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La actualización de la Conceptualización

por Mario Valdés Navia 6 julio 2021
escrito por Mario Valdés Navia

El camino hacia la conceptualización del modelo cubano fue largo. Entre el 16 y el 19 de abril del 2011 se efectuó el VI Congreso del PCC, llamado de la Actualización. Tras catorce años sin convocarse —por razones nunca explicadas y que no parecieron importar mucho a militantes ni a pueblo en general— aquel cónclave analizó el ya iniciado proceso de reformas denominado Actualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista.

A pesar de que Raúl Castro afirmara en el Informe Central de aquella cita: «No me cansaré de repetir que en esta Revolución todo está dicho», en la ocasión señaló cuestiones novedosas para el discurso político cubano tradicional, como esta:

«El incremento del sector no estatal de la economía, lejos de significar una supuesta privatización de la propiedad social, como afirman algunos teóricos, está llamado a convertirse en un factor facilitador para la construcción del socialismo en Cuba, ya que permitirá al Estado concentrarse en la elevación de la eficiencia de los medios fundamentales de producción, propiedad de todo el pueblo y desprenderse de la administración de actividades no estratégicas para el país».

El enfoque más pragmático de su liderazgo se revolvía contra los anónimos «teóricos» dogmáticos y exigía una nueva fundamentación (conceptualización), más acorde con lo que postulaba desde el verano de 2009: la necesidad de remodelar la sociedad socialista cubana para hacerla sustentable.

En agosto de 2009 notificaba la decisión de: «definir con la más amplia participación popular la sociedad socialista que aspiramos y podemos construir en las condiciones actuales y futuras de Cuba, el modelo económico que regirá la vida de la nación en beneficio de nuestros compatriotas y asegurar la irreversibilidad del régimen sociopolítico del país».

En 2010 repetiría estas ideas de manera aún más acuciante. Sin embargo, cuando en 2011 se celebró el referido VI Congreso —en plena Primavera Árabe e inicios de la guerra civil y agresión yihadista internacional contra Siria—, otro sería el tono de los discursos y el carácter de las decisiones asumidas.

En lugar de debatir el marco teórico del modelo que se adoptaría, a partir de las diferentes propuestas que se venían haciendo desde inicios de los noventa, la asamblea tomó una decisión antinatural, aunque más viable para el grupo de poder hegemónico: empezar a aplicar el nuevo modelo por su dimensión práctica, los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución.

La elaboración de los mismos fue fruto del trabajo de una comisión ad hoc de especialistas y funcionarios anónimos, y complementado con el debate posterior. De ahí que en el VI congreso no solo fueran aprobados los Lineamientos, sino que se creara una «Comisión Permanente para su implementación y desarrollo», que conduciría —como supraorganismo estatal/partidista/gubernamental—, el proceso de actualización bosquejado en ellos en forma de ideales, tareas por hacer y representaciones de cómo debían ocurrir las cosas.

En el lapsus comprendido entre los congresos VI y VII —2011-2016—, se  creó otra comisión del mismo tipo para elaborar la Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista, la cual, tras un período de debates partidistas y en núcleos obreros importantes, fue aprobada en el VII Congreso. Según se declarara, ella incluía: «los principios y las bases teóricas que han de regir el proceso de construcción del socialismo en las actuales condiciones de Cuba».

Realmente su contenido es altamente idealista y apologético, cifrado en el deber ser y no en las contradicciones de la realidad cubana. Su valor teórico estaba muerto antes de nacer. En lugar de constituir una Conceptualización de la Actualización, que sirviera para iluminar el camino con nuevas definiciones, principios, leyes y enfoques diferentes; se limitaba a servir de respaldo teórico a los Lineamientos antes aprobados.

Desde que se diera a conocer, se proyectó que la Conceptualización debía ser actualizada en cada cónclave posterior, algo inconcebible en un producto teórico. Las teorías no se actualizan, se sustituyen por otras en el devenir de las ciencias, sean naturales, técnicas o socio-humanísticas.

La ruptura/superación de los paradigmas teóricos anteriores es condición sine qua non en el desarrollo del pensamiento humano. Por eso Einstein inició su libro sobre la teoría de la relatividad con el famoso adagio: «Newton, perdóname por rebatir tus concepciones».

Lo ocurrido durante el trabajo previo con los documentos del VII Congreso, y su discusión posterior en el evento, superó con creces lo que sucedió en el VIII, que fue prácticamente irrelevante. En los debates de la Comisión 1 del VII Congreso del Partido —«El modelo de país que queremos»—, dedicada a la Conceptualización y presidida por Díaz-Canel, se incorporó el 88% de las 841 opiniones aportadas por los participantes. Las 104 propuestas no aceptadas fueron canalizadas hacia otras comisiones.

Como resultado de estos intercambios, se modificó las dos terceras partes del documento, en temas como: preservación y desarrollo de las conquistas sociales;  calidad de los servicios a la población; la emigración, su impacto negativo y relación con las condiciones de trabajo y salario; participación de los trabajadores y toda la población en la toma de decisiones; papel del mercado y necesidad de que sea reconocido y regulado; reconocimiento de la propiedad privada, en especial de cubanos; factores que conforman la prosperidad en nuestro socialismo y papel protagónico de la juventud.

Por el contrario, llama la atención que en el recién concluido VIII Congreso no haya existido reportaje alguno sobre debates o intervenciones referidos a la Conceptualización. Las escasas transformaciones hechas al documento indican que pocos delegados tuvieron algo que aportar, argüir o proponer.

En su versión actualizada se subraya que: «A partir del concepto de Revolución, los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución aprobados por el 6to y 7mo congresos del Partido Comunista de Cuba, han constituido la base fundamental para elaborar la Conceptualización del Modelo. Han sido consideradas también las políticas definidas como parte de su implementación».

Esta tesis desconoce que el modelo teórico —Conceptualización— es primario respecto a los Lineamientos y las políticas. Debe ser fruto de la labor de tanques pensantes,  instituciones o destacados intelectuales que produzcan teoría. Por supuesto que puede ser enriquecida por la praxis posterior, pero nunca servir de bastón a políticas adoptadas a priori.

