Recientemente se celebraron las elecciones presidenciales en la vecina República Dominicana. El resultado fue la reelección del presidente Danilo Medina del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) por un amplio margen.
Durante su mandato anterior el presidente Medina ha impulsado amplios programas de modernización, atención social y mejoría del funcionamiento administrativo. Entre ellos una campaña de alfabetización para enseñar a leer y a escribir a más de 1 millón de personas.
Con 10.6 millones de habitantes, la nación caribeña que comparte frontera con Haití, es un referente nacional ideal para comparar con su vecina isla de Cuba de 11.2 millones pero con una historia muy diferente y con modelos económicos y sociales distintos.
En ambas el turismo constituye una de las bases de la economía aportando buena parte de los ingresos del país. Una de las metas de Danilo Medina era el aumento de la cantidad de turistas, que al asumir su primer mandato era de 4 millones anuales y el entonces candidato habló de llegar a 10 millones, cifra que fue calificada de descabellada por la mayoría de los analistas.
Una coyuntura internacional más favorable que en décadas anteriores ha permitido el crecimiento de visitantes superando la cifra de 5 millones. Cuba en este año 2016 piensa llegar a los 3.8 millones o quizás más. República Dominicana comenzó a desarrollar su industria turística masivamente en las década del 80 en polos turísticos como Puerto Plata y La Romana, mientras que Cuba comenzó a hacerlo en la misma forma 10 años después. Hay que mencionar el indudable impacto del bloqueo que sufre el mercado cubano que también ha propiciado el desarrollo de otras industrias en RD como la exportación de ron y tabaco. Las leyes norteamericanas aun prohíben a sus ciudadanos hacer turismo libremente en Cuba. Como dato ilustrativo el 46 % de los pasajeros que transitan por el Aeropuerto Internacional de Punta Cana son norteamericanos.
Más allá de las cifras que pueden variar con el tiempo, hay otras diferencias entre las dos industrias turísticas. Mientras Cuba desarrolla más el turismo de ciudad y de salud, RD ha apostado más por el turismo residencial para pensionados y de aventura.
En ambos casos son destinos de turismo de sol y playa por excelencia.
Pero existe una diferencia importante en el impacto del turismo en ambos países y en cómo la población se beneficia de ello.
En RD la inmensa mayoría de los 5 millones de turistas van directa y exclusivamente a los hoteles de tipo todo incluido, llamados resort. Allí hacen una estancia promedio de 7 días ajenos totalmente al país donde la realizan. En ese tiempo no salen jamás del hotel. Solo para el aeropuerto. En algunos polos turísticos se venden excursiones para actividades náuticas fuera del hotel, pero no más de eso, a pesar de que todas las instalaciones hoteleras están muy cerca de poblaciones con notables atractivos y potencialidades. El sector hotelero corporativo mantiene una reticencia a generar una diversidad del aprovechamiento del turismo por otros actores. Las propias gerencias del hotel fomentan en los huéspedes el temor a salir de este por la criminalidad que si bien es una realidad es también una exageración mal intencionada. Esta actitud ha sido ampliamente criticada por analistas económicos, pero es mantenida por las asociaciones de empresarios y las megaempresas turísticas.
En Cuba existen los mismos hoteles all inclusive pero con una política radicalmente distinta. En la puerta de los hoteles cubanos hay varias opciones para ir a la población más cercana: taxis, motos y bicicletas de alquiler, minibuses. La idea es que el huésped, que ha pagado su estancia completa, pase el mayor tiempo posible fuera del hotel y así no consuma alimentos y bebidas en este. En la noche provoque un menor gasto de electricidad. Que además de aportar a la economía nacional por su estancia, aporte a la local en la red de comercios privados y estatales en función de la actividad turística.
Es habitual el uso por los turistas de servicios rent a car para recorrer la isla de un extremo a otro mapa en mano.
Si bien sin premeditarlo y fruto de coyunturas de la historia reciente del país, Cuba ha desarrollado un modelo de gestión turística altamente diversificado. En él participan directamente entidades tanto de propiedad estatal, mixta extranjera-estatal, y privada. Las cooperativas participan en el mantenimiento y reparación de los hoteles como en su abastecimiento agrícola.
Aún hay muchos espacios en los que el sector privado puede incluirse, como agencias de viaje y excursiones, que ya funcionan informalmente.
En cuanto al hospedaje el Ministro de Turismo cubano afirmó que hay más de 14 mil habitaciones en hostales privados. Estas son fuente de sustento y bienestar para miles de familias, así como generadoras de empleo.
La diversificación y la participación de pequeñas y medianas empresas (PYMES) en el turismo es tal que buena parte de los visitantes tiene durante su estancia tantas o más experiencias relacionadas con ese pequeño comercio privado que con las grandes corporaciones.
En un juego de palabras es una industria mucho más all inclusive, inclusiva.
Es necesario para Cuba y para el bienestar de más cubanos seguir ampliando ese modelo. Alejarse cada vez más tanto del modelo exclusivista como también del modelo estatista.
Un camino que puede vislumbrarse en los documentos: Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030.
Existirán quienes no quieran verlo, pues los milagros que se ven desde la fe hay quien no puede verlos aunque los tenga delante.
Mientras tanto, los pequeños negocios privados en Cuba dedicados al turismo, seguirán facturando, llenos de dificultades porque en ninguna parte es fácil llevar adelante un negocio, pero aprovechando cada oportunidad que vean a su alcance.
Siempre habrá los que verán algo más que las manchas en el sol.
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