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Vivienda

La construcción de la vivienda en Cuba. Antecedentes y situación actual

por Omar Everleny Pérez Villanueva 19 abril 2022
escrito por Omar Everleny Pérez Villanueva

Cuando el gobierno cubano tomó el poder en 1959, se encontró con una parte del sector de la vivienda muy deteriorado debido al déficit habitacional existente, las notables diferencias entre el campo y la ciudad, la variabilidad de los materiales usados y la existencia de cordones de pobreza en las principales urbes, sobre todo en La Habana.

Esto lo impulsó a priorizar el mejoramiento de las condiciones de vida en el campo y a intentar erradicar los asentamientos informales en las ciudades. Sin embargo, la vivienda urbana continuó su proceso de deterioro y esto permitió que el déficit habitacional creciera.

Un sucinto análisis histórico permite conocer que en 1802 existía en la capital un promedio de cincuenta personas por viviendas, lo que demostraba el elevado hacinamiento. El censo realizado en 1899, durante la intervención del país por Estados Unidos, arrojó la cifra de 262 724 casas para más de un millón y medio de habitantes, lo que significaba 5.3 personas por edificación, aunque bajo el término casas se incluían las de una sola pieza o cuarto, los bohíos en el campo y los barracones de guano y piso de tierra.

La Habana inicia su configuración hacia zonas periféricas de entonces, fuera de escala respecto a una parte de la realidad nacional y con el deseo de competir con el vecino del Norte. Un ejemplo evidente fue la construcción del lujoso Capitolio Nacional, imitación estilística del de Washington.

Durante la primera mitad del siglo XX, la arquitectura se fundamentaba en la iniciativa constructora de la burguesía cubana, con la construcción de edificios públicos y grandes residencias privadas. El objetivo era multiplicar el capital, ya que esos edificios fueron convertidos en viviendas de alquiler. En esa época, el 74.5 % de las moradas habaneras no pertenecían a quienes las habitaban, pues estos lo hacían en calidad de arrendatarios.

A partir de la década del treinta, debido al aumento demográfico de las ciudades, especialmente La Habana, y por el creciente desarrollo comercial e industrial, comienza a registrarse un alza en la demanda de viviendas. Como paralelamente aumentaban el costo de los terrenos y el de la construcción, la casa individual empezó a ceder en preferencia ante al edificio de apartamentos colectivos, mayor en conjunto y menor en espacio habitable.

A partir de 1940, aparecen innumerables residencias privadas en lugares como Varadero, los repartos Miramar, Playa, Habana, Río Almendares, entre otros. Tales mansiones eran de alto lujo.

Vivienda

Reparto Miramar. 5ta Avenida desde el reloj de calle 10. 1931.

El promedio anual de construcción en el período 1946-1953 fue de 26,827 viviendas. Entre 1953 y 1958 creció de forma acelerada, no obstante que el déficit habitacional continuó ascendiendo y la población de más bajos ingresos carecía de domicilio apropiado. Fueron formuladas diversas políticas que buscaban la reducción de asentamientos informales en los alrededores de La Habana, así como la disminución del déficit habitacional, pero ninguna tuvo los resultados esperados.

Desde 1945 a 1958 —considerada la etapa de mayor actividad constructiva antes de 1959—, las viviendas erigidas con niveles buenos o aceptables solo pudieron satisfacer un tercio de la demanda por crecimiento demográfico.

Durante todo el siglo XX, y hasta 1958, el estado cubano construyó algunos conjuntos urbanos de importancia en la capital: en 1910 el de Pogolotti, en Marianao, y el Barrio Obrero de Luyanó, a partir de 1945. Debe señalarse también la agrupación de viviendas en el reparto Lutgardita, en Boyeros.

En ese período prerrevolucionario el estado, bajo el programa de Fondos Hipotecarios conocidos como FHA, estimuló la construcción de casas individuales en el país. Por su parte, se erigieron viviendas en barrios alejados del centro de la ciudad de La Habana, como los de Fontanar y Altahabana.

Según la investigación censal realizada en Cuba en 1953 —dirigida y coordinada por la Oficina del Censo de los Estados Unidos—, solo el 13 % de las casas existentes en el país podrían considerarse como buenas.

