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2019Historia

El primer hombre que fumó en Europa

por Consejo Editorial 3 febrero 2019
escrito por Consejo Editorial

Llevado al extremo, bien podríamos concluir que fumar lo paga uno con la vida, en muchos casos. Rodrigo de Jerez lo pago con la cárcel, y no con una noche en el calabozo, sino con 7 años de cárcel por fumar. Es cierto que eran otros tiempos y que ser un pionero nunca ha sido sencillo. Estamos hablando, probablemente, del primer europeo que fumó tabaco, o al menos uno de los primeros. Y esto fue en 1493, la primera vez que alguien se echó un cigarro a la boca en Europa.

Rodrigo de Jerez fue uno de los marineros que iban con Cristóbal Colón en el viaje del descubrimiento, en 1492. Cruzó el Atlántico a bordo de la Santa María y ya en los primeros contactos con los nativos de América les ofrecieron como presente hojas secas que desprendían una peculiar fragancia, según dijeron. Esto era tabaco. Ya vieron cómo con un tizón en la mano y unas hierbas, los nativos iban echando humo, literalmente. Poco después ser fijaron en cómo algunos metían el tabaco en hojas enrolladas y bebían el humo. Los recién llegados al continente copiaron esa costumbre y no hay duda de que la costumbre cuajó, y vaya si cuajó, porque más de cinco siglos después seguimos en la misma.

Nuestro amigo fumador volvió en 1493 a su casa en Ayamonte, esta vez navegando en La Niña. Y fue entonces cuando supo lo caro que iba a salirle fumar. Todos recelaban del fumador, hasta su mujer, que fue la que acabó poniendo el tema en manos de la Inquisición, que lo encarceló porque aquello de sacar humo por la boca no era algo propio de un hombre y sólo el diablo podía hacer tales cosas. Dio con sus huesos en la cárcel y para cuando salió, habían pasado 7 años. Tiempo en el que el vicio de fumar se había extendido y ya no era tan extraño ver a un hombre echar humo por la boca.

Supongo que Rodrigo de Jerez sí que echó humo cuando vio que otros fumaban sin problema y a él le había costado 7 años de presidio. Como decía, ser un pionero nunca es fácil.

Tomado de: Curistoria

3 febrero 2019 6 comentarios
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Cuba

Martí, la CELAC y el diamante invisible

por Consejo Editorial 28 enero 2014
escrito por Consejo Editorial

La venas-abiertas

Por Julio César Pérez. (julio.verdecia@umcc.cu)

¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Semí, por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!

¿Cuántos años hacia que la bota, primero de las potencias europeas y luego del gobierno de los EEUU, asfixiaba la natural respiración de los pueblos de la América Nuestra?

Demasiados. Pero el sueño que nació con aquella generación de titanes de la que Bolívar fue héroe mayor, germinó. Mucho le quedaba por hacer al gigante de Carabobo después de su muerte, era como si su espíritu hubiese encarnado en miles de latinoamericanos, porque lo que no hizo Bolívar estaba por hacer todavía en América, y ese espíritu latía en las entrañas de nuestra tierra.
Ya Martí lo había invocado sabiamente en sus discursos, fue su vida testimonio de la conquista de la independencia cubana para evitar que se extendieran los Estados Unidos por las Antillas y, cayeran con esa fuerza más sobre las tierras de América. Era su visión de alfarero pretendiendo el equilibrio de una región para hacer lo que Bolívar no pudo.

Esa idea maduraría décadas después en el más preclaro de los martianos, Fidel, quien desde su discurso político y apoyado por la vocación solidaria de una nación indómita, prendería la pira latinoamericana del pensamiento integracionista.

Con los años de lucha, pese a las múltiples maniobras imperialistas y después de la triunfal Revolución Venezolana, ya con la

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28 enero 2014 103 comentarios
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Cuba

Siete retos para los jóvenes de América Latina

por Consejo Editorial 28 diciembre 2013
escrito por Consejo Editorial

fernando-martinez-herediaPor: Fernando Martínez Heredia (Intervención en la presentación de la Red de Redes En Defensa de la Humanidad, durante el 18º Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, Quito, Ecuador, 12 de diciembre de 2013)

El tema que me han pedido desarrollar me parece muy procedente, porque junto al conocimiento y la confraternidad entre los participantes, las acciones de solidaridad y demás actividades, estos Festivales son también espacios donde se examinan y debaten cuestiones fundamentales para los jóvenes que trabajan por la creación de un mundo de justicia y libertad para todos.