Tras contraponer la versión de la Conceptualización aprobada en 2017 con la actualizada en 2021 —publicada hace pocos días—, se constata que el nuevo documento tiene exiguos cambios y ninguno significativo. La principal dificultad es su carácter limitado, abstracto y no totalizador, pues, como reconoce: «El Modelo abarca las esferas de la producción, distribución, cambio y consumo».  Por tanto, su campo de acción se limita a la esfera socioeconómica; en tanto la vida política y toda la superestructura de la sociedad quedan excluidas.

Esto significa que temas tan debatidos y urgidos de transformación en Cuba, como estos: empoderamiento de los trabajadores, la ciudadanía y las localidades;  democracia y participación política efectiva; y ejercicio de los derechos humanos en su totalidad; no forman parte de la Conceptualización ni de la Actualización.

En vísperas del VIII Congreso, el Buró Político analizó un «Estudio del clima sociopolítico de la sociedad cubana», que seguramente reflejó los cambios ocurridos en ese ámbito entre uno y otro cónclave.

A pesar de que fue este un período de incremento notable de la participación ciudadana en la actividad política, tanto en el escenario real como en el espacio virtual de las redes sociales; de ese documento no se publicó nada ni parece haberse tenido en cuenta a la hora de actualizar la Conceptualización. Al parecer, los que saben han olvidado, o no quieren reconocer, que «La política es la expresión concentrada de la economía».

6 julio 2021 24 comentarios 2.340 vistas
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Sima

Camino a la sima

por Mario Valdés Navia 29 junio 2021
escrito por Mario Valdés Navia

Un viejo adagio árabe reza: «Lo único que se construye de arriba hacia abajo es un pozo». Parece que ese es el problema de la Actualización del modelo cubano. La continuidad en la creencia de que un grupo de funcionarios y especialistas  del primer nivel —los que saben— son los que han de concebir, planificar y aplicar los cambios requeridos; mientras que el resto del pueblo/población debe sumarse a ellos, acatarlos y cumplirlos. Tal dogma hace agua por todas partes.

El proceso de Actualización inició entre 2008/2009 eliminando prohibiciones absurdas y convocando a un debate nacional sobre qué hacer para encauzar el obsoleto modelo económico y social cubano; siempre respetando los principios de soberanía nacional y régimen socialista. La mayoría del pueblo y especialistas lo acogió con entusiasmo renacido y desplegó su creatividad en millones de intervenciones y miles de propuestas.

De esa etapa preparatoria brotaron dos documentos que, aun con limitaciones e insatisfacciones, podrían guiar las reformas: Lineamientos (2011) y  Conceptualización (2016).  Sin embargo, cuando llegó la hora de los mameyes —con el positivista nombre de Tarea Ordenamiento— el círculo de verdaderos decisores que la concibieron y aplicaron, que incluía a varios de los que habían ocasionado el problema, ahora demostraban que no sabían cómo resolverlo.

Las variables causantes de la actual crisis cubana son tres: el recrudecido bloqueo; la pandemia de Covid-19, y la errática política de reformas internas; pero nuestra capacidad de actuar sobre ellas no es igual. El primero escapa a nuestra voluntad y radio de acción —a pesar de las promesas de campaña de Biden y de la reciente votación en la ONU, favorable a Cuba pero no vinculante.

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Resultado de la votación en la ONU contra el bloque (Foto: Eskinder Debebe / UN)

La segunda será resuelta solo con la inmunidad del rebaño, que gracias a la intervención masiva con los logros vacunales de la ciencia cubana deberemos conseguir en un plazo más breve.

Solo la tercera puede ser superada a partir de la voluntad y capacidad de los cubanos y cubanas de la Isla y buena parte de la emigración. Es sobre esa que todos —gobierno y ciudadanía— debemos actuar con objetividad, prontitud y determinación; tres factores que han faltado desde el principio.

Objetividad, porque el peso de los mitos ideológicos provenientes del viejo modelo de socialismo estatizado, burocrático y militarizado, han pesado más en su concepción y puesta en práctica que las necesidades y posibilidades reales de la economía cubana.

Valgan dos ejemplos. Si la empresa estatal socialista es decretada como la protagonista de la economía cubana, entonces hasta las prometidas mpymes serán estatales, y la independencia y flexibilidad de este tipo de organización jamás podrá concretarse. Segundo, si a los emprendedores no estatales se les impide concentrar la riqueza, no mediante la política fiscal, sino limitándoles crecer administrativamente; ¿cómo podrán acumular capital, favorecer el empleo y contribuir a desarrollar la economía?

Prontitud es una palabra subversiva en la larga marcha del proceso de actualización, cuyo ritmo ha sido, como tendencia, lento y zigzagueante. Trece años después de iniciado, las tierras son menos explotadas que nunca; los indicadores de la producción agropecuaria e industrial se han derrumbado; cada vez se invierte menos en industria, agricultura, gastos sociales y ciencia, y más en la construcción inmobiliaria de hoteles que nunca se llenan, y en derivadoras de agua para, desafiando al relieve y los vientos alisios, convertir en fértiles tierras secas por naturaleza. Las estadísticas hablan de una década perdida para la economía cubana, 2010-2020.

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Fue anunciada la construcción del hotel más alto de La Habana (Foto: Agencia Cubana de Noticias, ACN)

Determinación ha faltado porque influye más el temor a los riesgos del cambio, que la alarma ante un torbellino descendente de crisis que puede arrastrarnos inexorablemente a la sima.

Cuando Cuba vivió el extraordinario auge de servicios profesionales a países latinoamericanos (2004-2008): ¿por qué no se invirtió parte de ese enorme fondo en recapitalizar la industria y la agricultura de manera eficiente y sostenible? Durante el trienio del deshielo con Obama (2014-2016): ¿por qué no se efectuó la reunificación monetaria y cambiaria para restablecer al peso cubano en su trono?

