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Colombia ante una nueva era política

por Mauricio De Miranda Parrondo 22 junio 2022
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

Por primera vez en su historia, el pasado 19 de junio Colombia eligió, en la persona de Gustavo Petro, a un presidente ubicado en la izquierda del espectro político. Con ello se abre, sin dudas, una nueva era. Petro y su compañera en la fórmula vicepresidencial, Francia Márquez, activista y lideresa social, obtuvieron 11.281.013 votos (50,44%) frente a los 10.580.412 (47,31%) conseguidos por la fórmula integrada por Rodolfo Hernández y Marelen Castillo.

El Pacto Histórico, coalición ganadora en estas elecciones, incorporó 2.753.245 votos más a los obtenidos en la primera vuelta, mientras que el caudal electoral de Rodolfo Hernández se incrementó en 4.615.077 votos respecto a la ronda anterior. La segunda vuelta convocó a 22.363.412 votantes (58,09% del padrón electoral), 1.217.089 más de los que sufragaron en la primera, que logró un 54.98% de participación.

La mayor particularidad de esta segunda vuelta fue que ambos contendientes decían representar un cambio y mantuvieron un discurso crítico contra el establecimiento político tradicional colombiano que, de manera general, se había alineado detrás de la candidatura de Federico Gutiérrez. Sin embargo, es de suponer que gran parte de los votos de Gutiérrez, así como los de John Milton Rodríguez, Enrique Gómez, Ingrid Betancourt y Luis Pérez fueron a parar a las toldas de Hernández.

A pesar de ello no fueron suficientes, entre otras cosas, porque lo único que les reunía era el «anti-petrismo». Hernández, más allá de mensajes breves y efectivos sobre cierta parte de la población, carecía de un discurso coherente y demostró su escaso conocimiento de las instituciones del país, que para él podía gobernarse como una empresa.

De igual forma, Petro logró reunir los votos del «anti-uribismo», aunque no necesariamente compartan su proyecto político. El Pacto Histórico no solo ha reunido a la mayor parte de las fuerzas de izquierda y algunas del centro en Colombia, sino que cobijó también a varios políticos tradicionales —como Roy Barreras y Armando Benedetti—, que han migrado desde el «uribismo» al «santismo» y ahora al «petrismo», y cuyo compromiso con el cambio es claramente cuestionable.

A ellos se une la senadora Piedad Córdoba, quien además de una trayectoria cuestionada, ha añadido actualmente el nefasto incidente de los 68.000 dólares en efectivo que pretendió sacar de Honduras sin declarar y que le fueron confiscados. El reciente episodio de los videos en que varios estrategas de la campaña del presidente electo debatían cómo destruir a los contrincantes de la primera vuelta, demostró hasta qué punto la estrategia electoral del Pacto Histórico estuvo permeada por los sucios métodos de la politiquería tradicional.

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La senadora Piedad Córdova fue detenida el pasado mes de mayo, en Palmerola. (Foto: La Prensa)

¿Hacia dónde se orienta el cambio?

Más allá del eslogan de campaña presentado por Petro, de convertir a Colombia en «Potencia mundial de la vida», y la invitación a «Vivir sabroso» de la vicepresidenta electa, el programa político del Pacto Histórico presenta una serie de medidas que conducirían a un profundo cambio en la sociedad colombiana, afectada por una inmensa deuda social con parte considerable de la población.

Entre los elementos conductores del programa de gobierno están:

  • Trasformación de la economía altamente dependiente de la actividad extractiva hacia una basada en la industria y la agricultura.
  • Fomento del turismo en una concepción amplia, que incluye: naturaleza, cultura, salud, ciencia y las comunidades, y su conversión en importante fuente de divisas para el país.
  • Desarrollo de la infraestructura y la conexión de diversos territorios, especialmente a través de una red ferroviaria nacional eléctrica y de la recuperación de la navegabilidad de los ríos.
  • Creación de las bases para transitar de una matriz energética basada en combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, a una asentada en energías limpias y renovables.
  • Reforma agraria y acuaria en sintonía con el medio ambiente, que elimine latifundios improductivos y garantice el derecho a la tierra para las familias rurales, así como la formalización de propiedades pero sin aclarar si esto favorecerá invasiones que han afectado a pequeñas propiedades privadas.
  • Impulso estatal a la conectividad de todo el territorio nacional a través de Internet, mediante la adquisición de satélite y agencia espacial que la administre, y ampliación de la oferta de acceso gratuito en zonas colectivas y con prioridad en áreas rurales.
  • Desarrollo de un sistema de banca pública que complementaría a la banca privada para fomentar el desarrollo de micros y pequeños emprendimientos.
  • Fomento a la industria y la agricultura nacionales para sustituir importaciones e integrar la producción nacional a las cadenas productivas globales.
  • Reforma de los sistemas de pensiones y salud.
  • Fortalecimiento de la educación pública, incluyendo la gratuidad en la educación superior pública.
  • Reforma del sistema tributario mediante la ampliación de la progresividad de los impuestos para financiar el incremento del gasto que implicarían las medidas anunciadas.

