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Cultura

Hablar con el corazón

por Consejo Editorial 23 julio 2013
escrito por Consejo Editorial

hablar_corazon Creo que fue hace dos a tres meses.

Que comprendí que el único modo real

de decir todo era,

Sencillamente decir todo.

Guillermo Rodríguez Rivera

Por: Roberto G. Peralo (roberto.peralo@umcc.cu)

Desde niño mis padres trataron de enseñarme a decir siempre la verdad como la estaba sintiendo. No fueron pocos los regaños para tratar de formar ese valor en mí. Pero se les olvidó enseñarme a lidiar con las consecuencias de hablar con el corazón.

Una escena del primer capítulo de la serie “Espartaco: la guerra de los condenados”, se suscita un dialogo entre Espartaco y uno de sus seguidores. El cual sin saber que estaba hablando con el mismísimo “Gran Líder” se queja de las condiciones paupérrimas en las que estaban viviendo. Cuando se percata con quien estaba conversando el miedo lo invade y trata de pedir disculpas pero Espartaco lo interrumpe diciéndole: “Puedes estar hambriento o no tener una cama caliente, pero mientras yo respire tienes libertad de hablar con el corazón. Hasta en contra del “Gran Hombre sobre la Colina”.

Esta escena me motivó a reflexionar un poco sobre esta problemática en nuestra sociedad, la cual me provoca la pregunta ¿Por qué Raúl Castro convoca a la sociedad cubana “…a acostumbrarnos todos a decirnos la verdad de frente… discrepar incluso de lo que digan los jefes, cuando consideramos que nos asiste la razón…”? Y nada menos que en el discurso clausura de la Primera Conferencia Nacional del Partido. ¿Acaso esa no debe ser la práctica cotidiana de un revolucionario? Estoy convencido que en nuestra sociedad, en los espacios establecidos, los cubanos no estamos hablando con el corazón.

Una de las causas, y no la única, la plantea Raúl en ese mismo discurso cuando expresa “…Hay que estar dispuestos a buscarnos problemas defendiendo nuestras ideas y enfrentando con firmeza lo mal hecho…” Me pregunto ¿Por qué hay que buscarse problemas al decir lo que uno siente? ¿En qué manual de dirección o reglamento está escrito que hay que humillar, sancionar y hacer sufrir a un subordinado porque plantee un problema que está afectando el funcionamiento de la organización o la sociedad? Estoy hablando de un fenómeno, que no es así en todos los casos, pero lamentablemente constituye método y estilo de trabajo de algunos directivos y funcionarios.

¿Cuantos ciudadanos están dispuestos a “buscarse problemas”? Conozco casos que han cometido la osadía de enfrentar lo que ellos creen que está mal hecho y el precio que han tenido que pagar, ha sido muy alto. Alguien que tenga que vivir una experiencia semejante a esta: ¿seguirá siendo la misma persona? ¿Se borrará de su subconsciente los sufrimientos provocados? ¿Las personas que conocieron de lo ocurrido se atreverán, en algún momento, a ser tan osados? Después queremos ver como victoria la rectificación de las injusticias cometidas con “los busca-problemas”. ¿Cuántos hombres honestos y revolucionarios ha perdido la Revolución por hechos como estos?

Raúl decía, en esa misma intervención, que era necesario “fomentar un clima de máxima confianza y la creación de las condiciones requeridas en todos los niveles para el más amplio y sincero intercambio de opiniones, tanto en el seno de la organización (PCC), como en sus vínculos con los trabajadores y la población, favoreciendo que las discrepancias sean asumidas con naturalidad y respeto”. Estoy de acuerdo con él, no existen condiciones para el intercambio sincero de opiniones. Siendo los máximos responsables los funcionarios por tomar represalias con los “criticones”; los subordinados por dejarse dominar por el temor y en ocasiones, por actitudes oportunistas, asumir posturas indolentes y apáticas con lo mal hecho; y también a los funcionarios de organismos superiores que justifican estas malas prácticas como un exceso de recelo revolucionario.

Reconozco que son alentadoras las estadísticas ofrecidas por la Contralora General cuando develó que con la gestión del extinto Ministerio de Auditoría y Control el 99 por ciento de las denuncias de la población eran anónimos, hoy con las acciones y la implementación de un grupo de medidas el 76 por ciento de ellas son identificadas.