Ahora la cuestión es más de supervivencia que de Actualización u Ordenamiento. Primero, por los estragos de la Covid-19; pero, al unísono, por el incremento de la oferta de bienes y servicios que permitan equilibrar la oferta y demanda y detener la espiral inflacionaria que hunde a nuestra divisa: el peso cubano, que pone a los que no tienen acceso a USD o euros, al borde del hambre.

La tarea de reordenar el Ordenamiento parece no estar dando resultado.  Campesinos, cooperativas y reconocidas empresas agrícolas se hallan al borde de la bancarrota por no poder costear los precios inflados de los servicios estatales de electricidad, agua, semillas, etc., que han crecido entre diez y veinte veces. La ruptura de la correspondencia entre la concepción y la puesta en práctica de la Tarea Ordenamiento, requiere un debate nacional urgente.

A esto se añade la redolarización plástica y la medida de no aceptar más el USD físico en momentos en que hay escasas opciones de hacerlos llegar mediante envíos. Son medidas que, más allá de ayudar a paliar los problemas de la banca cubana, empeñada en dar prioridad al uso de la moneda del enemigo, traspasan el problema al consumidor de a pie, que solo puede resolver ciertas necesidades mediante la compra de USD plásticos o euros, a precios astronómicos, en el mercado informal.

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Las medidas que he propuesto en otros posts, recientes y antiguos, (El ocio de la tierra; El pecado de la carne; Ceres, por favor, ¡ven pronto!) no las repetiré por razones de espacio y respeto a los lectores. En estos días, varios prestigiosos economistas cubanos, tanto de la Isla como de la emigración, se han referido a la urgencia de adoptar medidas ya aprobadas y nunca aplicadas, de una vez y por todas. Otros intelectuales, empresarios entrevistados por la prensa nacional y gente del pueblo, se pronuncian en el mismo sentido.

La hoja de ruta de las reformas está planteada y es conocida, solo falta voluntad política para ponerla en práctica. Seguir esperando por las calendas griegas para liberar las fuerzas productivas de la nación solo nos conduce a la sima.

La continuidad en un camino equivocado ha de ser sobrepasada por la búsqueda de nuevos derroteros que permitan avizorar las cimas de prosperidad y desarrollo que exigimos los que ponemos al país por delante de los instintos egoístas y conservadores de un grupo de poder, pequeño pero soberbio y con facultades omnímodas.

29 junio 2021 46 comentarios 4.168 vistas
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La tríada soberbia-bloqueo-escasez

por Mario Valdés Navia 11 marzo 2020
escrito por Mario Valdés Navia

La amplia discusión colectiva de los Lineamientos, la Conceptualización, el Plan 2030 y la Constitución 2019 sirvieron para crear consenso sobre varias transformaciones mínimas al modelo cubano que resultaban claras para la voluntad popular. Ahora se hace evidente que, para los que saben, esos textos se acatan pero no se cumplen, tal y como hacían los funcionarios coloniales con las Leyes de Indias provenientes de Madrid.

Si alguien lo duda revisemos el sentido que asumen las transformaciones a la propiedad en esos textos. Es obvio que el reconocimiento en todos ellos de una economía mixta, con otros tipos económicos además del estatal (cooperativas, asociaciones con capital extranjero, TCP, privados, de organizaciones, etc.) implica que el Estado haga dejación de su monopolio en varios sectores a favor de esos otros. Pero ahí es donde se traba el paraguas y no hay forma de que se abra.

Ni siquiera se ha cumplido la orientación expresa del primer secretario −por entonces también presidente− de que los latifundios estatales entregaran las tierras improductivas para ser repartidas a los interesados en explotarlas. Hoy, más de un millón de hectáreas permanecen sin usar en manos de empresas y sus UBPC satélites, quienes se niegan a deshacerse de ellas y las conservan en barbecho, sin medios para explotarlas, solo preservadas por el inefable marabú.

De la idea, varias veces sostenida, de que se entregarían los centros gastronómicos y tiendas de comercio minorista a los colectivos obreros mediante arriendo, cooperativas u otras formas mixtas, nunca más se ha hablado. El gobierno continúa remozando algunas cafeterías y apostando por el renacimiento de la gastronomía estatal. Mientras, sigue cerrado para los TCP el prometido comercio mayorista, aunque ni aún con esa competencia desleal por la diferencia de costos de producción, logra vencerlos en la preferencia de los consumidores.

Espacio aparte merece la cuestión del comercio mayorista y minorista de bienes, donde los pasos dados constituyen otra vuelta de tuerca a favor del ineficaz monopolio estatal. Desde que en 2013 se cerraran las ventas particulares de ropa y calzado con la promesa de que serían suplidas por la industria nacional y las ventas en TRD, lo único que ha proliferado sin parar es el comercio por encargo de las llamadas mulas que recorren el mundo, desde Haití hasta Rusia, para satisfacer los pedidos de sus clientes.

Cuando recientemente se abrió el comercio en dólares a productos de alta gama parecía que ahora sí el Estado implementaba una política de captación de divisas muy prometedora, pues explotaría al máximo su monopolio en esa rama. Apenas unos meses bastaron para mostrar que ni siquiera en esas tiendas le es posible mantener una oferta estable, por lo que de nuevo las mulas vuelven a partir hacia los cuatro puntos cardinales con sus encargos individualizados.

Ante el bloqueo cada vez más férreo de la administración Trump, el gobierno cubano debería dejar a un lado su obsoleta soberbia estatista y recordar el viejo comercio de rescate que está presente en nuestro ADN económico. Estoy convencido de que las vitrinas y anaqueles de nuestras tiendas no estarían tan vacíos y la irritante escasez sería mucho menor si se pusiera fin al monopolio absoluto de que disfrutan un puñado de super empresas de comercio exterior. Las que, por demás, casi nunca pueden poner los productos en tiempo y forma en el mercado interno.