 Quisiera exponer siete desafíos que a mi juicio deben enfrentar los jóvenes de América Latina y el Caribe. Sin dudas hay más retos, y la formulación general no puede tener en cuenta los ámbitos específicos que condicionan la identificación de las realidades, los modos de comprender y sentir, las contradicciones y los conflictos que se enfrentan, los objetivos e instrumentos que se privilegian. Además, seré sintético, como corresponde al tiempo disponible.

 Primer reto. Los jóvenes tienen características generales en cuanto tales que no debemos olvidar nunca; ellas siempre son importantes, y pueden llegar a ser decisivas. Pero no existen los jóvenes en general. El primer reto parte de la realidad de que una gran parte de los jóvenes de nuestro continente se enfrentan todos los días al desafío de sobrevivir y encontrar un lugar en el mundo. Padecen hambre o carecen de alimentación suficiente, de servicios de educación y de salud, de empleo, y viven en familias precarias. Saben del trabajo infantil, de la delincuencia de los pobres, la prostitución y el consumo de drogas baratas. Esos jóvenes no están aquí, no conocen lo que hacemos ni nuestros escritos –muchos no podrían leerlos–, ni es probable que les interesen. No suelen votar, porque no sienten suya la política que existe en sus países. Por consiguiente, muchos pueden ser acarreados precisamente por los culpables de la vida que llevan, si les resuelven algunas de sus necesidades perentorias.

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28 diciembre 2013 22 comentarios
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Cuba

Cuba es una palabra sagrada!!!!

por Consejo Editorial 28 diciembre 2013
escrito por Consejo Editorial

Pensar-Cuba Emocionante relato de un niño descendiente de cubanos emigrantes que describe la Cuba que jamás ha visto pero que conoce profundamente a través de los ojos, los recuerdos y el amor de toda su familia !!!

Mira, abuelo , tengo una sorpresa para ti, en la escuela me pidieron que escribiera “algo” y yo escribí de tu Cuba . Escucha abuelito: “Cuba es una palabra SAGRADA. Es la palabra que más yo he escuchado en mi vida. Si mal no recuerdo las primeras palabras que escuché al salir del vientre de mi madre fueron las de mi abuelo gritando: “¡Carajooo, llegó al mundo otro cubano!

Cuba es una palabra que cuando el noticiero la menciona yo sé que me tengo que quedar callado y si no me callo tengo que escuchar a toda la familia engañándome y diciéndome: “¡Cállese la boca, muchacho, que están hablando de Cuba!” “Y si en la televisión americana la palabra QUIUBA ya yo sé que tengo que escuchar y estar listo para traducir, porque el abuelo inmediatamente, como un resorte, me va a preguntar: “A ver, a ver, qué están diciendo de Cuba, chico ?” “Pero a mí alrededor Cuba no es una palabra, Cuba es como un credo, como una religión. Tal parece que todos en mi casa tienen a Cuba en un altar. Cuba es una obsesión. Yo me imagino que hasta el agua bendita de las Iglesias debe de venir de algún río de Cuba . Y con lo fuerte que es mi abuelo, con lo mucho que me ha repetido en mi vida que “los hombres no lloran”, él llora cada vez que menciona a Cuba .”

“Cuba es como una sombra que me sigue a todas partes, Cuba está en las conversaciones, en las discusiones, en las fiestas, en los velorios, en los periódicos que lee mi abuelo, en forma de islita en una cadenita que me regaló mi abuelita, y hasta en la fiesta de quince años de mi hermanita se hablo mucho de Cuba .”

