campesino
Por: Roberto G. Peralo (roberto.peralo@umcc.cu)
¿Y a quién le hablaremos de molienda, con las manos lejos del corte, de la caña ondulante que tampoco está? Pregúntale a este enmudecido terraplén a qué sabe el azúcar de la desmemoria
Maylan Álvarez
Cuenta mi madre con orgullo que con el pito del Central “6 de Agosto“, a las tres de la mañana, comenzaron las primeras contracciones que presagiaban mi nacimiento. Cuántas anécdotas no existen en el pueblo cubano en torno al azúcar. La historia de la nacionalidad cubana está entrelazada con la existencia de la industria azucarera. Aun están en mi memoria las palabras de una profesora de Historia cuando comenzaron a desmontar los Ingenios: “¿Cómo voy a dar clases ahora? Sin el azúcar no podremos contar nuestro pasado… ¿cuál será nuestro futuro?”.
A 12 años del proceso de “Reestructuración de la Industria Azucarera” y observadas las consecuencias, me es ineludible reflexionar sobre el mismo. El tema es complejo: la existencia de muy diversos criterios y la escasez de razones, opiniones e información de carácter oficial abren más de una interrogante: ¿Era la reestructuración las soluciones económicas, políticas y sociales que demandaba el país en ese momento? ¿Se cumplieron con los objetivos y las estrategias planteadas al inicio? ¿Existía conciencia de las consecuencias negativas que se están viviendo hoy? ¿El método que se empleó para tan compleja tarea fue el idóneo?
Soy del criterio de que en las condiciones que se encontraba la industria azucarera a inicio de siglo llevaba una transformación. Los grandes productores de azúcar de nuestra región lo hicieron. Durante la última década del siglo pasado el precio del azúcar oscilaba entre los 5 y 6 centavos; causado por los edulcorantes como el jarabe de maíz que alcanzaron a cubrir el 25 % del mercado mundial, provocando que la demanda solo creciera a un ritmo del 1% anual en todo ese periodo.
Por: Arnaldo Mirabal
-¿Esas personas de allá son obreros?- le pregunté a un directivo en un reciente recorrido por una empresa agropecuaria, al divisar a lo lejos un grupo de individuos que se hallaban en un campo de papa.
-No sé, deben ser unos viejitos de por ahí que a veces vienen a recoger el rastrojo de la cosecha-me respondió sin titubear el compañero.
A mí me extrañó mucho la respuesta, porque no estábamos en época de recogida. Además, las personas se hallaban en el interior de un naciente campo de papa. Ante mi resolución de acercarme, pude apreciar la incomodidad en el rostro del señor directivo.
-¿No serán obreros?-insistí.
-Lo dudo, no me parecen conocidos-respondió él.
-Están muy lejos, si nos acercamos más…
El compañero me interrumpió, y trató de hacerme desistir alegando la humedad de la tierra y mis zapatos blancos. Ante mi persistencia no le quedó más remedio que reconocer finalmente que eran obreros de su empresa.
Yo estaba contrariado con mi visita, porque el susodicho no me perdía pie ni pisada. Soy de la opinión que quien desee sentir el pulso de cualquier entidad, debe conversar con los trabajadores. Tarea que en ocasiones se dificultad, ya que algunos jefes evitan el contacto de sus subordinados con los periodistas.
Compartimos con los amigos del blog La Joven Cuba un artículo con una mirada muy particular sobre la vida de los campesinos cubanos. Enfoque realizado por una joven que ha vivido la mayor parte de su vida fuera de su patria.
Hace solo unos días anduve por la zona rural del norte de Camagüey, aún mis ropas siguen teñidas de color naranja por el polvo rojo. He visto de cerca al campesino cubano, y no solo al que trabaja en cooperativas y vive en edificios con electricidad y aparatos electrodomésticos, sino al que vive aislado y en grupos familiares trabajando día a día la tierra de la que se alimenta, y de la cual extrae también el fruto que vende en las ciudades.