Cuán diferente sería si mulas, cooperativas mercantiles, pymes y empresas estatales fueran autorizadas a comprar y vender en el exterior, pagando al fisco los impuestos correspondientes –no los impagables que suelen establecerse−. Si a eso le sumamos que, en lugar de limitarla, el gobierno diera un tratamiento preferencial a los negocios de cubanos, tanto de la Isla como residentes en el exterior, el fondo de acumulación se dispararía y las leyes del bloqueo serían casi inaplicables.

Hoy, la Oficina de Control de Activos Cubanos necesita miles de empleados para monitorear el accionar del puñado de bancos y empresas de comercio exterior y sus contados clientes y suministradores. Me pregunto: ¿cómo podría hacerlo si fueran decenas de miles las empresas de todo tipo que vendieran y compraran por el mundo en función del mercado cubano?

La persistente soberbia estatista solo favorece el trabajo de los hombres de Trump, mientras que una mayor  libertad de comercio se lo haría casi imposible. En última instancia, lo determinante es encontrar vías eficaces y eficientes para paliar de alguna forma la sempiterna escasez de nuestros mercados. Si lo hacen estatales, cooperativos o privados no es lo más importante.

Está demostrado que en Cuba hay dinero para respaldar una demanda solvente que hoy se torna inestimable. El Estado no sabe cómo captarlo. Es hora de que se eche a un lado en algunos sectores y deje hacer a los que sepan y puedan hacerlo con más facilidad. La economía y los requerimientos del pueblo están a la espera.

11 marzo 2020 28 comentarios 332 vistas
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La Conceptualización: ¿actualización o innovación?

por Consejo Editorial 16 septiembre 2016
escrito por Consejo Editorial

http://www.nodal.am/2016/06/la-conceptualizacion-del-modelo-economico-y-social-cubano-de-desarrollo-socialista-por-alberto-rodriguez/Por: Nyls Gustavo Ponce Seoane

“Que donde estoy? en la revolución, con la revolución. Pero no para perderla, ayudándola a ir por malos caminos! Sino para poner en ella, con mi leal entender, los elementos quienes, aunque no sean reconocidos al principio por la gente de poca vista o mala voluntad, serán los que en las batallas de la guerra, y en los días difíciles y trascendentales batallas de la paz, han de salvarla.”

                                                                                            José Martí (1)

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En estos tiempos de cambio, en Cuba, con frecuencia se dice, y afirma por todos los órdenes jerárquicos, que para destrabar las fuerzas productivas es necesario descentralizar la toma de decisiones, ya que  el centralismo in extremis que ha predominado hasta el presente, las ha frenado.

Este centralismo comienza a surgir en fecha tan temprana de la Revolución como 1960, cuando el gobierno revolucionario se vio en la imperiosa necesidad y obligación de nacionalizar las principales entidades económicas de la nación, siendo un factor decisivo en aquellos momentos para la consolidación y ulterior desarrollo de la economía y el país.

Este hecho, junto a la declaración del carácter socialista de la Revolución en 1961 que, como es lógico, se acompañó, escoltó y reforzó con el plan, método fundamental de la dirección de la economía socialista y que fue un paso más en el avance de la implantación de la centralización, que dominaría a toda la sociedad cubana.

Este proceso de centralización culminó en 1968 con la llamada ofensiva revolucionaria mediante la cual  casi se estatalizó toda la economía nacional, dando origen al monopolio estatal de la misma.

Esta estatalización de la economía, en la que el Estado aparece prácticamente como el único consignatario de la propiedad social y el encargado de gestionarla, trajo como consecuencia la centralización casi absoluta en la toma de decisiones, convirtiéndose así al centralismo en el método por excelencia para el manejo económico, político y social del país.

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Pero la coyuntura histórica actual es distinta, los tiempos han cambiado, y lo que otrora fue impulso y fortalecimiento, ahora se ha convertido en freno y debilidad.

Es por lo que ha sido menester que se adopte por el partido y el gobierno la llamada actualización del modelo económico, político y social existente para adaptarse a estos tiempos y no sucumbir.

La actualización, basada en los denominados Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y de La Revolución aprobados en el VI Congreso del Partido, se trata hoy de complementar y apoyar con La Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano  de Desarrollo Socialista, aprobado en primera instancia por el VII Congreso del PCC y que no deja de ser una buena intención o deseo para  la construcción de un socialismo próspero y sostenible.

Sin embargo, en este tránsito hacia una nueva época de la economía socialista cubana, se mantienen factores psico-sociales objetivos y subjetivos que apuntan, por inercia, a dificultar y no lograr el principal fin que se persigue: la de la creación de un socialismo próspero y sostenible.

Así, en el ámbito subjetivo, hábitos perjudiciales como la persistencia de una mentalidad pretérita que genera la resistencia a cambiar el centralismo por la descentralización en la toma de las decisiones en la base, en las nuevas condiciones en las que hay que, por obligación, hacerlo.

Esto se manifiesta en la perjudicial espera de las orientaciones y directivas  centralizadas, “desde arriba”, para tomar decisiones y ejecutar acciones que la lógica más elemental indican ejecutar, sin esperar por nadie, lo que  dificulta al objetivo propuesto.

Desde luego, la toma de iniciativas descentralizadas en la base requiere de una mayor y profunda valoración ya que, objetivamente, muchas medidas y regulaciones burocráticas existentes, así como una planificación rígida diseñada para actividades macroeconómicas, son en realidad verdaderos obstáculos para la toma de dichas  iniciativas y las barreras para su aplicación en la economía son enormes, lo que hacen  a la sociedad disfuncional e infuncional. Son un verdadero lastre, una camisa de fuerza, a tal punto que veces  resultan absurdas.

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Como se ve, el subjetivismo, por la fuerza de la costumbre, se ha imbricado en y con  el ámbito teórico-práctico objetivo,  como se ha reflejado también en la  propia Conceptualización.

Así, se presenta, como  premisa principal del documento, a “la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción” donde “el Estado actúa como representante del dueño” y “como representante del propietario, el Estado designa y revoca a los principales directivos del sistema empresarial, les exige, evalúa y determina los principios para la remuneración…”.

