1. Estas eleccionesestuvieron precedidas de un consenso muy extendido, entre fuentes de todos los colores y matices, respecto a que se produciría una avalancha favorable a los republicanos (GOP) como resultado de los problemas económicos y reveses en ese campo que ha experimentado el equipo Biden. La gran sorpresa fue que no se produjo tal avalancha, según unánimes criterios debido a:
Por una parte, los temas económicos no dominaron las tendencias de los electores. Un peso mayor se le reconoce a temas como aborto, inmigración y pésimas cualidades de no pocos candidatos republicanos (unos treinta) que no resultaron electos; pero la causa predominante para muchos analistas fue la presencia e injerencia recurrente de la figura y discursos de Donald Trump, explicación que hoy esgrimen no pocos republicanos con motivo de la precandidatura lanzada por el expresidente en días posteriores a los resultados electorales.
Entre tanto, el magnate sigue arguyendo que este revés se debió mayormente al papel desempeñado por aquellos que se le oponen. Al mismo tiempo, con motivo de dicho anuncio, presentó un discurso programático (digno de cuidadoso estudio), que en esencia asegura que, en caso de ganar, virará este país de cabeza respecto a su funcionamiento político actual. La conmoción que produjo dentro de la maquinaria política del GOP y en Wall Street ha sido enorme, y debe ser analizada en cuanto a lo que finalmente hagan en contra o a favor del controvertido personaje.
Trump argumentó, además, en contra de quienes lo culpan, que solo veintidós candidatos de los casi 250 que él expresamente apoyó fueron derrotados (lo cual es cierto), quedando pendiente el caso de los que se disputan una senaduría en Georgia (a definirse en diciembre, lo que podría ampliar la ventaja demócrata o acercar el empate entre estos y los republicanos en el Senado). Actualmente, algunas encuestas sugieren que Trump ha perdido una decena de puntos, en tanto el gobernador DeSantis ha aumentado algunos; Trump se mantiene muy cerca del 50% y DeSantis todavía no alcanza el 30%).
2. Contrariamente a lo esperado, el GOP alcanzó una apretada mayoría en la Cámara y no logró la mayoría en el Senado (cosa que todo el mundo esperaba). Tales resultados reducen la capacidad del GOP para organizar una parálisis total del funcionamiento de Biden en sus dos últimos años.
3. Los demócratas ganaron en varios Estados que se consideraban victoria segura para los republicanos, como Massachussets, Pensylvania, Nevada, Arizona y otros.
4. El más sonado triunfo de los republicanos fue en la Florida, donde arrasaron, y con ello DeSantis consigue un mayor realce como posible contendiente fuerte si decide oponerse a Trump, aunque la diferencia en puntaje a favor del segundo continúa siendo mayoritaria.
5. No obstante, según mi interpretación de las tendencias actuales,Trump permanece en estos momentos como la figura rectora del GOP que mejor interpreta la polarización ultraderechista en amplísimos sectores de la sociedad norteamericana. Su personalidad y promesas conquistan más a los mismos, además de ser una figura más atrayente que DeSantis y Biden.
Su plataforma MAGA (Make America Great Again) ejerce una gran influencia, que ni siquiera han podido erosionar hasta ahora los grandes medios de comunicación. ¿Se mantendrá así para el 2024? Me inclino a pensar que sí, pues ni Biden ni nadie dentro del Partido Demócrata aparecen como fuertes oponentes de Trump. Biden, con su figura mediocre, apagada, un discurso nada atractivo, apagones mentales y otros defectos a dos años de distancia hasta el 2024 ̶no ofrece muchas posibilidades como candidato ganador.
6. ¿Qué puede representar todo esto para Cuba? El peor de los escenarios sin dudas, desde la Florida hasta Washington. No considero que la presencia de Chris Dodd y otros de corte similar en el actual equipo de Biden, puedan de ninguna manera propiciar o favorecer una reevaluación de la política hacia la Isla. Y si Trump gana, es bastante obvio lo que podemos esperar… ¡Amén!
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