El programa incluye también el compromiso de que al menos el cincuenta por ciento de los cargos públicos sean ocupados por mujeres, así como la prioridad para el acceso a las políticas de empleo, vivienda, tierra, salud y educación y la creación de un Sistema nacional del cuidado que garantice los derechos laborales y de pensión a quienes desarrollan estas actividades. De igual forma, se declara el compromiso del gobierno de respetar y promover los derechos de las comunidades vulnerables, entre las que se mencionan los pueblos indígenas, afrodescendientes, raizales, palenqueros, comunidad LGTBIQ+, entre otros.

Se anuncia la decisión de cumplir con los Acuerdos de Paz con las FARC, así como la finalización del conflicto interno, mediante un proceso de paz con el ELN y la reincorporación de los grupos armados ilegales a la vida civil. En esta línea se produciría una reforma de las instituciones armadas y la eliminación del ESMAD, que ha sido la fuerza de choque contra las protestas sociales.

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Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad). (Foto: AFP)

La lucha contra la corrupción tiene un lugar especial en la reforma institucional, del nuevo gobierno, entre cuyas medidas se conciben: una reforma electoral del Congreso «para permitir a los ciudadanos exigir cuentas a sus representantes y participar activamente en las decisiones que los afectan»; reforma a la Procuraduría General de la Nación y la Contraloría General de la República encauzada a evitar duplicidades en sus actividades, reforma de la Registraduría General del Estado Civil y de la Comisión Electoral Nacional, creación de un Tribunal Electoral independiente de los demás poderes del Estado y de dos nuevos ministerios: de Igualdad y de Industrias.

Puntos débiles del programa

La principal dificultad del programa de gobierno de Petro es su inmensidad. Si se cumpliera en un porcentaje significativo, representará una profunda revolución para Colombia, pero es poco probable que la distribución de fuerzas en el Congreso de la República, que desempeña el poder legislativo, favorezca la adopción de las leyes necesarias para producir dichos cambios. Ello, al margen de que el propio Pacto Histórico es una coalición que carece de unidad ideológica.

El ascenso de Petro al poder podría provocar asimismo una estampida de capitales, que busquen salir del país antes de que una posible confrontación enturbie el clima de negocios. Es posible igualmente una actitud expectante del capital extranjero, a partir de una disminución, o incluso de la retirada, de proyectos de inversión extranjera directa. En tal coyuntura se debilitaría la posición exterior de la nación y se depreciarían, tanto el peso colombiano como los activos del país.

En cambio, si Petro asegura el funcionamiento normal de la economía, garantiza la independencia del Banco de la República, sustituye su estilo autoritario por uno que busque un consenso incluyente y, sobre todo, combata la inseguridad y logre finalizar la guerra; se recuperaría la confianza y se superaría el actual escepticismo que ya reflejan los mercados respecto a su presidencia.

Debe reconocerse además que algunas de las medidas resultan poco viables económicamente, o posibles de llevar a cabo solo mediante una expansión exagerada del gasto público, lo que comprometería la sostenibilidad fiscal.

En este sentido creo necesario destacar las dificultades que tendría la política de «empleo garantizado», que ofrecería un salario básico a quienes no puedan encontrar empleo de otra manera, y la conversión del Estado en «empleador de última instancia», así como la creación de un «stock amortiguador de empleos», todo lo cual suena muy bien pero es sumamente difícil de lograr en las condiciones de una economía subdesarrollada como la de Colombia; al margen de los problemas sociales que podría generar en una economía en la que una parte considerable de su fuerza laboral opera en condiciones de informalidad.

