La Joven Cuba
opinión política cubana
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto

constitucion

11m

II Declaración de la Plataforma 11M

por Consejo Editorial 5 octubre 2020
escrito por Consejo Editorial

En días recientes, seis denominaciones cristianas (Convención Bautista de Cuba Occidental, Convención Bautista de Cuba Oriental, Iglesia de la Biblia Abierta en Cuba, Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba Asambleas de Dios, Iglesia Metodista en Cuba y Liga Evangélica de Cuba), la mayoría de ellas pertenecientes a la Alianza de Iglesias Evangélicas Cubanas (AIEC), han publicado en sus perfiles de redes sociales declaraciones oficiales.

Estos documentos han tenido cuatro objetivos fundamentales:

  • Reaccionar contra la pastora Elaine Saralegui luego de la entrevista ofrecida al medio Russia Today.
  • Reclamar acceso a los medios estatales de comunicación (apelando a los artículos 15 y 42 de la Constitución).
  • Definir los principios fundamentalistas que rigen sus comunidades.
  • Oponerse a los derechos de la comunidad LGBTIQ+ cubana.

Las expresiones de odio manifestadas en diversas plataformas sociales por miembros de grupos cristianos fundamentalistas, contra la pastora de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM) Elaine Saralegui y el activista Adiel González, evidencian la urgencia de una ley de culto que regule estas manifestaciones de violencia en el espacio público; en concordancia, además, con las garantías que la Constitución promete a toda la ciudadanía, incluyendo a las personas LGBTIQ+.

No es la primera vez que estos grupos cristianos arremeten contra las luchas de activistas por los derechos sexuales; del mismo modo en que disienten de la voluntad política del Estado por la ampliación y reconocimiento de los derechos de las personas LGBTIQ+, mientras descartan los principios de igualdad y no discriminación de la Constitución cubana.

Es preocupante el auge del fundamentalismo religioso que intenta imponer su agenda conservadora con financiamientos de organizaciones estadounidenses, relacionadas a la actual administración del presidente Donald Trump. La NED y la USAID han donado miles de dólares para subvencionar las actividades de estos grupos en los últimos años, lo que consta en sus declaraciones contables públicas.

 El Estado cubano no se ha pronunciado al respecto con la misma energía con que lo ha hecho frente a otras organizaciones de la sociedad civil. El Estado cubano no ha respondido a los ataques y desacreditaciones de estas denominaciones cristianas contra quienes impulsan políticas públicas a favor de las personas LGBTIQ+ desde puestos gubernamentales. Sin embargo, ha respondido cuando los cuestionamientos a personas en cargos públicos e instituciones estatales provienen de activistas o personas no religiosas, acusándoles de mercenarismo, de ser personas manipuladas y confundidas al servicio de una potencia extranjera.

La Constitución, recién aprobada en el 2019, en su artículo 15, reconoce que la República de Cuba es un Estado laico. Las instituciones religiosas quedan separadas del aparato estatal y, por consiguiente, la carta magna no otorga privilegios que favorezcan a alguna creencia religiosa sobre otras. Además, garantiza el ejercicio de la libertad religiosa, al igual que protege el disfrute de este derecho.

Es pertinente aclarar que no se ha privilegiado a una institución religiosa específica por encima de otra con la entrevista en cuestión, ya que la entrevista la realizó una cadena extranjera acreditada en Cuba, la cual se reserva el derecho de entrevistar a quien desee.

Es necesaria una ley de culto que regule y penalice los intentos de invisibilizar, interferir, obstaculizar o negar  los derechos de las personas, y que constituya un marco jurídico e institucional para el ejercicio de la libertad religiosa en la sociedad. El derecho a la libertad de religión no debe contradecir el reconocimiento de los derechos humanos de las personas con identidades y sexualidades no cisheteronormativas.

Plataforma 11M denuncia cualquier acto de violencia e insta a las instituciones pertinentes a tomar parte en la protección de los derechos de todas las personas. A su vez, insta al gobierno a la discusión de las agendas políticas antiderechos promovidas por parte de comunidades religiosas cubanas que se sustentan en dogmas y fundamentalismos.

El cumplimiento del principio de laicidad reconocido en la Constitución debe brindar protección a creyentes, no creyentes y al propio Estado. Su garantía radica en que las políticas que el Estado implemente, o diseñe, no se vean influenciadas u obstaculizadas por la fe religiosa de ningún grupo, y debe garantizar a las iglesias que el Estado no interfiera en sus creencias, siempre que sus creencias no amenacen los derechos del resto de la ciudadanía.

Por todas estas razones, Plataforma 11M insiste en la inclusión, dentro del cronograma legislativo, de una ley de culto que regule las crecientes manifestaciones públicas de conservadurismo político que se gestan dentro de estos grupos religiosos, sin que se coarte el derecho de cada persona a profesar su fe y creencias religiosas.

5 de Octubre de 2020.

Twitter: @11M_Cuba

Email: 11demayocuba@gmail.com

Facebook: https://www.facebook.com/11mcuba

Telegram: https://t.me/canal11M y https://t.me/Debate11M

5 octubre 2020 14 comentarios 635 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
adir

Adir

por René Fidel González García 1 octubre 2020
escrito por René Fidel González García

¿Qué hecho, qué drama terrible nos devolverá la razón, la decencia y el respeto? ¿Qué nos hará real la Constitución y sus derechos a nosotros los ciudadanos?

¿La Cuba intolerante y soberbia, despótica y brutal, mezquina y capaz de cualquier vileza que habita entre nosotros, que repta por entre nuestras virtudes y la sencilla alegría de hacer el bien acabará por devorar el alma de la nación que fue soñada para la pasión de la justicia y el decoro humano?

¿Acabará por robarnos el futuro anhelado y por volver miserable el pasado que aún miramos con orgullo? ¿Qué oscuridad terrible nos acecha y pugna por imponerse a nuestro destino de pueblo que ama la libertad y la felicidad?

¿Cuánta complicidad nuestra -de cada uno de nosotros-  será suficiente para ello? ¿Cuán culpables seremos nosotros todos mañana por lo que hoy justificamos, -nos justificamos- apelando al olvido rápido, a lo banal, a la otredad y al silencio? No hay dignidad posible en ello.

¿Cuándo fue la última vez en este país que alguien asumió públicamente o ante los suyos -cada uno de nosotros-, la responsabilidad por el fracaso o el error?

¿Desde cuándo asume aquí su responsabilidad con el fracaso, su fracaso -el nuestro- el padre y la madre, el ingeniero, el panadero, el médico, el constructor, el campesino, el maestro, el cocinero, el policía, el artista, el barredor de calles, el juez, el trabajador social, el dietista, el psicólogo, el poeta, la enfermera, el machetero, el inmigrante, el hijo, o tú, o yo?