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28 diciembre 2013 23 comentarios
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Cuba

Un Quijote argentino cabalga por América

por Consejo Editorial 14 junio 2013
escrito por Consejo Editorial

che-guevaraPor: Gabriel Torres Rodríguez

“(…) El Che no flaquea, no se deja flaquear, aunque siente que su propio cuerpo es una piedra entre las piedras, pesada piedra que él arrastra avanzando a la cabeza de todos (…) caminan todos al ritmo de los que menos pueden: juntos serán todos salvados o perdidos. La metralla le rompe las piernas. Sentado, sigue peleando, hasta que le vuelan el fusil de las manos. El Che muere de bala, muere a traición, poco antes de cumplir cuarenta años, exactamente a la misma edad a la que murieron, también de bala, también a traición, Zapata y Sandino. ¿Ha muerto en 1967, en Bolivia, porque se equivocó de hora y de lugar, de ritmo y de manera? ¿O ha muerto nunca, en ninguna parte, porque no se equivocó en lo que de veras vale para todas las horas y lugares y ritmos y maneras?”  Eduardo Galeano

Nosotros los cubanos, tenemos esa rara manía de querer apropiarnos del Che sin pensar que es, posiblemente, la figura latinoamericana más universal. Y es que en Cuba el Che trasciende tanto por la estatura de sus acciones -en pos del bien del individuo y la nación- como por su esclarecido pensamiento.

Ernesto Guevara es la síntesis del rudo hombre de acción y el profundo pensador que supo desnudarse de los dogmas, del burocratismo y enfrentar una nueva realidad para América Latina y el mundo. Creo que fue el más revolucionario de los románticos: un extraño Quijote en el convulso siglo XX.

465 días fungió como Presidente del Banco Nacional, y le bastaron para demostrar su capacidad y liderazgo en esta esfera. La contrarrevolución y las ávidas miradas de afuera vieron un ingente peligro en esta designación, y tras la fortaleza demostrada sólo se dedicaron a denigrar su imagen.

Por aquellos días Fidel expresaba: “para que nadie se llame a engaño; el Che no está ahí para hacer ninguna barbaridad, el Che está ahí igual que cuando lo mandamos a Las Villas a impedir que pasaran los tropas enemigas hacia Oriente; lo he mandado al Banco Nacional a impedir que se vayan las divisas y para que el parque que tenemos en divisas pues se invierta correctamente”[1].

Varias medidas por él iniciadas fijaron al país en pos de la independencia económica: el cierre a la fuga de divisas y la nacionalización de todos los bancos y sus sucursales norteamericanas así como la salida de Cuba del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

Se metamorfoseó en dirigente de la industria y su presencia periódica en los lugares del país donde se acometían las principales inversiones llenaba de orgullo y alegría a los trabajadores. Una gran disciplina y un increíble sentido del deber caracterizaron al guerrillero durante esta etapa.

Su línea política era consecuente con el ejemplo y el sacrificio. Erigió lo que el llamó “trabajo voluntario”, que no fue más que el esfuerzo total y desinteresado de un hombre por el desarrollo de su Patria. Todavía guardan las fotos su imagen sobre la combinada, en un campo de caña; o armada su mano del machete como flamante mambí; o con el saco al hombro bañado de sudor y como escudo su diáfana sonrisa.

Su impacto en la subjetividad de los hijos de esta isla es tan íntimo que aún hoy, en pleno siglo XXI, los pequeños, en la escuela, se proponen ser como él.

El Che fue un gran marxista. Fue un maestro preclaro que explicó cómo debía ser un comunista, y comprendió los retos de la construcción del socialismo en Cuba. Estudió a Lenin, y en unos osados apuntes rebatió la  economía política que estudiaba la URSS.

Y después nos dejó solos y marchó al África. Y ahí comenzó la leyenda del Che Guevara, fue allí donde se hizo universal y de todos. Dejando atrás la comodidad de la familia, dejando todo atrás por un ideal, por un principio revolucionario de verdadero comunista: saldar su deuda con la humanidad.

Y regresó de la tierra negra. Vino a su cuna, como una premonición de su muerte. Recaló en el altiplano boliviano para ofrendar su sangre al continente y a las fuerzas que reaccionan contra los dominios del egoísmo y el capital.

El Che se convirtió en paradigma. En ícono de las juventudes revolucionarias del 68. En el ejemplo a seguir, en el modelo a imitar durante años de dictaduras castrenses y modelos neoliberales en Latinoamérica; durante el descalabro soviético y el despertar de las izquierdas, hoy, en nuestra América.

Pero, ¿por qué el Che? ¿Por qué un universitario francés, un joven de instituto mexicano, un minero en Bolivia o un hippie en los EE. UU levantarían una bandera con su imagen? ¿Qué representa Guevara para el mundo?

