero eso en Cuba tiene límites legítimos debido al carácter social del sistema, b) obtener financiamientos extras de los principales organismos financieros internacionales, pero además de que Cuba no es miembro de estos, por lo general suponen condicionamientos inaceptables para el país.

El incremento de la oferta de alimentos sería una alternativa posible y esencial, sin embargo esta supone reformas en la gestión de la agricultura sobre la cual tampoco se dice nada en los audios que circulan.

Conclusión, que aunque los audios anuncian un movimiento que es razonable aún son explicaciones incompletas e imprecisas, esperemos que en los próximos días el panorama se vaya aclarando y sobre todo que la reforma económica se aborde con la integralidad necesaria que es una condición imprescindible para su éxito, es esta la que puede dar lugar a incentivos que permitan mayores niveles de producción y por tanto a los necesarios incrementos de la oferta de bienes y servicios. No hay dudas de que el bloqueo de Estados Unidos es un fuerte obstáculo, pero es posible avanzar en la reforma a pesar de esto, la parálisis y la lentitud no deberían ser una opción. Eso es fundamental.

10 septiembre 2020 11 comentarios 481 vistas
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coyuntura

La coyuntura monetaria y sus implicaciones

por Julio Carranza 21 julio 2020
escrito por Julio Carranza

En textos anteriores he expresado y en esta coyuntura con mayor evidencia, que un CUC es simplemente un billete de 24 CUP, directamente transables entre ellos, por lo tanto en ese sentido la dualidad monetaria es solo formal. Lo nuevo y complicado es que ya el CUC parece no ser convertible (o sea le sobraría la ultima C) y por tanto podría ser eliminado fácilmente, ya es como la “apéndice”, o sea sirvió para algo pero ya no tiene una función necesaria.

El tema ahora no es el signo monetario sino la tasa de cambio entre el CUP y el dólar (o entre el CUC y el dólar haciendo el ajuste, da lo mismo, pues este último es en la práctica un billete de 24 CUP -salvo que se cambie su valor si así se decidiera para eliminarlo y cambiarle a una nueva tasa a aquellos ciudadanos que tenga ahorros en CUC, pero en esta coyuntura el CUC es, insisto, un simple billete de 24 CUP).

Ahora bien, por una parte, para la población y ya sin el gravamen, la tasa de cambio es de 24 CUP por un dólar o 1 CUC por un dólar, pero esto solo en términos contables y de operaciones en una sola dirección, o sea vender dólares al sistema monetario, no comprarlos, puesto que como he explicado ni el CUP ni el CUC son en este momento directamente convertibles en ninguna operación, o sea en la práctica esta tasa solo opera ahora como medida de valor, para vender dólares (en una sola dirección) y cómo un referente para el mercado negro de divisas que muy probablemente se va a activar con más especulación aún.

Entiendo por lo dicho que no se venderán dólares en las CADECAs, ni la población que los tenga los usará directamente, sino a través de depósitos en el banco y con tarjetas, lo cual además habrá que ver cómo funciona en la práctica -servicios bancarios, redes electrónicas, post operativos, etc.

Por otra parte, para el sistema empresarial la tasa de cambio oficial sigue siendo hasta el momento, 1 CUP por 1 USD, este es el punto más complejo para la reforma monetaria y cambiaria, o sea la necesaria devaluación del CUP para las operaciones empresariales del sector estatal que son obviamente las más importantes de la economía nacional, la tasa de cambio que se establezca con un cálculo económicamente fundamentado moverá de manera fuerte todo el sistema económico, incluyendo los precios relativos, salarios, subsidios, etc, por eso la decisión es muy complicada, pero también imprescindible.

Por ejemplo, sin ese factor cualquier “exhortación” a una “mentalidad” exportadora es muy débil, porque solo apela a la conducta subjetiva de los agentes económicos, cuando la coyuntura de la economía (tasa de cambio oficial) incentiva lo contrario.

Claro que además de esa tasa de cambio sobrevaluada existente ahora, las empresas necesitan que se le asignen las divisas para operar, lo cual es una decisión administrativa motivada, sobretodo en estos momentos, por la escasez de divisas.

Volviendo a la complejidad del tema para la población (incluyendo el TCP), el punto es: qué oferta en bienes y servicio tendrán el CUP y el CUC, que se supone que en la práctica será la misma porque son monedas libremente intercambiables entre ellas, esto es central porque si es una oferta reducida, solo para artículos de primera necesidad y de menor calidad, entonces podría ser un fuerte desincentivo para el sector no estatal, lo cual pudiera implicar una reducción en su capacidad de generar empleo.

Esto sería muy delicado sobre todo en un momento en que esa función es cada vez más necesaria debido a que si se descentralizan las funciones empresariales en el sector estatal (como se ha dicho y cómo es correcto) entonces el sobrante de fuerza de trabajo supernumeraria allí va a dar lugar a una reducción del empleo estatal como una condición (no la única) para una mayor eficiencia.

En textos anteriores de hace más de dos años, habíamos propuesto mantener la oferta al CUC como estaba y crear en las zonas francas una oferta directa solo en divisas para vender de manera competitiva lo que los importadores informales traían y que implica una salida permanente y enorme de divisas del país.