Resulta trascendental y estratégico el vínculo dirigente-pueblo en los momentos actuales del proceso revolucionario. Resultaría muy peligroso para el futuro de nuestro sistema social, que el cubano no confíe en los espacios creados para expresarse y en cambio busque espacios informales para hablar con el corazón. Creo que es importante fomentar una verdadera cultura del debate donde el ciudadano no sienta la necesidad de autocensurarse. Hablar con el corazón no puede convertirse en una utopía sino en práctica diaria.

23 julio 2013 204 comentarios 976 vistas
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Entrevista a Fernando Rojas

por Consejo Editorial 29 abril 2013
escrito por Consejo Editorial

fernando-rojas Por: Harold Cárdenas Lema (harold.cardenas@umcc.cu)

¿En qué cree Fernando Rojas?

Creo firmemente que uno hace algo por mejorar el entorno, no solo el ámbito familiar o más cercano, sino un entorno que va más allá, las organizaciones en las que militas, el barrio, la ciudad, el país o el mundo en que vivimos. Creo que uno hace algo por todo eso si se aplica a una labor concreta. Yo le dedico todas mis energías a cumplir la responsabilidad que tengo, que no significa dar órdenes sino gestionar cosas.Me veo como un servidor público, una persona que presta un servicio.

¿A estas alturas existen prejuicios hacia los artistas e intelectuales del país por parte de algunos funcionarios?

Yo creo que sí, los prejuicios existen pero no hay la más mínima comparación con lo que pasaba hace 30 años. La pregunta obliga a profundizar, creo que hoy no existe el prejuicio clásico contra el artista o el intelectual, ni existe el de los años 70 en Cuba tampoco. Hoy existe algún prejuicio sobre todo por la ignorancia acerca de la creación, hay una relación entre esa ignorancia sobre la obra y la reacción errónea que puede tener algún que otro funcionario.

El desenlace de la Guerra de los Correos en 2007 fue un ciclo de conferencias por parte de reconocidas figuras de la cultura y la intelectualidad cubana. ¿Por qué a estas solo se podía asistir por invitación?

Fue el acuerdo que tomamos el Centro Criterios y nosotros. La primera causa para ello fue que a nosotros nos interesaba que no dejaran de asistir personas que estaban inmersas en la discusión desde los primeros momentos, no solo los que escribieron correos sino también escenarios y sectores de la sociedad que respondieron de manera particular a ello. Era esencial que no dejara de acceder todo aquel que tuvo una participación particular en el tema. Se realizó una sesión con los jóvenes escritores y artistas, muy crítica con las instituciones, como tenía y tiene que ser.

La segunda causa era evidentemente de espacio, la demanda sobre el tema era altísima y eso lo demuestra que en estas conferencias se llenaron todos los espacios, no hubo uno que se quedara vacío. Una tercera causa fue que la contrarrevolución tenía puesta la mirada sobre esas conferencias y nosotros no los íbamos a dejar acceder.

No le decimos a nadie a dónde tiene que ir pero si aplicamos una lógica usada en el mundo entero y es que la administración se reserva el derecho de admisión.No eran escenarios para discutir con la contrarrevolución ni darle espacio, eso fue causa también de que fuera por invitación. Tampoco fue una imposición, sino un acuerdo con Criterios.

En términos de participación y construcción colectiva: ¿remite esto de alguna manera a las reuniones de la Biblioteca Nacional en 1961?

Los 3 días de reuniones que en el 1961 dieron pie a lo que se conocería luego como Palabras a los Intelectuales, también fueron por invitación y con una representatividad menor incluso. Era una reunión de la UNEAC en la que Fidel participó y luego tuvo esa significación, pero lo ocurrido en 2007 tuvo un mayor nivel de participación indudablemente.

La participación no se logra haciendo las conferencias en el Carlos Marx sino teniendo muchos más espacios. Lograr que ese espacio de reflexión que ocurrió luego de la Guerra de los Correos, sea un espacio cotidiano. Necesitamos muchos más espacios de este tipo, porque es una necesidad y hay suficientes instituciones culturales con prestigio para ello. Es una asignatura pendiente de la política cultural cubana.

Si la demanda sobre las conferencias era altísima: ¿porqué estos acontecimientos estuvieron ajenos a los medios masivos de comunicación?

Se publicó un libro que se vendió completamente en la Feria del Libro de ese año y después. En los medios sale la nota en Granma y hubo breves reseñas en algunos medios impresos…Se publicó toda la información en diversos medios digitales.

Cierto, pero ¿por qué no se filmaron las conferencias y se exhibieron en la TV para que llegara a un público más amplio? Hemos hecho cosas así por mucho menos que eso.