Cada quién ha absorbido lo mejor del Che, de sus acciones, de su pensamiento y de su poderosa ética. Cada intelectual ha ofrecido una interpretación de su figura y pensamiento. Muchas objetivas y cargadas de sentido. Otras, débiles y henchidas de subjetividad.

El Che es símbolo de unidad revolucionaria. Así lo demostraba en su Mensaje a la Tricontinental: “Y si todos fuéramos capaces de unirnos, para que nuestros golpes fueran más sólidos y certeros, para que la ayuda de todo tipo a los pueblos en lucha fuera aún más efectiva, ¡qué grande sería el futuro, y qué cercano![2]  Es partidario de la unión y la colaboración de las fuerzas que tienen un mismo camino. Propone unirse contra el capitalismo, y contra todo lo que convierta al hombre en esclavo del hombre.

Otra cuestión que haya expresión en su figura es la solidaridad, traducida como internacionalismo. Entendida como la entrega a otros pueblos del sudor y del alma. Esto lo convierte en mito. Lo identifica con el sueño unitario de Bolívar y Martí. Con la creación de una sola América alejada del imperialismo.

El Che significa revolución, cambio. Representa intransigencia y comunismo. Es un recurso legitimador de movimientos sociales, políticos y hasta culturales que abrazan las ideas de cambio como bandera, el cambio entendido como el ataque a las raíces de los males continentales, provenientes, en gran medida, del imperialismo y las lógicas de dominación capitalistas.

 Instigador del nacimiento del “hombre nuevo” latinoamericano su figura y la influencia de la Revolución Cubana sirvieron de catalizador para la forja de experiencias revolucionarias en todo el continente. Su potencia soñadora, que lo lanzaba a la lucha sin condiciones materiales o políticas, resultó muy atractiva para los sufridos pueblos americanos, para la formación de líderes o vanguardias políticas que a la larga alcanzarían protagonismo en América.

El Che tuvo esa extraña habilidad de siempre discernir del mundo lo nuevo, lo diferente. Esa habilidad de trazar caminos para liberar al ser humano. Luchador ferviente contra el conservadurismo nunca vaciló en defender sus concepciones políticas en cualquier escenario, así fuera en la Asamblea General de las Naciones Unidas o en la fría meseta boliviana agobiado por el asma.

Hoy el Che se nos dibuja gigante. La estrella de su boina se transforma en faro y su estática mirada nos grita que (…) “Cada vez que derriban un árbol, el ruido se escucha muy lejos pero silenciosamente la brisa lleva millares de semillas”.

(La paradigmática figura de Ernesto Guevara de la Serna es hoy más recurrente que nunca. Este argentino cubano, o mejor, ese argentino del mundo, con su ejemplo, por su sacrificio y dolor es guía y motivo, energía y voluntad para esta tierra nuestra “desde el Río Bravo hasta la Patagonia”. Es San Ernesto de la Higuera, que recibe santos rezos en el lugar de su muerte. Es el Che icónico de las manifestaciones, que viaja con los jóvenes en pullovers bajo el golpe de las balas y el empuje de los chorros de agua. Es el Che de las fuerzas de izquierda, de los partidos comunistas y de la Revolución Cubana.)

_________________________________________________________________________

[1] Tomado de: Héctor Rodríguez Llompart. Che comunista y economista en http://emba.cubaminrex.cu/

[2] Tomado de: Che Guevara, el sí­mbolo en los movimientos sociales latinoamericanos en http://www.centroche.co.cu/

14 junio 2013 40 comentarios
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Cuba

José Martí en “Palabras de Otros”.

por Consejo Editorial 10 abril 2013
escrito por Consejo Editorial
23ypc jose marti

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El post de ayer, “Palabras de Otros”, generó un debate que puede dar cabida a muchas opiniones. Por su pertinencia y el análisis balanceado que ofrece esta visión invitamos a participar al apóstol de nuestra independencia, José Martí.

