En la formación republicana de los cubanos, y particularmente de José Martí, pueden identificarse cuatro matrices o fuentes:
- La primera república, surgida de la Revolución Francesa de 1789, y la segunda, de 1848, resultaron esenciales, pues se incorporaron numerosos elementos de aquellas experiencias: los principios democráticos más avanzados, como la abolición de la esclavitud, la libertad de cultos y el laicismo, y símbolos como los tres colores de nuestra bandera, la analogía intencional del Himno de Bayamo con La Marsellesa, entre otros.
- La república estadounidense fue vista como un ejemplo. Existían vínculos multilaterales con las Trece Colonias antes de 1762, y cuando La Habana se convirtió en territorio bajo dominación inglesa se propició el incremento de las relaciones, desde entonces en ascenso. La Guerra de Secesión en los Estados Unidos, de 1860 a 1865, incentivó los debates en torno a las modalidades anexionistas y cuestionó la opción de una república con esclavitud. Fue notable la admiración de muchos cubanos por el presidente Abraham Lincoln, quien firmó el decreto para finalizar aquella ignominia. Diversos sectores ampliaron su visión del país vecino como un modelo a imitar.
- La revolución haitiana impactó en el pensamiento de los criollos, que devendrían cubanos. Promovió nuevas consideraciones acerca de la situación de los negros y mulatos en las estructuras políticas, económicas y sociales. Pero a la vez, la abolición en Haití incrementó en los grupos oligárquicos el miedo a lo que podría ocurrirles. Las conspiraciones y el incremento de sublevaciones de esclavos desataron el fantasma de la llamada «guerra de razas», temor utilizado convenientemente por el colonialismo.
- En la historia del republicanismo tuvo incidencia el proceso independentista de América Latina y la formación de sus repúblicas. Numerosos cubanos se integraron a los ejércitos que lucharon en el sur del continente y contribuyeron directamente a las trasformaciones en varios países del área, como México, Venezuela, Colombia, Ecuador, Argentina, Chile, Santo Domingo y las naciones centroamericanas[1]. En el joven revolucionario cubano fue afirmándose su admiración por el ideario y el ejemplo de Simón Bolívar.
Revolución Francesa / Tomada de Zenda Libros
Tales conocimientos pudo haberlos aprehendido en el colegio que dirigía su maestro Rafael María de Mendive, discípulo de José de la Luz y Caballero. Este, a su vez, había sido discípulo del iniciador del independentismo cubano, Félix Varela.
A dichos aportes se fueron incorporando otros, de origen más cercano. Durante la Guerra de los Diez Años, en la que el adolescente y luego joven Martí no pudo incorporarse a la manigua, se instauró un Gobierno de Cuba en Armas que asumió como primera labor trascendente redactar la Constitución que, a pesar de sus defectos, sentó las bases de la República. Desde entonces fue inconcebible una forma diferente de gobierno para la mayor de las Antillas.
Surgieron nuevos paradigmas: los batalladores Carlos Manuel de Céspedes e Ignacio Agramonte, así como generales Antonio Maceo y Máximo Gómez, respetuosos de la ley constitucional.
Un aspecto poco mencionado al tratar el pensamiento político martiano es el resultado de sus estudios de Licenciatura en Derecho Civil y Canónico y de Filosofía y Letras, cursados entre 1871 y 1874 en Madrid y Zaragoza. Esta formación académica contribuyó a la ampliación, consolidación y profundización de su cultura y de sus convicciones.
Durante aquel período, pudo constatar las inconsecuencias de muchos políticos españoles llamados liberales: cuando en 1873 se estableció una república que negó la abolición de la esclavitud en Cuba, condenó a los patriotas de la Isla, batalladores por verdaderos propósitos republicanos, y vaciló ante la necesidad de legislar a favor de los más desposeídos en la Península, hasta su caída a manos de las fuerzas de la reacción.
Las vivencias y el estudio de las realidades de los países donde vivió el joven patriota, México, Guatemala y posteriormente Venezuela, así como su permanencia en Estados Unidos desde 1880 a 1895, fueron decisivas para el desarrollo de concepciones propias.
Tomada de Portal Cuba
Estos elementos permiten comprender la complejidad del proceso de formación del pensamiento republicano de Martí, caracterizado no solo por el enfrentamiento de la república contra la monarquía, pues no se trataba de la sustitución de la dependencia al dominio colonial ibérico por otra de signo semejante, sin transformaciones estructurales profundas; ni del cambio de los servidores de la corona ibérica por una nueva oligarquía de origen nacional. El reto consistía en fundar la república a que se aspiraba, cuyas características fueron concebidas en su mente como un programa político de organización de la sociedad sobre bases nuevas[2].
En la intensa formación de quien llegaría a ser reconocido como dirigente político de su pueblo, comprendió que aquellas ideas, en su mayor parte difusas, imprecisas y a veces contradictorias, podían encauzarse, si no hallaban a tiempo otra vía, en las corrientes político-ideológicas que de antaño pretendían ganar para sí las conciencias mayoritarias: el reformismo-autonomismo y el anexionismo. Urgía que el independentismo no se presentara ante el pueblo cubano solamente como una opción alternativa al coloniaje hispano, sino a cualquier otro criterio, idea o proyecto.
Debía ganarse el sentimiento patriótico y, a la vez, el pensamiento de los más amplios sectores de la población, incluso el de quienes no tenían hacia Cuba el amor que movía a la entrega y el sacrificio. A realizar esa labor de argumentación y convencimiento dedicó todos sus esfuerzos.
[1] Acerca de las fuentes analizadas, ver Ana Cairo: «Murió Ana Cairo Ballester, Premio Nacional de Ciencias Sociales, entrevista realizada por Ailynn Torres.» Por Cuba. 04/04/2019. Fuentes: Rebelión. En https://rebelion.org/murio-ana-cairo-ballester-premio-nacional-de-ciencias-sociales/. Y Rafael Rojas: «José Martí y el republicanismo”, Libros del crepúsculo, 6 de febrero de 2017».
[2] Ver Julio César Guanche: «Por fin ¿quiénes somos todos? José Martí y la república democrática en Cuba», PATRIAS. ACTOS Y LETRAS, Año VI / Vol. 24 / enero a marzo. En https://www.patrias-actosyletras.com/un-intercambio-tercera-parte?fbclid=IwAR2SpADkGUY0o2cr6VThbMlaQXq_1_2BUvrBcTDW5UWVZkz2SRCNdoOqy9w
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