No importa que sea uno mínimo, o mayúsculo, pero que diga -digamos- lo hice mal, no sé cómo lograrlo, no lo he conseguido, y lo admita -les he fallado, se dice- aunque sea para que podamos entre todos darle otra oportunidad, o busquemos – no es fácil encontrar-, o podamos elegir – no es fácil seleccionar– a un relojero serio, a un carpintero puntual y fino, a un zapatero meticuloso, a un albañil organizado y tenaz, a otro lector de tabaqueria, a otro administrador, a otro ministro, a otro político, a un carnicero cabal.

¿Cuándo se volvió un problema que un hombre o una mujer pensara diferente? ¿Cuándo la pobreza, la mentira, los cuartos hacinados, la hipocresía, el tener que escoger cuál medicamento comprar por falta de dinero, la desigual distribución de la riqueza, la injusticia, la necesidad de viviendas dignas, el llanto de impotencia y soledad de nuestros ancianos, el egoísmo, las escuelas de libros, pupitres y pizarras rotas y viejas, los hospitales sucios y despintados, los privilegios, los niños sin juguetes, la insensibilidad, las carreteras abiertas y quebradas, la pleitesía al poderoso siempre, el estar en desventaja por negro, por obrero, por campesino, por no ser hijo de, por maricón, por mujer, por oriental, por no ser ladrón, la indigencia, la corrupción administrativa, el desempleo, la indiferencia, el racismo, el individualismo, la corrupción política, el tener miedo a decir la verdad -la tuya, o la del otro-, el tráfico de influencias y de poder, de impunidad, dejaron de ser nuestros problemas reales para que ahora el pensar diferente, la honestidad de una mujer – o un hombre- común y corriente lo sea?

¿Será por eso que los baños sucios, nausabundos y rotos -siempre rotos- que plagan nuestras fábricas, las escuelas, las estaciones de policía, las funerarias, las terminales y hospitales, las universidades de toda la República parecen monumentos inconscientes de nuestra maratónica capacidad para no asumir nuestra responsabilidad, o es que son un simple y abrumador testimonio de ella?

¿Y si no, cómo explicarlos entonces?¿Cómo explicarnos con ellos?

Da igual. La pregunta es otra ¿Cómo será explicarnos sin ellos?

Ese es nuestro adir. Pero hay que pelear, incluso con cada palabra, con cada gesto y no cejar. De eso se trata hacerlo, en Holguín, en Manzanillo, o en cualquier lugar de Cuba.

1 octubre 2020 27 comentarios 811 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
asamblea

¿Dónde está la Asamblea Nacional?

por Héctor Núñez Mantilla 28 agosto 2020
escrito por Héctor Núñez Mantilla

Corre el octavo mes del año, el país está sufriendo los efectos de una pandemia y no se ha realizado aún la primera sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Según la constitución vigente, en su Artículo 110, inciso b, debe tener dos sesiones ordinarias cada año, de hecho, ha sido la práctica, que la primera sesión se realice en los meses de junio o julio.

Algunos podrán decir que debido a las medidas que se han tomado para evitar la propagación del virus Covid-19, no es posible que los delegados se reúnan, pero si observamos el noticiero cada noche, casi a diario el Presidente de la República y el Primer Ministro, realizan una reunión con los gobiernos de las provincias, para discutir la situación actual y las medidas que se decide tomar, estás reuniones se realizan de forma casi virtual, lo que da fe de que el país cuenta con los medios necesarios, por lo tanto, no hay justificación para que no se haya realizado ya la primera sesión ordinaria.

En la segunda sección de la constitución dice: ARTÍCULO 113. Los diputados tienen el deber de desarrollar sus labores en beneficio de los intereses del pueblo, mantener vínculo con sus electores, atender sus planteamientos, sugerencias, críticas y explicarles la política del Estado.

Si una situación ha generado opiniones, críticas y sugerencias en la población, ha sido la que comenzó el pasado día 11 de marzo y cuyo fin nadie puede asegurar hasta ahora.  Por eso no se puede entender que el Presidente de la Asamblea no haya hecho la convocatoria correspondiente, pero tampoco que los Diputados no la hayan reclamado.

Me viene a la mente una conversación que sostuve con un diputado poco tiempo después de aprobada la Ley de Inversión Extranjera y su Reglamento, en la que le pregunté si habían considerado durante el análisis en la Asamblea, que había una discordancia entre la ley y el reglamento, me pidió se lo explicara con mayor detalle, para finalizar diciéndome;

“…compadre tú sabes que allí nos reunimos para aprobar, no para cuestionar“

En el período revolucionario no hemos vivido nunca una situación parecida, en la que sea casi obligatorio vivir recluidos en nuestras casas por largo espacio de tiempo, sin embargo si tenemos todos presente aquellos años cuando las tiendas estaban vacías, lo que generó situaciones de enfrentamiento entre sectores de población y las autoridades, las que para aplacar el enfrentamiento, decidió aprobar el trabajo por cuenta propia.

Recuerdo también el mes de marzo de 2008, casi un mes después que la Asamblea Nacional del Poder Popular eligió como Presidente del Consejo de Estado y de Ministros a Raúl Castro, tuve una conversación con un amigo, que para ese entonces ya se había retirado de la CIM. Como es habitual en nuestras conversaciones, salió a relucir la situación en el país y me dijo:

“Raúl sabe que hay una bomba en ciernes…”

Poco después, se eliminaron las restricciones que impedían a los ciudadanos cubanos tener una línea de telefonía celular y hospedarse en los hoteles.

En los últimos años ha sido habitual el desabastecimiento por un espacio limitado de tiempo de algún grupo de productos en las tiendas recaudadoras de divisas, pero desde el mes de abril de este año, el desabastecimiento es casi general y en todas las cadenas de tiendas, algo que se asemeja mucho a los años más duros del Período Especial. No hay que ser muy inteligente para entender que se acumula el descontento en amplios sectores de la población, por lo tanto urge que se realicen verdaderos debates para encontrar las vías más adecuadas para salir adelante, con el aporte y el compromiso de todos.

28 agosto 2020 30 comentarios 387 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Puesta en escena

por Alina Bárbara López Hernández 10 enero 2020
escrito por Alina Bárbara López Hernández

A finales de abril del 2019 se celebró el XXI Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). El ministro de Economía y Planificación Alejandro Gil, recién nombrado por entonces, afirmó en una intervención ante los delegados: “Para el año 2020 queremos desarrollar un plan de la economía más participativo y flexible”.

Entendí que se renunciaba a los viejos métodos informativos sobre la planificación económica y que, para variar, serían escuchados y tomados en cuenta los criterios de los trabajadores previos a la presentación del referido plan. Me equivoqué.

En los últimos días de diciembre, la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) aprobó el Plan y el Presupuesto. Inmediato a ello, la dirección nacional de la CTC convocó a los trabajadores a una discusión colectiva que se extenderá durante los meses de enero y febrero del 2020. ¿Aprobación primero y discusión después? Nada cambió, me dije.

