«El pueblo elige». Elecciones en Cuba

(Foto: AFP/Getty Images)

Ante todo, una aclaración. En el artículo anterior recordé la repetida afirmación de que en Cuba no existen campañas electorales. No es cierto. No las hay en el sentido de otros países, pero existen, son extensas…, ¡y costosas!

En otros lugares del mundo, los candidatos y las agrupaciones que los respaldan presentan ante los posibles electores, para obtener sus votos, el programa de gobierno que se proponen (o afirman que se proponen) llevar adelante si ganan las elecciones; son sus promesas electorales, por las cuales se decantarán, o no, los votantes, y cuyo incumplimiento puede incidir en el resultado de una elección posterior.

Las agrupaciones partidarias, y a veces los propios candidatos, invierten sumas cuantiosas en esas campañas. Esas sumas son extraídas de sus fondos propios, o donadas por simpatizantes y asociados. En algunos países existe además una partida del presupuesto nacional asignada a sufragar en parte los gastos de las agrupaciones representadas en el parlamento, para garantizar un mínimo de igualdad en la competencia.

Ese tipo de campaña no se realiza en Cuba. Es una diferencia notable.

(Foto: Radio Habana Cuba)

En Cuba, ciertamente, no se realizan promesas electorales, no hay compromisos con el votante; el delegado de circunscripción y el diputado no prometen nada a los ciudadanos y, por tanto, tampoco hay nada que exigirles después. El ministro (o general, o «cuadro nacional» de una organización) «candidato» a diputado por un municipio donde nunca ha puesto un pie, no invierte un centavo propio en visitarlo, en entrevistarse con su gente, en conocer sus problemáticas. No se compromete a ocuparse de sus asuntos y defender sus intereses en la Asamblea Nacional, pues sus funciones en esta son de un orden superior, no los «asuntos comineros».

Entonces, ¿no hay campaña electoral?

La hay, y en ella se invierten sumas millonarias (gastos de propaganda, organización, transporte, logística…), destinadas a convencer a los electores de acudir a las urnas y apoyar la propuesta de las comisiones electorales, a convencerlos de que ese tipo de «proceso eleccionario», como gustan llamarlo, es el más conveniente para el país, por lo cual debe ser respaldado con la participación masiva y entusiasta en las elecciones. Como quiera que se mire, eso es campaña electoral.

Raúl Castro fue ratificado como candidato a diputado. (Foto: CMKC)

Una gran diferencia de la campaña electoral cubana con las de otros países, es que los fondos invertidos en la nuestra no proceden del bolsillo de los candidatos o de quienes los proponen, ni de donaciones de simpatizantes o asociados: Salen de las arcas del Estado, esas arcas que atesoran el fruto del trabajo de los ciudadanos y los impuestos que pagan; esas arcas son las mismas donde nos aseguran que no hay dinero suficiente para importar los alimentos y las medicinas que la población necesita, o para adquirir los insumos para el desarrollo del país, para mantener en buenas condiciones las instalaciones culturales, escolares y hospitalarias, y mucho menos para publicar libros y pagarles a sus autores decorosamente…

Que el dinero de las campañas electorales cubanas salga del bolsillo de los propios votantes significa, realmente, una gran diferencia.

El objetivo es el mismo: Convencer al ciudadano de que la opción propuesta es la mejor para él y para el país. Y que acuda a votar…, aunque no vote para elegir entre varias propuestas, sino para declarar su conformidad con lo que otros decidieron por él.

Elecciones sin trampa

Es común, entre los opositores al sistema electoral cubano, afirmar, sin presentación de elementos probatorios, que en las elecciones para delegados municipales y diputados de la Asamblea Nacional se alteran cifras, «se hace trampa». No voy a negarlo de modo categórico, pero no creo que sea la norma.

He conversado con personas que han participado en las elecciones como miembros de las mesas electorales, y me han afirmado que es muy raro que ocurran irregularidades, entre otras razones porque el escrutinio de las boletas es público, y todo ciudadano puede estar presente en el momento del conteo y dar fe de cómo transcurre.