Debo aclarar que la televisión era parte interesada en el asunto, fue allí donde se realizaron aquellos programas y fue a ella a quien más se atacó por ello. Pudieran haber sido más proactivos pero también comprendo que haya compañeros que no se hayan sentido cómodos, incluso alguno puede haberse sentido ofendido.

Como mismo entiendo tu punto de que debió haberse hecho un trabajo de divulgación mayor, entiendo que algunos compañeros debieron haberse sentido muy mal con las cosas que se escribieron por correo. Entiendo las dos cosas. Pero coincido, si el asunto comenzó por la televisión,quizá el desenlace también debió haber sido reflejado por ese medio.

¿Qué experiencias nos dejó la Guerra de los Correos?

Las circunstancias revelaron las profundas huellas negativas que quedaban en nuestro sector por los acontecimientos y los hechos de una parte de la política cultural de los años 70. Se reveló mucha ignorancia, personas que debían conocer determinados asuntos no tenían ni idea al respecto. Se hizo evidente el hambre de debate, discusión y análisis. Algo por lo que hay que alegrarse.

La línea de discusión nos remite inevitablemente al eufemístico Quinquenio Gris: ¿cree usted que los errores cometidos en el Congreso de Educación y Cultura de 1971 estaban refrendados por la opinión pública nacional o era la visión aberrada de algunos funcionarios?

El Congreso no iba a ser sobre cultura, Fernando Martínez Heredia lo mencionó recientemente, cómo le colgaron a última hora el cartelito de “cultura”, hubo gente que se sorprendió en las propias salas en que estaban discutiendo. Era un momento de mucha incomodidad por los ataques a Cuba por parte de sectores de la intelectualidad europea, injustificados en su mayoría y bien utilizados por nuestros adversarios. Y en tercer lugar fue una gran oportunidad para el clásico prejuicio anti-intelectual.

No todos los funcionarios del sector cultural en aquel momento tenían el nivel adecuado, sus puestos requerían de un nivel que no estaba a su alcance, creo también que se utilizó esa circunstancia para resolver rencillas y envidias personales. En otras secciones del Congreso como la dedicada a los jóvenes se cometieron errores que van incluso más allá de la política cultural, porque llegaron al ataque de las religiones afrocubanas, algo peligrosísimo y anti-cultural por definición que afectaba también a gente muy humilde. Así era el ambiente de la época.

Si la Revolución quiere ser mejor tiene que asumir sus propios errores. Es muy importante que aquellas lamentables experiencias no se repitan. Creo que se ha rectificado con creces. Desde hace mucho tiempo promovemos toda la diversidad de la producción intelectual cubana. Hemos avanzado bastante en la promoción de la parte de esa producción que se realiza fuera del país.

¿Por qué cuando ocurrió el desenlace de la Guerra de los Correos y se analizó el Quinquenio Gris no se tuvo en cuenta también la visión de los decisores? ¿Nadie se preguntó qué línea de pensamiento lo llevó a tomar tales medidas, no deberíamos aprender de ello para no repetir la experiencia?

Yo creo que no tenían ya nada que decir pero no había pensado en ello y resulta una pregunta interesante. Hay quienes piensan que lo ocurrido en el 2007 con la aparición de estas personas en la TV fue algo intencionado, yo me inclino a pensar que fue un accidente. Al mismo tiempo, se reveló cuán inconveniente puede ser un manejo inadecuado de asuntos sensibles, que pueden lastimar injustamente a gente muy valiosa.

(Quizás un epílogo a esta entrevista pudiera ser publicar pronto una entrevista que Armando Quesada me concediera en abril del 2010 y donde dice mucho de sus experiencias como decisor en la arena cultural. Viene siendo hora de sacar esa otra entrevista del “refrigerador”)

Abordando una línea más actual: ¿hacia dónde se mueve la cultura cubana: la banalidad o el enriquecimiento?

Habría que separar dos cosas: la producción cultural y el consumo cultural. Yo creo que nosotros desde finales de los años 80 y de manera ininterrumpida vivimos un proceso de diversificación, enriquecimiento y acumulación de una obra muy amplia y diversa. Así es la producción artística y literaria de los cubanos donde quiera que estén, no solo de los que viven aquí. Pudiéramos sentirnos insatisfechos por razones de financiamiento o por no ser lo suficientemente eficaces, a veces no sabemos programar bien o no usamos adecuadamente los medios de comunicación masivos.