El miércoles 8 de enero, los viceministros de Economía y de Finanzas y Precios (MFP) se reunieron con dirigentes sindicales de todo el país para explicar las novedades del plan y del presupuesto del Estado en el presente año. Seguí con atención el encuentro, el sitio Cubadebate informó acerca del mismo a través de la periodista Thalía Fuentes Puebla.

Según ella, Johana Odriozola, viceministra del MEP, expresó que el esfuerzo principal tenía “que estar dirigido a priorizar el análisis de las potencialidades y reservas, en función de incrementar las exportaciones de bienes y servicios y de esta manera aumentar los ingresos”. Odriozola enfatizó igualmente en la necesidad de un plan objetivo, atendiendo a los recursos disponibles y solicitó “una discusión menos formal y cuantitativa. Hay que hablar de indicadores de eficiencia y productividad y buscar el protagonismo de los trabajadores”. La funcionaria insistió en las medidas de ahorro y en evitar las inversiones que no sean factibles. “Es tarea de los cuadros políticos movilizar y comprometer a los trabajadores”, alegó.

Les pido a los lectores de LJC que no me pregunten cómo es posible que un plan sea objetivo, se hable en un debate sobre él de indicadores de eficiencia y productividad y, al mismo tiempo, sea una discusión menos formal y cuantitativa. Tampoco puedo responderles de qué modo compaginar el protagonismo de los trabajadores con el hecho de que estos sean movilizados y comprometidos por los cuadros políticos.

Quizás la periodista deba pasar un curso de redacción para ganar claridad en las ideas que expone, pero por mucho que leo no encuentro el sentido a esta información, y uso este término porque analizar la reunión no fue su objetivo: “Díaz-Canel, definió conceptos de la batalla económica como la fortaleza ideológica de las estructuras, dirigir y no cumplir tareas, la política de cuadros, el ahorro y evaluar estructuras, incentivos materiales y morales, e identificar trabas y soluciones”.

Lo que se informaba me llevó a una relectura del artículo “Ventrílocuos”, que dediqué al Congreso de la CTC, allí apuntaba:

No esperaba mucho del XXI Congreso de la CTC, ya lo dije. Pero no esperaba tan poco. Sobre todo no esperaba un acto de suplantación similar al que realiza un ventrílocuo en una función de circo. La burocracia puso a hablar con su discurso a una representación obrera que, cual boca de Saurón, repitió consignas y asumió compromisos que no está en sus manos cumplir: priorizar las exportaciones, autoabastecernos en los municipios, disminuir importaciones, controlar los plazos de las inversiones, lograr encadenamientos productivos…  Ni siquiera a nivel de los centros de trabajo es posible para un trabajador el control de los planes de producción; mucho menos sensato es admitir —como lo acaba de hacer la dirigencia obrera en el congreso—, que pueden arrogarse una mirada macro, que se erige incluso por encima de los ministerios y depende, por estratégica, de los más altos niveles políticos de dirección.

Al parecer, los lectores de Cubadebate piensan algo similar, vistos los escasos comentarios que dejaron al pie del artículo de Thalía Fuentes. Solo citaré tres, Orieta Álvarez Sandoval dijo: “Para discutir hay que analizar los datos. ¿Se brindarán los principales datos a los trabajadores o solo se pedirá la mejor manera de cumplir con las metas?”. Su pregunta es apoyada por José Luis Amador: “De acuerdo con usted, los detalles de la eficiencia, que es lo primero que hay que arreglar no lo pueden definir ni los obreros calificados, ni los obreros ocupacionales. Para eso hay que tener conocimientos adquiridos en la universidad (…)”; y por Landry: “Creo que lo primero que se debe hacer para que esto funcione es poner la realidad de cada empresa en la mesa de reuniones. Hacer un plan realista y no que en mes de julio se reúnan una vez más para reajustar el plan de la economía (…)”.

¿Cuánto debemos?, ¿con qué financiamiento real contamos para invertir?, ¿podemos decidir sobre las prioridades y sobre la renovación tecnológica?, ¿las acciones del gobierno norteamericano influirán en el plan o se tuvo en cuenta esa variable en la planificación del mismo?… Las preguntas son muchas y de las respuestas depende la seriedad de este proceso y no que sea una puesta en escena más para decir que los trabajadores “fueron consultados”.

Insisto en un punto: en los debates del proyecto de Constitución se resaltó la necesidad de implementar el control obrero, lo que además fue incluido en el artículo 20: “Los trabajadores participan en los procesos de planificación, regulación, gestión y control de la economía. La ley regula la participación de los colectivos laborales en la administración y gestión de las entidades empresariales estatales y unidades presupuestadas”.

Sin embargo, ni en el congreso obrero ni en esta reunión del 8 de enero, algún dirigente sindical se refirió al modo en que el artículo 20 se concretará en leyes claras y precisas, que permitan a trabajadoras y trabajadores rescatar la propiedad de los medios de producción fundamentales y tener un protagonismo real en los planes de la economía, y no uno que solo viva en el discurso y en los conceptos.

Se llegó a decir ayer jueves, en la revista televisiva Buenos días, que “el aporte de los trabajadores define el desarrollo del país”. El presidente de la República pidió a la burocracia sindical: “Este proceso de discusión del plan con los trabajadores debe aportar, convocar y conmover a cada trabajador”. Le aseguro por mi parte que estoy conmovida. La indignación también conmueve.

10 enero 2020 17 comentarios 963 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
pata

Ni una pata menos

por Alina Bárbara López Hernández 13 noviembre 2019
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Las personas

Pasé buena parte del mes de octubre luchando por la vida de Pichy, mi pequeño chihuahua. No se pudo ganar esa batalla, pero en el camino, día tras día en la clínica veterinaria de Matanzas, aprendí más de la bondad humana y me convencí de que cuando se habla de la pérdida de valores no se tienen en cuenta muchas cosas importantes.

Lo primero fue percatarme de las condiciones en que laboran los veterinarios de una clínica estatal. El doctor Rasiel y su pequeño equipo son personas de gran vocación, pero limitadas por escasos recursos. No disponen de medicamentos. Ni siquiera están autorizados a emitir recetas. Apoyan sin embargo a todas las personas que protegen a los animales callejeros. Ellos mismos, allí en la propia clínica, cuidan permanentemente de un perro y dos gatas ciegas.

Lo segundo fue poder escuchar, y disfrutar, las muchas anécdotas de bondad humana y amor por los animales:

Tiene ochenta y tres años, pero se conserva fuerte. Es muy locuaz y me cuenta su historia mientras el doctor esteriliza a la perrita que trajo. Trabaja comprando pan en la madrugada para proveer a varios dueños de cafeterías que le pagan por ello. Cuida de alrededor de veinte perros que vienen a alimentarse a su patio diariamente. Los vecinos ayudan en algo. Arroz, boniato y, en ocasiones, vísceras o pescado.