 

La verdad sobre los Estados Unidos

Es preciso que se sepa en nuestra América la verdad de los Estados Unidos. Ni se debe exagerar sus faltas de propósito, por el prurito de negarles toda virtud, ni se ha de esconder sus faltas, o pregonarlas como virtudes. No hay razas: no hay más que modificaciones diversas del hombre, en los detalles de hábito y forma que no les cambian lo idéntico y esencial, según las condiciones de clima e historia en que viva. Es de hombres de prólogo y superficie–que no hayan hundido los brazos en las entrañas humanas, que no vean desde la altura imparcial hervir en igual horno las naciones, que en el huevo y tejido de todas ellas no hallen el mismo permanente duelo del desinterés constructor y el odio inicuo, –el entretenimiento de hallar variedad sustancial entre el egoísta sajón y el egoísta latino, el sajón generoso o el latino generoso, el latino burómano o el burómano sajón: de virtudes y defectos son capaces por igual latinos y sajones. Lo que varía es la consecuencia peculiar de la distinta agrupación histórica: en un pueblo de ingleses y holandeses y alemanes afines, cualesquiera que sean los disturbios, mortales tal vez, que le acarree el divorcio original del señorío, y la llaneza que a un tiempo lo fundaron, y la hostilidad inevitable, y en la especie humana indígena, de la codicia y vanidad que crean las aristocracias contra el derecho y la abnegación que se les revelan, no puede producirse la confusión de hábitos políticos, y la revuelta hornalla, de los pueblos en que la necesidad del conquistador dejó viva la población natural, espantada y diversa, a quien aún cierra el paso con parricida ceguedad la casta privilegiada que engendró en ella el europeo. Una nación de mocetones del Norte, hechos de siglos atrás al mar y a la nieve, y a la hombría favorecida por la perenne defensa de las libertades locales, no puede ser como una isla del trópico, fácil y sonriente, donde trabajan por su ajuste, bajo un gobierno que es como piratería política, la excrecencia famélica de un pueblo europeo, soldadesco y retrasado, los descendientes de esta tribu áspera e inculta, divididos por el odio de la docilidad acomodaticia a la virtud rebelde, y los africanos pujantes y sencillos, o envilecidos y rencorosos, que de una espantable esclavitud y una sublime guerra han entrado a la conciudadanía con los que los compraron y los vendieron, y, gracias a los muertos de la guerra sublime, saludan hoy como a igual al que hacían ayer bailar a latigazos. En lo que se ha de ver si sajones y latinos son distintos, y en lo que únicamente se les puede comparar, es en aquello en que se les hayan rodeado condiciones comunes: y es un hecho que en los Estados del Sur de la Unión Americana, donde hubo esclavos negros, el carácter dominante es tan soberbio, tan perezoso, tan inclemente, tan desvalido, como pudiera ser, en consecuencia de la esclavitud, el de los hijos de Cuba. Es de supina ignorancia, y de ligereza infantil y punible, hablar de los Estados Unidos, y de las conquistas reales o aparentes de una comarca suya o grupo de ellas, como de una nación total e igual, de libertad unánime y de conquistas definitivas: semejantes Estados Unidos son una ilusión, o una superchería. De las covachas de Dakota, y la nación que por allá va alzándose, bárbara y viril, hay todo un mundo a las ciudades del Este, arrellanadas, privilegiadas, encastadas, sensuales, injustas. Hay un mundo, con sus casas de cantería y libertad señorial, del Norte de Schenectady a la estación zancuda y lúgubre del Sur de Petersburg, del pueblo limpio e interesado del Norte, a la tienda de holgazanes, sentados en el coro de barriles, de los pueblos coléricos, paupérrimos, descascarados, agrios, grises, del Sur. Lo que ha de observar el hombre honrado es precisamente que no sólo no han podido fundirse, en tres siglos de vida común, o uno de ocupación política, los elementos de origen y tendencia diversos con que se crearon los Estados Unidos, sino que la comunidad forzosa exacerba y acentúa sus diferencias primarias, y convierte la federación innatural en un estado, áspero, de violenta conquista. Es de gente menor, y de la envidia incapaz y roedora, el picar puntos a la grandeza patente, y negarla en redondo, por uno u otro lunar, o empinársele de agorero, como quien quita una mota al sol. Pero no augura, sino certifica, el que observa cómo en los Estados Unidos, en vez de apretarse las causas de unión, se aflojan; en vez de resolverse los problemas de la humanidad, se reproducen; en vez de amalgamarse en la política nacional las localidades, la dividen y la enconan; en vez de robustecerse la democracia, y salvarse del odio y miseria de las monarquías, se corrompe y aminora la democracia, y renacen, amenazantes, el odio y la miseria. Y no cumple con su deber quien lo calla, sino quien lo dice. Ni con el deber de hombre cumple, de conocer la verdad y esparcirla; ni con el deber de buen americano, que sólo ve seguras la gloria y la paz del continente en el desarrollo franco y libre de sus distintas entidades naturales; ni con su deber de hijo de nuestra América, para que por ignorancia, o deslumbramiento, o impaciencia, no caigan los pueblos de casta española, al consejo de la toga remilgada y el interés asustadizo, en la servidumbre inmoral y enervante de una civilización dañada y ajena. Es preciso que se sepa en nuestra América la verdad de los Estados Unidos.