En la ciudad de Camagüey, muchísimas personas mayores y enfermas reciben un litro de leche tres veces por semana a 25 centavos cubanos, o sea, un centavo americano por litro. Los enfermos diabéticos, y los recién operados, dos libras de carne de res de buena calidad al mes ( también a precios subsidiados), y las personas con alto colesterol reciben también cuotas de pescado a precios muy bajos. Los huevos los vende el estado de forma general a 33 pesos la caja de 30 huevos, o sea un dólar y pico por 30 huevos, cosa imposible de encontrar en el mercado capitalista. Aún así el cubano promedio destina casi todo su presupuesto a los alimentos, pues no tiene que separar dinero para pagar por un techo. La mayoría de los cubanos son propietarios de sus viviendas, es evidente que comparar la situación económica del cubano con el resto de los pueblos de América es imposible por las enormes diferencias en los patrones comparativos
Por: Roberto G. Peralo (roberto.peralo@umcc.cu)
Me llama la atención un artículo de la sección “Cartas a la Dirección” del periódico Granma, donde se publicó la opinión de un lector: “Sin control de los precios”, quien asegura que en innumerables artículos se ha criticado cuán elevados son algunos productos, tanto de los cuentapropistas como de los mercados estatales, sin embargo, la situación parece que no tiene solución y tampoco aparece un responsable. ¿Será tan difícil?
Pude seguir el ciclo productivo de uno de los condimentos que se encuentra en la cultura culinaria del cubano: el puré de tomate. Este es un ingrediente que se usa a diario en la cocina y hoy lo podemos encontrar en la cadena de tiendas del comercio minorista a un precio de 133 pesos un galón (3.78 litros). Representa el 30 % del salario medio del trabajador cubano en un mes.
El costo de producción de un galón de puré, incluyéndole todas las variables que influyen en su producción, es de 46 pesos. La Ministra (1) estableció, según la resolución No.93/13, un precio de 60 pesos con el cual es vendido este producto a Comercio Minorista. Dejando un margen de utilidad para la industria de 14.88 pesos, un 25% de los ingresos, esto le permite pagarle al trabajador que se encuentra directo a la producción un salario de 700.00 pesos mensuales como promedio. Además de fijar un precio de compra de la materia prima fundamental, el tomate, a 100 pesos el quintal (100 libras).
En entrevista con un grupo de campesinos estos me comentan que están muy contentos con los precios, lo consideran bastante justo y les dejan buenos dividendos: “cuando uno saca lo que le costó la semilla, preparar la tierra, los fertilizantes, el abono y además de la mano de obra que te ayuda, sales con un 60% de ganancias”. Hubo campesinos a los que el Estado pagó 30 000 pesos por su cosecha de tomate.
Quien comercializa este producto, el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), lo vende con un sobreprecio de 72 pesos (133-60). El costo por galón no debe de ser muy alto, no tengo la información pero en las condiciones precarias que se encuentran la mayoría de sus establecimientos para brindar el servicio y los bajos salarios de sus trabajadores, no le incluyen al producto ningún valor agregado. El MINCIN es simplemente un intermediario que recibe un margen de ganancias cercano al 110 %. Con un sistema tan intrincado como innecesario, el MINCIN se convierte entonces en responsable de los precios inflados.
A lo mejor estoy equivocado porque no cuento con toda la información para hacer un análisis más objetivo y puede que esté siendo injusto con el Ministerio de Comercio Interior, pero precisamente estas carencias informativas son producto de una pobrísima cultura de protección y respeto a los consumidores.
Los Estados Financieros de las empresas cubanas son información clasificada, los artículos que he leído en la prensa o la televisión sobre este tema son sumamente superficiales y siempre desde la visión de la administración, se limitan a señalar como responsables a los cuentapropistas. Esta visión edulcorada y benevolente con las empresas y a la vez muy reduccionista a la hora de aplicar responsabilidades a los trabajadores por cuenta propia, es incompatible con los tiempos que corren.