Ahora bien, este principio conceptual, tan antiguo como la propia idea socialista, no convierte al socialismo en próspero ni sostenible.

Señalado por Martí, que vivió y conoció la transición, al menos teórica, del llamado socialismo utópico al científico, cuando dejó testimoniado: “lo primero que hay que saber es de qué clase de socialismo se trata,…:–aunque bien puede verse, ahondando un poco, que todos ellos convienen en una base general, el programa de nacionalizar la tierra y los elementos de producción (2)

O cuando señaló: “…– con el plan de los socialistas, que quieren que la tierra, los instrumentos de producción, las máquinas, las fábricas, y los productos del trabajo pertenezcan en junto al pueblo todo, y sea todo entre todos y para todos producido, bajo la dirección de la comunidad cooperativa, que distribuirá los productos conforme al trabajo que cada cual haya puesto en ellos, y a las necesidades de los individuos” (3)

 Entonces, teniendo en cuenta esta concepción teórica general, inherente a todos los socialismos, que lamentablemente han fracasado, en  el presente y en las actuales condiciones bien vale preguntarse, parafraseando a Martí que, qué clase de socialismo se quiere actualizar:

¿El del modelo soviético?, ¿o el de alguno de los que existió en los países de Europa oriental? Todos ellos, por cierto, muy bien ilustrados por el Dr. José Luís Rodríguez García, en su libro” El DERRUMBE DEL SOCIALISMO EN EUROPA” (4); o, ¿audazmente intentar uno nuevo, que, sin desechar ni menospreciar algunas de las experiencias positivas  de los socialismos que existieron, se puedan alcanzar los diversos fines `propuestos?

Ante tales disyuntivas, lo lógico es aceptar la última, que debe ser la que garantice y permita a la nación obtener nuevos estímulos materiales y morales, así como nuevos impulsos para sobrevivir, seguir siendo soberana e independiente y pueda, con esa nueva fuerza, la que sostenga y aumente el significado político  de Cuba.

Eso es más que necesario en las actuales condiciones, para que la Revolución Cubana siga siendo paradigmática ante las fuerzas revolucionarias, de izquierda, progresistas e integracionistas del mundo, a las cuales  el imperialismo, con su nueva política de reajuste táctico, manteniendo sus objetivos estratégicos de cambio del sistema cubano,  trata de  confundir y dividir, para con el desencanto que pueda provocar, crear el pesimismo, la inacción y el abandono de los procesos progresistas que trata de revertir.

Eso es más que necesario para evitar que la victoria alcanzada debido a la resistencia del pueblo cubano que obligó al imperialismo a restablecer relaciones con Cuba y reconocer la ineficacia del bloqueo para doblegarnos, se convierta en pírrica.

Y es más que necesario para fortalecer la batalla de ideas y enfrentar a quienes, en las nuevas condiciones, intentan socavar y desmontar nuestra ideología y cultura.

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Pero para lograr esto, lo nuevo, se requiere innovar. Innovar para actualizar renovando. No innovar para actualizar conservando.

Ahora bien, si por innovación, que se aplica en el ámbito de todas las ciencias (naturales, técnicas y sociales), se entiende una nueva idea, dispositivo ó método, que se diferencia de lo normal de lo que se haya empleado, se está empleando o haya prevalecido, se debe, ante los fracasos existentes y que existieron, comenzar por preguntar: ¿qué innovar de la idea y de la práctica socialista?

Es necesaria una innovación científica, basada en los hechos de la experiencia histórica, que es la que debe condicionar y conllevar a la actualización del modelo socialista.

Se debe comenzar pues con la innovación del propio principio fundamental del socialismo y por lo tanto de su implementación teórico-práctica.

La idea fundamental del socialismo, la de la de la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción, con el Estado como representante del propietario, debe ser modificada e innovada, por las consecuencias prácticas perjudiciales a que ha conllevado, que son las que lo han hecho fracasar en su puesta en práctica.

¿Cuáles han sido y son los problemas que le ha generado esta idea al socialismo práctico?

Sin mucho academicismo, la sabiduría popular ya lo ha mencionado y señalado como un verdadero sofisma: “cuando Todo es de todos, nada es de nadie.”

Se constata, además, que nadie se ha sentido ni se siente dueño de esos medios de producción que se anuncian de todos, lo que acarrea como consecuencia, la desidia generalizada en el proceso productivo y político, en ese pueblo que declaran propietario.

Ello da base y fundamento, a su vez, para que se generen otros hechos y fenómenos negativos como el hurto, las sustracciones, malversaciones y desfalcos  en los que participan, de una u otra forma, una buena parte de todos los factores implicados en dicho proceso, incluyendo a los representantes del propietario designados por el Estado.

Todos estos males de corrupción, delitos e ilegalidades, que se manifiestan y pululan actualmente en el seno de nuestra sociedad, son contrarios a la naturaleza del propio sistema socialista, por lo que lo ponen de verdad en peligro de perecer, porque se puede decir que han impactado ya, de modo muy severo, no solo al ámbito económico, sino también al ideológico y al social. Es la mayor actividad contrarrevolucionaria que existe y pueda existir en estos momentos.

Entonces, para contenerla, neutralizarla y evitarla definitivamente, resulta imprescindible ser radical e ir a la raíz: que la propiedad socialista de todo el pueblo se materialice de manera más real, objetiva y concreta como la principal, sí,  pero tratando de evitar que “todo sea de todos y nada sea de nadie”, coexistiendo con las otras formas  de propiedad necesarias. Utilizando el lenguaje político común cubano es una idea que hay que “aterrizarla”, que se debe “aterrizar”.

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Desde luego que ante tal coyuntura, surge la pregunta: ¿Cómo? ¿De qué manera?

En primer lugar el principio fundamental, que existe desde hace siglos, debe quedar enunciado de otra manera, ante las nuevas circunstancias, que bien podría quedar así: “En el socialismo, la propiedad socialista sobre los medios de producción, es la propiedad  de los trabajadores sobre esos medios de producción, específicamente en sus centros laborales o empresas”.  Es ó sería la socialización objetiva, concreta de la propiedad en cada centro de trabajo.