El estado haría esas importaciones en mejores condiciones, ofrecería precios más competitivos y además retendría una ganancia comercial no despreciable en un mercado limitado que se autofinanciaría y que además sería una vía para la población que dispone de divisas o que puede obtenerlas de accesar a bienes escasos, incluidos (y esto es muy importante) medios de producción, sobretodo (pero no solo) para la agricultura.

Eso permitía además la convertibilidad de las monedas nacionales a la tasa que la política monetaria calculara como adecuada para estimular la exportación y desincentivar las importaciones (aclaró que eso no implicaría la eliminación de los importadores informales pero los somete a condiciones de competencia diferentes, lo cual reduce sus “súper ganancias”, favorece a la población, incluidos los productores no estatales y también favorecería al estado.

La tremenda escasez de divisas que existe en la actual coyuntura condiciona limitar (casi eliminar por el momento) cualquier convertibilidad de las monedas nacionales, lo cual es comprensible, pero genera los no menores problemas que traté de explicar más arriba.

Hay que tener en cuenta que una parte del actual TCP se articula en gran medida alrededor del turismo (restaurantes, renta de habitaciones, transportes, artesanías, etc) y con la pandemia esta demanda ha caído casi a cero por varios meses y no está claro cómo y a qué ritmos se reactivará, por lo que todo ese sector que genera una cantidad importante de empleos, no tendría acceso directo a divisas (en caso de que en las actuales circunstancias les permitieran obtenerlas directamente por su actividad) ni podrían conseguirlas a través de CADECA.

Por ello se le cerraría el acceso al mercado que tendrá la mejor oferta, antes podían tener cierto acceso de manera indirecta ya no y esto puede impactarlo reduciendo su actividad y como he dicho su capacidad de generar empleo. Todo esto tendrá más importancia y mayores consecuencias aún si las condiciones de los mercados monetarios no cambian cuando estén creadas y en funcionamiento las MIPYMES.

Paralelamente a esto se presenta un riesgo inflacionario que habría que poner bajo control con medidas fundamentalmente económicas y no administrativas en esta coyuntura. Quiérase o no siempre se está en una tensión con el mercado negro, que aunque es ilegal es parte de la dinámica económica y que es muy difícil de eliminar solo reprimiéndolo, esto lo ha demostrado con fuerza y persistencia la evidencia histórica.

Lo que expreso no es para nada una crítica a la reforma que en la actual coyuntura se ha comenzado, que considero va en la dirección correcta y ha incluido medidas de gran trascendencia que le han devuelto la iniciativa al gobierno en el principal desafío que tiene hoy día, o sea reactivar la economía con una reforma fundamental e integral (sobre eso hemos escrito en extenso en otros textos).

La pretensión de esta reflexión es acompañar y contribuir a un debate necesario y comprometido, para continuar el avance de la estrategia económica buscando las soluciones más adecuadas para superar las inevitables y muy complejas contradicciones y condicionantes que se le presentan a una economía y a un país sometido a un férreo bloqueo económico, pero que se ha decidido a resistir y a avanzar contra viento y marea.

21 julio 2020 34 comentarios 242 vistas
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El peso inconvertible

por Consejo Editorial 15 mayo 2019
escrito por Consejo Editorial

El peso inconvertible, el dólar paralelo y los “subsidios” estatales al sector privado

Por: Eduardo Pérez Castel  (@eddyElGallo)

De pelota como de economía, en Cuba, todos son expertos. O al menos creen serlo. Innumerables son los debates que empiezan con las inquisidoras frases: “en cualquier lugar del mundo…”, “eso pasa porque en este país…”, “lo que hay que hacer es…”. Frases proféticas que anuncian tajantemente que los problemas económicos de Cuba se resuelven haciendo esto o aquello, casi siempre algo bien simple.

¿Será que durante tantos años a ningún dirigente político y/o económico en Cuba se le habrá ocurrido implementar tan evidentes y geniales ideas?

Desgraciadamente en la mayoría de las profecías subyace un gran desconocimiento de las normas básicas que rigen la economía en general y de aquellas normas particulares que solo se aplican en Cuba por aquello de ser un país bloqueado por el mayor imperio que haya existido en la historia de la humanidad. Tema, este último, siempre ausente de los más acalorados debates, que coincidentemente suelen ser los más errados. Con esto no pretendo dar una clase de economía, pero sí mi opinión sobre temas que considero son muy importantes y necesarios de estudiar bien antes de iniciar cualquier debate que pretenda ser medianamente serio sobre la economía cubana.

El peso inconvertible

En Cuba todos saben que circulan dos monedas, el peso cubano (CUP) y el peso cubano convertible (CUC). No ahondaré en la historia de ambos, solo diré que el origen de esta bicefalia monetaria no fue un capricho de algún economista, ni fue un sueño trasnochado. Fue el resultado de un análisis bien profundo de las alternativas políticas y económicas existentes en la Cuba de 1993. Una década que todos recuerdan con tristeza pero que nunca ha sido fielmente descrita, ni tampoco correctamente analizados los milagros económicos que se realizaron en aquellos tiempos titánicos de resistencia de todo un pueblo.