Ya el consumo es otra historia, hay zonas de la recepción y el consumo que presentan evidentes retrocesos. Algunos de esos retrocesos comenzaron en períodos anteriores a este pero estamos en una época en que cada vez se hace más evidente. Esto tiene que ver en primer lugar con nuestras ineficiencias para promover toda esa obra que mencionaba anteriormente, tiene que ver con los medios, la educación, el panorama de la sociedad actual cubana y los aparatos de crítica cultural que actualmente son muy complacientes.

¿Qué opinión le merece el reggaetón?

No me gusta, pero personas estudiosas a las que le he preguntado al respecto me han dicho que en la base de ese género hay valores culturales de esta parte del mundo. Confieso que no me gusta pero debemos estar dispuestos a entendernos seriamente con él, y a aceptarlo y aún promoverlo. Eso sí, me rebelo ante la grosería, la falta de respeto a la mujer y la promoción de una imagen del cubano que lo demerita. Eso no es imprescindible para disfrutar una música así.

¿Cuál es su mirada sobre la experiencia de La Rotilla y el desenlace que tuvo?

Es importante decir la verdad al respecto porque las opiniones se han dado de manera muy sesgada, se ha especulado desde todas las posiciones ideológicas. Las personas que organizaban el evento recibían un financiamiento externo y se han mencionado evidencias de que este formaba parte del conjunto de acciones que se realizan para subvertir el orden constitucional en Cuba. Pero es absolutamente cierto que con ese argumento no se procedió nunca para nada que tuviera que ver con ese evento, eso no tuvo nada que ver con el desenlace.

En algún momento a las instituciones culturales les pareció mal que los organizadores no tuvieran el amparo de las instituciones y en el año 2010 se produjo un acercamiento entre ellos y las instituciones. Nosotros fijamos un grupo de criterios entonces que consideramos esenciales para ese convenio mutuo, y de los compromisos que tocaban a ambas partes, las instituciones cumplieron con los suyos y los organizadores no. Entonces se interrumpió el diálogo sin que en esto influyera ningún prejuicio, fue simplemente un tema de organización.

Al ocurrir esto decidimos hacer un festival con otro nombre (Verano en Jibacoa) y es lo que hemos hecho en los últimos años porque nos parecía que la demanda juvenil de realización de ese festival debía ser satisfecha. Nunca hemos perdido el interés de conversar con los organizadores del festival pero en el 2012 ellos dieron un paso consciente que los aleja de una manera que aunque no sea definitiva, dificulta mucho resolver nuestro diferendo a más corto plazo, porque se fueron a Miami con los enemigos tradicionales de la Revolución, a denostar de las instituciones cubanas.

¿Qué papel cumplen los blogs actualmente en el país?

Son actualmente la prensa alternativa que necesitamos, al menos en embrión. A mí me gustaría que hubiera una prensa alternativa, revolucionaria, socialista, comunista, etc. Y como no la tenemos, ese papel lo asumen ahora los blogs.A los blogueros jóvenes les deseo que sigan, y que ojalá por su propia cuenta lleguen a ser revolucionarios, no a cuenta de ninguno de nosotros.

Hasta aquí las preguntas más “formales”, quisiéramos terminar con el famoso cuestionario que elaborara Bernard Pívot, a ver si nos muestra algo de quién es Fernando Rojas. Estas son las preguntas:

¿Cuál es tu palabra favorita? Decencia

¿Cuál es la palabra que menos te gusta?Envidia

¿Qué es lo que te enciende (espiritualmente-emocionalmente)? Las situaciones difíciles

¿Qué es lo que te desanima?La indiferencia

¿Cuál es el sonido o ruido que más placer te produce? La música de Santiago Feliú

¿Cuál es el sonido o ruido que aborreces escuchar? El reggaetón

Aparte de tu profesión ¿qué otra profesión te hubiese gustado ejercer?Periodista

¿Qué profesión nunca ejercerías?Médico

Si el Cielo existe…y te encontraras a Dios en la puerta ¿Qué te gustaría que Dios te dijera al llegar?Entra mijo…

29 abril 2013 64 comentarios 1.430 vistas
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Debate en Cuba

por Consejo Editorial 14 marzo 2013
escrito por Consejo Editorial

Por: Harold Cárdenas Lema

Cuba necesita muchas cosas, entre ellas se encuentra el debate, pero este presenta diversas dificultades a las que me referiré lo más brevemente posible. Lo más importante es comprender que no necesitamos espacios de debate en sí mismos, sino espacios de construcción colectiva y socialización de las decisiones. El debate debe ser entendido como un medio y no como un fin en sí mismo.