Desde luego, para su implementación la idea debe estar fundamentada jurídicamente, de manera tal que los trabajadores sean y se sientan los verdaderos dueños de  sus medios, lo que los haría capaces y motivaría a trabajar con deseos, ahínco, eficiencia y productividad en función del cumplimiento de los planes de trabajo específicos de su empresa.

Esta sería la base principal, los cimientos en los  que se asentaría la economía nacional y su sistema socioeconómico, basado así en el poder real y verdadero de los trabajadores, en el que primaría verdaderamente las relaciones socialistas de producción al estar socializada la propiedad empresarial.

De ella se derivaría la nueva condición de los trabajadores de ser los propietarios comunes, reales, verdaderos y concretos de sus medios de producción específicos. Condición esta que debe ser garantizada a todo miembro individual de un colectivo laboral por la Constitución Socialista y otras leyes, que le deben otorgar derechos y deberes respecto a los fines, la participación en la conducción, control y cuidado de esos bienes, incluyendo la remuneración. Sentaría las premisas para liberar a los trabajadores del trabajo esclavo asalariado, tanto del Capital, como del Estado.

Véase que se tiene en cuenta las funciones que corresponden a la naturaleza tanto individual (cuestión ésta muy importante a tenerse en cuenta), como colectiva de los trabajadores  de un centro empresarial.

Se crearía así un sistema empresarial de empresas socialistas pertenecientes a sus trabajadores, que facilitaría y permitiría la acumulación originaria socialista.

En pleno ejercicio de sus derechos como dueños de sus medios de producción, los trabajadores designarían y/o revocarían a los principales directivos de su centro laboral, empresa o sistema empresarial, les exigirían, evaluarían y determinarían los principios generales de su organización.

Dada su condición de propietarios comunes reales de sus medio de producción, por ese mismo hecho, estarían motivados y prácticamente obligados a aplicar métodos participativos de dirección. Más que eso, se convertirían y serían verdaderos protagonistas.

Estaría en plena correspondencia con el socialismo del siglo XXI enunciado y proclamado por otro Comandante de Nuestra América, el bolivariano Hugo Rafael Chávez Frías, cuando enfáticamente dijo:

  • “La Democracia protagónica, más que participativa”
  • “El autogobierno”
  • “La autogestión generalizada”

Y esto no es ninguna Utopía. Es perfectamente posible si consideramos que puede ser el resultado principal de una sociedad alfabetizada y culta,  con más de un millón de graduados universitarios y que debe agrupar convenientemente  para esta tarea y su realización, de forma interactiva, a  la parte importante de la juventud más hábil en el conocimiento y a muchos de los más sabios y experimentados especialistas de cada empresa y del país.

Es propio de la naturaleza humana defender “lo mío” a capa y espada, por lo que todo esto, al mismo tiempo, sentaría las bases para el fortalecimiento, reforzamiento y el aseguramiento de la independencia, la soberanía, la seguridad y la defensa nacionales.

Nada de esto, de ninguna manera niega ni puede negar el papel que juega el Estado en esta etapa de construcción del socialismo, antes de su desaparición en el comunismo (véase V.I. Lenin en “El Estado y La Revolución”), ya que dada sus funciones y condición de orientador, controlador, regulador general de la economía del país, de ser el responsable y velar por los servicios sociales esenciales como la Educación y la Salud Pública, La Defensa. El Orden Interior y la Política y Servicio Exteriores y otros, el Estado capta y debe captar por tributo parte de las utilidades de las empresas de propiedad socialista de sus trabajadores.

La Habana, 12 de Septiembre de 2016

Referencias:

1) José Martí. Obras Completas. Editorial Nacional de Cuba. La Habana 1964 Fragmentos, T.22, pág. 73

2) José Martí, Ídem. “Cuadernos de Apuntes”, T.21, pág.386, 1894

3) José Martí. Ididem.T.11, pág. 269. “Cartas de Martí” La Nación, Buenos Aires, 29 de septiembre de 1889.

4) José Luís Rodríguez García. ”El DERRUMBE DEL SOCIALISMO EN EUROPA”- Instituto Cubano del Libro, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2014 y Ruth Casa Editorial, Panamá, 2014.

16 septiembre 2016 84 comentarios 445 vistas
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Conceptualizando el modelo cubano

por Harold Cardenas Lema 4 agosto 2016
escrito por Harold Cardenas Lema

El plan de gobierno para los próximos años ya es público, está en las calles para consulta y debate popular. Nunca sabremos si la idea inicial era esta o si fue producto de la inquietud que provocó el último congreso. Lo importante es que tenemos en nuestras manos una hoja de ruta concreta.

Muchos de los puntos expresados en el documento provocan nostalgia, expresan anhelos de construcciones inalcanzadas lejos de la realidad actual, pero es un horizonte posible. En ese sentido, la Conceptualización descrita es una aspiración tan cercana como el propio socialismo. En su contenido vemos reproducidos principios que son innegociables pero también algunos errores que amenazan perdurar. Como muchos de los tópicos expuestos en él son los que promovemos en este blog y nos preocupa el uso futuro de este documento, hace unos días hicimos llegar nuestra opinión al Consejo de Estado.

Reconforta tener esta Conceptualización, que llega con tardanza pero a tiempo de convertirse en herramienta. Su utilidad dependerá de nuestra capacidad para apoyar los sectores más revolucionarios en la estructura partidista y de gobierno. La supuesta homogeneidad de las fuerzas revolucionarias en Cuba fue necesaria para afrontar amenazas externas, pero también cortina de humo perfecta para enmascarar corruptos y demagogos. O lo que es peor, invisibilizar buenos dirigentes y gestiones exitosas.

Después de varios años impulsando un cambio de mentalidad en Cuba, en el 2016 ya sabemos quien cambió, quien nunca lo necesitó y quién nunca podrá hacerlo. Ya vamos discerniendo los revolucionarios de acción de los propagandistas de dogmas, con sumo cuidado, para no confundirnos con la contrarrevolución que gusta disfrazarse de izquierda. En manos de dirigentes que generen nuevos consensos y cuenten con respaldo popular, el documento ayuda a construir un socialismo superior.