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Por otra parte, resulta cuestionable a partir de la experiencia internacional verificable, que el Estado asuma el volumen de actividades concebidas en este programa, sobre todo teniendo en cuenta los altos niveles de corrupción y clientelismo que afectan al país y están enquistados en los distintos estamentos del poder, tanto a nivel nacional como territorial.

Con la creación de nuevos ministerios e institutos y de un sistema bancario y crediticio estatal, crecería el empleo público con el consabido impacto en las finanzas públicas, al tiempo que podría constituir una nueva fuente de corrupción y clientelismo político.

Otra gran debilidad la constituye el factor tiempo. Es prácticamente imposible que todas las transformaciones declaradas puedan desarrollarse en cuatro años. En Colombia se decidió eliminar la reelección inmediata del presidente, por lo que, a menos que se produzca una nueva reforma constitucional como la que en su momento promovió Álvaro Uribe y que restablezca la posibilidad de reelección, no sería posible que Petro pueda ser candidato de nuevo.

Él mismo ha dicho que no buscaría ese cambio —pero ya sabemos que todo puede variar— y ha declarado públicamente que es un programa para doce o quince años, por lo que cabría esperar que el Pacto Histórico sobreviva como fuerza política y sea capaz de mantenerse en tanto opción de poder dentro de una sociedad democrática, y no violentando la democracia para perpetuarse.

En cualquier caso, la realidad es que Colombia se halla ante una nueva era política, en la que coexisten la esperanza y el escepticismo, para no hablar del rechazo que la figura de Petro, por sí sola, genera en casi la mitad del electorado. Amanecerá y veremos, dice un conocido refrán popular colombiano.

22 junio 2022 23 comentarios 1,6K vistas
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Elecciones

Primera ronda de elecciones presidenciales en Colombia

por Mauricio De Miranda Parrondo 31 mayo 2022
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

Se ha producido la primera ronda de las elecciones en Colombia. El pueblo se ha expresado, y como ningún candidato obtuvo la mitad más uno de los sufragios, la presidencia se dirimirá en segunda vuelta el próximo 19 de junio. Enfrentará entonces a dos aspirantes que representan el anti-establecimiento político tradicional, aunque ambos incluyen a políticos tradicionales en sus huestes.

Algunas cifras son ilustrativas. El líder de la coalición de izquierda Pacto Histórico, Gustavo Petro, obtuvo 8.526.292 votos (40,32% del total). Sorpresivamente —aunque en los últimos días venía ascendiendo en las encuestas—, la segunda posición, con 5.952.724 votos (28,15%), correspondió al independiente Rodolfo Hernández, que representa a la Liga de Gobernantes Anticorrupción, quien, no obstante, tiene un proceso pendiente por corrupción. En consecuencia, entre Petro y Hernández estará el próximo mandatario del país.

En tercer lugar —a pesar de que las encuestas le otorgaban la segunda posición—, finalizó Federico Gutiérrez (Fico), con 5.057.858 votos (23,92%) y respaldado por las estructuras de los partidos Liberal, Conservador, Unidad Nacional y del Centro Democrático; por tanto, el favorito del gobierno.

Seguidamente aparecen el centrista Sergio Fajardo, por la Coalición Esperanza, con 888.518 votos (4,20%); el candidato de la derecha cristiana John Milton Rodríguez con 274.216 (1,29%) por el Movimiento Colombia Justa Libres, y finalmente, Enrique Gómez Martínez, del derechista Movimiento Salvación Nacional, con 50.528 (0,23%).

Elecciones

Lo que muestran los números

En Colombia, tradicionalmente, la abstención alcanza una magnitud considerable. En esta elección votó el 54,89% del padrón electoral, mientras que en las de 2018 lo hicieron el 54% en la primera ronda y el 54,22% en la segunda. Es decir, se mantienen niveles de abstención en torno a la mitad del electorado. Dicho fenómeno muestra la desconfianza de buena parte de la sociedad respecto a que los resultados electorales puedan mejorar o empeorar sus vidas, lo que pone en tela de juicio el sistema político mismo.

Gustavo Petro ha superado ampliamente el resultado obtenido en las primarias del Pacto Histórico, ya que la suma de los cinco pre-candidatos fue de 5.573.894 votos, mientras en las legislativas, su movimiento obtuvo 2.302.847 para el Senado y 2.549.276 para la Cámara de Representantes. Ello significa que, entre marzo y mayo, su propuesta ganó 2.953.874 votos frente a los obtenidos en la consulta.