(Foto: Adalberto Roque Pool/AFP)

Algunos se refieren además a la no presencia de observadores internacionales, pero ello no es un requisito obligatorio para ningún país del mundo; de todos modos, si estuvieran presentes no tendrían mucho que observar, y lo que declararan sería favorable para el gobierno: tranquilidad, ausencia de policías, niños cuidando las urnas…

Lo cierto es que el único partido permitido en Cuba no necesita hacer trampa para ganar las elecciones. Basta con aplicar al pie de la letra lo establecido por la legislación: La ley electoral en Cuba (la más reciente de 2019 y la anterior de 1992) está elaborada de manera que hace innecesarias las irregularidades, pues no deja espacio a modificaciones en la composición de la Asamblea Nacional.

El verbo elegir en Cuba

Elegir es siempre tomar entre varias posibilidades una o varias consideradas preferibles por quien elige. «Elige tú, que canto yo», cantaba Benny Moré; esto es: Escoge tú, entre cuantas canciones quieras, la que te parezca; de cantarla me encargo yo.

Tengo varias camisas, elijo una para ir a la fiesta, no me las pongo todas una encima de la otra; tengo varios libros para leer en el verano, elijo dos o tres de ellos y dejo los demás para otro momento. En todos los casos, elegí, escogí, seleccioné entre varias opciones una que me acomodó. Es simple sentido común: elijo, selecciono, escojo algo de un todo mayor.

Tomar dos de dos, tres de tres, o todo junto, no es elegir. En cualquier caso, es aceptar como buena una propuesta que me hacen; nunca es elegir, escoger, seleccionar.

Lo sabe cualquier niño de primaria. Sin embargo, para sorpresa de cualquier niño de primaria, hay en Cuba quienes desconocen el significado del verbo elegir: Son los redactores de la ley electoral de 1992 y su actualización de 2019. Y quienes conducen las campañas electorales que vemos y oímos.

A la pregunta: «¿Es válido afirmar que en los procesos electorales cubanos el ciudadano elige a los diputados?», la única respuesta posible es: No.

Antes vimos que, según la ley electoral, las comisiones electorales conforman la nómina de «candidatos». Veremos ahora que los electores tampoco eligen, de esa nómina, a los diputados. El día de la votación, el ciudadano cubano no elije; solo expresa si está de acuerdo, en todo o en parte, con la lista de diputados elaborada por las comisiones electorales.

Según la ley, en el escrutinio de las boletas solo se contabilizan los votos válidos de los votantes que hayan acudido a la votación (al contrario de lo que algunos creen, las abstenciones no inciden en contra de los «candidatos»). No es el universo de personas con capacidad legal para votar lo que se toma en cuenta para los porcentajes, sino el universo de quienes hayan acudido a votar y cuyas boletas se consideren válidas.

Las boletas se clasifican en «válidas», «en blanco», «anuladas», «no utilizadas» e «invalidadas» (artículos 115, 119, 121.1, 123).

Para establecer los porcentajes recibidos por cada «candidato» solo se contabilizan las boletas consideradas válidas (artículo 124). Son «elegidos» los «candidatos» que obtengan la mitad más uno (51%) de los votos en dichas boletas válidas.

Para que la boleta sea válida y sea contabilizada, debe contener un voto, que consiste en que el elector:

a) marque en la casilla que indica que está de acuerdo con todos los propuestos, o

b) marque en la casilla de al menos uno de los propuestos.

Si el elector no escoge ninguna de las dos opciones (vota en blanco) o anula la boleta, esta no es válida y el voto no se cuenta.

Hay quienes, para mostrar inconformidad, anulan la boleta o la dejan en blanco, con lo que hacen todo lo contrario: Contribuyen a aumentar el porcentaje por el cual resultan «elegidos» los candidatos designados por la comisión electoral. Invito a un ejercicio a quienes no lo vean así.

Un ejemplo de votación

Supongamos un municipio con 30 000 habitantes; le corresponden dos diputados en la Asamblea Nacional (artículo 21.1-2). La asamblea municipal aprueba la boleta con los nombres de los dos «candidatos» asignados por comisión electoral a ese municipio. Por ley, uno de ellos debe ser delegado de circunscripción (sería raro que no fuera, además, el intendente). El otro nombre sería una personalidad destacada del municipio: el primer secretario del partido, el jefe de una cooperativa agrícola muy importante, el presidente de la ANAP municipal, etcétera.

Si un diputado en funciones vive en el municipio, y la comisión electoral nacional decidió su continuación en el cargo, él sería el segundo diputado, según la ley.

Digamos que en ese municipio hay 20 000 habitantes en plena capacidad para votar; constituyen el 100% del universo de votantes. Como la ley establece que para ser elegido se debe tener el 51% o más de los votos válidos, las dos personas asignadas al municipio deben recibir, cada una, al menos 10 001 votos (la suma da 20 002, pero, por ser «voto unido», los votos son comunes; en los casos siguientes ocurre lo mismo).