Por supuesto, existen espacios que son propositivos y otros que solo son de “liberación y juicio” (como dice un amigo), estos últimos son los más comunes últimamente, síntoma de que estamos más empeñados en aprovechar el marco político reciente que promueve el debate que en la propia solución de nuestros problemas. Perfectamente podemos encontrar a un individuo participando en un debate público durante el día y en cambio faltando injustificadamente a una reunión cederista, un espacio propositivo por excelencia para expresar y materializar ideas.

Los espacios existentes también deben ser reales y no formales. Somos tremendamente eficaces en fabricar lugares artificiales y carentes de sustancia donde rara vez se logra algo. También tenemos una capacidad única para deformar los que ya están creados y subordinarlos a intereses o intenciones predeterminadas. Las recetas de cómo debe ser un espacio son dañinas, por lo general lo que logran es destruir el propio debate que allí se realiza y termina por convertirlos en cadáveres irrecuperables.

Cuba necesita una cultura política que aún no tiene, que pugna día a día en la pugna silenciosa que está teniendo lugar entre capitalismo y socialismo ante nuestras propias narices. Una cultura que debe estar unida a una práctica cotidiana de ejercicio del poder popular, de socialización de las ideas y la toma de decisiones. Tenemos que formar una conciencia ciudadana que promueva el socialismo como única solución ante los problemas actuales del hombre, tenemos que enseñar a pensar, una deuda que tenemos con Félix Varela y que aun después de 50 años de Revolución y un elevado nivel de instrucción, sigue siendo una deuda pendiente.

Los espacios de debate resultan por lo general explosivos, incendiarios, momentos de catarsis. Y durante 10 o 15 minutos nos sentimos libres y exorcizados de nuestras propias inquietudes, pero ¿y el resto del tiempo? Las asambleas se han convertido en oportunidades para la catarsis cuando debieran ser de construcción, los cubanos tenemos mucho que aprender en ese sentido y no sabemos que hay pueblos latinoamericanos que nos aventajan en ese sentido. Rara vez nos escuchamos los unos a los otros, mucho menos admitimos las ideas distintas a las nuestras. En aprender a construir juntos nos jugamos también el futuro de este país.

Termino haciendo referencia a la persona que se levantó en un espacio de reflexión pública y manifestó que él creía que si decía la mitad de lo que había oído allí terminaría preso, no podía disimular su asombro al escuchar a los jóvenes criticar políticas del Estado o mencionar los desafíos que aún tiene el país por delante. Esta persona tenía miedo, pero no de la Revolución o de que sus propias ideas pudieran buscarle un problema. Tenía miedo de los que en nombre de la Revolución se apropian de los conceptos, se hacen dueños de la verdad y ejercen el poder según su propia interpretación.

Esa es la parte de la Revolución que no es precisamente revolución sino todo lo contrario, que provoca que un revolucionario a veces se mida bastante en un escenario público para no ser víctima de la burocracia fiscalizadora de la verdad, esa es la parte que también provocó que se destruyeran proyectos socialistas en el pasado.

Los espacios de debate permiten construir de manera democrática un país mejor y más socialista. Y recalco la importancia de la democracia, que no es lo que escuché una vez a un dirigente decir, que era democrático porque escuchaba la opinión del pueblo antes de tomar una decisión. La democracia se trata de que sea el pueblo el que tome esa decisión. Eso es construir colectivamente, para eso existen los espacios de debate como medio inigualable de reflexión y juicio. Eso es lo que Cuba necesita.

14 marzo 2013 90 comentarios 618 vistas
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NOTA INFORMATIVA # 2:

por Consejo Editorial 20 febrero 2013
escrito por Consejo Editorial

notaQueridos amigos.

Estimados adversarios.

Respetados enemigos.

[….] francotiradores.

Se anuncia que los comentarios en el blog serán sujetos a revisión para hacerlo un vehículo de intercambio inteligente y civilizado. Estúdiense las reglas, que son bien difíciles y aplicables a TODOS:

1- El ejercicio de la opinión nunca será motivo de acción.

2- No ofensas personales, ni a los participantes ni a nadie.

3- Lenguaje civilizado.

4- Comentarios relativos al tema del post.

Suerte, y los que lo necesitan que maduren.

La administración.

20 febrero 2013 53 comentarios 345 vistas
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Juventud, Cultura y Revolución en Cuba

por Consejo Editorial 14 junio 2012
escrito por Consejo Editorial
Los enemigos de la Revolución cubana nos critican todo, absolutamente todo, menos nuestra televisión. ¿Será que les estamos haciendo un favor?

