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alimentos

Cómo aumentar el salario real

por Mario Valdés Navia 25 julio 2019
escrito por Mario Valdés Navia

Desde que el presidente anunciara el incremento de salarios y pensiones para el mes de agosto, se han sucedido los criterios sobre el peligro de un rebrote inflacionario que de al traste con los beneficios esperados. La cuestión es medular pues lo que determina el nivel de vida del trabajador y su familia no es la magnitud del salario nominal (SN), sino la cantidad de bienes y servicios que pueda adquirir con él, o sea, su salario real (SR).

Este último depende de tres factores: la magnitud del SN, la correlación oferta-demanda y el valor (precio) del dinero en que se paga el SN. Las añoradas medidas influyen sobre el primero de manera determinante pero el necesario control sobre los otros dos está por ver. La mayor preocupación es que la sempiterna oferta deprimida de nuestra economía no pueda cubrir esta demanda agregada y se desate una espiral inflacionaria.

El propio gobierno expresó sus inquietudes al respecto y anunció medidas para elevar las ofertas del turismo y las telecomunicaciones hacia aquellos que, presumiblemente, podrán dedicar ahora más dinero a estos fines. También se planteó el multiplicar las ofertas recreativas del verano, la venta de materiales de construcción y de cuanto producto ocioso o de lento movimiento dormite en los almacenes, en pos de aumentar la oferta a corto plazo para las nuevas billeteras abundantes.

Realmente yo no creo que el aumento nos de para tanto a empleados estatales y pensionistas. La cuestión medular a resolver en el día a día de cualquier familia cubana sin dieta especial, o finca propia, es una, desde San Antonio a Maisí: la compra de alimentos. Si este rubro se incrementa, en cantidad y diversidad, es de suponer que prácticamente ese solo factor pudiera asumir la mayor  parte de la masa monetaria adicional.

Según los cálculos de los economistas, las familias cubanas destinan como promedio entre el 50% y el 70% de sus ingresos a comprar alimentos. Nunca antes en la historia el cubano había gastado tanto en el condumio. Según la Ley de Engel esto coloca a Cuba entre los países más pobres, donde los ingresos se van en este indicador en detrimento de todos los otros. Esos que también son necesarios por aquello de que: De pan solo no vive el hombre.

Pero ¿cómo poner más alimentos en el mercado si los planes se incumplen año tras año?

En economía hay poco espacio para las ideas luminosas y genialidades que den resultados positivos, más allá de la propaganda y el consignismo. Solo veo dos caminos: importar más, o invertir más en la producción nacional.

Mis recuerdos de niño me retraen a una situación similar a inicios de la década del 70, cuando los salarios subieron como parte de la creciente estimulación material y, sin embargo, la enorme inflación acumulada en los 60 descendió bruscamente. La causa principal del aparente milagro fue la inundación de los mercados cubanos por una caudalosa e inagotable corriente de productos importados del campo socialista que se vendían a precios fijos y asequibles a la mayoría.

Ahora no es posible tal despliegue importador, pero si se gastaran solo 320 millones de dólares en la compra de alimentos adicionales se podrían cubrir los 8000 millones de pesos del incremento –según la tasa de cambio de CADECA de 1×25−, de golpe y porrazo y a precios de compra. Cuando se le añadan los impuestos de nuestras TRD haría falta duplicar el aumento para poderlos vender.

No obstante, el camino de invertir más en los productores agropecuarios parece el más expedito para promover la salud de nuestras finanzas exteriores y un futuro prometedor al agro y la industria nacionales. Yo lo haría en correspondencia con el lugar que ocupan en la actualidad las diferentes formas productivas en la producción nacional de alimentos. Primero, los campesinos independientes; en segundo lugar, las cooperativas (CPA y UBPC) y; en tercer lugar, las empresas estatales.

Evitar o posponer estas medidas económicas, u otras similares, sustituyéndolas por consignas, visitas de dirigentes y listados de precios topados, imposibles de controlar en la praxis, solo nos llevaría a hacer realidad nuevamente el soneto de los 90 que el poeta Guillermo Rodríguez Rivera titulara: “Oda al Plan Alimentario”:

La yuca, que viene de Lituania.