Dentro de la casa solo tiene cinco, no caben más. Tres eran propios y dos fueron abandonados por sus vecinos al permutar. Los perros, ya viejitos, corrieron varias cuadras tras el camión de la mudanza. Cansados, volvieron y se echaron en su portal. Les abrió la puerta. Agradece al doctor su apoyo en la esterilización de los perritos. «Bastante sufren ya mijita, hay que evitar que nazcan sin hogar», me dice. La adoré.

Es joven y dispuesta. Se ve que sabe tratar con animales. Llegó con una perra parida y su pequeño cachorro. La recogió en la terminal porque le avisaron que llevaba dos días de parto y solo había nacido vivo uno de la camada. Le ponen suero y recetan antibióticos. No es el primero que trae, cuenta la recepcionista. Ahora la tendrá en su casa hasta que se reponga e intentará buscarle un hogar. Acaricia a la perrita y le habla.

Le celebro a la perra en lo que espera su turno. Es sata, pero muy bonita y se ve cuidada. La mujer, de mediana edad, responde: «No es mía. Vive en mi centro de trabajo. Es de todos. Le traemos comida, la bañamos cuando hace falta y ahora la traje a esterilizar. Si tuviera una casa grande la llevaría conmigo. Pero allá está bien, la atendemos y ella paga con fidelidad y cuidando como una guardiana las áreas del centro».

Las personas allí tenían algo diferente en la mirada. Pregunté, pero ninguno pertenecía a grupos de protección animal.

Las redes

Animalistas, protectores, defensores de los animales, así les dicen… Han asumido gran relevancia en las redes sociales, pero es evidente que ya eran una red de ayuda y defensa. Comparto toda la información sobre su benéfica labor, que me llega sobre todo desde dos de sus grupos que se observan muy organizados: Cubanos en Defensa de los Animales (CEDA) y Protección Animales de la Ciudad (PAC).

Adriana Bárbara García, una protectora residente en la provincia de Ciego de Ávila, miembro de Esmeralda Grupo de ayuda y protección animal, me ha hecho descubrir otras muchas asociaciones dispersas por el país, menciono algunos de ellos sabiendo que quedaré en deuda con otros:

  • Asociación Cubana Protectora de Animales y Plantas (ANIPLANT)
  • Callejeros en Adopción
  • Bienestar Animal en Cuba (Bienac)
  • Huellas Callejeras de Cuba, de La Habana
  • Callejeros Olvidados y Perros Callejeros, ambos de San Juan de los Remedios
  • Mejores Amigos, de Matanzas
  • Grupo de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana de Cuba
  • Veterinarios por la Protección Animal (VESPA)
  • Proyecto de la Facultad de Medicina veterinaria de la Universidad Agraria de La Habana
  • Santiagueros por el Bienestar Animal (SALBA)
  • El refugio de Yoanne Lisbet Valdés Caballero en Sancti Spiritus o el de La Milagrosa en defensa de los animales desamparados, dirigido por Milagros Mailyn González en La Habana

Existe un mapa, elaborado por la organización Cuban Animal Rescue, que grafica la distribución espacial de los grupos de protección animal en la Isla. Liudmila Morales Alfonso, cubana, docente e investigadora en temas de justicia social y candidata doctoral por la Universidad de Salamanca, me aclara que algunos grupos tienden a disolverse en poco tiempo y surgen nuevos, de ahí que el mapa puede estar desactualizado; sin embargo, puede ofrecer una idea de la fuerza del activismo en favor de la causa animal.

A Liudmila le solicité una breve caracterización del fenómeno, este es su punto de vista:

Los grupos de protección animal en Cuba están haciendo un trabajo bastante amplio, dada la situación de maltrato hacia estos que se vive en el país, normalizada culturalmente y propiciada por políticas de manejo de la Zoonosis que están muy lejos de la perspectiva proteccionista o de derechos. Su número ha crecido exponencialmente en los últimos años y a lo largo del país, aunque hay mucha variedad. Tenemos desde grupos formales y consolidados, con cientos de miembros que cumplen diferentes funciones, hasta pequeñas iniciativas de dos o tres personas. Sin embargo, los problemas que enfrentan tienen una base común, a partir de dos puntos.

El primero es la falta de reconocimiento legal, que los limita en su interacción con instituciones del Estado, así como con individuos y otras organizaciones de la sociedad civil ante casos de maltrato, por ejemplo. El segundo son las dificultades materiales para desarrollar su labor, lo que complica tanto los rescates como la atención a los animales y la creación de refugios. Esa situación se complica dado que Cuba no cuenta con una ley de protección animal ni con instrumentos jurídicos que garanticen condiciones mínimas para el activismo por esta causa.

Ante ello, los grupos ponen en práctica diferentes estrategias para el trabajo coordinado, que involucran redes familiares, geográficas y sociales. Esas redes también se han venido fortaleciendo a medida que su trabajo se extiende y se conoce mejor. El proceso involucra vínculos tanto locales y nacionales como transnacionales.

Los grupos de protección animal aúnan personas de diversas generaciones, aunque se observa en las imágenes de sus miembros un gran número de jóvenes, algo muy alentador.

Las acciones están bien coordinadas: detección de un caso de maltrato o abandono, a veces de pérdida; rescate; aviso para trasladar a un hogar de acogida o un refugio, tratamiento inmediato y gestión en procura de medicamentos; esterilización si es pertinente, y, una vez salvado, se pone en aviso de adopción. La mejor parte es cuando el animalito finalmente llega a ser adoptado. Los textos de los anuncios están bien redactados por lo general y apelan a los sentimientos más generosos del ser humano.

Esta es Esmeralda, la primera rescatada por el grupo avileño y que le dio nombre a la asociación.

Foto cortesía de Adriana García

Debajo verán una imagen difundida por CEDA con la secuencia completa de un caso, desde el rescate hasta la adopción.

Foto Facebook

Los resultados del trabajo de los grupos de protección son harto elocuentes. PAC nos notifica en esta imagen un resumen de sus logros en rescates y adopciones correspondientes al año 2018.

Foto Facebook

La necesidad de coordinar acciones con inmediatez, que es un requerimiento en este tipo de organización, ha provocado que las redes sociales se conviertan en una vía por excelencia para los rescatadores de animales. Estos grupos generan un voluntariado que se aprecia dedicado en cuerpo y alma a esa humanista y meritoria tarea. Sus simpatizantes y seguidores crecen cada día.

La Ley

No existe en Cuba una ley de protección animal. Muchos la pidieron en los debates previos a la aprobación de la nueva Constitución, pero no fue incluida. La respuesta cívica pronto llegó en forma de una marcha pacífica, organizada el 7 de abril de este año para la habitual peregrinación hasta el cementerio de Colón, donde se encuentra la tumba de una afamada protectora de animales.