Los enemigos de la Revolución cubana nos critican todo, absolutamente todo, menos nuestra televisión. ¿Será que les estamos haciendo un favor?

Por: Osmany Sánchez

Durante el V Pleno del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) se hizo un llamado a los jóvenes a la defensa cultural de la Revolución. No estoy al tanto del resto de los temas tratados en el cónclave pero no dudo que ese fuera uno de los asuntos principales.

Se repite todos los días la importancia que tienen los jóvenes para el futuro de la Revolución y del interés que tienen en estos los adversarios del gobierno cubano pero a veces me parece que las estrategias para preparar a las nuevas generaciones no son las más acertadas.

Los miembros del Pleno de la UJC hablaron del peligro que representa la “avalancha mediática y seudocultural” producida fuera del país y que le llega a la población por la televisión, por los bancos de películas o por las memorias flash, pero a mí sinceramente me preocupan más las cosas que se hacen o se dejan de dentro de Cuba.

He escuchado la frase: “los malos que hacen cosas buenas” para referirse a los productos realizados en los Estados Unidos. Yo diría mejor “los malos que hacen las cosas bien”. ¿Quién no se ha conmovido con las experiencias de un soldado norteamericano en Irak, Somalia o cualquier lugar del mundo? ¿Quién que vio la película Unthinkable no quedó con dudas sobre la necesidad de aplicar métodos de tortura en algunos casos? ¿Cuántas personas no quedarán con la duda del papel de la Unión Soviética en la Gran Guerra Patria después de ver una película “americana” sobre esa epopeya?

En los Estados Unidos no existe el Ministerio de Cultura. Desde hace mucho tiempo es la CIA la que se ocupa de esos temas. No estoy proponiendo que en Cuba sea la Seguridad del Estado la que dirija la cultura pero sí que tengamos en cuenta la importancia de los medios audiovisuales en la formación de valores para nuestros jóvenes.

¿En cuántas novelas, aventuras o películas cubanas se ve la bandera nacional o se canta el himno?, ¿Cuántas veces se dice “este es el sistema más justo”, “lo más importante es nuestra soberanía” o se defiende explícitamente nuestro sistema político? No se trata de decirlo como una lección o un “teque” como en el reciente Tras la Huella sobre el tema de los Guardabosques. Hay que ser creativos para llevar el mensaje.

Hace apenas unas semanas se vivió en toda Cuba una verdadera fiebre de béisbol con los Play Off. Piensen a ver cuántos peloteros (atletas y directivos) cantaban el himno nacional a medida que la cámara pasaba por los bancos. En eso los “malos” no se equivocan.

Los más jóvenes no tienen referente en la televisión o el cine cubano de cómo deben actuar o cuál debe ser su guía. Nunca se habla de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) o de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Las únicas veces que se habla de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) es cuando en uno de los policíacos cubanos el Jefe del Sector va a preguntarle al presidente del CDR sobre la vida de alguien del barrio. Es decir que para los jóvenes su papel es “echar pa´lante a los vecinos”.

Nos queda clara la importancia del papel del Partido Comunista de Cuba (PCC) dentro de nuestra sociedad sin embargo el tratamiento que se le da en los medios es desfavorable. Si tomamos el caso de los policíacos cubanos que mencionaba anteriormente, nos encontramos que en todos hay jefes (directores, almaceneros, administradores, gerentes, etc) corruptos. Viven en tremendas casas, tienen varios carros, en fin que salta a la vista que viven por encima de sus posibilidades. Al final del capítulo la justicia los alcanza pero jamás sale a la luz algún análisis en sus núcleos del PCC.

Existe la poco probable posibilidad de que ninguno de ellos sea militante del PCC pero de todas formas se pierde una excelente oportunidad de mostrar cómo debe funcionar un núcleo del PCC y su intransigencia con los militantes corruptos.

Qué hacemos conque los spot televisivos que promuevan la educación formal y las buenas conductas si luego la mayoría de los protagonistas de los programas juveniles se comportan de manera diferente. En estos programas los más populares son los chabacanos, los presumidos, mientras que los jóvenes más educados, los “buenos muchachos” son presentados como “medios bobos”.

Cuando hablo de esto algunos me dicen que la televisión debe mostrar la realidad para que sea creíble. Yo sinceramente discrepo con eso, lo considero un facilismo. La realidad la vivimos todos los días cuando vamos a la escuela o al trabajo, cuando nos sentamos frente a la televisión entonces buscamos otra cosa. No podemos olvidar que la esencia de nuestra televisión no es comercial sino educativa.