 

Lo malo se ha de aborrecer, aunque sea nuestro; y aun cuando no lo sea. Lo bueno no se ha de desamar, sólo porque no sea nuestro. Pero es aspiración irracional y nula, cobarde aspiración de gente segundona e ineficaz, la de llegar a la firmeza de un pueblo extraño por vías distintas de las que llevaron a la seguridad y al orden al pueblo envidiado:–por el esfuerzo propio, y por la adaptación de la libertad humana a las formas requeridas por la constitución peculiar del país. En unos es el excesivo amor al Norte la expresión, explicable e imprudente, de un deseo de progreso tan vivaz y fogoso que no ve que las ideas, como los árboles, han de venir de larga raíz, y ser de suelo afín, para que prendan y prosperen, y que al recién nacido no se le da la sazón de la madurez porque se le cuelguen al rostro blando los bigotes y patillas de la edad mayor: monstruos se crean así, y no pueblos: hay que vivir de sí, y sudar la calentura. En otros, la yanquimanía es inocente fruto de uno u otro saltito de placer, como quien juzga de las entrañas de una casa, y de las almas que en ella ruegan o fallecen, por la sonrisa y lujo del salón de recibir, o por la champaña y el clavel de la mesa del convite:–padézcase; carézcase; trabájese; ámese, y, en vano; estúdiese, con el valor y libertad de sí; vélese, con los pobres; llórese, con los miserables; ódiese, la brutalidad de la riqueza; vívase, en el palacio y en la ciudadela, en el salón de la escuela y en los zaguanes, en el palco del teatro, de jaspes y oro, y en los bastidores, fríos y desnudos: y así se podrá opinar, con asomos de razón, sobre la república autoritaria y codiciosa, y la sensualidad creciente, de los Estados Unidos. En otros, póstumos enclenques del dandismo literario del Segundo Imperio, o escépticos postizos bajo cuya máscara de indiferencia suele latir un corazón de oro, la moda es el desdén, y más, de lo nativo; y no les parece que haya elegancia mayor que la de beberle al extranjero los pantalones y las ideas, e ir por el mundo erguidos, como el faldero acariciado el pompón de la cola. En otros es como sutil aristocracia, con la que, amando en público lo rubio como propio y natural, intentan encubrir el origen que tienen por mestizo y humilde, sin ver que fue siempre entre hombres señal de bastardía el andar tildando de ella a los demás, y no hay denuncia más segura del pecado de una mujer que el alardear de desprecio a las pecadoras. Sea la causa cualquiera, –impaciencia de la libertad o miedo de ella, pereza moral o aristocracia risible, idealismo político o ingenuidad recién llegada, –es cierto que conviene, y aun urge, poner delante de nuestra América la verdad toda americana, de lo sajón como de lo latino, a fin de que la fe excesiva de la virtud ajena no nos debilite, en nuestra época de fundación, con la desconfianza inmotivada y funesta de lo propio. En una sola guerra, en la de Secesión, que fue más para disputarse entre Norte y Sur el predominio en la república que para abolir la esclavitud, perdieron los Estados Unidos, hijos de la práctica republicana de tres siglos en un país de elementos menos hostiles que otro alguno, más hombres que los que en tiempo igual, y con igual número de habitantes, han perdido juntas todas las repúblicas españolas de América, en la obra naturalmente lenta, y de México a Chile vencedora, de poner a flor del mundo nuevo, sin más empuje que el apostolado retórico de una gloriosa minoría y el instinto popular, los pueblos remotos, de núcleos distantes y de razas adversas, donde dejó el mando de España toda la rabia e hipocresía de la teocracia, y la desidia y el recelo de una prolongada servidumbre. Y es de justicia, y de legítima ciencia social, reconocer que, en relación con las facilidades del uno y los obstáculos del otro, el carácter norteamericano ha descendido desde la independencia, y es hoy menos humano y viril, mientras que el hispanoamericano, a todas luces, es superior hoy, a pesar de sus confusiones y fatigas, a lo que era cuando empezó a surgir de la masa revuelta de clérigos logreros, imperitos ideólogos, e ignorantes o silvestres indios. Y para ayudar al conocimiento de la realidad política de América, y acompañar o corregir, con la fuerza serena del hecho, el encomio inconsulto, –y, en lo excesivo, pernicioso–de la vida política y el carácter norteamericanos, Patria inaugura, en el número de hoy, una sección permanente de «Apuntes sobre los Estados Unidos», donde, estrictamente traducidos de los primeros diarios del país, y sin comentario ni mudanza de la redacción, se publiquen aquellos sucesos por donde se revelen, no el crimen o la falta accidental–y en todos los pueblos posibles–en que sólo el espíritu mezquino halla cebo y contento, sino aquellas calidades de constitución que, por su constancia y autoridad, demuestran las dos verdades útiles a nuestra América:–el carácter crudo, desigual y decadente de los Estados Unidos–y la existencia, en ellos continua, de todas las violencias, discordias, inmoralidades y desórdenes de que se culpa a los pueblos hispanoamericanos.