Solo gracias a aquellos milagros económicos (el CUC incluido), diseñados por brillantes economistas liderados por nuestro querido Fidel, se puede explicar el hecho que hayamos resistido y que aún estemos aquí, frase esta última que se repite bastante y con orgullo, pero muchas veces sin entender realmente cómo fue posible. Quien diga lo contrario insulta la inteligencia colectiva.

No obstante, lo cierto entonces y ahora es que ni el CUP ni el CUC eran, ni son, convertibles internacionalmente. O sea cualquier entidad cubana, sea estatal o privada, que desee importar algún producto del mundo para venderlo luego en Cuba, no puede hacerlo con CUP o CUC.

Un pequeño ejercicio mental sobre el ciclo importador nos ilustra fácilmente cómo cualquier entidad cubana sea estatal o privada compra fuera en divisas y luego vende en Cuba en monedas inconvertibles. La única forma de repetir ese proceso y hacerlo rentable es cambiando sus ganancias en CUC y CUP por divisas realmente convertibles. Este simple y último paso es clave para entender la trampa del importador: el importador nunca genera divisas sino que las extrae del sistema. O lo que es lo mismo, el importador en dependencia de sus prioridades e intereses, usa las divisas que generó otro para traer algo que puede ser útil o no, que puede ser prioritario o no para el país.

O sea la disyuntiva en la que se encuentra el gobierno cubano es permitir que las pocas divisas que generan sus empresas estatales se usen para importar ropa, zapatos, gafas y cuanta gangarria de marca “Supreme” exista desde Haití, Guyana o Panamá o que se usen para importar comida, medicinas, guaguas y petróleo desde Vietnam, China y Venezuela.

La trampa del importador es tan generalizada como países existen en el mundo dado que monedas inconvertibles son la mayoría. Es inconvertible el peso argentino, es inconvertible el real brasileño, es inconvertible la lira turca, es inconvertible el rand sudafricano, es inconvertible el rublo ruso, es inconvertible el won sudcoreano y muchas monedas más que harían muy largo este párrafo. Solo alrededor de 10 miembros tiene el selecto club de monedas convertibles internacionales.

Entonces si es tan común este problema ¿cómo funcionan otros países con monedas inconvertibles?

La respuesta es muy sencilla, la mayoría de los gobiernos del mundo solo se preocupan por el 1% de su población, así es muy fácil gobernar. Son bien conocidas las mafias importadoras que explotan a los países de América Latina y se dedican a aplastar el desarrollo de la industria nacional por mezquinos intereses privados. Muchos de esos países están quebrados debiéndole al FMI o a otros más del 100% de su PIB. La mayoría de los gobiernos del mundo no podrían gobernar si les tocara ocuparse del desarrollo de sus países y del bienestar del 100% de su población como hace Cuba.

Los pocos países responsables del mundo, como Cuba, que se preocupan por el 100% de su población deben, casi siempre enfrentando además una guerra económica impuesta por EE.UU., implementar medidas que impidan una fuga descontrolada de capitales, de acuerdo a su situación concreta. El control y equilibrio del flujo de divisas que salen y entran de un país es vital para mantener la salud de cualquier economía. Gracias a ello se pueden utilizar esas divisas para satisfacer las necesidades básicas y crecientes de la población. En Cuba comprar gangarrias “Supreme” es lo menos importante.

Desconocer o negar esta verdad económica absoluta no es síntoma de agudeza o de ser brillantes, sino más bien de todo lo contrario. Plantear que una de las soluciones mágicas para Cuba o para cualquier país es permitir la salida libre de las divisas para comprar cualquier cosa, es tan absurdo como pretender apagar el fuego con gasolina. Permitir una fuga de capitales descontrolada equivale a quebrar al país, cualquier país. Los ejemplos sobran pero el caso de Argentina es tan gráfico que no es necesario poner otro.

El componente político de estas “brillantes ideas” no es menor pues la implementación de alguna de ellas significa un retroceso en el camino hacia  la construcción de esa sociedad mejor por la que tanto se ha luchado. Propuestas tan “visionarias” como privatizar el comercio, tanto interno y externo, han sido históricamente rechazadas puesto que el consenso popular y político existente  en cada momento ha determinado que están fuera de los límites de lo que concebimos por Socialismo.

La Habana no es Cuba y Cuba funciona por consenso, por lo tanto antes de implementar cualquier medida, primero hay que crear el consenso. Las propuestas del párrafo anterior les pueden gustar a algunos pero son rechazadas por gran parte del pueblo cubano.

15 mayo 2019 66 comentarios 383 vistas
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Unificar monedas

por Consejo Editorial 23 octubre 2013
escrito por Consejo Editorial
Unificar monedas cuba

Basado en una caricatura del Héroe de la República de Cuba Gerardo Hernández Nordelo

Por: Por: Dayron El Suplente

23 octubre 2013 8 comentarios 241 vistas
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