Supongamos ahora que mil votantes deciden no acudir a las elecciones, o no pueden hacerlo por cualquier motivo. El universo de votantes efectivos se reduce a 19 000. Los candidatos ahora solo necesitan 9 501 votos para alcanzar el 51%.

Si otros mil votantes votan en blanco, el universo pasa a ser 18 000, y el 51% se alcanza con 9 001 votos. Si otros mil votantes escriben consignas en la boleta (a favor o en contra), o la inhabilitan de algún modo, el universo se reduciría a 17 000 votantes, y el 51% se alcanzaría con 8 501 votos.

Como resultado, se obtendrá que ese municipio estará «representado» en la Asamblea Nacional por dos diputados que representan, en realidad, a aproximadamente el 42% de los electores (menos del 51% exigido) y a aproximadamente el 28% del total de la población.

Y no hay que olvidar que ellos no fueron propuestos ni nominados por los electores, sino por las comisiones electorales.

(Foto: Juventud Rebelde)

Ante esto, alguien podría pensar que la verdadera trampa electoral en Cuba es la propia ley; dejo al criterio de cada cual afirmarlo o negarlo. Pero lo cierto es que resulta prácticamente imposible que los «candidatos propuestos» no sean «elegidos»: La ley garantiza que lo sean.

Existe una única posibilidad matemática, muy remota, de que alguien no resulte elegido: Votar por solo uno de los nombres de la boleta; es un albur, pero parece preferible a la abstención o el voto en blanco, que, a fin de cuentas, juegan a favor de los «candidatos».

Por este motivo, el inicio de cualquier proceso de democratización en el país pasa ineludiblemente por la abolición de la antidemocrática fórmula del «voto unido».

Una aclaración, pues los jóvenes pueden desconocerlo: El llamado «voto unido» no es la forma originaria de elección de diputados. En los inicios del poder popular esa deformación del proceso electoral no existía. Hasta 1992 las elecciones eran para elegir; como ocurre en todo el mundo; había más candidatos propuestos que escaños a cubrir en el parlamento, y los electores decidían, entre los propuestos, quiénes serían los diputados.

Para sorpresa de todos (y decepción y dolor de muchos), en aquel año se arrebató a los ciudadanos la posibilidad de elegir a sus representantes en la Asamblea Nacional.

A partir de entonces se desarrolló una gigantesca campaña propagandística (que no ha cesado), tendiente a convencer al votante de que la propuesta de las comisiones electorales, el «voto unido», es la más depurada forma de democracia imaginable. Se impuso en los medios la consigna «Valen todos» (tomada del nombre de una telenovela brasileña de moda: Vale todo), y no se ha permitido una única voz discrepante.

La justificación esgrimida, y repetida constantemente, era que la población no iba a votar por «los nuevos cuadros que van surgiendo», sino por «los históricos que ya conoce y en quienes confía».

Poniendo a un lado la subestimación de la capacidad política de los cubanos que la afirmación implica, la realidad era otra: Muchos que hasta entonces seguían ciegamente las iniciativas de los «históricos[ comenzaban a pensar en la necesidad de que, si no todos, al menos la mayoría de ellos cediera su lugar a personas más jóvenes y con ideas más frescas.

La verdad es que, si no hubiera sido por el «Valen todos» de 1992, muchos dirigentes políticos «históricos» no hubieran sido elegidos diputados entonces, pues su imagen estaba gastada. Tampoco lo serían ahora (ni muchos de los actuales diputados «no históricos»), si en los próximos comicios se permitiera a los ciudadanos elegir realmente.

Antes mencioné que fui delegado de circunscripción; también he participado como elector en todas las elecciones, excepto en la primera, por encontrarme en misión en Angola. Aunque no he podido acceder a la ley electoral de 1976, y por ello no he podido hacer referencia a ella, guardo un recuerdo muy fuerte de mi período de mandato (entonces de dos años y medio); lo comparto para mostrar cómo era el proceso en sus comienzos.