Buenas

13

Aceptables 20
Regulares 21
Malas 32
Ruinosas 15

Tabla 1: Estado de la Vivienda en 1953 en porcientos.

En Cuba se edificaba donde la rentabilidad fuera elevada. Ello explica que el 80 % de las construcciones consideradas buenas se ubicaran en la Ciudad de La Habana, lo que evidenciaba un desequilibrio en el desarrollo urbano del país.

La referida desproporción se repetía dentro de la misma ciudad, ya que por un lado existían un ostentoso litoral, exclusivas urbanizaciones de la burguesía, lujosos edificios de apartamentos y grandes residencias y, por el otro, enormes zonas de construcción espontánea y barrios insalubres con condiciones inapropiadas para vivir. En zonas rurales las condiciones eran más adversas, con los llamados bohíos y la insalubridad por falta de agua potable, alcantarillado y depósitos de aguas negras.

En 1959, solo por reposición de viviendas ruinosas o malas, la demanda era de 700 000, teniendo en cuenta la población y el número de viviendas existentes en ese momento.

Desde 1959 se planteó el enorme déficit habitacional que tenía Cuba, por ende, entre las primeras medidas que se estipularon en tal sentido, resaltan el intento de erradicar algunos barrios y la ley de Reforma Urbana.

Algunos de los principales barrios insalubres eliminados fueron el Manzana de Gómez en Santiago de Cuba, con la creación del Reparto 26 de julio; del habanero barrio Jesús María fueron trasladados a sectores residenciales de la propia ciudad unas 242 familias, por solo citar ejemplos.

En apenas cuatro años, hasta 1962, el llamado Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas (INAV), construyó un conjunto de barrios representativos, a los que se sumarían los construidos posteriormente, hasta mediados de los setenta:

  1. Habana del Este (1959-1961), con edificaciones de cuatro y doce pisos.
  2. Distrito Urbano José Martí, iniciado en 1964 en Santiago de Cuba.
  3. Conjunto Alamar, a partir de 1971
  4. Edificios Apartamentos en Altahabana.
  5. Micro-distrito Central Plaza de la Revolución, con edificios altos.
  6. Reparto Lenin, en Holguín.
  7. Reparto Caribe, en Guantánamo.
  8. Nuevo Manzanillo.
  9. Los Olivos, en Sancti Spiritus.
  10. San Rafael, en Matanzas.
  11. Reparto Hermanos Cruz, en Pinar del Río.
  12. Repartos Armando Mestre (Naranjal)  y Camilo Cienfuegos, en Matanzas.
Vivienda

Construcción del reparto Alamar. (Foto: Twitter/@Memoire2cite)

Otros barrios aparecieron a lo largo de la Isla, e inclusive, los conjuntos urbanísticos mencionados se ampliaron en fechas posteriores.

Ya en los setenta comienzan a edificarse asentamientos en todo el país, sin mucho diseño arquitectónico, el único fin era construir viviendas para los trabajadores con mano de obra garantizada por ellos mismos. La consecuencia de esta política se reflejó en la baja calidad constructiva y el pobre diseño de ciudades o asentamientos, sumado a que muchas instituciones empezaron a levantar edificios cercanos a su área laboral, los ejemplos son variados.

El proceso de urbanización en Cuba fue uno de los más antiguos en el continente latinoamericano. Si bien su ritmo de crecimiento no fue tan intenso como en aquellos países, se considera alto, con valores que oscilan entre el 57 % de la población urbana para el Censo de Población y Viviendas del año 1953; 75.9 % en el Censo de Población y Viviendas del 2002 y 76 en el Censo del 2012.

Diferencias entre las provincias

El proceso de urbanización no se produjo de forma homogénea en Cuba, por lo que existen diferencias marcadas entre provincias. Ya en el censo de 1953, la provincia de mayor grado de urbanización armonizado era La Habana, con el 98.9 %, en tanto la de menor grado era las Tunas, con el 25.4 %. Pero en el censo del 2012, la provincia más urbanizada continuaba siendo la ciudad de La Habana con el 100 % de su población residiendo en zona urbana; al tiempo que la menos urbanizada era la provincia Granma, con el 60 % de urbanización.