Es de considerar que la votación lograda por Petro supera en solo 487.319 la obtenida en la segunda ronda de las elecciones de 2018. En aquella ocasión consiguió el 41,77% del total de votos válidos, ligeramente superior a los obtenidos en esta.

Es probable que en la segunda ronda voten menos personas que en la primera, considerando aquellas que no se identifican con algún candidato de los que ha pasado al balotaje. En 2018, en la segunda vuelta votaron 107.272 personas menos. Pero aun si asumimos que participe la misma cantidad, Petro necesitaría algo más de 1.862.233 votos para lograr la mitad más uno de los casi 20.780.000 que votaron en la primera.

Si una parte de los casi 890 mil votos obtenidos por Fajardo va hacia Petro, no alcanzaría, y es muy probable que la mayor parte de los de Federico Gutiérrez, Milton Rodríguez, Enrique Gómez, Ingrid Betancourt y Luis Pérez sean para Rodolfo Hernández. En su discurso de aceptación de los resultados, Federico Gutiérrez anunció que tanto él como su candidato a la vicepresidencia, Rodrigo Lara, votarían por Hernández y no harían parte de su gobierno.

Y desde antes de las elecciones, Ingrid Betancourt se había retirado y adherido a la campaña de Hernández. Por esta razón, para derrotar a Hernández, Petro deberá movilizar al electorado apático que no concurrió a votar.

Rodolfo Hernández ha salido muy fortalecido con estos resultados, a pesar de no haber concurrido a los dos últimos debates entre los más opcionados, lo que evitó que quedara en evidencia ante sus más preparados contendientes y le permitió captar votos a través de una adecuada estrategia en redes sociales, incluso dentro de sectores juveniles.

Federico Gutiérrez incrementó en 1.070.890 votos los obtenidos por todos los precandidatos de la coalición de centroderecha Equipo por Colombia, y probablemente se benefició de parte del casi millón doscientos setenta mil que perdió Sergio Fajardo frente a los que sumaron los precandidatos de su coalición Centro Esperanza. Fajardo no fue capaz de capitalizar el voto centrista debido al alto nivel de polarización que caracteriza el ambiente político actual. Sin embargo, es posible que la mayor parte de esos votos hayan engrosado los de Petro.

Tras ser derrotado en las elecciones de este domingo, ‘Fico’ Gutiérrez anunció su apoyo a Rodolfo Hernández en segunda vuelta. El candidato de derecha aseguró que no será indiferente al futuro del país y no pondrá en riesgo el futuro económico de las familias colombianas. pic.twitter.com/bMAV2XTCLT

— CNN en Español (@CNNEE) May 30, 2022

Aunque el Pacto Histórico resultó la fuerza política más votada en las elecciones legislativas de marzo pasado —14,14% de los votos para Senado y 15,61% para la Cámara—, por el sistema de asignación de curules obtuvo solo veinte escaños de un total de 108 en el Senado y veintisiete de 188 en la Cámara.

Por tal motivo, Petro requeriría el apoyo de los legisladores de la Alianza Verde-Centro Esperanza, aunque de recibirlo completo —y asumiendo que no sería incondicional—  aún resultaría insuficiente, por lo que necesitaría de las fuerzas políticas que apoyaron la candidatura de Gutiérrez para sacar adelante los proyectos de leyes.

Rodolfo Hernández, en cambio, no tiene una bancada que lo apoye en el Congreso de la República, pues solo consiguió dos representantes a la Cámara. Sin embargo, es de esperar que, en caso de que fuera electo en segunda vuelta, cuente con el apoyo de los legisladores pertenecientes a los partidos Conservador, Cambio Radical, Centro Democrático y Unidad Nacional, que tampoco lograron mayoría en el Senado (si bien se acercan), y están lejos de ella en la Cámara. En consecuencia, al parecer, será el Partido Liberal, liderado por el expresidente César Gaviria, el que deba garantizar la gobernabilidad a cualquiera de las dos opciones.

La lectura política

Estos resultados muestran el hartazgo de gran parte de la sociedad colombiana por la persistencia de gravísimos problemas económicos y sociales sin solución durante décadas.