Como delegado, participé en la asamblea municipal para la conformación de la boleta de candidatos a diputados que se entregaría a los votantes del municipio. La comisión electoral municipal nos presentó una precandidatura con más nombres que los que figurarían la boleta final. Debíamos, pues, elegir cierto número de ese total (no recuerdo cuántos exactamente); los no elegidos quedarían fuera. Leídas las biografías, elegimos en votación secreta. Realizado el escrutinio, se elaboró la boleta que se sometería a los electores, con más candidatos que escaños por cubrir en la Asamblea Nacional. El día de las elecciones, la población seleccionaría, entre los nombres consignados en la boleta, los que prefiriera como sus representantes en el parlamento cubano.

(Foto: EFE/ Yander Zamora)

En resumen: primero los delegados elegimos en votación secreta, y conformamos una nueva boleta, también con más nombres que escaños a ocupar. De esa boleta la población después eligió (escogió, seleccionó) a quienes la representarían en la Asamblea Nacional. Ese procedimiento democrático se eliminó en 1992, para instaurar el actual, antidemocrático.

Evidentemente, como afirmó el revolucionario portugués mencionado en el artículo anterior, quienes iniciaron el experimento del poder popular se asustaron de su creación. Lo convirtieron en la nulidad que es actualmente. Quien, como yo, haya seguido las sesiones de 2022 de la Asamblea Nacional sabe a qué me refiero.

Finalizo con una anécdota de aquellos inicios. Pienso que es aleccionadora:

Mientras estábamos en el proceso de conformación de la boleta en la asamblea municipal, se comentó que en algunas circunscripciones se había propuesto que, si el delegado era exitoso en su desempeño y contaba con el apoyo de la gente, no había por qué perder el tiempo buscando más candidatos, pues él iba a ganar de todas formas. A los autores de la iniciativa «El Jefe» les respondió que la propuesta de candidato único era inaceptable, pues, aunque hubiera un único ciudadano descontento con el delegado, este debía tener el derecho a votar por otro, aunque fuera el único voto en contra de ese delegado.

Todos alabamos la claridad política de «El Jefe».

No sé qué habrán sentido en 1992 los demás delegados que oyeron aquella muestra de claridad política; por mi parte, me sentí frustrado y dolido cuando vi en la televisión a ese mismo jefe encabezar la campaña para convencerme de lo democrático que es el «voto unido», y de que «Valen todos».