Algunos amigos no reconocen sus potencialidades. Quizás porque las necesidades de la vida cotidiana no dan mucho espacio al pensamiento social o los matices. Quizás por la injusticia histórica que no ha premiado todavía a quienes se sacrificaron por el socialismo y sí a muchos que ya claudicaron dentro y fuera de Cuba. Quizás porque hemos tenido tantos planes en el pasado, perdidos en el tiempo sin saber a ciencia cierta el resultado, que algunos ya no creen, como una fábula de Esopo.

Entre las debilidades para la concreción de los puntos propuestos, está el inmovilismo de varias estructuras encargadas de ejecutarlo junto a la fragilidad de las instituciones para operar efectivamente. Generalmente por razones de escasez económica y la existencia de esa mentalidad obsoleta. El problema de esta línea de pensamiento arcaica, es que no se reconoce a sí misma sino que intenta convertirse en abanderada del cambio, secuestrando el discurso político como paladines de la transformación.

En realidad los cubanos todavía aspiramos a un mecanismo de participación política que implique una decisión más directa y tenga menos carácter consultivo. Esa búsqueda por encontrar formas cada vez más democráticas para construir consensos en el país, debe ser una constante. Violar este principio, incluso con las mejores intenciones, es un camino del que no se regresa.

Recuerdo cómo hace 5 años debatimos la propuesta de Lineamientos que definiría el futuro del país. Cuando me llegó el turno de opinar al respecto, expresé preocupación porque esos cambios necesarios venían sin un plan que mitigara su inevitable efecto de diferencia social, una brecha que hoy sigue ampliándose. Hace unos días un amigo me decía que el país no cuenta con recursos suficiente para dicha planificación, pero ni siquiera tenemos constancia de una voluntad política al respecto, algo que no pongo en duda pero solo podemos suponerlo al no recibir señales concretas al respecto. Una vez más, la credibilidad y el consenso se resienten ante la falta de comunicación política.

Esta Conceptualización se agradece porque constituye un plan de gobierno general, no limitado al accionar partidista. A propósito, aprovecho para remarcar que veo una idea entre líneas en este y otros documentos: el Partido como garante único de los principios que sustentan la Revolución. Si así fuera, un revolucionario sin carnet no podría ser tal. A ratos veo cómo el ansia por reforzar el liderazgo del Partido, nos hace olvidar que este es solo una herramienta para construir un proyecto mayor, quizás la más importante, pero no la única. Se puede ser revolucionario al margen del Partido, aunque no sea lo ideal. Yo siempre prefiero la militancia.

Hubiera sido bueno conocer los nombres de las personas implicadas en la redacción. Todo plan de gobierno debe nacer y transitar en un clima de la mayor transparencia posible. Las condiciones de agresión constante durante mucho tiempo han condicionado el comportamiento del Estado cubano, provocando una aureola de secretismo que en la actualidad hace más daño que bien. Provoca incertidumbre en la población y logra poca compartimentación real de la información. Seguramente la CIA conoce más detalles de su redacción que la totalidad del pueblo cubano.

La Conceptualización era una deuda desde hace mucho, pero es más una declaración política que una realidad. Necesitamos leyes reales que la implementen sin medias tintas ni funcionarios que jueguen al seguro. Necesitamos ser ágiles al respecto, el tiempo de los hombres es corto y tenemos varias generaciones que necesitan ver nuevas conquistas sociales.

La Revolución puede sobrevivir muchos años sin revolucionarse, pero el tiempo de salvar el proyecto socialista cubano, es corto. Y quien crea que no estamos ya en ese punto, está ciego o no quiere ver.

4 agosto 2016 21 comentarios 264 vistas
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Carta al Partido sobre la Conceptualización

por Consejo Editorial 2 agosto 2016
escrito por Consejo Editorial

Varios miembros de La Joven Cuba depositamos esta carta en la Oficina de Correspondencia del Consejo de Estado. Nuestra intención es contribuir al debate aportando a la construcción socialista. Deseamos que esto ayude a materializar las utopías que refleja el documento.

Cro. Raúl Castro Ruz

Primer Secretario, Partido Comunista de Cuba

Asunto: Sobre la conceptualización del modelo

Luego de leer con atención el documento lo consideramos un paso necesario e impostergable en la construcción de un verdadero socialismo cubano. Idea con la cual nos sentimos plenamente identificados. Su carácter revolucionario tiene una dimensión histórica. Una conceptualización que ha nacido entre la urgencia y la posibilidad de los tiempos. Suponemos las muchas complejidades en su elaboración, en medio de la difícil tarea de mantener la unión. Sobre lo expresado en el texto tenemos en la mayoría de los puntos una opinión coincidente y en algunos de ellos, señalamientos críticos.

Atendiendo al llamado que se ha hecho, los miembros de La Joven Cuba hacen los siguientes aportes al proceso de discusión y debate sobre el texto de la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista:

