Sobre una de las recientes sesiones del Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba, específicamente de la Comisión no. 2, encargada de analizar el ¨Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: propuesta de visión de la nación, ejes y sectores estratégicos¨, el diario Juventud Rebelde reportó de la siguiente manera:
¨José Ramón Balaguer, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y quien también presidió la sesión de debate, añadió que debe asumirse la participación desde la democracia auténtica que ha defendido la Revolución, y no a partir de la democracia vergonzante que pretenden ponerle de apellido al socialismo, cuando el auténtico no tiene otra forma de existencia si no es democrático, con la participación propia del pueblo¨
Siendo receptivo al llamado a debate abierto y sincero que se ha hecho en este Congreso quisiera manifestar que discrepo respetuosamente con el Cro. Balaguer ya que nadie en la sesión pareció haberlo hecho. Si algún delegado lo hizo al menos Juventud Rebelde no lo reflejó.
Yo quisiera igual que él que el socialismo que se haga sea per se democrático. Que cuando se diga Socialismo se esté diciendo al mismo tiempo democracia y así lo entienda todo el mundo. Que no exista razón para que nadie pueda ponerlo en duda, ni amigos ni enemigos. Pero no es así. La vida y la historia son más complejas.
Si hoy en día estamos reconociendo a nuestro tiempo, como producto del desarrollo del socialismo cubano y de la madurez de nuestras fuerzas políticas, como lo entendieron a su tiempo respecto a sus propios modelos de socialismo los países de Europa del Este, solo que demasiado tarde y no supieron ya rectificarlo dentro del socialismo, si hoy hablamos con un énfasis inédito de ¨socialismo democrático¨ es porque reconocemos que no hemos tenido los mecanismos completamente democráticos que deberíamos tener. Ni la atmósfera, ni el ambiente de debate, ni las relaciones sociales todo lo democráticas, liberadas y abiertas que quisiéramos haber tenido.
No se trata de culparnos, ni los más jóvenes culpar a nuestros padres, se trata de entender la historia, cada momento del proceso político de la Revolución, de la influencia de un estado de agresión permanente que por supuesto fue generando a su vez un estado de agresividad e intolerancia a la crítica y a la mera sugerencia de la necesidad de cierta democracia. Incluso el término ¨democracia¨ los revolucionarios lo expulsamos de nuestro vocabulario como algo malo e incómodo de pronunciar y se lo regalamos a los enemigos de la Revolución. ¡Qué clase de arma les dimos y no han dejado de usarla hasta de hoy!
Una de las razones por las que no podemos olvidar la historia es para no desconocer no solo lo que han hecho nuestros enemigos si no para tampoco ignorar los errores que han cometido nuestros amigos y que tan caros les han costado. Nadie puede negar que han existido modelos de socialismo que no han sido democráticos, para los que la democracia era algo totalmente ajeno y la ausencia de esta era envuelta en consignas vacías.
Nadie puede decir que en la Rumanía de Ceacescu existía democracia y llegó el momento en que el pueblo rumano no lo soporto más. Cuando los pueblos de Hungría y Checoslovaquia quisieron manifestar su voluntad, incluso apoyados por parte de sus gobiernos ¿Pudieron hacerlo? No, fueron aplastados por las tropas de la Unión Soviética, otro país en el que tampoco había democracia. Es cierto que detrás de los sucesos en Praga y Budapest estaban los servicios secretos norteamericanos y occidentales, pero los sentimientos del pueblo eran auténticos. La falta de democracia y de identificación popular en Polonia propició que surgiera el sindicato independiente Solidaridad. Por alguna razón ocurrió todo eso. ¿Quién pudiera decir que en la Albania de Elmer Hoxa había democracia?
No sé qué piensan los chinos y los vietnamitas sobre la democracia en sus países. O que pensaban los libios. Desde la enorme distancia geográfica creo que en Corea del Norte no hay democracia ni remotamente. ¿Pero quién sabe lo que realmente ocurre en Corea del Norte?
El mayor objetivo de nuestros enemigos es que permanezcamos inmóviles deslizándonos tranquilamente hacia el fracaso. La contrarrevolución es ese excremento que nos acompaña y el imperialismo una arpía que siempre va a estar ahí, velándonos el sueño de una forma u otra. Si nos cohibimos eternamente de ser más libres y democráticos por temor a lo que puedan hacer, estaríamos condenándonos no solo a la vida lamentable que llevaríamos y al país que les estaríamos dando a nuestros hijos y nietos, sino también a como apareceremos en las páginas de la Historia. Yo aspiro a que los historiadores del futuro puedan decir que el modelo de socialismo cubano sí alcanzó la democracia. Sin perecer en el intento.
En su Resolución referente a Objetivos de Trabajo y Directrices del Primer Secretario el 7mo. Congreso del PCC fijó como propósito: ¨Contribuir al proceso de perfeccionamiento de los Órganos del Poder Popular, con el objetivo de reforzar la institucionalidad del país, propiciando mecanismos de control y participación ciudadanos que promuevan la mayor democracia en nuestra sociedad, teniendo en cuenta el aporte de las diferentes generaciones de cubanos en las principales decisiones¨
Entonces sí, hay que llamar las cosas por su nombre y es muy válido el adjetivo. Por eso luchamos con nombre y apellido: Socialismo y Democrático.
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