Hasta 1971 se habían levantado mas de 100 000 viviendas en el campo. Al llegar a 1980 esta cifra ascendía a más de 295 000. Ese nivel de construcciones fue posible por la creación del llamado Movimiento de micro-brigadas, surgido en 1971 en el reparto Alamar, al este de la capital, y por el plan inversionista ejecutado en la industria de materiales de la construcción.

En el ritmo de construcción de viviendas que ha tenido Cuba, debe destacarse el rol de la población. A partir de 1980, esta construyó el 24.1 % del total de casas terminadas, llegando a representar el 34.59 % en 1984. Tal ritmo se iría incrementando por años. Así, en el quinquenio 1981-1985 se construyeron casi 200 000 viviendas. No obstante, seguía siendo insuficiente dado el nivel del déficit acumulado y el crecimiento poblacional.

El economista Carmelo Mesa Lago estimó en 1997 que el déficit de viviendas era de un millón de unidades, o 110 por mil habitantes (Mesa Lago 1997).

Hasta 1985, en La Habana se construían menos viviendas per cápita que en todas las provincias del país, lo que resultaba una situación inversa respecto a la década del  cincuenta. Asimismo, se daba menos mantenimientos a la planta existente, lo que provocó, entre otras causas, el deterioro acelerado de determinados municipios de la capital, como La Habana Vieja, Centro Habana y el Cerro, entre otros.

El desmantelamiento del sistema socialista en los países europeos, especialmente en la URSS, afectó la vida nacional y los programas de desarrollo cubanos, entre ellos el de la vivienda; si bien debe indicarse que el déficit habitacional no se resolvió, ni siquiera se amortiguó, antes de la crisis de los noventa.

No obstante las medidas y acciones tomadas por el estado cubano, el déficit habitacional ha continuado creciendo y el panorama actual muestra amplias necesidades de inversión pública. Es forzoso que nuevas medidas sean adoptadas en el corto plazo, ya que la combinación de lo heredado, más la situación económica adversa, ha complicado la situación actual.

A eso debe añadirse la proliferación de nuevos barrios insalubres que fueron surgiendo dentro de la capital del país y en numerosas ciudades de casi todas las provincias. Para intentar modificar el déficit de viviendas que hoy existe, el ritmo constructivo deberá superar las cien mil por año, y hoy se construye apenas la tercera parte de esa cifra.

A partir de 1997 se produce una caída en el número de viviendas terminadas, y solo  comienza a recuperarse este indicador desde el 2005. Lo interesante en el período es que se manifiesta un cambio de tendencia, pues el sector no estatal de la economía logra concluir viviendas en un nivel más elevado que el estado.

Viviendas

Fuente: Oficina Nacional de Estadísticas. Anuario Estadístico de Cuba. La Habana.

En 2006 se puso en marcha en Cuba un Programa Especial para la construcción, conservación y rehabilitación del fondo habitacional. El mismo determinó la edificación de cien mil viviendas anuales; sin embargo, solo se cumplió en ese año, fundamentalmente por la existencia de un elevado fondo habitacional pendiente de pequeñas acciones de terminación desde el comienzo del Período Especial. 

Los problemas históricos en la construcción de viviendas se mantienen en Cuba. En estos últimos años podrían mencionarse, entre ellos: la baja productividad de la fuerza constructiva, junto al déficit de fuerza calificada, tanto de constructores como electricistas, albañiles, plomeros, en algunas regiones del país; la mala calidad en la actividad constructiva estatal, lo que incluye las actividades de urbanización; los muy bajos niveles de mecanización y uso de técnicas modernas; el desvío de recursos de las obras en ejecución; y las demoras, trabas y burocratización en los trámites legales  requeridos, que entorpecen la gestión. (1)

Es necesario realizar acciones que permitan alargar la vida útil de las viviendas, por la calidad de la cubierta de los techos y la falta de mantenimientos, sumados a la vejez de muchas edificaciones, especialmente en las grandes ciudades.