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19 comentarios

El inagotable, Orlando J Martinez 7 febrero 2023 - 8:16 AM
Pregunta. ¡Hacen falta tantos argumentos en la J C para demostrar que las eleccciones cubanas son una farsa? Ya yo lo supe hace unos 40 años
El inagotable, Orlando J Martinez 7 febrero 2023 - 8:26 AM
Cubadebate emocionada con las elecciones en Ecuador. Los correistas tuvieron importantes logros, aunque no creo sean mayoria. El referendum, al gobierno le fue adverso El Presidente reconocio su derrota. Aunque no se refirió expresamente a los resultados, Lasso interpretó que la población busca más seguridad, mejor educación, mejor salud, más trabajo, mejores empleos y salarios, pues la mayoría no podría tener otro anhelo que «cambiar el Ecuador para bien».
JORGE 7 febrero 2023 - 8:28 AM
Señor Alpízar, hay un problema en esta segunda parte de su artículo- algo que usted, por cierto, reconoce: no se ha leído la ley electoral de 1976, y tampoco La Constitución original de 1976. Esa constitución y aquella ley electoral establecían que la Asamblea Nacional era “electa” por las Asambleas Municipales del Poder Popular, los electores no participaban de ese proceso. Así, el llamado “parlamento” cubano era “elegido” por lo que los juristas y especialistas en cuestiones electorales llaman “elecciones de segundo grado”, o sea indirectas. Después de 1992 se estableció que la Asamblea Nacional seria “elegida” de manera “directa”, mediante los métodos que usted ha descrito tan bien. Usted acude a sus memorias de delegado y dice que las listas para diputados contenían más candidatos que escaños, ese método – por ejemplo, hay 8 escaños, y existen 10, 12, o 14 candidatos para elegir, siendo electos los 8 que tengas más votos- es indudablemente más democrático – aunque lo mejor es que haya un mínimo de 2 candidatos por escaño. En Vietnam usan el método de tener al menos un 25% más de candidatos por escaño para elegir su Asamblea Nacional, e incluso algunas veces tengo entendido que hay mas de 2 candidatos por escaño. Mas, incluso: no se prohíbe a los candidatos hacer propaganda electoral. Pero todos los candidatos tienen que ser aprobados por el Partido Comunista vietnamita. ¿Hay democracia en Vietnam? NO. En Vietnam , al igual que en Cuba, hay un partido único con los mismos privilegios y estatus que el cubano. La cuestión básica aquí es que el infame articulo 5 de la Constitución prosigue a estela del estalinismo más rancio y sectario (como en las constituciones de 1976 y la reforma de 1992): partido único “órgano dirigente superior de la sociedad y el estado”. Ahí se dice todo. La única manera de democratizar al país es liberándonos de la dictadura del partido único y poniendo en vigencia plena de los derechos civiles y las libertades políticas de la ciudadanía. Es decir, poner en práctica DE VERDAD que la soberanía nacional “radica intransferiblemente en el pueblo de Cuba”.
Livio Delgado 7 febrero 2023 - 8:44 AM
Sr. Rodolfo Alpízar gracias por sintetizar tan claro y explicito la gran estafa, si en un momento se consideró, y fue también mi opinión personal por aquella época mía de creyente, que esa elección inicial del delegado a mano alzada frente a los vecinos era ejemplo de democracia, el proceso posterior de como se conforma hacia arriba el llamado Poder Popular, es clarísimo hoy que terminaba conformándose una asamblea nacional muy poco representativa del pueblo que supuestamente da origen, ese que precisamente quedaba sin poder ante esa comisión de candidatura, básicamente el PCC único y plenipotenciario que rige todo el posterior proceso de alineación hacia el poder real en la conformación de la ANPP. Muy de acuerdo con estas dos ideas suyas. “Lo cierto es que el único partido permitido en Cuba no necesita hacer trampa para ganar las elecciones. Basta con aplicar al pie de la letra lo establecido por la legislación: La ley electoral en Cuba (la más reciente de 2019 y la anterior de 1992) está elaborada de manera que hace innecesarias las irregularidades, pues no deja espacio a modificaciones en la composición de la Asamblea Nacional.” “alguien podría pensar que la verdadera trampa electoral en Cuba es la propia ley; dejo al criterio de cada cual afirmarlo o negarlo. Pero lo cierto es que resulta prácticamente imposible que los «candidatos propuestos» no sean «elegidos»: La ley garantiza que lo sean.” Entonces por ahí tan poco podrá llegar un cuestionamiento al sistema y mucho menos un cambio de rumbo, que nos va quedando cuando el país va cada día mostrando una fractura más visible entre los que siguen creyendo en el socialismo tropical y sus historicos lideres, y los que desean un cambio de rumbo ante la crisis sistémica y el claro agotamiento de un “socialismo” nunca buscado y cada vez más parecido a una rancia casta burguesa que se niega a dejar el poder.