A pesar de su inmensa riqueza natural y de un acceso privilegiado a dos mares, es un país con altísimos niveles de pobreza. De acuerdo con World Development Indicators del Banco Mundial, en 2020 el 42,5% de la población vivía por debajo de la línea nacional de pobreza, frente al 35,7% en 2019. Mientras en términos de ingresos diarios, medidos en dólares de paridad del poder adquisitivo a precios constantes de 2011, el 10,3% recibía ingresos por debajo de $1,90; el 19,9% por debajo de $3,20 y el 38,3% por debajo de $5,50.

En 2020 tuvo lugar un notable empeoramiento de la situación de la población debido a la pandemia. El gobierno optó por apoyar principalmente al sector empresarial y, para cubrir el hueco fiscal, promulgó una fallida reforma tributaria que ocasionó grandes protestas sociales en 2021, sin embargo ya se habían producido otras también graves a fines de 2019.

Elecciones

El candidato a la presidencia de Colombia por la Coalición Pacto Histótico, Gustavo Petro, muestra su voto en un centro de votación en Bogotá. (Foto: Mauricio Dueñas Castañeda/EFE)

Colombia es uno de los países con mayores niveles de desigualdad en la región de América Latina y el Caribe, con un índice de Gini que entre 2018 y 2019 ascendió de 50,4 a 51,3, lo que demuestra que, en lugar de disminuir, la desigualdad aumenta.

A esto se suman problemas estructurales del subdesarrollo entre los que destacan: la exclusión de sectores de la población del acceso a educación y salud públicas de calidad, precarización del empleo y alto nivel de informalidad laboral, corrupción administrativa, abandono de las zonas rurales, evasión fiscal, escasa credibilidad de las instituciones, inseguridad, grandes desigualdades en los niveles de desarrollo entre regiones, problemas de competitividad de la producción, alta dependencia de los ingresos en divisas asociados a las exportaciones de petróleo, carbón y ferroníquel y de las importaciones de maquinarias y bienes de capital, así como subdesarrollo de la infraestructura.

Además de estos problemas, el Estado colombiano no asegura su presencia en todo el territorio nacional, donde ciertas zonas, especialmente las rurales, están controladas por fuerzas delincuenciales asociadas al narcotráfico, incluidos los remanentes de la disidencia de las FARC y el aún no desmovilizado ELN.

Ante este panorama, y en el contexto de las protestas sociales que tuvieron gravísimo impacto en la economía nacional, especialmente en ciudades como Cali y Bogotá, era lógico que se produjera un voto de castigo al gobierno de Iván Duque, a cuyo favor debe abonarse la pronta gestión para asegurar la vacunación de la población contra la Covid-19. Ese voto de castigo se concentró, por razones diferentes, en las campañas de Petro y Hernández.

En apoyo a Petro se nucleó la inmensa mayoría del voto de izquierda, e incluso parte del centro para quienes la posible deriva autoritaria del candidato, una vez en el poder, al parecer no resulta una preocupación fundamental debido a que el sistema político colombiano no asegura la inclusión social que debería garantizar una sociedad democrática.

Mientras tanto, desde la derecha también caló el discurso antisistema de Rodolfo Hernández, que evitó entrar en debates esenciales de política económica y social, más allá de críticas a la corrupción y algunas ideas rocambolescas sobre cerrar embajadas y consulados y quitar camionetas a congresistas para «pagar la educación de los chinos» (niños en el lenguaje coloquial de algunas regiones de Colombia). Sin embargo, lo más probable es que este discurso se difumine cuando se produzcan las adhesiones del establecimiento político tradicional para tratar de evitar que Petro llegue a la presidencia.

En lo tocante a las adhesiones, hay que reconocer que Petro también tiene techo de cristal, debido a las de personajes con fuertes cuestionamientos políticos, algunos provenientes incluso del uribismo.

Se iniciará ahora una carrera contra reloj para la segunda ronda, que ocurrirá en tres semanas. Petro deberá sumar entre 1,8 y 2 millones de votos, preferiblemente entre quienes no concurrieron a las urnas; mientras que Hernández requerirá más de 4,4 millones, pero seguramente reciba el apoyo mayoritario de la clase política tradicional. En un próximo texto analizaremos las principales propuestas de cada candidato.

31 mayo 2022 8 comentarios 1,3K vistas
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centroamericanos,barranquilla

Ecos de los Centroamericanos en Barranquilla

por Consejo Editorial 5 septiembre 2018
escrito por Consejo Editorial

No se puede separar el deporte de la política. No por gusto los gobiernos utilizan los grandes eventos, como olimpiadas o mundiales de fútbol, de vitrina para mostrar su país y economía al mundo. Incluso algunos aceleran los procesos de naturalización de atletas foráneos, como España por ejemplo, aun en contra de la opinión de sus propios atletas. Veamos ahora los ecos de los Centroamericanos en Barranquilla.