Antes de 1920 3.1
1920-1933 1.9
1934-1945 3.01
1946-1958 6.8
1959-1970 7.7
1971-1981 11.5
1982-1989 14.9
1990- 2001 12.2
2002-2012 13.4

No sabe

25.0

Tabla 2: Viviendas particulares de tipo casas o apartamentos según período de construcción declarado en el censo de Población y Viviendas del 2012 en %.

La tabla 2 demuestra que el 60 % del fondo habitacional del país —2,1 millones de viviendas—, ha sido construido después de 1959, pero a la vez indica que el 40 % de los encuestados, o no sabe cuándo se construyó o afirma que se hizo antes de 1959. La baja calidad de las instalaciones existentes como viviendas, según se muestra en la tabla 3, permite afirmar que es lógico que en otras regiones la afectación más rutinaria sea la destrucción de las mismas por parte de ciclones tropicales.

Del fondo habitacional existente en el momento del último censo de población y viviendas, el del 2012, una parte significativa de las viviendas no tenían buena calidad —dados los materiales predominantes en sus techos— para enfrentar fenómenos meteorológicos de gran envergadura. Solo el 53 %, que son las casas techadas de cemento, poseen mejores condiciones. A la vez, los datos demuestran que se han sustituido las casas de madera y guano por techos de plancha metálica, con las afectaciones consiguientes que ello ocasiona ante adversidades naturales.

  2002 2012
Total 3 198 859 3 620 152

De ellos

Placa 1 576 301 1 941 894
Teja  523 178 293 272
Fibrocemento  791 624 788 770
Madera y Papel   115 848 67 858
Guano   169 963 88 477
Plancha Metálica   412 114
Otro  27 945 27 767

Tabla 3: Casas y apartamentos ocupados con residentes permanentes en el momento censal de 2002 y 2012 (de acuerdo con los materiales predominantes en el techo). Fuente. Oficina Nacional de Estadísticas. Informe Nacional del Censo de Población y viviendas. 2002, Tabla V.7, La Habana. Y Censo de 2012, tabla V.12

La compleja situación descrita permite concluir que:

  1. Cuba debiera darle prioridad a las labores de mantenimiento y conservación del fondo habitacional.
  2. Es imperativa mayor atención al aseguramiento de los programas de viviendas a nivel municipal, a partir de las materias primas existentes en cada lugar y las tecnologías disponibles para fabricar los materiales necesarios.
  3. La construcción de viviendas deberá organizarse sobre la adopción de nuevas modalidades, que incluyan la introducción de nuevas tipologías y el empleo de tecnologías constructivas que ahorren materiales y fuerza de trabajo, y sean de fácil ejecución por la población.
  4. La industria de materiales de la construcción debería satisfacer la demanda para las inversiones, el mantenimiento constructivo y potenciar la exportación de los materiales más competitivos, así como la venta a la población con costos mínimos y sin subsidios.
  5. Es preciso permitir la construcción de viviendas por empresas extranjeras en el país, y a la vez otorgársele créditos por parte de las instituciones nacionales a los arrendadores o compradores interesados.

La actual situación habitacional ha producido un impacto múltiple en la sociedad cubana, y aunque en las últimas seis décadas el Estado ha construido viviendas, el ritmo constructivo ha sido insuficiente para reducir el déficit, por lo que deben incrementarse los niveles de inversión en el sector y desarrollar una estrategia de participación financiera de la comunidad.

***

(1) Betsy Anaya: «Los programas priorizados en Cuba», Mimeo, CEEC, La Habana, 2008

19 abril 2022 24 comentarios 1.547 vistas
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pata

Ni una pata menos

por Alina Bárbara López Hernández 13 noviembre 2019
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Las personas

Pasé buena parte del mes de octubre luchando por la vida de Pichy, mi pequeño chihuahua. No se pudo ganar esa batalla, pero en el camino, día tras día en la clínica veterinaria de Matanzas, aprendí más de la bondad humana y me convencí de que cuando se habla de la pérdida de valores no se tienen en cuenta muchas cosas importantes.