Para sorpresa de muchos, se logró que fuera la primera marcha autorizada a portar carteles de una organización no legalizada en el registro de asociaciones. En las pancartas se pedía la aprobación de una Ley de protección animal.

El nombre de Beatriz Batista se dio a conocer como una de las artífices de la aprobación. Con su cara bonita y sus veintiún años, esta estudiante de Comunicación Social ha demostrado que sabe hacer bien las cosas. Ella y Odalys Jaramillo, otra protectora, lograron que el gobierno del municipio Plaza permitiera la marcha. Cientos de personas se les unieron ese día.

En La Habana radica la Asociación Cubana Protectora de animales y Plantas (ANIPLANT), presidida por Nora García. Es la única asociación con estatus de ONG, ya que la Ley de Asociaciones 54/1985 permite una sola por finalidad. ANIPLANT tiene filiales en Varadero, Cárdenas, Caibarién, Villa Clara y otros lugares, pero el proceso es engorroso y demora.

Hace más de un año se promete que el Ministerio de la Agricultura trabaja en un proyecto de Ley, pero no ha habido apremio alguno, que se conozca, por parte de la ANPP, que ocupada en la producción del voluminoso cuerpo legal derivado de la nueva Constitución, ha demorado demasiado una situación sensible y humana.

Para agravar las tensiones, en los últimos días la institución Zoonosis arreció su campaña de recogida de animales callejeros en la capital. Las imágenes tomadas eran de gran crueldad. Después se supo que en apenas unas horas los habían sacrificado. En Cuba se utiliza para ese fin la estricnina, un producto rechazado en casi todo el mundo por la agonía que provoca en los animales.

Foto Facebook

La paciencia llegó a su fin. El 11 de noviembre, en horas de la mañana, una manifestación pacífica de protectores de animales se ubicó frente a la sede de Zoonosis. No habían avisado públicamente de su propósito, pero pronto se les unieron vecinos del lugar y otros protectores que lo supieron. En los carteles se podía leer: «Abajo Zoonosis», «Hablamos por los que no tienen voz», «Ni una pata menos», «Exigimos Ley de Protección animal Ya», «Cuba contra el maltrato animal», «Estricnina NO», «Esterilizar sí, matar no».

Foto Facebook

Las autoridades del orden público resolvieron civilizadamente la tensión. La Policía se retiró y se permitió que tres rescatadores entraran para dialogar. Mucha gente estuvo a la expectativa desde diversas partes de Cuba y también de otros países.

Lo próximo que se supo era que llegaron a un acuerdo: no seguirían capturando animales callejeros por el momento, y accedieron a entregar a casi todos los perritos que debían ser sacrificados. Se propuso una reunión al día siguiente donde diez activistas serían recibidos por las autoridades del Ministerio de Salud, al cual pertenece Zoonosis.

Las puertas se abrieron y el rescate de los perritos pudo efectuarse. La mayoría enfermos, temblorosos, miraban con esperanza a los que los llevaban en brazos con ternura. Si la bondad humana tuviera rostros, este sería uno de ellos.

Foto Facebook

Como bien asevera Liudmila Morales: «La creciente atención que está recibiendo el tema puede favorecer su trabajo, pero también ocasiona ciertos conflictos relacionados con el propio activismo de la sociedad civil en un país donde su expresión organizada sigue despertando resquemores».

El día 12 ocurrió la reunión y, lo que se ha reportado de ella en las redes da fe de la inclinación de las autoridades para colaborar en proyectos comunes con los rescatadores. No al sacrificio, creación y gestión de refugios, campañas de esterilización, y, sobre todo, acciones en favor de la concientización ciudadana para el cuidado y el no maltrato de los animales.

La lucha por la Ley de Protección Animal es un punto crucial en la agenda de los activistas. Más de siete mil personas han firmado en menos dos días en las redes solicitándola. Se espera una recogida masiva de firmas para el 16 de noviembre.

Este movimiento cívico, humanista, muestra que la sociedad civil cubana goza de buena salud. Expresa igualmente que el Estado puede ser parte de esa corriente autónoma, pero proclive a colaborar en todo con las autoridades por el bien de los seres que no tienen voz y que necesitan de la nuestra. Una voz hasta ahora tímida pero ya evidentemente decidida.

Mi hija llega. No sabe de lo que escribo. Me cuenta que muchos de sus amigos de la Facultad de Ciencias Médicas de Matanzas han creado un grupo en WhatsAppp para luchar por los derechos de los animales. Se llama UM No al maltrato animal.

Imagen Facebook

13 noviembre 2019 21 comentarios 445 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

De los agujeros negros a la Historia y viceversa

por Alina Bárbara López Hernández 8 agosto 2019
escrito por Alina Bárbara López Hernández

En la medida en que los escritos de Carlos Luque Zayas-Bazán restringen su calado teórico y crecen en insultos, les resulta poco apropiado un sitio de Internet como Rebelión, que incita a reflexionar y, además, tiene la saludable costumbre de divulgar todos los puntos de vista de los contendientes. Esa no es la izquierda que se prefiere en nuestro medio ambiente ideológico.

Para sus diatribas resultan convenientes entornos digitales más íntimos, como su muro de Facebook, de donde lo replicó el blog PostCuba, también cuasi privado vistas las estadísticas de visitas que reporta, evidentemente de sus amigos. Santa Fraseología los cría y PostCuba los junta.

Luque reacciona esta vez a mi artículo La república dorada, publicado, como siempre, en LJC. La novedad es que ahora lo hace con un asistente: Ernesto Estévez Rams. Desde el primer debate que sostuvimos fue indiscutible que requería apoyo, pero era lógico esperar un colaborador más eficaz.

El profesor Estévez Rams posee grado científico de doctor y se especializa en el campo de la Física. Debe ser muy solvente en su especialidad, pero evidentemente ello no se extrapola al campo de la Historia. Igual me pasaría si intentara calar en las honduras de la Teoría de la Relatividad, o me parara frente a un auditorio dispuesta a explicar el tema de los agujeros negros.

Se puede polemizar sobre historia sin ser historiador. Afirmar lo contrario sería entrar, con categoría VIP, en los reaccionarios salones del platonismo. Sin embargo, para participar en un debate serio se necesita cultura histórica. De nuevo falla Luque al escoger compañía.

A continuación atenderé las principales objeciones del físico devenido historiador.

Su primera duda: ¿Es República Burguesa el mejor nombre para la República pre-revolucionaria? El aporte se lo debemos a Fernando Martínez Heredia, en su ensayo “El problemático nacionalismo de la primera república” –publicado en Temas, no. 24-25, enero-junio del 2001,pp. 34-44—, lo utilizo pues me parece muy adecuado. Durante mucho tiempo, las tres grandes etapas en que se puede dividir la historia de Cuba fueron denominadas: Colonia, República y Revolución en el poder. Pero, como bien fundamentara Fernando, la etapa socialista también adoptó carácter de república y el término revolución en el poder otorgaba visos de interinidad al Estado forjado tras el 59 y sobre todo después de la Constitución de 1976. Su propuesta pretendía legitimar el carácter republicano del socialismo al clasificarlas en República burguesa (1902-1952) y República Socialista, de acuerdo al tipo de propiedad, a las clases sociales y a las constituciones que asumieron cada una con sus notablísimas diferencias.