(¿Sabías que el mejor deportista chileno del 2017 fue un cubano?)

En medio de este contexto cada vez más competitivo, Cuba se mantiene como una potencia, aun cuando tenga varios retos por delante. Los recién concluidos juegos Centroamericanos en Barranquilla, dejaron en algunos un mal sabor, acostumbrados al primer lugar de antaño.

En Barranquilla participaron más de 100 entrenadores cubanos que están trabajando en otros países. México y República Dominicana llevaron a 20 cada uno y Colombia 13. Sólo 19 de estos entrenadores estaban contratados por el INDER y 15 habían abandonado delegaciones deportivas en otras competencias.

Cómo no estar satisfecho con la actuación en Barranquilla si con una delegación 100 % cubana y de los cuales el 66 % era primera vez que asistía a unos Centroamericanos, obtuvimos 102 medallas de oro, solo 30 menos que un país que tiene más de 120 millones de habitantes que Cuba y que ocupa el lugar 15 entre las mayores economías del mundo.

Obtuvimos 23 medallas más que Colombia que tiene cerca de 40 millones de habitantes más que Cuba, tercera economía de América Latina y sede de los Centroamericanos, evento además, que presentó varias pruebas en las que Cuba no compitió porque no están en el calendario panamericano u olímpico.

Si tomáramos en cuenta solo las pruebas incluidas en el calendario olímpico, Cuba hubiese obtenido el primer lugar

A pesar de las limitaciones económicas, Cuba se mantiene como una potencia deportiva y de la pirámide deportiva salen constantemente talentos de nivel mundial. Dos ejemplos:

El salto de 8.66 de Juan Miguel Echeverría es el más largo de la historia para un atleta con menos de 21 años, el anterior era nada menos de que de Carl Lewis y databa de 1981. El salto de 17,41 de Jordan Díaz en triple salto es la mejor marca sub 18 de la historia. El joven Pedro Pablo Pichardo ganó la Liga del Diamante en el triple salto, compitiendo por Portugal.

Los adversarios de la Revolución han utilizado el segundo lugar de Cuba como una supuesta muestra del descalabro de nuestro sistema económico y social. Lo curioso es que jamás asociaron las derrotas de países como México o Colombia ante Cuba con el fracaso del sistema capitalista.

Son otros los tiempos y hoy Cuba compite en un contexto internacional muy diferente al de hace años. El talento está, que es lo más importante, pero ¿está el gobierno cubano al tanto de que el deporte ha sido utilizado como arma política contra nuestro proyecto social? A veces parece que no. Hablaremos de eso en el futuro.

5 septiembre 2018 23 comentarios 747 vistas
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paz

La guerra y la paz

por Consejo Editorial 3 octubre 2016
escrito por Consejo Editorial

colombia_pazUn mundo mejor es posible, uno peor también. En vísperas de un huracán, unas becas complicadas y un Donald Trump… llega el NO en Colombia. Anoche una amiga escribía en Facebook su vergüenza de colombiana por el país que van legando a sus hijos, y pedía disculpas a nombre de sus compatriotas. Si algo debería ser incuestionable en el mundo es la búsqueda de la paz, pero ya ni eso.

Parecería que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, pero no es así, la frase es injusta. Los países lo que tienen son pueblos maniatados, que han sido mantenidos en la pobreza con toda intención. Despojados de su capacidad política, manipulados para que luego tomen decisiones favorables a los poderosos y terminen creyendo que son suyas.

Ayer ganó la guerra, la desmovilización social, el manejo mediático que logró socializar el odio, ganó el rencor. Hoy no es día de lamentos sino de replantearse el camino y seguirlo, con más ganas que nunca. El mundo entero acompañó este proceso de paz, los cubanos nos sentimos orgullosos de ayudar en lo posible, las partes del conflicto encontraron el camino y el mundo lo celebró en una firma histórica.

El NO es el comienzo de una nueva vía, pero el objetivo queda claro. Cuando las opciones son la guerra o la paz, el camino a seguir es obvio. Y los colombianos no están solos.