 

 

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Relación de notas.

 

José Martí “La verdad sobre los Estados Unidos.” En Patria, Nueva York, 23 de marzo de 1894.Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 1975. Tomo 28. Páginas 290-294.

10 abril 2013 19 comentarios
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Cuba

La plaga

por Consejo Editorial 16 septiembre 2011
escrito por Consejo Editorial

Por: Fernando Ravsberg

tomado de: http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2009/10/la_plaga.html

Acabo de leer el “Informe Global sobre la Corrupción 2009” (IGC) realizado por la organización Transparencia Internacional. Los datos son mundiales y se basan en estudios, análisis y encuestas en 180 países, entre ellos los de América Latina.

Como una plaga que lo destruye todo, la corrupción desprestigia partidos y parlamentos debido a que “las compañías que actúan en colusión con políticos y funcionarios corruptos habrían pagado sobornos por un total de hasta US$40.000 millones”.

Y lo peor de todo es que “son los ciudadanos quienes pagan el costo: los casi 300 cárteles privados internacionales descubiertos entre 1990 y 2005 aplicaron a sus consumidores sobreprecios por US$300.000 millones”, según denuncia el IGC.

En América Latina los países donde se percibe más corrupción, en orden de gravedad, son: Haití, Venezuela, Ecuador, Paraguay, Nicaragua, Honduras, Argentina, Bolivia, República Dominicana, Guatemala, Jamaica, Brasil, México, Perú y Colombia.

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16 septiembre 2011 64 comentarios
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Cuba

Declaración de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en apoyo a los estudiantes chilenos.

por Consejo Editorial 10 agosto 2011
escrito por Consejo Editorial

fuente http://www.etmedia.it/comunidad.php?comunidad=27Las políticas neoliberales de las que son sujetos no pocos pueblos de América Latina evidencian una vez más  la clara intención de someter al gran capital, los orígenes, cultura y tradiciones que forman la identidad latinoamericana. En el caso particular de Chile, país que sufrió la crueldad de una dictadura militar bajo el influjo de los asesores de Washington, la educación es muestra evidente de ello.

Hoy el estudiantado chileno no puede acceder a la educación sustentada en el principio de oportunidad para todos. La mercantilización de tan elemental derecho, dada por la privatización de la enseñanza, el aumento de los precios de matrículas y gastos corrientes de las carreras universitarias, deja desamparada nuevamente a la clase trabajadora y hace elitista el sistema educacional chileno.

Ante la inaceptable situación, la Federación Estudiantil Universitaria de Cuba (FEU), fiel defensora de la verdad y la justicia, antiimperialista por convicción y ferviente representante de los intereses del estudiantado, portadora del más profundo sentimiento latinoamericano y caribeño,  hace suya la causa de los educandos chilenos y les manifiesta su apoyo en la lucha. Condena la brutalidad y el uso de la fuerza utilizada que viola constantemente sus derechos a la libertad de reunión y de expresión e insta a que  sean escuchadas y atendidas las demandas de los estudiantes; sobre la base del diálogo y el entendimiento pacífico.

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10 agosto 2011 41 comentarios
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