El inagotable Orlando Julian Martinez 7 febrero 2023 - 8:49 AM
Hay criticas sobre la pobre calidad de la salud publica de Ecuador. La socializada adolece de fallas que no voy a explicar. No me se toda la pelicula.Pero por ejemplo aqui demoras semanas para verte con un especialista Bueno. A mi, me atendieron un principio de infarto y me pusieron un stent sin pedirme un centavo. Eso, vale unos 8 mil dolares, me dijeron. Tengo pastillas para protegerme para 3 meses y solo pago $70.00 mensuales al sistema de seguro del gobierno . Por favor, Cubadebate, que no hace falta que venga un Fidel o un Corrra a desbaratar Ecuador. Aunque el sistema tambien tenga fallas, no esta en crisis total como el desastre de Cuba. Anoten que la atencion basica esta al alcance de todos a no ser que vivas en medio de la Amazonia. Varios medicamentos incluso preservativos, se reciben sin pagar de tu bolsillo. Las embarazas reciben medicinas y vitaminas gratuitamente sin tener que agradecerle al gobierno. Todos los medicamentos estan en la farmacia, aunque no se encuentren al alcance de los mas pobres.
dario 7 febrero 2023 - 9:18 AM
sr Alpizar :ante todo,para que exista democracia deben haber ciudadanos con derechos.Si usted no se ha dado cuenta eso en cuba ni enel 68,ni en el 79 ni en el 92 ni ahora mismo existe.En cuba hay habitantes adoctrinados desde el ciculo infantil,que manejan conceptos grabados casi a martillo e incapaces de pensar en otra cosa que en su superivencia y pasar inadvertido,Quien se arriesga en cuba,en su circunscripcion a desafiar al candidato propuesto por el Boniato ?? Quien en cuba se atreveria a votar en contra en la asmblea nacional a no ser como unapuesta en escena ? No es facil ser disidente en cuba.En cuba la nocion de ciudadano con opciones no existe y por lo tanto,nada de democracia.
Manuel Figueredo 7 febrero 2023 - 9:50 AM
Pobre pueblo tener que votar por una banda de cuatreros que lo único que han hecho es adueñarse de un país que es de TODOS. Seguir votando para seguir cayendo en las aguas pestilentes de la miseria, falta de las libertades y la falta para que el ciudadano sea el dueño de sus destinos. Pobre pueblo.
Marlene Azor Hernández 7 febrero 2023 - 10:45 AM
Rodolfo, es muy fácil cometer fraude en las "selecciones" cubanas. La ley permite la observación electoral en la circunscripción, pero no lo permite ni en el nivel municipal, ni provincial ni nacional. El conteo de votos en todas estas instancias es a puertas cerradas y contrario a tí conozco personas que han estado en las mesas y sí se manipulan los votos. Pero digamos que en el nivel de mesa electoral no ocurren muchos fraudes, las comisiones de candidaturas soviéticas del PCC, que se mantienen en la ley del 2019, siguen seleccionando los candidatos filtrados por el PCC, fulanitos que nadie sabe nada de ellos más que la biografía preparada por los consejos electorales y las comisiones de candidatura. Luego no hay observación electoral de los ciudadanos en tres niveles de procesamiento de la información y el conteo es a puertas cerradas. No se permite auditorías públicas independientes algo que sí ocurre en las elecciones en los países latinoamericanos, Demoamlat, ONGs Argentina, especialista en el monitoreo de las elecciones latinoamericanas e invitada por muchos gobiernos latinoamericanos, le propuso al gobierno cubano auditar los resultados de su reciente "selección municipal" y el gobierno no quiso. Si no tienes nada que esconder, no debes tener miedo a ser evaluado. El conteo de votos a puertas cerradas sin auditorias independientes son la evidencia del fraude, elemental, o si de verdad crees que no es necesario el fraude, pregúntate por el sistema de precandidatos creado por las comisiones de candidaturas. Después del 11 de julio del 2021, las autoridades han estimado por el descontento alrededor del 65% que voten a favor, y esa es la cifra que informan sobre el referendo del Código de Familias y de las últimas selecciones municipales. Las cifras las manipulan el MININT, jefe del padrón electoral y el Consejo nacional electoral, que han sido designados y no elegidos por la ciudadanía. En Cuba no existen elecciones de los representantes políticos desde 1959, por eso vamos por el tercer dictador.
juanaBacalao 7 febrero 2023 - 11:32 AM
Votemos por seguir manteniendo al mismo faraon de siempre, el que desde 1959 nos tiene arruinados y condenados a la miseria.
Rod gomez 7 febrero 2023 - 12:03 PM
El "Jefe" como le llama el articulista, se dijo y desdijo unas cuantas veces, sienpre que le conviniera. No fue mas q yn oportunista egolatra q hizo todo lo q le parecio para conservar su poder
Manuel* 7 febrero 2023 - 12:16 PM
El pueblo vota pero no elige. Se elige cuándo se puede escoger entre varias alternativas.
Esteban 7 febrero 2023 - 12:38 PM