El mango, dulce fruto de Cracovia,

El  ñame, que es oriundo de Varsovia

y el café que se siembra en Alemania.

La malanga amarilla de Rumania,

el boniato moldavo y su dulzura;

de Siberia el mamey con su textura

y el verde plátano que cultiva Ucrania.

Todo eso falta, y no por culpa nuestra.

Para cumplir el Plan Alimentario

se libra una batalla, ruda, intensa.

Y ya tenemos la primera muestra

de que se hace el esfuerzo necesario:

hay comida en la tele y en la prensa.

25 julio 2019 13 comentarios 693 vistas
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El fin no justifica los medios

por Joe Michel López Inguanzo 30 agosto 2017
escrito por Joe Michel López Inguanzo

Una cosa es sentirnos moralmente cómodos al comprar un medicamento en el mercado negro que no existe en ninguna farmacia cubana. Otra muy diferente es ver bien el hecho de que haya personas que desechen sacos de alimentos por el simple hecho de no bajarle los precios.

En los agros, al menos en los de nuestra capital, se estila el uso de políticas que permiten acumular algo de capital trabajando lo mínimo indispensable, lo cual aclaro que no deja de ser un duro trabajo físico digno de reconocimiento.

No puede quedar ajeno a la crítica el uso de políticas que desechan decenas de kilogramos de productos casi a diario, mientras quienes no tienen 10 pesos para comprar una libra de malanga se queden sin adquirir esta.

Es necesario tratar esta problemática de base mientras seguimos denunciando, con razón y objetividad, que es bochornoso que el estado pierda toneladas de productos por la incapacidad e impunidad que poseen los responsables de esto. Al menos en el Socialismo, la solución nunca puede ser desechar alimentos, ningún fin justifica eso.

30 agosto 2017 134 comentarios 435 vistas
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Las contradicciones del mercado agrícola en Cuba.

por Consejo Editorial 21 octubre 2015
escrito por Consejo Editorial

Por: Roberto G. Peralo (roberto.peralo@umcc.cu)

Uno de los problemas estratégicos a resolver en la economía cubana es el autoabastecimiento alimentario. La situación no es nueva, cuando se revisan las estadísticas de la década del 50 sobre las exportaciones e importaciones de alimentos, así como la inflación de los precios en el mercado interno, los datos no difieren mucho a los actuales.

Producto de las ineficiencias en el sector agropecuario, el Gobierno ha tenido que cubrir el déficit de alimentos con grandes volúmenes de importaciones. No por gusto en más de una ocasión ha clasificado este asunto como de Seguridad Nacional.

En el contexto de cambios del modelo económico el Estado viene adoptando un grupo de acciones para revertir esta situación. Entre estas medidas se encuentran: la entrega de tierras agrícolas ociosas bajo condiciones de usufructo a personas naturales; incremento de los precios de productos agrícolas y ganaderos; se experimentan nuevos mecanismos de comercialización agrícola, eliminando trabas burocráticas; y la simplificación de estructuras y funciones ministeriales, entre otras muchas medidas.

No obstante, los resultados obtenidos no han sido los esperados. Se aprecia inestabilidad en la producción de los principales alimentos de origen vegetal y animal, incumpliéndose sucesivamente los planes de producción. Además en algunos productos que han tenido incrementos productivos no se ha reflejado en la estabilidad de sus precios.

En los últimos tiempo, los medios de comunicación estatal y algunos alternativos viene señalando como los responsables de la inflación de los precios de los alimentos a los comerciantes e intermediarios. En el discurso de algunos funcionarios del Gobierno también existe la tendencia a satanizar esta actividad económica.

La intermediación y el intermediario son fenómenos históricos e inevitables, derivados de la división social del trabajo, a la vez que se convierten en medios para impulsar la producción a niveles superiores. Esta actividad económica convierte a los distintos agentes de la cadena producción-consumo en eslabones especializados, expresión del desarrollo continuo y espontáneo de las fuerzas productivas. Los mismos cumplen funciones de acopio, transportación, promoción, y transformación del producto agrícola, promueven nuevos mercados, agregan también nuevo valor al producto.