Lo primero fue percatarme de las condiciones en que laboran los veterinarios de una clínica estatal. El doctor Rasiel y su pequeño equipo son personas de gran vocación, pero limitadas por escasos recursos. No disponen de medicamentos. Ni siquiera están autorizados a emitir recetas. Apoyan sin embargo a todas las personas que protegen a los animales callejeros. Ellos mismos, allí en la propia clínica, cuidan permanentemente de un perro y dos gatas ciegas.

Lo segundo fue poder escuchar, y disfrutar, las muchas anécdotas de bondad humana y amor por los animales:

Tiene ochenta y tres años, pero se conserva fuerte. Es muy locuaz y me cuenta su historia mientras el doctor esteriliza a la perrita que trajo. Trabaja comprando pan en la madrugada para proveer a varios dueños de cafeterías que le pagan por ello. Cuida de alrededor de veinte perros que vienen a alimentarse a su patio diariamente. Los vecinos ayudan en algo. Arroz, boniato y, en ocasiones, vísceras o pescado.

Dentro de la casa solo tiene cinco, no caben más. Tres eran propios y dos fueron abandonados por sus vecinos al permutar. Los perros, ya viejitos, corrieron varias cuadras tras el camión de la mudanza. Cansados, volvieron y se echaron en su portal. Les abrió la puerta. Agradece al doctor su apoyo en la esterilización de los perritos. «Bastante sufren ya mijita, hay que evitar que nazcan sin hogar», me dice. La adoré.

Es joven y dispuesta. Se ve que sabe tratar con animales. Llegó con una perra parida y su pequeño cachorro. La recogió en la terminal porque le avisaron que llevaba dos días de parto y solo había nacido vivo uno de la camada. Le ponen suero y recetan antibióticos. No es el primero que trae, cuenta la recepcionista. Ahora la tendrá en su casa hasta que se reponga e intentará buscarle un hogar. Acaricia a la perrita y le habla.

Le celebro a la perra en lo que espera su turno. Es sata, pero muy bonita y se ve cuidada. La mujer, de mediana edad, responde: «No es mía. Vive en mi centro de trabajo. Es de todos. Le traemos comida, la bañamos cuando hace falta y ahora la traje a esterilizar. Si tuviera una casa grande la llevaría conmigo. Pero allá está bien, la atendemos y ella paga con fidelidad y cuidando como una guardiana las áreas del centro».

Las personas allí tenían algo diferente en la mirada. Pregunté, pero ninguno pertenecía a grupos de protección animal.

Las redes

Animalistas, protectores, defensores de los animales, así les dicen… Han asumido gran relevancia en las redes sociales, pero es evidente que ya eran una red de ayuda y defensa. Comparto toda la información sobre su benéfica labor, que me llega sobre todo desde dos de sus grupos que se observan muy organizados: Cubanos en Defensa de los Animales (CEDA) y Protección Animales de la Ciudad (PAC).

Adriana Bárbara García, una protectora residente en la provincia de Ciego de Ávila, miembro de Esmeralda Grupo de ayuda y protección animal, me ha hecho descubrir otras muchas asociaciones dispersas por el país, menciono algunos de ellos sabiendo que quedaré en deuda con otros:

  • Asociación Cubana Protectora de Animales y Plantas (ANIPLANT)
  • Callejeros en Adopción
  • Bienestar Animal en Cuba (Bienac)
  • Huellas Callejeras de Cuba, de La Habana
  • Callejeros Olvidados y Perros Callejeros, ambos de San Juan de los Remedios
  • Mejores Amigos, de Matanzas
  • Grupo de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana de Cuba
  • Veterinarios por la Protección Animal (VESPA)
  • Proyecto de la Facultad de Medicina veterinaria de la Universidad Agraria de La Habana
  • Santiagueros por el Bienestar Animal (SALBA)
  • El refugio de Yoanne Lisbet Valdés Caballero en Sancti Spiritus o el de La Milagrosa en defensa de los animales desamparados, dirigido por Milagros Mailyn González en La Habana

Existe un mapa, elaborado por la organización Cuban Animal Rescue, que grafica la distribución espacial de los grupos de protección animal en la Isla. Liudmila Morales Alfonso, cubana, docente e investigadora en temas de justicia social y candidata doctoral por la Universidad de Salamanca, me aclara que algunos grupos tienden a disolverse en poco tiempo y surgen nuevos, de ahí que el mapa puede estar desactualizado; sin embargo, puede ofrecer una idea de la fuerza del activismo en favor de la causa animal.