No puede haber campaña electoral en un país que vive bajo una dictadura. Y si como bien usted dice, Sr Alpízar, el dinero sale del partido/gobierno/estado, entonces lo que hay en Cuba es un esfuerzo del clan gobernante para incitar, a la cada vez más desanimada e indiferente población cubana, para que vaya a votar para que los incondicionales de esa aberración estén en los diferentes estratos del poder cuidando el negocio de la élite monopartidista. Puro formalismo para la foto. Usted puede vivir convencido que será extremadamente difícil, por no decir imposible, que siquiera uno solo de los diputados de ese vergonzoso conglomerado de focas amaestradas que es la ANPP, sea un opositor al calamitoso desgobierno cubano. En los países donde hay campañas electorales, aún con sus diferentes matices, compiten por los escaños personas con signos ideológicos y propuestas diferentes. En el caso cubano podemos asegurar que la próxima ANPP estará compuesta por "diputados" que al unísono levantarán sus brazos para votar SI a cualquier cosa que les indiquen aprobar. También podemos asegurar que el próximo "presidente" cubano será un miembro del partido comunista que el pueblo cubano no elegirá. Lo que intento decirle muy respetuosamente, Sr Alpízar, es que es muy importante elegir las palabras adecuadas para explicar el desmadre comunista cubano so pena de que dicha explicación se preste a confusión, o encubra la monstruosa represión/demagogia de todo tipo que como norma sufrimos. Cuba vive bajo una dictadura comunista, y los comunistas en el poder no dialogan, ni permiten elecciones libres, ni libertad de expresión, asociación y movimiento. Mucho menos elecciones libre y democráticas. El único objetivo de esos señores, una vez tomado el poder, es mantenerlo de por vida aunque para ello tengan gobernar sobre los escombros humeantes del país que secuestraron en 1959. Hablar de "elecciones" o "campañas electorales" en Cuba es una burla al sentido común de los cubanos y de cualquier ciudadano medianamente inteligente de cualquier parte del mundo.
Sanson 7 febrero 2023 - 1:27 PM
En realidad mas de 300.000 cubanos han votado en los ultimos meses. Los que entraron por la frontera sur de EEUU, los que murieron en travesias inseguras, los que merodean en paises del Globo terraqueo esperando una oportunidad de establecerse en un pais de corte capitalista, los que fueron retornados y los que esperan su parole. Todos, incluso pagaron para ejercer su derecho a elegiir COMO QUERIAN VIVIR al comprar pasajes, armar una embarcacion rustica o arriesgarse. La votacion continuara mientras dure el sistema enfermo. El resto es una farsa para tontos que por burda no debe ser tenida en cuenta.
Observador 2022 7 febrero 2023 - 2:00 PM
Antes de 1992, un ciudadano cubano solo elegia de entre dos o mas candidatos, a su delegado municipal y a partir de ahi todas las elecciones de delegados provinciales y diputados nacionales no estaban a su alcance, por lo que no entiendo cuando el autor refiere que en las Asambles Municipales seleccionaban unos candidatos de entre un grupo para que después la población seleccionara los suyos (??). No recuerdo esa opción, que a partir de 1992 se estableció sin opción de seleccionar. Hasta esa fecha la “fiesta” se acaba el mismo día de la votación por el delegado Con la reforma de 1992, se dio la opción a la población de votar para los diputados nacionales, en listas cerradas sin opción a escoger, como sigue en la actualidad. Era una farsa mas indigna, a traves de una Comisión de Candidatura, encabezada e integrada por marionetas de organizaciones de masas que nadie reconocia que tuvieran autoridad para escoger esas listas sino solamente poner sus caras para trasmitir lo que les ordenaron desde el poder, como sigue siendo ahora quizas con otros nombres. La unica forma de afectar los altos porcentajes de aprobación a uno de las listas era el voto selectivo ( evitando el voto unido) y recuerdo que en La Habana en 1992 o 1996, el primer secretario del PCC Jorge Lezcano recibio una de las mas bajas votaciones, cercana al 70%, al igual que otros altos dirigentes, en una especie de voto castigo que muchos cubanos ni eran capaces de aprovechar aunque fuera para echarles a perder la jornada perfecta de ese dia. Tengo una anécdota de las primeras elecciones de fines de 1976 para delegados municipales. Un amigo y un familiar suyo anularon sus boletas y fueron a presenciar el conteo: todas las boletas válidas y ninguna en blanco o anulada. Una prueba del abrumador respaldo al proceso revolucionario en esos años.
El inagotable, Orlando J Martinez 7 febrero 2023 - 4:22 PM
Se me olvidaba. Aunque se produjo un caos en Guayaquil, de salud publica cuando la epidemia se fue de control, gente muerta en sus casas sin poder ser atendidos; yo en esta ciudad, la pase bomba, de maravillas. Un mes interno con gastos cargados al presupuesto de la ciudad. Atencion medica al nivel del Primer Mundo. Crealo o no, daban de comer carne de res, constantemente Un señor de Ecuador no queria curarse. Je je je.