  •  La Joven Cuba se siente representada en dicha Conceptualización en su párrafo 41 que dice: Existencia de una activa y diversa sociedad civil socialista, preparada y organizada en defensa de la Revolución. Así como en su párrafo 111: La información, la comunicación y el conocimiento constituyen bienes públicos y derechos ciudadanos que se ejercen responsablemente; preservando la soberanía tecnológica, con observancia de la legislación establecida en materia de defensa y seguridad nacionales.
  • Consideramos que aunque se trate de una conceptualización, en algunos casos se deben incluir elementos de referencia concreta que ayuden en su tránsito a la práctica. A menudo los documentos políticos, al tratar asuntos muy generales, se prestan a interpretaciones ambiguas. Existen referentes así en nuestra historia con Palabras a los Intelectuales o El Socialismo y el Hombre en Cuba. Los textos ambiguos caen fácilmente en manos de la subjetividad de aquellos encargados de aplicarlo, para protegernos de eso debemos buscar cierta especificidad.
  • Por su importancia debe ser incluida en esta Conceptualización, en su Capítulo 3 o en otro, la decisión de limitar a dos períodos de 5 años la permanencia de los cuadros en los principales cargos de dirección. En el caso de los cargos de Presidente y Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, consideramos que una vez electos por la Asamblea Nacional en cada período de 5 años, deben ser ratificados los mismos por referéndum popular, general y secreto. Así no solo mencionar que nuestro modelo de socialismo es democrático si no señalar desde ahora como puede serlo no solo de palabra sino también en la práctica.
  • En el punto 9 de la Introducción se menciona el proceso de construcción socialista para el cual es necesario una certera conducción y la participación activa del pueblo. Deben presentarse los mecanismos a través de los cuales el pueblo realiza esa participación. Mencionarse para un empoderamiento real los distintos niveles del Poder Popular. Las decisiones gubernamentales no pueden ir en contra de la voluntad popular, para lo mismo se requiere de encuestas, órganos de orientación legal, mayor divulgación en materia de derechos y la práctica de referéndums y plebiscitos de forma vinculante cuando se requieran.
  • En el punto 34 de la Introducción se explica cómo la economía está en el centro de la atención, nos parece prudente alertar de que esta tendencia no puede derivar en una tecnocracia desideologizada con una visión meramente economicista. Uno de los mayores peligros de nuestro tiempo.
  • En el punto 39 de la Introducción se menciona como fortaleza la universalidad de la política social, pero es importante distinguir entre qué beneficios de la política social deben ser universales y cuáles deben ser sectoriales. Que este punto sea la base de dejar de subvencionar a quien no lo requiere para ayudar más a quienes si lo necesitan.
  • En el punto 41 de la Introducción se menciona una activa y diversa sociedad civil socialista, preparada y organizada en defensa de la Revolución. Proponemos sustituir este fragmento por “una activa sociedad civil socialista, dispuesta a la defensa de la Revolución”, para que en la redacción conste que tienen cabida aquellos proyectos que se han organizado por iniciativa propia para defenderla.
  • En el punto 59 de la Introducción se menciona el papel dirigente del Partido Comunista de Cuba como un principio que sustenta nuestro modelo. Sugerimos que la mención al Partido se traslade al inicio del Capítulo I antes de enumerar dichos principios porque el partido de vanguardia constituye una herramienta en la construcción política, no un principio en sí mismo.
  • Nos preocupa la posibilidad de que el punto 110 sobre la comunicación social como un recurso estratégico de dirección del Estado, en la práctica entre en contradicción con el punto 111 que menciona que la información, la comunicación y el conocimiento constituyen bienes públicos y derechos ciudadanos. Aun considerando que a todos los puntos se les concede la misma importancia, elementos diversos pueden privilegiar el 110 sobre el 111 manteniendo y fomentando la censura y otras lamentables situaciones en materia de comunicación que consideramos este texto aspira a corregir.
  • En el Capítulo 2 inciso a, referente a La propiedad socialista de todo el pueblo, el punto 124 dice: “Asume la forma de propiedad estatal, a partir de que el Estado actúa como representante del dueño, que es el pueblo”, sugerimos que se le agregue: “por lo que funcionan bajo transparencia“. Es importante especificar que una empresa de carácter estatal tiene la obligación de ser transparente a diferencia de las privadas.
  • En el Capítulo 2 inciso d, referente a La propiedad privada, el punto 184 dice: Se aplican políticas y normativas teniendo en cuenta los límites, espacios de actuación, y alcances de las diferentes escalas. En este u otro párrafo se debe agregar: “Aquellas actividades que sean consideradas sensibles por su impacto social, como el transporte público, la venta de productos agrícolas u otros que se consideren, no funcionarán bajo oferta y demanda, sino bajo regulación del Estado“
  • En el Capítulo 3 inciso c, La gestión del Estado, el punto 254 dice: Se fomenta la participación de los ciudadanos, la transparencia, el escrutinio público y la rendición de cuentas. Igualmente, la gestión integral y eficiente de los recursos humanos por todos los actores económicos y sociales. Consideramos que a esto se debe agregar: “La información referente a los Organismos de la Administración del Estado y sus integrantes son de dominio y divulgación públicas, con excepción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y en el caso del Ministerio del Interior, lo relacionado con la Inteligencia y la Seguridad del Estado”.
  • En el Capítulo 4 sobre Política Social, el punto 274 menciona cómo los derechos económicos y sociales son materializados de modo cada vez más efectivo, de acuerdo con lo refrendado en la Constitución de la República. Consideramos importante que se constitucionalice la sociedad cubana en su conjunto y dentro de ella, las instituciones y su funcionamiento. Ello implicaría la redacción, discusión y aplicación de leyes complementarias a los artículos de la Constitución y la elaboración de los mecanismos que impliquen el amparo constitucional por parte de los ciudadanos. Sería fundamental la creación de una jurisdicción constitucional inexistente hoy, a cuya cabeza esté un Tribunal Constitucional en interés de proteger y garantizar la defensa de los derechos y la propia Constitución. Por último, consideramos esencial una alusión también a la protección de los derechos civiles y políticos, más conocidos como de primera generación.
  • En el Capítulo 4 sobre Política Social, el punto 293 menciona en relación a la migración interna que se incentiva la permanencia y retorno de las familias y jóvenes a las comunidades rurales, con énfasis en aquellas con potencialidades productivas. Consideramos que igualmente debe incluirse un párrafo 294 o inciso que atienda de manera similar la problemática de la migración internacional y la separación familiar de la siguiente forma: “se facilita el retorno de los ciudadanos emigrados y su reinserción en la vida social y económica del país”.

Esta Conceptualización, significa sobre todo no refugiarnos en el inmovilismo ni condicionarnos por factores externos. Es el diseño de nuestro legado y en él va el de nuestros antecesores. Que emane entonces de ella la dignidad plena del hombre.

Atentamente,

La Joven Cuba

2 agosto 2016 98 comentarios 289 vistas
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