La propia república burguesa ha sido dividida en dos etapas: la Primera república (1902-1933) y la Segunda república (desde esa última fecha hasta 1959).

Niega Estévez que la historiografía después de la Revolución maltratase a la República. Sí lo ha hecho estimado profesor, por omisión y por manipulación extemporánea de hechos y figuras de aquel período.

La primera de ellas se evidencia en el relativo desconocimiento de nuestro pasado republicano. Si Luque y compañía creen que dramatizo, lean entonces la valoración que realizara el doctor Eduardo Torres-Cuevas –Presidente de la Academia de la Historia de Cuba—, en el editorial de la revista Debates Americanos no 12, enero-diciembre de 2002, dedicada íntegramente a conmemorar el centenario de la proclamación de la república: “Un extraño temor parece rodear y condicionar el acercamiento a las problemáticas republicanas. La mayor parte de las fuentes históricas que contienen lo más revelador de la época, aún están sin consultar. Aún más, al repasar los estudios más conocidos acerca del período puede constatarse que la etapa que cubre de 1940 a 1959 es casi totalmente desconocida”.

Es cierto que ha llovido mucho del 2002 a la fecha, y debe reconocerse que en los últimos tres lustros han proliferado importantes estudios sobre la república que no citaré por falta de espacio. Sin embargo, ellos no han transitado el camino que los conduzca de la ciencia a las aulas. La historia oficial, la que se aprende en las escuelas, sigue enjuiciando solo lo negativo de la época.

Lo referente a la manipulación se observa —y cito nuevamente a Torres-Cuevas y su editorial—: “(…) en el acercamiento netamente ideológico con que muchos intentan explicarse fenómenos que desconocen en sus esencias. Adjetivos, afirmaciones sin muchas demostraciones, visiones abductivas que trasladan a un pasado la mentalidad de un presente y juicios sobre la acción humana determinados por lo que se hubiese querido y no por la comprensión de las circunstancias y mentalidades de una época (…)”.

Intenta ilustrarme el aficionado a la Historia en ciertas cosas que ni por asomo he negado yo, como la frustración colectiva que significó la ocupación norteamericana, la humillación histórica de la enmienda Platt y cómo, aún después de ser derogada en 1934, se mantuvo la dependencia de nuestra economía a la del país vecino.

Mi punto era que, junto a aquellas realidades, develemos también aspectos positivos del pasado republicano, que también los hubo, y que no se estandaricen valoraciones que carecen de matiz y son injustas al unificar bajo el mismo rasero a figuras que tienen grandes diferencias. Como bien afirmara Eduardo Torres-Cuevas: “Lo que diferenció a Gerardo Machado y a Batista de Alfredo Zayas y Ramón Grau San Martín, es que los primeros violaron las constituciones, se impusieron por las fuerzas y ambos destruyeron las repúblicas de las que habían surgido. No puede trazarse un símbolo de igualdad entre ellos”.

El habitual modo de afirmar que la revolución del treinta “se fue a bolina” impide asimilar los indudables contrastes entre la primera y la segunda república burguesas. Dice una gran estudiosa de la república, la doctora Berta Álvarez Martens, que como resultado de aquella revolución, la política en Cuba fue refundada y la nación cubana se piensa y se proyecta como realidad. La institucionalidad y la normativa generada en los años treinta permitieron que amplios sectores de las clases medias y de los trabajadores ejercieran protagonismo social y crearan organizaciones que tendrían mucha fuerza dentro de la reconformación del Estado.

Aun cuando las claves de la economía no estaban en manos de los cubanos y era muy susceptible a las directivas norteamericanas, en esa etapa se legisló sobre cuestiones sociales, laborales y económicas como nunca antes se había hecho. El Estado cubano, a partir de 1940, se caracterizó por ser liberal y democrático, con un orden social de utilidad pública.

Es una realidad que se mantuvieron las marcadas diferencias y los contrastes en las formas de vida de las diversas clases sociales. Como también lo es el hecho de que la democracia en la Constitución del 40 se propugna no solo en términos de derechos individuales, sino también de derechos sociales y económicos. Esto dio lugar a la legislación laboral más avanzada de América Latina; a una organización de la escuela cubana democrática, igualitaria y progresista y a un Estado con rol de orientador, regulador y normador en la economía del país.

En su escrito, el doctor en Ciencias Físicas comete dos deslices garrafales al afirmar que la Constitución del 40 “fue parida a contrapelo de los burgueses por las fuerzas más revolucionarias, en un contexto revuelto donde pesaba la necesidad de que el patio estuviera tranquilo cuando se luchaba contra los nazis en alianza con la URSS”.

El primero es cronológico: la Asamblea Constituyente inició sus sesiones el 9 de febrero y las concluyó el 8 de junio de 1940. La URSS demoraría aún un año y catorce días en ser atacada por Alemania e involucrarse en la Segunda Guerra Mundial, lo que ocurrirá el 22 de junio del 41. Ya en pose preciosista, habría que reconocer que la alianza del gobierno de Stalin en el año 40 era precisamente con Hitler, con el cual, en septiembre del 39, había refrendado un Tratado de No Agresión con su correspondiente cláusula secreta, mediante la que se repartieron parte de Europa. Si se toma el trabajo de consultar el Diario de Sesiones de la Asamblea Constituyente del 40, constatará la condena de los asambleístas a la intervención soviética en Finlandia; por supuesto, como era de esperar, con el voto en contra de los seis representantes comunistas.

El segundo gazapo es ideológico: afirmar que la Constitución del 40 se hizo a “contrapelo de los burgueses”. Por lo visto, Estévez no acepta que la burguesía cubana tuviera sectores que, aunque reformistas, como lo fue también el Partido Comunista después de su legalización, tuvieron un carácter progresista.

Lo remito a mi ensayo “Crónica de un fracaso anunciado: los intelectuales de la república y el socialismo soviético”, publicado en Temas, no. 55 del 2008, pp. 163-174, y también, si no lo han retirado, en el sitio de la Asamblea Nacional del Poder Popular que ahora se demerita al hospedar el desinformado artículo de PostCuba. En el cual expreso:

No es casual que en los dos momentos revolucionarios de la República burguesa, hayan sido intelectuales que representaban a diversos sectores de la burguesía los más activos defensores de la opción revolucionaria y, a la larga, los artífices de la vía armada, la más radical –Guiteras en los años treinta, Fidel en los cincuenta– en desafío abierto, en el caso de la lucha contra Batista, a la postura de los comunistas cubanos que, con criterio dogmático y foráneo, negaban la posibilidad insurreccional.