Estos últimos también tienen su cuota de responsabilidad, desde hace rato está funcionando el tan deseado mercado mayorista pero de manera ilegal y de espaldas al Estado. Existe un grupo de productos deficitarios en la red de comercialización estatal que están mayormente en manos de los particulares. Estos van, gracias a sobornos y manos corruptas, desde los almacenes centrales del Estado directamente hasta los pequeños negocios legales. Los “empresarios emergentes” aplicando la “ley del acaparamiento” inflan los precios de estos productos, en algunos casos hasta un 200%. Así el capitalismo se va colando por nuestra economía bajo nuestras propias narices, mientras la indolencia de unos y la actitud de otros que prefieren ignorar el problema, lo permiten.
Entiendo y estoy de acuerdo en que el ron y los cigarros tengan precios muy por encima de sus costos de producción para desestimular su consumo, pero aplicar la misma política de precios con los productos básicos no lo creo correcto. Aquí tampoco se aplica la ley de oferta y demanda porque los precios son tan altos que existe la oferta pero no la demanda, para el cubano promedio estos productos son prácticamente inaccesibles.
Del análisis anterior surgen tres interrogantes:
¿Qué fórmula se aplica para fijar los precios de comercialización a los productos necesarios para la alimentación del pueblo?
¿El mayor margen de ganancias no debería ser para el productor primario (el campesino) y la industria que le incluye valor agregado al producto?
Con la falta que hace capitalizar la industria cubana, en este caso cuenta con tecnología del año 1945. ¿Por qué la industria tiene un margen de ganancias muy por debajo a las entidades comercializadoras?
(1) El precio de comercialización mayorista de estos productos es centralizado, lo aprueba la Ministra de la Industria Alimenticia según la resolución 451/12 del Ministerio de Finanzas y Precios que le dio esa facultad.
Por: Harold Cárdenas Lema
El 17 de mayo pareciera un día cualquiera pero no lo es, en Cuba particularmente tiene trascendencia histórica pero no es sólo nuestro caso, el resto del mundo también lo recuerda por múltiples razones.
En esta fecha del año 1935 Franco fue nombrado jefe del Estado Mayor Central español, al año siguiente y después del Golpe se autoproclamó Jefe de Estado hasta su muerte en 1975. En el marco de la Guerra Fría, las relaciones de Franco con los Estados Unidos fueron de pleno apoyo a la dictadura franquista (resalta el hecho de que los británicos se hayan opuesto a las intenciones de los Estados Unidos de ingresar a España a la OTAN). Este apoyo se expresó claramente mediante las visitas de Eisenhower y Nixon a la España de Franco.
En 1948 Tito y el Gobierno Yugoslavo fueron acusados de traición por el Partido Comunista Soviético, este desafío a la hegemonía soviética fue un caso único en la Europa de su época y pese a las características personales de Tito así como de su gobierno destaca su derecho a la autodeterminación como país ajeno a las presiones de Stalin. Yugoslavia tenía la característica de prácticamente haberse liberado a sí misma en la Segunda Guerra Mundial, sin la intervención de los Aliados occidentales o el Ejército Rojo.
En nuestro país, en el año 1959 el Gobierno Revolucionario firmó la Ley de Reforma Agraria y dos años más tarde creó la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP).
En los Estados Unidos, el 17 de mayo de 1973 comenzó el proceso Watergate en el Senado de los Estados Unidos, que terminaría con la imputación de algunos consejeros cercanos al presidente Nixon y la propia dimisión de este en agosto del próximo año (convirtiéndose en el único presidente estadounidense que ha renunciado al cargo).
El anterior es el titular de la edición digital del periódico El Nuevo Herald, refiriéndose a las intervenciones de los campesinos cubanos, durante su congreso y que fue seguido por la prensa nacional y contó con la presencia del Segundo Secretario del PCC.
Según Oscar Espinosa Chepe, a quien presentan como “economista y disidente”, “lo que los agricultores han dicho de la burocracia es tremendo” y agrega Chepe que “parece que el malestar en las bases es tan malo que ellos lo tuvieron que plantear”.