Creo que hay una intención en promover los programas juveniles pero a mi juicio lo que está fallando es que no son realizados por jóvenes. Por mucho que se esfuerce y por mucho talento que tenga, un director que sea un “temba” no obtendrá el mismo resultado que si el guión lo hace un joven. Pero estos no lo podrán hacer sino les dan más espacios.

No los quiero cansar con muchos más ejemplos. Dejo en manos de ustedes el análisis de lo que estamos haciendo para que de verdad este sea un pueblo culto y revolucionario. Termino con algo relacionado a la educación que es el medio donde estoy. En la novela cubana que se pasa actualmente por la televisión se presenta por primera vez (al menos según recuerdo) a una joven profesora universitaria, recién graduada, pero la joven es, como diría mi abuela, “más sata que las gallinas” además de otros atributos negativos.

Los enemigos de la Revolución cubana nos critican todo, absolutamente todo, menos nuestra televisión. ¿Será que les estamos haciendo un favor?

14 junio 2012 186 comentarios 334 vistas
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Cultura, identidad y cubanía

por Consejo Editorial 25 enero 2012
escrito por Consejo Editorial

Por: Harold Cárdenas Lema

Hace unos días tuve una interesante conversación con un estudiante de periodismo, este trató de convencerme que los cubanos se definen por ser bailadores y gritones, imagino que Martí se haya revuelto en su tumba al escuchar eso. Utilizo este pretexto para comentar hoy brevemente qué es lo que nos convierte en hijos de esta tierra.

Nunca escuché que Félix Varela, el Apóstol, Mella, Villena o cualquier otro de los grandes hombres que ha parido este país y de alguna manera han conformado la cubanidad, se caracterizaran por su baile o destreza vocal. La identidad de una nación consiste en el cúmulo de tradiciones, costumbres y formas de comportamiento que definen a los individuos que viven en ese territorio, por lo tanto podemos inferir de esto que está estrechamente relacionada con la cultura, y la nuestra es muy rica y diversa.

Cuba es un país de complejidades, diversidades y diferencias, todo aquel que busque argumentar de forma simple los complicados procesos culturales y sociológicos de este país, va a encontrar irremediablemente el fracaso. La variedad es lo que nos distingue, es una generalización imperdonable pretender que todos los cubanos toman ron, bailan, juegan dominó o gustan de la playa. Yo por ejemplo soy un pésimo bailador, y aunque disfrute el resto veo inadmisible que según la lógica de mi estudiante se me considere menos cubano por no escuchar música popular bailable (o salsa).

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25 enero 2012 322 comentarios 811 vistas
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Indulto en La Joven Cuba

por Consejo Editorial 29 diciembre 2011
escrito por Consejo Editorial

Como eternos rebeldes, siempre que podamos romper cualquier tipo de censura lo haremos, aunque sea la nuestra.

Por: Harold Cárdenas Lema

Siguiendo el espíritu de la época y como un gesto de buena voluntad, los administradores de La Joven Cuba hemos decidido eliminar las restricciones de acceso a comentarios, que por violaciones del código de ética han tenido algunos de los lectores de LJC.

A partir de hoy todo aquel que ha sido baneado en el pasado podrá acceder como la primera vez y será bienvenido en los debates, siempre respetando la educación y las normas de conducta elementales que deben mantenerse en cualquier comunicación a través de las redes sociales.

Trataremos también de que la menor cantidad posible de comentarios que contengan enlaces a otras páginas webs o videos, pasen a moderación, para respetar así el orden lógico del debate. Muchos de los comentarios que pasan a moderación lo hacen por contener frases o palabras completamente inocentes, y no es hasta que uno de nosotros tiene la oportunidad de aprobarlo, que sale en el blog de forma visible, casi siempre cuando ese tópico ya se terminó, estamos combatiendo esto.

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29 diciembre 2011 288 comentarios 591 vistas
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Camila Vallejo, Kim Jong Il y el duelo cubano

por Harold Cardenas Lema 27 diciembre 2011
escrito por Harold Cardenas Lema

Hace unos días la dirigente estudiantil chilena Camila Vallejo hacía declaraciones públicas criticando la actitud del Partido Comunista chileno (al cual pertenece) por una carta de condolencias que enviaran luego de la muerte del líder norcoreano. Hace unos días me enteré del luto oficial decretado en Cuba al conocerse la muerte del dirigente asiático, me pregunté entonces: ¿qué motivos tengo para sentir empatía por Kim Jong Il? ¿Cuánto conozco de él? ¿Debo sentirme en duelo por su muerte?