Esta actividad reduce el gasto de tiempo global que la sociedad invierte en la producción y realización de la producción agrícola. Facilita, además, la creación de reservas de productos en períodos picos de producción para su venta en época de déficit.

Sin embargo en Cuba esta actividad económica no ha sido bien vista durante muchos años, las causas de esto pueden ser varias atendiendo a los enfoques políticos y socioeconómicos que han predominado. Un primer elemento ha sido una excesiva estatalización donde esta actividad económica no tiene sentido. A partir de la busca de un ideal social de igualdad y justicia esta actividad no encaja totalmente pues para el modelo económico que se adoptó el mercadeo generaba diferencias. Así mismo la ineficiencia de los mecanismos fiscales existentes no son capaces de controlar y evitar el acaparamiento. Esto crea las condiciones objetivas para que individuos inescrupulosos, a quienes solo les ha interesado el beneficio particular, se aprovechen de las necesidades y escasez para lucrar.

No obstante, la práctica económica ha demostrado que esta, como otras actividades, puede ser muy importante para el desenvolvimiento de cualquier país y lo que se debe es aprender a utilizarla para garantizar su buen funcionamiento.

En la actualidad los actores involucrados en los mercados cubanos se encuentran en complejas dinámicas económicas. La existencia de un modelo de dirección de economía planificada, y a la misma vez un fuerte mercado, donde tratan de imponerse las leyes de oferta y demanda, establecen distorsiones y contradicciones. Para algunos economistas esas contradicciones son antagónicas y para otros simplemente insoslayables.

Con las nuevas aperturas económicas han surgido nuevos agentes intermediadores, junto a los ya existentes, que pueden adoptar formas estatal, cooperativa, mixta y privada. Operando en una diversidad de tipos de mercados que cuentan con sus propias dinámicas y reglas: Mercados Agropecuarios Estatales (MAE), Mercados Agropecuarios de Oferta y Demanda (MAOD), Mercados Arrendados, Puntos de ventas, Kioscos de Productos Agrícolas y están los Carretilleros o vendedor de productos agrícolas de forma ambulatoria.

Pero esta diversidad de mercados con características heterogéneas provoca distorsiones en su funcionamiento, reproduciendo antiguos problemas y emergiendo algunos nuevos. La no correspondencia entre planificación, demanda y contratación de la producción es uno de los que persiste a mantenerse. Esto afecta directamente a los productores que en picos de cosechas observan atónitos cómo se desperdician cientos de miles de toneladas de alimentos, trayendo consigo perdidas económicas.

Los Mercados en donde la regulación es supuestamente a través de la Oferta y Demanda los intermediarios a pesar de estar constituidos por las distintas formas de propiedad –contradictoriamente- operan en condiciones monopólicas, creándose las condiciones idóneas para los procesos especulativos. Aquí comienza a generarse un proceso inflacionario, frenándose el consumo y afectando la producción. Los consumidores, con índices de satisfacción muy bajos observan como los comerciantes, contradictoriamente, prefieren que los alimentos se pierdan por su prolongado tiempo en exposición, a disminuirle el precio para estimular el consumo. Con estas reglas del juego no se permite que funcione espontáneamente la Ley de Oferta y Demanda y los productores no reciben los beneficios que proporciona la correcta aplicación de la Ley del Valor.

La solución a estas contradicciones es extremadamente compleja. Algunos apuestan por liberar los mercados y que sean las leyes ciegas las que funcionen como único gente regulador. Otros consideran que las acciones del Estado con su aparato burocrático son los encargados de resolver el caos. La historia de Cuba ha demostrado que ninguno de los dos modelos económicos por separado, en más de 100 años de ensayos, han sido capaces de resolver esta situación.