En el ensayo “Los siete pecados capitales del mal historiador”, el teórico mexicano Carlos Aguirre Rojas se refiere a la noción equivocada de la historia concebida como una gigantesca escoba. Su crítica es muy pertinente a la siguiente tesis de Estévez: “Aquí no hay imagen injusta que rescatar, ni nostalgia que celebrar. La república, neocolonial era y neocolonial fue hasta que la Revolución barrió las sombras y rescató las luces”. Según Aguirre:

El cuarto pecado de la mala historia, repetido en los diversos manuales tradicionales, es su idea limitada del progreso, lo que está directamente conectado (…) con la noción del tiempo como tiempo físico, único, homogéneo y lineal (…).

Es una idea del progreso humano en la historia donde se afirma que, inevitablemente, todo hoy es mejor que cualquier mañana, y todo mañana será obligatoriamente mejor que cualquier hoy. Entonces, la humanidad no puede hacer otra cosa que avanzar y avanzar sin detenerse pues, según esta construcción, lo único que ha hecho hasta hoy es justamente “progresar”, avanzando siempre desde lo más bajo hasta niveles cada vez más altos, en una suerte de “escalera” imaginaria donde estaría prohibido volver la vista atrás, salirse del recorrido ya trazado, o desandar, aunque sólo sea un paso, el camino ya avanzado. Y no cambia demasiado la cosa si esta idea es afirmada por los apologistas actuales del capitalismo, que quieren defender a toda costa la supuesta “simple superioridad” de este sistema sobre cualquier época del “pasado”, o si es afirmada por los marxistas vulgares  —no por los marxistas realmente críticos— quienes han pretendido enseñarnos que la historia avanza y tiene que avanzar, fatalmente, del comunismo primitivo al esclavismo, del esclavismo hasta el feudalismo, y de este último hacia el capitalismo, para luego desembocar, sin opción posible, en el anhelado socialismo y, tal vez después, en el comunismo superior. Una visión extremadamente simplista del progreso y de la historia, rechazada por el propio Marx (…).[1]

Las palabras con que Estévez concluye su escrito me han desconcertado totalmente. Creí que la vista me traicionaba y limpié los espejuelos, pero nada, ahí continuaban, obstinadas e imprudentes: “¡Ah, la república! mi padre me hablaba de joven tanto de esa república, mientras me enseñaba la medalla de la clandestinidad que se ganó por contribuir a echarla abajo!”.

Lo que he aprendido de nuestra historia es que mucha gente luchó, en la clandestinidad y en la Sierra, por defender a la república y restaurar la constitucionalidad interrumpida por el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952. Si el padre de Estévez contribuyó “a echarla abajo” debió ser un aliado del general Batista.

Como supongo que no se enorgullecería de algo así, mi hipótesis es que está mal redactado su texto y ahí le cabe la crítica al administrador del sitio de la ANPP, porque pedirle correcciones a PostCuba sería exigirle peras al olmo.

Con mucho respeto le sugiero entonces que arregle la desacertada afirmación, pues otros pueden pensar y afirmar que en el sitio que debe ser bastión de la defensa de la institucionalidad cubana se rinde culto a un batistiano.

A Luque y Estévez los espero en próximos debates, confiando en que, para variar, se preparen mejor.

[1]Carlos Antonio Aguirre:Antimanual del mal historiador, o cómo hacer una buena historia crítica. La Habana, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana J. Marinello, 2004, pp. 30-46.

8 agosto 2019 28 comentarios 595 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

La grieta entre la iglesia y el estado cubano

por Gabriela Mejías Gispert 17 julio 2019
escrito por Gabriela Mejías Gispert

Cuando era niña solía jugar durante horas con mi amiga Lucía que vivía a dos puertas de mi casa. Pasábamos mucho tiempo juntas porque íbamos a la misma escuela. Los domingos ella iba a la iglesia y luego jugábamos por la tarde. ¡Catequesis! Me dijo la vez que le pregunté qué hacían los niños que iban a la iglesia. Yo había entrado una vez con mi abuela, la única en mi familia que tenía una creencia religiosa. Me contaba que antes del triunfo de la revolución, en Santiago de Cuba, en ocasiones, durante las misas se pasaban furtivamente los bonos del M-26. Mi abuela me explicó qué era catequesis, me enseñó canciones de cuando asistía. Llegué a aprender alguna que otra de memoria.

La mamá de Lucía me dijo que yo no era “religiosa” porque mi familia era “comunista”. Si me preguntan hoy; diría que no profeso ninguna fe por decisión propia: tuve la oportunidad de elegir.

Me formé con una abuela católica y un Estado laico.

Mirándolo en retrospectiva me parece irrisoria la asociación, creo que la frase de Marx, totalmente sacada de contexto, caló muy hondo en el imaginario social. La grieta entre la iglesia y el estado cubano creó una división donde ambos eran antagónicos. El tema salió a flote una vez más durante las votaciones por el referéndum constitucional.

La naciente reforma de la constitución de la República de Cuba, tuvo 760   cambios, entre adiciones y modificaciones, proponiendo una legislación mucho más acorde con nuestra sociedad.

Afín con nuestros principios como país, se mostró una constitución más inclusiva, donde se anulaban las diferencias propias del estado civil. No se modificó ninguno de los artículos que constituyen la base de nuestra nación como estado marxista, leninista y fidelista. Dejando clara la postura de un Estado constituido donde las libertades individuales son respetadas, entre ellas las creencias y religiones por igual.

Con esto se ratifica el posicionamiento de un Estado secular, donde las autoridades no se posicionan públicamente hacia ninguna religión, ni las creencias religiosas pueden influir sobre las políticas nacionales.

Por eso me llamó notablemente la atención cuando nuestro presidente, utilizando su cuenta de Twitter expresó sus felicitaciones a Santa Clara, afirmando que cada vez es “más santa y más clara”.

No me inquieta en lo más mínimo que nuestro presidente profese alguna fe, si fuese el caso. Me preocupa su postura como dirigente de nuestra nación. Me preocupa la fuerza opositora de la iglesia ante la decisión del Estado de garantizar los derechos de matrimonio a todas las personas y la respuesta de la asamblea ante dicha fuerza.

El 11 de junio de este mismo año —post votaciones— las iglesias evangélicas deciden crear una alianza, alegando como razón principal no sentirse representadas delante de las autoridades y el pueblo cubano por el Consejo de Iglesias de Cuba. Hecho que no debemos perder de vista, pues estas mismas iglesias fueron las que más se opusieron a las reformas inclusivas de la nueva constitución.

Vivimos en tiempos de desarrollo, de madurez dentro de nuestro proyecto revolucionario y no deben desdibujarse en la euforia del cambio ciertas bases que nos permitieron llegar aquí.

