Por: Osmany Sánchez (jimmy@umcc.cu)
Mi salario no me alcanza para hospedarme en un hotel, comprarme una casa o hacerme de un carro. Ni pensar con viajar con mi familia a hacer turismo extra fronteras. Nada de eso puedo hacer, sin embargo recibo con alegría la noticia de que se eliminan las prohibiciones que durante tanto tiempo -muchas veces sin sentido- se mantuvieron en Cuba. Quiero que mi país no sea el de las prohibiciones sino el de las posibilidades, que siga siendo un referente en materia de justicia social y donde el trabajador honesto no sea el que tenga las privaciones.
Durante los años más duros del período especial, uno de cada tres profesores dejó la Universidad de Matanzas para irse para otros sectores más lucrativos. En la actualidad muchos de ellos han regresado pero aún sigue el éxodo, sobre todo de los más jóvenes, una vez concluido su servicio social.
Hablo de los profesores porque es el sector que conozco y muchas veces sufro. Sin moverme de mi asiento he estado escuchando criterios sobre los precios de los carros que han puesto a la venta y la mayoría coinciden en que es un abuso y se preocupan por el grupo de asesores que tienen nuestros dirigentes. Dónde tienen los pies, en qué país vivenalgunos me dicen que esos precios son los iniciales pero que luego bajarán, otros aseguran que si bien es posible que eso suceda, los precios nunca debieron ser tan altos, o para decirlo con sus palabras: escandalosamente altos.