Desconocer las leyes naturales que rigen el mercado es negar y hacer oídos sordo a todo el aparato conceptual de la ciencias económicas. Apostar al liberalismo económico y reducir a cero el papel del Estado es someter a toda la sociedad a un gran Casino donde solo el 1% de la población se alzará con el billete ganador. El restante 99% estarán sometidos a las leyes darwinianas donde sobrevivirán solo los más fuertes, los capaces de adaptarse a leyes del mercado.

Es necesario movilizar factores que combinen ambos enfoques. Por un lado que se respeten las leyes del mercado y por otro el Estado haciendo uso de los marcos legales establecido ir corrigiendo cualquiera de las distorsiones y las asimetrías que provocan las aplicaciones de estas leyes. La solución es construir un traje a la medida para que queden resueltas las limitaciones que tiene atrapado hoy el sistema de producción-comercialización de productos agrícolas en Cuba.

21 octubre 2015 82 comentarios 378 vistas
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Una solución para la agricultura cubana

por Consejo Editorial 15 abril 2014
escrito por Consejo Editorial
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Foto Abel Rojas. Tomada de 2013.12.02 – 10:36:26 radiorebelde.icrt.cu

Por: Roberto G. Peralo (roberto.peralo@umcc.cu)

Cuando uno analiza las estadísticas de los últimos años en la producción agrícola se percata de la diferencias que existen entre las distintas formas en que se manifiestan las relaciones de propiedad. Las que registran una mayor eficiencia son las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) y las pequeñas propiedad privada.

Ambas formas de propiedad producen el 57% de la producción total de alimentos del país, con tan solo el 24% de la tierra cultivable. Registran solo el 3.7 y el 1.7 %, respectivamente de la tierra reportada como ociosa. Producen el 56% de leche (el Estado produce el 15%), disponen de más del 55% de las vacas en ordeño y más del 50% del ganado vacuno existente, poseen el 59% del ganado porcino.

No es la solución mágica para solucionar todos los problemas pero la agricultura cañera y la no cañera así como la ganadería debieran estar gestionada por pequeños agricultores. La experiencia piloto, que ha tenido un éxito irrefutable es la industria del tabaco. En este artículo expliqué como se combinaron tres formas de propiedad muy distintas (privada, estatal y mixta), en el ciclo productivo de uno de los rublos exportables de mayor éxito en Cuba, donde la base productiva era gestionada por privados.

Esta experiencia debiera de servir para extenderla a la industria azucarera, al Café, a la producción de Leche y la de carne. Probemos hacer las cosas de forma diferente si queremos tener un resultado diferente al que hoy tenemos.

15 abril 2014 108 comentarios 484 vistas
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El derecho a una infancia feliz

por Consejo Editorial 1 junio 2012
escrito por Consejo Editorial
Guaracherita en una comparsa de niños en desfile del 1ro de mayo

Guaracherita en una comparsa de niños en desfile del 1ro de mayo

Por: Roberto G. Peralo

El 1ro de junio se considera el día de la infancia. Momento para refleccionar un poco sobre la realidad de la niñez. Según la UNICEF 8 mil niños mueren cada día por no tener acceso, a alimentos o a agua potable, o a un médico.

Me viene a la mente la cifra de 14 billones de dólares que aparecieron de los bonos del tesoro en menos de un mes para rescatar a los bancos norteamericanos. Con una décima parte de ese dinero se pueden evitar todas esas muertes. Clora está lo que hace falta es un poco de voluntad política para evitar todas esas muertes. No menciono los presupuestos de gastos militares son cifras imaginables.

Indignante también es ver como se convierte en titular tres o cuatro día en los principales medios de comunicación del mundo la muerte de una celebridad de la industria del entretenimiento y el ocio, pero estos niños mueren todos los días y son 8 mil y no son reflejados por ningún medio, pasan desapercibido y que hacen la mayoría, miramos para el lado ignorando esa cruel realidad.

Aún recuerdo las declaraciones del representante de la UNICEF en Cuba. “Cuba es el único país del mundo que protege a sus niños”, 

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1 junio 2012 235 comentarios 846 vistas
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