A Liudmila le solicité una breve caracterización del fenómeno, este es su punto de vista:

Los grupos de protección animal en Cuba están haciendo un trabajo bastante amplio, dada la situación de maltrato hacia estos que se vive en el país, normalizada culturalmente y propiciada por políticas de manejo de la Zoonosis que están muy lejos de la perspectiva proteccionista o de derechos. Su número ha crecido exponencialmente en los últimos años y a lo largo del país, aunque hay mucha variedad. Tenemos desde grupos formales y consolidados, con cientos de miembros que cumplen diferentes funciones, hasta pequeñas iniciativas de dos o tres personas. Sin embargo, los problemas que enfrentan tienen una base común, a partir de dos puntos.

El primero es la falta de reconocimiento legal, que los limita en su interacción con instituciones del Estado, así como con individuos y otras organizaciones de la sociedad civil ante casos de maltrato, por ejemplo. El segundo son las dificultades materiales para desarrollar su labor, lo que complica tanto los rescates como la atención a los animales y la creación de refugios. Esa situación se complica dado que Cuba no cuenta con una ley de protección animal ni con instrumentos jurídicos que garanticen condiciones mínimas para el activismo por esta causa.

Ante ello, los grupos ponen en práctica diferentes estrategias para el trabajo coordinado, que involucran redes familiares, geográficas y sociales. Esas redes también se han venido fortaleciendo a medida que su trabajo se extiende y se conoce mejor. El proceso involucra vínculos tanto locales y nacionales como transnacionales.

Los grupos de protección animal aúnan personas de diversas generaciones, aunque se observa en las imágenes de sus miembros un gran número de jóvenes, algo muy alentador.

Las acciones están bien coordinadas: detección de un caso de maltrato o abandono, a veces de pérdida; rescate; aviso para trasladar a un hogar de acogida o un refugio, tratamiento inmediato y gestión en procura de medicamentos; esterilización si es pertinente, y, una vez salvado, se pone en aviso de adopción. La mejor parte es cuando el animalito finalmente llega a ser adoptado. Los textos de los anuncios están bien redactados por lo general y apelan a los sentimientos más generosos del ser humano.

Esta es Esmeralda, la primera rescatada por el grupo avileño y que le dio nombre a la asociación.

Foto cortesía de Adriana García

Debajo verán una imagen difundida por CEDA con la secuencia completa de un caso, desde el rescate hasta la adopción.

Foto Facebook

Los resultados del trabajo de los grupos de protección son harto elocuentes. PAC nos notifica en esta imagen un resumen de sus logros en rescates y adopciones correspondientes al año 2018.

Foto Facebook

La necesidad de coordinar acciones con inmediatez, que es un requerimiento en este tipo de organización, ha provocado que las redes sociales se conviertan en una vía por excelencia para los rescatadores de animales. Estos grupos generan un voluntariado que se aprecia dedicado en cuerpo y alma a esa humanista y meritoria tarea. Sus simpatizantes y seguidores crecen cada día.

La Ley

No existe en Cuba una ley de protección animal. Muchos la pidieron en los debates previos a la aprobación de la nueva Constitución, pero no fue incluida. La respuesta cívica pronto llegó en forma de una marcha pacífica, organizada el 7 de abril de este año para la habitual peregrinación hasta el cementerio de Colón, donde se encuentra la tumba de una afamada protectora de animales.

Para sorpresa de muchos, se logró que fuera la primera marcha autorizada a portar carteles de una organización no legalizada en el registro de asociaciones. En las pancartas se pedía la aprobación de una Ley de protección animal.

El nombre de Beatriz Batista se dio a conocer como una de las artífices de la aprobación. Con su cara bonita y sus veintiún años, esta estudiante de Comunicación Social ha demostrado que sabe hacer bien las cosas. Ella y Odalys Jaramillo, otra protectora, lograron que el gobierno del municipio Plaza permitiera la marcha. Cientos de personas se les unieron ese día.