Manuel* 7 febrero 2023 - 5:38 PM
"el escrutinio de las boletas es público, y todo ciudadano puede estar presente en el momento del conteo y dar fe de cómo transcurre." Tengo constancia de opositores cubanos que intentaron participar en el conteo de boletas y la policía se lo impidió.
Comunista hasta la Muerte 7 febrero 2023 - 9:09 PM
En Cuba el pueblo carece de los mecanismos democraticos para cambiar a los que gobiernan. Por lo tanto no son elecciones. No hay nada que elegir. Simplemente escoger entre tres o cuatro ciudadanos fieles al PCC que en nada representan la opinion o el sentir de los ciudadanos de su area.
Sanson 7 febrero 2023 - 9:23 PM
La respuesta es no ir a votar y comunicarselo a quien venga con recaditos y al resto. Comunicarselo a los amigos y a los enemigos, a los pobres que no tienen nada y a los chivatones que tampoco, ademas de que no tienen verguenza ni moral Poner una cruz o un NO en la puerta de nuestra vivienda para que todos sepan que no vamos a ir a votar porque no comulgamos con esa farsa que se hace para burlarse de nosotros, y para reirse del miedo que les tienen los flojos, los que van obligados como carneros POR QUE YA NOO ENGANNAN A NADIE. Votar por el no o por el sI, o anular en secreto la boleta es VALIDAR ESA FARSA como el que dice que se ducho y solo se puso uun poquito de perfume arriba de la peste. Hace falta que sepan que no los queremos ni los necesitamos.
Eva 7 febrero 2023 - 10:20 PM
Raúl sigue con el pie en el estribo. Las... - Manfredo Pirotto | Facebook Raúl sigue con el pie en el estribo. Las nominaciones a diputados de Raúl Castro, Ramiro Valdés y José R. Machado Ventura devalúan al presidente Miguel Díaz-Canel y contradicen las sugerencias del general de ejército sobre la jubilación de la generación histórica. Opinión Carlos Cabrera Perez A los 91 años, el general de ejército (r) Raúl Castro Ruz seguirá con un pie en el estribo de su caballo imaginario, mermando autoridad al presidente Miguel Díaz-Canel y contradiciendo su propia recomendación sobre la jubilación de la generación histórica, que seguirá ocupando el rincón delantero derecho del plenario de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP). "Yo creo que Raúl (Castro) está para que lo atiendan a él y no para ocuparse de nada; pero a veces creemos que fatigando a los históricos, la situación mejorará, cuando solo son muros de contención y, a veces ni eso", opinó un ex vicepresidente del Consejo de Ministros. Las nominaciones de Castro, Ramiro Valdés y José R. Machado Ventura devalúan políticamente a Díaz-Canel, que sufre un acusado desgaste y deberá ser designado para su segundo y último mandato; siempre que se cumplan las normas previstas por la dictadura más vieja de Occidente. Carece de sentido práctico mantener a los veteranos en la Asamblea Nacional y el carácter simbólico de su permanencia es -si acaso- solo para mayores de 60 años, pues el resto apenas vivió bajo los mandatos de los hermanos Castro y el empobrecimiento alcanza a la mayoría de los cubanos. La liturgia es parecida a la establecida por Fidel Castro en febrero de 2008, cuando habiendo sido reelecto como diputado, advirtió que "no aspiraré ni aceptaré -repito- no aspiraré ni aceptaré, el cargo de presidente del Consejo de Estado y comandante en jefe". Pero siguió reflexionando hasta poco antes de su fallecimiento y torpedeó el embullo Obama, entre otras decisiones de Raúl Castro. Raúl y Machado están fuera de todo cargo político y/o gubernamental; solo Ramiro ostenta la condición de viceprimer ministro. Pero a sus años se resisten a jubilarse políticamente, en detrimento de Díaz-Canel, Manuel Marrero y Roberto Morales Ojeda y demás dirigentes actuales, que no consiguen fraguar un liderazgo popular y soportan continuas andanadas de críticas, apodos y memes. ¿Qué aporta el trío de ancianos a Cuba? Nada. Aunque puedan hacer sentir al presidente y primer ministro menos inseguros temporalmente frente a la crisis sistémica que asola al país y ante la que solo ponen parches porque no se atreven a reformar estructuralmente la política y la economía; la primera sigue en clima de Guerra Fría y la segunda padece una anemia perniciosa que se ha llevado por delante hasta conquistas de la revolución. El miedo es libre y la prudencia un valor; pero mientras Díaz-Canel y su equipo aparezcan ante los cubanos y el mundo tutelados por Raúl Castro, los cubanos sabrán que el cuartico está peorcito y los dignatarios extranjeros que solo hablan con un teléfono enguayaberado, por mucho que se empeñen los exégetas del pan con na' en vender la rebambaramba totalitaria como crisol democrático y la harina de yuca cual virtud alimentaria. #CubaEstadoFallido #ComunismoCorrupto

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