3 octubre 2016 139 comentarios 774 vistas
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Las armas de la derecha

por Consejo Editorial 26 mayo 2014
escrito por Consejo Editorial

derechaPor: Osmany Sánchez (jimmy@umcc.cu)  @JimmydeCuba

Dicen que los malos triunfan cuando los buenos no hacen nada y en términos electorales, sería algo así como: la derecha triunfa cuando la izquierda no sale a votar. Las recientes elecciones en Colombia y las pasadas en Venezuela demuestran que si bien los movimientos progresistas se extienden por la región, la derecha no se ha rendido y ha recurrido a sus dos armas secretas para sobrevivir.

La primera arma secreta sería su poder de mímesis, demostrado magistralmente por Henrique Capriles en Venezuela. La campaña electoral de Capriles fue un ejemplo de cómo proyectar una imagen y mostrar un discurso totalmente ajeno a las verdaderas intenciones de un candidato. Poco le faltó a Capriles para autodenominarse Chavista pues entre otras cosas prometió mantener y fortalecer las misiones sociales. La verdadera cara de la derecha venezolana es la que mostró durante el golpe de estado en Venezuela en el 2002 o su actual apoyo a la violencia y la guerra económica.

Si bien Capriles confundió a una parte importante del electorado con su falso discurso, meses después las elecciones municipales demostraron que el pueblo apoya en su mayoría al chavismo. Por cierto no es la primera vez que un candidato hace alarde de camuflaje político en América Latina, los ecuatorianos recuerdan muy bien al farsante Lucio Gutiérrez.
La segunda arma es el hastío. Toda acción de la derecha va dirigido a convencer al pueblo de que el proyecto de la izquierda es inviable, que ellos sí tienen la solución para sus problemas y que se preocupan por ellos, para esto acuden a la mímesis. La guerra económica, la manipulación de las informaciones, la desacreditación de los líderes de la izquierda, nada será suficiente pues si algo caracteriza a la derecha es su falta de ética en el campo de la política.

En Colombia el debate no es entre la izquierda y la derecha sino entre la paz y la guerra y los resultados demuestran que no importan los matices ideológicos si se aplican bien las armas. Es difícil entender como en un país con más de 50 años de guerras, puede tener ventaja el candidato que se opone a la paz y que para colmo en los últimos días ha estado envuelto en un escándalo por estar vinculado a las escuchas ilegales. Cuesta creerlo pero es la realidad, la compleja realidad.
Los resultados de las elecciones muestran que más de la mitad de la población en Colombia no apoya ninguna de las propuestas realizadas. ¿No se plantea por lo teóricos burgueses que el multipartidismo garantiza que toda la sociedad se vea reflejada según su tendencia ideológica? Sin dudas, el resultado histórico de las elecciones en América Latina demuestra que ningún Partido tradicional ha contado con el apoyo de sus ciudadanos. El Partido de la abstención es el gran ganador.

A diferencia de la izquierda que cae en el hastío, que no se percata de las razones que tiene para defender su proyecto social, la derecha sí es disciplinada y sale a votar, aprobando entonces los altos porcientos abstención en las elecciones. Solo un pueblo informado y consciente puede enfrentar a una derecha sin escrúpulos, que no se detiene ante nada para obtener sus objetivos.

26 mayo 2014 73 comentarios 667 vistas
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Mis impresiones sobre los últimos acontecimientos.

por Consejo Editorial 15 diciembre 2010
escrito por Consejo Editorial

Por Eduardo

El frío, hoy nos cala hasta los huesos. Quizás porque Matanzas tiene ese gran regulador climático que es su abierta y profunda bahía, no alcanzamos esta madrugada del 15 de diciembre de 2010, los 3ºC a los cuales descendió la temperatura en el municipio de Jagüey Grande y que constituye, el record nacional como la temperatura más baja para el mes de diciembre, desde que se realizan esos registros en la isla. Me enteré del interesante dato en el matutino “Haciendo Radio” de la Emisora de la Revolución, Radio Rebelde. Algunos científicos comprados por el gobierno de EEUU, aseguran que el clima mundial no está cambiando. Deberían mudarlos a los llanos de Venezuela o los campos de Colombia, para que resultasen damnificados de la tragedia climática que padecen esos países hermanos. En su prepotencia, los del norte imaginan que la tragedia climática nunca les tocará a ellos. ¡Que ilusos!

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15 diciembre 2010 124 comentarios 604 vistas
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