Lo cierto es que en Cuba se sabe poco y se habla menos de Corea del Norte, sabemos que es un autoproclamado modelo comunista (algo fácil de decir pero difícil de hacer) pero con una aureola no muy feliz. De hecho, lo único que conozco del país es su peculiar sistema electoral: por designación paternal.

El relativismo cultural existe por una razón, no podemos criticar un modelo social foráneo basándonos en nuestros propios códigos porque corremos el peligro del chovinismo y la prepotencia que los europeos han sufrido durante siglos y más recientemente los norteamericanos. Pero tampoco podemos renunciar a exigir valores universales que deben respetarse en cualquier lugar del mundo, una violación infantil es una violación a los derechos humanos en cualquier país del mundo, sin importar su cultura, hay cosas con las que simplemente no se juega.

Kim Jong Un, sucesor de su padre Kim Jong Il

¿De qué estamos hablando aquí? Sencillamente la discusión se refiere a si los norcoreanos viven en una dictadura o en un modelo legítimo y soberano, creo que en este caso la cuerda es muy fina, porque hay elementos de peso en ambas argumentaciones, la cultura asiática tiene una fuerte tendencia al personalismo político pero los norcoreanos tienen también algunas característica que son simplemente indefendibles. Me llama la atención cómo algunos cubanos que han tenido la oportunidad de visitar el país asiático, no se aventuran a defender ese sistema político y se sienten asfixiados en su atmósfera. Me parece lógico, el enemigo de mi enemigo, no necesariamente es mi amigo…

La prensa lo reflejó como el “Duelo Oficial por el fallecimiento del compañero KIM JONG IL”

Pues en Cuba la bandera se izó a media asta, se suspendieron las actividades festivas y se declaró duelo oficial. Yo no me sentí así en absoluto, nada que ver con los días en que murió Juan Almeida Bosque (muy querido en Cuba) y realmente los cubanos sentimos su ausencia, el norcoreano merecía la deferencia y respeto de toda persona que fallece, algo siempre lamentable, pero difícilmente declararía yo duelo oficial por Kim Jong Il.

La diplomacia tiene estas cosas y hay que respetarlas, claro que no asistí a fiestas ni violé en ningún momento el luto pero tampoco sería honesto si les dijera que me sentí particularmente mal por el fallecimiento, sólo tuve el pesar que se puede sentir por la muerte de quien te es ajeno completamente. Algo así como cuando vas cerca de una funeraria y ves a la familia del difunto sollozando, sientes empatía por ellos pero eso no significa que arrojes tú una lágrima.

Me cuestioné la pertinencia del duelo oficial en cuanto escuché la noticia, algo así le debe haber pasado a la chilena, con ella se armó buena polémica porque criticó públicamente la política de su partido, yo no soy militante partidista pero creo que es dicutible la desición del duelo nacional por la muerte del coreano. Los duelos oficiales son días de solemnidad y muestra de respeto y dolor de los cubanos por el fallecimiento de una figura, si bien puede haber sido una deferencia diplomática con los norcoreanos (que tanto podrían necesitar de nuestra solidaridad) no estoy muy seguro de que haya sido lo más correcto.

Para decirlo en palabras de Camila Vallejo y hacer una parábola entre su caso y el nuestro: “A mí me choca, creo que fue un error… no creo que haya sido oportuno, creo que no correspondía… ” Al final si hicimos bien en mantener duelo por el norcoreano ya es demasiado tarde para esa discusión porque los tres días ya pasaron, pero lo cierto es que sería interesante saber si este tipo de acciones no son regalos que se le hace a la derecha en el mundo entero, para que monten sus campañas mediáticas y traten de desacreditar así a los partidos comunistas.

Vallejo: “Me choca, y merece una autocrítica. Creo que fue un error y también lo están discutiendo como tal en el partido”

Por lo pronto, Camila Vallejo me demostró su carácter, que no tiene miedo de disentir con su partido cuando la situación lo requiere, algo que Mella nos enseñó a los cubanos y lo dejamos olvidado en algún libro de historia o enterrado bajo la falsa unanimidad. Me gusta la gente así, que tiene un pensamiento abierto, creador, que no teme decir lo que piensa aunque pueda resultar chocante… eso es ser revolucionario.

Ojalá no tengamos un duelo oficial en mucho tiempo, pero la próxima vez que que este ocurra, que sea en un caso más “sentido” para los cubanos.

27 diciembre 2011 93 comentarios 515 vistas
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