En La Habana radica la Asociación Cubana Protectora de animales y Plantas (ANIPLANT), presidida por Nora García. Es la única asociación con estatus de ONG, ya que la Ley de Asociaciones 54/1985 permite una sola por finalidad. ANIPLANT tiene filiales en Varadero, Cárdenas, Caibarién, Villa Clara y otros lugares, pero el proceso es engorroso y demora.

Hace más de un año se promete que el Ministerio de la Agricultura trabaja en un proyecto de Ley, pero no ha habido apremio alguno, que se conozca, por parte de la ANPP, que ocupada en la producción del voluminoso cuerpo legal derivado de la nueva Constitución, ha demorado demasiado una situación sensible y humana.

Para agravar las tensiones, en los últimos días la institución Zoonosis arreció su campaña de recogida de animales callejeros en la capital. Las imágenes tomadas eran de gran crueldad. Después se supo que en apenas unas horas los habían sacrificado. En Cuba se utiliza para ese fin la estricnina, un producto rechazado en casi todo el mundo por la agonía que provoca en los animales.

Foto Facebook

La paciencia llegó a su fin. El 11 de noviembre, en horas de la mañana, una manifestación pacífica de protectores de animales se ubicó frente a la sede de Zoonosis. No habían avisado públicamente de su propósito, pero pronto se les unieron vecinos del lugar y otros protectores que lo supieron. En los carteles se podía leer: «Abajo Zoonosis», «Hablamos por los que no tienen voz», «Ni una pata menos», «Exigimos Ley de Protección animal Ya», «Cuba contra el maltrato animal», «Estricnina NO», «Esterilizar sí, matar no».

Foto Facebook

Las autoridades del orden público resolvieron civilizadamente la tensión. La Policía se retiró y se permitió que tres rescatadores entraran para dialogar. Mucha gente estuvo a la expectativa desde diversas partes de Cuba y también de otros países.

Lo próximo que se supo era que llegaron a un acuerdo: no seguirían capturando animales callejeros por el momento, y accedieron a entregar a casi todos los perritos que debían ser sacrificados. Se propuso una reunión al día siguiente donde diez activistas serían recibidos por las autoridades del Ministerio de Salud, al cual pertenece Zoonosis.

Las puertas se abrieron y el rescate de los perritos pudo efectuarse. La mayoría enfermos, temblorosos, miraban con esperanza a los que los llevaban en brazos con ternura. Si la bondad humana tuviera rostros, este sería uno de ellos.

Foto Facebook

Como bien asevera Liudmila Morales: «La creciente atención que está recibiendo el tema puede favorecer su trabajo, pero también ocasiona ciertos conflictos relacionados con el propio activismo de la sociedad civil en un país donde su expresión organizada sigue despertando resquemores».

El día 12 ocurrió la reunión y, lo que se ha reportado de ella en las redes da fe de la inclinación de las autoridades para colaborar en proyectos comunes con los rescatadores. No al sacrificio, creación y gestión de refugios, campañas de esterilización, y, sobre todo, acciones en favor de la concientización ciudadana para el cuidado y el no maltrato de los animales.

La lucha por la Ley de Protección Animal es un punto crucial en la agenda de los activistas. Más de siete mil personas han firmado en menos dos días en las redes solicitándola. Se espera una recogida masiva de firmas para el 16 de noviembre.

Este movimiento cívico, humanista, muestra que la sociedad civil cubana goza de buena salud. Expresa igualmente que el Estado puede ser parte de esa corriente autónoma, pero proclive a colaborar en todo con las autoridades por el bien de los seres que no tienen voz y que necesitan de la nuestra. Una voz hasta ahora tímida pero ya evidentemente decidida.

Mi hija llega. No sabe de lo que escribo. Me cuenta que muchos de sus amigos de la Facultad de Ciencias Médicas de Matanzas han creado un grupo en WhatsAppp para luchar por los derechos de los animales. Se llama UM No al maltrato animal.

Imagen Facebook

13 noviembre 2019 21 comentarios 462 vistas
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