La Embajada de Estados Unidos en Cuba ha anunciado en su serie informativa de Facebook “Política Explicada” que sus disposiciones se encaminan a aumentar “los flujos humanitarios, ampliar los viajes hacia y desde la isla, ayudar al desarrollo del emprendimiento en Cuba incluyendo el acceso sin censura a Internet”, y el libre flujo de las remesas.
Otra publicación de este domingo en la misma red social precisa: “Trabajamos para garantizar una migración segura, regular y ordenada de los cubanos ampliando las operaciones consulares Embajada de Estados Unidos en Cuba, reiniciando el Programa Cubano de Parole Familiar y promoviendo otras vías de migración como el nuevo proceso de parole, al tiempo que disuadimos de la migración irregular”.
De igual manera, la Embajada también ha denunciado la encarcelación de más de 700 manifestantes del 11 de julio y más de 1 000 presos políticos, para los que solicitó la liberación. Este pedido ha sido respaldado por otras delegaciones y figuras diplomáticas, entre ellas, el Vaticano y la Unión Europea.
Las declaraciones de la Embajada estadounidense ocurren en un escenario de tímida distensión que no ha sido anunciada de forma oficial y que tiene como antecedentes la restauración de los vuelos directos a todas las provincias cubanas desde Estados Unidos, el retorno del personal diplomático a La Habana, conversaciones migratorias entre ambos gobiernos en abril de 2022 y la reanudación del Programa de Reunificación Familiar Cubano.
(Imagen: Left Voice)
Sin embargo, el presidente Joe Biden y el Congreso mantienen el resto de sanciones históricas que pesan sobre la Isla y que dificultan sus relaciones comerciales, el acceso a fondos y créditos internacionales o el uso del dólar. A ello hay que añadir la inclusión de Cuba una vez más por parte del Departamento de Estado en la lista de países patrocinadores del terrorismo y de aquellos que “toleran o cometen violaciones especialmente graves contra la libertad religiosa”; así como la renovación, el pasado viernes, de una declaración de emergencia nacional que impide a embarcaciones estadounidenses ingresar a aguas territoriales de Cuba.
La postura expresada por la administración estadounidense no resuelve la contradicción fundamental de su política hacia Cuba, cuya esencia es el cambio de régimen. La Isla enfrenta desafíos en lo referente a transparencia, libertad de expresión y mayor participación ciudadana en el control popular. Empero, cualquier transformación de orden económico y político debe ser resultado de un ejercicio soberano de su pueblo y no de la injerencia extranjera.
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