El filósofo y politólogo Bruno Bauer señalaba, al hablar de la separación de la política y la religión: “Todo privilegio religioso en general, incluyendo por tanto el monopolio de una iglesia privilegiada, debería abolirse, y si algunos o varios o incluso la gran mayoría se creyeran obligados a cumplir con sus deberes religiosos, el cumplimiento de estos deberes debería dejarse a su propio arbitrio”.

En palabras de Marx, “el Estado debe ser un mediador entre el pueblo y las libertades individuales, anulando así las diferencias que puedan presentarse en la sociedad civil. Corresponde a este la generalidad del pensamiento y el principio de su forma, la vida genérica, por encima de su vida material”.

El Estado debe ser imparcial y dejar que los elementos civiles tales como la cultura, la propiedad privada, la ocupación, la religión, el estado social, así como las diferencias étnicas y de género posean sus manifestaciones sin ser entorpecidas por la política y al mismo tiempo, estas no influyan en sus decisiones gubernamentales.

17 julio 2019 30 comentarios 300 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Las calles son nuestras

por Yassel Padrón Kunakbaeva 14 mayo 2019
escrito por Yassel Padrón Kunakbaeva

En los últimos días, mucho se ha tecleado sobre lo ocurrido el sábado durante la marcha de los activistas LGTBIQ. Se trata de un acontecimiento triste, que le ha hecho mucho daño a la imagen del país en un momento crítico. A los que defendemos el proyecto social de la Revolución, nos ha dejado sin aliento, decepcionados, fragmentados, en fin, debilitados. Sin embargo, es importante tratar de sacar conclusiones.

Según la versión oficial, el CENESEX suspendió la conga debido a la difícil coyuntura internacional. Esta simple explicación dice mucho, porque muestra hasta qué punto pesa la mentalidad de Guerra Fría en la toma de decisiones políticas en la Cuba de hoy. Frente a las agresiones del imperialismo, algunos funcionarios del Partido y el MININT creen que se debe continuar con una política de “tolerancia cero” hacia las manifestaciones públicas espontáneas, una estrategia claramente sacada del libro del socialismo MADE IN URSS.

La falta de perspectiva de estos dirigentes puede ser, incluso, que les lleve a creer que el mantenimiento de ese esquema de “espacio público congelado” es una ventaja con respecto a otros países como, por ejemplo, Venezuela. Ya habrá alguno que crea que ser así como somos, cerrados, es lo que evita que ocurra en Cuba un fenómeno Guaidó.

La lógica que hay detrás de la suspensión de la conga del CENESEX es, presumiblemente, la siguiente: se debe evitar cualquier posibilidad de conflictividad callejera, la conga puede ser utilizada por grupos provocadores para lanzar al mundo imágenes y mensajes contrarios al gobierno, puede haber respuesta por parte de las iglesias y sectores anti-LGTBIQ, choques urbanos, todo lo cual puede justificar una agresión pacificadora contra Cuba. Solución: no se hace la conga, nadie tiene chance de hacer nada, y le damos al mundo una imagen de tranquilidad paradisíaca.

Este razonamiento es obtuso, y olvida muchas cosas. La primera de ellas, que hace pocos meses se aprobó una nueva Constitución, donde se garantiza el derecho de libre manifestación. En fin, no pueden seguir manteniendo políticas de seguridad típicas del socialismo de Estado clásico, porque está en contradicción con la Constitución. Lo segundo que olvida, es la madurez que ha alcanzado la sociedad civil, y la capacidad que han ganado los grupos opositores para movilizarla. Los resultados de la decisión hablan por sí mismos.

Querían evitar fotos e imágenes que mostraran una Cuba en conflicto y eso fue lo que provocaron

Salieron, a darle la vuelta al mundo, fotos de agentes del orden reprimiendo a manifestantes pacíficos pro-LGTBIQ. Sí, represión, aunque no haya sido con balas de goma ni gases lacrimógenos. Una vez que el CENESEX renunció a la conga, le regalaron ese espacio a grupos alternativos y opositores.

Si hubo alguna mala intención, algún interés provocativo, aun así no hay forma de culpar a los activistas que organizaron la marcha independiente, porque fue el Estado el que golpeó primero, el que lanzó la prohibición. En política los errores no se perdonan, los enemigos del Estado Cubano actuaron bien y esta vez ganaron la batalla simbólica por goleada.

Yo puedo estar seguro de que la Revolución Cubana es el proceso más humanista, el eje de la historia de Cuba. Pero, ¿cómo le justifico a alguien que los agentes del orden golpeen a activistas, en una manifestación dónde no todos eran mercenarios, y que solo exigían el respeto a un derecho humano? ¿Quién puede creer que eso era vital para la seguridad nacional?

Dicen algunos que la marcha fue permitida, y que la violencia solo se desató porque los manifestantes no quisieron disolverse al llegar al final del recorrido. Pero de nuevo, la marcha se aceptó a regañadientes, rodeada de efectivos policiales. Algunos de los organizadores fueron arrestados para que no pudieran asistir. ¿Con qué legitimidad las fuerzas del orden podían exigirles disciplina a los manifestantes, o ponerles un límite en su recorrido?

Todo esto muestra lo urgente que es que se promulgue en Cuba una Ley de Manifestaciones, para que se haga efectivo el derecho constitucional, y todos los grupos puedan utilizar el espacio público para hacer sus actividades, siempre y cuando cumplan con ciertos requisitos. Solo con una Ley como esa, que permita las negociaciones previas y ofrezca garantías, podrá normalizarse la protesta pública y las fuerzas del orden tendrán legitimidad para reprimir a los que violenten el orden social.

La Revolución se hizo para que el pueblo se adueñara de su país, incluyendo sus calles. Las calles le pertenecen a todos, no solo a las organizaciones políticas y de masas autorizadas. La expropiación de la calle y del espacio público en general, realizada por el Estado, es una de las peores herencias que tenemos de la Europa del Este. Es hora de corregir el rumbo y abandonar las viejas mentalidades de la Guerra Fría.

Creo que todavía estamos a tiempo de cambiar. Fue por eso por lo que votamos el 24 de febrero. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de vivir una espiral de manifestaciones espontáneas y represión, un remake de mala calidad de lo que fue la historia de los últimos años de la RDA, cuyo final es completamente predecible. ¿Es ese el mundo ideal al que quieren llevarnos los dirigentes que decidieron suspender la conga?

14 mayo 2019 29 comentarios 365 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5

Ayúdanos a ser sostenibles

Somos una organización sin fines de lucro que se sostiene con donaciones de entidades e individuos, no gobiernos. Apoya nuestra independencia editorial.

11 años en línea

11 años en línea

¿Quiénes Somos?

La Joven Cuba es un equipo de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, aspiramos a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento sobre la aplicación de políticas públicas.

@2021 - Todos los derechos reservados. Contenido exclusivo de La Joven Cuba


Regreso al inicio
La Joven Cuba
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto
 

Cargando comentarios...